Ediciones
Una revista que se acerca a la natura de Aragón
En ediciones
nos hemos acercado algunas veces a alguna revista aragonesa, pero casi siempre
lo hemos hecho mirando más a los libros. Como los libros se enlazan muchas
veces con alguno de las secciones más de los diferentes kilómetros, pues
queremos intentar mirar más a las revistas y/o publicaciones que van saliendo…
En esta
ocasión nos acercamos a actualizar lo que nos brinda la revista de Ciencias
Naturales por excelencia de Aragón y que nos llega desde un entente y la
comunión de la Sampuz que convive en permanente ósmosis con el Museo de
Ciencias Naturales---esto meceré capítulo aparte—y la Universidad de Zaragoza…y
más en este año en que la Sociedad Aragonesa de amigos del Museo de Ciencias
Naturales de la Universidad de Zaragoza, cumple 25 años.
La revista
de ciencias y naturaleza por excelencia, Naturaleza Aragonesa.
Cazarabet conversa con... Ignacio Canudo y José Manuel Clúa, sobre el número 36 de “Naturaleza
Aragonesa” (SAMPUZ)
La Sampuz cumple sus “bodas de plata”,
su 25 Aniversario, y lo celebra con el nº 36 de su revista Naturaleza
Aragonesa.
La revista, nos referimos a Naturaleza
Aragonesa, es editada por la Sampuz, Sociedad Aragonesa de migos
del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza.
La Sampuz tiene entre sus muchos
logros ir publicando Aragonia y esta otra, Naturaleza
Aragonesa. La Sampuz también edita catálogos, ediciones facsímiles, láminas.
El boletín interno de la Sampuz es Aragonia, su contenido
principal es la divulgación de las actividades desarrolladas por la Sociedad
durante el año, así como recoger las numerosas noticias paleontológicas que se
han producido. Apareció en mayo de 1998, pasando de ser semestral y en formato
impreso a ser anual y en formato digital.
¿Qué encontramos en Naturaleza
Aragonesa?
En Naturaleza
Aragonesa se publican artículos de alta divulgación científica,
ampliamente ilustrados a todo color, que versan sobre las diversas disciplinas
cuyo objeto es el medio natural (Paleontología, Geología, Biología, Geografía,
Arqueología,…). El primer número data de mayo de 1997 y hoy en día su periodicidad
es anual.
Se trata de la revista de la Sociedad
de Amigos del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza
(SAMPUZ).
Enlaces que van bien, muy
interesantes:
Según nos explicaba, en su día, José
Manuel Clúa Méndez: “Nuestra asociación se creó en el
año 1995, por un grupo de aficionados y académicos, para impulsar un museo, no
sólo para exposiciones sino para
organizar actividades relacionadas con el conocimiento de las ciencias Naturales,
como excursiones y viajes científicos, exposiciones, publicaciones y foros de
conferencias y debate. Se partía del aprovechamiento, difusión y desarrollo
de un pequeño Museo Paleontología de la Universidad de Zaragoza pero su
finalidad – lo que se llamaba “su sueño” –era la creación de un “Museo de la
Vida” que con base en las Ciencias de la Tierra abarcara desde las primeras
formas de vida (por ello con especial
incidencia en la Paleontología) hasta los ecosistemas actuales. Hoy, tras
muchos esfuerzos y gestiones, ya es una realidad el Museo de Ciencias
Naturales… Hablamos del “compromiso” de la Sampuz y de sus publicaciones con,
por ejemplo, “la Madre Tierra”: “La “Madre Tierra” es un don que hemos recibido
y que debemos trasmitir incólume y embellecida a las nuevas generaciones, pero
para ello se debe partir de la realidad, sin hacer de ella una diosa tibetana
que exija víctimas y sin recreaciones o nuevas leyendas como la carta del Jefe
Seattle. El compromiso con la naturaleza parte de los principios filosóficos y
del conocimiento que lleva al disfrute y protección…”
Esto es lo que Clúa
nos manifestaba hace dos años sobre el recién inaugurado Museo de Ciencias
Naturales: “en un Aragón de una gran riqueza natural, de espacios protegidos y
otros dignos de proteger, en donde existen
casi todos los ecosistemas, no existía un Museo de Ciencias Naturales.
Ahora y bajo la inteligente dirección del paleontólogo Ignacio Canudo se abre una página de un libro por escribir y cuyo
éxito dependerá de un Gobierno Aragonés que debe apoyar decididamente ese
florón de la cultura, del Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza en cuya ciudad se
encuentra una centro de cultura y de atracción turística y de todos los que
estamos interesados en el mundo fascinante de la Naturaleza y el Medio
Ambiente”.
La paleontología ocupa un lugar de
`preferencia tanto para la Sampuz como en el Museo y publicaciones, como es el
caso de Naturaleza Aragonesa:” En el libro de la historia del Planeta Azul, la
vida aparece casi el penúltimo capítulo y el humano se encuentra en los últimos
párrafos. Se habla de millones de años y ello rompe los esquemas mentales del
ciudadano actual. Los fósiles nos revelan un pasado aun muy desconocido,
nos dan noticias de extinciones masivas
y de una vida que superó los desastres y nos hacen pensar hasta en los más
profundos temas.
¿Y qué es y significa Aragón para el
terreno o el campo de las Ciencias Naturales?, Clúa
nos lo explica: “…es un paraíso para el naturalista, que tiene a su alcance la
vida en casi todos los ecosistemas mundiales, y un tesoro para los
paleontólogos que desde el siglo XIX descubrieron que están representadas
diversas eras geológicas y existen
yacimientos de excepcional importancia. Ello junto a la labor de insignes
naturalista aragoneses y de una cátedra de Paleontología muy activa, que ha
dinamizado actividades, creado equipos de investigación y apoyado Jornadas y
asociaciones de iniciativa social, ha producido ese gran interés por la
Naturaleza y la existencia de SAMPUZ”.
Respecto a la publicación Naturaleza
Aragonesa y a “su filosofía, comentaba Clúa: “…el
lema de que “conocer, es amar y proteger”, se pensó en realizar publicaciones y
que una de ellas fuera periódica, de gran calidad, de artículos de altura
científica, y en la que intervinieran los más prestigiosos especialistas. Por otro lado que reuniera el
mayor rigor científico con un lenguaje comprensivo que pudiera “enganchar”
desde a “mozos” hasta a “cachorros de la tercera”. Y se ha conseguido. Varios
premios de excepcional importancia
avalan el resultado… Se empezó a publicar en el año 1996 y, aunque siempre hay
quien presagiaba funestos futuros a toda gran obra, sigue publicándose y cada
aparición es muy esperada tanto por aficionados como por aficionados
naturalistas y por científicos. Su contenido abarca todos los aspectos de las
Ciencias Naturales (geología, botánica, zoología, medio ambiente) y de
investigación y las artes relacionadas
con esos aspectos. Su venta no se hace en quioscos sino que en su casi
totalidad se hace a través de suscripciones, ingreso en SAMPUZ o “tiendas” de
museos relacionados con la Paleontología.(…) En esta revista – pues hay otra
sólo digital llamada “Aragonia” –tiene y han tenido
cabida temas de gran interés, a veces controvertidos o pioneros. Es la primera
publicación en laque se habló científicamente del problema que se detectaba del
“mejillón Cebra”, en sus páginas de han descrito por primera vez especies
descubiertos de fósiles, se han tratado, de forma respetuosa con el
discrepante, temas polémicos relacionados con el medio ambiente y se han dado
aldabonazos a la conciencia colectiva y a los gobernantes sobre problemas
medioambientales de nuestro entorno. Es una revista muy bien acogida y casi de
obligada lectura para el ecologista y el
naturalista.
Nosotros miramos de conversar con la
Sampuz para que nos hagan un balance de lo que han supuesto estos años para
ellos…
Cazarabet conversa con Ignacio Canudo y José Manuel Clúa:
-Amigos,
¿qué balance podéis hacer de este aniversario tan señalado, el 25 de la
SAMPUZ?
Nuestro siguiente objetivo era en principio
acercar la paleontología al público en general, aunque luego lo ampliamos al
medio natural por entero, y así lo demuestran los casi 400 socios que integran
esta entidad.
Dentro de esa divulgación que siempre hemos
pretendido, Sampuz año tras año realiza excursiones combinando la geología,
botánica o zoología, vamos, todo lo que podemos observar dentro del medio
natural que nos rodea. Pero también sin olvidarnos de visitas culturales e
incluso participar en actos tradicionales de nuestros pueblos. Incluso hemos
traspasado fronteras y en diversos viajes internacionales hemos podido
intercambiar impresiones con diferentes museos de Ciencias Naturales.
Otro de nuestro objetivo es la realización de
diversas exposiciones que mostrasen nuestra riqueza patrimonial y así nació la
exposición “Tesoros Fósiles de Aragón”, que contó con una repercusión muy
importante, pero también la los “Mares antiguos” con la que quisimos mostrar la
variedad de animales que habitaron nuestras aguas millones de años atrás. A
estas importantes exposiciones siguieron otros de igual calidad, pero una que
fue un también un gran éxito, fue la titulada “Que poco hemos cambiado” en la
que mostrábamos especies fósiles con sus parientes actuales, demostrando que
muchas especies apenas han evolucionado. A todas estas exposiciones les ha
seguido la publicación de su correspondiente catálogo, los cuales aún después
de varios años aún nos los solicitan.
Otro gran objetivo ha sido seguir publicando
anualmente la revista “Naturaleza Aragonesa” la cual hace especial hincapié al
Medio natural, especialmente el aragonés. Hoy, esta revista nos e lee solamente
en nuestra tierra sino, que traspasa fronteras, siendo un referente en la
materia.
Podríamos seguir hablando largo y tendido de
nuestras actividades, pero creo que se haría un poco cansado y por ello me
gustaría terminar diciendo que nuestro próximo objetivo es la preparación en
este año de nuestro bien recibido 25 aniversario.
Por otro lado, un equipo de voluntarios ayuda
en la catalogación y preparación de fósiles, también ayudan en la exposición
permanente en algunos días del año, como son el Día de Museos o la “Noche en
Blanco”. También se ha realizado un magnífico poster con piezas fósiles del
museo, el cual puede ser adquirido al igual que otras publicaciones.
Este enero llegaban los roscones de
los Reyes Magos y con ellos, casi a la par, llegó la revista Naturaleza
Aragonesa en su número 36 en cuyo interior encontramos las secciones y
apartados fijos de siempre con contenidos muy sugerentes.
La editorial se dedica a
hacer balance de esos 25 años de la
Sampuz y a los 22 años de la edición de esta publicación, Naturaleza Aragonesa.
Y las secciones vienen cargadas de artículos escritos por varias autores… es el
caso del rincón de la Paleontología que contiene dos artículos: uno
dedicado al castor europeo, reconocido como “un fósil viviente”. Lo firma Gloria Cuenca Bescós.
El otro artículo de paleontología se titula Zaragoza hace 135 millones de años. Villanueva de Huerva, paraíso de
dinosaurios desde la pluma de Jesús Martín Martínez.
La sección de Geología aporta,
en este nº 36, aporta tres artículos a cuál más apetecible: Zelandia: la exploración del séptimo
continente de Laia Alegret; La influencia del factor geomorfológico en el emplazamiento y trazado
de la Corduba romana y su comparación con Caesar
Augusta y Legio desde la autoría de Manuel
Dionisio Ruíz-Bueno y Eladio Liñán, y completa la sección Paleodolinas y turberas en el curso bajo del río Gállego (Zaragoza) a cargo de
María Marta Sampietro Vattuone,
Luis Alberto Longares Aladrén y Miguel Sánchez Fabre.
“Medio Natural”, también suele ser una sección bastante
demandada esta vez nos acercan: Los
murciélagos del paisaje Protegido de los Pinares del Rodeno (Sierra de
Albarracín). Una extraordinaria diversidad de especies de Luis Lorente,
José Manuel Sánchez, Ramón Jato, Belén Leráno y Sara
Lapesa ; El incendio de Talamantes y sus efectos sobre la biodiversidad y las
especies amenazadas a cargo de Joaquín Guerrero-Campo y cerramos esta sección con el artículo Riqueza micológica del Parque Nacional de
Ordesa y Monte Perdido, escrito por Francisco Serrano Ezquerra.
Este número nos acerca desde la sección
de Agua y cultura a un artículo muy interesante: El caracol manzana en el curso bajo del río Ebro. Gestión de una plaga,
escrito por Elena Pérez Gállego, Cristóbal Rubio Millán, Ramón María Álvarez
Halcón, Ismael Sanz Bayón, María García Martínez, David Aguilar Cava, Munia Lanao Maldonado, Antonia Anadón Marco.
La sección
Foro Natural dedica el artículo a una planta ornamental que, por
tradición, se cultiva mucho en Aragón, se trata de La Cresta de Gallo (Celosia argéntea var. Cristata (L.) Kuntze): una planta ornamental tradicionalmente cultivada
en Aragón, artículo está escrito por Cristina Mallor.
En la sección Asociaciones y entidades se vuelve la mirada a Los voluntarios del Museo de Ciencias
Naturales de la Universidad de Zaragoza (MCNUZ), artículo a cargo de Jesús
Martín Martínez. La sección Museos va de viaje
y se acerca a Mequinenza: una población
a orillas de tres ríos desde la firma de Javier Rodes
Sillue.
No podemos dejar de mencionar la
sección vistosa y que invita al respecto y a la curiosidad, la de Fotografía
naturalista. Esta vez se muestra a un lagarto ocelado con su cola
“rimbombante”, es una foto de Fernando Royo Pedragosa.
Esta sección siempre aporta una explicación minuciosa de cómo y bajo qué
condiciones se realiza la fotografía y además aporta información sobre, en este
caso, este simpático reptil.
No podemos dejaros sin dos apuntes
más… uno que nos acerca a la Agenda que a su vez suele realizar alguna
recomendación o reseña literaria con Setas
del parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido de Francisco Serrano
Ezquerra, editado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, presentado
en una nota por Ignacio Delgado; Arte
Rupestre en Aragón de José María Rodanes como
coordinador de este libro escrito por más plumas y editado por el Gobierno de
Aragón, reseñado por Antonio Melic; Atapuerca. 40 años inmersos en el pasado, de Eudald Carbonell y Rosa María
Tristán, libro editado por National Geographic, con
reseña de Cristóbal Bueno, mientras
que el geólogo turolense Luis Moliner realiza una reseña sobre el libro Geología de Teruel, libro coordinado
por Luis Alcalá, José Pedro Calvo y José Luis Simón y que edita el Instituto de
Estudios Turolenses.
La contraportada de este número 36 es
una invitación a una más que merecida visita al Museo. Una fotografía a una de
esas cosillas pequeñas que hacen grande el pálpito de la vida, la imagen de Dibrachicystis Purujoensis
(Zamora y Smith, 2012). Los ejemplares que nuestros ojos pueden contemplar en
este museo son los únicos que se conocen en el mundo y que fueron recuperados
gracias al trabajo del doctor Zamora y de sus colaboradores en la búsqueda de
equinodermos del Paleozoico.
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