Cuando Mas de las Matas fue lugar de encuentro, asiento y transición
de militares en la Guerra Civil
En la Guerra Civil coincidieron en Mas de las
Matas, sin ir más lejos, el coronel Tagüeña, el soviético Malinovsky o Juan Ibarrola.
Tratamos de acercarnos a ellos poco a poco y en éste y otros artículos que os
iremos acercando a vosotros mediante estos kilómetros.
Si os parece comenzamos la andadura con el
coronel Tagüeña que escribió sus memorias de la guerra, “Testimonio de dos guerras”.
El coronel Tagüeña
que hasta marzo del 38 había prestado sus servicios en la sierra madrileña pasa
a intentar retener y resistir en el Frente de Teruel para impedir que se
rompiera el frente por esta zona turolense y que pudiesen llegar al Mediterráneo,
pero era tarea harto difícil. Este militar venía de lo que en aquellos años
puede considerarse “una buena posición social” lo que le hizo tener una buena
educación académica. Se licenció como físico y matemático y combinaba estudios
con protestas a pie de calle. En sus estanterías los libros de física y química
camuflaban algún arma de fuego. “Creí justo recurrir a la violencia para
transformar el mundo”. Esa buena posición le venía por el aval de su familia:
su padre, topógrafo, y su madre, maestra.
En estos años de estudiante se inscribió a
las Juventudes
Comunistas en 1931 y también fue un miembro destacado de la
Federación Universitaria Escolar, que en los años 30 se opuso al
Sindicato Estudiantil Unificado, sindicato español universitario creado por la
Falange Española que encabezaba José Antonio Primo de Rivera. Después
participó activamente en los hechos revolucionarios de octubre 1934 y se
enfrenta a los derechistas; pero después vendrá la prisión, y la plaza de
profesor en Molina de Aragón, todo antes de pasar por las milicias
universitarias. Antes de la guerra colaboró tanto con los comunistas como con
los compañeros del movimiento juvenil de los socialistas hasta que se
fusionaron en las Juventudes Socialistas Unificadas. Era muy buen amigo de
Fernando Claudín.
Manuel Tagüeña que provenía de familia
aragonesa –era sobrino nieto de Basilio Paraíso- y que tenía en su árbol
genealógico político tanto a seguidores
del carlismo como a republicanos, cuando terminó su paso por la Universidad se
puso a hacer el servicio militar como soldado de cuota, o sea eran de los que
pagaba su familia una determinada cantidad de dinero para poder librarse de la
mitad de tiempo de permanecer en el Ejército. Mientras pasa por el ejército se
hace oficial de complemento de las milicias universitarias. Así antes de que
estallara la guerra era brigada, suboficial en Zapadores nº 1 del Ejército de
Tierra. Por estar inmerso en la filiación izquierdista se le suspendió en su
intento de ser alférez de complemento. Cuando estalla la guerra es destinado a la sierra madrileña donde destaca y logra
alcanzar el mando de la 3ª División. Cuando Teruel, en marzo del 38, empieza a
desmoronarse es destinado allí para
contener a los sublevados, acompañados de tropas italianas. En Torrevelilla y
en Xerta —Baix Ebre, Tarragona— logra hacerlo y se le termina ascendiendo
al grado de teniente coronel.
Su paso por Mas de
las Matas queda reflejado en su libro, como les adelantamos, “Testimonio de dos
guerras”. http://www.cazarabet.com/idea/fotos/textos/taguena/
Una vez el ejército de los sublevados parte a
la España republicana al gobierno de la República solamente le queda el “ganar
tiempo” y el “ataque sorpresa”. Así el 25 de julio de 1938 empieza la Batalla
del Ebro, la batalla de los cien días. En ella dirige al XV Cuerpo del
Ejército, quedando a las órdenes de Juan Modesto. Tagüeña llegó a tener a tres
divisiones y más de 30.000 hombres. Cuando se rompe el frente del Ebro, Manuel
Tagüeña quedó al cargo de todas las unidades en la orilla izquierda. En esta
posición, tras casi cuatro meses después del cruce del Ebro, ejecutó la
retirada que completó de forma ordenada, lo que puso fin a la batalla del Ebro
tras volar el puente de Flix en la
madrugada del 16 de noviembre de 1938. Cuando los franquistas van capturando
territorio en Catalunya, Tagüeña se ve obligado a internarse en Francia con lo
que le queda de sus tropas, y desde allí él vuelve a la zona centro, pero tras
el golpe de Casado tiene que volver a Francia. Su exilio le lleva a la URSS
donde vive la II Guerra Mundial en Uzbekistán. En la Academia Militar de Frunze
primero estuvo de alumno y después de profesor. Estuvo como jefe de Estado
Mayor de una división soviética en Vladímir, pero ya en la fase en la que
no fue necesaria su entrada en combate. Tras la guerra se trasladó a Yugoslavia
donde asesora al gobierno de Tito y también a Checoslovaquia, concretamente en Brno, donde en la Facultad de Medicina da clases de física.
Se va apartando definitivamente del Partido Comunista de España y acaba
trasladándose a México donde trabajó como asesor médico en un laboratorio
farmacéutico. Su hija Carmen Tagüeña todavía vive allí y está íntimamente
ligada al Ateneo Español en México. Por este periplo en el exilio llegó a
aprender tres idiomas: ruso, serbocroata y checo; estos idiomas se incorporaron
en la caja de pandora de idiomas al francés que es el que aprendió en España.
Tagüeña solamente vino a España a visitar a su madre cuando ésta estaba muy
enferma, pero marchó de nuevo porque se negaba a interpretar el papel de “rojo
arrepentido”, declarando: “Mientras los vencedores no acaben, de una vez por
todas, con el espíritu de la guerra civil, mi puesto está, y estará, en el
bando de los vencidos”. Muere el 1 de junio de 1971 en México DF dejando allí a
sus dos hijas, nacidas en URSS y en Checoslovaquia, pero hoy y ahora son
ciudadanas mexicanas que se dedican a la docencia y a la ciencia. Además de su
obra “Testimonio de dos guerras” aconsejamos la lectura del libro de su mujer
Carmen Parga, “Antes que sea tarde”.
Bien pues,
Tagüeña, aunque tenía su campamento entre Morella y Monroyo vino varias veces
de visita a Mas de las Matas porque aquí se encontraba otro militar, Juan
Ibarrola, guardia civil, leal a la República que tuvo una participación
destacable en varios envites; desde un primer momento se pudo a disposición de
la defensa de la República queriendo expulsar a los sublevados de la provincia
de Álava. Escapó casi de milagro de la caída de Asturias, en concreto tras la
batalla de El Mazucu, y de allí logró pasar a zona
republicana para formar parte del XXII Cuerpo del Ejército. Pero antes de
escapar de Asturias con la cabeza encima de los hombros vivió momentos importantes
y trascendentales desde que en el otoño del 36 se integrase en el ejército de Euzkadi creado por el gobierno provisional
vasco para defenderse de los sublevados. Desde esta posición dirigió una columna contra Legutiano y participó en los combates en Vizcaya,
en la batalla de Santander, al mando de una división vasca. Retomamos la
historia de Ibarrola cuando entra a formar parte del XXII Cuerpo del Ejército
que participó en la toma de Teruel, aunque no pudiese contener la
contraofensiva de los sublevados y volviesen a perder la capital turolense
entre un frío descomunal. Todavía al mando del XXII Cuerpo del Ejército
participa en la campaña de Levante—logrando defender con éxito Valencia-- y de
camino de un lugar a otro es cuando se establece en Mas de las Matas unos días,
donde coincide con Tagüeña y con el comisario soviético Malinovsky.
¿Nos acercamos a Juan Ibarrola?
Destacar de este militar que hasta principios
del 39, cuando la República estaba sepultada por la pérdida de la Batalla del
Ebro, éste llegó a participar en la ofensiva de Valsequillo
de Extremadura-- https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Valsequillo
-- en la que consigue conquistar un amplio territorio, aunque no consiguen
detener la caída de Catalunya que era una de las pretensiones… Fue partidario
del golpe de estado del coronel Casado contra el gobierno Negrín, que pretendía
una negociación con los sublevados. Cuando terminó la guerra se encontraba en
Alicante donde fue detenido e internado en el campo de concentración de Los
Almendros en un primer momento o en el Castillo de Santa Bárbara, después. Fue
juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte, condena que se le conmuta
por la de treinta años de prisión, pero no los llegó a cumplir porque después
de la II Guerra Mundial fue puesto en libertad como otros.
Le
toca el turno, ahora, al general Malinovsky.
Malinovsky era un militar venido de la URSS que
años después fue decisivo en más de una batalla de los soviéticos contra los
alemanes, entre ellas la resistencia tenaz en la ciudad de Stalingrado.
La infancia de Malinovsky no fue nada fácil.
Nació en Odesa, ciudad portuaria ucraniana muy estratégica, en el seno de una
familia de judíos caraítas —una de las ramas del judaísmo--, pero el padre les
abandonó pronto por lo que la madre dejó Odesa y prefirió marchar a una zona
rural donde conoció a un campesino ucraniano con el que se casó, pero éste no
reconoció al muchacho y éste opta por irse de la zona. Vuelve a parar a las
cercanías de Odesa donde lo acoge alguien de su familia y donde empieza a
ganarse la vida en una granja primero y luego como mozo de unos grandes
almacenes. Cuando estalló la I Guerra Mundial el joven Malinovsky, de unos
quince años, quiso ir a la guerra pero no tenía edad. Se fuga en un tren
militar hacia occidente pero es descubierto, aunque logra quedarse como
voluntario dado que convence a sus inmediatos oficiales. Es asistente en un
destacamento de ametralladoras ubicado en las famosas trincheras que todos
conocemos y que estuvieron muy presentes, fueron determinantes y denominador
común en todas las batallas de la conocida como Gran Guerra. Al cabo de un año
de estar en el frente recibe su primera condecoración de cuarto grado —la Cruz
de San Jorge--, al repeler un ataque alemán desde su posición y es ascendido a
cabo. Al poco es herido de gravedad y le toca pasar varios meses en un hospital
donde logra recuperarse. Después es enviado a Francia por el ejército de URSS
como miembro de los Cuerpos Expedicionarios Rusos en el Frente Occidental. Allí
se ve inmerso en el muy ajetreado frente cercano a Fort Brion
donde pasa de cabo a sargento. En Francia recibe una herida en el brazo
izquierdo lo que le proporciona una condecoración por parte del gobierno galo.
Cuando estalla la Revolución Rusa el gobierno de Francia expulsa a los rusos
que estaban luchando en Francia, aunque les ofrece a sus mejores hombres la
posibilidad de quedarse como integrantes de la Legión Extranjera Francesa, nuestro joven
protagonista decide quedarse y termina la contienda luchando contra los
alemanes. Al final de la contienda recibe la Cruz de Guerra francesa y
ascendido a suboficial.
Al
término de la Gran Guerra vuelve a Rusia donde pasa a integrarse en el Ejército
Rojo y combate en guerra civil contra el Ejército Blanco. En dicha contienda es
destinado a Siberia donde combate y es condecorado. Sigue después en el
ejército donde es integrado en la Escuela de Formación de Comandantes. Al final
llega a comandar un batallón de rifles. También termina afiliándose al Partido
Comunista de la Unión Soviética, requisito para poder ir “medrando” en la
carrera militar que había elegido. Prosigue su formación militar en la Academia
Militar de Frunze, se gradúa en 1930 y es Jefe del Estado Mayor del Tercer
Cuerpo de Caballería. Desde esa posición cuando estalla el conflicto de la
Guerra de España se alista voluntario para venir aquí. Y es desde esa
participación desde donde pasa por Mas de las Matas, entre otros muchos
lugares, pero poco después vuelve a Moscú. Tanto antes de venir como voluntario
en la Guerra de España como después queda a las órdenes de Semión
Timoshenko, uno de los protegidos de Stalin en
aquellos tiempos. En esos días ya es lector de honor en la Academia Militar de
Frunze. Timoshenko se entera por los servicios de
inteligencia, espionaje y contraespionaje que Alemania prepara la invasión
hacia el este con la Operación Barbarroja y empieza a
mover sus piezas en el tablero de ajedrez y así Malinovsky es enviado al campo
de lo que entonces era “pre-batalla”. En concreto asume el mando del recién
desplegado 48º Cuerpo
de Rifles en el Distrito Militar de Odesa y una semana antes de que URSS y
Alemania se declaren y entren en guerra, se posiciona frente a la frontera rumana.
Entre otras asignaciones forma parte de la Batalla de Jarkov,
de la Batalla de Stalingrado y del frente ucraniano. Se sumerge también en
combates en Rumanía y Hungría. En concreto participa en el sitio de Budapest y
después marcha al Frente de Japón en la Operación Tormenta de Agosto. Después
de la guerra es destinado a Extremo Oriente donde vive la primera parte de la
Guerra Fría con la Guerra de Corea, asesorando y entrenando al ejército popular
de Corea del Norte, relacionándose con el gobierno de China y su Ejército de
Liberación. Tras la finalización de la Guerra de Corea, Moscú disolvió el
Comando Supremo de Extremo Oriente. Malinovsky continuó su carrera controlando
la fuerza militar más grande de la región como comandante del Distrito Militar
de Extremo Oriente. En el plano político este militar fue elegido diputado
del Soviet Supremo en 1946 y del Comité Central del PCUS en 1952. Después
de la muerte de Stalin entra como Secretario General del Partido, Jrushchov, y con
él Malinovsky es promocionado
como Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra del Ejército Rojo y
viceministro de Defensa por detrás del ministro Gueorgil
Zhúkov. A éste, nos referimos a Zhúkov,
Jrushchov le veía como más un estorbo que otra cosa
por sus “ambiciones políticas, así que acaba destituyéndoles y es entonces
cuando Malinovsky pasa a ser ministro de Defensa hasta su muerte el 31 de
marzo de 1967, siendo homenajeado con un funeral de Estado y
enterrado en la Necrópolis de la Muralla del Kremlin.
El gobierno otorgó su nombre a la Academia Militar de Tropas
Acorazadas de Moscú y también a
una división de tanques de élite. Tras la disolución de la Unión
Soviética en 1991, Malinovsky continúa siendo visto como uno de los
líderes militares más importantes de la historia de Rusia. En el plano personal este militar tuvo tres
hijos, entre ellas Natalia Malinóvskaya, que destacó
como hispanista en la Universidad de Moscú. Se cuenta que hasta su muerte la
querencia por España le acompañó. De hecho, se afirma, llevaba una edición
pequeña de El Quijote siempre encima.
Pero
también estuvieron presentes en Mas de las Matas, tras la desbandada del
ejército republicano, tropas de los alzados como las de Aranda al mando del
Cuerpo de Galicia que integraba en su seno a la IV División de Navarra
comandada por Camilo Alonso Vega, que fue la que dividió por el Mediterráneo a
la República, entrando definitivamente en Vinaròs ya
en abril del 38.
En Mas de las Matas siempre se ha dicho que
estuvo presente el general Antonio Aranda, un díscolo dentro de la “Corte
Franquista”. Se cuenta, aunque no hemos encontrado constatación de esto, que
uno de sus caballos encontró la muerte en la calle Mayor cuando cayó cerca un
proyectil disparado desde la zona de Aguaviva. Lo que sí es verdad es que la
torre de la Iglesia de Mas de las Matas recibió dos impactos que le dieron casi
de refilón (lanzados también desde las posiciones de Aguaviva) por el miedo a
que en este punto privilegiado de vigía —nos referimos a la torre del Mas-- se
hubiesen podido colocar los tiradores franquistas. Los desperfectos que sufrió
la torre fueron restaurados relativamente hace muy poco tiempo.
Algunas “bolsas resistentes” se quedaron dando
auténticos latigazos de resistencia en el corazón de Maestrazgo. Otro lugar del
Frente de Aragón o del Frente de Teruel donde el ejército de la República no
pudo ser superado fue en el triángulo formado por algunos municipios de Teruel,
Castellón y Valencia. Lo que se conoce como la línea X, Y, Z. Pero es ésa otra
historia. Al respecto de esto podéis consultar:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/olvidada.htm
También os puede ir bien: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/liberadteruel.htm
En próximos kilómetros y en el apartado
Historia de País de Cazarabet iremos indagando sobre estos personajes y
cuestiones que se derivan a través de ellos o viceversa.