País
de Cazarabet
Buenos tiempos para la novela negra de la mano del Serbal
Seguimos con
las novelas policíacas y detectivescas que se dan cita, cada vez más en
jornadas de literatura de este género en localidades cercanas a Territorio
Cazarabet como Mirambel, Valderrobres, Morella. Así
nos acercamos a Ediciones del Serbal, siempre presente en todos los sitios que
hablando de literatura se visten de negro y lo hacemos conversando con José
Luis Muñoz, director de la colección “La Orilla Negra”.
Esta
colección de puro género negro combina ediciones de autores más noveles y de
los ya más puestos y que dejaron memoria en novelas de hace unos años. Esta
colección lo rescata todo y lo abraza, mostrándonoslo como con una exquisitez.
Estamos en
tiempos en que, cada vez más, el público lector demanda de ciertas lecturas y
la novela de este género, el negro es una de ellas.
Novelas en
las que, además, se retorna al pasado desde la perspectiva humana, social…
Ediciones del Serbal ha sacado una nueva colección,
“La Orilla Negra”.
Esta
colección de puro género negro combina ediciones de autores más noveles y de
los ya más puestos y que dejaron memoria en novelas de hace unos años. Esta
colección lo rescata todo y lo abraza, mostrándonoslo como con una exquisitez.
Estamos
en tiempos en que, cada vez más, el público lector demanda de ciertas lecturas
y la novela de este género, el negro es una de ellas.
Novelas
en las que, además, de retorna al pasado desde la perspectiva humana, social…
La
colección de ediciones del Serbal lleva por nombre “La orilla negra” y nos
envuelve, así como nos estimula nuestro gusto lector con: Relatos de la Orilla
Negra, una serie de relatos desde la pluma de varios autores; La sonrisa del
Caimán de Dauno Tótoro Taulis; Mala Hierba de José Luis Muñoz; Papel Picado de
Rolo Díez; Cuéntame cosas que no me importe olvidar de Pablo de Aguilar
González, Destruyan a Anderson de Fernando Martínez Laínez y Bala Morena de
Marcos Tarre Briceño.
Una
colección que, ya de entrada, tiene un aval. Su policromía de “miradas” y de perspectivas
desde diferentes plumas y lares que confluyen
en el género negro escrito en lengua castellana.
Nos
acercamos a estos títulos que viajan por el océano de las letras y del género
negro en literatura desde Ediciones del serbal:
La Orilla Negra es una colección de novela negra que
arranca con la participación de los siguientes autores: Dauno
Tótoro, Rolo Diez, Pablo de Aguilar, Fernando
Martínez Laínez, Marcos Tarre, y el autor y director
de la colección José Luis Muñoz, entre otros.
En La Orilla Negra se recuperan obras
significativas publicadas hace más de 15 años de autores consagrados en
literatura negro-criminal escrita en castellano de las dos orillas, pero que
también apuesta por otras de inéditas que merecen ver la luz. La idea es
abarcar obras de las dos orillas del Atlántico, lo que dio lugar al nombre de
la colección, para llegar al lector afín al género negro, y atraer a aquellos
que aún no han caído en las garras de la literatura criminal.
El punto de partida es una antología de narraciones
breves titulada “Relatos de la Orilla Negra” en la que el lector encontrará un
relato de cada uno de los autores que también han apostado por este nuevo
proyecto, y la novela “La sonrisa del Caimán” de Dauno
Tótoro.
Una vez en marcha, los siguientes títulos que
serán publicados a lo largo de junio son “Mala hierba”, “Papel picado”,
“Cuéntame cosas que no me importe olvidar”, “Destruyan a Anderson” y “Bala
Morena” que irán dando peso a esta colección. Así pues, nombres como Dauno Tótoro, Rolo Diez, Pablo
de Aguilar González, Fernando Martínez Laínez, Marcos Tarre
Briceño, sin olvidarnos del autor y director de
La Orilla Negra José Luis Muñoz, tienen un sitio en las páginas de la colección
Relatos de la Orilla
Negra:
Este primer volumen de presentación de
la colección La Orilla Negra, es una antología de relatos negrocriminales
de los autores de habla hispana más representativos del género en ambas orillas
del océano Atlántico. Duelo de veteranos: Julián Ibáñez con La gordita y el
marido del ojo pocho; Fernando Martínez Laínez con Visto y no visto; y José
Luis Muñoz con Los pintores muertos. Dos generaciones, pero igualmente
iconoclastas, la del portaestandarte de la literatura quinqui Paco Gómez
Escribano con El gatillazo, y José Vaccaro Ruiz,
maestro de lo políticamente incorrecto, con El moro. Un periodista de
investigación, y estudioso del género negro, como Mariano Sánchez Soler, que
nos regala el nostálgico Triste, solo, destructivo; pájaros y directores de
cine en el relato de José Carlos Somoza Ese gordo, sádico, bastardo; mafias del
Este en Al final de la perspectiva de Francisco Balbuena; una nueva aventura
del comisario Gorgonio que trae Alejandro M. Gallo en el L.A. Discrecional;
prostitutas tiernas en ¿Quién te ha hecho mal? de Nacho Cabana;
un psicópata peligroso en Sus ojos al otro lado que ofrece Francisco Bescós para acompañar al de Crisantemos de Angelique Pfitzner; rasgos de
humor, muy negro, en Causalidades de Pablo de Aguilar; escalofríos en la nuca a
cargo de Elia Barceló en El monstruo del altillo, mientras Juan Ramón Biedma
vuelve patas arriba un cuento infantil en Ni Hansel
ni Gretel; inquietud en torno a una fotografía
antigua y dos hermanas en Para Elisa en la playa de Rosa Ribas. Cruzamos de
orilla. De Cuba, la historia enloquecida de Cazadores de metáforas de Lorenzo
Lunar; y el noqueo de Rebeca Murga de Mala sangre. Desembarco de argentinos: Raul Argemí con Un pobre gato;
Rolo Diez con su Eclipse; Guillermo Orsi con El uso
correcto de las herramientas; Guillermo Saccomanno
con Zippo; y Marcelo Luján con Carne y uña. Una
rareza chilena, la Dauno Tótoro
Taulis y su historia Anganamom.
Realidad mexicana estremecedora a cargo de Javier Valdez Cárdenas y sus narcos
en Todos están muertos; Fritz Glockner que presenta a
un terrorista de estado formado en la Escuela de las Américas en El General
Negro; y Augusto Cruz que inquieta con su fotógrafo de los muertos de Memento mori. Y Marcos Tarre Briceño habla de peligrosos malandros
caraqueños en Bobby y el Robert.
Cuéntame cosas que no
me importe olvidar:
Un grupo de parados se reúnen todos los días en
el parque frente a la oficina del paro en la que se han conocido. Uno de ellos
siempre invita a tabaco pero una mañana no aparece y descubren que ha sido
asesinado. Susano es sospechoso de su muerte: había comido el día antes con él.
Sin embargo, ese no es el único (quizá tampoco el menor) de sus problemas:
también está a punto de ser desahuciado por no pagar la hipoteca, se ha
enamorado de la sobrina de su exmujer, y aloja a una
pareja de policías amantes en su casa. El resto de parados del parque también
tienen sus propios problemas y, todos juntos, componen un conjunto de historias
que Susano le va contando a su amigo, enfermo con un cáncer terminal, mientras
le hace compañía. Esas historias que no le importará olvidar cuando muera.
El autor, Pablo de Aguilar González:
Pablo de Aguilar González nació en Albacete en
1963 y reside en Molina de Segura (Murcia) desde el año 2000. Es
analista-programador de software, labor que combina con la escritura. Ha
publicado las novelas Los pelícanos ven el norte (ganadora del Tercer premio
Qué Leer Volkswagen, 200 e Intersecciones (finalista del Segundo premio Qué
Leer, 2009) así como varios relatos breves por los que también ha recibido
premios. Entre otros, Marcelina (Tercer premio Certamen de Narrativa Breve
Canal Literatura, 2009); Regreso (Segundo premio relato corto "Concurso
literario de poesía y relato corto Emilia Pardo Bazán, 2007"); y Angustia
(Tercer premio en el IX Concurso de Narraciones Breves del Ideal de Granada,
2005). Pablo de Aguilar es, además, miembro de la Orden de Meteorito de Molina
de Segura.
Papel
picado:
Mariana y el Negro salen de casa. En viaje por América
y Europa conocen las distintas caras del exilio. El reencuentro en México con
su enemigo "preferido", el paramilitar Césare
D'Amato, nombre de guerra "Puma", por más
señas "Lombroso" los reinstala en esas calles donde aventura y muerte
hacen esquina. Con otros rostros y otros uniformes, las batallas entre
distintas concepciones del mundo regresan. El sueño eterno de reinventar la
vida; la guerra sucia en Argentina; los sótanos del terrorismo de Estado; el
destierro de los sobrevivientes... son los vientos en que vuela este papel
picado. Irónica, feroz, conmovedora, divertida, historia donde sueño y
realidad, vida y literatura se invaden constantemente, novela sobre la pequeñez
y la grandeza de los seres humanos, Papel picado desafía los límites de los
llamados géneros literarios y demuestra que, para los temas importantes, nada
mejor que la buena literatura.
El autor, Rolo Díez:
Nació en Los Toldos, Argentina. Reside en
México desde 1980. Narrador, periodista y ensayista. Estudió derecho y psicología
en Argentina. Ha publicado libros periodísticos y ensayos en una decena de
países. Recibió dos veces el Premio Internacional Dashiell
Hammett de novela negra: en 1995 por Luna de
escarlata, y en 2004 por Papel picado, obra que también ganó, en 2003, el
Premio Umbriel otorgado durante la Semana Negra de
Gijón, España. Premio Nacional de Novela José Rubén Romero 1999 por La vida que
me doy y el Premio Gran Angular 2004 por La carabina de Zapata. Autor de culto
en el género de novela negra en Francia, sus obras también han sido publicadas
en Inglaterra, Italia, Alemania y Grecia.
Mala
hierba:
En Arkaham, una
pequeña comunidad de la costa Oeste norteamericana, la vida transcurre sin
contratiempos. La irrupción de un peligroso fugitivo de la justicia y el
misterioso y sórdido crimen que a continuación de
produce alteran la aparentemente plácida vida del pueblo. Afloran las pasiones
y e ambiente se vuelve tan tenso que se hace
irrespirable. La sombra de la sospecha planea sobre todos y cada uno de los habitantes
del pueblo. Mala hierba obtuvo el premio Ángel Guerra en 1991.
El autor (y director de la colección), José
Luis Muñoz:
Salamanca, 1951. Con el aval de algunos de los
premios literarios más prestigiosos del país (Azorín, Tigre Juan, Café Gijón, Camilo
José Cela, Sonrisa Vertical, Ángel Guerra), y traducido al francés, italiano,
checo y búlgaro, este conocido autor de novela negra, género en que se ha
desarrollado la mayor parte de su producción literaria (El cadáver bajo el
jardín, Barcelona negra, La casa del sueño, Mala hierba, La precipitación,
Lluvia de níquel, Último caso del inspector Rodríguez Pachón, El corazón de
Yacaré, La caraqueña del maní, La Frontera Sur, Marea de sangre, Tu corazón,
Idoia, Llueve sobre La Habana, Muerte por muerte, La doble vida) ha
incursionado, con éxito, en la novela histórica (La pérdida del Paraíso, Los
ritos secretos), el género fantástico (El Barroco, Los ojos ajenos, Serás
gaviota, La invasión de los fotofóbicos) y la novela
erótica (Pubis de vello rojo, El sabor de su piel, Patpong
Road). Vive retirado en el Pirineo, dedicado por completo a la escritura.
La
sonrisa del caimán:
Marco Buitrago es un
periodista free-lance que sobrevive escribiendo artículos de difusión
científica, hasta que su reportaje sobre el proyecto internacional de genoma
humano pone en su camino a la anciana Marie Alida Karwecki, quien cambiará el rumbo de su existencia.
Contratado por la mujer, abandona Chile para partir tras las huellas de Sofía Bethelnahu Karwecki, desaparecida
hace décadas. Su periplo lo llevará de Nueva York a Kassel,
de Santiago a Honduras, de Nicaragua a Belice. En una época de fuertes
convulsiones en el subcontinente, su búsqueda no escapará al fuego cruzado
entre las guerrillas centroamericanas, los grupos paramilitares y la solapada
intervención norteamericana. Con un estilo cargado de humor negro, La sonrisa
del caimán es un thriller político-policial que echa mano al lenguaje del cómic
y del cine para construir un relato que se burla de los serios y los incrédulos,
de los cínicos y de los aterrados.
El autor, Dauno Tótoro Taulis:
Nació en Moscú y ha vivido en numerosos países
de América Latina, siendo Chile su lugar actual de residencia. De sus
experiencias como director de documentales y reportero en diversas zonas de
conflicto, surgen los paisajes y personajes que pueblan su obra. Premio
Latino-americano de Periodismo José Martí en 1995, es autor de los libros de
crónica periodística y ensayo Camino Verde; EXLN, el ejército que salió de a selva (Planeta México, 1994); Zapatistas (Liberarte,
Buenos Aires, 1995); La cofradía blindada, la blindada, y Ser de izquierda
(ambos en Cuarto Propio, Chile, 2003 y 2005); Los hombres que daban de beber a
las mariposas (junto a la Compañía Teatrocinema y el
ilustrador Abel Elizondo, 2014); y la trilogía de novelas La sonrisa del
caimán, Los tiempos de la caimaguana y El caparazón
de Ukucma (de próxima aparición en la colección La
orilla negra).
Destruyan
Anderson
Destruyan a Anderson es la historia de un comando terrorista extranjero que llega a Madrid para cumplir una importante misión, en colaboración con los miembros de un grupo clandestino español. El estudio de los personajes y las peripecias de la acción permiten mostrar la realidad española de los primeros años del posfranquismo. Al mismo tiempo, a través del monólogo de uno de los protagonistas, se intentan descifrar los orígenes, las raíces y el fracaso del movimiento izquierdista que iniciarían los estudiantes alemanes, que se prolongaría luego en el mayo del 68 francés y que cristalizaría en una serie de grupos armados, tras haber dejado una secuela importante de manifestaciones y barricadas. Novela de aventuras e intriga que constituye, además, una crónica del desarrollo del terrorismo en una época especialmente dominada por la violencia. Destruyan a Anderson fue finalista del Premio Planeta en 1982.
Bala morena
El Dr. Fabio Pachón es un pilar de la comunidad bogotana. Dirige su
propia Fundación y, decididamente, tiene una vida de grandes satisfacciones. Don
Esteban Sarmientos realiza generosas donaciones a la Fundación, y de vez en
cuando solicita a Pachón encuentros de trabajo que terminan sucediendo en la
selva colombiana. Andy Salomón es venezolano, y desde niño ha matado a mucha
gente. Finalmente ha logrado estar en manos de la guerrilla. Tres hombres que
van a desarrollar entre ellos todos los juegos del poder sin límites, el del
dolor de la tortura física, el de la manipulación psicológica y el que concede
el dinero del tráfico de la droga, en una lucha macabra donde todos juegan
mientras otros manejan los hilos del destino.
El
autor, Marcos Tarre Briceño:
Venezolano,
nacido en Nueva York. En 1983 publicó su primera novela, Colt Commando 5.56, que se convirtió en un inmediato best seller y fue llevada al
cine. Dando así inicio a la saga de su personaje serial Gumersindo Peña,
funcionario policial de border line, simpático,
mujeriego, tropical e informal, pero que termina resolviendo los casos a su
manera. Como reconocido analista del problema de la seguridad ciudadana y
columnista de prensa en esa materia, tanto en Venezuela como en América Latina,
Tarre nutre sus obras de ficción de realismo,
suspense y actualidad. Su novela Operativo Victoria estuvo entre los finalistas
del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos en 1989 y su Bala Morena
entre el grupo de obras seleccionadas por el jurado del Premio Planeta en 1999.
Ganó el Concurso de Cuentos Lola Fuenmayor en 1987 y
otro de sus cuentos fue el finalista del Concurso de Cuentos del diario El Nacional
en 1998. Igualmente uno de sus cuentos obtuvo Mención Publicación del Concurso
de Cuentos de La Semana Negra de Gijón en 2005. Además de una extensa obra de
análisis y ensayo, en narrativa ha publicado: De la serie "Gumersindo
Peña": Colt Commando 5.56, 1983, Sentinel 44, 1985, Bar 30, 1993, Atentado VIP, 2008, Rojo
Express, 2010, Operativo Victoria, 1988, Bala Morena, 2004, Soldadito de plomo,
2012.
Cazarabet
conversa con el director de esta colección, José Luis Muñoz:
-Amigo, cuéntanos,¿ desde dónde surge la idea de que
Ediciones del Serbal saque esta colección de novela negra, La Orilla Negra?
-Un proyecto que acariciaba desde hacía largo tiempo.
Con Ediciones del Serbal había publicado ya dos libros de novela histórica, “El
secreto del náufrago”, sobre uno de los aspectos más desconocidos de la vida de
Cristóbal Colón, el de antes del Descubrimiento, y “El hijo del diablo”, sobre
uno de los personajes históricos más siniestros de la historia de la humanidad,
Vlad Drácula, príncipe de
Rumanía famoso por su crueldad extrema, así es que existía una excelente
sintonía personal con la editora Noelia Riaño para convencerla que se embarcara
en esa aventura de reunir lo mejor de la literatura negrocriminal
que se escribe en las dos orillas del Atlántico.
-Recoge tanto
autores y novelas o relatos que editaron hace unos años .¿Por
qué ese punto de salida? Explícanos.
-Queríamos ir sobre seguro, tener un arranque
espectacular. Así hemos reeditado una de las novelas míticas de Rolo Diez,
premio Dashiell Hammet, que
es “Papel picado” sobre su experiencia guerrillera; una novela del venezolano
Marcos Tarre Briceño, “Bala
morena”, sobre la guerrilla de las FARC que me parecía incomprensible que no se
hubiera publicado en España; del chileno Dauno Tótoro Taulis, un thriller
apasionante, llamado “La sonrisa del caimán” sobre la relación de farmacéuticas
con antiguos nazis; hemos recuperado “Destruyan a Anderson” de Fernando
Martínez Laínez, sobre el terrorismo de la banda Baader
Meinhoff; hemos publicado a un inédito español, que
es Pablo de Aguilar, con su excelente novela “Cuéntame cosas que no me importe
olvidar” que tiene sus patas en la crisis social endémica; y he recuperado, de
paso, una novela descatalogada y premiada, “Mala hierba”, de la que soy autor.
A modo de presentación de la colección he reunido a los autores más
representativos del género en el número 1 de la colección, “Relatos de la
Orilla Negra” en donde hay nada menos que seis autores ganadores del premio Dashiell Hammett: Guillermo Orsi, Guillermo Saccomanno, Raúl Argemí, Rolo Diez, José Carlos Somoza y Marcelo Luján, que
lo ha ganado este 2016.
-¿Es una forma,
esta, la que pretende Ediciones del Serbal con la colección de La Orilla Negra
de reivindicar el género negro en lengua castellana?(después
de la auténtica, aunque valiosa, avalancha de la novela nórdica , también
anglosajona )
-Exacto. Esa es la idea. Nos parecía que había una
sobrada representación de la novela anglosajona y nórdica, pero que faltaba una
colección escrita en el idioma de Cervantes que había que reivindicar dentro
del género negro porque tiene voces muy valiosas. De este modo el lector podrá
leer autores de geografías tan ignotas, literariamente hablando, como la
chilena, ecuatoriana, boliviana, panameña, colombiana, mexicana, porque estamos
haciendo prospecciones de autores en todas esas latitudes, sin olvidarnos de
los españoles.
-Pero también
Francia con Fred Vargas o Grecia con Petros Márkaris, le han hecho sombra a esa “avalancha” de la que
te hablaba…
-Sí. Podríamos hablar de un movimiento de resistencia
del sur, y creo que se puede hablar también de La Orilla Negra como
representación de la literatura negrocriminal del
hemisferio sur en donde se encuentra nuestro país, Grecia, Francia y
Latinoamérica. El criterio fundamental, aparte del idiomático, es el de la
calidad. En eso, en la calidad, vamos a ser inflexibles. Desde La Orilla Negra
apostamos por un tipo de novela negra con sustrato social, seguramente porque
los autores que inician la colección lo tienen, y no vamos a bajar ese listón.
-Y en España no
nos quedamos cortos :desde el mítico Carvalho del polifacético y excelente
Manuel Vázquez Montalbán; a las atmósferas casi inalterables de Francisco
González Ledesma con el inspector Méndez; al pausado inspector, pero
eficaz, que dibujó Domingo Villar en La playa de los ahogados o
Petra Delicado desde la pluma de Alicia Giménez Bartlett ; algunas
incursiones de Eduardo Mendoza; Rosa Ribas y Sabine Hoffman que incluso se
acercaron al Maestrazgo turolense; la inmensa pluma de Víctor del
Árbol; el más que consagrado Lorenzo Silva y a estos podemos añadir plumas como
la de Cristina Fallarás, Carlos Zanon, Claudio
Cerdán, Alexis Ravelo, Dolores Redondo (y los de esta colección y muchos de los
que escriben y deslizan lo contado en un cajón o en un documento en el
ordenador)…no hay que salir mucho para sentirse arropado por autores de género
negro. ¿Qué nos puedes reflexionar?
-La reflexión es obvia: que el género en España goza
de buenísima salud. Los nombres que me has citado lo corroboran. Precisamente
en el Festival de Matarranya Negra, del que soy su comisario, se ha homenajeado
este año a Manuel Vázquez Montalbán, y el año pasado fue el turno de Francisco
González Ledesma, que eran buenos escritores y amigos. Hay buena novela negra
que se escribe en España, y quizá sea muy conocida de los aficionados, y por
esa razón queremos traerles esos valores latinoamericanos, porque en América el
castellano se enriquece con los modismos propios de cada país, y descubrir, si es posible, nuevos
autores en España.
-Aunque el
género negro, lo criminal siempre ha tenido auténticas oleadas de lectores con
muchas ganas y ávidos de lecturas, ¿por qué será?;¿qué
es lo que crees que atrae tanto del género negro?
-Yo como autor y lector lo tengo muy claro: la
transgresión. Hay un tipo de novela negra, que se escribe en España y en otras
partes del mundo, políticamente correcta, que sencillamente no me interesa. Una
novela con un policía muy recto y un delincuente muy malo, al que atrapa, me
produce aburrimiento. Si ese policía resulta que le da a la bebida, a las
drogas o es un maltratador, pues ya me interesa más. La novela negra, desde mi
punto de vista personal, indaga las zonas oscuras del ser humano que todos
tenemos. Si tuviera que decir quiénes son mis modelos literarios citaría a unos
cuantos autores norteamericanos con los que me identifico en argumentos,
atmósferas y personajes: Jim Thompson, James Cain, Patricia Highsmith y Marc Bhem.
-¿Puede que
sea, reflexionando con la pregunta anterior, porque de situaciones de “género
negro” más o menos implícitas, más o menos explícitas …las hay y en todas la
comunidades y mucho más de lo que nos parece… será eso de que la realidad
supera la ficción?. (Es lo que estoy experimentando leyendo tu libro, Mala
Hierba, por ejemplo y de la que conversaremos más adelante…)
-El crimen está solapado a nuestro alrededor.
Permíteme que aproveche el título de un querido y admirado colega que es Andreu
Martín y su novela “Bellísimas personas”. Es la palabra con la que se suele
designar al vecino cuando lo detiene la policía por haber descuartizado a su
mujer: pues parecía una bellísima persona. El mal anida en el ser humano y se
libera cuando la sociedad enciende el disco verde. Los ejemplos históricos son
abrumadores, pero ahí está la Alemania nazi o las atrocidades de la ex
Yugoslavia. En un momento determinado la fiera que todos llevamos dentro puede
saltar. Un colega y amigo mío, además psiquiatra, José Carlos Somoza, se
preguntaba qué pasaría en una sociedad que no castigara el asesinato. De eso
van muchas de mis novelas, de personas corrientes, como el lector que lee mis
historias, que pueden convertirse en criminales y de ahí la inquietud que
generan. Es lo que pasa en ese pueblo ficticio de la América profunda, Arkaham, en donde reina, aparentemente, unas relaciones de
buena vecindad que saltan por los aires en “Mala hierba”.
-Además, ya se
ha desmitificado aquello de que los escritores y escritoras de género negro,
así como sus novelas carecen o no tienen “tanta “ calidad en
lo de “hacer literatura”. De eso nada, hay muy buenas plumas en el género
negro, ¿no?; ¿qué nos puedes reflexionar?; ¿qué tendrá que ver el género o el
tema para escribir bien?
-Ese es otro debate, el fundamental desde mi punto de
vista. La buena literatura debe primar ante todo. Hoy en día se está
extendiendo eso de que todo el mundo puede escribir un libro, y hay más
escritores que lectores. Eso es un desastre. Entiendo que es muy apetecible
escribir, pero es un proceso lento. Hay autores que no han leído, y se nota.
Somos frutos de nuestras lecturas. Yo estoy muy orgulloso en reconocer
influencias de Julio Cortázar, por ejemplo, de Shakespeare, porque en el
dramaturgo inglés está todo dicho, y del cine negro que he mamado durante mi
juventud. Ese poso queda. A veces tropiezo con buenos
redactores, pero con malos escritores. Escritor no es sólo montar una historia
sobre la pantalla de un ordenador, es vivirla con intensidad para así poder
transmitírsela al lector. No hay cosa más frustrante que generar indiferencia
con una obra literaria. El encasillamiento en géneros se hace, pero es muy
aleatorio: Coetzee, el premio Nobel sudafricano, es
mucho más negro que muchos autores que van alardeando con la etiqueta.
-La sociedad,
en el día a día, inspira mucho, pero supongo que se necesita de mucha
documentación, de la ayuda de las autoridades de seguridad que expliquen,
haciéndose con la confianza de estos es también otro trabajo. ¿Qué nos puedes
explicar?
-Yo creo que no escribo novelas sobre policías, o que
estos salen tangencialmente en mis novelas, precisamente para no acompañar a la
guardia civil, a la policía nacional o a los mossos d’esquadra en sus actuaciones. Prefiero imaginar, pero sin
despreciar, sino todo lo contrario, la verosimilitud, y por ello mis novelas
van de delincuentes, de terroristas, de tipos marginales que se mueven al otro
lado de esa frontera difusa que marca la ley y que conozco un poco mejor. El
proceso de documentación exhaustiva lo utilizo en mis novelas históricas, y es
algo muy instructivo en donde aprendes muchas cosas desconocidas.
-¿Cómo es tu
trabajo de director de esta colección y de coordinación de la misma?
-Mucho más duro de lo que imaginaba. Dedico muchísimas
horas en leer manuscritos que llegan a la editorial, algunos de colegas a los
que conozco, y otros de desconocidos, y me he dado cuenta de que soy inflexible
con ellos aunque ello quizá tenga como consecuencia enfriar amistades. Detecto,
cuando leo, y que nadie se moleste, el escritor salido del taller literario:
sigue las pautas narrativas disciplinadamente y le falta frescura. Un escritor
nace y se perfecciona. Yo empecé a escribir en cuanto pude sostener un lápiz
entre mis dedos. Escribir no es solo contar historias, sino transmitir
emociones. Cuesta mucho descubrir los diamantes entre tantas toneladas de paja.
-¿Qué puntos de convergencia habéis buscado en los autores y autoras de
esta colección o esas convergencias las habéis buscado más en sus relatos,
novelas…?
-No hay reglas escritas, pero todos los implicados,
desde Noelia a los lectores que hacen los informes, tenemos muy claro lo que
buscamos: literatura seria, no entretenimiento puro y duro, lo que no quiere
decir que la literatura seria tenga que aburrir. Novelas que hablen de la
sociedad que nos toca vivir. Novelas que hablen del mundo del crimen, del
terrorismo, de la corrupción. También estaría encantado en recibir una novela
tipo “Seven”, por ejemplo. Hay una tendencia, la de
meter elementos fantásticos, como hace John Connelly,
que no me gusta personalmente, aunque quizá me llegue algo que me convenza.
Tengo que creerme lo que leo. Si el autor describe un crimen, tiene que
horrorizarme, no le vale contármelo en clave de humor, como hace Tarantino con
la violencia. Pero también cabe el humor negro, corrosivo.
-En la
selección de los relatos del primer número de esta colección Relatos
de la Orilla Negra, ¿qué primó, buscasteis coincidencias o quizás todo lo
contrario: estilos, forma y planteamientos bien diferentes para que nos
acostumbremos a leer todo un abanico de creaciones?
-Que fueran extraordinariamente diferentes entre sí.
Pero no las buscamos. Se dieron naturalmente. El mexicano Javier Valdez
Cárdenas, especialista en narcotráfico, nada tiene que ver con Nuria Ribas o
con José Carlos Somoza. El estilo quinqui de Paco Gómez Escribano, uno de mis
autores favoritos, está en las antípodas de Elia Barceló. Guillermo Sacommano y Guillermo Orsi sólo
tienen en común el nombre y que son argentinos. El lector que lea el libro, que
creo que es una compilación de relatos para disfrutar, va a viajar de un estilo
a otro y de una geografía a otra. Estamos tan satisfechos con ese volumen de
relatos que ya preparamos otro para el verano de 2017.
-Si te parece
volvamos a hablar del género negro que ha ido evolucionando o quizás
descarándose como si se despojase una cebolla de sus capas…hoy leer género
negro es hacerlo también de geopolítica, de problemáticas sociales, de
política. Puede que sea eso lo que ha hecho, de este género, algo que atrae a
más lectores—aunque siempre ha tenido muchos y desde hace muchísimos
años--, pero lo que hace de él algo más que “puro género negro” .¿Qué nos
puedes reflexionar?
-Género negro es una herramienta literaria, un cajón
en donde caben muchos autores., desde Eduardo Mendoza a Antonio Muñoz Molina
pasando por Arturo Pérez Reverte, y te nombro a tres autores de prestigio
literario con los que no comulgo casi en nada, pero se han acercado al género.
Manuel Vázquez Montalbán tuvo la virtud de dar un zapatazo en la boca a la
crítica ramplona de este país. Hasta él, los gurús de la literatura exquisita
pontificaban sobre nuestras novelas como si fueran subgénero, en el sentido
peyorativo de la palabra. Si repasamos la literatura universal tenemos a grandes
maestros como Edgar Alan Poe, Robert Louis Stevenson, Fedor
Dostoievsky, Honoré de Balzac, Emile
Zola…o William Shakespeare. El género negro existe desde la Biblia, y se ha ido
remodelando a lo largo de la historia de la literatura. El género negro es
mucho más que novela policial, o novela criminal, o novela enigma; puede
englobar a todas. Negro es una forma de mirar, y, por tanto, de narrar. Negro
es el jazz, una copa de absenta o el humo de un cigarrillo. El cine, sobre todo
el norteamericano de los años cincuenta/sesenta ha sido muy icónico, ha creado
clichés, que luego hemos utilizado los que escribimos en esa clave. Puede haber
género negro sin sangre: Hubert Selby. Cuando empecé
a leer, aunque confieso que mis influencias están, sobre todo, en el mundo del
cine, disfrutaba más con las novelas de Georges Simenon,
género negro, que con las de Agatha Christie, juego no literario. La inglesa
componía acertijos, había que despejar incógnitas, pero era muy pobre
literariamente hablando. El estejanovista George Simenon, en cambio, creaba personajes y ambientes, hacía
literatura.
-Por cierto, a
ti, en lo personal, ¿qué es lo que, te fascina de este género?; ¿por qué
decidiste hacerte escritor de este género más que de otros porque tu
bibliografía es prolífica?
-Casualidades. Yo no supe que escribía género negro
hasta que gané, con mis dos primeras novelas, “El cadáver bajo el jardín” y
“Barcelona negra”, los premios Tigre Juan y Azorín, las publicó una editorial
mítica, ya desaparecida, Júcar, en su colección Etiqueta Negra, con brillantes
tapas negras que recuerdan a las de La Orilla Negra, dirigida por Paco
Ignacio Taibo II que me invitó a la Primera Semana
Negra de Gijón. Cuando me vi frente a frente con Manolo Vázquez Montalbán,
Andreu Martín y Juan Madrid me dije: “Será que escribo negro”. Pero
curiosamente lo negro impregna hasta mis novelas de otros géneros, como el
fantástico, el erótico o el histórico. Miro en negro el mundo que me rodea. Y
ese mundo, por desgracia, nos va a seguir dando infinidad de argumentos.