Cazarabet conversa con... Begoña Fidalgo, autora de “Todo
es agua” (Pregunta)
Un libro de Begoña
Fidalgo que es toda una apuesta de Ediciones Pregunta de Zaragoza.
Narraciones en
forma de 14 relatos prologada por Ricardo
Menéndez Salmón. Los relatos son notablemente entretenidos y cargados de
emociones de todo tipo…
La agilidad en que
los relata y los giros inesperados hacia el desenlace hacen que la lectura
atrape al lector o lectora.
Tiene algo de
filosófico todo el libro en sí y también cada uno de los relatos porque se
plantea muchas dudas existenciales… en todos los relatos parece hurgar para
esperar encontrar el por qué o los por qué
o la verdad de lo que previamente plantea o hasta enmaraña que empieza
tirando de un sutil hilo
La sinopsis del
libro:
Todo es agua es
celebrativo e incómodo, como cualquier literatura que se precie» (Ricardo
Menéndez Salmón, en el prólogo del libro). Solitarias y compasivas, abandonadas
y resentidas, pero siempre valientes, así son las protagonistas del universo
que Begoña Fidalgo despliega en Todo es agua, su primer libro de relatos.
Mujeres atrapadas en sus rutinas, mujeres que no necesitan brillar hasta que
descubren ciertos secretos que las conducen hacia su propia luz. Una galería de
retratos que convierten el anhelo en virtud y la redención en supervivencia.
La autora Begoña
Fidalgo:
En los primeros
años de su niñez vivió en una granja a las afueras del pueblo. Desde la casa se
veía el apeadero y un poco más allá discurría el río. Cruzando el río estaba
todo lo demás. Estudio Ciencias Empresariales en la Universidad de Zaragoza y
Técnico en Administración de Empresa por la EOI. Siempre ha trabajado en áreas
de contabilidad y gestión de pequeñas empresas. También ha estudiado Escritura
Creativa en la Escuela de Escritores, en los Talleres de Isabel Cañelles y en Ítaca Escuela de Escritura. Algunos de sus
relatos forman parte de antologías y publicaciones junto a otros autores. Todo
es agua es su primera colección de relatos en solitario.
Cazarabet
conversa con Begoña Fidalgo:
-Amiga
Begoña, ¿qué te ha llevado a este libro de narrativa que nos acerca a esas
cosas que a ti te apasionan, pero que también te acercan como creadora y
supongo que como lectora?
-En primer lugar,
agradecer a Cazarabet el interés por este libro de relatos Todo es agua. Respecto
a vuestra pregunta, estos relatos que en su origen no formaban un libro, han
surgido de un estado de incomodidad, de una necesidad de escribir, que quizás
no sirva de mucho, ni tan siquiera nos haga más felices, pero sí que hay un
momento en el que nos es imprescindible sacar a flote historias sobre aspectos
que nos interpelan de manera especial. Y en este caso, el foco se centra en las
relaciones humanas. Relaciones en nuestros ámbitos sociales y laborales,
también con nuestro entorno más cercano: familia y amigos, y fundamentalmente
un análisis introspectivo con uno mismo. A veces hay que bajar a nuestras fosas
abisales, y de esas inmersiones surgieron estas historias acuáticas.
-¿Vuelcas en estos
relatos tus obsesiones, aquello que te asalta y te golpea?
-Sí, más que mis
obsesiones vuelco aspectos que en ese momento me interesan muchísimo, me
enganchan de forma especial. Y el motivo de ese interés puede ser muy diverso,
o bien porque esté pasando por una situación parecida, conozca algo similar,
imagine algo totalmente contrario, desearía algo parecido… El origen es muy
variopinto, a veces muy trivial, o frívolo, o nada a priori que sea reseñable
para mí, pero al final siempre es hablar de algo que me interesa o bien por el
tema, o el cómo, o el por qué. Me gustan mucho los relatos que engordan
conforme avanzan, que ese engorde sea hacia abajo, y además que lo hagan
camuflándose. Me interesa muchísimo más la parte sumergida.
-¿Qué es para ti,
amiga, el ejercicio narrativo?
-El ejercicio
narrativo es una forma de entenderme, de relacionarme conmigo misma, es una
introspección fascinante, a veces cruel, a veces tibia, pero siempre
enriquecedora. Una forma de reencontrarme en la noche con mis anhelos, de
preguntarme cómo me va y responderme (o intentarlo) con la mayor honestidad
posible. En cualquier caso, no es una elección, es una necesidad.
-¿En tus creaciones
lo importante “es el todo” frente a los protagonismos de un personaje, un
escenario o un tema?
-Para mí lo
importante es la interpretación que el lector hace de esa historia, y en ese
sentido me gusta mucho que me digas esto de que lo importante es el todo, o
bien lo importante sea el protagonista, otros pueden pensar que la ambientación,
otros el tema… Eso me interesa, que no sean cerrados. Para mí prima el tema, y
si es posible visto de una manera escorada, diferente a lo previsible, ese otro
punto de vista, o bien del narrador o de un personaje (la amiga, la hermana, el
señor del parque, las compañeras de trabajo, la madre, el chico de los
tatuajes). El desplazar el interés fuera del foco, eso me resulta revelador.
Por ejemplo, no dejarnos deslumbrar por unas relaciones incestuosas, por su
consentimiento o su provocación, no, eso es un hecho que se da con más o menos
frecuencia y que pude tener nuestro rechazo más o menos rotundo, pero para mí
lo interesante es qué hacemos nosotros, qué hace el lector cuando es testigo de
esa situación, ¿ladeamos también la mirada? ¿Miramos por debajo de la mesa?
¿Miramos a los ojos de la víctima? Y volviendo a tu pregunta, me interesa el
todo visto desde una perspectiva, una distancia, una reflexión.
-Lo pregunto porque
en tus relatos el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo
demás —hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o
escritora—, pero a veces la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que
interaccionan de una manera…
-La ósmosis entre
trama y personaje debe ser total, así lo intento, la trama es la sangre que
fluye por el personaje, el argumento le pone una peripecia, una biografía, la
ambientación nos pone un tiempo, un espacio, un lugar, una emoción impregnada
de nieve o una rabia rebosante de calor, pero la trama, claro, es el andamiaje
invisible sin el cual todo se viene abajo. Sobre ese trípode invisible gira
nuestro pequeño mundo, giran estas historias.
-¿Cuál
y cómo es el papel que le otorgas al escenario en el que se pasean los
personajes y se desarrolla la trama?
-En mis relatos, en
concreto en esta colección de relatos, el escenario es muy importante. En
alguno de ellos, estoy pensando en Un inmenso arrozal, Después de la nieve,
Aquel tórrido verano, es imprescindible, fundamental, es la parte del
protagonista que no nos cuenta, pero sí vemos cómo ese paisaje nos paraliza,
nos congela, nos asfixia. El escenario de los hechos es determinante. En otro
entorno la historia sería diferente, el relato cobra un punto de giro cuando
los personajes se van a ese lugar, o vuelven, o son incapaces de salir. El
lugar es su enemigo y también su aliado, según decidan o puedan gestionar ese
momento vital en el que se encuentran. El dónde también es un punto de
inflexión.
-Porque, amiga,
¿qué pretendías al sumergirnos en este ejercicio narrativo… enseñarnos a
reflexionar llevándonos a ciertas situaciones que van apareciendo en tus
tramas, descripciones y/o escenificaciones?
-Mi
pretensión solo es conmigo mismo, de hecho, cuando se escribieron no tenía en
mente publicarlas, no era algo prioritario. Luego cuando decidí enviarlas para
su posible edición hubo, lógicamente, una criba de relatos, la selección de un
grupo de historias con cierta unicidad de tono, voz narrativa y elemento
transversal que los recorra a todos, como en este caso es el agua, pero en
todos los procesos mi pretensión, mi exigencia ha sido conmigo misma. Yo he
aprendido con los personajes a valorar otras opciones, contemplar otros puntos
de vista, compadecerme de ciertos comportamientos, reprobar otros, comprender algunos,
aceptar unos pocos. Si su lectura genera una búsqueda parecida a la mía como
autora, me alegra que así sea, porque sí que busco el juego, la complicidad,
que el lector se zambulla en las historias. Eso sí que me gustaría. Si luego
nos viene la reflexión, bienvenida sea.
-Se nota que te lo
has pasado muy bien escribiendo, creando e imaginando esta historia, ¿no?
Me lo he pasado muy
bien, sí, y si se nota me alegro porque así es. Eso no quita para que en
algunas historias haya sufrido mucho con la protagonista. Por ejemplo, en La
partida, o en Gamuzas en los pies, o también en Negro
sobre Negro. Son tres víctimas a diferentes niveles: social, familiar y
personal. Personajes de mucha introspección personal que me tocaron especialmente.
Pero también hubo momentos memorables con Katy, de Una
buena temporada, me desternillé de risa, fue el proceso creativo más loco.
Realmente ese día me visitó la musa y me tocó una musa muy divertida. O con Ava, de Pecados capitales, es un personaje que reúne
tantas luces y miserias que podemos pasar de la carcajada al patetismo con solo
subir o bajar un piso. Con Especialista hubo momentos delirantes y
esperpénticos. Y con Male, de La propiedad
privada, donde la sonrisa bondadosa que trasluce la inocencia permanece a
lo largo del relato.
-¿Son personajes
estos que muestras y haces desfilar en tu historia que han ido cambiando tal
como los pensaste en un inicio bajo el influjo de la trama o son algunos rasgos
de la trama los que cambian bajo el influjo, influencia o enamoramiento al que
te someten, como escritor, algunos de los personajes? Todo
es agua Begoña Fidalgo Cazarabet
-Se han dado todas
las influencias y condicionamientos porque la estructura del relato no siempre
aparece de la misma manera. A veces puedo tener un tema que determina de forma
importante, por ejemplo, en el caso de Nadie es inocente; otras veces
tengo un personaje y todo se va a poner a su servicio, como en el caso de El
premio de las cosas o Sin título; otras veces tengo un lugar que me
hipnotiza y surge Un inmenso arrozal; otras simplemente hay una
enredadora poderosa que no me suelta y salió El juego de mamá. Parto de
lugares y momentos (tanto temporales como narrativos) muy diferentes y en
función de eso prevalece un aspecto u otra en el armazón de la historia.
-Begoña,
¿una se documenta para escribir un libro de relatos como el que compone el
total de Todo es agua? En este caso, ¿nos puedes hablar del proceso de
documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libros y demás que hay detrás de
este libro? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces,
incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad —aunque creo que esto se da más
en otro tipo de libros tipo ensayos de investigación y demás—.
-La documentación,
aunque pueda parecer que no, pero siempre la hay, más somera o más exhaustiva.
Lógicamente, no en el grado de, como tú comentas, si se tratase de ensayo, o se
hablase de un lugar o momento histórico, o sobre un personaje real, a ese nivel
no, pero claramente si hablamos de un arrozal deberemos “conocerlo”, o bien
personalmente o a través de documentación. Cada elemento, detalle, escenario,
comportamiento, deberemos dotarlo de la mayor credibilidad posible y para ello
cuanto más leamos sobre esa cuestión mejor. Y lo que sí hay es mucho trabajo
sobre escritura en general y composición de relato en particular. Y mucha,
mucha, lectura de relatos. Voy a citar al primer autor de relatos que realmente
me fascinó, es Raymond Carver, él fue el primer
culpable de todo esto. Luego ha habido otros muchos implicados, y por citar dos
cercanos a nosotros: Patricia Esteban Erlés y Carlos Castán.
-Y, ¿cómo ha sido
el día a día de trabajo, tu metodología de trabajo para construir este libro de
ensayo / narración?
-En las fases
iniciales de búsqueda y selección de temas, rastreo del mapa, y en las fases
finales de concreción, revisión, corrección, ahí soy más caótica y flexible,
pero en las fases de creación, propiamente dicha, siempre escribo por la noche,
en mi estudio o habitación propia, según palabras de Virginia Woolf, con
ordenador y en silencio. Necesito mucho el silencio. En esa parte del proceso
creativo se me hace necesario aislarme de todo y ser el personaje.
Y respecto a mi
metodología, en general, intento escribir y leer todos los días, aunque sean
cosas que nada tengan que ver con los relatos o con la publicación de ellos. En
la etapa en la que el personaje te abduce, realmente estás con él todo el día
en la cabeza, es una obsesión. Por suerte y por desgracia no siempre aparece un
personaje del que estés dispuesto a dejarlo todo para seguirlo. Cuando ocurre
es maravilloso.
-Este trabajo, ¿te
ha abierto la mente y la curiosidad a indagar más sobre algunos de los aspectos
tratados en el mismo porque de cada una de las propuestas la verdad es que
pueden salir varias ideas que te llevarían a más relatos y así construir,
relatar y volver a escribir...?, ¿es así como se llega a decir que una
escritora o escritor no hace más que escribir el mismo libro, pero cambiando
personajes, un poco las tramas, los escenarios... pero siempre está el mismo
latido, las mismas obsesiones...
-Un poco de eso sí
que ocurre, que siempre escribimos el mismo libro con diferentes personajes, sí
que me reconozco en eso, en ese mismo latido, pero también veo diferencias
importantes, probablemente derivadas de, como tú dices, nuevas curiosidades a
partir de lo vivido. Por ejemplo, Todo es agua es un libro, desde mi
punto de vista, en donde, como ya he dicho, la mayoría de los temas se centran
en las relaciones humanas. En una etapa anterior eran relatos más rurales, muy pegados a la tierra, tremendamente
atmosféricos, y muy emocionales, no tanto de personajes sino de paisajes, del
tiempo pasado, de añoranza, de la infancia, mucho más emotivos. En mi etapa
actual, me interesa, quizás lo de siempre: nuestros miedos, dependencias,
libertades, servidumbres, pensamiento y su expresión a través del lenguaje, lo
que vemos, lo que creemos ver, pero con un narrador o punto de vista más
colectivo, aunque partiendo del individuo. Quizás sea el mismo libro, visto en
diferentes momentos vitales, o desde diferentes azoteas o cavernas.
-Bueno, digamos que
le has dedicado un libro al agua, por decirlo de alguna manera y si quieres ir
dedicándole libros a cada elemento… pues tenemos mucho de Begoña Fidalgo que
nos conmoverá y, a la vez, nos dará de qué pensar... ¿qué nos dices?
-Como he dicho tuve
una etapa inicial muy rural y que, en su momento, recogí bajo el título
provisional de Intemperie. Casualmente, casi al mismo tiempo, Jesús
Carrasco sacó su novela con el mismo título. Y tengo un relato inacabado
titulado Tierra, pero no está en mi ánimo en este momento dedicar las
siguientes historias a otro elemento de la naturaleza. Aunque seguro que
estarán esos elementos porque es inevitable, no lo elijo, me sale sin buscarlo
porque están en mí.
-Begoña, ¿nos
puedes hablar de trabajos en los que estás sumergida ahora?
-Acabo de terminar
un relato para la publicación conjunta con otras autoras y compañeras de editorial.
Un proyecto que me ilusiona especialmente. Y sigo escribiendo relatos con los
temas que antes he mencionado: la relación, interpretación, visión, actuación,
del individuo y la sociedad que nos rodea. No obstante, lo extraordinario es
que nunca sabemos adónde vamos a parar. Dónde nos dejará el río. Si aparece un
personaje que me seduce enseguida hago la maleta y cambio los planes. Las
historias son las que al final deciden, no los escritores. Y así, a muy corto plazo, me apetece mucho el
poder presentar Todo es agua como se merece, ya que las circunstancias
sanitarias no lo han permitido antes, me gustaría poder hacerlo en Teruel y
provincia. Es mi lugar y donde me siento en casa. Ojalá nos podamos ver en
algún momento.
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