Aragón en bici (20).
El comunista de Praga
Artículo publicado en el
HERALDO DE ARAGÓN, el 17 de febrero de 2008
y recopilado en el libro
"Destino y trazo. Viajar en bici por Aragón" (Comuniter)
http://www.cazarabet.com/lalibreria/fichas30/destino.htm
El largo trayecto entre el
Bajo Aragón del 39 y la Checoslovaquia del 68 es el que va del comunismo
idealizado a su terrible realidad. Así, un vecino de Mas de las Matas llamado
Felipe llegó a ser ciudadano praguense sin hablar una palabra de checo.
Por Ángel Gracia
[MAS DE LAS MATAS-BORDÓN]
Estoy en un lugar que hasta
ahora solo había imaginado. Lo había llenado de historias contadas y recuerdos
de otros, de predisposiciones más que de prejuicios, de esa extraña simpatía
que se siente por lo que anhelamos conocer pero es aún desconocido. Las
primeras personas que me hablaron de Mas de las Matas fueron Adela y Clara,
hermanas, que veranearon en este pueblo, el de sus abuelos, durante toda su
infancia. Primero fui amigo de la pequeña, Clara, de humor disparatado;
después, también de la mayor, Adela, que nació el mismo día y el mismo año que
yo. Recuerdo que tal coincidencia nos con¬mocionó al
principio y nos mantuvo unidos durante años. Nos llamábamos siempre ese día
para felicitamos, nerviosos; nos decíamos esas cosas que no se dicen cuando se
está cerca. El tiempo desgastó esta ceremonia, que se fue extinguiendo hasta
que perdimos el contacto. Cuando supe que venía al Mas, la llamé por teléfono,
pero ese viejo número está ya fuera de uso.
La otra referencia que
tenía del pueblo eran las publicaciones del Grupo de Estudios Masinos y el
proyecto de Cazarabet, que dirige Javier Díaz, especialista en la Guerra Civil,
que se ha ofrecido para enseñarme el pueblo. Enseguida comenzamos la visita en
la casa Feliu la Figuera, que alberga el museo
etnológico y arqueológico, promovido, con escasas ayudas, por el grupo al que
Javier pertenece. Escucho callado, asiento, pregunto más por las actividades
investigadoras que por el propio museo. Terminamos hablando, inevitablemente,
de la Guerra Civil, del levantamiento anarquista de 1933 en el pueblo.
Luego, visitamos el antiguo
molino harinero, o "arinero", como pone
bajo el escudo, con su maquinaria de madera conservada. La central eléctrica,
que entró en funcionamiento en 1902, compartió infraestructura con este molino.
Después, vamos al antiguo Centro Republicano. En la parte superior, nuestros
pasos hacen temblar el suelo. Yo mismo me estremezco cuando veo unos grafitis
de militantes de las Juventudes Libertarías.
Le pregunto a Javier por
mis amigas Adela y Clara, por sus abuelos, vecinos del pueblo. A ellas no las
recuerda, solo venían siendo muy niñas, aunque sabe quiénes eran sus abuelos.
"Felipe y Benita", dice. "Sí, curioso personaje Felipe Serrano,
lástima que no pudiéramos entrevistarle antes de morir". El abuelo de mis
amigas, extrañamente comunista en un pueblo mayoritariamente anarquista, huyó a
Francia junto a su mujer después de la guerra. Allí permanecieron unos años
hasta que los soviéticos les asignaron Praga como exilio definitivo. Su
trayecto vital es semejante al de Tomás Pàmies,
abuelo del escritor Sergi Pàmies. Tomás escribió,
junto a su hija Teresa, el libro "Testamento en Praga", un ajuste de
cuentas entre historia y realidad, entre creencias y desengaño. Ambos huyeron
de Cataluña tras la guerra y se instalaron en la capital checa. En el libro,
Teresa alterna sus cartas, escritas desde París, con el texto de su padre, que
escribe sus recuerdos con descarnada sinceridad. Leyendo a los Pàmies uno lee la vida del matrimonio Serrano. A los
españoles recién llegados, les instalaron en un barrio aislado, con todas las
comodidades de la época, pero siempre al margen de la vida praguense. Ni los Pàmies ni los Serrano aprendieron el checo, de manera que
nunca comprendieron aquella sociedad. El sentimiento nacional del pueblo checo
es más cultural que político. Se rindieron a la invasión militar rusa, pero no
a su dominio. La elección, como presidente de la República Checa, de Vaclav Havel, un escritor represaliado por los comunistas,
el más importante autor de teatro del absurdo, según Beckett, sería imposible
en cualquier otro país y ejemplifica, no solo la excelencia de la cultura
checa, sino también la responsabilidad de sus intelectuales.
Políglotas
Adela, hija de Benita y
Felipe Serrano, es la madre de mis amigas Adela y Clara, en realidad, Klára en checo. Estuve un mes entero en Praga, alojado en
el apartamento que conservaban en un barrio proletario construido por los
comunistas, un engendro arquitectónico consistente en 500 metros, enteramente
iguales y anodinos, de ventanas sin alfeizar ni cortinas. Lo que me impresionó
de esa familia fue su dominio de, al menos, tres lenguas, y el conocimiento de
otras tantas. De hecho, ningún checo habla solamente un idioma.
Cuando me despido de
Javier, ya no veo delante de mí las calles de Mas de las Matas, sino las de
Praga. Me olvido de la iglesia parroquial, cuyos retablos y demás elementos
litúrgico se perdieron durante la guerra, y me abandono a la ensoñación checa.
Visité a Felipe Serrano, en su casa praguense, en pleno derrumbamiento de aquel
mundo que él había ayudado a crear y que era su única fe. Participó de un
sistema que había idealizado pero cuya realización social, aislado como estaba,
nunca pudo analizar. Sus hijos, sus nietas, toda la familia veía lo que él
murió sin ver. De joven, huyó de España por ser comunista. Ya viejo, se refugió
en sí mismo por continuar siéndolo…
Pedaleo lento, concentrado
en el girar de la rueda delantera. Pienso en las cenizas de Felipe, ateas como
él, que viajaron desde Praga para desaparecer en el aire de Mas de las Matas.
Pienso en Adela y Klára. Sé que un día nos encontraremos
de nuevo, a miles de kilómetros de aquí. Me gastarán bromas de humor checo,
kafkiano, pues para ellos el absurdo no es solamente oscuridad, sino sinsentido
y disparate. Alegría de no comprender el mundo. Podremos al fin continuar aquel
poema que Rilke escribió para nosotros: “Adelántate a
toda despedida, como si la hubieras dejado atrás,/ como el invierno que se está
marchando”.