Cazarabet conversa con... Pilar
Laura Mateo, autora de “Tomar la palabra. Escritoras y crítica literaria
feminista. Interacciones” (Mira)
Mira Editores edita este ensayo desde la pluma de Pilar
Laura Mateo Gregorio.
Si eres mujer, o aunque no lo seas,
y te gusta la literatura debes de leer este ensayo…esclarecedor como poco…
Aquello que nos cuenta el libro:
En la literatura de los últimos
cincuenta años encontramos un hecho considerado insólito hace un siglo: una
extensa producción literaria femenina. Este hecho ha propiciado, además de
otros fenómenos como la penetración de las mujeres en la industria editorial,
el nacimiento de una crítica literaria de género que, con sus interrogantes, ha
puesto en cuestión muchos de los enunciados de la crítica clásica. De hecho,
hoy continúa la polémica en torno a temas como si las escritoras desarrollan
contenidos y formas literarias diferentes a los escritores. Y hay más. ¿Influye
en su obra la ausencia de modelos de mujeres creadoras? ¿Las condiciona el
tener que lidiar con una identidad literaria definida por los hombres? ¿Hasta
qué punto existe una interrelación entre las ficciones creadas por las
escritoras y la crítica literaria feminista? ¿Cuáles han sido los hallazgos más
celebrados por esta crítica? Las obras de
las escritoras, ¿han cambiado de algún modo los
cánones literarios?, ¿han conseguido un espacio propio de
resignificación literaria? Y, por último, ¿han
contribuido estas obras al cambio histórico experimentado por las mujeres en el
último siglo?
Abordar los anteriores
interrogantes sitúan a este trabajo en el ámbito de la sociología de la literatura, pues parten de la
consideración de que la literatura, como
actividad humana, es capaz de modificar la
cosmovisión y la realidad de las personas, en cuanto que relaciona a las obras
literarias y sus creadores con la sociedad y la orientación ideológica que las
inspira. En este caso, la tesis de partida
es mostrar cómo las obras y el punto de vista de muchas de las novelistas
contemporáneas no solo han propiciado el desarrollo de una teoría literaria
feminista, sino que, en simbiosis con los cambios sociológicos acaecidos en las
últimas décadas, su escritura ha situado en primer plano unos modelos de
feminidad, cuya visibilización ha podido modificar el pensamiento y la
identidad de las mujeres actuales. Los ejes temáticos que se relacionan en este trabajo son, por tanto: 1)
Obras de escritoras con sensibilidad de género; 2) Crítica literaria feminista;
y 3) Cambios en el perfil social de las mujeres.
Para aproximarme a un planteamiento tan
complejo, Pilar Laura Mateo parte de un enfoque que se centra en los tres
posicionamientos básicos ante la obra literaria: autoras, lectoras y críticas
literarias, posiciones que no han de ser vistas como excluyentes sino como
complementarias y que van atravesando los diferentes capítulos
del ensayo con el objetivo de explicar las interacciones citadas lo mejor
posible.
¿Qué nos
encontramos en el libro? Nos lo acerca Mira:
El contenido de este trabajo
socio literario, que, siendo riguroso, también tiene una intención claramente
divulgativa (en el sentido literal del término, porque sin difusión no hay
comunicación, y sin comunicación e información no hay pensamiento crítico), se
estructura en seis capítulos e incluye, además, una «Introducción», un breve
apartado de «Conclusiones» y otro de «Metodología».
La Introducción, titulada
«Ficción y realidad. Del mito a la literatura», es una reflexión sobre la
estrecha relación que existe entre ficción y realidad, y cómo, al ser la literatura un espacio mestizo de
pensamiento, subjetividad e imaginación, es capaz de modificar y de crear la realidad a través de procedimientos
y estrategias como la identificación y la metáfora, a las que se dedica un
apartado.
En el capítulo n.º 1, «¿Quién
hace la literatura? Género y subjetividad», se expone lo que,
presumiblemente, ha supuesto para las mujeres la exclusión de la creación literaria, y también lo
que implica para nuestro concepto de la realidad el que la literatura haya
sido, en su conjunto histórico, un producto exclusivo del discurso masculino y
de una visión patriarcal. Al mismo tiempo, se
reflexiona sobre si la presencia en el mundo literario de las escritoras y sus
obras puede ofrecer otra representación simbólica de lo femenino, del sexo y de
la identidad de las mujeres.
Los capítulos n.º 2, «El feminist criticism. La
literatura del canon desde una perspectiva de género», y n.º 3, «La teoría
literaria feminista», son una breve exposición de las principales
corrientes y tendencias que han surgido en el seno de la crítica literaria
feminista desde la década de los sesenta del pasado siglo hasta hoy,
deteniéndose en algunas de las más apasionadas polémicas que, a veces, las han
enfrentado como, por ejemplo, la de si la literatura tiene sexo. La exposición no sigue un esquema temporal
rígido y el elegido está marcado por la división realizada en las décadas
sesenta-noventa del pasado siglo por las especialistas americanas (Showalter, Rich, y Gilbert). Ambos capítulos funcionan como una muestra de la vitalidad y
efervescencia que la teoría literaria feminista ha desplegado en estos años,
del fructífero resultado obtenido y de cómo estos estudios críticos han
acompañado y apoyado la narrativa producida por las mujeres, tanto en las
temáticas como en los subtextos.
En el capítulo n.º 4, «Juego
de espejos. Un personaje y dos novelas», se comparan dos obras de autoría
femenina: Jane Eyre de Charlotte Brontë (1847) y Ancho
mar de los Sargazos, de Jean Rhys (1966).
Escritas con algo más de un siglo de diferencia, ambas están relacionadas por
el personaje de Berta Antonieta Cosway, (la loca del
desván). El propósito de la comparación no responde a su importancia literaria,
las dos cuentan con ese valor ampliamente reconocido, sino a la interpretación
de una lectora que, desde una perspectiva de género, observa cómo en el
transcurso de uno de los siglos clave para la emancipación de la mujer y para
el desarrollo del feminismo la visión que dos escritoras presentan sobre dos de
los personajes ideados por Brontë, Berta Mason y
Rochester, se transforma por completo.
El capítulo n.º 5, «Escritoras
en busca de una voz propia»,
pone en valor la magnitud y la importancia que han alcanzado las obras de las escritoras
en las últimas décadas. Su narrativa y sus innovaciones son una clara apuesta
por el presente y, sobre todo, por el futuro de cuestiones que tienen que ver
con la pluralidad de discursos de las mujeres de hoy en día que están
denunciando una desigualdad estructural y plantean una visión del mundo propia
que va más allá de lo puramente literario. Para ello,
se realiza un breve recorrido por algunas obras de novelistas de sensibilidad
feminista y que han estado activas en las últimas décadas del siglo XX. En este
mismo capítulo, también se deja constancia de que, por fin, las
escritoras han abandonado su tradicional dedicación a la novela intimista y
sentimental (la única permitida en el siglo XIX) para expresarse desde finales
del siglo XX en todos los géneros literarios. Esta
entrada del colectivo de las escritoras en el tratamiento de temas y registros
antes no considerados «elegibles» por una novelista como la novela negra, la
erótica, la ciencia ficción, etc., ha provocado que géneros que durante años
han vivido encorsetados en un rígido patrón hayan experimentado innovaciones de
indudable sello femenino.
El capítulo n.º 6, «Tomar la
palabra en diez novelas del s. XXI», realiza un análisis del contenido de
diez novelas escritas por mujeres, que han tenido amplia resonancia en el
público y en la crítica especializada y que
han sido publicadas en los últimos quince años (de 2016 a 2021). El análisis
relaciona dicho contenido con las principales reivindicaciones del movimiento
feminista actual, como los derechos sexuales y reproductivos, la lucha contra
la violencia de género, el acoso y el abuso sexual, la explotación sexual y la
identidad. Las novelas
elegidas son CANCIÓN DULCE de Leila Slimani (Premio Goncourt, 2016); EL
CONSENTIMIENTO de Vanessa Springora (Gran Premio
ELLE, 2019); UNA HISTORIA NEGRA de Antonella Lattanzi
(2018); LAS LÁGRIMAS DE CLAIRE JONES de Berna González Harbour
(2017); UN AMOR de Sara Mesa (2020); LAS MARAVILLAS de Elena
Medel (2020); EL LUNES NOS QUERRÁN de Najat El Hachmi (Premio Nadal, 2021); CATEDRALES de Claudia
Piñeiro (2020); LA MITAD EVANESCENTE de Brit
Bennett (2021); y APEGOS FEROCES de Vivian Gornick
(2017).
Desde la metodología qué conclusiones nos hace llegar Mira
ediciones…
La
categoría de análisis que prima
en este trabajo es la perspectiva de género tratada desde el punto de
vista sociológico y semántico,
aunque también se han tenido en cuenta otras categorías, como las pautas
culturales, la cosmovisión, el grupo étnico, etc. Los criterios de selección de las novelas analizadas han sido, además
de su calidad literaria, la implicación de las autoras en las cuestiones de
género y el gusto personal de Pilar Laura Mateo, también escritora, como
lectora. Los conceptos utilizados como indicadores
cualitativos para el análisis de las novelas son 1) Maternidad; 2)
Identidad; 3) Sexualidad-Amor; 4) Violencia-Abandono; y 5) Explotación-Pobreza.
Al mismo
tiempo, se ha cuidado la interseccionalidad del contenido por lo que, aunque
las tramas estén ubicadas en la sociedad occidental, las escritoras proceden de distintas
culturas y tradiciones religiosas. De
las diez, hay dos novelas escritas en francés, dos en inglés, una en italiano y
cinco en español. Dos de las autoras son de origen magrebí pero residentes una,
en Francia, y otra, en España; una afroamericana; tres españolas; una
argentina; y otra judía.
Por último, en el apartado
«Conclusiones» se resumen las interacciones entre los tres ejes propuestos, así
como las modificaciones producidas en las temáticas tratadas por las
escritoras, en relación con el cambio social.
La autora, Pilar Laura Mateo Gregorio:
Es licenciada en Filología Hispánica por la
Universidad de Zaragoza y ha trabajado como profesora de Lengua y Literatura
españolas en el bachillerato, profesora del Máster «Relaciones de Género» de la
Universidad de Zaragoza, coordinadora del programa «Educar en relación», y
agente de igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza. Fue Premio Nacional Emilia
Pardo Bazán para material didáctico (1992).
Tiene,
ya, una serie de publicaciones referidas al género: Doce textos narrativos.
Una reflexión sobre el derecho a la igualdad (Ayuntamiento de Zaragoza, 1995). Coautora de Un
viaje a través de la voz, el trabajo y el voto de las mujeres (CD ROM
Didáctico, Instituto Aragonés de la Mujer y Fundación Multimedia de la
Universidad de Zaragoza, 1998). Guía bibliográfica comentada. La coeducación
(Ayuntamiento de Zaragoza, 1999). «Lograr la escuela coeducativa», en la
revista Mujeres, n.º 10 (Instituto
Aragonés de la Mujer, 2001). Coautora de Educar en relación. Estereotipos y
conflictos de género (Gobierno de Aragón, Dpto. de Educación y Ciencia,
Zaragoza, 2002). Coautora de Educar en relación. Hacia la convivencia y el
respeto (Ayto. de Zaragoza, 2004). «Coeducar para convivir»,
ponencia marco de las Jornadas del mismo título contra la violencia de género
(Ayto. de Zaragoza, 2006). Asesora de contenidos de Cuento contigo. Guía de
convivencia en las relaciones de género (Gobierno de Aragón, 2007).
Introducción del libro Callejero. La Zaragoza de las mujeres
(Ayto. de Zaragoza, 2010). Colección «Cuadernos para la igualdad entre mujeres
y hombres» (Ayto. de Zaragoza, 2009-2011). «Escribir en femenino en los
últimos 50 años. Lo literario desde la perspectiva de género», Revista
de Humanidades Studium (Universidad de
Zaragoza, 2012). Asimismo, es autora de numerosos artículos
en prensa en diversos medios y formato.
En cuanto a obras literarias tenemos
referidas: EL relato Las flores del almendro fue finalista del XVIII
Concurso Ciudad de Zaragoza y la novela Agua entre los dedos (Prames)
obtuvo el Premio Ínsula del Ebro, 2010. También destacan La voz quebrada y
otros cuentos (Mira, 2005), una antología de
relatos cuyo nexo vertebrador es la mirada crítica a varios mitos femeninos; y
las novelas Fuegos secretos (Mira, 2008), recreación del universo
de una adolescente en la transición democrática, y Cortando el aire (Click-Planeta, 2014), thriller psicológico que bucea
en las relaciones de pareja. Sus últimas
publicaciones son «Magnetismo», en la antología Oleaje. Relatos de mujeres
que escriben sobre hombres (Gob. de Aragón, 2019), y la novela de suspense Toda
esa luz (Mira, 2020).
Cazarabet conversa con Pilar Laura Mateo Gallego:
-Pilar,
amiga, ¿qué pretendías al escribir este ensayo que nos acerca al mundo de la
literatura cuando empuñan la pluma las mujeres?
-Principalmente sensibilizar de la importancia que ha tenido y tiene la
presencia de las escritoras en la literatura y de todo lo que nos han aportado
y aportan con sus obras.
-¿Por qué
crees que hacía falta un libro dedicado a analizar la literatura desde esa
perspectiva y esa mirada femenina?
-Muchas
lectoras, entre las que me cuento, descubrimos, quizá tarde, a autoras que ni
siquiera figuraban, o lo hacían de pasada, en la historia de la literatura. Al
leerlas comprendí cómo se nos había hurtado la mirada femenina en la literatura
y cómo a lo largo de la historia se había silenciado a las mujeres y sus
escritos. Me pareció importante desvelar esa invisibilización realizada por la
cultura sexista y también, poner en valor el esfuerzo, la lucha y la capacidad
de resiliencia de las mujeres para hacer oír esa voz que es la suya.
-Pero ¿por qué crees que hacía falta un libro que acercase la literatura
desde la mirada femenina a nosotros, pero sobre todo a nosotras?
-Conocer la literatura de manera global, sin cortapisas, debería ser un
objetivo para todas las personas lectoras, pero para las mujeres aún más, pues
conocer a las escritoras es también conocernos a nosotras mismas, puesto que
ellas forman parte de nuestra historia como mujeres.
-Enlazo con la pregunta anterior, ¿será porque somos nosotras mismas las
que, a veces, hacemos que se desvanezca, entre tanta oferta, la literatura que
viene escrita desde la mujer o más que nada que está impregnada de esa mirada
femenina?
-El tema es
polémico, hoy las personas lectoras nos encontramos mediatizadas e
influenciadas por muchas razones ajenas a la literatura. La industria
editorial, los intereses mediáticos o los prejuicios sociales que priman la
calidad de los escritores sobre las escritoras serían algunas. Sin embargo,
creo que eso está cambiando en la medida en que las mujeres aventajamos a los
hombres en hábito lector en todas las edades, p. ej. En las comprendidas entre
los 25 y los 34 años, las mujeres estamos en un 73,4%. Aunque las dificultades
persisten, según el Ministerio de Cultura las mujeres hemos perdido
cuota de publicación desde el año 2021 y, de hecho, no dejan de
salir voceros que opinan que escribimos demasiado y también autores que se
sienten “amenazados” por tener que compartir el mercado con nosotras
-¿Qué
imprime la mirada femenina a la literatura que es incapaz de dar la escrita por
un hombre?---salvo excepciones, supongo…---¿qué nos puedes decir?
-Creo que la literatura es literatura sin más, una buena obra debe ser
capaz de representar un mundo tanto femenino como masculino. El problema es que
hasta ahora la mayor parte de la literatura representaba solo un mundo
masculino y desde la perspectiva de los hombres, una perspectiva que se
validaba como universal, mientras que lo femenino era siempre lo particular, lo
sin importancia. Quizá a eso se deba que hasta hoy haya habido tan pocas obras
sobre la maternidad vista desde la perspectiva de la libertad femenina, cuando
es un tema de lo más universal y transcendental para las sociedades humanas.
-La literatura
la hacemos un poco todas y todos, ¿no? porque independientemente de que antes
pudiesen escribir más o menos mujeres muchas veces las protagonistas eran
mujeres y en no pocas veces esas mujeres ya cogían el timón de todo, sobre todo
de su empoderamiento.
-Por supuesto. Y no solo eso, sino que una obra literaria tiene siempre
dos partes, la escritura y la lectura, y en la lectura cada persona hace una
especie de reescritura o una interiorización adaptada a su visión del mundo.
-Además, no todas las mujeres sentirán ni verán de igual manera la
manera de afrontar el empoderamiento por el hecho de “ser mujer”, ¿no?
-Evidentemente cada cual tiene sus propias experiencias
y circunstancias. Eso es así. No obstante, ser mujer es un hecho biológico
que traspasa todas esas experiencias y circunstancias de forma distinta a las
de un hombre. Eso también es innegable.
-¿Qué
significa o qué “plus” se le da a la literatura si de diferentes hechos o
circunstancias que acontecen a la mujer escribe ella y no el hombre?
-Depende. Si es ficción pura, para mí, no debería haber ninguna salvo
las del estilo, si es autoficción la cosa cambia. Por razones obvias, si una
escritora está contando algo que ella vivió tendrá “a priori” mayor profundidad
y emocionalidad.
-¿Las
mujeres, amiga, somos más críticas y exigentes
con nosotras a la hora de leernos y escribirnos…?
-Ja, ja, ja… Las mujeres somos más críticas y exigentes con nosotras
mismas en todo, en general los hombres han sido educados para tener más
seguridad en sí mismos. Pero eso también puede estar cambiando.
-¿De qué
modo escribe ,crees, la mujer que no es capaz de hacerlo una pluma masculina?
-Pues creo que las mujeres apostamos más por las experiencias propias,
familiares, más de microcosmos, quizá describimos mundos más emocionales, pero
tampoco eso es una regla fija. No
obstante, para mí, la violencia sexual y de género es el gran tema de la
escritura femenina. Una violencia de todo tipo, física, sexual, psicológica,
simbólica. Eso no quiere decir que sus obras solo traten eso, pero ese hecho se
filtra constantemente en sus tramas y en sus personajes.
-Crees que la mujer es más o menos reacia a la hora de escribir sobre
sexo o de escribir literatura erótica?
-Hace unos años desde luego lo era, pero ahora no tanto, ya hay muchos
libros que exploran la sexualidad femenina y estupendas novelas como Las
amantes, o La pianista de la Premio Nobel Elfriede
Jelinek o la erótica escritura de Cristina Peri
Rossi, incluso “best sellers”
como Cincuenta sombras de Grey, de la inglesa E. L. James, muy
leídos por las mujeres.
-En cambio, a veces de manera un poco como de propina, se relaciona a la
mujer o se la relacionaba mucho con la literatura romántica como si éste fuese
un género menor---al margen de que nos guste, en lo personal, más o menos---
-Bueno, la
historia de las mujeres y la literatura tiene muchas sombras. En el siglo XIX,
por ejemplo, ellas adoptaban seudónimos masculinos para poder publicar y,
además, sus obras estaban confinadas al género sentimental o rosa que iba
dirigido para lectoras femeninas. Por ese camino se colaron en la literatura
autoras tan excepcionales como Jane Austin, Las hermanas Brontë
o George Sand.
-En todo esto, en todo lo que escriba la mujer, siempre está deambulando
la educación que arrastramos y es que somos hijas o ya nietas del
nacionalcatolicismo…y eso, al menos aquí, nos ha influido y en otros países
habrán influido otras circunstancias, claro…
-Aquí, desde luego, el periodo franquista significó un retroceso enorme
con respecto a las autoras anteriores, mismamente las mujeres de la Generación
del 27 como María Teresa León, Concha Méndez o Rosa Chacel si quisieron
escribir lo tuvieron que hacer en el exilio.
-De todas maneras, ¿cómo y de qué manera hace que muchas veces las
escritoras se hayan “inspirado” en sugerencias comunes a la hora de escribir,
aunque se las separe bastante en el tiempo cronológico? ;¿por
qué crees que sucede eso?---el capítulo cuatro con Jane Eyre de Charlotte Brontë (1847) y Ancho mar de los Sargazos, de Jean Rhys (1966) es un claro ejemplo….
-Sí, ese capítulo lo incluí, porque quería mostrar cómo dos grandes
novelas de sensibilidad feminista como son Jane Eyre, y Ancho mar de
los Sargazos, escritas con un siglo de diferencia, veían al mismo personaje
de una forma muy diferente. Aquí el avance de la perspectiva de las novelistas
es muy visible. Claro que en ese siglo que separa a las dos autoras habían
cambiado muchas cosas para las mujeres, entre otras, la alfabetización y la
educación de las niñas y el derecho al voto.
-¿Les ha costado mucho a las mujeres abrirse un camino?; ¿más o menos en
todos los lugares ha sido de igual manera?
-Ha costado mucho sí, siglos de lucha y aún seguimos en ello porque no
todo está conseguido. Desde luego, en Occidente las mujeres hemos avanzado
enormemente, pero quedan muchas partes del mundo en las que esto no es así.
-Las mujeres nos hemos diversificado en el arte de escribir en cuanto a
los géneros, más allá de “lo sentimental y lo intimista” al haber podido
acceder a una educación que nos ha ido encaminando más allá de los oficios
dedicados a los cuidados y a las tareas que siempre nos venían como “de
fábrica” las relacionadas con el hogar y demás, ¿no?
-Hoy, las escritoras están presentes en todos los géneros literarios,
histórico, novela policiaca, novela negra, comedia, ciencia ficción, novela
erótica..., y a mi juicio sus innovaciones y aportaciones han transformado de
hecho la literatura.
-Pero si la manera de escribir es intimista y está impregnada de “lo
sufrido” como mujeres siempre está ahí… aunque se escriba ciencia ficción,
género negro, thriller… quizás seas intimista y hasta un tanto sentimental
reivindicando a una mujer o a un plantel de mujeres que plantan cara… Lo que
quiero decir que una cosa no quita de la otra, ¿verdad?
-Pues sí, solo cabe ver cómo se ha transformado un género tan popular
como la novela negra, policiaca o de intriga. La cantidad de personajes
femeninos que tienen voz y acción propia. Ya no son solo las víctimas o la
“femme fatal” sino científicas, policías, militares, investigadoras..., que en
su mayoría tienen una vida privada, hacen alusión a sus hijos y a sus problemas
domésticos. Qué lejos quedan esos personajes de aquellos héroes de la novela
negra clásica, escrita por Raymond Chandler, James
M. Cain o Dashiell Hammett.
-Amiga, ¿a qué se ha debido la elección de esas diez novelas que pones
como ejemplos de acercamiento y para analizar desde tu perspectiva, así como
casi ponernos una lista de deberes?
-Fue muy
difícil hacer la selección, quería novelas de calidad, actuales, escritas por
mujeres jóvenes, que tuvieran una diversidad temática, de estilos y de
procedencia, que reflejaran los cambios y contradicciones que las mujeres
estamos experimentando en la actualidad, pero que a la vez tuvieran algo común.
En este caso, fue la violencia estructural y soterrada que se ejerce
socialmente sobre las mujeres, que es la parte que desarrollo en el análisis.
-Pero en los últimos años la mujer tanto en la literatura como en el
cine, por poner otro arte, se ha engrandecido y no poco, me explico si las
editoriales se abren a publicar a más mujeres y el cine o las productoras a que
las mujeres sean las que lleven el timón del guion o de la dirección…pues la
literatura y el cine se engrandecen, ¿no?
-Sí, Sí… Estoy convencida de ello.
-La mujer, empezará a tomar la palabra, más y mejor, crees, a partir de
“participar en la literatura2 como escritora, lectora…como sentirse parte de
una historia o, incluso, identificada…
-El proceso de tomar la palabra en el sentido simbólico del término, ha
sido históricamente largo y difícil, pero ha permitido que las mujeres
empezásemos a identificar nuestros deseos, lo que realmente queremos y pensamos
y, sobre todo, a expresarlo en nuestros propios términos.
-Y qué peso de esto recae sobre las creadoras, las editoras, la crítica
lectora del boca a boca---que para mí es la más válida---
-Pues fundamental y no solo sobre ellas, todas somos parte de este
proceso. Tener voz propia nos hace mejores porque nos obliga a escucharnos y no
dejarnos de lado a nosotras mismas.
-Y se engrandecen porque se deben de aportar cosas diferentes y
diferenciales, ¿no?; ¿cuáles?
-Para mí, la cuestión no tiene que ver tanto con la supuesta existencia
de una literatura masculina y otra femenina, sino con la importancia que tiene
el incluir el punto de vista de las mujeres en la creación de ideas e
imaginarios que hagan progresar a toda la humanidad.
-Amiga, ¿cómo ha sido el proceso de investigación, de documentación y
demás que hay detrás de este libro?
-Ha sido largo, pero productivo. En realidad, este libro recoge mucho
del material que fui reuniendo durante años para impartir como docente
distintos seminarios sobre literatura y mujeres.
-¿Y tu metodología de trabajo cómo la has ido llevando a cabo?
-Leyendo mucho, clasificando todo lo leído y analizando
pormenorizadamente ese material tan jugoso que son los textos escritos por
mujeres.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)