El espíritu del frío y las lágrimas de la verdad en dos libros
Dos libros, desde
Mira Editorial, que nos acercan a nuestro territorio e historias que palpitan
por ellas mismas desde plumas, quizás, poco conocidas, pero no por ello,
inmensas desde la intención a la intencionalidad.
Primero viajamos o
nos quedamos con el frío de estas tierras, las turolenses, y con una historia
que “arranca”, de alguna manera, teniéndolo a éste como protagonista ambiental.
Se trata de “El espíritu del frío”.
Cazarabet conversa con... José Verón Gormaz, autor de
“El espíritu del frío” (Mira)
Una obra narrativa, compuesta por una serie de
relatos, desde la Colección Sueños de Tinta de Mira Editores, con la
pluma de José Verón.
La sinopsis del libro:
Una larga narración ambientada en la sierra
turolense abre este libro: «El espíritu del frío» alude a la desolación que la
violencia ha vertido sobre aquel hermoso lugar, convertido en escenario de los
residuos crueles de una guerra fratricida. El protagonista es un humilde pastor
que nada sabe de ideologías, aunque siente en lo más hondo de su alma el valor
emocional del ser humano, al tiempo que deplora en silencio las terribles
consecuencias de los hechos violentos.
Las partes segunda y tercera de este volumen de
relatos reúnen pequeñas variaciones de corte vario, incluyendo un pequeño
homenaje a Julio Cortázar en «Camino tomado» y un cuento sencillo, «La mascota
nocturna», inspirado en la sinceridad inocente de la infancia.
El libro se completa con «Dos rarezas de ayer», un
apéndice que contiene dos inquietantes narraciones, con la Inquisición y su
locura cruel como horizonte de la primera de ellas y, en la siguiente, el
extraño deseo individual de buscar y transgredir la última y definitiva
frontera sin temor a las consecuencias.
Como dice Juan Bolea en el prólogo, «La poesía y,
por ende, la prosa poética, le es, ha sido siempre consustancial a Verón, quizá
su fuente primigenia a la hora de encontrar los manantiales de inspiración más
próximos, su más rápida y urgente vía de comunicación con la musa y con esa voz
que unas veces llamamos interior, conciencia, yo y otras, simplemente,
narración, coralidad, generación, destino...».
La lectura de El espíritu del frío sugiere y entretiene gracias a un
lenguaje preciso y llano y no pocas veces nos encamina hacia la reflexión y al
deseo de que las palabras sigan brotando, como si se tratara de un texto sin
final aparente.
Un escritor prolífico en muchos géneros:
José Verón Gormaz (Calatayud, 1946)
Poesía: Legajo incorde (1980); Instrucciones para cruzar un puente
(1983 y 2012); Tríptico de silencio (1984); Baladas para el tercer milenio
(1987); Auras de adviento (1988); Ceremonias dispersas (1990); Pequeña lírica
nocturna (1992, 1999, 2003); A orillas de un silencio (1995); Antología poética
(1997); Epigramas del último naufragio (1998); Él naufragio perpetuo (2000);
Rayuela blues (2000); Cantos de tierra y verso (2002); La llama y la sombra
(2003); Libro de horas perseguidas (2005); Él exilio y el reino (2005);
Epigramas incompletos (2007); En las orillas del cielo (2007); El viento y la
palabra (2010); Ritual del visitante (2012). Sala de los espejos
(2014); Un mar de montes (2014)
Ensayo: San Roque bilbilitano (1982); M. Rubio: A través del
tiempo y el espacio (2009).
Narrativa: La muerte sobre Armantes (1981, 2006); Camino de sombra
(2004); La letra prohibida (2004); Las puertas de Roma. Crónicas de M. Valerio
Marcial (2012). En vías de publicación: Cuentos para sentir las horas (2014);
El espíritu del frío (2017).
Fotografía (con texto vario): Calatayud, imágenes y sueños (2000,
2002); José Verón Gormaz (2001); Calatayud, ciudad en el tiempo (2001, 2004,
2009); Los dedos de la luz (2003, con poemas de Mariano Castro); Aragón
imágenes (2009
y
2010). Premios: Premio
San Jorge de Novela (1981); Amantes de Teruel de Poesía (1981); Ciudad Santo
Domingo de Poesía (1982); Premio Husa de Periodismo (1984); Isabel de
Portugal de Poesía (1988 y 1994); Internacional de Poesía Juan Alcaide (1989);
Premio Hermanos Argensola (1999); Ciudad de Caspe (1999);
Medalla de Oro de las Cortes de Aragón (2006). Hijo Predilecto de la ciudad de
Calatayud (2007). Premio Honorífico de la Asociación Aragonesa de Escritores
2009 (I Premio “Imán”).
José Verón fue Premio de las Letras
Aragonesas 2013 y es un autor traducido al inglés, catalán, búlgaro, rumano,
francés,
inglés, alemán…)
Cazarabet conversa con José Verón:
-Amigo, ¿qué es lo que te ha inspirado
a escribir esta obra narrativa, nacidas de relatos pensados en la desolación de
la guerra..?
- Los territorios turolenses me han interesado
siempre. Podría decir que me han cautivado y los he recorrido en bastantes
ocasiones. En una de las, hace bastantes años, me contaron algunas historias
acontecidas en la sierra de Albarracín. Historias duras, tristes, crueles
quizá, pero con un fondo humano muy profundo. Ellas se entrelazaban entre sí y
me inspiraron El espíritu del frío,, el largo relato que da título al
libro, He modificado algunos detalles y he cambiado el nombre de
algunos lugares para evitar coincidencias.
-José, esta tierra turolense no hay casi lugar que
visites o vayas que no haya conocido la desolación de la guerra: sus tierras
empapadas de sangre, el dolor que quebraba el frío, los aullidos de los
heridos, los viajes embarrados de las ambulancias, el trasiego de soldados, de
heridos con latidos sofocados….
- La pequeña aldea que cito al principio fue
obligada a desaparecer por las acciones de uno de los bandos contendientes y
acabó totalmente destruida por un ataque del otro bando. Y esto a pesar de
tratarse de un lugar escondido en la sierra.
-Pero Teruel no es solamente tierra del dolor de la
guerra, también es la tierra del dolor que genera el desangrado de la tierra
cuando va perdiendo sus habitantes y es que después de la guerra, con la
posguerra es cuando esta tierra conoce su peor desangrado…
- Es así. La despoblación durante la posguerra fue
la peor de las plagas y un augurio sombrío, muy sombrío.
-No sé, me da la impresión que ciertas zonas tan
grandes como bonitas que fueron azotadas, en concreto, por esta contienda
quedaron muy heridas y que, después les fue más fácil desangrarse
demográficamente
- La violencia no entiende de bellos lugares ni de
tierras maravillosas. Para ella todo se convierte en material de intereses
partidistas deshumanizados. Los resultados finales fueron el dolor y el abandono.
-Pero este libro es también la aproximación, con
“guiños” sugerentes a la literatura como “experimental”, la del atrevimiento,
la del “juega, lee y entretente” con, por ejemplo, lo de Cortázar. Seguro que
éste te habrá influido mucho, ¿no es así?
-Sí, es cierto, hay guiños a ciertos autores, entre
ellos a Julio Cortázar, cuya influencia principal es el uso de un lenguaje
llano, sin estridencias, y la presencia de ambientes cotidianos.
-La infancia y esa frescura que se
desprende desde la sinceridad inocente, también lo reflejas; ¿por qué, qué te
hizo reencontrarte con ese pasaje vital?
- Las enseñanzas que nos ofrece el mundo infantil y
su inocencia son elementos imprescindibles para sobrevivir en esta época
nuestra, tan compleja, tan poblada por las ambigüedades.
-La crueldad, también se cita en tus páginas, claro
en la vida, en las contiendas, en los odios y rencores...la crueldad es un
ingrediente que está ahí. Exponiéndolo, hablando y escribiendo sobre el mismo
podemos aprender a afrontarlo; es por eso que escribes sobre la crueldad o es
por el simple hecho de reflejar negro sobre blanco que hubo, muchas veces,
crueldad?
- La crueldad es uno de los sentimientos más
abominables que existen. En las contiendas bélicas es frecuente su presencia,
aunque también asoman los sentimientos nobles y puros, como sucede con
Raimundo, el pastor de la sierra turolense, que no concibe la crueldad humana y
se entrega a los demás con la idea más pura de la solidaridad sin aristas. En
el caso contrario, es la deshumanización la que genera los actos crueles,
-¿Este conjunto de relatos, querido amigo, a quién
van destinados?
- Exagerando un poco, suelo decir que van
destinados a los lectores exigentes. Lo cierto es que todos los lectores son o
deben ser exigentes. Es su obligación. Trato de crear pequeñas historias
inspiradas en la realidad o en su reflejo, e intento hacerlo con un lenguaje
llano y preciso.
-Amigo, eres de los que escribe porque,
simplemente, es lo que te llena, es lo que te va, es lo que “te alimenta o
porque te gusta mostrar, compartir…o las dos cosas…
- El fenómeno de la creación literaria tiene mucho,
casi todo, de vocación, y una pequeña parte de misterio. El primer lector del
escritor es él mismo.
-Eres muy prolífico, ¿nos puedes dar una pista
sobre lo que andas trabajando en la actualidad?
- Actualmente tengo un libro de poemas, Claros
de bruma, en vías de publicación. Y no dejo de trabajar en un futuro
libro de epigramas, un poemario crítico y satírico, muy apropiado (creo) al
tiempo que vivimos. Y sigo lentamente, sin prisa, escribiendo narrativa, aunque
sin horizontes a la vista. Y con frecuencia variable, también escribo algún
artículo periodístico. Mantener una línea de trabajo me parece importante para
vivir y convivir en el mundo literario.
El libro, de historias,
está estructurado en tres partes y un apéndice que, a la vez, contiene
dos narraciones. Vamos que este libro, editado por Mira, es el resultado
detener y retener como una especie de muñeca rusa…
¿Vamos a ver de qué trata el libro?
Una larga narración ambientada en la sierra turolense
abre este libro: «El espíritu del frío» alude a la desolación que la violencia
ha vertido sobre aquel hermoso lugar, convertido en escenario de los residuos
crueles de una guerra fratricida. El protagonista es un humilde pastor que nada
sabe de ideologías, aunque siente en lo más hondo de su alma el valor emocional
del ser humano, al tiempo que deplora en silencio las terribles consecuencias
de los hechos violentos.
Las partes segunda y tercera de este volumen de relatos
reúnen pequeñas variaciones de corte vario, incluyendo un pequeño homenaje a
Julio Cortázar en «Camino tomado» y un cuento sencillo, «La mascota nocturna»,
inspirado en la sinceridad inocente de la infancia.
El libro se completa con «Dos rarezas de ayer», un
apéndice que contiene dos inquietantes narraciones, con la Inquisición y su
locura cruel como horizonte de la primera de ellas y, en la siguiente, el
extraño deseo individual de buscar y transgredir la última y definitiva
frontera sin temor a las consecuencias.
Como dice Juan Bolea en el prólogo, «La poesía y, por
ende, la prosa poética, le es, ha sido siempre consustancial a Verón, quizá su
fuente primigenia a la hora de encontrar los manantiales de inspiración más
próximos, su más rápida y urgente vía de comunicación con la musa y con esa voz
que unas veces llamamos interior, conciencia, yo y otras, simplemente,
narración, coralidad, generación, destino...».
La lectura de El espíritu del frío sugiere
y entretiene gracias a un lenguaje preciso y llano y no pocas veces nos
encamina hacia la reflexión y al deseo de que las palabras sigan brotando, como
si se tratara de un texto sin final aparente.
El escritor José Verón Gormaz es prolífico en muchos géneros:
Poesía: Legajo incorde (1980); Instrucciones para cruzar un puente (1983 y
2012); Tríptico de silencio (1984); Baladas para el tercer milenio (1987);
Auras de adviento (1988); Ceremonias dispersas (1990); Pequeña lírica nocturna
(1992, 1999, 2003); A orillas de un silencio (1995); Antología poética (1997);
Epigramas del último naufragio (1998); Él naufragio perpetuo (2000); Rayuela
blues (2000); Cantos de tierra y verso (2002); La llama y la sombra (2003);
Libro de horas perseguidas (2005); Él exilio y el reino (2005); Epigramas
incompletos (2007); En las orillas del cielo (2007); El viento y la palabra
(2010); Ritual del visitante (2012).
Sala de los espejos (2014); Un mar de montes (2014)
Ensayo: San Roque bilbilitano
(1982); M. Rubio: A través del tiempo y el espacio (2009).
Narrativa: La
muerte sobre Armantes (1981, 2006); Camino de sombra
(2004); La letra prohibida (2004); Las puertas de Roma. Crónicas de M. Valerio
Marcial (2012). En vías de publicación: Cuentos para sentir las horas (2014);
El espíritu del frío (2017).
Fotografía (con texto vario): Calatayud,
imágenes y sueños (2000, 2002); José Verón Gormaz (2001); Calatayud, ciudad en
el tiempo (2001, 2004, 2009); Los dedos de la luz (2003, con poemas de Mariano
Castro); Aragón imágenes (2009 y 2010).
Premios: Premio San Jorge de
Novela (1981); Amantes de Teruel de Poesía (1981); Ciudad Santo Domingo de
Poesía (1982); Premio Husa de Periodismo (1984);
Isabel de Portugal de Poesía (1988 y 1994); Internacional de Poesía Juan
Alcaide (1989); Premio Hermanos Argensola (1999);
Ciudad de Caspe (1999); Medalla de Oro de las Cortes de Aragón (2006). Hijo
Predilecto de la ciudad de Calatayud (2007). Premio Honorífico de la Asociación
Aragonesa de Escritores 2009 (I Premio “Imán”).
José Verón fue Premio de las Letras Aragonesas 2013 y es
un autor traducido al inglés, catalán, búlgaro, rumano, francés, inglés, alemán…)
Desde País de Cazarabet, si os apetece, vamos a conversar con este escritor:
-Amigo, ¿qué es lo que te ha inspirado a escribir esta obra
narrativa, nacida de otros relatos pensados en la desolación de la guerra..?
- Los territorios turolenses me han interesado
siempre. Podría decir que me han cautivado y los he recorrido en bastantes
ocasiones. En una de las, hace bastantes años, me contaron algunas historias
acontecidas en la sierra de Albarracín. Historias duras, tristes, crueles
quizá, pero con un fondo humano muy profundo. Ellas se entrelazaban entre sí y
me inspiraron El espíritu del frío,, el largo
relato que da título al libro, He modificado algunos detalles y he cambiado el
nombre de algunos lugares para evitar
coincidencias.
-José, esta tierra turolense no hay casi lugar que visites o vayas que no haya
conocido la desolación de la guerra: sus tierras empapadas de sangre, el dolor
que quebraba el frío, los aullidos de los heridos, los viajes embarrados de las
ambulancias, el trasiego de soldados, de heridos con latidos sofocados….
- La pequeña aldea que cito al principio fue obligada
a desaparecer por las acciones de uno de los bandos contendientes y acabó
totalmente destruida por un ataque del otro bando. Y esto a pesar de tratarse
de un lugar escondido en la sierra.
-Pero Teruel no es solamente tierra del dolor de la guerra, también es la
tierra del dolor que genera el desangrado de la tierra cuando va perdiendo sus
habitantes y es que después de la guerra, con la posguerra es cuando esta
tierra conoce su peor desangrado…
- Es así. La despoblación durante la posguerra fue la
peor de las plagas y un augurio sombrío, muy sombrío.
-No sé, me da la impresión que ciertas zonas tan grandes como bonitas que
fueron azotadas, en concreto, por esta contienda quedaron muy heridas y que, después
les fue más fácil desangrarse demográficamente
- La violencia no entiende de bellos lugares ni de
tierras maravillosas. Para ella todo se convierte en material de intereses
partidistas deshumanizados. Los resultados finales fueron el dolor y el abandono.
-Pero este libro es también la aproximación, con “guiños” sugerentes a la
literatura como “experimental”, la del atrevimiento, la del “juega, lee y
entretente” con, por ejemplo, lo de Cortázar. Seguro que éste te habrá influido
mucho, ¿no es así?
-Sí, es cierto, hay guiños a ciertos autores, entre
ellos a Julio Cortázar, cuya influencia principal es el uso de un lenguaje
llano, sib estridencias, y la presencia de ambientes
cotidianos.
-La infancia y esa frescura que se desprende desde la sinceridad inocente,
también lo reflejas; ¿por qué, qué te hizo reencontrarte con ese pasaje vital?
- Las enseñanzas que nos ofrece el mundo infantil y su
inocencia son elementos imprescindibles para sobrevivir en esta época nuestra,
tan compleja, tan poblada por las ambigüedades.
-La crueldad, también se cita en tus páginas, claro en la vida, en las
contiendas, en los odios y rencores...la crueldad es un ingrediente que está
ahí. Exponiéndolo, hablando y escribiendo sobre el mismo podemos aprender a
afrontarlo; es por eso que escribes sobre la crueldad o es por el simple hecho
de reflejar negro sobre blanco que hubo, muchas veces, crueldad?
- La crueldad es uno de los sentimientos más
abominables que existen. En las contiendas bélicas es frecuente su presencia,
aunque también asoman los sentimientos nobles y puros, como sucede con
Raimundo, el pastor de la sierra turolense, que no concibe la crueldad humana y
se entrega a los demás con la idea más pura de la solidaridad sin aristas. En
el caso contrario, es la deshumanización la que genera los actos crueles,
-¿Este conjunto de relatos, querido amigo, a quién van destinados?
- Exagerando un poco, suelo decir que van destinados a
los lectores exigentes. Lo cierto es que todos los lectores son o deben ser
exigentes. Es su obligación. Trato de crear pequeñas historias inspiradas en la
realidad o en su reflejo, e intento hacerlo con un lenguaje llano y preciso.
-Amigo, eres de los que escribe porque, simplemente, es lo que te llena, es
lo que te va, es lo que “te alimenta o porque te gusta mostrar, compartir…o las
dos cosas…
- El fenómeno de la creación literaria tiene mucho,
casi todo, de vocación, y una pequeña parte de misterio. El primer lector del
escritor es él mismo.
-Eres muy prolífico, ¿nos puedes dar una pista sobre lo que andas
trabajando en la actualidad?
- Actualmente tengo un libro de poemas, Claros de bruma, en vías de publicación.
Y no dejo de trabajar en un futuro libro de epigramas, un poemario crítico y
satírico, muy apropiado (creo) al tiempo que vivimos. Y sigo lentamente, sin
prisa, escribiendo narrativa, aunque sin horizontes a la vista. Y con
frecuencia variable, también escribo algún artículo periodístico. Mantener una
línea de trabajo me parece importante para vivir y convivir en el mundo
literario.
Sin dejar a la
editorial Mira que apuesta, siempre, por escritores o plumas aragonesas, nos
acercamos a un título tan sugerente como sugerentes son o es el contenido del
mismo; se trata de Las lágrimas de la verdad.
Cazarabet conversa con... José Luis González Deza, autor de “Las lágrimas de la verdad” (Mira)
La colección Sueños de Tinta de la editorial Mira
publica esta novela que transcurre durante el período de la Guerra Civil.
Lo que nos explica Mira del libro:
Durante la Guerra Civil hubo personas capaces de
dar lo mejor, y también lo peor, de sí mismos. La novela pone de manifiesto
estas dos realidades y se aleja de la visión interesada y parcial de malos
contra buenos creando historias que se unen para después separarse. En Las lágrimas de la verdad descubrimos personajes que, para
alcanzar el poder, no sienten ningún escrúpulo en fomentar el odio o recurrir a
la traición. Por el contrario, hay quienes se esfuerzan en buscar espacios de
convivencia a través del corazón y no de la razón, a pesar de que sus creencias
sean antagónicas.
José Luis González Deza con la precisión y buen hacer de
un maestro de ceremonias hace desfilar por estas páginas a sus protagonistas,
verdaderos arquetipos de carne y hueso (la magia de la palabra insufla vida),
compartiendo un tiempo y un espacio: los años convulsos de la Guerra Civil a lo
largo del territorio aragonés. Mientras unos se dejan arrastrar por
sentimientos tan viles como el rencor o la envidia, otros, sin embargo, nos
enseñan que la bondad que anida en el ser humano puede llegar a ser infinita,
siempre y cuando se valore más a las personas en función de cómo son y no de
quiénes son. Estos últimos se convierten en los verdaderos héroes del relato,
y, entre este grupo de elegidos, destaca Luis, un hombre que por amor se dejará
seducir, atrapar y abrazar por las lágrimas de la verdad
Cazarabet conversa con José Luis González Deza:
-Amigo, los conflictos armados siempre sacan, como
bien dices, lo mejor y lo peor de las personas, ¿no?; ¿por qué lo crees desde
tu reflexión?(porque decirlo o pensarlo lo decimos
o lo pensamos todos, pero me interesa tu punto de vista)
-Así es, en un conflicto armado hay
personas que son capaces de mostrar lo peor y lo mejor de sí mismos, ¿por qué?
Desde mi punto de vista, y así lo reflejo en la novela, hay protagonistas que
son capaces de valorar a las personas en función de cómo son y no de quiénes
son; es decir, hay personajes que justifican sus viles acciones debido a la
ideología que dicen defender, mientras otros son capaces de alejarse de sus
creencias para realizar dignas acciones y desvelar las virtudes que anidan en
el ser humano.
-¿Es por eso que mantienes que no hay
ni buenos o malos?; entonces, ¿qué hay?
-Mi línea argumental es alejarme de
la visión interesada y parcial de que fue un conflicto entre buenos y malos
desde un punto de vista ideológico; es decir, en función de cuál sea el bando
al que mayor simpatía puedas tener juzgas al contrario con mayor o menor
desprecio, y este no es el objetivo de esta novela.
Para mí, lo fundamental, es que el
lector pueda tener mayor o menor simpatía a los personajes en función de los
sentimientos o las emociones que manifiestan cada uno de ellos a lo largo del
relato. Y son las acciones que cada uno de ellos acaban realizando las que les
acabará definiendo como seres venerables o malvados, pero siempre desde un
punto de vista humano y no ideológico.
-En cambio, sí que hay personajes que
para auparse, quedarse y mecerse en el poder son capaces de lo peor, ¿serán los
malos de tus narraciones, en concreto de Las lágrimas de la verdad?
-Sin lugar a dudas. Hay personajes
que son capaces de recurrir a la traición o al deshonor para adquirir una
posición de privilegio con respecto a los demás o seguir acumulando mayores
cotas de poder. Estos personajes son los que reflejan que la codicia y la
avaricia que puede anidar en el interior del ser humano puede llegar a ser
infinita, y se acaban convirtiendo en los villanos de esta novela.
-Y como dice siempre hay personas que
habitan y viajan por la vida con el corazón y trabajando a su merced, ¿crees
que estos personajes en tus narraciones son los que encarnan a “la bondad”
y la escenifican, aún viéndose, a menudo, desbordados por “la maldad”?
-Sí, por supuesto. Hay protagonistas
que toman decisiones comprometidas, debido a que usan el corazón y no la razón.
En algunos casos, no les resulta nada sencillo, pues asumen un riego que les
puede llevar a ser castigados con severas represalias. Pero es aquí donde
emergen los sentimientos de bondad y solidaridad hacia los demás. Estos
personajes son los que se acaban convirtiendo en los héroes de esta novela.
-¿Es que el mal le puede al bien?
-Interesante pregunta; de hecho, la
respuesta no me resulta nada sencilla elaborarla. Creo que en un conflicto el
mal, en muchas ocasiones, se acaba imponiendo al bien desde un punto de vista
general y muy amplio, pues las atrocidades que realizan cada uno de los bandos
enfrentados para poder derrotar al contrario pueden llegar a resultar
escalofriantes. Sin embargo, si se analiza de manera pormenorizada a cada
individuo es aquí donde el bien tiene más posibilidades de imponerse al mal,
debido a que hay personas que tienen la virtud de no dejarse arrastrar por esa
ola de odio que mueve a muchas personas cuando se encuentran bajo el paraguas
protector de una organización, que fomenta la eliminación o las represalias
hacia todo aquel que piensa de manera distinta.
-Esta es una obra de circunstancia
bajo una guerra civil, pero donde los personajes tienen un peso más que
fundamental. Cuéntanos, por favor.
-La guerra civil será el contexto
sobre el que está ambientada la obra, pero lo realmente importante es que a
través de las distintas tramas de amor, traición, honor o venganza el lector
acabe descubriendo por qué es importante aprender a llorar las lágrimas de la
verdad. El conflicto se describe a través de las emociones y los sentimientos
que emergen desde el interior de cada uno de los protagonistas.
Es una novela que va mucho más allá
de la guerra civil, ya que aborda y ahonda en las guerras internas que cada uno
de nosotros vivimos a nivel personal no solamente con nosotros mismos, sino
también con nuestro entorno, es decir, con nuestros seres queridos.
Por tanto, el título de la novela
esconde un mensaje de transcendencia vital y vigencia actual, y hay personajes
que se encargan de desvelar qué hay detrás de Las lágrimas de la
verdad.
-En qué o en quién te sueles inspirar
para “dibujar”, casi “retratar” a estos personajes?
-Hay personajes que tenía muy claro
cómo iban a ser, pues, en algunos casos, he podido recurrir a experiencias
personales que haya vivido o que me hayan contado. Otros, sin embargo, han ido
apareciendo en función de las necesidades que creía que eran necesarias para
que el relato tuviera agilidad e intriga. Y por último está Gumersindo de Estella, el único personaje que existió realmente y cuya
historia me cautivo desde el mismo instante que la conocí. Así que, bajo mi
punto de vista, este último es uno de esos héroes anónimos que habitan en la
“Historia de los Olvidados”, y cuyas dignas acciones hay que darles
repercusión. Por esto, brindo mi particular homenaje a este monje que siempre
aunó sus esfuerzos en aras de la reconciliación y no de la confrontación.
A la hora de qué me ha llevado a
retratar a unos personajes de una manera u otra ha sido intentar pensar cómo
eran las personas que vivían en los años treinta y hacer un paralelismo, si se
podía, con los principios y valores que pueden tener muchos de los ciudadanos
que conforman la sociedad actual.
-Gente muy común que se convierten en
tus protagonistas en el día a día de tus novelas y, en concreto de “Las
lágrimas de la verdad”. ¿Son los verdaderos héroes de la vida y, por lo tanto,
de tus novelas?
-Sí, gente cotidiana que encarna cómo
pensaban una buena parte de esos individuos que formaban parte de las distintas
clases sociales de la España de los años treinta. Así que son personajes de
carne y hueso con los que nos podemos sentir identificados.
Pienso firmemente que es necesario
rescatar a todas esas personas anónimas que jamás tendrán un hueco entre los
libros de Historia, pero cuyas experiencias y manera de entender la vida es
esencial para ayudar a comprender mejor qué pasó realmente. Como diría Eduardo
Galeano, es de vital importancia rescatar la “Historia de los olvidados”, y
esta premisa la he tenido muy presente a la hora de crear los personajes, pues
ellos serán los héroes y villanos de la novela.
-Luego está el escenario, Aragón, no
puede ser otro, ¿verdad?; ¿por qué te atrae tanto?
-En un primer momento pensé en
abarcar todo el territorio nacional, pero a medida que me fui documentando unos
libros me llevaron a otros, y llámalo casualidad o causalidad pero al final me
di cuenta de que en Aragón habían sucedido cosas totalmente únicas durante este
periodo.
Por ejemplo, Huesca fue la capital
que más tiempo permaneció asediada, la diócesis de Barbastro fue la que mayor
ira atea sufrió de todo el país, y, por supuesto, el insólito y utópico
movimiento colectivista que estalló en buena parte de los pueblos de la franja
oriental de nuestra región. Además es curioso, y me alegra enormemente poder
responder a las preguntas que me estáis realizando, porque en Mas de las Matas
hubo una insurrección anarquista en diciembre de 1933 que intentó fomentar el
colectivismo pero fracasó a los pocos días. De hecho, hay un libro que recopila
los acontecimientos de ese conato revolucionario y
que recomiendo que se lea.
Todas estas excepcionalidades me
hicieron darme cuenta de que Aragón era el escenario perfecto para recrear las
distintas realidades que se vivieron durante esta época.
-Personajes, trama circunstancial o
argumento, escenario; ¿qué peso tiene este último?
-Quien se sumerja en la lectura de
esta novela comprobará como en cada capítulo hay una historia de principio a
fin, pero que a la vez deja abierta una nueva para que el lector se sienta
atraído a continuar leyendo. Por tanto, los personajes por muy antagónicos que
pueden parecer se acabarán cruzando para después separarse, y ese cúmulo de
tramas circunstanciales irá sustentando el argumento principal de la novela,
cuyo desenlace es en los Pirineos. Por eso, quien acabe leyendo la novela
entenderá el porqué de esta portada.
-Aquí hablamos de la verdad; esa
verdad que si bien arrastra las mentiras, también arranca muchas lágrimas. ¿Qué
nos puedes decir?
-Se habla de la verdad cuando se
sobrepasan los límites que alguno de los protagonistas se impone o le imponen,
mientras que otros no son capaces o simplemente sienten vértigo al intentar ir
más allá de lo que a priori podrían haber concebido, y tienen que vivir entre
mentiras para disfrazar esa verdad que podrían haber alcanzado si hubieran sido
valientes.
Evidentemente enfrentarse a la verdad
entraña riesgos y sacrificios que acaban provocando que los protagonistas
derramen lágrimas. Pero ahí está la clave de esta novela, ver cómo hay
personajes que son capaces de enfrentarse a sus propios miedos para alcanzar la
felicidad, aunque previamente tienen que aprender a llorar las lágrimas de la
verdad.