Cazarabet conversa con... Ander Izagirre, coautor de “Subcampeón” (Libros del K.O.)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ediciones Libros del KO, especializada en libros que son como una larga crónica o un largo reportaje---o sea, en libros de periodismo--, nos presenta esta novela desde la pluma de su protagonista el que fuese, casi precoz, defensa de la Real Sociedad Zuhaitz Gurrutxaga, acompañado de un habitual de Los Libros del KO, Ander Izaguirre.

La obra podría tomarse como una narración de un sufridor impenitente, casi de un derrotado, de una persona que se pasa disimulando todo el rato porque sus “ritos” y memorias hasta le “cortan” a él… es, por su fuerza y sobre todo por el humor, que es una fuerza en sí misma, una obra que te hace sonreír muchísimas veces y con la que todos los seres con una pizca de honradez se verán un poco identificados porque quien no ha sufrido, más o menos, miedo escénico…quién no conoce o no ha pasado, directa o indirectamente, por situaciones de querer meterse debajo de una piedra…

Lo que pasa es que nuestro protagonista o a nuestro protagonista esto lo lleva a la máxima potencia…y o hace entrar en un bucle de bucles difícil de bajar, entender y llevar…

Este libro, creedme, es para la gente valiente; gente del día a día cargada de derrotas y colmada de alguna sufrida victoria —sea cual sea su trabajo y/o oficio- y que conste que no me agrada ese término, el de la valentía—pero es para gente que se acerca a sus agujeros y los mira de cerca, con el miedo justo que da el vértigo, para los que intentan, con sentido del humor, salir de los bucles de la vida y para los que no pueden hacerlo, pero, saben que, de alguna manera, deben intentarlo. También es un libro para los que acompañan, desde el entorno más íntimo, a gentes que con enfermedades o trastornos mentales llevan o tratan de llevar una vida lo más normal posible…porque, ¿qué es una vida lo más normal posible? ...yo os lo diré, la más absoluta nada, no creo en esa normalidad, pero sí en el ser humano que, poco a poco, se va abriendo camino cada uno a su manera, sin dar de codos -los codos ya los pone la vida, ¿verdad?- … es un libro escrito por dos seres humanos que cuenta una historia muy humana con la que tan solo hay que ponerse a empatizar, sin más, pero, en este tiempo de egos, eso ya es suficiente y ya nos debería de bastar…

Este no es un libro solamente en torno al deporte, es un libro también de la vida. Un libro de filosofía deportiva y educacional…

La sinopsis del libro:

Con diecinueve años, Zuhaitz Gurrutxaga cumplió el sueño de su vida: debutar con la Real Sociedad en Primera División. La perla de la cantera guipuzcoana cautivó a los aficionados y a la prensa, pero empezó a sentir cada vez más presión: «Tenía mucho miedo a fallar en el campo. Llegué a odiar el fútbol por todo lo que me hacía sufrir». Una noche de verano se le voló la cabeza y creyó que se había vuelto loco para siempre. No tenía palabras para nombrar lo que le pasaba, no se atrevía a contárselo a nadie, y en los terrenos de juego trataba de disimularlo como podía. El mismo día en que Gurrutxaga se proclamó subcampeón de Liga con la Real, su madre se asustó tanto con su comportamiento que buscó una psicóloga al azar y lo llevó a su consulta.

 Gurrutxaga fue cayendo por equipos de Primera, Segunda, Segunda B y Tercera, mientras luchaba contra la ansiedad, la depresión y un grave trastorno obsesivo-compulsivo. Lo curioso es que nunca perdió el humor. Cuando colgó las botas, se subió a los escenarios de los teatros para contar las tripas del fútbol profesional, sus propias batallitas, sus desastres deportivos y sexuales, sus variados y rocambolescos fracasos, en monólogos muy divertidos. Gracias a su radical y tierno sentido del humor, se reconcilió con el fútbol y consigo mismo.

 Lo que dice Libros del K.O.:

Subcampeón es una autobiografía desternillante, cruda y honesta, entre la comedia y la angustia, cocinada a cuatro manos entre Gurrutxaga y Ander Izagirre, que discurre entre los bares de música bakalao de Elgoibar y las discotecas pijas de Madrid, que salta de la consulta de la psicóloga a la playa de Copacabana, y por donde desfilan personajes como Javier Clemente, Toshack o David Bustamante. Un libro que se lee como un tobogán: rápido, divertido y con un poco de miedo.

Los autores Ander Izagirre y Zuhaitz Gurrutxaga:

Ander Izagirre pedalea para escribir, porque si no, no le sale. Necesita pedalear los libros, caminarlos o por lo menos dar saltos por el pasillo para agitar un poco las ideas. Así ha publicado en esta editorial Plomo en los bolsillos (su libro de historias del Tour de Francia), Cansasuelos (su viaje a pie por los Apeninos), Los sótanos del mundo (su recorrido por las depresiones geográficas más profundas de seis continentes), Cómo ganar el Giro bebiendo sangre de buey (su libro de historias del Giro de Italia) y Vuelta al país de Elkano (un recorrido por el pasado y presente de la historia del pueblo vasco).

Nació en Donostia-San Sebastián en 1976 y a los cinco años el gol de Zamora lo lanzó por los aires, por eso escribió un Hooligan Ilustrado sobre la Real Sociedad: Mi abuela y diez más.

Por el libro Potosí, también publicado por Libros del K.O., le dieron el Premio Euskadi de Literatura de 2017, el English Pen Award de 2018 y el premio Kapuscinski en Polonia en el año 2022. Esta crónica de las minas bolivianas se ha traducido a cuatro idiomas. En 2015 recibió el Premio Europeo de Prensa por un reportaje sobre crímenes militares en Colombia.

Zuhaitz Gurrutxaga: Un día le leí a Ander Izagirre que a la presentación de uno de sus libros solo fueron tres señoras y que, nada más empezar, dos de ellas cuchichearon, se levantaron y se marcharon porque se habían equivocado de conferencia. Ese día supe que Subcampeón lo tenía que escribir con él.

No puedo decir aquello que soltó el futbolista Antonio Cassano cuando presentó su biografía: «He escrito más libros de los que he leído». De hecho, he leído casi todos los que ha publicado Izagirre, el del Tour, el del Giro, el de Elkano, pero si tuviera que elegir uno me quedaría con Potosí, porque rima con frenesí. Y ya veréis que soy un poeta.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Ander Izagirre:

-Amigos, ¿qué os ha llevado a escribir este libro sobre lo que le pasó deportiva y humanamente a Zuhaitz…primero como deportista y después como persona—o viceversa-- y a hacerlo a dos manos, como una autobiografía, pero, como vigilada—risas—por el experto, Ander Izagirre?

-¿Quién y qué nos ha llevado a escribir este libro?. Yo os contaré mi parte. Bien, nos conocíamos, en persona, solo de una vez que habíamos coincidido con otros amigos tomando unas cervezas. Pero bueno, él había leído libros míos y me propuso la idea de escribir esta biografía suya con él. Quedamos un día en un bar de San Sebastián, él estuvo tres horas contando su vida y yo me quedé alucinado. De verdad, me pareció una historia tremenda, insólita. Un futbolista que se abre a lo que había dentro de esa cabecita cuando era jugador: lo mal que lo pasó por la presión, la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo. Y lo que me volvió loco es que lo hacía de una manera muy humorística. Bueno, él tiene costumbre, yo había visto sus monólogos en los que se ríe de sus fracasos deportivos, de sus desastres, de los penaltis que provoca, de las expulsiones, de los miedos... y lo hace de una manera que te partes de risa, pero luego hay una carga de profundidad muy fuerte, de salud mental que iban minando su capacidad para ser futbolista y para hacer vida normal, todos esos problemas de salud mental que le afectaron muy gravemente durante tantos años. Entonces, cuando él me contó esta historia a fondo, yo vi clarísimo que era una de las mejores historias que he tenido nunca entre manos y, de hecho, cancelé o retrasé planes de escritura que tenía para 2023 y lo dejé todo para meterme con Subcampeón.

-De por sí sola la historia de Zuhaitz ya da para mucho, para más de una reflexión; ¿qué nos puedes decir? ...me refiero, en concreto, “a la soledad de un portero” ---aunque él es defensa---, pero a veces los defensas también tienen todas las miradas en él cuando le pasaban la pelota—y no quería y casi se escondía--; además teniendo en cuenta que el defensa, posición de Zuhaitz, es el último guardaespaldas para no dejar “vendido al portero” ---

-Sólo os diré lo que él suele comentar sobre el hecho de ser defensa…. que él sufría porque está en una posición en la que ,como dice, pocas veces eres el héroe, nunca eres el que marca el gol de la victoria o el que se lleva a los titulares, ¿no?, difícilmente, y estás en una posición en la que, pues, si haces tu trabajo bien, pues no pasa nada, y si lo haces mal, pues es una catástrofe; yo creo que el papel del defensa y también el del portero, pues, bueno, tiene esa carga psicológica ¿no?, o sea, esa carga de presión, que también tendrá un delantero si lleva tiempo sin marcar goles y tal, pero a Zuhaitz le pesó mucho ser defensa, bueno, tener esa responsabilidad de no poder meter la pata, de estar constantemente con miedo de fallar , porque un fallo, pues, tiene consecuencias muy graves, un fallo de un defensa, ¿no?, pues te meten gol y adiós.

-Ander, desde fuera, además, se ve y se detecta a esos jugadores que experimentan “ese miedo escénico”, ¿verdad?

-Lo de que si se ve desde fuera son los jugadores que experimentan ese miedo escénico, pero yo diría que solo en algunos casos, y se lo he dicho a Zuhaitz desde que hemos escrito este libro; yo que suelo ir a ver partidos de la Real Sociedad, pues sí me fijo más y veo que alguno que ha hecho algún mal pase o ha tenido algún error, pues estoy como más pendiente de ver reacciones, lo vi hace poco en un partido, un jugador que dio un mal pase y acabó con un gol en contra y después tuvo una oportunidad para hacer un buen centro al área peligroso y le salió fatal, se echó las manos a la cabeza, como con mucha ansia y me di cuenta de que ese mal centro era producto de una presión psicológica y de que ese jugador ,seguramente, estando tranquilo hubiese sido capaz de centrar muy bien, porque es un jugador muy técnico. Entonces, creo que está bien que empecemos a saber o a ser más conscientes de que el fútbol es más que físico y técnico, que la cabeza juega mucho. Primero por la salud de la gente, que hay que cuidarla, pero incluso por un aspecto egoísta de rendimiento. Si tú quieres tener futbolistas que rindan bien, también hay que cuidar un poco el manejo de esa presión, porque van a rendir mejor y no basta con decir: “échale narices, échale huevos...”, que es lo que se ha dicho toda la vida y que no parece una aproximación muy inteligente ni al juego ni a la vida.

-Amigo, ¿todo esto, en parte, ocurre porque se alimenta en exceso la cultura del triunfo, sin tener en cuenta que cada triunfo esconde miles de pequeños fracasos y algún gran fracaso?

-Si esto ocurre, pero porque se alimenta. Esto es la cultura del triunfo; yo creo que tenemos una idea demasiado fanática, en el caso del deporte. No sé… de ser de un club a vida o muerte; de ser de los que más pasión demuestran; de los que más gritan y cantan; de los que más viajan para seguir a su equipo… a mí me parece un poco excesivo creo que no es tampoco muy sano. La pasión está guay, es lo que alimenta el deporte, lo comparto en parte, pero creo que aquí, en el fútbol, se le da una solemnidad, una importancia excesiva quizá porque hay una identificación que no la hay en otros deportes. Haber, mi deporte es el ciclismo y creo que esto no pasa tanto, aunque también sufren mucha presión, pero en el fútbol hay una identificación que es casi tribal. Mi equipo es mi ciudad, es mi comunidad y nos enfrentamos a los vecinos que son los enemigos y creo que eso es uno de los factores que hace que aumente la presión en el fútbol y luego la idea del triunfo. Creo que es algo que tenemos que revisar un poco. Un triunfo, un fracaso va más allá del resultado de otras cosas importantes en la vida y habría que menguar un poco y reducir un poco esa importancia… decía un montañero, Alberto, que : “algunas cumbres son una manera de tapar un fracaso”; es decir alguien que ha hecho una expedición tratando mal a los porteadores, aprovechándose del trabajo de otros abriendo camino y hace cumbre , eso es un éxito en teoría, pero quizá eso, también, es un fracaso ante alguien que no ha hecho cumbre, pero ha jugado de manera honesta y ha buscado vías nuevas o ha tratado bien a la gente. Esto, me parece aplicable tanto al deporte como a la vida

-¿Cómo ha sido el emprender esta aventura de escribir un libro a cuatro manos?; ¿cómo os las habéis apañado con la metodología de trabajo?

-¿Cómo hemos trabajado a cuatro manos? Pues ha sido muy interesante. Yo como escritor, pensé que nunca iba a escribir un libro con otra persona, porque soy muy maniático con mi manera de trabajar, de escribir, no me hacía la idea de que alguien pudiera meter mano en un texto mío, pero nos hemos entendido muy bien. Para mí ha sido sorprendentemente fluida esta relación, porque Zuhaitz, lo primero que hacía era escribir unos textos un poco brutos del repaso de toda su vida: desde su nacimiento, capítulo por capítulo, casi año a año. Me iba contando su vida en un primer texto, que luego yo leía. A partir de ahí yo preparaba encuentros con él. Los dos hablábamos mucho, hemos hablado muchísimas horas, tengo muchas horas de grabación de conversaciones con Zuhaitz, para sacarle jugo a ese primer texto, preguntarle detalles, desarrollar las escenas que estaban ahí apuntadas y luego en esas conversaciones surgían reflexiones que hacía el propio Zuhaitz. Cuando le preguntaba o le expresaba alguna curiosidad por algo, él hacía reflexiones que no estaban escritas y que eran muy interesantes y que se incorporaban a la narración. Con ese material, ese primer texto escrito de Zuhaitz y las conversaciones grabadas… yo escribía una primera versión y se la pasaba a Zuhaitz para que él fuera también retocando, sugiriendo y después hemos hecho un juego de “ping-pong” muy interesante y ha ido bastante rápido la verdad. Creo que es el libro que más fluido he escrito nunca, porque Zuhaitz tenía muy bien trabajadas sus historias.

-¿Cómo ha sido el proceso de documentación, autorreconocimiento y planteamiento a la hora de escribir esta autobiografía con esas constantes pinceladas de humor, aun estando en situaciones en los que la sombra de la depresión es más que amenazante?

-De cómo jugar con el humor con la sombra de la depresión, para mí es una de las claves de este libro. Yo no he tenido mucha dificultad porque no reparo mucho en usar el humor porque Zuhaitz lo traía ya en sus historias y a mí me dejaba vía libre para si en alguna escena se le puede sacar más chispa humorística; yo me da cuenta ,que el humor es clave porque es lo que le salvó creo que, casi literalmente, la vida (…), tú estás fatal , haces cosas muy raras por el trastorno compulsivo y poder reírte de ello ,quizá para disimular ante los demás y que no vean que estás haciendo cosas raras porque te avergüenzas… y luego también, el humor, está para no tomarte tan en serio y decir esto no es muy normal lo que estoy haciendo.

Bueno creo que el humor que lo salvó entonces… hace que se debía de contar esta historia, también, con humor: primero porque funciona muy bien y es muy divertida y te partes de risa y segundo porque es parte del proceso que ha vivido; pero, a su vez, no puede hablar con amargura y solemnidad exclusivamente… por supuesto, que hay esa amargura y está ese dolor, pero su manera de contarlas… con el humor (…) el humor es una cosa muy seria y muy respetuosa (…) el humor no tiene por qué ser burla o frivolidad, el humor puede ser una manera inteligente de contar una historia.

-Amigo, ¿os planteáis en un futuro alguna que otra colaboración?

-Bueno, por el momento este libro nos puede dar más cosas; pues ya va a salir a formato audiolibro y es posible que se pueda hacer algo en audiovisual hay tanteos para hacer no sé si una serie, un documental… en lo que no sé si trabajaremos o no es en el guion, en la historia eso está por ver… puede dar, también para actuaciones teatrales porque Zuhaitz es actor y sigue actuando en obras de teatro todos estos años, así que, bueno, puede que este mismo libro nos dé juego y de ahí en adelante pues no tenemos previsto nada más porque no sabemos por dónde nos llevará la vida… yo sigo escribiendo libros, que es lo mío, pero bueno nos hemos hecho muy amigos, quién sabe…

-Por cierto, ¿cómo ha sido colaborar con Libros del KO?

-Con Libros del K.O., pues bueno, una maravilla como siempre. Yo llevo muchos años pues casi desde los inicios de Libros del K.O. publicando con ellos, y bueno, yo convencí a su ex de que debíamos hacerlo con esta editorial, que para mí son, primero amigos; luego han desarrollado un proyecto en el que creo muchísimo, una apuesta por el periodismo y la no ficción. Con cosas de mucha calidad y un trabajo muy fino y lo hacen muy bien; su papel como editorial lo cumple muy bien: distribuyen, promocionan, y editan muy bien los libros, me parece una editorial muy, muy buena. Encima, como decía, son amigos míos, y me fío mucho de ellos, que es algo importante en este sector, de cómo se hacen las cosas, así que nada, yo sólo puedo decir maravillas de Libros del K.O. y que viva Libros del K.O.

 

 

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