Cazarabet conversa con...   Pilar Laura Mateo, autora de “Tomar la palabra. Escritoras y crítica literaria feminista. Interacciones” (Mira)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mira Editores edita este ensayo desde la pluma de Pilar Laura Mateo Gregorio.

Si eres mujer, o aunque no lo seas, y te gusta la literatura debes de leer este ensayo…esclarecedor como poco…

Aquello que nos cuenta el libro:

En la literatura de los últimos cincuenta años encontramos un hecho considerado insólito hace un siglo: una extensa producción literaria femenina. Este hecho ha propiciado, además de otros fenómenos como la penetración de las mujeres en la industria editorial, el nacimiento de una crítica literaria de género que, con sus interrogantes, ha puesto en cuestión muchos de los enunciados de la crítica clásica. De hecho, hoy continúa la polémica en torno a temas como si las escritoras desarrollan contenidos y formas literarias diferentes a los escritores. Y hay más. ¿Influye en su obra la ausencia de modelos de mujeres creadoras? ¿Las condiciona el tener que lidiar con una identidad literaria definida por los hombres? ¿Hasta qué punto existe una interrelación entre las ficciones creadas por las escritoras y la crítica literaria feminista? ¿Cuáles han sido los hallazgos más celebrados por esta crítica? Las obras de las escritoras, ¿han cambiado de algún modo los cánones literarios?, ¿han conseguido un espacio propio de resignificación literaria? Y, por último, ¿han contribuido estas obras al cambio histórico experimentado por las mujeres en el último siglo?

Abordar los anteriores interrogantes sitúan a este trabajo en el ámbito de la sociología de la literatura, pues parten de la consideración de que la literatura, como actividad humana, es capaz de modificar la cosmovisión y la realidad de las personas, en cuanto que relaciona a las obras literarias y sus creadores con la sociedad y la orientación ideológica que las inspira. En este caso, la tesis de partida es mostrar cómo las obras y el punto de vista de muchas de las novelistas contemporáneas no solo han propiciado el desarrollo de una teoría literaria feminista, sino que, en simbiosis con los cambios sociológicos acaecidos en las últimas décadas, su escritura ha situado en primer plano unos modelos de feminidad, cuya visibilización ha podido modificar el pensamiento y la identidad de las mujeres actuales. Los ejes temáticos que se relacionan en este trabajo son, por tanto: 1) Obras de escritoras con sensibilidad de género; 2) Crítica literaria feminista; y 3) Cambios en el perfil social de las mujeres.

Para aproximarme a un planteamiento tan complejo, Pilar Laura Mateo parte de un enfoque que se centra en los tres posicionamientos básicos ante la obra literaria: autoras, lectoras y críticas literarias, posiciones que no han de ser vistas como excluyentes sino como complementarias y que van atravesando los diferentes capítulos del ensayo con el objetivo de explicar las interacciones citadas lo mejor posible.

 

¿Qué nos encontramos en el libro? Nos lo acerca Mira:

El contenido de este trabajo socio literario, que, siendo riguroso, también tiene una intención claramente divulgativa (en el sentido literal del término, porque sin difusión no hay comunicación, y sin comunicación e información no hay pensamiento crítico), se estructura en seis capítulos e incluye, además, una «Introducción», un breve apartado de «Conclusiones» y otro de «Metodología».

La Introducción, titulada «Ficción y realidad. Del mito a la literatura», es una reflexión sobre la estrecha relación que existe entre ficción y realidad, y cómo, al ser la literatura un espacio mestizo de pensamiento, subjetividad e imaginación, es capaz de modificar y de crear la realidad a través de procedimientos y estrategias como la identificación y la metáfora, a las que se dedica un apartado.

En el capítulo n.º 1, «¿Quién hace la literatura? Género y subjetividad», se expone lo que, presumiblemente, ha supuesto para las mujeres la exclusión de la creación literaria, y también lo que implica para nuestro concepto de la realidad el que la literatura haya sido, en su conjunto histórico, un producto exclusivo del discurso masculino y de una visión patriarcal. Al mismo tiempo, se reflexiona sobre si la presencia en el mundo literario de las escritoras y sus obras puede ofrecer otra representación simbólica de lo femenino, del sexo y de la identidad de las mujeres.

Los capítulos n.º 2, «El feminist criticism. La literatura del canon desde una perspectiva de género», y n.º 3, «La teoría literaria feminista», son una breve exposición de las principales corrientes y tendencias que han surgido en el seno de la crítica literaria feminista desde la década de los sesenta del pasado siglo hasta hoy, deteniéndose en algunas de las más apasionadas polémicas que, a veces, las han enfrentado como, por ejemplo, la de si la literatura tiene sexo. La exposición no sigue un esquema temporal rígido y el elegido está marcado por la división realizada en las décadas sesenta-noventa del pasado siglo por las especialistas americanas (Showalter, Rich, y Gilbert). Ambos capítulos funcionan como una muestra de la vitalidad y efervescencia que la teoría literaria feminista ha desplegado en estos años, del fructífero resultado obtenido y de cómo estos estudios críticos han acompañado y apoyado la narrativa producida por las mujeres, tanto en las temáticas como en los subtextos.

En el capítulo n.º 4, «Juego de espejos. Un personaje y dos novelas», se comparan dos obras de autoría femenina: Jane Eyre de Charlotte Brontë (1847) y Ancho mar de los Sargazos, de Jean Rhys (1966). Escritas con algo más de un siglo de diferencia, ambas están relacionadas por el personaje de Berta Antonieta Cosway, (la loca del desván). El propósito de la comparación no responde a su importancia literaria, las dos cuentan con ese valor ampliamente reconocido, sino a la interpretación de una lectora que, desde una perspectiva de género, observa cómo en el transcurso de uno de los siglos clave para la emancipación de la mujer y para el desarrollo del feminismo la visión que dos escritoras presentan sobre dos de los personajes ideados por Brontë, Berta Mason y Rochester, se transforma por completo.

El capítulo n.º 5, «Escritoras en busca de una voz propia», pone en valor la magnitud y la importancia que han alcanzado las obras de las escritoras en las últimas décadas. Su narrativa y sus innovaciones son una clara apuesta por el presente y, sobre todo, por el futuro de cuestiones que tienen que ver con la pluralidad de discursos de las mujeres de hoy en día que están denunciando una desigualdad estructural y plantean una visión del mundo propia que va más allá de lo puramente literario. Para ello, se realiza un breve recorrido por algunas obras de novelistas de sensibilidad feminista y que han estado activas en las últimas décadas del siglo XX. En este mismo capítulo, también se deja constancia de que, por fin, las escritoras han abandonado su tradicional dedicación a la novela intimista y sentimental (la única permitida en el siglo XIX) para expresarse desde finales del siglo XX en todos los géneros literarios. Esta entrada del colectivo de las escritoras en el tratamiento de temas y registros antes no considerados «elegibles» por una novelista como la novela negra, la erótica, la ciencia ficción, etc., ha provocado que géneros que durante años han vivido encorsetados en un rígido patrón hayan experimentado innovaciones de indudable sello femenino.

El capítulo n.º 6, «Tomar la palabra en diez novelas del s. XXI», realiza un análisis del contenido de diez novelas escritas por mujeres, que han tenido amplia resonancia en el público y en la crítica especializada y que han sido publicadas en los últimos quince años (de 2016 a 2021). El análisis relaciona dicho contenido con las principales reivindicaciones del movimiento feminista actual, como los derechos sexuales y reproductivos, la lucha contra la violencia de género, el acoso y el abuso sexual, la explotación sexual y la identidad. Las novelas elegidas son CANCIÓN DULCE de Leila Slimani (Premio Goncourt, 2016); EL CONSENTIMIENTO de Vanessa Springora (Gran Premio ELLE, 2019); UNA HISTORIA NEGRA de Antonella Lattanzi (2018); LAS LÁGRIMAS DE CLAIRE JONES de Berna González Harbour (2017); UN AMOR de Sara Mesa (2020); LAS MARAVILLAS de Elena Medel (2020); EL LUNES NOS QUERRÁN de Najat El Hachmi (Premio Nadal, 2021); CATEDRALES de Claudia Piñeiro (2020); LA MITAD EVANESCENTE de Brit Bennett (2021); y APEGOS FEROCES de Vivian Gornick (2017).

Desde la metodología qué conclusiones nos hace llegar Mira ediciones…

La categoría de análisis que prima en este trabajo es la perspectiva de género tratada desde el punto de vista sociológico y semántico, aunque también se han tenido en cuenta otras categorías, como las pautas culturales, la cosmovisión, el grupo étnico, etc. Los criterios de selección de las novelas analizadas han sido, además de su calidad literaria, la implicación de las autoras en las cuestiones de género y el gusto personal de Pilar Laura Mateo, también escritora, como lectora. Los conceptos utilizados como indicadores cualitativos para el análisis de las novelas son 1) Maternidad; 2) Identidad; 3) Sexualidad-Amor; 4) Violencia-Abandono; y 5) Explotación-Pobreza.

Al mismo tiempo, se ha cuidado la interseccionalidad del contenido por lo que, aunque las tramas estén ubicadas en la sociedad occidental, las escritoras proceden de distintas culturas y tradiciones religiosas. De las diez, hay dos novelas escritas en francés, dos en inglés, una en italiano y cinco en español. Dos de las autoras son de origen magrebí pero residentes una, en Francia, y otra, en España; una afroamericana; tres españolas; una argentina; y otra judía.

Por último, en el apartado «Conclusiones» se resumen las interacciones entre los tres ejes propuestos, así como las modificaciones producidas en las temáticas tratadas por las escritoras, en relación con el cambio social.

 

La autora, Pilar Laura Mateo Gregorio:

Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza y ha trabajado como profesora de Lengua y Literatura españolas en el bachillerato, profesora del Máster «Relaciones de Género» de la Universidad de Zaragoza, coordinadora del programa «Educar en relación», y agente de igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza. Fue Premio Nacional Emilia Pardo Bazán para material didáctico (1992).

Tiene, ya, una serie de publicaciones referidas al género: Doce textos narrativos. Una reflexión sobre el derecho a la igualdad (Ayuntamiento de Zaragoza, 1995). Coautora de Un viaje a través de la voz, el trabajo y el voto de las mujeres (CD ROM Didáctico, Instituto Aragonés de la Mujer y Fundación Multimedia de la Universidad de Zaragoza, 1998). Guía bibliográfica comentada. La coeducación (Ayuntamiento de Zaragoza, 1999). «Lograr la escuela coeducativa», en la revista Mujeres, n.º 10 (Instituto Aragonés de la Mujer, 2001). Coautora de Educar en relación. Estereotipos y conflictos de género (Gobierno de Aragón, Dpto. de Educación y Ciencia, Zaragoza, 2002). Coautora de Educar en relación. Hacia la convivencia y el respeto (Ayto. de Zaragoza, 2004). «Coeducar para convivir», ponencia marco de las Jornadas del mismo título contra la violencia de género (Ayto. de Zaragoza, 2006). Asesora de contenidos de Cuento contigo. Guía de convivencia en las relaciones de género (Gobierno de Aragón, 2007). Introducción del libro Callejero. La Zaragoza de las mujeres (Ayto. de Zaragoza, 2010). Colección «Cuadernos para la igualdad entre mujeres y hombres» (Ayto. de Zaragoza, 2009-2011). «Escribir en femenino en los últimos 50 años. Lo literario desde la perspectiva de género», Revista de Humanidades Studium (Universidad de Zaragoza, 2012). Asimismo, es autora de numerosos artículos en prensa en diversos medios y formato.

En cuanto a obras literarias tenemos referidas: EL relato Las flores del almendro fue finalista del XVIII Concurso Ciudad de Zaragoza y la novela Agua entre los dedos (Prames) obtuvo el Premio Ínsula del Ebro, 2010. También destacan La voz quebrada y otros cuentos (Mira, 2005), una antología de relatos cuyo nexo vertebrador es la mirada crítica a varios mitos femeninos; y las novelas Fuegos secretos (Mira, 2008), recreación del universo de una adolescente en la transición democrática, y Cortando el aire (Click-Planeta, 2014), thriller psicológico que bucea en las relaciones de pareja. Sus últimas publicaciones son «Magnetismo», en la antología Oleaje. Relatos de mujeres que escriben sobre hombres (Gob. de Aragón, 2019), y la novela de suspense Toda esa luz (Mira, 2020).

 

 

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Pilar Laura Mateo Gallego:

 

-Pilar, amiga, ¿qué pretendías al escribir este ensayo que nos acerca al mundo de la literatura cuando empuñan la pluma las mujeres?

-Principalmente sensibilizar de la importancia que ha tenido y tiene la presencia de las escritoras en la literatura y de todo lo que nos han aportado y aportan con sus obras.

-¿Por qué crees que hacía falta un libro dedicado a analizar la literatura desde esa perspectiva y esa mirada femenina?

-Muchas lectoras, entre las que me cuento, descubrimos, quizá tarde, a autoras que ni siquiera figuraban, o lo hacían de pasada, en la historia de la literatura. Al leerlas comprendí cómo se nos había hurtado la mirada femenina en la literatura y cómo a lo largo de la historia se había silenciado a las mujeres y sus escritos. Me pareció importante desvelar esa invisibilización realizada por la cultura sexista y también, poner en valor el esfuerzo, la lucha y la capacidad de resiliencia de las mujeres para hacer oír esa voz que es la suya.

-Pero ¿por qué crees que hacía falta un libro que acercase la literatura desde la mirada femenina a nosotros, pero sobre todo a nosotras?

-Conocer la literatura de manera global, sin cortapisas, debería ser un objetivo para todas las personas lectoras, pero para las mujeres aún más, pues conocer a las escritoras es también conocernos a nosotras mismas, puesto que ellas forman parte de nuestra historia como mujeres.

-Enlazo con la pregunta anterior, ¿será porque somos nosotras mismas las que, a veces, hacemos que se desvanezca, entre tanta oferta, la literatura que viene escrita desde la mujer o más que nada que está impregnada de esa mirada femenina?

-El tema es polémico, hoy las personas lectoras nos encontramos mediatizadas e influenciadas por muchas razones ajenas a la literatura. La industria editorial, los intereses mediáticos o los prejuicios sociales que priman la calidad de los escritores sobre las escritoras serían algunas. Sin embargo, creo que eso está cambiando en la medida en que las mujeres aventajamos a los hombres en hábito lector en todas las edades, p. ej. En las comprendidas entre los 25 y los 34 años, las mujeres estamos en un 73,4%. Aunque las dificultades persisten, según el Ministerio de Cultura las mujeres hemos perdido cuota de publicación desde el año 2021 y, de hecho, no dejan de salir voceros que opinan que escribimos demasiado y también autores que se sienten “amenazados” por tener que compartir el mercado con nosotras

-¿Qué imprime la mirada femenina a la literatura que es incapaz de dar la escrita por un hombre?---salvo excepciones, supongo…---¿qué nos puedes decir?

-Creo que la literatura es literatura sin más, una buena obra debe ser capaz de representar un mundo tanto femenino como masculino. El problema es que hasta ahora la mayor parte de la literatura representaba solo un mundo masculino y desde la perspectiva de los hombres, una perspectiva que se validaba como universal, mientras que lo femenino era siempre lo particular, lo sin importancia. Quizá a eso se deba que hasta hoy haya habido tan pocas obras sobre la maternidad vista desde la perspectiva de la libertad femenina, cuando es un tema de lo más universal y transcendental para las sociedades humanas.

-La literatura la hacemos un poco todas y todos, ¿no? porque independientemente de que antes pudiesen escribir más o menos mujeres muchas veces las protagonistas eran mujeres y en no pocas veces esas mujeres ya cogían el timón de todo, sobre todo de su empoderamiento.

-Por supuesto. Y no solo eso, sino que una obra literaria tiene siempre dos partes, la escritura y la lectura, y en la lectura cada persona hace una especie de reescritura o una interiorización adaptada a su visión del mundo.

-Además, no todas las mujeres sentirán ni verán de igual manera la manera de afrontar el empoderamiento por el hecho de “ser mujer”, ¿no?

-Evidentemente cada cual tiene sus propias experiencias y circunstancias. Eso es así. No obstante, ser mujer es un hecho biológico que traspasa todas esas experiencias y circunstancias de forma distinta a las de un hombre. Eso también es innegable.

-¿Qué significa o qué “plus” se le da a la literatura si de diferentes hechos o circunstancias que acontecen a la mujer escribe ella y no el hombre?

-Depende. Si es ficción pura, para mí, no debería haber ninguna salvo las del estilo, si es autoficción la cosa cambia. Por razones obvias, si una escritora está contando algo que ella vivió tendrá “a priori” mayor profundidad y emocionalidad.

-¿Las mujeres, amiga, somos más críticas y exigentes  con nosotras a la hora de leernos y escribirnos…?

-Ja, ja, ja… Las mujeres somos más críticas y exigentes con nosotras mismas en todo, en general los hombres han sido educados para tener más seguridad en sí mismos. Pero eso también puede estar cambiando.

-¿De qué modo escribe ,crees, la mujer que no es capaz de hacerlo una pluma masculina?

-Pues creo que las mujeres apostamos más por las experiencias propias, familiares, más de microcosmos, quizá describimos mundos más emocionales, pero tampoco eso es una regla fija. No obstante, para mí, la violencia sexual y de género es el gran tema de la escritura femenina. Una violencia de todo tipo, física, sexual, psicológica, simbólica. Eso no quiere decir que sus obras solo traten eso, pero ese hecho se filtra constantemente en sus tramas y en sus personajes.

-Crees que la mujer es más o menos reacia a la hora de escribir sobre sexo o de escribir literatura erótica?

-Hace unos años desde luego lo era, pero ahora no tanto, ya hay muchos libros que exploran la sexualidad femenina y estupendas novelas como Las amantes, o La pianista de la Premio Nobel Elfriede Jelinek o la erótica escritura de Cristina Peri Rossi, incluso best sellers como Cincuenta sombras de Grey, de la inglesa E. L. James, muy leídos por las mujeres.

-En cambio, a veces de manera un poco como de propina, se relaciona a la mujer o se la relacionaba mucho con la literatura romántica como si éste fuese un género menor---al margen de que nos guste, en lo personal, más o menos---

-Bueno, la historia de las mujeres y la literatura tiene muchas sombras. En el siglo XIX, por ejemplo, ellas adoptaban seudónimos masculinos para poder publicar y, además, sus obras estaban confinadas al género sentimental o rosa que iba dirigido para lectoras femeninas. Por ese camino se colaron en la literatura autoras tan excepcionales como Jane Austin, Las hermanas Brontë o George Sand.

-En todo esto, en todo lo que escriba la mujer, siempre está deambulando la educación que arrastramos y es que somos hijas o ya nietas del nacionalcatolicismo…y eso, al menos aquí, nos ha influido y en otros países habrán influido otras circunstancias, claro…

-Aquí, desde luego, el periodo franquista significó un retroceso enorme con respecto a las autoras anteriores, mismamente las mujeres de la Generación del 27 como María Teresa León, Concha Méndez o Rosa Chacel si quisieron escribir lo tuvieron que hacer en el exilio.

-De todas maneras, ¿cómo y de qué manera hace que muchas veces las escritoras se hayan “inspirado” en sugerencias comunes a la hora de escribir, aunque se las separe bastante en el tiempo cronológico? ;¿por qué crees que sucede eso?---el capítulo cuatro con Jane Eyre de Charlotte Brontë (1847) y Ancho mar de los Sargazos, de Jean Rhys (1966) es un claro ejemplo….

-Sí, ese capítulo lo incluí, porque quería mostrar cómo dos grandes novelas de sensibilidad feminista como son Jane Eyre, y Ancho mar de los Sargazos, escritas con un siglo de diferencia, veían al mismo personaje de una forma muy diferente. Aquí el avance de la perspectiva de las novelistas es muy visible. Claro que en ese siglo que separa a las dos autoras habían cambiado muchas cosas para las mujeres, entre otras, la alfabetización y la educación de las niñas y el derecho al voto.

-¿Les ha costado mucho a las mujeres abrirse un camino?; ¿más o menos en todos los lugares ha sido de igual manera?

-Ha costado mucho sí, siglos de lucha y aún seguimos en ello porque no todo está conseguido. Desde luego, en Occidente las mujeres hemos avanzado enormemente, pero quedan muchas partes del mundo en las que esto no es así.

-Las mujeres nos hemos diversificado en el arte de escribir en cuanto a los géneros, más allá de “lo sentimental y lo intimista” al haber podido acceder a una educación que nos ha ido encaminando más allá de los oficios dedicados a los cuidados y a las tareas que siempre nos venían como “de fábrica” las relacionadas con el hogar y demás, ¿no?

-Hoy, las escritoras están presentes en todos los géneros literarios, histórico, novela policiaca, novela negra, comedia, ciencia ficción, novela erótica..., y a mi juicio sus innovaciones y aportaciones han transformado de hecho la literatura.

-Pero si la manera de escribir es intimista y está impregnada de “lo sufrido” como mujeres siempre está ahí… aunque se escriba ciencia ficción, género negro, thriller… quizás seas intimista y hasta un tanto sentimental reivindicando a una mujer o a un plantel de mujeres que plantan cara… Lo que quiero decir que una cosa no quita de la otra, ¿verdad?

-Pues sí, solo cabe ver cómo se ha transformado un género tan popular como la novela negra, policiaca o de intriga. La cantidad de personajes femeninos que tienen voz y acción propia. Ya no son solo las víctimas o la “femme fatal” sino científicas, policías, militares, investigadoras..., que en su mayoría tienen una vida privada, hacen alusión a sus hijos y a sus problemas domésticos. Qué lejos quedan esos personajes de aquellos héroes de la novela negra clásica, escrita por Raymond Chandler, James M. Cain o Dashiell Hammett.

-Amiga, ¿a qué se ha debido la elección de esas diez novelas que pones como ejemplos de acercamiento y para analizar desde tu perspectiva, así como casi ponernos una lista de deberes?

-Fue muy difícil hacer la selección, quería novelas de calidad, actuales, escritas por mujeres jóvenes, que tuvieran una diversidad temática, de estilos y de procedencia, que reflejaran los cambios y contradicciones que las mujeres estamos experimentando en la actualidad, pero que a la vez tuvieran algo común. En este caso, fue la violencia estructural y soterrada que se ejerce socialmente sobre las mujeres, que es la parte que desarrollo en el análisis.

-Pero en los últimos años la mujer tanto en la literatura como en el cine, por poner otro arte, se ha engrandecido y no poco, me explico si las editoriales se abren a publicar a más mujeres y el cine o las productoras a que las mujeres sean las que lleven el timón del guion o de la dirección…pues la literatura y el cine se engrandecen, ¿no?

-Sí, Sí… Estoy convencida de ello.

-La mujer, empezará a tomar la palabra, más y mejor, crees, a partir de “participar en la literatura2 como escritora, lectora…como sentirse parte de una historia o, incluso, identificada…

-El proceso de tomar la palabra en el sentido simbólico del término, ha sido históricamente largo y difícil, pero ha permitido que las mujeres empezásemos a identificar nuestros deseos, lo que realmente queremos y pensamos y, sobre todo, a expresarlo en nuestros propios términos.

-Y qué peso de esto recae sobre las creadoras, las editoras, la crítica lectora del boca a boca---que para mí es la más válida---

-Pues fundamental y no solo sobre ellas, todas somos parte de este proceso. Tener voz propia nos hace mejores porque nos obliga a escucharnos y no dejarnos de lado a nosotras mismas.

-Y se engrandecen porque se deben de aportar cosas diferentes y diferenciales, ¿no?; ¿cuáles?

-Para mí, la cuestión no tiene que ver tanto con la supuesta existencia de una literatura masculina y otra femenina, sino con la importancia que tiene el incluir el punto de vista de las mujeres en la creación de ideas e imaginarios que hagan progresar a toda la humanidad.

-Amiga, ¿cómo ha sido el proceso de investigación, de documentación y demás que hay detrás de este libro?

-Ha sido largo, pero productivo. En realidad, este libro recoge mucho del material que fui reuniendo durante años para impartir como docente distintos seminarios sobre literatura y mujeres.

-¿Y tu metodología de trabajo cómo la has ido llevando a cabo?

-Leyendo mucho, clasificando todo lo leído y analizando pormenorizadamente ese material tan jugoso que son los textos escritos por mujeres.

 

 

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