La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Antonio
Elio Brailovsky, autor de “La guerra contra el planeta. Los grandes desastres ecológicos de la
historia (y cómo prevenirlos)” (Clave Intelectual)
Antonio Elio Brailovsky
nos escribe, desde Clave Intelectual, sobre los grandes desastres ecológicos de
la historia y nos explica cómo prevenirlos. (Se hubiesen podido prevenir o se
pueden todavía prevenir, en la medida de lo posible)
Es un economista, historiador y ecologista que tiene una de las voces más autorizadas y
críticas desde Argentina donde se caracteriza por no tener pelos en la lengua--
https://www.laizquierdadiario.com/Antonio-Elio-Brailovsky-Estamos-comprometiendo-el-medioambiente-por-cientos-de-miles-de-anos--
Nos
encontramos ante un ensayo social, pero con muchos guiños, constantes, desde y
hacia lo ecológico. Un libro que no se nos hará nada farragoso ni aburrido
porque “habla” de hechos que ya conocemos y porque cuando lo hace lo explica
muy llanamente. Bien y con agilidad, sin remilgos, edulcorantes ni
conservantes.
El
autor hace una reflexión desde muchas perspectivas siempre buscando en la
educación la fórmula para combatir a los “destructores del planeta”.
Quizás
lo que nos hace falta es establecer una hoja de ruta de prioridades para
prevenir los desastres ecológicos. Concienciarnos, saber hacer una buena criba
de las informaciones que nos llegan para saber qué leemos y educarnos a la vez.
Esto en esta sociedad tan “sobre informada”
tienen que ser prioritario y hay que saber y aprender a apartar el trigo
de la paja.
Lo que nos cuenta la
sinopsis de este libro desde Clave Intelectual:
Un repaso necesario y
muy original de los desastres ecológicos acaecidos a lo largo de la historia y
cómo aprender de ellos para prevenir los futuros.
Los
desastres ambientales son consecuencia de un orden social que los hace
posibles. En numerosas ocasiones, su prevención ha sido bloqueada por
sectores interesados, cuyo lucro privado fue infinitamente menor al daño social
que causaron sus conductas. Por eso el tema ambiental es un tema político,
y lo es muy especialmente cuando asume una dimensión trágica. Echarle la culpa
a Dios, al Diablo, a la fatalidad o a la naturaleza ha sido siempre una
conducta de encubrimiento por parte de esos sectores.
La
historia ambiental es una herramienta de prevención. Nos ayuda a comprender por
qué ocurrieron determinados sucesos y de qué manera podemos ayudar a evitar su
repetición. No es casual la ausencia de historia ambiental en los contenidos de
educación ambiental de índole conformista, que ponen el acento en las
responsabilidades individuales y esconden los procesos sociales.
Podemos
y debemos prevenir los desastres ambientales. Este libro habla de eso: de
grandes desastres que se han producido a lo largo de la Historia y de las cosas
que se puede hacer para que no se repitan: la Peste negra, el hundimiento de la
Ciudad de México, la desertificación de la Isla de Pascua, el creciente
impacto ambiental de la actividad militar, el huracán Katrina
en Nueva Orleans, la deforestación de la Amazonia; el infierno de Bhopal, hombres empetrolados, el
impacto ambiental del extractivismo, la gran minería
con cianuro, la sojización y la economía de los
transgénicos y el accidente en la central nuclear de Fukushima.
El autor, Elio Brailovsky:
Nacido en Buenos Aires en 1946 y licenciado en Economía Política, Antonio
Elio Brailovsky es profesor titular de las
Universidades de Buenos Aires y Belgrano. Como periodista ha colaborado en la
radio y en la prensa, y como escritor ha publicado numerosos ensayos sobre
economía y ecología (por ejemplo, Historias de las crisis
argentinas y Memoria verde), así como obras de teatro y novelas. Fue
finalista del premio La Sonrisa Vertical en su XVII edición (2013).
Cazarabet conversa con Antonio Elio Brailovsky:
-Amigo,
Antonio Elio, ¿qué es lo que te ha llevado a escribir este libro?. ¿En qué momento te lo planteas o te lo planteaste y por qué? -¿Te mueve, más que nada, el
compromiso desde lo social y desde tu vinculación ecologista?
-Hace muchos años descubrí la fascinación que me producía la cuestión
ambiental. Un tema tan amplio que puede ser abordado simultáneamente por
ciencias naturales, ciencias sociales y las disciplinas artísticas. Lo
primero fue la percepción intelectual de la complejidad. Una forma de pensar y
percibir el mundo integrado y no partido en infinidad de disciplinas
aisladas.
El paso siguiente fue conocer y comprender las injusticias
vinculadas con el ambiente. Vengo de la Economía Política y estaba muy
condicionado a pensar (como quiere la sociedad en la que vivimos) que las
únicas cuestiones importantes eran las que podían expresarse en términos de
dinero. Con el ambiente descubrí otras facetas de la injusticia.
-Bueno es que está todo ello
retroalimentado porque un desastre ecológico afecta a lo social y de qué manera
y al contrario, también, ¿no?. Explícanos, por favor….
-Han intentado engañarnos con la metáfora de la Nave Espacial Tierra, en
la cual somos todos responsables de lo que ocurre. Pero, como vimos en la
película Titánic, no es lo mismo viajar en el lujo de
los camarotes de primera que allá abajo, muy cerca de la sentina.
-Pero eres mucho de denunciar e intentar poner
los puntos sobre las íes, ¿verdad? No tienes .como aquí decimos, ”pelos en la lengua” y esto en este mundo plagado de “pseudodemocracias” se paga muy caro. ¿Qué nos puedes
explicar?-¿En qué rincón del planeta es más difícil hacer o ejercer el
activismo ecológico (sin morir en el intento)(o
muriendo…)?
- En América Latina tenemos los
récords mundiales de asesinato de activistas ambientales, especialmente en
Colombia y Brasil. En Argentina, donde yo vivo, no te matan, pero te cierran
los espacios de comunicación. En mi país me entrevistan con mucha frecuencia en
radios FM locales, periódicos vecinales o boletines de Internet. Nunca en televisión
abierta.
Aquí los subsidios de investigación del sistema científico
se otorgan a los colegas que no miran los daños que hacen los plaguicidas a la
salud humana sino sólo se ocupan de aumentar la producción con ellos. Y, por
supuesto, no esperes un empleo aceptable si te dedicas a estos temas. Pero uno
siempre puede ser docente cobrando un salario mínimo.
-¿Cómo ha sido trabajar para Clave Intelectual?.
-El libro se publicó primero en Capital Intelectual de Argentina y
lo reedita Clave Intelectual de España. En ambos casos me sentí trabajando con
amigos. Ellos tampoco tienen pelos en la imprenta y no les incomoda lo que el
autor pueda decir sobre los poderes establecidos.
-Haces un
repaso histórico de las “grandes catástrofes ecológicas” que han fustigado a
nuestro planeta a su salud y a la nuestra. ¿Cómo ha sido el proceso de estudio,
investigación, documentación?
-Mi principal campo de
estudio es la historia ecológica o historia ambiental. Sobre este tema fui
acumulando mucha información a lo largo del tiempo. Las fuentes son las mismas
que las de la historia. Sólo que la mayor parte de los historiadores atienden a
buscar principalmente hechos políticos y a saltearse las cuestiones ambientales
que estuvieran en las fuentes, por considerarlas irrelevantes. Había que volver
a mirar esas fuentes, incluyendo muchas testimoniales (diarios de viajeros,
periodistas, memorias, etc.) habitualmente consideradas como poco importantes.
-¿Cómo hiciste la elección porque de
catástrofes ecológicas ha habido, y cada vez más, de manera repetitiva y
regular?
-Después se trataba sólo de seleccionar las que
fueran más adecuadas para un libro destinado al público no especializado. Aprendimos de Herodoto que la historia tiene que narrar hechos que a las personas les resuenen.
-¿Hemos establecido una guerra
contra la tierra desde “la trinchera” de los humanos, desde nuestra desmesurada
avaricia y codicia o también desde un “mal mesurado progreso”?
-No somos los humanos, son los sectores de poder político y económico, de
los cuales los humanos también somos víctimas.
-Pero en “esa guerra” somos
presas del “fuego amigo” o “del fuego cruzado”, ¿verdad?.
Enlazando con la reflexión anterior es que aquello que nos implicará de veras
es que lo que le hemos hecho al planeta o le estemos haciendo, tarde o
temprano, nos acabará jodiendo a todas y a todos los habitantes del planeta y a
él mismo, pero es que el propio planeta se revuelve…
-Lo somos cada vez que creemos que
podemos aceptar los paradigmas de esta sociedad. Quien crea que se puede elevar
indefinidamente el consumo y el despilfarro en un mundo finito terminará
víctima del "fuego amigo".
-Siempre hemos ido teniendo esa
tendencia a ir creando destrucción a nuestro paso, sea cual sea el período
histórico en el que nos hemos ido moviendo, ¿verdad? -¿A partir de qué momento,
la degradación del paso por el planeta del hombre pasa de ser “algo como
normal” a ser algo que empieza a ser un verdadero problema, marcando una
degradación exponencial? ¿Con la revolución industrial?---hace doscientos
años—. Ése sí que es el punto de “no retorno” para la contaminación del planeta
que también nos alcanza y para la masificación en las ciudades, lo que genera
más contaminación porque éstas no estaban preparadas para todo aquello…
-Varía según las sociedades. Todas las sociedades
humanas han tenido que plantearse su relación con el medio natural que nos
soporta. A veces, las respuestas fueron exitosas durante muchos siglos, como
los cultivos andinos en terrazas o las chinampas del valle de México. Otras
veces los grupos humanos tomaron decisiones ambientalmente suicidas, como las
que llevaron a la deforestación de la Isla de Pascua en la época indígena, o a
la salinización de los cultivos bajo riego en la Mesopotamia asiática.
-Hay
aceleraciones con los conflictos bélicos, por ejemplo…con las grandes
migraciones a las ciudades –masificaciones en barrios insalubles
y pobres, de la sobreexplotación de los recursos….Coméntanos, por favor.
-Por supuesto, los conflictos los acentúan,
pero esa violencia es causa y consecuencia. Es probable que la guerra en Siria
hubiera sido mucho menos violenta en ausencia de los procesos de
desertificación que potenciaron la expulsión de población. Agreguemos que las
migraciones masivas no se resuelven con métodos policiales, que lo único que
hacen es aumentar el número de víctimas. Si se desea evitar una migración, hay
que mejorar las condiciones sociales y ambientales en los lugares que expulsan
población. El planeta y sus habitantes no son entidades diferentes: son
la misma cosa.
-Y de la manipulación de los
mismos: empezamos, por poner un ejemplo, encauzando a los ríos y hemos
terminado por cuestionarnos hasta dónde nos meten los transgénicos en la
alimentación…
-En Argentina lo resolvieron prohibiendo el rotulado de transgénicos. Aquí
las personas no pueden elegir simplemente porque no pueden saber qué les dan de
comer. Por otra parte, sólo una sociedad muy enferma puede cultivar sus
alimentos utilizando venenos. Nuevamente, la solución es tapar la realidad: el
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de mi país prohibió a sus
profesionales el uso de la palabra "agrotóxico",
como si los agrotóxicos dejaran de serlo por un
funcionario les cambia el nombre.
-El desastre
de la explosión en Bophal en La India, no sé, pero me
da que marcó como un antes y un después…Me refiero a cómo la noticia se ha ido
deshilando a lo largo del tiempo desde el accidentes y porque, creo, levantó
conciencia o consciencias…
-Por supuesto, por eso lo sacaron de los programas de televisión y de las
escuelas. El desastre de Bophal muestra que la
sociedad no puede confiar en las empresas sino que tiene que controlarlas. Para
nuestros políticos es la desmentida a las bases de sus discursos.
-Aunque todo lo que pasa en el “pulmón
del planeta”, el Amazonas…no le va muy detrás…….
-La Amazonia es uno de los pulmones del mundo, no el principal. Eso se
debe a que consume todo el oxígeno que produce. El mayor productor neto de
oxígeno es el océano. La contaminación de los mares no afecta sólo a los peces.
Es una amenaza a nuestras fuentes de aire respirable.
-Los procesos de migración a las
grandes urbes, la certificación de las ciudades y masificación de las ciudades;
la mala utilización de las aguas sucias y negras, la masificación, las
guerras…Todo factores que alteran la salud del planeta, pero también las
condiciones sociales de sus habitantes…
-No es
casual que los causantes del daño ambiental y social sean los mismos grupos de
poder. Así como los fabricantes de armamentos descubrieron que destruir el
mundo era un gran negocio, los que fabrican contaminación piensan lo mismo.
-Hablo también de lo social
vinculado a la destrucción del planeta y de sus habitantes cuando, por ejemplo,
se retomaron ciertas prácticas higiénicas para mantener a la mano de obra en
unas condiciones, más o menos saludables, para poder explotarlos en aquellas
industrias dedicadas al textil, al papel, a la construcción….
-Esto comenzó, como siempre, por presión de los movimientos sociales. Su
primer éxito fue la prohibición del fósforo blanco en la fabricación de
cerillas en 1906. A partir de allí se lograron muchos avances en las
condiciones ambientales del trabajo. La respuesta de las grandes empresas fue
la globalización. ¿Por qué tengo que respetar a los seres humanos en este país
si puedo producir con mano de obra esclava en otros países? Para actuar necesitamos ciudadanos
preocupados y con un nivel de información mucho mayor que el que les quiere
dar el sistema escolar o los medios de comunicación masiva. Si alguien cree que
está salvando el planeta por solamente apagar la luz que no utilice y dividir
la basura, es que lo están engañando.
26970
La guerra contra el
planeta. Los grandes desastres ecológicos de la historia (y cómo prevenirlos). Antonio Elio Brailovsky
288 páginas
18.90 euros
Clave Intelectual
Los desastres
ambientales son consecuencia de un orden social que los hace posibles. En
numerosas ocasiones, su prevención ha sido bloqueada por sectores interesados,
cuyo lucro privado fue infinitamente menor al daño social que causaron sus
conductas. Por eso el tema ambiental es un tema político, y lo es muy
especialmente cuando asume una dimensión trágica. Echarle la culpa a Dios, al
Diablo, a la fatalidad o a la naturaleza ha sido siempre una conducta de
encubrimiento por parte de esos sectores.
La historia ambiental es una herramienta de prevención. Nos ayuda a comprender
por qué ocurrieron determinados sucesos y de qué manera podemos ayudar a evitar
su repetición. No es casual la ausencia de historia ambiental en los contenidos
de educación ambiental de índole conformista, que ponen el acento en las
responsabilidades individuales y esconden los procesos sociales.
Podemos y debemos prevenir los desastres ambientales. Este libro habla de eso:
de grandes desastres que se han producido a lo largo de la Historia y de las
cosas que se puede hacer para que no se repitan: la Peste negra, el hundimiento
de la Ciudad de México, la desertificación de la Isla de Pascua, el creciente
impacto ambiental de la actividad militar, el huracán Katrina
en Nueva Orleans, la deforestación de la Amazonia; el infierno de Bhopal, hombres empetrolados, el
impacto ambiental del extractivismo, la gran minería
con cianuro, la sojización y la economía de los
transgénicos y el accidente en la central nuclear de Fukushima.
Antonio Elio Brailovsky
Nacido en Buenos Aires en 1946 y licenciado en Economía
Política, Antonio Elio Brailovsky es
profesor titular de las Universidades de Buenos Aires y Belgrano. Como
periodista ha colaborado en la radio y en la prensa, y como escritor ha
publicado numerosos ensayos sobre economía y ecología (por ejemplo, Historias
de las crisis argentinas y Memoria verde), así como obras
de teatro y novelas. Fue finalista del premio La Sonrisa Vertical en su XVII
edición (2013).
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