Cazarabet conversa con... Ángel Gracia, autor de “El silencio y su
canción” (Pregunta)
La exquisita
pluma, trazada a modo de sinfonía que cuenta y describe cómo Ángel Gracia vivió,
vio y contempló el viaje de José Antonio Labordeta, cargado con su mochila, por
todos los rincones de España… aunque aquí se para en nuestras tierras más
próximas, pero quizás no las más conocidas….
El relato,
contado como acompañado por un diapasón es rotundo, pero, a la vez,
conciliador.
Lo edita,
con gusto, la Editorial zaragozana, Pregunta.
Lo que nos
cuenta Pregunta. La sinopsis del libro:
En la
primavera de 1991, el cantautor José Antonio Labordeta comienza el rodaje de Un
país en la mochila, un programa de televisión que le llevaría a viajar por la
España rural de aquella época para mostrar la vida cotidiana y la realidad
social, cultural y económica de sus habitantes. Jorge es un joven técnico de
imagen y sonido cuyo primer trabajo será formar parte del equipo del programa.
A partir de ese momento, su mundo se abrirá hasta extremos insospechados,
descubrirá el valor de las cosas humildes y conocerá el significado de la
amistad. El silencio y su canción, de Ángel Gracia, es una novela que transita
entre la realidad y la ficción, cargada de lirismo y emotividad, y nos recuerda
el mensaje que Labordeta quiso transmitir en su programa y que todavía hoy
continua vigente.
El autor,
Ángel Gracia:
Ángel Gracia
nació en Zaragoza en 1970. Ha trabajado en bibliotecas, quioscos, librerías de
todo tipo (ambulantes, independientes y de grandes almacenes), como corrector
y, desde 2005, como programador cultural.
Es autor de
los libros de poesía Valhondo (2003), Libro
de los ibones (2005) y Arar (2010), que forman una
trilogía unitaria. Ha publicado la novela Pastoral (2007) y el
libro de viajes Destino y trazo. En bici por Aragón (2009),
una recopilación de artículos publicados en Heraldo de Aragón entre
2007 y 2008.
Ángel ya
estuvo con nosotros con Campo Rojo un libro pletórico y más que sobresaliente:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/camporojo.htm
Cazarabet conversa con Ángel Gracia:
-Amigo, ¿qué es aquello que te ha hecho escribir este
libro-novela, El silencio y su canción un libro, pequeño, pero intenso en
sensaciones, en el que aborda o rememora el viaje de José Antonio Labordeta con
su mochila al hombro para rodar aquella serie mítica, Un país en la mochila?
Soy poeta. Los libros vienen a mí, me imponen su
escritura. La anunciación de esta novela me llegó en un bar de Villarluengo,
donde me hallaba devorando un muy merecido (llegué allí en bici) plato de jamón
(con vino, sí, lo admito). Aquel año (2008) estaba escribiendo para Heraldo de Aragón los artículos de la
serie “Aragón en bici”, que luego recopilé en el libro Destino y trazo (Comuniter, 2010). De repente, miré la televisión y
ahí estaba: era el primer programa de Un
país en la mochila, situado en el Maestrazgo, justo donde me encontraba.
¿Qué señal del destino es esta?, me pregunté. Y, como una aparición también, vi
en la tele la secuencia grabada en aquel mismo bar donde yo me estaba comiendo
un plato de jamón. Uno de los paisanos que estaba cerca de mí gritó: “¡Mirad,
ese soy yo, qué joven y qué guapo!”. Tuve que pedirme un vaso de vino para
pasar tan epifánico trago, pero los paisanos le
dijeron a la camarera que no me lo pusiera, que me sentara con ellos a
compartir viandas y botella. Estuvimos toda la mañana hablando del
programa. El resto de la historia es
trabajo y fermentación. Reuní datos, escribí y reescribí hasta este resultado
final.
-Al técnico de
sonido Jorge le cambia la vida….el valor de las pequeñas cosas son las que
hacen grande la vida y la humanidad….el anteponer a las palabras, el despojarse
del disfraz de la hipocresía…la naturalidad…el tener todos los sentidos para
utilizarlos y saciarlos….todos podemos volver a ser un poco Jorge, el Jorge de
aquellos días.
La narración se sitúa en 1991. Jorge viaja desde la
modernidad madrileña de principios de los noventa a la realidad intemporal del
Maestrazgo turolense. No es un pijo, es un urbanita harto de la urbe. Este
viaje en el espacio y el tiempo le permite descubrir otra España real. Se trata
de una novela de iniciación, claro. De descubrimiento del entorno y de sí
mismo.
-Y la amistad, la
que siempre está ahí, sin esperar nada a cambio solamente la mirada de la otra
amistad….
-Como sucedía en Campo
Rojo (Candaya, 2015), novela aparentemente en las
antípodas de esta, lo que más me interesa contar son las relaciones humanas.
Jorge descubre en el mundo rural otra forma de comunicación entre la gente, una
forma de vida en comunidad y respetuosa con la naturaleza. La narración se
centra en la amistad entre los diferentes miembros del equipo de televisión y,
sobre todo, la relación de maestro-discípulo entre Labordeta y Jorge.
-Podría ser novela,
pero me ha que es una historia de historias…si hasta he probado a leerlo
de aquí a allá y a dado su fruto…
-Cierto. Como comentaba antes, escribí y reescribí el
libro durante años. Llegué a tener doscientas páginas. Luego podé muchas
historias paralelas que finalmente creí que eran prescindibles para contar esta
historia. Puede sorprender la ligereza resultante (90 páginas), pero creo
firmemente que menos es más y un desfile interminable de personajes y de
historias hubiese desenfocado mi objetivo. En cuanto al montaje (bien visto),
pueden intercambiarse las piezas, aunque es cierto que he intentado seguir el
orden en el que aparecen las localizaciones en el programa.
-Su viaje, el de
Labordeta, por la España rural….¿ya era un homenaje a
la raíz de raíces de lo que , en realidad, era el país?; también ya dejaba ver algunos
agujeros por los que en aquella España en vísperas de la Expo o las Olimpíadas
podía empezar a tener algunos escapes o desgarros fundamentalmente sociales y
económicos….no era todo oro lo que relucía, ¿verdad?
-En 1991 yo tenía 21 años, una edad parecida a la de
Jorge (24), el protagonista. Recuerdo que en aquellos años yo recorría los
pueblos aragoneses en bici y me encontraba con una España muy distinta a la que
veía en la tele. La ansiedad por ser modernos con los Juegos Olímpicos y la
Expo nos hizo olvidar de dónde veníamos. Luego llegaron los fondos europeos y
el mundo rural evolucionó.
-Es un canto, también, este, el que intentó realizar
Labordeta en el que se era consciente de que alguna cosas ya nunca volverían a
su sitio?
-Labordeta no es nostálgico, al contrario. No añora el
mundo perdido. Simplemente, lo sitúa delante de la cámara. Lo hace visible.
Labordeta aporta realismo e incluso una visión práctica. A lo largo del
programa menciona el turismo como una vía de sostenibilidad del Maestrazgo. Un
potencial no del todo desarrollado, por cierto, a fecha de hoy. Aquella comarca
es absolutamente maravillosa. Los valencianos lo saben. Pero desde Zaragoza
continuamos con esa imagen sagrada del Pirineo y siempre dirigimos el coche
hacia el norte, cuando en Teruel tenemos un territorio inmenso por descubrir.
-¿El silencio, así
como para cada silencio su canción, tiene “su secreto” como lo tenía en cada
capítulo de Un país en la Mochila, verdad?
-La literatura no es acumulación de datos ni tesis. Para
mí, son impresiones fulgurantes, acercamientos, posibilidades de comprensión de
la realidad. En este sentido el silencio y su hermana la elipsis revelan mucho
más a veces que la misma escritura. El lector debe completar el sentido de los
huecos vacíos entre las palabras.
-Creo que no
empieza en el Maestrazgo por casualidad, creo que empieza porque
solamente, entre muchas cosas, desde allí le encontraba sentido a todo esto;
¿qué nos puedes decir?
-No es ninguna casualidad que Labordeta grabase el
primer programa de la serie en el Maestrazgo. Quería acercar este territorio a
los españoles y así quedaba clara desde el principio la intención del programa:
mostrar territorios olvidados o poco conocidos. Su amor por el paisaje
turolense es evidente. La voz en off de Labordeta lee durante el programa un
bellísimo texto, intenso y poético. En cuanto a mí, es probable que, aunque el
del Maestrazgo hubiera sido otro capítulo posterior, yo hubiera escrito igual
este libro.
-Volviendo al
personaje de Jorge, ¿por qué tiene ese aire tristón?
-Quizás es una proyección del autor… Ja, ja, ja.
A esa edad me recuerdo más que tristón, confundido, aturdido, sin saber qué
dirección tomar. De todos modos, no estoy del todo de acuerdo. Jorge muestra a
lo largo de las páginas su entusiasmo por las personas que encuentra y por todo
lo que ve. Se implica con el resto del equipo, empatiza
con los paisanos y sus historias y admira y quiere a Labordeta. En el capítulo
final hay una cena que acaba en catarsis colectiva de la que él participa con
regocijo.
-Háblanos, por
favor, del proceso de investigación…de esa tarea tan ardua, de búsqueda,
mucha lectura, poner orden….seguramente a algunos acercamientos al propio
Labordeta y a su obra, sobre todo a la serie Un país en la mochila…
-El programa es la primera fuente de información. Lo he
visto decenas de veces, y no exagero. Lo repaso casi siempre la noche anterior
a viajar al Maestrazgo, comarca que visito al menos una vez al año (excepto
2020, por razones evidentes). Siempre encuentro algún detalle que no había
sabido ver. He repasado los libros de Labordeta y todas las entrevistas
(muchísimas) que concedió en aquella época y años posteriores. La serie tuvo
tantas redifusiones que se mantuvo viva y siempre le preguntaban por ella. Además,
he contrastado datos con Alejandro Tena, cura de Cantavieja en aquella época, y
con algunos otros paisanos. De todos modos, hay mezcla de realidad y ficción,
como en cualquier novela.
-Ángel, ¿cómo
trabajas tú esta novela, cómo te lo has hecho?
-Con cariño hacia las gentes que retrato, sobre todo
por Labordeta. Con amor por el territorio descrito. Con mucho regocijo y
alegría en cada página. Escribir este libro ha sido un regalo por el que me
siento muy agradecido. Ha sido un parto natural. Y además, creo que mi yo está
completamente excluido. No hay autobiografía. Eso es una auténtica liberación.
-Amigo, ¿nos puedes
dar alguna pista sobre lo que estás trabajando ahora?; y ¿cómo ha sido editar
con Pregunta?
-Publicar un libro con Pregunta Ediciones era una
ilusión que tenía desde hace tiempo. Aprecio mucho el trabajo de Reyes y David,
los editores. Ahora comparto catálogo con muchos autores aragoneses a los que
valoro como escritores y como amigos. Es una pena que, a causa de la pandemia,
no hayamos podido recorrer con nuestro carromato de feriantes todos los pueblos
de Aragón con este libro. Esperaremos.
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