Los
papeles de Cazarabet
Cultura
anarquista en Mas de las Matas
La escuela
racionalista del Ateneo Libertario (1933)
Versión: 30/11/2019
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(sin ilustraciones)
ÍNDICE
Cuando una foto antigua llega a la
playa de la historia
El republicanismo masino como caldo
de cultivo
La escuela racionalista de 1920
La educación en el libro de Joaquín Zurita
- La escuela racionalista de 1933
La
memoria educativa de Avelino Zapater
-
Escuela racionalista de 1933
- Refugiados en
Real de Montroy
- El Internado Durruti en Valencia
Dos testimonios masinos: Regina Gil y Pilar
Blasco
Otros temas sobre la escuela de 1933
- El maestro Vicente Sanz Blasco
- Recuerdos anónimos en la revista Aula Libre
Referencias educativas de viajeros y cronistas durante
la guerra
Algunas experiencias: comarcal de
Valderrobres, Alcampell
Alberola y la limitada acción educativa “anarquista” del Consejo de Caspe
Otras acciones pedagógicas durante la guerra
La sociabilidad anarquista en Mas de las Matas
- Una prensa para extender la Idea
- Naturismo, neomalthusianismo
- Guerra Civil, colectivismo, Consejo
de Aragón
- Anarquismo en Mas
de las Matas
- Web “De la República a la Idea:
memoria histórica en Mas de las Matas”
Cuando una foto antigua llega a la playa de la historia
Hace más de treinta años que el Grupo de
Estudios Masinos comenzó su recopilación de fotografías etnológicas, casi en
paralelo a su propia creación. Es una constante en todos los proyectos que
preservan la memoria, sobre todo cuando el testimonio oral queda difuminado
para tiempos más remotos por el paso natural de las generaciones. En 2017
asistimos a la publicación del libro “Contrastes. Paisaje y sociedad de Mas de
las Matas (Teruel). 1890-1980” que ha dado continuidad a la edición en 1987 de
un primer repertorio de imágenes, en aquella ocasión en forma de láminas
numeradas. Y como siempre ocurre, el tirón de este nuevo volumen conlleva que
más y más personas descubran y quieran compartir la existencia de fotos para
las que casi no habían reparado que el transcurso de los años y la patina del
tiempo han conferido un valor emocional indudable.
Al interés personal o familiar se une el
interés colectivo por cuanto estas fotos trascienden el ámbito de lo íntimo y
son testimonio de una comunidad cambiante en la que encontramos aspectos de la
vida cotidiana que se han abandonado por la evolución de los tiempos pero que
por ello mismo nos sorprenden más si cabe. La fascinación por el pasado es algo
compartido por muchas personas y la curiosidad hacia lo que nos transmite lo es
por casi todas. Pero además algunas de estas imágenes incorporan un claro valor
histórico porque reflejan aspectos de la vida pública o política de otros
tiempos, y este es el caso de una que llegó a nuestras manos el pasado verano
de 2018.
Cuando Araceli Marzo y Manolo Riba adquirieron
una casa en la calle Teruel contigua a la suya, descubrieron que entre los
elementos que sus antiguos propietarios habían reunido figuraba una colección
de fotografías personales, familiares o del círculo de amistades en diversos
momentos de su vida. Pero la sorpresa fueron dos imágenes en concreto. Una
perteneciente a un grupo de trabajo de la Colectividad Libertaria, en plena
vendimia fechable en los años 36 o 37, no muy diferente a otra foto de la que
el Grupo de Estudios Masinos ya disponía desde comienzos de los años ochenta.
Pero la otra fotografía es una rareza absoluta y por eso la traemos aquí para
su publicación a expensas de que también forme parte de un apéndice adicional
que el GEMA prepara para el libro “Contrastes….”.
En la foto aparecen setenta y un masinos,
jóvenes y niños de diferentes edades y ambos sexos, y casi la mitad de ellos
portan periódicos y revistas que muestran a la cámara. Se trata del grupo de
alumnos de la escuela racionalista creada por el Ateneo Libertario que se formó
en 1933 en el seno del antiguo Centro Republicano. Hemos podido identificar a
algunos de ellos pero no a todos y debemos pensar que uno de los que aparece es
el maestro que el Centro contrató en el entorno de la CNT barcelonesa. Era una
pauta habitual en aquellos años que los grupos anarquistas se dotaran de una
escuela al margen de la oficial para transmisión y adoctrinamiento de sus
ideas, pero sorprende el testimonio gráfico porque además nos ha permitido
conocer y fechar los ejemplares de la prensa libertaria con los que trabajaban.
Nos muestran diversos números de los periódicos, semanales o mensuales, “Tierra
y Libertad”, “El Libertario”, “Nueva Humanidad” y su suplemento infantil “Libertín”, “CNT”, así como un ejemplar de la revista
“Estudios” editada en Valencia y que ocupa el lugar central de la foto debido
al enorme prestigio que entre los anarquistas y librepensadores tenía en la
época. Precisamente las portadas de ese número de “Estudios” y el de uno de los
ejemplares de “Tierra y Libertad” nos
han permitido confirmar que pertenecen a ediciones del mes de marzo de 1933.
Puestos en contacto con diversos historiadores
a fin de contrastar la existencia de imágenes de grupos similares nos confirman
que esta foto es una excepcionalidad y de hecho los responsables de la
“Enciclopedia del Anarquismo Ibérico” han mostrado incluso un enorme interés
por incorporarla a una reedición que han preparando.
Creemos posible que puedan aparecer más
imágenes parecidas a ésta en colecciones y álbumes familiares de masinos, aunque
también somos conscientes de que muchísimas se destruyeron durante los avatares
de la Guerra Civil y los años inmediatos que le siguieron, dado que las fotos
podían suponer un riesgo para muchas personas al testimoniar una filiación o
una adscripción política perseguidas por el bando vencedor. Son los restos de
un “naufragio” que a través de documentos, relatos y, en este caso, imágenes
llegan a las playas de la historia de Mas de las Matas casi ochenta años
después.
La foto en
cuestión
La foto que da pie a este trabajo es
ciertamente, como ya hemos apuntado, de una rareza absoluta, si bien en el
Grupo de Estudios Masinos se tenía constancia de la existencia del
funcionamiento de una escuela “racionalista” durante el tiempo previo al conato
revolucionario de diciembre de 1933. Es Joaquín Zurita Castañer, a través de su
libro “Memorias Aragonesas”, quien nos puso en conocimiento sobre la voluntad
de creación de la misma, su funcionamiento e incluso el papel que jugó él mismo
ocasionalmente dentro de la escuela. También en la entrevista, amplia pero
única, que Andrés Añón mantuvo con el veterano
dirigente cenetista Macario Royo, éste hizo una referencia a la primera escuela
desarrollada en 1920-1921, siguiendo las doctrinas de Ferrer y Guardia en la
medida posible. Por otra parte, a posteriori en tiempo casi presente, precisan
más datos sobre la escuela racionalista de la época republicana tanto la memoria
de Avelino Zapater como la de los entrevistados por Javier Rodrigo y Antonio
Serrano para su trabajo “El anarquismo en Mas de las Matas: 1933-1939”.
Finalmente en el rastreo de información ha resultado una sorpresa localizar un
pequeño artículo publicado en marzo de 1981 por la revista “Aula Libre”,
editado por el movimiento de renovación pedagógica aragonés del mismo nombre,
donde aparecen los recuerdos de un masino anónimo que asistió a las clases de
aquella segunda experiencia racionalista. Y no menos lo fue contrastar las
referencias al desempeño en la escuela del maestro Vicente Sanz Blasco, dentro
de la causa judicial abierta por los sucesos de 1933, en los que tuvo un papel
destacado.
La imagen se hallaba en un lote de fotografías
personales y familiares de una de las alumnas, María Serrano Castañer,
pertenecientes a diversas épocas antes y después de la Guerra Civil, entre las
que figura una tomada a un grupo de trabajo de la Colectividad Libre de Mas de
las Matas en plena vendimia aunque no queda claro si en la campaña de 1936 o en
la 1937 ya que la colectividad no se disolvió tras la represión de las unidades
de Lister en agosto de 1937. Precisamente esta foto
de un grupo de trabajo colectivista es la tercera que ha conseguido localizar
el Grupo de Estudios Masinos tras cuarenta años de prospección etnográfica.
Debido al tiempo transcurrido desde la toma,
ochenta y seis años, solo se ha podido determinar la identidad de un tercio de
los 71 alumnos que en ella aparecen y en muchos casos con dudas razonables por
parte de los masinos longevos a quienes se ha podido acudir. Dichos alumnos
aparecen claramente divididos en dos grupos de edad con 35 “mayores” y 36
“pequeños”, lo que se corresponde grosso modo con el número que por término
medio se apunta sobre su funcionamiento en algunas de las informaciones
recopiladas. Tampoco se ha podido averiguar si uno de los protagonistas es
alguno de los maestros que pasaron por la escuela. Y desde luego sí que se
ratifica la voluntad de “coeducación” ya que, si no paritaria, aparecen 26
mujeres, 11 de ellas como alumnas “mayores”. Lógicamente tampoco podemos
precisar si ese número de alumnos y proporción de sexos fue estable a lo largo
del tiempo que se mantuvo la escuela en activo, y ni siquiera si en ese preciso
momento aparecieron todos los alumnos que acudían a las clases.
El emplazamiento de la fotografía parece
corresponder a la zona trasera del Centro Republicano abocada al tramo del
barranco de la Tejería que en aquel momento discurría casi pegado al conjunto
urbano y que al poco pasaría a separar el pueblo de lo que es el conjunto del
Grupo Escolar inaugurado en mayo de 1936. No obstante los testimonios parecen
confirmar que las clases se llevaban a cabo en la segunda planta del Centro,
junto al cuarto que desde enero de 1932 ocupaba el Sindicato Único de la CNT
creado poco tiempo antes.
El republicanismo masino como caldo de cultivo
“El gran
salón rectangular presidido por dos grandes retratos de Costa y de Francisco
Ferrer, estaba aquella tarde muy animado y más concurrido que de costumbre. Los
lectores que casi todos los días estaban más de dos horas en la biblioteca,
andaban de grupo en grupo comentando y discutiendo las últimas alarmantes
noticias del pronunciamiento. De pronto cesó aquel barullo, o “vacarme” cómo
decían algunos francófilos de los que se emocionaban cuando en la celebración
el 2 de febrero del 73, fecha de la proclamación de la I República; en el salón
y a la puerta del Centro, con banquete y baile escuchaban en el antiguo piano
de manivela el himno La Marsellaise”.
Así nos presenta Joaquín Zurita, en “Memorias
aragonesas”, el aspecto que tenía el salón social del Centro Republicano en
vísperas del golpe de mano dado por Primo de Rivera en septiembre de 1923 para
establecer su particular dictadura con un objetivo claro: quebrar el auge de un
movimiento social emergente. En cualquier caso nos interesan sobremanera
algunos detalles. La Unión Republicana de Mas de las Matas se fundó hacia 1909
siguiendo la estela del partido homónimo encabezado a nivel estatal por Nicolás
Salmerón y Alejandro Lerroux entre algunos de los políticos que componían la
fragmentada pléyade del republicanismo. En 1911 se inauguró el Centro que se
vio notablemente ampliado en su espacio a comienzos de los años 20. Hasta ese
momento desconocemos prácticamente cualquier dato sobre la presencia de
liberales, federalistas o librepensadores desde el siglo XIX en Mas de las
Matas. Pero la adscripción nominal a la Unión Republicana sitúa a sus impulsores
en el ala más progresista del espectro político republicano y sin duda debieron
sentir la misma convulsión general que en esos años supusieron la ejecución de
Ferrer y la muerte de Joaquín Costa.
Sabemos que algunos republicanos acogieron con
recelo la llegada de Macario Royo al Centro tras su regreso desde Barcelona
como portador de las ideas anarquistas pero al poco los vemos compartiendo el
proyecto de la primera escuela “racionalista” en 1920. Comprobamos que además
de jóvenes de la misma generación de Macario Royo también algunos de los viejos
socios del Centro abrazaron desde el primer momento la nueva ideología. El
Centro no fue clausurado en 1923 y Royo regresó en esos años a Barcelona, pero
desconocemos casi totalmente su actividad societaria hasta la llegada de la
República, momento en que se produce la expresión gráfica del “adn” de ideas de sus miembros a través de algo tan
elemental como la acción de transformar la toponimia del callejero local con de
los nombres que ellos situaban en su particular “Olimpo”.
Aquí
aparecen con calle propia Joaquín Costa, Blasco Ibáñez, Salmerón, Pi y Margall, la dupla Galán y García, Pérez Galdós y además, y
esto sorprende poderosamente, figuran los nombres de Francisco Ferrer y José
Nakens. En el caso del pedagogo catalán difícilmente se entiende que a priori
fuera asumido como un patrimonio compartido por republicanos y libertarios pero
sin duda ambas ramas ideológicas debieron coincidir de una manera absolutamente
natural en aquel momento y en aquella voluntad de exaltación. Más original es
la utilización del nombre de Nakens, el anticlerical editor de “El Motín”,
íntimamente ligado a la figura del propio Ferrer.
Otra dato que sí conocemos sobre el “adn” de nuestros republicanos es el hecho de que pivotaran
desde el comienzo del régimen del 14 de abril en la órbita del
radicalsocialismo como muchas otras zonas del Aragón rural pero de forma muy
palpable en las comarcas del Bajo Aragón tal vez por la influencia de la figura
de Marcelino Domingo. El político tortosino tuvo además un perfil intelectual
muy próximo al ámbito de la educación librepensadora no solo por su vinculación
a la masonería o por su responsabilidad al frente del Ministerio de Instrucción
Pública, sino porque él mismo y su familia habían regentado una escuela laica
en el barrio de Roquetes muy próximo a la capital del Baix
Ebre.
Pese a todo, la convivencia entre republicanos
y libertarios en el seno del Centro iba a tornarse inviable al incrementarse
notablemente las filas de los segundos tras la creación en enero de 1932 del
Sindicato Único, al cual el propio Centro prestó un espacio en la segunda
planta del edificio. Esa minoría en que entraron los “viejos” republicanos
conllevó el que ellos mismos optaran por buscar otro lugar para sus reuniones
con lo cual el Centro pasó a girar en torno a las iniciativas del sector
ácrata, ya sea en el ámbito de la educación, en el de la acción cultural con la
representación de obras de teatro o en el de su propia organización con la
constitución de un grupo adscrito a la FAI denominado “Los Rebeldes”.
Desconocemos si en esa época también se habían organizado yá
unas Juventudes Libertarias, de las cuales no tenemos certidumbre documental
hasta vísperas del comienzo de la guerra, pero sí que funcionaba en el Centro
un Ateneo Libertario como tal. Y desde luego también en el paso a la acción
revolucionaria porque allí se establece uno de los epicentros de dirección
durante el conato revolucionario de diciembre de 1933. De hecho uno de los
bandos que se leen durante esas jornadas tiene el membrete del Centro Unión
Republicana.
No obstante lo apuntado las relaciones entre
ambos grupos nunca llegaron a generar tensiones ni serias divergencias, o al
menos no tenemos constancia de ello. Joaquín Zurita nos da una visión amable de
este “cisma” en el interior del Centro:
“En el mes
de enero de 1932 organizamos el sindicato y me nombraron secretario. Algunos
días antes en una asamblea general, por votación mayoritaria nos asignaron en
la segunda planta 12 metros cuadrados, que algunos llamaban “la caseta”; pero
cinco meses después se convirtió en casa, porque los republicanos
incondicionales al verse en minoría y en un ambiente que no era el suyo, se
fueron, instalándose en el “Universal Bar”. Yo lo sentí mucho, porque desde los
doce años había estado entre ellos, había leído muchos libros en su biblioteca,
y mi amor a la cultura, a la libertad y mi anticlericalismo, se habían
desarrollado en su ambiente. Yo les respetaba, les admiraba, y ellos lo sabían.
En las situaciones difíciles y peligrosas durante los primeros meses de guerra
lo demostré. Por esto me querían y estaban agradecidos.”
La escuela
racionalista de 1920
Pese a la prevención
con la que algunos socios del Centro habían aceptado la presencia de Macario
Royo con sus ideas de transformación social anarquista, coincidieron todos en
el proyecto de poner en marcha una escuela racionalista o laica siguiendo una
pauta general que se repite en otros territorios. Él mismo nos aportó su visión
sobre esta iniciativa compartida:
“En el año del invierno del 20 al 21, que estaba yo
allí, siempre discutían (de hacer una) escuela para los que no sabían, porque
como en aquel tiempo había muy pocos que supieran de letra, porque como en las
escuelas lo único que se preocupaban era de la doctrina cristiana en tiempos, y
los mismos padres decían: -Para llevar
al burro del ramal no hace falta de letra. Había ese ambiente... pero
los del Centro siempre lucharon por las escuelas, aún cuando eran una minoría,
siempre lucharon porque... por mejorar las escuelas. (Los) había que eran
partidarios de la escuela de Ferrer…”
Macario Royo había
estado en la editorial de la Escuela Moderna tras su vuelta de Francia:
“… así que en el pueblo, en una asamblea, se acordó
el crear una escuela con voluntarios de los que sabían de letra, voluntarios
para enseñar a los que no sabían, y a mí me encargaron que hiciera el pedido de
los libros, porque como yo les hablaba de la Escuela Moderna y de los libros,
pues hice yo el pedido a la editorial. Cuando llegó el pedido de los libros
dije que los pusieran todos allí encima de la mesa de lo que era el café, y
dije que antes de dárselos a los chicos, porque era para escuela de adultos, no
de niños, que antes de darlo a los que habían de ir a la escuela los leyeran
los padres, los que supieran de letra pues tendrían los libros. Si había algo
que no les gustaba no se los daríamos…”
La
escuela era solo para adultos y se instaló en el sótano del Centro Republicano:
“(Se encargaron) voluntarios del mismo Centro, unos
12 ó 14 que salieron voluntarios... y yo lo organicé para que (dieran clase)
tres cada turno, tres cada semana, para no cansar a todos, pues tres una semana
y tres otra. Yo hice de organizador y leyeron los libros, y cada uno que leyó
los libros se convirtió en un propagandista: -Vale más el libro que he leído yo de la escuela moderna, que todos los
libros que hay en la escuela del pueblo. Cada uno se convirtió en
un propagandista. (…) Resultó que la escuela funcionaba muy bien, yo iba todas
las noches, yo dividí los que se habían hecho voluntarios tres cada semana,
porque suponía que a lo mejor no tendrían la misma voluntad que tenía yo de
estar todas las noches, porque era los cuatro meses de invierno: noviembre,
diciembre, enero y febrero, que era los meses que se hacía la escuela de
adultos, y como todos trabajábamos, pues en ese tiempo, como el día es corto y
la noche larga, había tiempo para eso, porque en verano hubiera sido imposible
hacer la escuela de esa forma. Pero así que empezó a funcionar, el Alcalde y la
Junta Local de Escuelas, que la componían los curas, el boticario, el médico y
dos o tres damas de esas "tropajosas" que se suelen llamar... (El alcalde) Nos
mandó un oficio para que se suspendiera la escuela, porque no tenía
autorización para eso. Le contestamos que con arreglo al estatuto que había,
que eran veladas literarias culturales; como no teníamos maestro pues eran
veladas culturales (…) Hicieron que bajara de Teruel, de la capital, un
inspector para cerrarnos la escuela. (…) Y nada, pues tuvimos que cerrarla.
Entonces a la biblioteca fueron a parar todos los libros que... y quedó esa
propaganda.”
Desde luego las fuerzas vivas locales encajaron
muy mal este primer intento de introducción de las ideas libertarias a través
de la pedagogía racionalista. Esta es la carta que Manuel Almudí, presbítero de
la parroquia de Mas de las Matas, envía el 2 de marzo de 1922 al arzobispo de
Zaragoza:
“Mi amadísimo
y respetable Prelado; Con esta fecha se remite por la Junta de Instrucción
Pública de esta villa una comunicación al Ilmo. Sr. Gobernador civil de la
provincia denunciándole la existencia en esta localidad de una escuela
instalada en el Centro Republicano de Mas de las Matas, la cual no reúne los
requisitos ordenados por la vigente legislación del Ramo.
Efectivamente,
la tal escuela está dirigida por personas que carecen de título profesional,
funciona sin la aprobación superior, empleando la clase de material que a ellos
les conviene para difundir sus ideas, que no son buenas, porque el árbol malo
no puede producir frutos buenos.
Y con ser
esto malo, es lo mejor que puede decirse de tal escuela, pues en ella se
enseñan los principios de la Escuela Moderna “sin Dios, ni ley, ni amo” se
inculcan teorías contra la Religión y la Patria, y se da la enseñanza en unas
condiciones de promiscuidad de niños, niñas y adultos de ambos sexos, que hace
presagiar los más funestos y perniciosos resultados en cuanto a la formación
moral de los desgraciados que sin saber dónde van o los llevan, asisten a esa
escuela de depravación social y religiosas.
No he de
manifestar a V. Exma. Rvma.
los males que la citada escuela acarrea a mis feligreses, pero sí he de rogarle
desde el fondo de mi alma, que interponga su valiosa influencia cerca de las
autoridades académicas y gubernativas de la Provincia de Teruel, para que
obrando en justicia y velando por los intereses que le están encomendados,
acuerden la clausula del citado centro de mal llamada instrucción, extirpando
así en sus comienzos un foco de infección espiritual que de subsistir sería la
ruina de las almas de esta Parroquia.”
La educación en el libro de Joaquín Zurita
La escuela
racionalista de 1933
Joaquín Zurita también evoca en “Memorias aragonesas”
el momento y el entorno en que se puso en marcha la escuela racionalista de
1933:
“Con el
nuevo régimen se despertó un deseo de superación cultural en los trabajadores
en general, cómo nunca había conocido España. Tanto en los barrios de las ciudades
como en los pueblos, surgieron en los sindicatos y en las casas del pueblo,
ateneos y asociaciones culturales, biblioteca y grupos artísticos, escuelas
laicas y racionalistas inspiradas en la Institución Libre de Enseñanza, la
Escuela Moderna de Ferrer y en los enciclopedistas franceses. El bajo Aragón no
podía sustraerse a este ambiente renovador, verdadera revolución cultural, y Mas de las Matas, como otros pueblos, tuvo un Ateneo
Libertario, organizó y abrió una Escuela laica-racionalista, cuyos gastos eran
pagados mitad por los socios y mitad por los padres de los niños. Esta escuela
fue abierta en febrero de 1933, pero con el primer maestro que nos envío el
Sindicato de Profesionales Liberales de Barcelona tuvimos mala suerte, pues era
un jovenzuelo que se ocupaba más de hacer el tenorio con las chicas que de la
enseñanza; hasta que por fin la Comisión de Cultura lo “facturó” y me nombraron
a mí para reemplazarle hasta que enviaran otro. En aquella época la enseñanza
particular, casi toda en manos de laicos, progresistas y liberales, no recibía
ni la más mínima ayuda del Estado, en contraste con lo que ahora sucede, que
siendo enemiga de la Democracia es ayudada económicamente… “Cría cuervos”…”
El nuevo Grupo Escolar
En mayo de 1936 se inauguró el nuevo
Grupo Escolar y Joaquín Zurita no escatima en admiración hacia la iniciativa
impulsada por los republicanos. En las deliberaciones sobre su emplazamiento y
denominación también participaron de forma los libertarios masinos:
“En la
primavera de 1933, el presidente (del Centro Republicano) Juan Manuel Moliner y
los republicanos más cultos, Alberto Prats, Alfredo Peralta, Pedro Martí y
otros, al ver nuestro afán cultural demostrado con la organización y apertura
de la Escuela racionalista, pensaron llevar a la práctica lo que ya había
pensado e intentado durante la dictadura, pero la oposición más reaccionaria
enemiga de la cultura, principalmente la iglesia, lo hizo imposible. Celebramos
una asamblea general y por unanimidad se acordó llevar adelante tan importante
y maravilloso proyecto. Se nombró una comisión formada por los cuatro antes
citados para que se entrevistase con la directiva del sindicato agrícola “La
Amistad”; se reunieron en el Ayuntamiento y sobre esta idea hubo unánime
acuerdo. Pero surgió un problema: ¿Dónde fijar su emplazamiento?. Los pioneros de la idea hacía tiempo que lo habían
pensado: en la huerta de “Los Casales”, propiedad del señor Andrés, dueño de la
fábrica de alcohol y productos tartáricos, cuyo solar lo ocupaba tres o cuatro
meses al año para secar la brisa. Los de “La Amistad” no estaban de acuerdo, y
proponían se construyese en el secano, en las eras al norte del pueblo. Su
único argumento fue que por ser secano el solar era más barato, pero se
convencieron de su error y aceptaron la otra proposición.
Este
maravilloso grupo escolar, tanto por su construcción y estilo arquitectónico,
como por el lugar de su emplazamiento, junto al pueblo y apartado de las
carreteras, evitando así los accidentes infantiles, es lo mejor que tiene Mas de las Matas, del cual se siente orgulloso este pueblo.
Su construcción duró casi tres años.
Este “Templo de la cultura”, como le llamó el gobernador de la provincia el día
de su inauguración, merecía ser designado con un nombre ilustre, y en una
asamblea se hicieron tres proposiciones: unos proponíamos el de Joaquín Costa;
otros el de Luis Bello, intelectual de izquierdas, muy admirado por Alberto
Prats y Alfredo Peralta. Su proposición fue aceptada porque eran ellos los
principales “padres de la criatura”. Aunque algunos también había propuesto el
de Francisco Ferrer. Pero yo creo fue un error no haberle dado el nombre de
Joaquín Costa, evitando así los cambios de nombre al cambiar de régimen o de
política.”
Algunos de sus avatares constructivos del
grupo escolar los podemos seguir a través de las actas de los plenos del
Ayuntamiento de Mas de las Matas que se encuentran en la conocida como “Caja
121” del Archivo de Salamanca.
Joaquín Zurita también nos cuenta algún dato
sobre el funcionamiento del Grupo Escolar durante la guerra:
“Nosotros
teníamos la suerte de poseer buenas y nuevas escuelas -fueron inauguradas el 3
de mayo de 1936- y maestros y maestras competentes y trabajadores. Además
requisamos un maravilloso edificio construido en 1924, cuyo propietario de
derechas, anteriormente fallecido de muerte natural, se había hecho rico en
América del Sur. Dos de sus hermosos salones los aprovechamos para los
párvulos, de los cuales se ocupaban dos chicas que estudiaban en Zaragoza, y la
sublevación les sorprendió en el pueblo durante las vacaciones.”
La memoria educativa de Avelino Zapater
Escuelas oficiales
Avelino Zapater, hijo de un destacado
dirigente cenetista masino, nos traza un retrato de lo que eran las antiguas escuelas
“oficiales” y el desempeño de sus maestros:
“Con este panorama, para la
mayoría de la población, el sentido de la escuela se reduce a saber leer,
escribir y las cuentas básicas. En un pueblo que rondaba los 2000 habitantes,
había dos maestros, uno para chicos y otro para chicas, no hay que olvidar que
lo dicho en el principio del párrafo solo valía para los varones, las niñas
deberían aprender comportamiento, a coser, cocinar y demás sutilezas para ser
sirvientas de su propio marido.
El sueldo del maestro “pasas más
hambre que un maestro de escuela” era muy reducido, pagado según que épocas por
el ayuntamiento o por el gobierno de turno, y como siempre de cuatro patatas y
verduras que la gente les regalaba. No era una autoridad viva, como el cura o el
médico, pues de él podían salir ideas no muy recomendables, ideas que hicieran
cambiar las cosas para los que no querían que cambiara. Ante la escasez de
dinero, había mano de obra barata y poco formada. Y así querían que continuara
porque así había sido siempre.
Además de los dos maestros, para
las edades de 4 a 8 años (párvulos) había dos maestros más, no
titulados, gente del pueblo, puestos por el ayuntamiento, su necesidad venía,
pues en esta zona era fundamental el trabajo de la mujer en el campo.
Así que tenemos, dos maestros y
dos colaboradores para unos 400 niños, cuál de ellos más asilvestrado, sin
mucha motivación por aprender y que faltaban a escuela en tiempos de
recolección, siega, vendimia, aceituna… No es extraño que los recuerdos sean, la
correa y el puntero de madera, la correa para imponer orden vía trasero y el
puntero para golpear la punta de los dedos, 100 niños para un maestro se
convierten en un problema de orden y como tal se trataba.
A media mañana se enviaba a los
mayores con un par de cubos (calderetas), para dar de beber a los demás, todos
aspirando de un mismo cubo, beber a morro, luego el recreo en la plaza, donde
el griterío hacía bullir el pueblo. Nos sentaban en bancos de madera, con un
tablero para mesa con agujeros para el tintero y la palabra más oída y menos
escuchada era SILENCIO.
Se disponía de solo dos libros, el
elemental de 8 a 11 años y el grado medio, al que pocos llegaban,
hasta los 14. Los párvulos utilizaban libretas para la escritura.”
Expectativas
republicanas
Avelino
también quiso volcar en sus memorias de aquel tiempo una percepción del nuevo
régimen republicano y su esfuerzo en mejorar el sistema educativo:
“Instaurada la república en la
primavera del 1931, aun recuerdo con 5 años la algarabía del pueblo, los niños
corriendo, con unas caras de felicidad como si todos los problemas del mundo se
hubieran resuelto. El primer gobierno se volcó en la enseñanza, se comenzaron a
construir las escuelas nuevas, vinieron tres maestros y tres maestras, todos
eran diplomados y mejoraron sus sueldos.
Las clases no superaban los 40
alumnos, aunque chicos y chicas estábamos separados, los textos eran gratis, el
sistema de la enseñanza cambió totalmente, la represión no estaba bien vista,
pero se seguía escrupulosamente los programas, mucho del aprendizaje se basaba
aún en la memoria. Disponíamos de mesa para cuatro, con su cajón para guardar
los libros.”
Escuela racionalista
Pese
a su menuda edad, Avelino retiene de forma viva el recuerdo de lo que supuso
para él la escuela racionalista:
“A principios de siglo con el
avance de las ideas liberales se creó en los pueblos ateneos y
centros culturales. El centro republicano creado en 1911, supuso un impulso
cultural y político en el pueblo, en él se podían leer los diarios y se
organizaban charlas sobre las nuevas ideas que recorrían el mundo, comenzó
formado, por liberales y republicanos a los que se sumaron los socialistas,
pero a finales de los años 20, el grupo más numeroso fueron los anarquistas,
gentes de la CNT y su brazo político la FAI, prácticamente
tomaron el control del Centro Republicano y una de sus medidas fue contratar a
un maestro, Antonio, y crear la escuela Racionalista de Mas de Las Matas.
Éramos 30 chicos y chicas, por
primera vez todos juntos. Se estudiaba con los mismos libros que en la escuela
nacional, pero habían dos más, relacionados con las ideas anarquistas, recuerdo
uno de ellos Floreal, escrito por el padre de la que fue, la primera mujer
ministro en la historia de España, Federica Montseny.
Federico Urales (seudónimo de Juan Montseny);
describía en su libro la vida de un niño que crecía en una familia anarquista,
en una vida de total libertad, sin represiones, ni ataduras religiosas.
La filosofía de la escuela
racionalista era sustituir los métodos, de memorización, fe ciega y orden. Por
los del descubrimiento y el saber a base de la razón, la libertad de preguntar,
potenciar la curiosidad del niño y la igualdad de clases y sexos. Fue una época
maravillosa para mí, pues estaba entusiasmado con el aprendizaje de las
matemáticas, la geografía y la historia, contaba con ocho años y era un niño
que lo absorbía todo, con lo cual mi nivel de cultura y conocimientos superaba
en mucho el supuesto para mi edad.”
Pero la
experiencia se frustró con la represión posterior al conato revolucionario de
diciembre de 1933:
"A final del año
1933, la CNT cansada de los manejos de los partidos políticos y ya
que muchas de las esperanzas puestas en la república no se habían cumplido, dio
orden de realizar la revolución en todos los pueblos de España, uno de los
pocos pueblos que triunfó fue Mas de Las Matas, lógicamente no duro más que
tres días. Y ello supuso para mí, dos grandes pérdidas: mi padre
terminó en la cárcel y se cerró la escuela racionalista. (…)
Aunque en casa la situación
económica era difícil, mi retorno a la escuela no fue nada traumático, pues lo
aprendido en la escuela racionalista, me hacia siempre ser de los primeros.
Recuerdo dos maestros, muy contrarios políticamente, Don Fernando Alegre,
fascista, casado con otra maestra Doña Pabla. Y Don Feliciano Garcés,
socialista. Sus encontronazos eran frecuentes y si bien no sé si
llegaron a las manos, si recuerdo cogerse de la solapa terminar diciendo: ya nos
veremos en la calle. (Se referían a los movimientos sociales, unos de índole
revolucionaria y otros reaccionarios, que se estaban preparando). Don Fernando
y Doña Pabla después de la guerra, volvieron de maestros, pero Don Feliciano,
mucho mejor preparado para la docencia, acabó en la cárcel del barrio de
Torrero de Zaragoza y no volvió a ejercer.”
El
Consejo de Aragón habilitó los llamados milicianos (y auxiliares) contra el
analfabetismo. Esta es la percepción de esa habilitación:
“Los niños, nos quedamos sin
maestros, unos huyeron, otros se fueron al frente, así que fueron sustituidos
por estudiantes, demasiados jóvenes para luchar. De ellos destacaba Pedro Portolés, muy bueno, era de una familia de ricos del
pueblo…”
Los maestros de Azuara
Un episodio
que impactó en la memoria de Avelino Zapater fue la presencia de los refugiados
procedentes de Azuara, de los que también tenemos
referencia en los “papeles” de la Caja 121 en el Archivo de Salamanca:
“En 1937 vinieron los evacuados
de Azuara, y con ellos sus dos
maestros: Don Florestán y Doña
Josefina, un ejemplo de rigor y calidad de enseñanza, impartían el tercer
grado, a él, aunque jóvenes, pasamos Ireneo Gracia y yo, como alumnos del Mas
más aventajados. Eran músicos; él tocaba muy bien el violín y ella el acordeón,
nos enseñaban solfeo y aún recuerdo algunas canciones con alusiones a la
Republica. A falta de hijos daban su cariño a los niños y los animales;
tenían un gato negro muy bien adiestrado. Las chicas le pedían a doña Josefina
que lo llevara a la escuela y ella en alguna ocasión accedía. Se sentaba sobre
la mesa, con su lazo rojo, y solo la abandonaba a las órdenes de su ama; ven,
regresa, dame la mano, todo lo entendía. Con la toma de Belchite por las
fuerzas republicanas, las gentes de Azuara y
sus maestros regresaron a su pueblo. No sé qué fue de ellos,
pero dejaron en nosotros un grato recuerdo.”
Refugiados en
Real de Montroy
Avelino
Zapater también nos relata también su experiencia como alumno en la escuela racionalista
de Real de Montroy, donde se hallaba refugiado con su
familia desde marzo de 1938:
“Entramos por la plaza y nos
fuimos al casino, aunque la fachada permanecía igual, el interior estaba
reformado y ahora albergaba el hogar del jubilado (…) En el piso de arriba
estuvo la escuela racionalista, que primero tuvimos en un chalet a las afueras
del pueblo (…) Era un terreno de unos mil metros cuadrados bordeado por una
valla, primero muro y luego verja de forja, situado en una ladera con un jardín
de pinos y árboles.
Éramos un grupo de 50 niños y
niñas, y un maestro, el pueblo disponía de escuela pública pero seguía
funcionando la escuela racionalista, pagada entre la colectividad y los padres.
El maestro, Julián, era muy humanista y se consideraba discípulo de
Eliseo Reclus, un intelectual anarquista francés
de los tiempos de la revolución social 1848, aunque destacó como geógrafo, se
dedicó a la docencia en sus largos años de exilio, de su pensamiento destacamos
una frase: “El ideal anarquista no es enemigo de la escuela, sino al contrario,
partidario de engrandecerla, de hacer de la sociedad misma un inmenso organismo
de enseñanza mutua, donde todos sean a la vez alumnos y profesores, donde cada
alumno, después de haber recibido nociones de todo en sus estudios, aprenda a
desarrollarse íntegramente por sí mismo y con relación a sus fuerzas
intelectuales en una existencia libremente elegida”. Aquel maestro con su
sensibilidad y bondad dejo huella en nosotros, jamás permitió el don
delante de su nombre y nos invitaba a llamarle de tú, no usual en aquellos
tiempos.
Algunos de los principios básicos
de la escuela racionalista eran:
1.- La educación de la infancia
debe fundamentarse sobre una base científica y racional. Es preciso separar de
ella toda noción religiosa. Era pues anticlerical, la iglesia no aceptaba
principios como la evolución.
2.- La instrucción es parte de
esta educación. Y debe comprender además del desarrollo de la inteligencia, el
del carácter, la cultura de la voluntad, la preparación de un ser moral y
físicamente bien equilibrado.
3.- La educación moral debe ser
práctica y basarse en el ejemplo y apoyarse sobre la ley natural de la
solidaridad.
4.- Es necesario que los programas
y métodos estén adaptados a la psicología del niño.
Si ahora son principios que podría
asumir cualquier escuela, en una España que apenas había salido de la época
feudal, sonaban a música celestial. Si bien el libro de texto, era la
enciclopedia de grado medio, se explicaba con ejemplos, fomentando el debate,
con la supresión de exámenes, sin castigos, y siempre que se podía dábamos la
clase en el campo. Teníamos un huerto, que era parte de las clases del día,
recuerdo que cogimos una gran cantidad de patatas, en él poníamos en práctica
muchas de las lecciones teóricas. En el aula estábamos en unas mesas cuadradas
uno por cada lado, lógicamente en grupos de cuatro, con el maestro moviéndose
que más parecía uno de nosotros.”
El Internado Durruti en Valencia
Avelino
Zapater tuvo ocasión de conocer en alguna medida el Internado-Escuela Durruti en Valencia, al cual también se refiere Macario
Royo en la entrevista que mantuvo con Andrés Añón en
junio de 1988, ya que jugó un papel activo en la iniciativa al ser responsable
entonces de la Sección de Defensa en el Comité Nacional de la CNT:
“En noviembre de 1936 el Gobierno
de la Republica creó en Valencia, un instituto-internado de enseñanza
intensiva, con cursos semestrales, (cuatro cursos de Bachiller abreviado), con
el objetivo de elevar el nivel cultural de los trabajadores y a la vez preparar
líderes que reconstruyeran el país después de la guerra. Los jóvenes
pertenecientes a un sindicato o agrupación antifascista, obtenían una educación
de élite en régimen de internado, recibiendo un sueldo igual al que obtendrían
trabajando.
La CNT apostó por este
proyecto y con ayuda del Sindicato de Enseñanza, organizó otro internado, tenía
como principal objetivo preparar a sus afiliados para que fácilmente pudieran
ingresar en el Instituto Obrero de Valencia, creando el Internado Durruti.
Como alumno aventajado me habían
seleccionado para ingresar en él. Yo había ido a visitarlo ya que estaban allí
mi prima Regina Gil y otros tres chicos de Mas de las Matas, algún día,
acompañaba a mi padre a Valencia e íbamos a verlos, para mi aquello era
como la Universidad de Salamanca en el medievo.
Era un edificio grande, con la
planta baja dedicadas a las cocinas y el comedor, unas anchas escaleras que
subían a las aulas de estudio, supongo que en las plantas superiores se
encontraban las habitaciones, pero nunca llegue a subir, eran ellos los que
bajaban y quizás el resto del edificio pertenecía a mis sueños.
Estaba situado en la calle Balmes
29 y las clases las recibían en un colegio confiscado en la calle Carniceros,
las Escuelas Pías. Las clases eran impartidas por maestros del sindicato único
de la enseñanza de la CNT
Para mí aquel internado era mi
porvenir, por eso no dejo de preguntarme: ¿Qué hubiera sido de mí en aquella
escuela? ¿Qué hubiera estudiado luego? Cuando un camino no se puede tomar en la
vida, no hay respuestas de lo que te hubiera deparado, pero aquella era mi
senda y me hubiera gustado seguirla…”
Otros testimonios masinos: Regina Gil y Pilar Blasco
Testigo de la escuela racionalista
es Regina Gil, quien luego militaría en las Juventudes Libertarias y que
incluso ingresó en plena guerra en el Internado-Escuela Durruti
de Valencia:
“Entonces trajeron un maestro para que no fuéramos educados de la
manera en que estaban entonces. Estuvimos dos o tres años, hasta diciembre del
33. Se criticaba mucho que fuéramos chicas y chicos juntos, y hacíamos
excursiones... Se cerró por el movimiento revolucionario, yo tenía 12 años.
Cuando la colectivización era verano; luego empezó la escuela, pero era
diferente, chicos y chicas juntos. Unos maestros estaban aquí, otros no
estaban... estaba Pilar Royo y otra chica más con los pequeños.”
Regina recordaba también que una
de las materias impartidas era el esperanto, lengua en la que aparecían algunos
artículos en “Nueva Humanidad” (al igual que en ido). Uno de los libros que le
marcó profundamente fue “Sembrando flores” de Federica Montseny.
También Regina Gil nos ofrece su
impresión sobre el funcionamiento escolar durante la guerra:
“Hubo maestros que se tuvieron que marchar, que estaban de vacaciones
o que habían huido. Por eso, para suplir su falta la gente que tenía carrera
venía y hacía de maestro. Plácido Castañer estaba... Había diferencias en la
educación, sobre todo en religión, que no había. La educación era normal en la
escuela, pero algo encaminada al sistema político que había. Los libros de
texto los habían conseguido en varias veces, pero fue importante la actuación
de Macario Royo para conseguirlos”
Por último el testimonio de otra
joven alumna de la escuela racionalista, Pilar Blasco, recogido
al igual que el de Regina Gil en la serie de entrevistas recopiladas por Javier
Rodrigo y Antonio Serrano en 1999:
“Trajeron un maestro los de la CNT para que
no fuéramos educados de la manera que estaban entonces. Era la
educación normal, pero claro, siempre había alguna cosica
más. Había un maestro que nos enseñaba esperanto. Lo demás normal, de todo.
Entonces se criticaba mucho que fuésemos chicas y chicos, pero era normal. Y
hacíamos excursiones, nos criticaban mucho a nosotros y a las familias, porque
íbamos las chicas y los chicos juntos, pero… Íbamos chicas y chicos y estábamos
siempre con gente mayor, nos explicaban cosas y leíamos libros… No eran
revolucionarios, eran grupos culturales. Había muy buenos
libros para los chiquillos.”
Otros temas sobre la escuela de 1933
El maestro Vicente Sanz Blasco
A través de los legajos de la causa abierta
por “sedición y rebelión” tras la insurrección anarquista que tuvo lugar en Mas
de las Matas en diciembre de 1933, podemos conocer la identidad de uno de los
maestros racionalistas que pasaron por la escuela. Se trata de Vicente Sanz
Blasco quien se vio envuelto de pleno en los hechos y por los cuales sería
finalmente sentenciado en 1935.
Vicente Sanz
era natural de Gallinero (Soria) donde nació en 1906, pero residente en
Barcelona. No queda claro si poseía el título de maestro nacional y tampoco si
llegó a Mas de las Matas a través del Sindicato de Profesiones Liberales de la
CNT como debió ocurrir con otros maestros. La información de que disponemos
procede de una carta transcrita por un oficial judicial e incorporada al
expediente judicial tras serle requisada. La misiva está fechada el 9 de enero
de 1934 y se envía desde la cárcel de Castellote al Ateneo Humanidad (Sección
Adelante) sito en la calle Zurbano 1, en Barcelona.
Además en el interrogatorio consultado, Vicente Sanz confirma la extinción de
la relación con el Centro Unión Republicana por falta de fondos, y el dato de
la mensualidad que venía percibiendo, 300 pesetas mensuales. Asimismo en la
causa se concreta su participación en el conato revolucionario formando parte
de una de las barricadas en la salida hacia las carreteras de Aguaviva y
Castellote, y en la redacción de uno o dos de los bandos leídos por el alguacil
desde el balcón del Ayuntamiento, con más seguridad el que insta a la entrega
de armas por aquel que disponga de ellas so pena de consecuencias, cuyo
original está incorporado a la propia causa en una hoja con el membrete del
Centro. Por estos hechos y por haber sido juzgado en rebeldía en octubre de
1934 se le condenará a una pena de un año y seis meses que cumple en parte en
la cárcel de Guadalajara y que finaliza con la amnistía decretada para los
presos políticos en febrero de 1936.
La carta requisada va directamente dirigida a
la “Sección Adelante” y en ella utiliza un tono distanciado y prepotente
respecto a los amotinados masinos en general, tal vez de forma deliberada como
estrategia procesal. Una estrategia que en parte le funciona ya que su condena
es notablemente menor en comparación al resto de penados masinos que cuando se
pronuncia su sentencia ya llevan meses en las cárceles de El Dueso y Burgos. Y esto tal vez pueda explicarse si
conocemos o acertamos a conocer qué eran el “Ateneo Humanidad” y su “Sección
Adelante” en Barcelona. Para empezar tenemos que señalar la falta de estudios
detallados sobre el conjunto de estos ateneos libertarios o racionalistas en la
Ciudad Condal en aquella época y su relación con el entramado de logias
masónicas establecidas en Catalunya. Por distintas referencias sabemos que el
Ateneo Humanidad disponía desde los años veinte al menos de una Sección de
Instrucción cuyos estatutos se aprueban en 1927. También conocemos de la
participación de destacados militantes cenetistas como es el caso de Concha
Pérez Liarte quien hace mención a su ubicación en el barrio de Les Corts y el vínculo que tuvo a posteriori en 1935 en la
creación de la Escuela Reclús regentada por los hermanos
Carrasquer. Por otra parte la única referencia explícita a su ubicación en la
calle Zurbano proviene de un panfleto antimasónico
editado en Madrid en 1941 que lo identifica como centro masónico de referencia.
Y es que tanto “Humanidad” como “Adelante” son nombres de logias barcelonesas
con cierta raigambre. En concreto se conoce la participación de Alejandro
Lerroux en la Logia Adelante nº 8 entre 1917 y 1932, años de enorme convulsión
en el panorama organizativo del mundo masónico catalán y español. La carta de
Vicente Sanz Blasco parece expresada en términos de clave masónica en sus
destinatarios –amigos de “Adelante”- , su autocalificación
como “liberal” y los llamados continuados a la “libertad” como valor, lo que
unido a su despedida (“vuestro h”, por ‘vuestro hermano’, fórmula habitual del
mundo masónico aunque no privativa del mismo) señalaría que le urge ponerles en
conocimiento de su situación para que se activen algunos resortes de
camaradería que puedan matizar el tratamiento judicial que deba recibir. En
esta línea hay que tener presente que el propio Alejandro Lerroux ostentaba la
presidencia del consejo de ministros en enero de 1934.
Una vez más lo libertario, lo racionalista, lo
republicano y lo masónico parecen confluir en espacios y ámbitos de actuación
comunes, si bien desconocemos qué percepción pudieran tener de este vínculo los
propios miembros del Centro Republicano masino.
He aquí la transcripción de lo referido en la
Causa:
….Hay un
sobre dirigido al Ateneo Humanidad.- Sección Adelante.-
Zurbano 1.- Barcelona.- que copiada literalmente
dice:
“Castellote
9 enero 1934.- Estimados amigos de “Adelante” Barcelona.- Os supongo enterados
ya por mi hermano del gracioso suceso en que me hallo, y por si así no fuera
sabed; que en síntesis lo ocurrido es lo siguiente: Ocurren los sucesos o
chispazos revolucionarios del bajo Aragón y entre otros pueblos “sublevados”
está el en que yo me encontraba desempeñando la plaza de Maestro como sabéis,
plaza que por falta de fondos en la Sociedad había de dejar vacante; en estas
condiciones y ante un pueblo ignorante y fanático soy sorprendido por los
chispazos antes citados, este pueblo se apodera de la situación el 9 del
próximo pasado y hasta el 10 por la tarde en que fuerzas de la G.C.
tranquilamente (ya que no se las opuso resistencia) vuelven a recuperar la
autoridad.- En este intervalo de tiempo fueron quemados todos los papeles
habidos en el Ayuntamiento, yo que no tomo parte en estos hechos pero que si
intervengo más tarde para evitar que estos ignorantes y fanáticos hagan
derramamiento de sangre, soy procesado y ya va para el mes de presidio y todo
sigue igual sin aclararse los hechos y lo que es peor no se aclararán, pues
según hoy me notifica el Capitán “Juez Militar” soy procesado por declaraciones
de la G.C. y de unos burgueses del pueblo quienes como sabéis son enemigos de
la libertad y por tanto de quienes la defendemos, así que me encuentro preso y
procesado solamente por ser liberal, hoy como ayer y con la misma saña se
persiguen no a los hombres o a sus acciones, sino a las ideas que los mismos
defienden. Mañana solicitaré ante este Sr. Juez sea revocado mi proceso, por
las razones expuestas, y esto pasará (si quieren estoy en España y ante la
justicia) al Auditor de Guerra de la 5ª División un Teniente Coronel de
Infantería creo, quien podrá ponerme en libertad, si no ha bebido en las mismas
fuentes informatorias que el citado Capitán, y siente
más amor que éste por la Justicia y la libertad.- Es una birria por lo arcaico
e irracional el sistema jurídico Español.- Da asco leer o escuchar los
Códigos.- En mi última declaración pregunto al Juez si estamos en España o en
Italia. Figuraos que llevamos cerca de un mes 20 hombres en una celda retrete
de 16 metros cuadrados, vamos el colmo ¡Y luego se habla de la higiene!
¿Recordáis aquel barco de huevos alemán que vino y no quisieron descargar? ¡Si
serán inocentes, con la falta que hacían! En fin queridos amigos creyendo
cumplo un deber en comunicaros esto y en espera de daros mejores noticias se despide
con un abrazo vuestro h Vicente. Nota: Mi correspondencia se me entrega
abierta.”
La figura de Máximo Llorca
Máximo Llorca
(seudónimo de Salvador Lluch Cuñat)
fue uno de los fundadores en 1930 del Sindicato de Profesiones Liberales y
Oficios Intelectuales de la CNT. Trabajó como maestro racionalista en la
escuela de la Casa del Pueblo de Santa Coloma de Gramenet. Publica diversos
artículos en periódicos libertarios o en la revista Estudios, en cuyas páginas
aparece en la primavera de 1932 “La enseñanza y la República”, en el que
critica la concepción restringida del tema pedagógico en la recién aprobada
Constitución o los contenidos de los libros utilizados por los docentes.
Aparece como presidente de la Sección de Maestros y Auxiliares del Sindicato en
marzo de 1933, a la cual en ese momento pertenecen la práctica totalidad de los
maestros racionalistas de la provincia de Barcelona. Precisamente la prensa
libertaria publica a comienzos de diciembre de 1933 un requerimiento de la
Sección de Maestros a todos los interesados en las nuevas escuelas que se están
creando. Según el anuncio, la retribución de dichos maestros estaría en 300
pesetas revisables según circunstancias, salario coincidente con el que Vicente
Sanz Blasco refleja en la declaración que se le toma en la cárcel de
Castellote. Por otra parte existía una voluntad de formación de docentes con
destino a estas nuevas iniciativas impulsadas por sindicatos y ateneos, y así
la Escuela Natura de Joan Puig Elías, creada en el barrio barcelonés del Clot, tuvo un papel activo como suministrador de maestros
que habían pasado por sus aulas siendo estudiantes que todavía no habían
obtenido el título en la Normal.
Máximo Llorca formó
parte del Comité Revolucionario y del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet,
siguiendo su ejercicio de maestro racionalista hasta la municipalización
escolar respaldada por la propia CNT. Tras los sucesos de mayo de 1937 en
Barcelona decide trasladarse al frente aragonés amparado por la buena relación
que mantenía con diversos mandos de la 25 División. Se puso a disposición del
Consejo de Aragón que le nombró delegado comercial en Valencia. Colaboró con
diversos artículos publicados en “Ideas” y “Cultura y Acción”, sobre las
colectividades o la militarización entre otros temas. Ya antes, en abril de
1937 publicó en Nuevo Aragón “La enseñanza es un
problema que ha de resolverse paralelamente con la Revolución” en el que aboga
por la creación de un Consejo Regional de la Enseñanza, que sería un ente
consultivo del Departamento de Cultura a imagen del CENU de Puig Elías en
Catalunya. Tras la guerra llegó a México a bordo del Sinaia.
Un hijo suyo, el biólogo marino mexicano Daniel Lluch
Belda, recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007 como
miembro del Grupo Intergubernamental de la ONU sobre el Cambio Climático.
Recuerdos
anónimos en la revista Aula
Libre
Como ya hemos indicado anteriormente, en marzo
de 1981 la revista del movimiento aragonés de renovación pedagógica Aula Libre
publicaba el testimonio anónimo de un masino asistente a la escuela
racionalista de 1933. Hay datos contradictorios con otros recuerdos recopilados
(el periodo de funcionamiento en particular) pero éste de Aula Libre se recogió
en un momento equidistante de los hechos y de nuestro tiempo actual.
LA ESCUELA RACIONALISTA “EL PORVENIR” DE MAS
DE LAS MATAS
El material
con que se cuenta para realizar un análisis medianamente serio sobre estas
escuelas (fundamentalmente desde la perspectiva interna del desarrollo activo
de la escuela) es muy escaso, casi nulo. Ha de acudirse a fuentes, a veces no
escritas, con todo lo que ello representa: excesivo parcialismo, subjetivismo.
La
investigación se basa sobre testimonios orales de ex alumnos y personas que
pudieron conocer de cerca la realidad interna de estos centros. Sucede así con
la escuela racionalista “EL PORVENIR” ubicada en MAS
DE LAS MATAS (Teruel), cuyo conocimiento es revelado para nosotros por un
antiguo alumno. Según nuestro comunicante, esta escuela surgió como
consecuencia de una aspiración de los socios del “Casino Republicano”, centro
de reunión de las personas más progresistas del pueblo, fundado en 1911. El
edificio estaba dividido en dos pisos, siendo el de abajo local de reunión de
los socios; el de arriba, local del sindicato de CNT (única organización
presente en el pueblo). Este a su vez estaba dividido en local sindical y
escuela, como se expresa en el gráfico. La escuela, según se nos dijo, estuvo
en funcionamiento durante tres años, de 1934 a 1936, estando regentada por un
maestro valenciano. Más tarde, ante el aumento de alumnos, el sindicato de
enseñanza de Zaragoza envío a un tal R. Vizcarri
–maestro sin titulación oficial- a solicitud de la escuela.
La labor de
ambos maestros fue fundamental, pues el gran cariño y afecto que demostraban,
hizo en pocos días que los padres trasladaran sus hijos a esta escuela, pues en
la escuela estatal del pueblo, eran maltratados por el maestro que ejercía en
ella.
La escuela
estaba compuesta por unos cuarenta chicos en edades que oscilaban entre los 6 y
los 14 años por el día y por la noche otros cuarenta alumnos en edades a partir
de los 12 años. Resaltemos que, a diferencia de la escuela estatal se impuso
desde el primer momento el carácter coeducacional.
AGRUPAMIENTO
Y FINANCIACIÓN: El alumnado, en principio, fue dividido en tres grupos según la
edad: pequeños, medianos y mayores. Pero más tarde se vio que los niños se
agruparan como quisieran, por grupos de amigos, lo cual permitió una
convivencia mucho más afectiva.
La escuela
era financiada con una parte de la cuota mensual de los socios del Centro, del
Sindicato y un duro mensual por cada alumno (tanto los de día como los de
noche).
La escuela,
independientemente de la cuota mensual, fue financiada más tarde por una
cooperativa de padres de alumnos que funcionó cuando se declaró en el pueblo el
comunismo libertario y se suprimió el dinero de curso legal por los “vales
comunales”.
PEDAGOGÍA:
En cuanto a los métodos pedagógicos que se usaban, eran los típicos de
cualquier escuela racionalista de la época, junto con la actividad interna, las
excursiones al campo para la enseñanza de las labores agrícolas que estaban
desarrollando sus padres.
También cada
semana, especialmente los domingos, existía una reunión conjunta de padres y
alumnos para debatir los problemas cotidianos.
En cuanto a
los textos utilizados, se disponía de una biblioteca completa y básica para el
estudio. Los libros eran los de la Editorial de la Escuela Moderna (“Las
aventuras de Nono”, de J. Grave, “Sembrando flores”, de F. Urales, algunos de
Joaquín Costa).
Según nos
explicó, a los niños más pequeños se les enseñaba a leer por un método de
aprendizaje muy original. Consistía en letras de un tamaño muy grande que eran
manejadas y conocidas por los niños formando palabras y frases entre ellos.
Se disponía
de un jardín y un huerto donde se aprendía a cultivar plantas y flores, siendo
la agricultura actividad fundamental en el pueblo, junto con aspectos
bioclimáticos, físicos y geográficos de la zona.
En cuanto a
las actividades que ahora llamamos extraescolares destacan las charlas y
conferencias que se daban a los alumnos por parte de personalidades en diversas
materias. Se trataba a través de ellas de infundir en el alumnado nuevos modos
de vida: lucha contra los vicios (fumar, beber, holgazanear…).
El material
escolar fue adquirido a una casa comercial zaragozana, adquiriéndose el
material más moderno en vigor esos años: mesas individuales, mesas de grupos,
pizarras, mapas, cartas-murales.
Según
nuestro comunicante, existía otra escuela de características muy parecidas a
esta en Valderrobres (Teruel), pero ha sido imposible conocer algún dato sobre
ella.
Referencias educativas de viajeros y cronistas durante la guerra
Ronald Fraser recogió
algunos testimonios en Mas de las Matas con alusión directa a la importancia
que se daba a la educación, que fueron volcados en su libro “Recuérdalo tú y
recuérdalo a otros”:
“Celebrábamos
asambleas de pueblo solamente para tratar cuestiones especiales, como fijar la
ración de pan o las escuelas….”. (…) Los colectivistas sentían una preocupación
característica por la enseñanza. Las escuelas volvieron a abrirse al comenzar
la guerra para tener a los niños alejados de la calle. Los maestros que estaban
de vacaciones fueron sustituidos por estudiantes. Margeli
hizo un viaje especial a Barcelona para regresar con un camión lleno de libros
racionalistas para la escuela. También consiguió agenciarse una multicopista,
un proyecto de cine y algunas películas infantiles. En una casa de labranza se
montó una escuela nueva para los niños de zonas alejadas que jamás habían
podido ir a la escuela. La enseñanza pasó a ser mixta, se fundó una revista
escolar y un grupo de teatro. Una vez a la semana el comité de la colectividad
se reunía para tratar con los maestros e insistía en que a las escuelas no les
faltara de nada. (…) Una maestra joven dijo que nunca había visto nada
parecido. Antes era imposible conseguir fondos para la enseñanza….”.
También Gastón
Leval recogió alguna impresión sobre el funcionamiento
escolar en plena guerra durante la visita que cursó a Mas de las Matas:
“La escuela
es obligatoria hasta los catorce años. En un grupo de «masías» construidas en
la montaña, ha sido instalada una escuela para 40 niños que hasta ahora no
podían ir a clase. En Mas de las Matas, dos clases han sido habilitadas para
recibir cada una 50 niños menores de siete años cuya educación preescolar ha
sido confiada a dos muchachas que habían cursado antes, en no sabemos qué
ciudad, estudios superiores. Esta innovación tiene también por objetivo
libertar durante varias horas del día tanto a los hijos de las madres como a
las madres de los hijos.”
Racionalismo en Aragón
A finales del siglo XIX diversos grupos
cuestionaban de forma abierta el casi total monopolio eclesiástico de la
educación tanto a través de sus propios centros como del control ideológico de
las escuelas “públicas”. Republicanos, institucionistas,
masones, anarquistas… todos se plantearon la necesidad de impulsar sus propias
iniciativas educativas. De hecho los libertarios definieron en alguna medida su
modelo ideal de educación en las resoluciones del II Congreso de la Federación
Regional Española que tuvo lugar en Zaragoza en 1872. Pero el primer exponente
de centros laicos en Aragón se concreta en la creación de dos escuelas en 1885
por iniciativa de la Sociedad de Librepensadores. Instaladas en la zaragozana
calle San Voto se trataba de una clase para niños y otra para niñas dirigida por
la maestra Matilde Fernández. Hay constancia de su permanencia al menos todavía
en 1900.
Es a partir de 1906 cuando el
movimiento de estas escuelas despega aunque coartado por los vaivenes de la
represión en el marco de la Semana Trágica y la ejecución de Ferrer en 1909,
quien dos años antes había sido recibido en Zaragoza de forma clamorosa al
detenerse en la estación de Campo Sepulcro el tren que le trasladaba a
Barcelona. Comienza su andadura el Patronato de Zaragoza de Escuela Laicas,
ente en el que participan diversas personalidades republicanas, anarquistas y
socialistas, y que a su vez tiene fuertes vínculos con la Federación Local de
Sociedades Obreras. Se crea a finales de 1906 una primera escuela en la calle
de San Pablo, teniendo como maestro responsable a Antonio Vial. A esta se le
unen el año siguiente la escuela laica de Torrero que mantendrá su actividad
hasta 1918, y la Escuela Moderna de Zaragoza dirigida por Antonia Maymón, que estuvo en activo hasta que la pedagoga
aragonesa tuvo que exiliarse en Francia en 1911 por su pertenencia al Comité
Nacional contra la Guerra de Marruecos. Más adelante en 1917 se abrirá la
escuela laica de la calle San Blas en la que reaparecerá Vial como responsable,
toda vez que la de San Pablo había cesado su actividad tiempo atrás. Otra
entidad cuyos componentes participan de forma frecuente en estos proyectos es
la Agrupación Racionalista de Zaragoza presidida por Antonio Laborda.
Coincide este momento con el de
expansión del movimiento libertario que pasará a controlar la Federación Local
de la mano de figuras destacadas como Nicasio Domingo o José Chueca. El primero
formaba parte del grupo Vía Libre y estuvo en el arranque del periódico
“Cultura y Acción” que con diversas épocas y prohibiciones llegó hasta los años
de la Guerra Civil como portavoz del Comité Regional de Aragón, Rioja y Navarra
de la CNT. Asimismo dirigió en los años diez el Centro de Estudios Sociales,
luego denominado Círculo Obrero de Estudios Sociales, una figura muy habitual
en el ámbito organizativo libertario. Chueca por su parte tuvo algún desempeño
como maestro racionalista pero sobre todo como publicista a través de artículos
y folletos, siendo un propagador de las doctrinas del georgismo
en España. Su hermano Ángel, también vinculado a “Vía Libre” fue uno de los
fallecidos durante el fallido asalto al Cuartel del Carmen zaragozano en 1920.
A través de Cultura y Acción
conocemos que en 1923 vuelven a producirse intentos de poner en marcha una
escuela racionalista en Zaragoza dependiente de la Federación Local. La
Iniciativa había partido nuevamente del grupo “Vía Libre” quien habría
comenzado la recaudación de donativos y aportaciones, cediendo esa función a la
propia Federación hasta que se produce la dimisión de Juan Beraza
al frente de la Federación Local de Sindicatos, volviendo a retomar “Vía Libre”
el papel motor pero por poco tiempo ya que la expectativa se cierra en
septiembre de ese año con el golpe de Primo de Rivera. En julio, Cultura y
Acción da cuenta de una de las reuniones preparatorias
que cuenta con la presencia de Teresa Claramunt,
frecuentemente desterrada en tierras aragonesas ya desde comienzos de la década
de los diez. El periódico también publica en esos meses diversos artículos de
opinión sobre la necesidad de orientar la educación hacia las ideas
racionalistas, y de forma más específica se hace eco de la visita de Manuel Buenacasa al Sindicato Único de Calatayud instándoles a que
el Centro Instructivo juegue un papel motor en la difusión de ideas.
Con el advenimiento de la República y
en un marco de eclosión generalizada de núcleos libertarios en barrios y
pueblos, rastreamos algunas iniciativas e intenciones de creación de escuelas
racionalistas a través de las páginas de “Solidaridad Obrera” y “Tierra y Libertad”.
En octubre de 1931 se intentó realizar un acto sobre pedagogía en Alcolea de
Cinca pero los conferenciantes para indignación de sus familiares y
simpatizantes fueron expulsados y trasladados por las fuerzas del orden hasta
Fraga. El corresponsal habla claramente sobre la “necesidad de fundar escuelas
racionalistas”. En diciembre de ese mismo año, José Alberola
publica en Tierra y Libertad un artículo de referencia en la época con el
título “Pedagogía racionalista”, un auténtico canto laudatorio al legado ferreriano.
En julio de 1932 encontramos una
Comisión Pro Escuela Racionalista que lanza un llamamiento a ateneos, grupos
libertarios y sindicatos con tal fin. De hecho dos veteranos líderes
cenetistas, Nicasio Domingo y Agustín Ferreruela,
hacen entrega de 2200 pesetas de las que eran depositarios y que corresponden a
los donativos recogido en el proyecto truncado de 1923. Ambos formarán parte de
esa Comisión junto a Santiago Baranda, Enrique Gracia, Zenón Canudo y Miguel Abós. En octubre
de ese año se constituye el Ateneo Racionalista del barrio de Torrero que
proyecta toda una batería de actividades desde funciones donde representa obras
de teatro social o mítines a favor de la amnistía de los huelguistas
zaragozanos presos. Nos consta que uno de esos festivales celebrado en marzo de
1933 lo es a beneficio de su escuela en proyecto. Sin embargo solo tenemos
certidumbre de la apertura de una escuela racionalista durante esos años, la
del barrio zaragozano de las Delicias, cuyas Juventudes Libertarias a través de
su grupo teatral también colaboran en septiembre de 1933 en una función
organizada por el Ateneo Libertario de Huesca a favor de la creación de una
escuela. También en esos meses se expresa este mismo anhelo en pueblos
fuertemente combativos como es el caso de Alcalá de Gurrea.
Una carta a Solidaridad Obrera así lo atestigua a través de la expresión de un
niño de once años, Domingo Sebastián, que habla de la necesidad de disponer de
maestros racionalistas.
Este tiempo previo al conato
revolucionario de diciembre de 1933 se caracteriza por el surgimiento de
numerosos sindicatos y ateneos, pero sobre todo de núcleos de Juventudes
Libertarias y grupos faístas. De hecho en su voluntad
de puesta en marcha ya se encierra un papel claramente dispuesto a la extensión
de la pedagogía anarquista. De hecho Tierra y Libertad habla de la necesidad de
crear “juventudes de educación libertaria” y poco más adelante se refiere a los
“grupos sindicales de educación libertaria”, poco antes de que se cree la
propia Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL). Sin embargo, a
partir de las jornadas del 8 y 9 de diciembre se abre un periodo de represión
contra los revolucionarios y también contra los protagonistas de las huelgas de
1934, clausura de sindicatos y ateneos, cierre ocasional de la prensa
libertaria… El horizonte no se volverá a despejar hasta vísperas del triunfo
del Frente Popular en marzo de 1936 con la amnistía de los presos y la
autorización para la reapertura de sindicatos con más fuerza si cabe. Un
panorama que desemboca en el decisivo Congreso de la CNT llevado a cabo en
Zaragoza en mayo de 1936 en el que se aprueba una ponencia específica sobre
educación bajo el título “De la pedagogía, del arte, de la ciencia, de la libre
experimentación”, siempre acogido al objetivo prioritario en esas sesiones: la
puesta en marcha del comunismo libertario a través de comunas. Esa guía
elemental es lo que explica que tras el estallido de la guerra civil y el
avance de las columnas, los anarquistas aragoneses se activaran como un solo
resorte aplicándose a la creación de comités y colectividades que asumirán la
organización educativa bajo presupuestos renovados como una prioridad esencial.
Algunas experiencias: comarcal de Valderrobres, Alcampell
Hemos recabado informaciones dispersas y muy
limitadas sobre localidades (Aguaviva, Épila…) en las
que antes o durante la República se hubieran puesto en marcha iniciativas
educativas al margen de la escuela oficial y en una órbita si no libertaria o
racionalista al menos librepensadora. Es una labor que resta pendiente para la
que será necesario implicar a un gran número de historiadores locales. No
obstante quiero destacar dos zonas aragonesas que sí han puesto en orden una
parte de su memoria sobre la educación racionalista publicándola en los años
que cerraron la noche de la dictadura franquista o inmediatamente posteriores.
En 1970 la propia CNT publicó un libro
titulado “Comarcal
de Valderrobres (Teruel). Sus luchas sociales y revolucionarias” en el que se recopilan datos históricos sobre el pasado
libertario de varias poblaciones de la zona del Matarraña. Se cree que la
elaboración del texto correspondió a Julián Floristán
quien unos años más tarde publicaría parte de sus memorias en el libro “Cosas
vividas”. Floristán tuvo un trayecto vital y
militante muy extenso y participó en las iniciativas educativas de Santa Coloma
de Gramenet, uno de los modelos más admirados durante los años republicanos,
colaborando de forma estrecha con los maestros José Berruezo
y Máximo Llorca. En plena guerra publicó en
Solidaridad Obrera diversas semblanzas sobre la puesta en marcha de los
procesos revolucionarios en los pueblos
del Matarraña.
En el libro aparecen tres reseñas
destacables de experiencias educativas que se remontan en algunos casos a
comienzo del propio siglo, todas ellas aderezadas de notas sobre el ambiente
cultural en el que se generaron. En La Fresneda se había creado un Centro
Obrero con anterioridad a la dictadura de Primo y al verse imposibilitados para
crear una escuela por la clausura que afectó a buena parte de estas entidades a
partir de 1923, uno de sus miembros se lanzó a crearla en su propia casa con la
“autorización” del maestro nacional, con un notable éxito que desbordó las
expectativas tanto en el número de alumnos como del nivel de instrucción que
pudieran impartir a algunos de los “mayores” interesados en asistir.
Asimismo para Cretas
nos relata la iniciativa que en 1909 tuvieron una veintena de padres que
querían un nivel de instrucción mejor que el que pudieran ofrecer la limitada
escuela “oficial”. Propusieron a un propietario de tierras que a la vez era
maestro sin ejercicio el que se hiciera cargo de educar a veinte alumnos,
pagándole a razón de cinco pesetas mensuales por cada uno de los niños
asistentes, y con la condición de que impartiera escritura y lectura y cuatro
asignaturas principales pero nada de doctrina religiosa.
En el centro de la comarca se creó
en los años de la primera guerra mundial una sociedad, la Unión Valderrobrense, abierta a aquellos que vivieran
directamente de su propio trabajo. “Sus
componentes pensaron muy pronto en la instrucción de sus niños, montando una
Escuela Moderna para lo cual trajeron de Barcelona un maestro racionalista que
ejerció hasta que más tarde fue reemplazado por otro, llamado Paredes
(socialista) que aún continuaba cuando la sublevación fascista”.
Precisamente la referencia a esta experiencia quedó retenida en el testimonio
que hemos visto aportó un masino anónimo para el boletín “Aula Libre.
La otra experiencia que queremos significar se
refiere a la desarrollada en la población de Alcampell, en la comarca
altoaragonesa de La Litera, que tantas afinidades mostró con Mas de las Matas
en los avatares de la puesta en marcha de la Idea libertaria en los años
republicanos. El Centre d’Estudis Lliterans,
con motivo del centenario de la fundación de la Cooperativa Agrícola de Alcampell, ha recuperado en 2018 la información que el
maestro racionalista Víctor Blanco volcó en un libro editado por la Comarcal de
Monzón en 1977 y que también se publicó por la editorial Tusquets
ese mismo año en el mítico volumen “Las
colectividades campesinas (1936-1939)”.
“A la segona meitat del segle XIX, les inquietuds progressistes d’una bona part de la població d’Alcampell van fer que la vila adoptés els
corrents lliurepensadors liberals. Un pilar clau per a aquests liberals —els denominats gabarrons, nom derivat del pedagog anticlerical Bartomeu Gabarró, un dels referents de l’esmentat corrent— fou el tema de l’ensenyament. Ja el 1891, el grup de lliurepensadors d’Alcampell va
contractar els serveis del mestre liberal Antiguo Brullet,
que va exercir la docència fins al 1895 tot duent a terme una gran tasca
formativa entre la joventut local.
La Societat Obrera, la primera associació
d’Alcampell de què es té constància, també disposava de la
seva pròpia escola, en contraposició amb l’escola de l’Estat, i el 1909 va contractar el mestre
racionalista Manuel Núñez Zaborras, amic personal del
fundador de l’Escola Moderna, Francesc Ferrer i Guàrdia. El 1909 assistien a l’escola 46 alumnes, i el mestre Núñez hi va exercir el magisteri fins a la seva tràgica mort, el 1919.
El 2 de setembre de 1918 va veure la llum el Sindicat Agrícola d’Alcampell. (….) D’acord amb la finalitat social dels estatuts, es va acordar amb el prestigiós Liceu Escolar de Lleida la creació
d’una sucursal emparada pel
Sindicat, que es va inaugurar el 5 de novembre de 1919 i que va deure
durar fins al 1926. El primer mestre
fou Ramón Serrano. Anys més tard, el 1931, es va
contractar el mestre Gimeno, però
l’1 de gener de 1932 va ocupar el càrrec
el mestre d’Alcampell
Víctor Blanco Noguero, assessorat en la metodologia de l’Escola Moderna pel seu amic
personal Joan Puig Elias. Tots
ells van dur a terme una gran tasca pedagògica molt recordada a la població.(….) Posteriorment, el mestre Víctor Blanco va ser empresonat
arran dels fets revolucionaris locals de desembre de 1933…” .
Alberola y la limitada acción educativa “anarquista” del Consejo de Caspe
En octubre de 1936, tras el Pleno de Bujaraloz, se constituye el Consejo Regional de Defensa de
Aragón con un gabinete monocolor cenetista como expresión del control que las
columnas confederales ejercen sobre el territorio y el arranque del proceso
revolucionario colectivista en la práctica totalidad de pueblos del Aragón
reconquistado a los fascistas sublevados. Instalado en Caspe tras un breve
periodo inicial en la finca de Monte Julia, próxima a Belver
de Cinca, se estructuró por departamentos uno de los cuales dirigió su acción
hacia la Instrucción Pública con el maestro racionalista fragatino
(aunque nacido en Ontiñena) José Alberola
al frente. Su paso fue efímero ya que en diciembre renunció manifestando su
disconformidad con el rumbo que adoptaba el Consejo próximo a conseguir el
reconocimiento del Gobierno de la República en Valencia a cambio de incorporar
consejeros pertenecientes a la UGT y a las fuerzas políticas integradas en el
Frente Popular. De hecho el departamento pasará a tener el título de Cultura
asumido por la UGT, primero con Manuel Latorre hasta marzo y desde entonces con
Arsenio Jimeno hasta la disolución del Consejo en agosto, aunque solo el
primero pertenecía a la FETE.
Tanto en una fase como en otra la acción
educativa del Consejo de Aragón fue muy limitada, en un primer momento por
falta de medios y recursos y a partir de diciembre de 1936 por la
recentralización perseguida por el Gobierno de Valencia.
José Alberola fue un ferviente seguidor de las ideas ferrerianas, y ejerció en escuelas racionalistas como la Escola Natura de Barcelona, la Escuela Moderna de Valencia,
además de otras en Olot, Elda, Alaior….
En paralelo era habitual su firma en la prensa libertaria y también en La
Revista Blanca. Ya a finales de los años 20 lo encontramos dando clase de forma
directa en su propio domicilio en Fraga donde se había refugiado ante la ola
represiva que la dictablanda de Primo ejerció en
múltiples momentos. Pero es a partir de 1933 cuando la escuela racionalista de
Fraga toma propiamente forma tras la creación de las Juventudes Libertarias y
de un ateneo con el nombre de Sociedad Cultural La Aurora que desarrollo además
una prolífica acción a través de un grupo artístico, teatro, “jiras” por la
comarca…
Al estallar la guerra, Alberola
forma parte del Comité Popular Antifascista de Fraga y preside el Consejo
Comunal, organizando la nueva escuela pública con ocho grupos, bautizado como
Escuela Francisco Ferrer y Guardia. Tras su paso como consejero en Caspe
mantuvo una posición fuertemente crítica plasmada en sus intervenciones en el
Pleno Regional de Comarcales celebrado en Alcañiz en
marzo de 1937, y en la publicación de un opúsculo titulado “Interpretación
anarquista de la revolución” con prólogo de Felipe Aláiz
y en el que volcó en texto una conferencia impartida en el Teatro Victoria de
Lérida.
Pese al escaso tiempo que ocupó el
departamento de Instrucción Pública, tuvo ocasión de volcar parte de sus planes
educativos a través de “Cultura y Acción” editado en Alcañiz.
Este texto recuerda una posible aproximación de planteamientos con el proyecto
del CENU catalán dirigido por Puig Elías, cuya andadura se había iniciado por
esas fechas. Incluso con la utilización del término “Nueva Escuela”:
“La Nueva Escuela. Eduquemos instruyamos racionalmente… Puede
decirse, con toda exactitud que la ciencia de la educación consiste en la
elaboración de las materias que han de presentarse según el orden que las necesidades
del niño exijan. A los maestros, a los verdaderos pedagogos por vocación y no
por lucrativo profesionalismo, es a quienes corresponde conocer esas
necesidades y satisfacerlas racionalmente… Siendo la razón la facultad más
preciada del hombre, todo pedagogo que estime la lógica y quiera ser probo con
la especie a que pertenece, no hará materia de enseñanza sino lo que
experimentalmente se sabe cierto, y las consecuencias que de ello
razonablemente saque serán relación de causa a efecto a fin de que interpretando
la verdad en las cosas, los seres y los fenómenos todos, la conciencia
humanitaria del hombre progresivo prevalezca.
A nuestro entender en
esta situación antidogmática y si prácticamente
experimental, debe encauzarse el espíritu de la Nueva Escuela, persiguiendo la
alta finalidad de que en el libre juego de sus actividades cada uno llegue a
ser el motor de su propia voluntad fecunda y creadora, pues que dignificar a
los hombres es darles finalidad propia.”
Distinta era la opinión de algunos responsables
masinos en ese momento, como se puede comprobar en las palabras de Zurita
Castañer en “Memorias aragonesas”, tal vez inducido por un compartido
escepticismo en general hacia la acción del Consejo de Aragón por parte de
muchos comités locales y colectividades, aspecto que valdría la pena rastrear y
evaluar:
“El
consejero de Cultura era José Alberola, maestro
racionalista, admirador y continuador de la Escuela Moderna del mártir
Francisco Ferrer y Guardia; pero tan excesivamente libertario que cuando los
consejeros comarcales de cultura le pedíamos una orientación, un informe o algo
nuevo para el futuro, casi siempre nos decía lo mismo: “Yo no puedo estar en
todas partes; yo no dicto nada; si no habéis leído a Ferrer Guardia y a
Rousseau, leerlos, ellos os orientarán mejor que yo”. Cuando íbamos a Caspe
regresábamos decepcionados, desilusionados; aquello no era “racionalismo
libertario”, sino abandono, descuido, dejadez.”
Otras acciones pedagógicas durante la guerra
También en el ámbito del racionalismo se
inscribe la trayectoria y contenidos de la llamada Escuela de Militantes de Aragón, con sede en Monzón, fruto de una idea albergada por los hermanos Carrasquer que ya en vísperas de la guerra habían
alumbrado la creación de la Escuela Reclus en el
barcelonés barrio de Les Corts. La Escuela de
Militantes cenetistas alojó en un primer momento a jóvenes de la zona de Monzón
y del Cinca, de entre 15 y 18 años, en régimen de internado y con el sostén
económico principal en la Federación Comarcal de Colectividades que allí tenía
su centro neurálgico. Tras unas visitas de Francisco Muñoz, secretario del
Comité Regional, y de Luis Montoliu, consejero de
Transportes en el gobierno de Caspe, se abrió a integrar a alumnos de otras
zonas con presencia de jóvenes de Caspe, Alcañiz e
incluso uno de Mas de las Matas según relata el propio Félix Carrasquer.
Solidaridad Obrera recoge la crónica de un “mitin” en prácticas organizado como
ejercicio de oratoria en Binéfar en el que estuvieron
presentes José Carrasquer y Gastón Leval. Con la
caída del frente aragonés, la Escuela de Militantes se trasladó a un colegio en
el barrio de San Gervasio de la Ciudad Condal, bajo el control de la S.I.A.
(Solidaridad Internacional Antifascista), aunque con la mitad de sus efectivos,
y durante la ofensiva fascista en Cataluña sus componente se unieron a la
diáspora de la Retirada y el exilio para dispersarse por diversos puntos de
Francia.
El comienzo de la revolución libertaria en
Aragón señala también la voluntad de integrar los aspectos pedagógicos dentro
de dicho proceso, aunque sea difícil rastrear las acciones que se impulsan
desde distintos ámbitos. Por un lado encontramos pueblos en primera línea de
retaguardia en los que la presencia supone un auténtico revulsivo educativo.
Los milicianos contribuyen a poner en pie, por ejemplo, una “escuela libre” en
Pina de Ebro para la que solicitan a la Sección de Maestros el envío urgente de
publicaciones. Lo mismo ocurre en Vinaceite ocupando
la antigua casa del párroco, a la par que se constituye el sindicato y la
colectividad. Una crónica de Baltasar Miró relata como en Azaila
la escuela creada “con los nuevos conceptos” ocupa el espacio donde antes había
un café ya que el anterior emplazamiento ha sido destinado a hospital de sangre
de campaña atendiendo a sus dimensiones. En general los comités locales y las
colectividades adquieren un papel activo al reemprender el funcionamiento de
los grupos y unidades escolares, atendiendo a lo prescrito en el Congreso de la
CNT llevado a cabo en mayo de 1936 en Zaragoza. Se suple la carencia de
maestros con personas habilitadas a tal fin, y el Consejo de Aragón realiza la
misma labor orientada a los pueblos donde carecen de esa capacidad de
iniciativa, habilitando las llamadas milicias contra el analfabetismo en las
que encuadran titulados universitarios no maestros de toda índole que pueden
realizar dicha función educativa cubriendo plazas vacantes como la que figura
en Mas de las Matas en abril de 1937, dentro del conjunto del territorio hacia
el que dirige su acción el gobierno de Caspe. Con el paso de los meses las
convocatorias y la acción formativa cambiará
terminología y se preferirá hablar de “auxiliares” contra el analfabetismo.
Los avatares
del frente generarán pronto la necesidad de enviar los niños de diversas
poblaciones (Pina, Osera, Aguilar de Ebro, Gelsa…)
hacia la retaguardia y en ese sentido el Consejo de Aragón tendrá un papel
activo poniendo en pie un programa de colonias escolares con instalaciones en
diversas poblaciones (Benasque, Graus, Estadilla…) bajo la coordinación fundamental de la maestra
Palmira Pla, creando la Junta Pro Colonias Escolares y Hogar Escuela de la
Infancia e impulsando la constitución de juntas locales de apoyo. Pero también
el Consejo orientará la evacuación hacia Cataluña y aquí el CENU de Puig Elías
jugará un papel fundamental (con el apoyo también del Centro Obrero Aragonés)
alojando niños tanto en sus grupos escolares barceloneses como en los de
diversas poblaciones de la provincia de Gerona (Blanes, Bañolas…).
Uno de los destinos más específicos, visitado por una delegación del propio
Consejo de Aragón en abril, será la Colonia Ascaso-Durruti
en Llança, impulsada por organizaciones libertarias
francesas y el S.I.A. (Solidaridad Internacional Antifascista) bajo la
dirección de los pedagogos Paula Feldstein y Pierre Odéon.
La acción hacia los menores en peor situación
contará también con el apoyo del Ajut Infantil de Reraguarda, organismo de la Generalitat catalana, una de
cuyas responsables, Guillermina González Díaz, girará diversas visitas a
pueblos aragoneses y volcará sus experiencias y opiniones a través de las
páginas de Nuevo Aragón.
El segundo Consejo con el departamento de
Cultura bajo control ugetista impulsará diversas
iniciativas no inscritas en el campo del racionalismo pero ciertamente
voluntariosas dadas las circunstancias de guerra. Dentro de las propiamente
organizativas figurarán los nombramientos de delegados provinciales de Cultura,
que en el caso de Teruel recayó en Feliciano Garcés maestro de la FETE que
ostentaba una de las plazas del Grupo Escolar masino desde noviembre de 1934 y
que aparece en la relación de afiliados de Izquierda Republicana de Mas de las
Matas en las fecha de inicio de la contienda. Por otra parte el Consejo de
Aragón animó la reconstitución de los Consejos Municipales de Primera Enseñanza
y coordinó de forma directa el funcionamiento del Instituto Joaquín Costa en
Caspe, así como preparó las bases para la creación de una escuela del trabajo.
También organizó en diversas localidades las actividades de la Semana del Niño
en Aragón, las jornadas antifascistas escolares o la Fiesta del Primero de Mayo
en las escuelas, con exposiciones de libros antifascistas y concursos escolares
de dibujo.
Son varios los pueblos que organizaron
festivales pro escuela reflejados en Nuevo Aragón, pero llaman más la atención
iniciativas como la llevada a cabo en La Almolda
donde a título propio de los niños éstos envían 2500 kg. de
harina como donativo con destino a las escuelas racionalistas barcelonesas. Sin
embargo no encontraremos nuevas propuesta de creación de escuelas con este
formato en Aragón salvo la que proyectaron las Juventudes Libertarias de Caspe
en junio de 1937 y para la cual contaron con una aportación de dos mil pesetas
por parte de la Colectividad Libre de la localidad además del dinero procedente
de la venta de sellos pro cultura. También sorprende el comunicado de la
Federación Regional de Colectividades instando a la creación de guarderías por
parte de las colectividades locales, atendiendo a momento en que se precisaba
crear un servicio que permitiera liberar brazos para dedicarlos a tareas
agrícolas de primera índole como fue el caso de la recogida de aceitunas.
Nuevo Aragón se hizo eco de diversos artículo
de opinión pedagógica como los firmados por Evaristo Viñuales
o Máximo Llorca, ambos en el campo del racionalismo,
así como de las actas y acuerdos del Pleno Nacional de la Enseñanza de CNT
desarrollado en Valencia a comienzos de junio de 1937 y en el que se constituyó
la Federación Nacional de Sindicatos de la Enseñanza. En el mismo solo estuvo
presente como representación aragonesa de forma directa la Comarcal de
Barbastro en la persona de José Alberola, si bien
hubo delegación de representación por parte de otros sindicatos locales y
comarcales.
Con todo uno de los pasajes más tristes fue la
evocación de la figura de Ramón Acín a través de un
especial en el que dejaron su firma varios consejeros del gobierno de Caspe,
Miguel Chueca, José Mavilla, Francisco Ponzán y Evaristo Viñuales, los
dos últimos maestros que habían sido alumnos del artista y referente
intelectual oscense.
La sociabilidad anarquista en Mas de
las Matas
Una prensa para extender la Idea
La foto de la escuela racionalista de Mas de
las Matas destaca por la voluntad de que quienes aparecen en ella lo hicieran
muchos de ellos mostrando ejemplares de algunos de los periódicos libertarios
que se recibían en el Centro en ese momento.
La prensa ocupa un lugar central en la
sociabilidad de los entornos republicanos y librepensadores, y luego en el
tejido asociativo ácrata. No falta nunca en sus espacios, en sus centros, en
sus bibliotecas, en sus sindicatos o en sus ateneos.
Mas de las Matas no es una excepción ni mucho
menos. Zurita lo refleja de forma clara casi en el comienzo de sus “Memorias
Aragonesas” cuando evoca el ambiente que presentaba el Centro en vísperas del
golpe de Primo de Rivera en 1923, momento en el que empieza desde sus doce años
de edad a retener percepciones sobre la vida social e intelectual que han
tejido los viejos republicanos desde hace ya años.
La imagen es la de de un salón social en el
que destaca la figura del lector que declamaba periódicos a todos los
presentes, Jacinto Moliner, quien además pasea en el bolsillo con orgullo un
ejemplar de “La Libertad”, el rotativo madrileño que junto a “El Sol”
configuran el principal cauce de llegada de noticias que reciben los
republicanos masinos. Junto a ellos nunca faltó “El Motín”, el estandarte
anticlerical por excelencia publicado por José Nakens hasta su muerte en 1926.
Pero el momento en 1933 es otro y los
libertarios son mayoría en el Centro. La biblioteca sigue recibiendo los dos
periódicos republicanos y a ellos se une durante un breve periodo “Crisol.
Diario de la República” rotativo madrileño propiedad de Nicolás María de Urgoiti, magnate de la prensa al que también está vinculado
“El Sol”. Los anarquistas han conseguido que se reciban también “Solidaridad
Obrera” y “Cultura y Acción”, portavoces respectivos de las regionales
cenetistas catalana y aragonesa, aunque el primero con una raigambre que le
presenta como vocero directo del propio Comité Nacional confederal muchas veces
instalado en la Ciudad Condal. Tanto la “Soli” como
“La Libertad” y “El Sol” se harán particular eco de los sucesos revolucionarios
de diciembre de 1933 y de la penosa situación de los presos preventivos masinos
en la cárcel de Castellote, aunque en el medio anarquista solo a partir de su
nueva puesta en la calle a comienzos de
abril de 1934 tras cuatro meses de prohibición.
La biblioteca sigue recibiendo los ejemplares
de “La Revista Blanca” junto a las entregas de los folletines sociales de “La
Novela Ideal”, editados por la familia Urales a quien también se debe otra
cabecera que resultó ser la biblia de los faístas
masinos, “El Luchador”, o como lo conocían a nivel local y así nos lo explicó
Avelino Zapater, “El Gallo Luchador” (por la figura de este ave que aparece separando
las dos palabras), otra edición de los Urales publicada como “periódico de
sátira, crítica, doctrina y combate” próximo a las posiciones de la FAI, pero
sobre todo con la vocación de ser martillo pilón permanente contra la escisión
que protagonizaron en el seno de la CNT los “treintistas”
de Ángel Pestaña y los “Sindicatos de Oposición”.
“En aquel
ambiente de estudio y de inquietudes sociales, era un placer ver la afición por
la lectura de aquellos jóvenes y hombres hechos que esperaban ilusionados para
comprar y leer los semanarios “El luchador” de la familia Urales, y “Cultura y
Acción”, portavoz de la CNT en la región aragonesa; sobre todo este último por
ser más barato y menos “sesudo”, llegando a vender setenta semanales, cuyo
beneficio ingresaba en la caja del Ateneo. Los republicanos continuaban leyendo
“La libertad” y “Crisol”, que salió al final del 31. Yo leía todos, pero a los
compañeros les aburrían aquellos extensos artículos en primera página de
Antonio Zozaya, Roberto Castrovido,
Miguel de Unamuno, Valle Inclán, etc.”.
Esto es lo que nos relata también Zurita
Castañer quien además nos apunta el hecho de que, durante el tiempo en que los revolucionarios
masinos de 1933 estuvieron de forma preventiva en la cárcel de Híjar, tuvieran acceso y leyeran otros dos rotativos “La
Tierra” y “Heraldo de Madrid”.
Sin embargo, pese a todo lo apuntado en los
testimonios de Avelino Zapater y Joaquín Zurita, nos sorprende que en la foto
de 1933 tienen una enorme notoriedad otros periódicos
no señalados por ellos.
Vemos que muchos de los alumnos portan
ejemplares de “Tierra y Libertad” periódico que por esa época estaba muy
vinculado a los grupos de afinidad próximos a la FAI y a las organizaciones
juveniles englobadas en la FIJL (Federación Ibérica de Juventudes Libertarias).
El ejemplar que se ve con más nitidez corresponde a la edición del 31 de marzo
de 1933 y en el interior de sus cuatro páginas aparece la habitual nota “De
Administración” donde figuran todas las cantidades recibidas desde el número
anterior.
Curiosamente en ese ejemplar hay un envío de
40 pesetas recibidas del Sindicato Único de Mas de las Matas sin especificar el
desglose y motivo. Era bastante habitual que los pedidos y envíos aglutinarán
los de militantes y simpatizantes a título personal, de tal forma que el
“paquetero” local recibía todos los periódicos y se encargaba de distribuirlos.
Además esos pedidos podían incluir ejemplares de libros y folletos editados por
los periódicos (Tierra y Libertad en este caso) o incluso de otros editores,
por ejemplo revistas o novelas publicadas por la familia Urales. Se trataba de
optimizar los envíos y la labor de reparto posterior.
Otros tantos alumnos llevan números de “El
Libertario”, un rotativo también faísta publicado en
Madrid que dejó de aparecer en mayo de 1933, poco antes de que también lo
hiciera en agosto “El Luchador”. Y también se ven ejemplares de “CNT” el órgano
directamente vinculado a la Confederación durante esos años y para el cual en
Solidaridad Obrera hemos tenido noticia sobre la edición de sellos de apoyo por
parte del Sindicato Metalúrgico de la CNT en Zaragoza, en diciembre de 1932, o
suscripciones de los presos sociales de la cárcel de Huesca en abril de 1934 al
reemprender su edición.
Pero si un detalle llama poderosamente la
atención es la presencia de un ejemplar de la revista mensual “Estudios” en el
centro mismo de la imagen, portado por una de las jóvenes alumnas de la
escuela. No es por casualidad porque esta revista editada en Valencia gozaba de
un enorme prestigio no solo entre la militancia ácrata sino también entre
personas que se encontraban en su periferia ideológica pero no vinculadas a sus
organizaciones o con un espectro de intereses más amplios o más específicos. El
ejemplar que se ve es el correspondiente a la edición de marzo de 1933 y su
portada está realizada por Josep Renau en una de sus
habituales colaboraciones gráficas con esta publicación. La panoplia de sus
contenidos es realmente amplia pudiendo encontrar artículos sobre
anticlericalismo, ideología anarquista, divulgación científica, cultura
general, economía, educación y pedagogía, filosofía, geografía, historia y
arte, literatura, medicina y naturismo, mujer y feminismo, neomalthusianismo
y eugenesia, política y sociedad, sexualidad, amor y matrimonio… siguiendo una
clasificación realizada por Javier Navarro en su libro “El Paraíso de la Razón”
que define muy bien con este título el papel que “Estudios” ostentaba en la
cosmología de ideas del mundo cultural anarquista. Podemos ver el índice de este
número en concreto para hacernos una idea:
- Cubierta de Renau.
- La unidad y la crisis económica del mundo. Gastón Leval
- La acción de la escuela y la postescolar. El afán de inquirir y la
coordinación. Santiago Valentí Camp
- ¡Abajo la guerra!. Relato de un oficial
polaco. Octavio Mirbeau
- Lo que decían, antes de la República, los hombres de la República.
- Montaje y ajuste de la nueva economía de la sociedad libre (II). E.
Horizonte (¿Eusebio Carbó?)
- Fotomontaje de José Renau: La obra civilizadora
del “Japón”
- El ocaso del esplendor
- La compulsión religiosa y el instinto sexual (II). Samuel Velasco
- Contra el miedo a los microbios. Un Médico rural (Isaac Puente)
- Piedras preciosas
- El espíritu militar (I). Han Ryner
- Reflexiones optimistas. Isaac Puente
- Sobre el método del “proyecto”. El conocimiento por la acción. Para una
antología de temas pedagógicos. John Alfred Stevenson
- La iglesia y la prostitución (XII). Camillo Berneri
- El asno sesudo. Esopo
- Principios fundamentales de medicina naturista (I). Dr. Roberto Remartínez
- La figura humana en el arte. El Renacimiento – Francia – Italia
- Desnudismo. Llamamiento a los simpatizantes. Gimnos
Club
- Los Internados y la infancia. Ernesto Duloix
- Preguntas y respuestas. Roberto Remartínez
- El sabio y el río. José de Jódar Merlos
- Bibliografía
- De la inteligencia de la producción capitalista. Una página maestra.
Herbert Spencer
Cuando Joaquín Zurita nos habla sobre la
figura de Isaac Puente comenta de forma gráfica que “colaboraba en la revista Estudios antes Generación Consciente,
publicada en Valencia. Esta revista era ecléctica, trataba de todo; en
particular filosofía y educación sexual. En aquella época era la mejor de
España después de La Revista de Occidente”.
Y la otra sorpresa de la foto de 1933 es la
presencia numerosa de ejemplares de “Nueva Humanidad” y su suplemento infantil
“Libertín”. La explicación de ello puede estar
conectada al paso por la escuela racionalista de Mas de las Matas de maestros
procedentes del Sindicato de Profesionales Liberales de Barcelona, pero tendría
un matiz de interés. En realidad “Nueva Humanidad” tuvo un período de edición
muy limitado, doce números entre marzo y junio de 1933. Se publicaba de forma
semanal en Barcelona y pretendía ser el portavoz de las escuelas y ateneos
racionalistas del área metropolitana de Barcelona, abierta a la pedagogía, el
arte y la literatura, y “al servicio de la Ciencia y de la Idea”. Escribían en
ellas reconocidos docentes y publicistas de la época: Vicente Turón, Tomás Cano
Ruiz, Acracio Progreso, Palmira Luz…
“Nueva Humanidad”, pretendió crear
una red de grupos a nivel regional, nacional e internacional en el que
participaran militantes, grupos ácratas, ateneos, profesorado de escuelas
racionalistas y comisiones pro-escuela que se estaban impulsando en numerosos
lugares, de tal forma que se pudiera suscitar el apoyo al surgimiento de nuevos
centros racionalistas o corregir las deficiencias de funcionamiento de algunas
de las escuelas. Siempre con el impulso de la conocida Agrupación Pro-Cultura
(o Ateneo) Faros, con quien compartía domicilio en la Avenida Mistral
barcelonesa, local que fue clausurado precisamente también en diciembre de 1933
coincidiendo con los conatos revolucionarios. Este colectivo tuvo un
funcionamiento más próximo al de los grupos de afinidad anarquista, desplegando
una enorme actividad en varios frentes pero siempre al servicio de la CNT y la
FAI como referente general. Algunos de sus miembros lo fueron también del
Ateneo Humanidad del que nos hemos ocupado al hablar del maestro Vicente Sanz
Blasco. Entre ellos podemos encontrar de forma permanente u ocasional a
personajes destacados del mundo anarquista barcelonés como Cristóbal Albadetrecu, Benjamín Cano Ruiz, Jacinto Toryho, Félix Martí Ibáñez, Manuel Escorza o el maestro
racionalista Máximo Llorca cuyo periplo también hemos
presentado. La inauguración de su sede tuvo lugar septiembre de 1932 con una
conferencia de Federica Montseny, quien también
participó en actos como el que organizaron las agrupaciones femeninas de Faros
en marzo de 1933 en el Palacio de las Artes Decorativas de Barcelona con más de
cinco mil asistentes.
Junto a “Nueva Humanidad” se
distribuye el suplemento infantil de educación racional “Libertín”
que también aparece en la fotografía. Recoge cuentos infantiles, dibujos o
textos de los niños, y tuvo un antecedente con el mismo nombre en 1923 bajo la
dirección del maestro racionalista catalán José Torres Tribó
quien moriría en el terror nazi del castillo de Hartheim,
dentro del complejo Gusen-Mauthausen. En 1932 había
aparecido un folleto que tuvo una amplia distribución en el mundo libertario,
“La anarquía explicada a los niños” de José Antonio Emmanuel, coordinador de
una columnas de información teórico-práctica editadas por “Solidaridad Obrera”
entre noviembre de 1931 y enero de 1932 con el título “Las escuelas
racionalistas y la educación del proletariado”. “Libertín”
finalizó su trayecto al tiempo que lo hacía “Nueva Humanidad” pero el ámbito de
la prensa escolar tuvo otros exponentes: “Floreal” publicado por la Escuela
Natura del barrio barcelonés del Clot, en el que
colaboraron aragoneses como la maestra Antonia Maymón
o el artista y profesor Ramón Acín por medio de
dibujos; o “Porvenir”, ya en plena guerra, como iniciativa de la Federación
Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña. Son años en los que las ideas freinetianas tuvieron un influjo indudable en las diversas
corrientes pedagógicas progresistas y con ellas la obsesión por el empleo de la
imprenta al servicio de la escuela.
La biblioteca del Centro
La creación de una biblioteca, mayor
o menor, es casi consustancial a la creación de estos espacios de sociabilidad
que configuran los centros republicanos, los sindicatos o los ateneos
libertarios. En este sentido Joaquín Zurita tiene entre sus primeras imágenes
del Centro Republicano la de diversos “lectores
que casi todos los días estaban más de dos horas en la biblioteca”. También
Ferrer apunta en “La Escuela Moderna” la necesidad de que cada nuevo proyecto
educativo puesto en marcha disponga de un espacio donde reunir obras acordes
con el enfoque pedagógico racionalista. Son numerosas las referencias en la
prensa libertaria a sindicatos, grupos de juventudes libertarios y otros
colectivos ácratas que solicitan libros y material para formar sus biblioteca
habida cuenta los escasos medios de los que disponen. Incluso durante la guerra
hay ejemplos como el de Vinaceite en el que las
columnas contribuyen a poner en pie el sindicato local, la escuela y la
biblioteca.
Ya hemos visto como Joaquín Zurita
nos relata que a la biblioteca del Centro llegaban en suscripción varios
periódicos republicanos y libertarios, pero señala de forma especial los
títulos de algunos libros que figuraban entre sus fondos: “Humorismo
anticlerical”, de José Nakens; “El burgués y el anarquista”, del maestro
racionalista andaluz José Sánchez Rosa; “En el café”, de Errico
Malatesta; o “Doce pruebas de la inexistencia de
Dios”, de Sebastián Faure. A propósito de este último
título, Zurita evoca la figura de un viejo republicano masino librepensador y azañista que tenía como referencia permanente no solo el
libro de Faure sino también “La religión al alcance
de todos” de Rogelio H. de Ibarreta, y “Por qué cree
en Dios la burguesía” de Paul Lafargue.
En sus “Memorias Aragonesas” también
guarda un espacio para citar varios libros y autores de su particular querencia
en diversos contextos. Es el caso de “La catedral” de Blasco Ibáñez, “¿Qué es
la propiedad?” de Proudhon, o “El arte de escribir
sin arte” de Felipe Alaiz, y otras obras de Kropotkin, Reclus o Joaquín
Costa, amén de la producción de la familia Urales y los escritos de Isaac
Puente (Un Médico Rural), siempre presente en la prensa libertaria o en la
revistas Generación Consciente y Estudios. Su “Ensayo programático del
comunismo libertario” representará una guía para la utopía que los anarquistas
masinos, como los de tantos otros lugares en Aragón, intentarán hacer realidad
a partir del “corto verano de la anarquía”.
El contrapunto que Zurita parece
empeñado en matizar sería la quema de la enciclopedia Espasa durante los
sucesos revolucionarios de diciembre de 1933, junto a la documentación de los
archivos municipales. Pese a que la causa judicial y el Ayuntamiento requerido
a tal fin insisten en su completa destrucción, Zurita manifiesta que él y otros
trataron de evitarlo al ver que la Espasa había sido arrojada a la pira, y
afirma que en buena medida lo consiguieron, chamuscándose solo algunos tomos.
Sorprende este hecho porque la biblioteca municipal sí fue respetada, pero sin
embargo la Espasa no se encontraba en la misma sino que su ubicación en el
Archivo parecía reservarla como fuente de conocimiento para un uso exclusivo por
los responsables municipales, fuera del alcance del público en general.
Sobre el panorama de este tema
librero en Mas de las Matas cabe mencionar la constatación que Gastón Leval plasmó en la crónica de su visita a la localidad
dentro de la gira por el mundo colectivista aragonés en plena guerra:
“Un letrero nos llama la atención. Leemos en él: «Librería Popular». Es
una biblioteca pública en cuyos anaqueles están guardados seis, ocho, diez de
los ejemplares de cada uno de los libros de sociología, de literatura, de
divulgación científica que se cree útil poner al alcance de todos, incluso de
los individualistas. En otros anaqueles, pero en número más crecido, se
encuentran libros para niños, obras de texto de todas clases: historia,
geografía, geometría, aritmética, gramática, libros de cuentos y narraciones,
novelas, cuadernos y admirables colecciones de dibujos cuyos modelos están
perfectamente graduados de acuerdo a las normas más recientes. (…) Además de la
Biblioteca Pública, que presta libros a domicilio, existen la del Sindicato y
la de las Juventudes Libertarias.”
El grupo teatral del Ateneo
Si bien la
tradición bibliotecaria y la fiebre por la lectura parecían heredadas de los viejos
republicanos del Centro, no es el mismo caso de la creación de un grupo
teatral, aspiración compartida con tantos otros ateneos y sindicatos ácratas.
La familiaridad con los teatros viene no solo del gusto por las obras y los
autores de carácter social que en ese momento ya tienen un público, sino
también por el mero hecho de que muchos actos organizativos o de propaganda se
llevan a cabo en estos espacios que muestran una gran disponibilidad y
capacidad de asistentes. Actos que se suelen aderezar además con la realización
de funciones escénicas como complemento.
Conforme se constituyen estas agrupaciones son
frecuentes los llamados en la prensa libertaria solicitando los libretos de
este tipo de obras. Por ejemplo, Tierra y Libertad publica
en 1917 una petición de su corresponsal (y paquetero) en Sariñena
en este sentido. Es habitual además que las funciones estén organizadas
invitando a grupos afines de poblaciones cercanas, destinando la taquilla o la
recaudación voluntaria entre los asistentes para causas como el apoyo a los
presos, a huelguistas y sus familiares o a la creación de escuelas
racionalistas. Con esta última finalidad se recoge en Solidaridad Obrera el eco
de festivales como el organizado por el Ateneo Racionalista de Torrero recientemente
creado en marzo de 1933, o por el Ateneo Libertario de Huesca puesto en marcha
en septiembre del mismo año en el Teatro Odeón de la capital oscense. Pueblos
donde el tejido libertario es especialmente combativo como es el caso de Alcalá
de Gurrea, próximo a las obras del pantano de La Sotonera, mostrarán una actividad febril con la actividad
del Grupo Artístico Sol y Vida durante la primera mitad de 1936. La presencia
de las columnas en los primeros meses de la guerra también fomentará la
realización de festivales incluso en pueblos muy próximos a la línea de frente,
pero sobre todo Caspe capitalizará la programación con la presencia de
compañías dramáticas en el Teatro Goya que popularizan más si cabe las obras de
autores como el bilbilitano Joaquín Dicenta,
Alejandro Casona o Jacinto Benavente. Este último incluso publica un artículo
en el Boletín del Consejo de Aragón, que llega a editar “Un ensayo de teatro
experimental” del anarquista Mateo Santos, casi en vísperas de su disolución.
Pero veamos lo que nos relata Joaquín Zurita
en “Memorias aragonesas” sobre el teatro en Mas de las Matas durante esos años:
“Nuestro
grupo artístico hasta la revolución del 8 de diciembre de 1933, puso en escena
“Juan José”, de Joaquín Dicenta, y “El Pan de
piedra”, traducida del inglés. En octubre de 1936 “Nuestra Natacha”, de
Alejandro Casona, cuyos primeros papeles fueron magníficamente interpretados
por Pilar Mir en “Natacha”, demostrando esta jovencita de 17 abriles, guapa y
elegante, ser una verdadera artista, pero que la guerra impidió llevar a cabo
su vocación artística. El de “Lalo” fue interpretado
muy bien por Emilio Serrano, de 22 años, que en la guerra fue teniente del
Ejército Popular. Al regresar del exilio Alejandro Casona en la década de los
setenta, el régimen franquista dio “luz verde” a sus obras y en dos años fueron
representadas todas en los teatros Principal y Argensola
de Zaragoza. Treinta años después tuve ocasión de ver en el Principal “Nuestra
Natacha”, representada por actores profesionales; el de “Lalo”
fue representado por Pedro Osinaga, pero era otra
época, otro ambiente, que con la censura en el texto y en el gesto “siendo este
en el teatro tan importante como la palabra” los personajes gesticulaban y se
movían como robots, como si estuviesen en una red de araña.”
En realidad “El pan de piedra (El carbón)” es
una obra del autor castellonense José Fola Igurbide, exponente del llamado anarquismo cristiano dentro
del teatro social que desde finales del XIX había generado obras de referencia
para todo este tipo de agrupaciones. Algunas de ellas se publicaban por
entregas en la prensa libertaria, en Generación Consciente, en Estudios o en La
Revista Blanca, editándose luego en sus colecciones de libros.
Solidaridad Obrera refiere las obras puestas
en escena por la Agrupación Cultural Artística El
Porvenir, vinculado al Sindicato Único de Alcampell
en la comarca altoaragonesa de La Litera, población que guarda tantas
similitudes con Mas de las Matas en el ámbito de las aspiraciones libertarias.
Ya en mayo de 1932 este grupo teatral había representado, en festivales
organizados alguno de ellos en favor de los deportados libertarios en Guinea,
las obras “El Cristo moderno” y “El cacique o la justicia del pueblo” de Fola Igurbide, y “Carne de
esclavitud” del malogrado jornalero autodidacta Francisco Caro Crespo,
publicada por Generación Consciente y muy valorada como el resto de sus piezas
por Isaac Puente.
Tenemos constancia de que esta fiebre
teatral estuvo presente también en localidades próximas como Aguaviva o Alcorisa. Y en todas se repetían sensaciones similares
entre quienes participaban. Avelino Zapater nos lo expresa incluso con
sinceridad:
“Recuerdo
que escenificábamos las ideas anarquistas en obras teatrales, pero acepto en
esta faceta mi fracaso, nunca conseguí que me eligieran como actor. Pero
gracias a mis ocurrencias y desparpajo era el encargado de recitar poesías en
los entreactos, y con ello recibí muchos aplausos.”
En todo caso Gastón Leval
nos recuerda un aspecto recogido en su visita:
“Los
espectáculos públicos son gratuitos tanto para los colectivistas como para los
individualistas.”
Conclusiones
Hemos visto cómo la figura de Ferrer y Guardia
tuvo una repercusión notable durante esos años en Mas de las Matas. Macario
Royo propone a los republicanos en 1920 la puesta en marcha de una escuela que
siga las doctrinas de Ferrer y de hecho adquiere los libros necesarios en la
editorial de la Escuela Moderna que él conocía de su paso por Barcelona. Los
propios socios tienen un retrato del pedagogo junto al de Costa presidiendo el
salón social del Centro, y llegada la República conseguirán que se dedique una
calle en su honor. Se pensará también en Ferrer como una opción para bautizar
el nuevo grupo escolar inaugurado en mayo de 1936.
El apelativo “racionalista” para santificar
las dos iniciativas educativas que se llevaron a cabo puede parecer en
ocasiones un tanto pretencioso. En realidad las prescripciones de Ferrer en su
libro “La Escuela Moderna” como balance de la experiencia puesta en marcha a
partir de septiembre de 1901 son muy genéricas. Coeducación de ambos sexos,
coeducación entre clases sociales, higiene escolar, la importancia del juego,
la eliminación de premios y castigos, el laicismo… son orientaciones que
incluso podían ser compartidas con otras corrientes ideológicas, como es el
caso de las escuelas laicas republicanas muy extendidas en ámbitos como
Valencia, en este caso por el impulso del blasquismo.
Más genuina podría parecer la realización de conferencias dominicales entre
padres, alumnos y docentes para evaluar la marcha de la escuela, la importancia
que se da al hecho de contar con una biblioteca de textos acordes con el
racionalismo (con una especial referencia como ejemplo a “Las aventuras de
Nono”, de Jean Grave) y, en la medida posible, contar con un boletín escolar a
semejanza del que el propio Ferrer puso en marcha. En cualquier caso hay
prescripciones que en un intento de emulación parecen seguirse a rajatabla. Un
número óptimo de treinta alumnos por escuela, el bautizar como “Escuela del
Porvenir” a la de Mas de las Matas siguiendo el término empleado por Ferrer, o
la utilización de láminas o proyectores para los que se aplicó un especial
esfuerzo en conseguirlos, como ocurrió en 1936 cuando se desplazan a Barcelona
jóvenes voluntarios libertarios de la escuela para acopiar material a tal fin.
El papel de Macario Royo es determinante sobre
todo como elemento motor y en particular por el cúmulo de relaciones que fue tejiendo
en sus estancias fuera de Mas de las Matas, en Barcelona sobre todo. En la
entrevista que mantuvo con Andrés Añón, indica que
conocía bien a la familia Urales, tanto a los padres como a Federica Montseny, pero también a personajes muy ligados al mundo de
la educación racionalista como Eusebio Carbó o el
naturista Antonio Martínez Novella. Este último
participó en una gira de propaganda cenetista en mayo de 1931 por diversas
poblaciones bajoaragonesas entre ellas Mas de las
Matas. Es evidente también que Macario Royo dispondría de hilo directo con los
responsables del Sindicato de Profesiones Liberales de la CNT para conseguir el
envío de docentes durante la experiencia de 1932-1933.
La presencia de la masonería flota en el
ambiente de forma casi permanente pero es difícil afirmar cuál era el grado de
familiarización que pudieran tener con ella nuestros protagonistas,
republicanos y libertarios masinos. La pista que ofrece la posible adscripción
a una logia barcelonesa del maestro Vicente Sanz Blasco, encausado por los
hechos de diciembre de 1933, conduce a constatar una carencia casi absoluta de
estudios que vinculen la relación de masones, anarquistas y republicanos en el
seno de ateneos y otros proyectos de sociabilidad en el primer tercio del siglo.
Sin embargo personajes como Ferrer, Nakens, Blasco Ibáñez, Reclus,
Anselmo Lorenzo, Marcelino Domingo, Luis Bello... tuvieron una clara
vinculación con las logias como iniciados o como participantes plenos en sus
actividades. Tanta profusión de nombres, coincidencias o la visualización de su
existencia en momentos puntuales (entierros de personajes) no podría pasar
inadvertido a un público con afán de estar informado. Por otra parte, autores
como Pérez Galdós ya procuraron que hubiera un conocimiento popular al hacer
aparecer profusamente a personajes masones en los entresijos de sus novelas y
ensayos. Pérez Galdós también formaba parte del Olimpo en las rebautizadas
calles de Mas de las Matas en 1931.
Pero más allá de estas consideraciones cabe insistir en que el
extraordinario y rápido asentamiento de las ideas libertarias en Mas de las
Matas no hubiera sido posible sin la simbiosis y receptividad que mostraron los
republicanos que a la postre terminaron comulgando en el radicalsocialismo marcelinista pero que en los primeros años de puesta en
marcha del Centro debían proceder de un adn
básicamente federal que se muestra, entre otras pistas, en la dedicatoria en
1931 de una calle a Francisco Pi y Margall.
Compartían republicanos y anarquistas la fiebre por la pedagogía y la crítica a
la escuela oficial, y se implicaron todos juntos no solo en la puesta en marcha
de la escuela racionalista de 1920 sino también más adelante en el impulso a la
construcción del Grupo Escolar “Luis Bello” inaugurado en mayo de 1936, todavía
hoy motivo de orgullo en la localidad.
La dotación de espacios y estructuras
organizativas para la sociabilidad y extensión del ideario anarquista se plasmó
en la fundación del sindicato, del ateneo, de la escuela racionalista y la
atención primordial a la autoformación cultural e ideológica a través de las
lecturas o la acción teatral, pero nunca relegó a un segundo plano la voluntad
revolucionaria indeclinable que mostraron los libertarios masinos tanto en
diciembre de 1933 como en las jornadas de julio y agosto de 1936 con la puesta
en marcha del proyecto colectivizador y la
transformación social que llevaba parejo. No fue ajeno a todo ello el hecho de
que sus principales dirigentes pivotaran desde muy pronto hacia los postulados
de la FAI, consecuencia del papel orientador de Macario Royo y la influencia
preponderante del núcleo barcelonés en todos estos territorios del Aragón
oriental. Las críticas y suspicacias hacia la acción del Consejo de Aragón
también se podrían entender dentro de esta especial filiación de los
libertarios masinos, que se puede rastrear en la correspondencia mantenida por
Royo con algunos de sus más directos seguidores.
Para su libro “Des aragonais. Testimonios del
exilio aragonés en el Sur de Francia”, Sergio Sánchez Lanaspa
tuvo oportunidad de entrevistarse en 2010 con los hermanos Leonor y Joaquín
Aguilar Adell, hijos del dirigente libertario masino
Francisco Aguilar Pellicer, exiliada toda la familia en el país galo aunque
residente el segundo en Argentina desde 1951. En la conversación empezaron a
recordar ambos las enseñanzas de su padre y evocaron “aquellas giras
educativas, aquellas reuniones los domingos en las que iban al río y leían un
libro de medicina natural fetiche para su padre, y hablaban de Voltaire, de
sexualidad, de libertad, de progreso y máquinas trilladoras”. Eran “medio
vegetarianos” y no bebían alcohol. Francisco, condenado a veinte años de cárcel
por los sucesos de 1933, tuvo ocasión de conocer en El Dueso
a muchos otros anarquistas allí encarcelados, entre ellos al pedagogo Félix
Carrasquer. Con todo Leonor, a sus más de ochenta años, quiso apuntar en la
entrevista: “Yo me siento librepensadora, nada más. Y si me pide que le nombre
una figura histórica española solo le hablaré de Federica Montseny”.
En las elecciones europeas de 2009 Leonor votó a Daniel Cohn-Bendit.
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c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
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Mas de las
Matas, en tierras de Teruel,
donde se intentó
la revolución libertaria