Atardeceres
Todos los atardeceres son especiales en
cualquier parte del globo que habites, transites o te detengas… seas o no un
viajero accidental; de eso nos solemos dar solemne cuenta cuando salimos fuera de
nuestro hábitat habitual, del día a día… no obstante, a menudo, solemos pasar
por alto lo valioso que puede suponer el embarcarse en nuestros propios
atardeceres que tiñen de colores diversos y variados el cielo y tintan el
horizonte, prediciendo muchas más cosas que la supuesta belleza del paisaje que
habitamos, caminamos, contemplamos, respiramos… Observar el perfil cada día
diferente de nuestro pueblos convierte, entonces, en ese instante, en algo
mágico y alentador como el pálpito vital de la vida que sigue tanto si
observamos o no ese cielo impasible, pero cambiante y ese horizonte que desafía
con sus cambios de humor delatados por todos los colores que podamos imaginar. Por
muchas auroras boreales que nos aguarden supuestos viajes planificados y soñados,
los mejores cielos nos aguardan a la vuelta de la esquina.