Cazarabet conversa con...   Carlos Tundidor, autor de “El hombre que quería ser Dios” (Mira)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estamos ante uno de los libros más trepidantes del autor y que nos pone más en una encrucijada ética

La sinopsis del libro.

Hay personas que disponen de más patrimonio que naciones enteras; magnates cuyas fortunas se miden por miles de millones; organizaciones que, en la sombra, se comportan como parvos dioses con capacidad para actuar por encima del bien y del mal; individuos que mueven a su antojo, como fichas de ajedrez, a gobernantes, políticos, altos funcionarios, generales o verdugos para seguir amontonando más oro en sus cajas fuertes y paraísos fiscales...

 

El objetivo de Roger, trasunto de un justiciero universal que pretende acabar con la corrupción y protagonista de El hombre que quería ser Dios, no es otro que el de cambiar el mundo, un mundo que no le gusta, y para ello, trazará un recorrido por cuatro continentes, ayudado por su hijo Raoul, perfecto ejecutor y brazo armado de las sentencias, aplicadas sin titubeos, a una serie de dirigentes amparados por las leyes que los poderosos se saltan con total impunidad. Las operaciones del Valle de Josafat nos llevarán desde Marruecos, Afganistán, Pakistán, México, Perú, Israel..., hasta Estados Unidos, entre 1990 y 2021, con personajes que acompañarán al tándem padre e hijo, como Yasmine, la joven que enamora a Raoul a los diecisiete años, raptada y casada a la fuerza por su primer dueño en el Marruecos del hachís; su amigo de la infancia Hamil, en el AIto Atlas; el rajput Nayam, en Pakistán; Adriana, la mujer que compartirán Roger y Raoul en diferentes momentos de sus vidas; Déborah, el milagro redentor de los últimos días de quien en su dacha de San Petersburgo ya solo espera que llame a la puerta su asesino...

 

Novela trepidante y amena, que mezcla el thriller con la aventura, el ajuste de cuentas con un sentido terrenal de la omnipotencia, y en la que su autor se pregunta, nos pregunta, si puede un hombre cruzar todas las líneas rojas para convertirse en ese «dios que decida, que señale, que castigue. Sin juicios, sin resquicios legales que permiten la impunidad mediante el olvido, el soborno y las grietas de una justicia fabricada por y para los poderosos (...). Pero ese juez ejecutor, ese dios, con minúscula o mayúscula, no es la solución (...). La ráfaga pasa y la claraboya ilumina en las sombras».

 

“Era el necesario chivo expiatorio, eI Isaac forzoso,

el sacrificio irremisible ante el ara de ese nuevo orden,

la inmolación inevitable de la víctima aunque esta fuera terrible.

Todo para que una misión tan importante

como el Valle de Josafat siguiera en marcha...”

 

El autor, Carlos Tundidor Diaus, nace en Zaragoza, es ingeniero químico y profesionalmente ejerció, hasta su jubilación, como director gerente de una empresa de ingeniería fundada en 1976. 

Sus escritos aparecen publicados entre 2009 y 2010. Ediciones Certeza le publica su primer libro, una colección de relatos cortos editada bajo el título Susurros al viento. A ese volumen le seguirá otro, también de novelas breves, con el nombre de El pueblo que no sabía reír.

Su primera novela surge en 2012; la misma editorial le publica 7 días de Gloria, novela de corte social ambientada en Madrid con la violencia de género como argumento.

Posteriormente aparecerán: 10 Historias bajo el felpudo, libro de relatos; un ensayo novelado sobre seis de los mejores poetas republicanos, Cuando las bestias se disfrazan de hombres. En 2016, en la colección Cantela, publica Banderines de enganche, colección de relatos sobre la marginación. Ese año publica Madruga con rabia el horizonte, su primer poemario. Antes de finalizar el mismo año, Editorial Comuniter le publica su segunda novela, El viejecito de los zapatos rojos y otros cuentos inmorales.

En enero de 2018, publica nuevo libro, esta vez de artículos, Dos años alrededor de Facebook. En ese mismo año, en abril, Editorial Comuniter vuelve con él presentando en el Teatro Principal una colección de diez novelas breves articuladas en torno al agua: La salvaje mirada del agua. 

En 2019, Mira Editores publica en la colección Sueños de tinta Esperaré a que hayas muerto, una novela cruda, sin tapujos, un relato que cabalga de manera descarnada por los últimos cuarenta años de la historia de nuestro país a través de las trayectorias de unos personajes que formaron parte de la BPS, la temida Brigada Político-Social franquista.

En marzo de 2020, presenta Permiso, giramos a la izquierda (Anteo), un libro profusamente ilustrado con 260 artículos sobre temas de actualidad y temas sociales.

En 2020 edita un pequeño libro sobre la despoblación en España, Dos Españas, un problema, y uno más, titulado 1939, acerca de un espectáculo montado en 2019 al hilo del 80 aniversario de la finalización de la guerra civil y comienzo de la dictadura.

En 2021, ha publicado con Anteo un libro con trece relatos y otros tantos artículos sobre la pandemia titulado El tiempo que vivimos peligrosamente, y con la Editorial Imperium una novela de corte histórico, Meloussa, el ocaso de un sueño: la conquista romana de Menorca en el siglo II a. C., que se presentó en el proscenio del Teatro Romano de Zaragoza.

En 2022 publica, cronológicamente, en julio, un libro titulado Ucrania, la guerra falseada (con las claves geoestratégicas y económicas para su puesta en marcha). Vives, una obra de teatro sobre Miguel Hernández que incluye una conferencia magistral sobre su vida y fotos, algunas prácticamente inéditas, que quiere sumarse a los homenajes celebrados en el 80 aniversario de su muerte. Finalizando el año, publica con Anteo el tercer tomo de artículos que se han publicado en Facebook y en el periódico digital Arainfo, Papeles furibúndicos.

En abril de 2023, Imperium le publica una antología de relatos seleccionados con el título La última historia para después de la última guerra, que recoge de uno de los relatos inéditos incluidos.

Ha participado en antologías diversas publicadas con otros autores. Entre ellas: Salou en la memoria; Palabras contadas; Un día de fiesta; Plazuelas para el sosiego; Fondeadero de sueños; La quintaesencia de Albada; Terra Vacua y Alarma.

Pertenece a la Asociación Aragonesa de Escritores, fundador de la Asociación Cultural Albada, socio de Amigos del Libro, director, durante un tiempo, de la colección Relatos de Editorial Comuniter, cofundador del Ateneo Republicano de Zaragoza, miembro activo del movimiento de España Vaciada, y coordinador de un Certamen de Relatos Cortos que va por su novena edición, cuyo lema es Tierra Vacía y que quiere poner voz, palabra y espacio a un problema estructural, quizá el mayor que podamos tener en esta península: la despoblación.

El autor ya ha estado con nosotros en otras ocasiones:

Conversa

72

El agua: cuando por Santa Bárbara truena (Oro líquido)

Carlos Tundidor Diaus

Anteo

Ficha

09/10/2023

Conversa

56

Meloussa

Carlos Tundidor Diaus

Imperium

Ficha

12/10/2021

Conversa

34

Esperaré a que hayas muerto

Carlos Tundidor Diaus

Mira

Ficha

30/03/2019

Conversa

31

Historias para leer sin prisa

Carlos Tundidor Diaus

Comuniter

Ficha

17/10/2018

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Carlos Tundidor:

-Carlos, ¿qué peligroso es o cómo de peligrosos es escribir sobre aquellos que se sienten, como Dioses, por encima de nosotros los mortales…?

-Siempre que escribes sobre los poderosos, notas que determinados poderes, personas, te miran con extrañeza. Los medios de información, si es que tienes contactos, te rehúyen, determinadas personas te apartan. No todas, claro, pero sí una buena parte. Sientes que es más seguro hablar de las rosas, de la lluvia, del deporte, mucho más “pasable” con la sociedad escribir sobre caridad que hacerlo sobre justicia social. Pero creo que nadie debería mirar hacia otro lado, en mi caso decidí hace muchos años que no, que denunciaría injusticias sean de reyes o poderosos si es que hiciera falta. Y hace, claro que hace falta. No me puedo −ni quiero− escudar en que sería más sencillo si no lo hiciera, en que vendería más −probablemente− si pasara por alto algunas bulas, privilegios, mafias, corrupciones o asesinatos de personajes que se creen por encima del bien y del mal. Y no lo estoy haciendo ni en mi vida personal ni en mi vida literaria.  

-Llevando esta supremacía hacia extremos que dan miedo… hay personas que lo practican y que, además, arrastran a otros, ¿verdad?

Entrelazando con la última frase, hay personas, organizaciones que creen estar por encima de cualquier otra persona, que tienen licencia para todo. No es difícil encontrarlas: organizaciones como las policías políticas al servicio de regímenes, de personas, en definitiva. Y no hace falta remontarse a regímenes dictatoriales. El MOSSAD en Israel, la CIA en Estados Unidos, la llamada “policía patriótica” en España. Organizaciones marionetas al servicio de personas englobadas en partidos o en mafias que sí que son las que creen tener licencia para todo. 

-¿Por qué te planteas esta trama que, te diría, da un poco de miedo de aquello a lo que muchos y muchas pueden llegar?

Porque, además de servir de trama a una novela que, creo, tiene ingredientes suficientes para ser atractiva para el lector/a (intriga, paisajes, pasiones, vertiginosa), puede servir de denuncia de muchas barbaridades efectuadas en nombre del estado, del orden, de los ajustes de cuentas en las altas instancias, de la corrupción simple y llana. Barbaridades que sirven de ejemplo y que pueden ser instructivas al lector/a. 

-Es éticamente de las novelas en las que con más tiento has tenido que ir deambulando—o mejor, haciendo de funambulista-- para no caerte o no hacer caer, quizás precipitarse, aún más a los personajes…

Por supuesto. Es una novela en la que he querido plasmar que, siempre, la realidad supera la ficción. Que las realidades existentes fuera de los bajos fondos, en las altas, altísimas instancias, superan con largueza las de esas mafias de película. Y no porque los crímenes de todo tipo de aquellas organizaciones no existan, sino porque también lo hacen, y con mucho mayor alcance y repercusión, los poderes a nivel de estado o a nivel de personajes importantes y respetables para la sociedad establecida. Por supuesto, siempre tras la pantalla impresa de que es ficción.  

-¿Qué te llevó a escribir esta novela que es todo un thriller de suspense intenso?, me da que el proceso fue de los que maduran poco a poco…

La novela la tenía en marcha antes de la pandemia. Quería hacer una novela, casi de aventuras, que denunciara estos tipos de tropelías, pero no bajo la mirada de la impotencia de las personas normales, sino bajo la mirada justiciera de uno de estos prohombres, escasísimos, pero supongo que existirán, al que le repugnaran dichos crímenes. La complejidad de la trama, la necesidad de documentación, ralentizó el proceso. Vino la pandemia y sirvió para retomar unas páginas que estaban a medio camino. La terminé a finales del 2021/principios de 2022. En mi caso, puedo decir que es una de las novelas que más tiempo me han llevado.  

-El período en el que la trama se desarrolla es muy largo entre 1990 y 2021, con la pandemia incluida… ¿lo tenías pensado así o a lo que vino la pandemia, como escritor, te adaptas a ella y haces que todo se adapte a ella y siga su curso?

Necesitaba un período largo para contar la trama. Esos treinta años en los que Raoul se convierte en el ejecutor casi perfecto. La pandemia sirvió para disponer de más tiempo y continuar ese trabajo interrumpido. Después, por la importancia anímica en el mundo de ese fenómeno, lo incluí en la novela de manera tangencial. 

-Es una novela de ficción, pero que nos recuerda mucho a la realidad… ¿te has inspirado en algún o en algunos acontecimientos históricos? Quince años de acontecimientos en el día a día que te aportan mucho material para desarrollar la trama y ,también el carácter de los personajes…

Durante mucho tiempo, para documentarme, busqué episodios oscuros, equívocos, tenebrosos incluso en donde esos crímenes de estado, esos grandes desfalcos, esos crímenes de “cuello blanco” fueran patentes y elegí varios de ellos, media docena, para desarrollar paralelamente la trama. Que los acontecimientos de la novela se desarrollen a lo largo de tantos años da pie para desarrollar los caracteres de los personajes, para ahondar en ellos, para que tengan una vida propia. Habida cuenta de que son varios personajes principales: Roger, Raoul. Yasmine, Déborah, el rajput Nayam, Ghulib, Sattam Bin Valid 

-De todas maneras, lo de siempre la realidad siempre supera a la ficción, ¿no?

Siempre. En los años que llevo escribiendo, y no hace falta escribir para verlo, cuando uno cree que el argumento es demasiado osado, extraño, violento, al ir tirando de los hilos de la historia se ve que esta ha ido más allá de lo que ha podido ir el escritor en la novela. Solo pongo un ejemplo, el régimen nazi. Cualquier barbaridad impresa en una novela se quedará diminuta ante las atrocidades del período 1933-1945. 

-¿Hay personas que crees se ven inmunizados ante la ley?

Claro. Las tenemos delante. Muchos de los que han cometido crímenes, robos inmensos, pero que, luego, con la ayuda de bufetes de docenas de abogados, con la ayuda que les ofrecen resquicios legales como los defectos de forma, el tiempo transcurrido, con la ayuda de los numerosos tribunales (solo aptos para quienes tienen mucho dinero), la cosa se ha quedado en nada. El mismo rey, imputado y, evidentemente, ladrón, sobreseído por el privilegio de ser una persona “inviolable”. Es decir, podía asesinar a una persona en directo delante de la televisión y salir absuelto. Estas personas son las que se creen por encima del bien y del mal. 

-¿Hay mucha gente que sufre  “del mal de creerse dioses”?.¿Crees que esto ha ido a más en los últimos años, por qué?

Conforme las desigualdades aumentan, conforme las fortunas crecen hasta extremos increíbles (hay muchas personas que tienen patrimonios mayores que el de grandes países), el fenómeno de creerse estas personas muy por encima del resto crece. Hace unos siglos eran unos pocos reyes, algunos nobles, la iglesia, los que tenían poder por encima de todo. Hoy, unos cuantos miles de hombre y mujeres, además de los esas monarquías prehistóricas, tienen tal cantidad de poder real que les es muy sencillo creerse pequeños dioses. 

-Carlos, en esta novela aparecen muchos lugares, nos llevas de aquí para allá haciendo muchos kilómetros…menos mal que no se sufre de “jet lag” con la lectura, ¿por qué te lo planteas así?; ¿qué importancia tiene esto en la trama?

Relativa. Podría haberse planteado en un solo paisaje si atendemos a la trama última de la novela, pero si la diversificamos y atendemos media docena de casos a nivel mundial, el hecho de que los personajes tengan de paisaje de fondo diversos mundos y mundos distintos, creo que dota a la novela de más dinamicidad, es más trepidante, vertiginosa. Así me da pie a reflejar diversos panoramas sociales que, creo, dan más contenido a la novela.

-Tus novelas suelen ser muy, muy ágiles… esta lo es mucho… ¿Es como tu estilo innato como narrador?

Tiendo a no ser escueto. Si la narración es buena y amplia, eso es una relativa virtud. Por si acaso no fuera del todo así, la contraposición de esta agilidad sirve para deshacer un posible atasco en la descriptiva. Ayuda a que la novela se digiera mejor.

-Hay, en esta novela, un personaje principal y otros que giran, como satélites, a su alrededor… la verdad es que Roger es como un “personaje imán”, ¿no?; ¿cómo lo definirías?... pero los otros tienen también “su propio atractivo  y /o brillo”…

Efectivamente, aparentemente, el personaje estrella es Roger. Pero si se desmenuza un poco más la novela, aparecen otros tres o cuatro con parecida intensidad. El perfecto ejecutor que es su hijo, Raoul, Yasmine que ocupa un lugar preponderante en la trama, y Déborah, la mujer que le da calma, serenidad a Roger. Sin olvidarnos de un personaje extraordinario como es el rajput Nayam o el propio Sattam Bin Valid. Ambos con personalidades definidas en la novela.

¿Por qué de algunos personajes, aunque no nos guste lo que hacen, buscas manera de que se enmienden… les das como oportunidad de que a la vuelta del párrafo te pueda caer hasta bien? −no sé, quizás vaya equivocada y me lo parece a mí—.

En general, pienso que casi nada es blanco o negro. Que, a veces, una segunda oportunidad es bien aprovechada. Claro está que no siempre y no en todos/as. Quizá sea este el motivo de que, algunas veces y en esta novela lo es, el mismo personaje con el que no podemos estar de acuerdo, en ocasiones cambiemos nuestra opinión hacia él. 

-La premeditación y la alevosía por parte de Roger el protagonista… esa planificación da escalofríos y demuestra que es frío, calculador…

He intentado dibujar un carácter frío, con un objetivo que está a caballo entre lo loable y lo más despreciable. Pero, para cumplir con sus propósitos, el personaje no tiene que desviarse lo más mínimo y analizar en frío cualquier posibilidad y cualquier acción. No obstante, por equilibrio, muchas de sus víctimas contraponen el mismo interés calculador para conseguir sus fines sin importar los medios. Es, quizá por ello, por lo que al personaje se le adquiere cierta simpatía.   

-¿Es una novela sobre el ambición de alcanzar como más poder mejor?, revestida, como envuelta de un thriller rápida, como trepidante…

Es una novela que trata sobre la ambición desmedida de muchos hombres/mujeres y de algunas organizaciones que tienen un poder casi omnímodo. Ambición que los lleva a cometer delitos y tropelías por encima del bien y del mal. Roger está en esa misma línea, pero actuando de una especie de justiciero universal, una especie de intento de ser dios, un pequeño dios que hace, deshace y castiga bajo su propio baremo. He intentado darle ese ritmo vertiginoso con un punto de suspense, incluso de novela negra, para lograr que el lector no la deje, la quiera terminar.

-¿Qué te llevó, amigo a escribir este libro y qué reacción empiezas a ver en los lectores o en las presentaciones?

Quería escribir una novela sobre esos personajes que se catalogan por encima de todos y con licencia no solo para matar sino para cualquier alevosía. Al tiempo, quería demostrar al lector/a que muchos de esos misteriosos finales de algunos no son sino ajustes de cuentas, la inmensa mayoría entre criminales de cuello blanco. Algunos lectores me han escrito y dicho que la novela no han podido dejarla, que la han devorado hasta la última página con delectación. Es pronto, pero esa es la primera reacción que estoy teniendo. Por otra parte, la novela ha estado (no sé si está en estos momentos) en las listas de libros más vendidos de Aragón y eso, para mí, es un pequeño premio. Confío en que los, y las lectoras disfruten con su lectura y, al mismo tiempo, les ayude a reflexionar.

Muchas gracias a ambos, como siempre, por esta magnífica entrevista que permite diseccionar la novela y dejarla más meridiana para las posibles lectoras.

 

 

_____________________________________________________________________

Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

http://www.cazarabet.com

info@cazarabet.com