La trashumancia y el Museo de Guadalaviar
En el País de Cazarabet somos de los que pensamos que los trabajos, las tareas,
los empleos son, muy a menudo, un arte. La trashumancia, lo es.
La trashumancia es una manera particular dentro de la práctica del pastoreo que
se sustancia en la movilidad, adaptándose ésta, siempre y en cada momento, en
los espacios donde se dan las mejores condiciones para pastorear. No tiene nada
que ver con el nomadismo pastoril, ya que este se encuentra, siempre, pastando
en un mismo lugar, tanto en verano como en invierno… lo que, por otra parte, no
deja de ser otro tipo de arte… pero hoy nos centramos con la trashumancia.
La trashumancia se sustenta en dos fenómenos tan culturales como naturales
relacionados entre sí y son las diferencias en producción directa y primaria
que siempre está condicionada por las estaciones y la migración animal.
Diferencias
entre nomadismo y trashumancia
Nomadismo.- Forma de vida opuesta al sedentarismo y que consiste
en desplazarse de un lugar a otro sin fijar residencia, mientras que la
trashumancia es un tipo de pastoralismo que es
móvil, adaptándose en el espacio a zonas de productividad cambiante. Se
diferencia del nomadismo en tener asentamientos estacionales fijos y un núcleo
principal fijo (pueblo) del que proviene la población que la práctica. Se
calcula que esta actividad, sumada a la de la ganadería nómada, ocupa a unos
100-200 millones de personas en el mundo; los terrenos explotados bajo estos
sistemas representan aproximadamente 30 millones de km², o el doble de las
tierras dedicadas a la agricultura...
Según vamos leyendo y buscando dentro del particular mundo de la trashumancia,
encontramos cosas bien interesantes:
Las diferencias entre el clima que hay entre las estaciones provocan una
producción primaria diferencial que se hace notar más entre el invierno y el
verano. Si nos vamos a zonas tropicales la diferencia estará condicionada por
la estación seca y por la húmeda y las migraciones se determinarán por estos
dos factores.
En
ocasiones, existen lugares con una productividad primaria elevada y constante
durante todo el año, o sea, es regular y están relativamente próximas a
zonas con productividad localizada durante sólo una época del año, aquí la
trashumancia tiene una doble lógica: por una parte, se puede dejar descansar o
segar el pasto durante un tiempo allí donde crece todo el año, aumentando
la reserva de biomasa para otras estaciones y por otra parte, los pastos de
zonas con fuerte sequía estacional son más nutritivos que los que disponen de
precipitación todo el año; en otros casos, en ciertas zonas la productividad
primaria alcanza picos de producción en invierno y en verano se reduce prácticamente a cero la productividad. En otras zonas
relativamente próximas el patrón de productividad es el inverso, sin producción
en invierno pero con picos de producción en verano, es el caso de lugares
mediterráneos… aquí se da la trashumancia de corta distancia, las transiciones
montaña-valle, o las trashumancias largas como la existente entre las dehesas
de Extremadura y la zona Cantábrica.
La trashumancia es muy activa en la zona del Mediterráneo dada la variabilidad
climática y la intensa sequía en verano. Hoy en día no son pocos los pastores
que en invierno bajan de las zonas de Gúdar-Javalambre
a las zonas mediterráneas y se suben en estío.
Históricamente, las migraciones de herbívoros salvajes son muy comunes en el
mundo, especialmente en aquellas regiones con condiciones climáticas
cambiantes. Sin embargo, la migración implica tanto un gran gasto de energía
como correr riesgos que los animales sedentarios no confrontan, así como la
adquisición de caracteres evolutivos como la capacidad de orientación., aunque
observamos que en pastizales los herbívoros migratorios superan en un orden de
magnitud a los sedentarios y eso es porque la cantidad de alimento, aún
en los periodos de escasez, favorece a los herbívoros, aunque toque escapar de
depredadores no migratorios, también podría contribuir a las ventajas de la
migración…
El Museo de Guadalaviar.
Guadalaviar es una pequeña población perteneciente a la comarca de la Sierra de
Albarracín que tiene en su casco urbano, al menos, una joya y es el Museo de la
Trashumancia… decimos, al menos, porque pensamos que con toda seguridad, que en
la localidad dentro y fuera de su casco urbano hay muchas más pequeñas cosas
por las que valga la pena visitar Guadalaviar… aunque eso es otra historia y
será parte de otro artículo.
Tener un Museo depende también de un esfuerzo humano alrededor de él y para él
y para ello nos acercamos a Javier Martínez con el que, antes o después
tendremos el placer de hablar del Museo, de los Encuentros Internacionales de
pastores, nómadas y trashumantes y de una forma de vivir que, poco a poco,
parece extinguirse día a día… aunque se agarra a la historia con algo más de
“garras”.
En su momento y desde País de Cazarabet les
hablaremos más y mejor de este museo y de su filosofía.
Un libro.
En un verdadero paseo bibliográfico y museístico por el mundo de la
trashumancia, teniendo su epicentro en los Montes Universales-Sierra de
Albarracín de Teruel y más concretamente en Guadalaviar.
El libro, disponer de él, es como poder ir todos los días un “ratico” a
Guadalaviar y a su Museo… es como entrar y volver a oír la fuente de agua….que
sacia la sed y renegocia ciertos nervios con su ruidillo y su sintonía… además
oír agua es sinónimo de sentirse más fresco… algo que es necesario si viajas
por estas tierras en pleno estío.
Hablar del libro, describirlo es hacerlo….casi al tiempo del museo y creemos
que detalladamente es una cosa que ni debemos ni podremos hacer: vayan, al
menos una vez a la vida a Guadalaviar y a su Museo y si después se encandila
tanto como nosotros con ello, sólo tiene que adquirir el libro… una vez en casa
, cuando llegue de un día cualquiera de trabajo minucioso… abra el libro y,
simplemente, disfrute de esta joya… siempre encontrará cosas nuevas e
estimulantes con las que aprender , saciar su curiosidad y estimar lo auténtico
de nuestro paso por la vida.
Estas
son algunas de las piezas del puzle que conforma el libro: las fuentes, la
lana, la pez, el son… la historia, los recuerdos, la hierba, la tierra, el
fuego, la vereda. La Comunidad de Albarracín y las infraestructuras pecuarias,
el pastor, la paridera, otras trashumancias, los perros, los extremos, el
chozo…
Un CD.
El CD es una humilde joya que se acerca de manera sublime a las personas
presentes detrás de fenómenos del nomadismo y de los que practican la
trashumancia. Estas gentes, hombres y mujeres, nos han dejado: cuentos, poemas,
cantares que ya se cantaban, contaban y narraban hace muchos años en las idas y
venidas y cerca del hogar, aunque, casi siempre, cerca del fuego. Todo
recopilado en un CD que, junto con el libro de antes, se ha parado desde el
corazón de los Montes Universales, teniendo al Museo como a su palpitante
corazón.
La portada del CD, bajo el título de: “Según tengo oídas”, encuadra a un
tamborilero y a un gaitero con está rúbrica: “Todo aquél que canta bien, se ríe
del que canta. Unos, cantan todo lo que saben y otros saben todo lo que
cantan”.
El CD tiene 31 temas, entre unas cosas y otras… entre unos estilos u otros…
entre unas características u otras… que vale la pena oír porque, seguro, nos
hará pensar mucho para sentir si cabe, aún más. Una, otra, pequeña joya.