Cazarabet conversa con...  Marcelo D. Boeri y Gabriela Rossi sobre el libro “Ética Nicomaquea” (Prensas de la Universidad de Zaragoza) de Aristóteles

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Prensas de la Universidad de Zaragoza en su colección de Clásicos nos hace llegar este imprescindible libro de reflexión, pensamiento para entender ya no tan solo a su autor, Aristóteles sino al todo y a todos los clásicos porque, como en otras muchas disciplinas, el pensamiento reflexivo de esta ética se intercomunica con otros clásicos y transciende de ellos llegando hasta nuestros tiempos…

Un libro que Prensas ha editado “con mimo” con la introducción y las notas de Marcelo D. Boeri y Gabriela Rossi.

Prensas además ya tiene varios libros que se refieren a tirar del hilo de la ética nicomáquea.

Aristóteles es un imprescindibles en muchos, muchos sentidos desde el cómo leer, reflexionar y entender la filosofía… planteó temas o puso sobre la mesa del pensamiento temas de los que todos los demás pensadores y filósofos fueron picoteando y tirando de ellos.

Su ética, desde su estudio reflexivo es pletórico solamente nos tienen que acompañar a iniciarnos en el pensamiento: quizás sabiendo hacer una pregunta, cómo, cuándo…

La sinopsis de este libro:

Desde la Antigüedad (y en buena medida gracias a esta obra de Aristóteles) la ética se constituye como un área específica del saber filosófico. La Ética Nicomaquea establece qué es el bien para el ser humano e indaga las condiciones para lograr formar un carácter bueno y poseer las virtudes (intelectuales y del carácter) propias de un agente moral adecuado. La obra examina, así, temas de interés permanente: la acción, la bondad y maldad prácticas, la responsabilidad, la justicia, la felicidad o prosperidad vital. La vigencia de estas reflexiones se extiende, de hecho, hasta nuestros días a través de diversas corrientes éticas contemporáneas que encuentran en ellas fuente de inspiración.

 

Los autores son Marcelo D. Boeri y Gabriela Rossi:

GABRIELA ROSSI (La Plata, Argentina). Es profesora en la Universidad de los Andes (Chile), fue investigadora adjunta del CONICET (Argentina), becaria de la DAAD (Alemania) y Fellow de la Fundación Alexander von Humboldt (Alemania). Se especializa en temas de filosofía antigua (en especial, en la filosofía natural, ética y problemas de metodología filosófica de Aristóteles) y también se interesa en cuestiones de ética contemporánea. Entre sus publicaciones, se cuentan el libro El azar según Aristóteles, Sankt Augustin: Academia Verlag, 2011, varios volúmenes editados y coeditados, y artículos aparecidos en revistas académicas como Méthexis, Élenchos, Oxford Studies in Ancient Philosophy, Phronesis.

MARCELO D. BOERI: (Buenos Aires, Argentina), profesor en el Instituto de Filosofía (Pontificia Universidad Católica, Chile). Fue investigador independiente del CONICET (Argentina), Junior Fellow del Center for Hellenic Studies (Harvard University) y Fellow de la Guggenheim Memorial Foundation (Estados Unidos). Trabaja en temas epistemológicos, metafísicos, de psicología moral y política en Platón, Aristóteles, el estoicismo y el epicureísmo. Recientemente ha publicado ¿Serías capaz de hablar si nadie te respondiera? Filosofía y drama en Platón, Berlin: Logos Verlag 2023, y Theory and Practice in Epicurean Political Philosophy: Security, Justice and TranquilityLondres: Bloomsbury 2023 (con Javier Aoiz).

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Marcelo D. Boeri y Gabriela Rossi:

 

-¿Aristóteles sintió la necesidad de dejar escritas sus reflexiones en cuando al comportamiento humano para su hijo con Ética Nicomaquea? ¿Es una especie de legado?

MB y GR: La Ética Nicomaquea, tal como la mayoría de los textos de Aristóteles que conservamos, es un texto que no se daba a conocer al público fuera de la escuela (en este caso, el Liceo), sino que se trataba de un material de uso interno. Hay incluso quienes piensan que buena parte de lo que nos ha llegado como “obras de Aristóteles” no son más que un conjunto de notas que el propio Aristóteles utilizaba para dictar sus clases. De modo que no podemos pensar que él tuvo la intención de escribir sus reflexiones para la posteridad o para su hijo, como un autor hoy día lo hace al escribir y publicar un libro. Más bien se trata de material de trabajo. De hecho, quizá sea interesante mencionar que los textos que Aristóteles publicó, los que dio a difusión en vida, digamos, no son estos, sino que son en su mayoría diálogos en el mismo estilo de su maestro Platón. De ellos lamentablemente sólo se conservan unos pocos fragmentos, el resto se ha perdido.

Hay un factor que añade condimentos al carácter peculiar que este texto tiene en comparación con lo que hoy día llamamos “libros”: lo que tenemos en las manos cuando sostenemos la Ética Nicomaquea es producto del trabajo de editores que con posterioridad a la muerte de Aristóteles reúnen en un solo volumen partes que originalmente eran tratados separados. Más aún: el título mismo tampoco ha sido puesto por Aristóteles. El conjunto sin duda tiene una lógica clara, y hay estudiosos que consideran que podría haber correspondido perfectamente a un curso que Aristóteles diera en el Liceo. Sin embargo, hay que dejar de lado la idea de que esto sea un libro que Aristóteles se sentó a escribir de principio a fin, que tituló, y que entregó para su publicación. A esto hay que añadir un dato que no es menor: qué significaba en la Antigüedad “publicar un libro”. Sin duda, no es nada parecido a lo que entendemos hoy en día, la tecnología de la escritura era muy precaria, aún no se había inventado la imprenta y la cantidad de copias de esos “libros”, que eran un conjunto de rollos, era muy limitada y dependía de la cantidad de copistas que a mano reproducía el texto. Esto a veces explica las diferencias textuales que se encuentran en diferentes tradiciones manuscritas.

Como puede verse, todo esto hace muy difícil pensar que el escrito hubiera estado concebido como un libro dedicado a su hijo, a lo cual hay que sumar que no es seguro que Nicómaco hubiese nacido al momento de la elaboración de este texto. Si bien todo lo que podemos tener respecto del asunto son conjeturas, las más prudentes nos inclinan a pensar que Nicómaco fue más bien el primer editor, es decir, el que organizó estas lecciones de filosofía práctica en un solo tratado, y que este tratado habría recibido el nombre de Nicomaquea por haber sido editado por Nicómaco, y no por haber sido dedicado a él. Esto es una conjetura, claro, porque la primera edición de que tenemos noticia cierta es la de Andrónico de Rodas, bastante después, en el siglo I a.C.

Es interesante también que el nombre “Nicómaco” es importante en la familia de Aristóteles; su padre, un médico de enorme reputación en la corte macedónica y amigo personal del rey Amintas III (padre de Filipo II, quien, a su vez, fue padre de Alejandro Magno) también se llamaba Nicómaco. El hijo de Aristóteles, Nicómaco, recibió el nombre de su abuelo (una costumbre tan habitual en la Antigüedad como todavía suele serlo en nuestros días).

-Fue discípulo de Platón, pero no seguidor “a pies juntillas”, ¿verdad? porque siempre tuvo y mantuvo su propio camino crítico y, cómo diría, su propia “hoja de ruta”, ¿no?; ¿aun así le influye Platón de alguna manera?

MB y GR: Hace un momento comentábamos que Aristóteles escribió diálogos al igual que Platón. Eso ya da una idea, aunque más no sea estilística, de que la influencia de Platón en Aristóteles no es menor. Aristóteles estuvo veinte años en la Academia de Platón, enseñó allí, y —esto es algo que vale la pena recalcar— sólo se fue tras la muerte de Platón. Hay conjeturas sobre las razones de su partida, pero lo que parece plausible es que ellas no respondían a una distancia con su maestro. Ahora bien, naturalmente Aristóteles, como buen platónico, no se limita a aceptar las tesis platónicas, sino que las somete a crítica y las discute. Es muy probable que esta actitud crítica y la sana discusión filosófica en busca de la verdad fuera promovida por el propio Platón dentro de la Academia (el célebre adagio latino “Platón es amigo, pero más amiga es la verdad” –Plato amicus sed magis amica veritas–, que ya está adelantado por Platón –“no hay que estimar a un hombre antes que a la verdad”; República, X.595c2-3— aparece en Ética Nicomaquea 1096a bajo la forma “una investigación de este tipo se nos vuelve ardua por el hecho de que los que introdujeron las Formas son amigos nuestros. Sin embargo, tal vez parecería que es lo mejor, y que, para conservar la verdad, debemos destruir incluso lo que nos es propio, especialmente porque somos filósofos. Pues, aunque ambas cosas nos son queridas, lo lícito es honrar preferentemente a la verdad”). De modo que, si se piensa así, al distanciarse de Platón en algunos puntos por razones filosóficas de peso, Aristóteles es al mismo tiempo extremadamente fiel al espíritu filosófico de Platón. Quizá podríamos decir que es el mejor platónico y, probablemente, a pesar de tomar distancia respecto de algunas tesis platónicas, es quien lo entendió mejor.

En cuanto a la influencia de Platón en Aristóteles, es enorme. Hay varias buenas traducciones al español de la Ética Nicomaquea (hemos citado en nuestras notas al texto, en la Introducción y en la bibliografía esas traducciones); nuestra contribución más significativa a la discusión de este importante texto de la historia de la filosofía es, además de una nueva versión que se aparta de otras en puntos críticos y especialmente difíciles de interpretación, nuestra Introducción.  Creemos que uno de los puntos fuertes de dicha Introducción y de las notas al texto es precisamente el poner en primer plano y hacer evidentes las conexiones entre muchas de las tesis sostenidas por Aristóteles en este texto y tesis presentadas por Platón (y por la versión que él da de Sócrates) en sus diálogos.

Hay un sentido bastante evidente en el que la Ética Nicomaquea puede leerse como una “discusión de escuela”, un debate permanente que Aristóteles lleva a cabo con su maestro, con Sócrates y con sus compañeros de estudios en la Academia platónica.  En la Introducción hemos procurado mostrar, entre otras muchas cosas, que a pesar de su permanente tono crítico respecto de Sócrates y Platón, Aristóteles nunca logra desentenderse por completo de los fundamentos filosóficos que derivan de esos dos importantes pensadores que, a no dudarlo, fueron decisivos en su formación filosófica y en el universo de problemas que inauguran y discuten, y que Aristóteles reformuló de una manera muy sofisticada y original (seguramente ya en la Antigüedad ya era muy difícil ser “original” después de Platón, pero no cabe duda de que Aristóteles logró serlo).

En todo caso, la influencia de Platón no se limita a la ética, la psicología moral, la teoría de la acción y, en general, la filosofía práctica, sino incluso a la metafísica, la filosofía de la naturaleza, etc.

-Fue maestro de Alejandro Magno, ¿cómo le influye a él?; ¿y cómo le influye y se deja ver las enseñanzas de Aristóteles a Alejandro Magno en esa manera práctica de hacer las cosas…?

MB y GR: Aristóteles nació en el año 384 a. C. en Estagira, una ciudad libre de Macedonia. Su familia era de origen griego. Su padre Nicómaco, como mencionamos antes, fue un médico de gran prestigio en la corte macedónica y amigo personal del rey Amintas III. Platón murió en 347 a.C.; la Academia quedó a cargo de su sobrino Espeusipo. Aristóteles se marchó de Atenas a Asos (Asia Menor), donde Hermias (que aparentemente estudió en la Academia de Platón, donde conoció a Aristóteles) era una especie de mecenas de la filosofía. Aristóteles se casó con Pitia, sobrina de Hermias. Alrededor del 345 a. C., Aristóteles se traslada a Mitilene, en la isla de Lesbos, donde conoce a Teofrasto, que se convertiría en su mejor alumno y en su sucesor en el Liceo a su muerte. En 343 a. C., Aristóteles fue invitado a ser tutor de Alejandro, el hijo de Filipo de Macedonia (que por aquel entonces tenía trece años). Es muy difícil saber en qué influyó Aristóteles en la formación de Alejandro Magno (si es que en algún sentido lo hizo); si uno examina, por ejemplo, el libro I de la Política, donde Aristóteles hace una defensa cerrada de la pólis griega tradicional (una institución que por ese entonces ya estaba en franca decadencia o ya prácticamente no existía), debería decir que en materia política la influencia de Aristóteles en el poderoso emperador macedonio Alejandro fue nula. El modelo político, de la pólis tradicional como se la conoce desde fines del s. VI a.C. hasta la primera mitad del s. IV a.C. poco tiene que ver con el panhelenismo propugnado por Alejandro Magno. Por lo demás, son muy pocos los datos históricos de que se disponen para saber con precisión cómo fue la relación entre Aristóteles y Alejandro, en los años tempranos de quien luego sería el dueño del mundo antiguo.

-Cuando regresa a Atenas funda el Liceo frente a la Academia de Platón… ¿en qué se diferenciaban?; ¿en qué Aristóteles era más práctico …?

MB y GR: En este caso estamos nuevamente en el plano de las conjeturas. Hay que decir, para empezar, que Platón ya no estaba en la Academia (pues había muerto) cuando Aristóteles, tras abandonar la Academia y pasar varios años viajando, vuelve a Atenas y funda el Liceo (alrededor del 335 a.C.). En segundo lugar, se suele decir que en el Liceo había cierto énfasis en las investigaciones sobre filosofía natural, que hoy podríamos llamar más “empíricas” (salvando las distancias); pero hay que tomar esto con cuidado, pues tampoco es que en la Academia de Platón no se realizara este tipo de investigación (basta leer el Timeo de Platón para advertirlo), ni es el caso que en el Liceo no se enseñaran temas de filosofía altamente especulativa (al menos, si es que ciertas partes de la Metafísica, el tratado Acerca del alma, por ejemplo, provienen de ese período). En definitiva, la idea de que Platón era más especulativo y, por ende, menos “práctico” que Aristóteles es parte de los clichés y generalizaciones que a veces se hacen cuando se hace ese tipo de comparación de un modo muy general. El caso del Timeo de Platón, que recién mencionamos, es un ejemplo perfecto en el que pueden  advertirse momentos vigorosamente especulativos (el origen del cosmos como el resultado de una producción artesanal de un dios, el demiurgo, que para producir el cosmos debe “mirar” las Formas, la estructura teleológica o finalista de ese cosmos, resultado de la actividad providencial de un dios, la estructura matemática del universo, etc.), pero también otros momentos más directamente vinculados con actividades tales como la disección de cadáveres (para conocer el modo en que está diseñado el cuerpo humano, un procedimiento especialmente celebrado por Galeno, el médico-filósofo del s. II-III de nuestra era). Inversamente, aunque no hay duda de que Aristóteles tiene un interés especial por temas de “filosofía práctica” (en el sentido de su interés por el análisis del fenómeno de la acción, tanto en el sentido individual como colectivo; prueba de ello son tanto sus tratados sobre filosofía moral como los que dedica al fenómeno político), Aristóteles también es un filósofo que, como señalamos antes, dedica un importante esfuerzo a su filosofía teórica.

- El contexto en el que Aristóteles vive en gran parte es la de una Grecia con ciudades estado… esa sociedad en la política y la estrategia de poder de poderes le influye para pensar cómo… ¿porque él quería más bien observar la realidad que intentar cambiarla?

MB y GR: Creemos que la más clara influencia de la ciudad estado en el pensamiento político de Aristóteles es que el tipo y magnitud de la estructura que él tiene en vista al pensar lo político es muy diferente de las que nos encontramos en las sociedades modernas. En una ciudad estado la cantidad de ciudadanos hace posible instituciones políticas y finalidades de la actividad política que hoy día serían impracticables: participación directa de los ciudadanos en procesos deliberativos, cierto ideal de vida compartido al que todos tienden, etc.

En cuanto a intentar cambiar la realidad, nuevamente hay que recordar que Aristóteles era discípulo de Platón, y como tantos otros discípulos de Platón se involucraba en cuestiones políticas (sus relaciones con Hermias, por ejemplo, dan cuenta de ello). Con esto queremos decir que estos filósofos sí procuraban “cambiar la realidad”, para usar la misma expresión. Si uno lee con atención la República de Platón, pero también la Política de Aristóteles, lo que encuentra allí (más evidentemente en el primer caso que en el segundo) es un inconformismo, a veces una denuncia sobre la realidad política ateniense, y sobre todo una propuesta de cómo debe ser una buena ciudad. Eso ya indica un proyecto normativo y que aspira a modificar la realidad política para mejor; y ese tipo de proyecto se traduce a su vez en actividad política, especialmente, en el diseño de constituciones para ciudades estado. En efecto, tanto la República de Platón como la Política de Aristóteles, aunque desde luego describen situaciones de hecho existentes, tienen un carácter fuertemente normativo pues argumentan a favor de lo que debería ocurrir para que una organización política fuera lo mejor posible, de modo de cumplir acabadamente con el fin último de toda comunidad política: “vivir bien”. 

-¿En su vida como en su legado sobre la ética, quiere dejar la pregunta sobre todo, el por qué o el intentar entenderlo todo, pero más por la lectura que por la oratoria?

MB y GR: Si tuviéramos que indicar cuál es la pregunta central de la ética de Aristóteles, diríamos que es la pregunta por cómo es una vida digna de ser vivida para un ser humano. En términos más contemporáneos incluso diríamos que el asunto central que le ocupa es qué es una vida humana con “sentido”, una buena vida, es decir, una vida próspera o de buena calidad. De esa pregunta derivan un montón de asuntos que tienen que ver con la justificación de esa respuesta, con el modo de lograr esa vida plena, con las condiciones que se requieren para ello, etc. Entonces, en la ética no hay tanto énfasis en la pregunta por “todo”, sino que se trata de una pregunta mucho más concreta: cómo hay que vivir. Tampoco hay tanto énfasis en comprender teóricamente el “por qué”, sino que, como dice Aristóteles en su polémica implícita con Sócrates: la finalidad del tratado es llegar a ser buenos. Parafraseando algunas líneas del texto: de poco sirve saber teóricamente en qué consiste la virtud si no se es bueno.

Uno podría preguntar entonces, «¿cómo se llega a ser bueno?» Evidentemente, no a causa de leer la Ética Nicomaquea. Aristóteles tiene muy claro esto. Leer este texto no hará bueno o virtuoso a nadie. El modo de llegar a ser bueno —para decirlo en términos no técnicos— es realizar acciones buenas hasta adquirir la capacidad de realizarlas cada vez mejor y con más gusto. Y eso a punto tal que, llevar a cabo acciones justas o moderadas (la justicia y la moderación son dos virtudes del carácter, como las llama Aristóteles, fundamentales) no signifiquen un dolor o una incomodidad para el agente. En ese sentido la formación temprana de los estados caracterológicos es decisiva.

-En la ética Aristóteles muestra una incesante búsqueda hacia la felicidad, pero le pide y le exige a la polis-Estado que ponga mucho de su parte… ¿es el fundador de la idea del “Estado del bienestar”?

MB y GR: En verdad, uno podría decir que lo que Aristóteles le pide al Estado para la consecución de la felicidad de sus ciudadanos son una serie de condiciones macro. La principal (y donde uno podría llegar a ver acaso alguna conexión con el Estado de bienestar) es la educación pública adecuada de sus ciudadanos. Sin la educación adecuada es muy difícil desarrollar la virtud, y sin el ejercicio de la virtud es imposible la felicidad. Ahora bien, si uno recuerda que no todos los habitantes de la ciudad accederían a la educación… en otras palabras, si uno recuerda que la felicidad que propone Aristóteles se da en el marco de una sociedad en donde se admite y se requiere la institución de la esclavitud, pues, es un poco difícil asociar eso al Estado de bienestar. Más aún, aunque a veces se traduce el término griego pólis por “estado”, siempre debe recordarse que esa traducción es muy aproximada y potencialmente confusa. “Estado” es un término moderno (i.e. de la Modernidad) que sólo capta algún aspecto de lo que significa el griego pólis, esto es, el aspecto que tiene que ver con el hecho de que cada pólis era independiente de otras, en el sentido de que tenía sus propias instituciones y prácticas políticas, judiciales, legales, religiosas y sociales. Una pólis tenía un centro urbano, generalmente fortificado (una excepción notable en este sentido fue la pólis de Esparta), y con un sector dedicado a la práctica religiosa (en el caso de Atenas, la Acrópolis). Pero también el centro político-social, de una importante pólis como Atenas, controlaba un territorio (chóra). Sócrates, el maestro de Platón, era del demo de Alopece (o Alopeco), pero era considerado ateniense.

Hay un asunto que quizá vale la pena también mencionar, que es eso de la “búsqueda de la felicidad”. Aristóteles entiende que la felicidad es una actividad. Es hacer algo. Entonces, no se trata de buscar algo (una meta), sino más bien de realizar ciertas actividades de modo excelente. Para eso es necesario que el contexto social y político en que uno está sea favorable a esas actividades; pero, según Aristóteles, también es decisiva la responsabilidad individual. Ningún “estado de bienestar” puede garantizar la felicidad (o, mejor aún, la “prosperidad vital”) en el sentido en que Aristóteles la entiende. Más concretamente, él argumenta que la felicidad o vida plena para un ser humano consiste en una vida en la cual la actividad principal sea la investigación filosófica y científica (un enfoque que se asocia habitualmente al modelo de vida buena entendida como el ejercicio de la racionalidad), pero ese tipo de actividad también debe ir acompañada de la modelación apropiada de las virtudes o “excelencias” (aretaí) del carácter (como justicia, moderación, valentía, generosidad, etc.). Entonces, este tipo de vida (es decir, la felicidad) sólo es posible en una polis en la que las instituciones políticas permitan esta actividad, la favorezcan con buena educación para sus ciudadanos y… no persigan a los filósofos (piensa en lo que ocurrió con Sócrates, por ejemplo). Junto con esto, es necesario que esté cubierta una serie de necesidades materiales, pues como seres humanos tenemos necesidades físicas y afectivas; entonces, hace falta tener cierta cantidad de dinero para vivir, una buena familia, amigos. Uno podría preguntarse: ¿quién provee todo eso? La respuesta de Aristóteles es que esto es cuestión de suerte, pero también cree que desempeña un rol importante la responsabilidad individual. Si eres afortunado y, una vez que has desarrollado adecuadamente tu facultad racional, te propones instrumentar los medios que conducen a un desarrollo humano apropiado, tendrás todo eso; si no, lamentablemente no lo tendrás y puede que ser feliz sea más difícil para ti e incluso quizá imposible. Con esto queremos decir que para él no hay una obligación del Estado de proveer ninguno de esos bienes exteriores, probablemente porque cree que nadie (ni siquiera un Estado todopoderoso) puede suministrar bienes que a veces dependen exclusivamente del individuo.

-En Ética Nicomaquea, Aristóteles quiere mostrar la búsqueda del “punto medio” de esa especie de equilibrio entre “el todo” que nos rodea porque él sentía mucha curiosidad sobre muchos campos y en todos quería encontrar ese equilibrio…

MB y GR: En verdad el tema del “justo medio” es un poco más preciso: lo que Aristóteles dice es que la virtud o excelencia consiste en un término medio referido a acciones y a emociones. O sea, no se trata de un punto medio de todo, se trata de hacer lo correcto y de sentir lo correcto en el momento y situación concreta que así lo requiera. El caso de la valentía es muy claro a ese respecto: la valentía como virtud o excelencia del carácter (o “moral”) es un término medio entre un defecto (cobardía) y un exceso (temeridad u osadía).  Creemos que ese es el mejor modo de resumirlo. Aquí recomendamos al lector que mire lo que Aristóteles dice en el libro II de la Ética Nicomaquea y nuestras explicaciones en la introducción.

-¿Es Ética Nicomaquea como una especie de manual para ir por la vida para encontrar o ayudarte a encontrar la felicidad y el equilibrio?

MB y GR: Sin duda, esta es la expectativa que frecuentemente se tiene frente a un libro que comienza hablando de modo tan extenso acerca de la “felicidad”. Lamentablemente, es también la primera fuente de decepción, por varias razones. En primer lugar, como aclaramos en la introducción al texto, “felicidad” es un término al que hay que darle un sentido bastante peculiar en Aristóteles; no se trata de lo mismo que muchas veces se entiende hoy día (en el habla coloquial “felicidad” suele ser lo mismo que “alegría”, un estado psicológico relativamente pasajero. Pero la eudaimonía, la “felicidad” aristotélica es, por el contrario, un estado o disposición estable). En segundo lugar, como manual el texto parece ser insuficiente. No encontramos instrucciones concretas del tipo “haga esto”, o “siga estos pasos”, o “en tal situación lo mejor es usar esta regla para decidir qué hacer” (contra lo que podría suponerse, no hay en la Ética Nicomaquea reglas o prescripciones claras). Sin embargo, sin duda el texto tiene una función práctica. Lo que ocurre es que esa función no es tanto la de ser un manual para ser feliz, sino más bien la de ser una reflexión que le ayuda a uno a auto-esclarecerse acerca de las condiciones bajo las cuales uno puede tener una vida humanamente plena y excelente (debe recordarse que la ética es una de las dos disciplinas filosóficas más antiguas junto con la lógica. Es una disciplina filosófica que examina los fundamentos de la acción recta y el modo probable de implementarlos en las situaciones concretas). Ahora bien, el “paso” que va desde esas reflexiones más bien teóricas a lo concreto que puede tener efectos en la vida de cada uno tiene que darlo el lector. Por eso decíamos que no es una serie de instrucciones, sino que su valor práctico depende mucho de cuánto cada uno sea capaz de sacar del texto.

-¿Qué conceptos clave hay que entender, sí o sí, a la hora de estudiar a Aristóteles?….porque yo entiendo que todos sus coetáneos querían conseguir el máximo de “ser práctico” para conseguir la felicidad y el equilibrio, pero quizás no era así….porque quizás lo que otros buscan no sea, como premisa, la felicidad de modo tan práctico ni tampoco el equilibrio, quizás no busquen tanto despertar la curiosidad y en todos los campos del conocimiento sino, más bien, reflexionar al 100%, ¿es así?

MB y GR: Aristóteles es siempre un filósofo complejo: al carácter a veces telegráfico y al mismo tiempo denso de sus textos (nuestras notas al texto procuran, en la mayor parte de los casos, aclarar los implícitos o algunas formulaciones un poco confusas), debe sumarse el hecho de que desarrolla una enorme cantidad de terminología técnica que hay que conocer, al menos de modo somero, para entender sus explicaciones y argumentaciones. La Ética Nicomaquea, como el resto de las obras de Aristóteles que han llegado hasta nosotros, es un “texto de escuela”, es decir, un texto que reúne debates expresados en un vocabulario técnico que seguramente era claro para cualquier persona que era habitué en el Liceo. Nuestra Introducción y nuestras notas al texto explican ese tipo de detalle y, como decíamos antes, esa es una parte importante, creemos, de nuestra contribución al estudio de esta obra. Es muy probable que muchas personas en la época de Aristóteles querrían alcanzar lo que llamas “el máximo de ser práctico”; sin duda todo el mundo quería “ser feliz” (este es un detalle explícitamente destacado por Aristóteles: es un hecho fácticamente básico de la vida humana desear ser feliz), pero no es igualmente claro que cuando Aristóteles daba sus lecciones de filosofía práctica en el Liceo la gente en general estaba al tanto de esas lecciones (recuerda que la Ética Nicomaquea como “libro” aparece varios siglos después de muerto Aristóteles). Hay que advertir, además, que era muy poca la gente que en esa época sabía leer y escribir, así que el contenido de ese texto seguramente estaba reservado a poca gente. Sí es seguro que los círculos intelectuales, incluidos aquellos que no eran aristotélicos, estaban al corriente de las ideas de Aristóteles acerca del bien, de la acción, de la felicidad, etc. (los estoicos, por ejemplo, que aparecen en Atenas unos quince años después de la muerte de Aristóteles, seguramente conocieron la teoría aristotélica de la felicidad, ya que, en parte, generan una teoría de la eudaimonía que presupone algunos puntos de partida netamente aristotélicos).

-Hoy y ahora, ¿sigue siendo Aristóteles uno de los filósofos clásicos que más nos ha influido y nos está influyendo?

MB y GR: Es una pregunta compleja porque uno puede contestarla desde el punto de vista de la actividad académica o universitaria, o bien desde un punto de vista más general. En el primer aspecto, nosotros diríamos que la influencia y más aún la vigencia de Aristóteles en la actividad académica y filosófica hoy día es enorme. Probablemente sea uno de los dos o tres filósofos más leídos en el ámbito universitario. Y en especial la Ética Nicomaquea es, hasta donde sabemos, el libro más leído de Aristóteles en la universidad. Más allá de que se lo lea, lo cierto es que él sigue siendo fuente de inspiración filosófica hoy día en casi todos los ámbitos, desde la ética, hasta la teoría de las emociones, la metafísica, la filosofía de la mente. Su vigencia es verdaderamente notable.

En el segundo aspecto, ya más general, nos resulta un poco más difícil hacer un diagnóstico. Una verdad de Perogrullo sería decir que, en efecto, Aristóteles es un precursor de casi todas las disciplinas y en ese sentido ha formado y sigue formando todavía nuestra visión del mundo. Más allá de eso, es claro que Platón y Aristóteles son los dos filósofos clásicos más importantes por su recepción e influencia a lo largo de la historia del pensamiento, hasta nuestros días.

 

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