La
Librería de El Sueño Igualitario
José Antonio Vidal Castaño publicó el pasado año su mejor libro,
"El sargento Fabra", en La Catarata.
La
sinopsis de este libro con el que conversaremos con José Antonio Vidal Castaño:
El
sargento de Ingenieros Carlos Fabra Marín fue considerado durante los primeros
compases de la guerra civil como un héroe y reconocido como tal, en su momento,
por el mando y las autoridades republicanas. Su acción de guerra en el batallón
de Zapadores Minadores del acuartelamiento de Paterna, el 29 de julio de 1936,
abortando la rebelión de sus oficiales contra la República fue decisiva para
inclinar la balanza en contra del “alzamiento” militar en la guarnición de
Valencia. No obstante, esta acción y los hechos que de ella se derivaron no han
sido suficiente y justamente valorados por la historia posterior. Sin embargo,
el mito del sargento Fabra tras la contienda, pese a su desaparición del
escenario político y militar, exiliado con su familia en Francia, logró
sobrevivir. Su valor frente a los militares rebeldes de 1936 gozó en círculos
antifranquistas del prestigio de una leyenda al más puro estilo griego. José
Antonio Vidal Castaño realiza un exhaustivo trabajo histórico de la peripecia
personal y familiar del sargento Fabra y de las ideas, conflictos, estilos de
vida y otros aspectos que compusieron la sociedad española de su tiempo.
El autor:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Antonio_Vidal_Casta%C3%B1o
Cazarabet conversa con José Antonio Vidal
Castaño:
¾¿Por qu
-Porque fue uno de los protagonistas olvidados por la historiografía a
la hora de abordar la guerra civil en el País Valenciano, y en concreto en la
ciudad de Valencia. Las referencias al sargento Fabra Marín son escasas en los
libros de historia, y no muy afortunadas. Su acción en el Paterna contra los
oficiales del cuartel de Ingenieros que preparaban la rebelión militar
contribuyó decisivamente (como se demuestra en el libro) a salvar la República
en la tercera capital de España. Sin embargo, tan sólo aparece en los textos
donde lo hace como un personaje muy secundario al que que
se dedican unas líneas descontextualizadas. Sólo algunos historiadores
significativos, como Julio Aróstegui, en su libro El 18 de julio y después (Flor del
Viento), los historiadores valencianos (no todos) y algún historiador militar
se acuerdan de su existencia. Entre estos últimos, el que más espacio le dedicó
fue precisamente uno de los más significativos, Agustín Salas Larrazabal, en su monumental Historia del Ejército Popular de la República (La esfera de los
libros).
La del sargento Fabra era una historia y una memoria, por recuperar.
También estábamos ante un mito popular, puesto que su heroísmo y hazañas se
habían convertido en una leyenda que circulaba en Valencia de boca en boca,
durante la inmediata posguerra.
¾¿Cómo ha
sido trabajar la biografía de este suboficial?
-Ha sido laborioso y difícil. No aparecía documentación básica,
procedente de fuentes primarias, que era necesaria para abordar su historia. Lo
existente era muy poco, y cuando comencé este trabajo andaba un tanto perdido.
El conocimiento directo de su hija Leonor Fabra Pardo, que puso a mi
disposición el archivo familiar provisto de cartas personales, algunos
documentos de carácter militar, notificaciones, etc., desatascó el trabajo,
pero no lo suficiente para construir una biografía que, a su vez, enfocara lo
sucedido durante la guerra civil en los cuarteles de Paterna y en toda la
ciudad de Valencia; ni que permitiera reconstruir su heroica acción militar y
las dramáticas consecuencias que tuvo para él, su familia y el resto de las
personas que intervinieron en la toma del cuartel d Paterna. Finalmente, la
reciente aparición ¾al ser
desclasificados varios miles de documentos¾ de dos
procesos sumarísimos abiertos al sargento Fabra y sus compañeros, depositados
en el Archivo Histórico de Defensa (AHD) de Madrid, permitieron trazar un
panorama completo de este ‘secundario de lujo’ que tuvo un papel decisivo en
los esfuerzos por abortar el golpe militar contra la Segunda República en
Valencia.
¾¿Cuánto tiempo te llevó trabajar en ello y qué
metodología has empleado?
-El trabajo sufrió varias interrupciones por la escasez de materiales,
ya reseñada. La ¿lentitud? en cierta medida benefició la investigación; la hizo
más sólida, y terminó por ser el tema de mi tesis doctoral. Tesis, que dirigida
por los doctores Ismael Saz e Isabel Burdiel, fue
leída en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Valencia, en
mayo de 2012, obteniendo la máxima calificación académica. En total, el tiempo
invertido para la búsqueda de documentos, su procesamiento y la redacción
final, se aproxima a seis años.
En cuanto a la metodología, he seguido los pasos de la narración
histórica construida a modo de una biografía, tratando de relatar los hechos de
manera cronológica y dando importancia prioritaria al contexto histórico.
También he considerado importante el caracterizar cada una de las épocas por
las que atraviesa la biografía de Fabra Marín, con una serie de acontecimientos
y situaciones de referencia, como: la crueldad de la guerra de África, el 14 de
abril y la Segunda República; el impacto de 1934 en los orígenes de la guerra
civil; la conspiración y el golpe militar de 1936 contra la República que
originaron la guerra civil; el desastroso final de ésta que desembocó, para
casi medio millón de españoles, en el mayor éxodo de su historia moderna (Fabra
está en este caso), y para el resto de la población una larguísima y cruel
dictadura con toda su carga de represión y exclusiones civiles y sociales…
¾¿Por qué
hablas, en el caso de Fabra, de una derrota en tres dimensiones ¿ ¿No
sufrieron, todos los que lucharon a favor de la República, esa misma derrota?
-Recordaré, primero, las tres dimensiones por las que me preguntas.
Hablo de que su biografía presenta tres aspectos diferenciados. El primero, es
que se trata de una “biografía coral”, es decir, que representa la voz de los
militares de a pie que, generalmente, apoyaron a la República en contra de sus
jefes y oficiales, que hicieron lo contrario. También hablo de una dimensión
individual dentro de esa constelación militar global, es decir, de una
dimensión personal, por lo que existió una derrota personal, que fue, al
tiempo, política. Es cierto que estas cosas afectaron a los derrotados en
general, pero estamos hablando, en concreto, del sargento Fabra Marín, para el
que estos avatares suponían el hundimiento del universo personal y de los valores
morales que daban sentido a su vida y por los que había luchado, a saber:
defensa a ultranza de la familia, de la tradición y de un orden personal entre
lo militar y lo rural. Para él, la derrota supuso también cierta incapacidad
para la lucha antifranquista si exceptuamos el período entre 1945 y 1947, años
en que se le encomendó poner en marcha una organización clandestina de corte
guerrillero para rescatar a los antifascistas que huían de España a Francia.
Por lo tanto, el caso de Fabra, no es el mismo que el de todos los
militares que lucharon en esta guerra. Sería, en todo caso, similar al de una
parte del ejército que permaneció fiel al régimen republicano. Pero, en su
caso, es más grave porque acabó fuera del ejército y de todas las actividades militares.
Esta triple derrota se ve matizada por su decisión de no regresar a su tierra como derrotado ni vencido. Fabra decide no
volver antes de la muerte del dictador y convierte en bueno su deseo, lo cual
habla muy bien de su capacidad de resistencia y de fidelidad a unos principios
que se comprometió a defender, incluso rodeado de las peores circunstancias.
Con esto creo que contesto también a tu pregunta sobre su decisión de no
regresar.
¾¿Fue el sargento Fabra un héroe? Y si lo fue,
¿qué clase de héroe fue?
-Es indudable que su comportamiento, coraje y valor personal estuvieron
presentes en su acción militar de la tarde-noche del 29 de julio de 1936.
Asumir el mando de un pelotón de hombres armados ¾cabos y
soldados¾, aunque también le estaban
apoyando los sargentos y buena parte de la tropa, para controlar el
acuartelamiento de Paterna y enfrentarse a sus propios oficiales, que apoyaban
en su mayoría el golpe de estado en marcha contra el gobierno de la Segunda
República, fueron ejemplares y, por lo tanto, heroicos. Hay que reconocer que
se necesita mucho valor para romper conscientemente la cadena de mando impuesta por la jerarquía militar, exponiéndose a
ser, por este motivo, juzgado, degradado y considerado como un traidor, y
ejecutado sin más.
Sí, en sentido estrictamente militar, Carlos Fabra Marín fue un héroe. Y
así lo reconocieron las crónicas de su tiempo y los mandos civiles y militares
de la jurisdicción de Valencia y del gobierno republicano. Esta acción está
relatada con todo detalle en el libro que estamos comentando en sus capítulos 5
y 6, que llevan por título: “La guerra civil del sargento Fabra”. Este hecho
militar, por sí solo, hubiese merecido un libro, pero la biografía de este
personaje “secundario” fue, como la mayoría de las vidas involucradas en una
situación especial como lo fue la guerra civil, una historia y una memoria que
necesitaban ser rescatadas del olvido.
Fue un héroe, mitificado o convertido en leyenda por sus paisanos, en
particular durante la inmediata posguerra. Se le atribuían todo tipo de hazañas
militares y unas capacidades humanas, políticas, etc., que evidentemente no
tuvo. Por eso, el libro trata de situar a este militar en su contexto adecuado.
Lo sucedido, y las experiencias por las que tuvo que pasar y que conoció de
primera mano, nos hablan de un militar profesional de la escala inferior de
milicias, de un buen padre, de un buen amigo y compañero para aquellos que le
conocieron directamente; pero también de una pequeña leyenda negra que suele
acompañar a todo personaje popular. La mayor parte de esta leyenda ha estado
influida, e incluso inspirada, en la propaganda que sus enemigos (los enemigos
de la república, vencedores de la guerra civil) se encargaron de difundir. Tuvo
también, entre sus propias filas, partidarios y detractores. De todo ello se da
cuenta en el texto.
¾La familia
Fabra Marín era burguesa y agraria, ¿cómo crees que influyó esto en nuestro
protagonista?
-Tal vez influyó en su ideología, al abrazar, por fidelidad a las ideas
de su padre, el republicanismo. Su padre, secretario de ayuntamiento, fue
durante toda su vida seguidor del republicanismo blasquista,
de origen liberal y burgués. Su raigambre rural se difumina en el momento que
la familia marcha a vivir a la ciudad de Valencia, porque el padre comienza a
trabajar como administrador de las fincas de la condesa de Buñol,
que tenía propiedades en Chella.
En el libro se cuenta detalladamente la situación familiar. El joven
Fabra seguramente hubiese estudiado el bachillerato y alguna carrera corta,
pero la muerte de sus padres provocó la ruina familiar, y esto decantó su
destino hacia la milicia, carrera que ya no abandonaría durante la mayor parte
de su vida.
¾Esa
concepción de “las cosas bien hechas…”, “de seguir un cierto orden…”, “de hacer
lo correcto…”, ¿de dónde sale: puede que de esa mezcla de una vida más bien
acomodada para la época, mezclada con el acercamiento a lo social, al
republicanismo valenciano y a esa fuerza que tú llamas “blasquismo”?
-Empezaré por decir que lo de “blasquismo” no
es un término que yo haya inventado. Es el de la corriente política derivada
del pensamiento y el quehacer republicanos de Vicente Blasco-Ibáñez, gran
promotor de su propio republicanismo a través de un eficaz aparato de
propaganda que él mismo impulsó. El término blasquismo
figura en los manuales, biografías y demás historiografía relacionada con este
personaje clave para la evolución de la vida valenciana en la transición de los
siglos XIX al XX.
Sí. El blasquismo, posiblemente moldeó el
pensamiento de Fabra Marín, a través de la influencia paterna, pero su
temperamento y convicciones morales respecto de lo “correcto”, el “orden”, etc.
ya venían dados, en su caso, por una tradición que tiene que ver tanto con sus
orígenes como con la capa social de la que provenía, a la que se añadieron su
adherencia a los valores militares. Creo que con las respuestas anteriores he
contestado acerca de la influencia y peculiaridades que el republicanismo
valenciano o blasquismo tuvieron, así como de la
influencia que pudieron ejercer sobre el joven Fabra.
¾¿Cómo crees que influyó el paso por África de
Carlos Fabra? ¿Crees que en África empezó a cosechar muchos desengaños a la vez
que iba viendo más en claro el panorama de la situación político-social e
incluso militar en la que estaba sumergido el estado español?
-La primera parte de esta pregunta es realmente importante. El paso por
la terrible guerra de África, aunque fuera en su fase decadente, enseñó e
influyó más en la vida de Fabra que varios manuales de táctica y técnica
militares, y sin modificar su credo ideológico lo adecuó a las pautas, modos y
comportamientos militares.
El paso por África, por su guerra inacabable, curtió al sargento Fabra y
le dio una experiencia que marcó su existencia. En este sentido fue tan
“africanista” como cualquiera de los jefes y oficiales que se enfrentaron a la
República, y que se le enfrentaron a él mismo en la guerra civil. Es decir,
pasaron por experiencias muy duras. Recibieron lecciones de supervivencia,
crueldad, ejercicio de la violencia y toda suerte de artimañas para hacer la
guerra. Esto, al menos, está en el acerbo general de los militares que pasaron
por África. En su caso, el sentido jerárquico, el de disciplina y austeridad
personales, etc. se ven reforzados por su estancia en África. Estancia
salpicada en los momentos finales de la misma, por un incidente que le acarrea
una sanción y que no hemos podido determinar ni aclarar, porque la
documentación pertinente está todavía por clasificar en los archivos militares
de Sevilla. En cualquier caso, fue una falta leve, pero precipitó su vuelta a
España, y la obtención de su primer destino que fue el cuartel madrileño de
Carabanchel. Cumplida la sanción, probablemente en 1934, Fabra fue destinado al
cuartel de ingenieros de Zapadores-Minadores de la guarnición de Paterna, en
Valencia, donde iba a suceder el acontecimiento más importante de su vida y tal
vez de la vida de los valencianos en aquellos momentos.
¾¿Cómo crees que pensaba Fabra que debía ser un
militar de una república?
-Trato de responder a esta pregunta, precisamente, al final del libro, y
desde “una perspectiva simplemente política, podría definirse nuestro personaje
como un republicano que hoy llamaríamos histórico, casi perfecto”. Recojo en
este aspecto las palabras utilizadas por el historiador Ángel Duarte en su
libro El otoño de un ideal, donde
dice: “Los republicanos son (…): individuos liberales; aunque preferentemente de
izquierdas. El republicanismo español, como el francés, mantiene un vínculo
respetuoso con la Revolución de 1789 (…), manifiesta incluso siendo creyente y
practicante una extremada desconfianza frente a la Iglesia católica, se revela
como un patriota preocupado por la suerte de la nación, y, finalmente, en un
grado más o menos intenso, pero jamás ausente del todo, muestra su simpatía por
el destino de las clases populares; en ocasiones, incluso, aboga por el activo
protagonismo de estas. En este programa que mezcla laicismo y patriotismo
cosmopolita, interés por la cuestión social y confianza por el sufragio
universal, se reconoce en el republicano a un hombre de izquierdas, y en la
republicana a una cultura de izquierdas.”
En lo específicamente militar he realizado suficientes referencias en
las preguntas anteriores para considerar que Fabra Marín fue un militar cabal y
acorde con lo que se esperaba de su profesión y del papel social que le tocaba
jugar. Pero, en su caso, es indudable que lo dicho en el párrafo anterior,
influyó notablemente en su pensamiento acerca de un militar servidor de una
república. Como digo en mi libro, el famoso y polémico decreto para la “reforma
militar” realizado por Manuel Azaña, ministro de la guerra, que elevó la
dignidad de los sargentos a suboficiales, representó para él la inclusión de
esos valores republicanos y de izquierdas en sus deberes y tareas, asumidas ya
como militar, potenciando su fidelidad a esos valores.
¾Háblanos, brevemente, de esos primeros días y
luchas de Fabra por frenar el alzamiento militar en Paterna por parte de los
sublevados.
-Más que de eso, que podéis leer detalladamente, paso a paso, día a día,
e incluso hora a hora, en los capítulos ya citados del libro, quiero aprovechar
la oportunidad para resaltar el carácter de golpe de mano, dentro del golpe o
sublevación militar que encabezó el sargento Fabra, contraviniendo las órdenes
de sus superiores.
La sublevación militar contra la Segunda República se inició los días 17
y 18 de julio en Canarias y en el resto de España, excepto en Valencia, donde
no ocurrió nada hasta el 29 de julio.
La oficialidad durante diez días vivió en vilo y los cuarteles estaban prestos
a sublevarse; la incertidumbre política planeaba sobre las autoridades
republicanas, que no daban con la solución, y las calles de Valencia y las de
los pueblos próximos a la ciudad estaban en manos de milicianos
revolucionarios, mal armados, que actuaban y controlaban cruces de caminos y edificios
oficiales en nombre de partidos y sindicatos.
Podía haber ocurrido cualquier cosa. Fabra Marín tomó entonces el
cuartel de Paterna y su acción militar advirtió a los golpistas que sus
acciones contra la legalidad republicana costaban su precio en sangre, que no
iban a quedar impunes.
El sargento fue, en esos momentos, aclamado por todos, pero la historia,
como de costumbre, olvidó muy pronto…
11934
El sargento Fabra.
Historia y mito de un militar republicano (1904-1970). José Antonio Vidal Castaño
384 páginas 16 x 24 cms.
21,00 euros
La Catarata
El sargento de Ingenieros
Carlos Fabra Marín fue considerado durante los primeros compases de la guerra
civil como un héroe y reconocido como tal, en su momento, por el mando y las
autoridades republicanas. Su acción de guerra en el batallón de Zapadores
Minadores del acuartelamiento de Paterna, el 29 de julio de 1936, abortando la
rebelión de sus oficiales contra la República fue decisiva para inclinar la
balanza en contra del “alzamiento” militar en la guarnición de Valencia. No
obstante, esta acción y los hechos que de ella se derivaron no han sido
suficiente y justamente valorados por la historia posterior. Sin embargo, el
mito del sargento Fabra tras la contienda, pese a su desaparición del escenario
político y militar, exiliado con su familia en Francia, logró sobrevivir. Su
valor frente a los militares rebeldes de 1936 gozó en círculos antifranquistas
del prestigio de una leyenda al más puro estilo griego. José Antonio Vidal
Castaño realiza un exhaustivo trabajo histórico de la peripecia personal y
familiar del sargento Fabra y de las ideas, conflictos, estilos de vida y otros
aspectos que compusieron la sociedad española de su tiempo.
José Antonio Vidal Castaño
Es doctor en Historia Contemporánea. Sus líneas de investigación se centran en
los aspectos políticos y militares de la Segunda República, la guerra civil, el
exilio y la resistencia antifranquista, sobre los que ha publicado numerosos
trabajos, comprometidos con el análisis y el rescate de la memoria histórica
del siglo XX, entre los que destacan: La memoria reprimida.
Historias orales del maquis (2004) y Campo
de Septfonds. Republicanos españoles en “judes”
(2006).
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