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19 de julio de 2005
- Debate de urgencia, por Jesús Moncada
- Acta de proclamación de la República en Mequinenza
- Huesca, 18 de julio de 1936. La madrugada del 19, por Manuel Benito Moliner
- La cárcel de Alcañiz, por Miquel Blanc Grau
- Centenario del cura de Ballobar mosén Arnal, secretario de Durruti, por Javier Ortega
- El "efecto Holocausto", por Gaspar Mairal Buil
- Víctor García-Germinal Gracia: el errante del anarquismo, por Nervinson Machado
- La Biblioteca del Exilio recata “El cura de Almuniaced” de José Ramón Arana
- Elena
Franco: “El estado franquista no dio lugar al olvido ni al perdón”
- “La
Revolución” (1868-1870). De Diario Democrático a Diario Republicano en Huesca,
por Bizén d’O Rio
- “El
Pirineo” (1870). Periódico Republicano Democrático-Federal de Huesca, por Bizén
d’O Rio Martínez
- “El
Federal Aragonés” (1871-1872), por Bizén d’O Río Martínez
- Emilio Loriente Vidosa, “de Ayerbe a la Roja y Negra”
- Miguel Pardina Pueyo: de Pallaruelo de Monegros a Mauthausen
- El ICBA prepara una jornada sobre "Guerra Civil en la Comarca del Bajo Aragón"
- Infancia en Albalate Luchador, por Alfonso Zapater
- Herrumbrosas flechas, por Manuel Ballarín Aured
- La DPH reedita “La bolsa de Bielsa”: el heroico final de la República en Aragón
- “Sariñena Antigua”: ruinas, aviadores y gente sencilla, por Antón Castro
- Malraux: entre crueldad y compasión, por Jean Montalberti
- “Los papeles de la vergüenza”: la historia tirada por la estación de Canfranc
- Maquis en Ribagorza: episodios de la Brigada 21, por Carlos Bravo Suárez
- Els calaceitans víctimes de l’holocaust nazi, por Ricard Solana Valls
- Mentiras
convincentes, por Julián Casanova
-
Revolucionarios internacionales en el frente de Aragón, por Víctor Pardo Lancina
- Recuerdos de amor y de guerra. Sobre el libro de Antoine Giménez, por Carlos Bravo Suárez
- Última
visita a la cárcel de Torrero antes de su derribo
- Un
próximo libro sobre La Pastora intentará desmitificar a este singular maqui
- Una placa
recordará en Pina de Ebro a los muertos en Mauthausen
- La poesia después de Auschwitz: a propósito de Maria Àngels Anglada, por Carles Miralles
- Amical
elige nuevo presidente a un deportado de 84 años, Jaume Alvárez
- Coloquio
“Història i memòria: el Franquisme i els seus efectes als Països Catalans”.
Banyoles 11-13 nov
- La ARMHC pide apoyo ante el decreto catalán sobre fosas
- El gobierno catalán presenta su decreto sobre actuaciones en las fosas
- A propósito de la polémica sobre el Holocausto en el libro de Pagès y Casas, por Pilar Benejam
- Algunos papeles de Pompeu Fabra pueden estar en Salamanca
- Primer
volumen de “El franquisme a Catalunya”
- La
Fatarella inaugura un osario de víctimas de la batalla del Ebro
-
Resistentes antifranquistas abren la Universitat Progressista d'Estiu de
Catalunya
- Amnistia Internacional quiere una fiscalia para los crímenes del franquismo
- Chris Ealham: “El anarquismo barcelonés es un producto propio de los barrios”
- “La República devastada. Cròniques de la memòria”
- “Isabel Vilà. La primera sindicalista catalana”
- Un día en El Vendrell: el recuerdo de Pau Casals y Andreu Nin, por Wilebaldo Solano
- Los
escenarios bélicos valencianos de la Guerra Civil, sin protección legal
-
Presentado en Vinaròs un montaje visual-poético-musical sobre Mauthausen
- La
Universitat Jaume I creará un centro para recuperar la memoria histórica de
Castelló
- Matilde
Landa revive en la presentación de su biografía en Palma de Mallorca
- Esporles, la tradición republicana de un pueblo malloquín, por Antoni Marimon Riutort
- Son Catlar. Memorias para la paz , por Joan Plan
- Aquell calurós estiu del 36 a Alaró..., por Marçal Isern
- VI Jornadas El Maquis. Santa Cruz de Moya (Cuenca), 29 y 3 septiembre - 1 y 2 octubre
- Investigan el periplo de los albaceteños que salieron del infierno
- Alcalá de Henares dedicará una calle al alcalaíno que murió en Mauthausen
- El documental "Espejo rojo": la memoria de un republicano cordobés
- Los vascos en la II Guerra Mundial: la memoria frente a los tópicos, por Mikel Rodríguez Álvarez
- Eduardo Aparicio: un republicano vasco contra el Afrika Korps
- Navarros en la II Guerra Mundial, por Mikel Rodríguez Álvarez
- ERC pide
en el Congreso que se reconozca a quienes formaron la resistencia armada
antifascista
- Cultura
presenta el futuro Centro para la Memoria de Salamanca
- Manifiesto sobre los Sumarios del Franquismo
- En homenaje al brigadista Salman J. Salzman
- La memoria sepultada del pueblo, por Joaquín Rodríguez Burgos
- Muere Claude Simon, el premio Nobel francés que luchó junto a los republicanos
- Sobre el documental “La mala muerte”. Recuperar la historia, por Antonio Cruz González
- “Ya sabes mi paradero”, el lado más humano de la Guerra Civil
- En torno al libro “México y la Guerra Civil Española”
- Los argentinos y la Guerra Civil Española
- Los años de la metralla, por Matilde Sánchez
- Aventuras del brigadista de Lanús: José Acosta, capitán republicano, por Rogelio García Lupo
- La guerra desde aquí. Cuando una avenida dividía a dos bandos, por Jorge Goettling
- Hartzenbusch Lee Arriazu, un brigadista de La Rioja a Argentina
- Brigadistas argentinos: «No es tiempo de morir para uno mismo»
- Testimonio de un exiliado en la Argentina, por Benjamín García Holgado
- Vicente García Holgado: un vencedor vencido desconocido, por Inés García Holgado
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Ramón Acín |
El 16 de junio tuvo lugar en el Ateneo de Madrid la presentación en esta ciudad del libro-DVD interactivo “Ramón Acín. La línea sentida” dirigido por Emilio Casanova y Jesús Lou. ecasanova@jet.es
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CESBA Bajo Aragón |
El Centro de Estudios Bajoaragoneses ha editado el número 9-10 de su boletín de estudios. En el mismo aparecen entre otros los siguientes: “La cárcel de Alcañiz en 1940”, de Miguel Blanc “Años de temor. Las represiones en Alcañiz 1936-1938 y 1938-1945”, de José María Maldonado Moya. El CESBA prepara en breve la edición del libro “De Calaceite a Mauthausen” de Miguel Blanc, con prólogo de Ricard Vinyes. http://www.bajoaragon.net
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Comunidad de Albarracín |
El primer libro elegido por el Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (CECAL) para su puesta en sociedad es el titulado “Entre la utopía y el desencanto: La Comunidad de Albarracín en la encrucijada del cambio (1910-1936)”, de Pedro Saz Pérez. El libro es un resumen de su tesis doctoral, pero según explicó el propio autor adaptada como libro de lectura. El trabajo de investigación ha sido arduo. No en vano costó 15 años de investigaciones por archivos de diferentes ciudades españolas y de los municipios de la Comunidad de Albarracín. Saz describe en su libro cómo era la sociedad de la Sierra de Albarracín en el siglo XX pero hasta la Guerra Civil. El autor expuso que era una sociedad tradicional con municipios aislados buena parte del año. Igualmente tenía unas tasas de analfabetismo muy altas y una economía autárquica. Fue con la llegada de la segunda República cuando la Sierra de Albarracín inició el proceso de transformación con unos sindicatos anarquistas y socialistas que empiezan las movilizaciones para un reparto más justo de las tierras, que estaban en unas pocas manos. En este periodo hubo en la Sierra de Albarracín hasta ocupaciones de fincas. Por otro lado, Pedro Saz, que es miembro del CECAL, está trabajando en la actualidad sobre un proyecto de historia local en Toril y Masegoso, y otro sobre la movilización social y las organizaciones revolucionarias en Teruel durante la II República. http://cecal-sierradealbarracin.com
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Cinema a Catalunya |
Àngel Comas ha publicat un diccionari de llargmetratges, 'El cinema a Catalunya durant la Segona República, la Guerra Civil i el Franquisme'. El diccionari està editat per Cossetània Edicions amb la col·laboració del departament de Cultura de la Generalitat i és la segona part del volum que Àngel Comas va dedicar al cine produït a Catalunya durant els anys de la democràcia (1975-2003).
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IES Calatayud |
La división que se arrastra desde hace meses en la comunidad educativa del instituto de secundaria bilbilitano Primo de Rivera sobre su cambio de denominación se reflejó en el consejo escolar del centro, donde se aprobó la sustitución de este nombre con un sólo voto de margen. Fuentes de la comunidad escolar explicaron a Efe que la cuestión fue tratada el jueves en una reunión del consejo y que en ella hubo siete votos a favor del cambio de nombre y seis en contra. Al final, el Consejo Escolar se ha mostrado favorable a este cambio a pesar de que la Asociación de Padres de Alumnos de este instituto ha recogido en los último meses varios cientos de firmas en contra del cambio de denominación, por entender que es el que tiene desde que se inauguró, hace 75 años, y que forma parte de la historia de la ciudad. El ayuntamiento bilbilitano también tomó en su día un acuerdo de respaldo a la postura de los padres de alumnos y, tras ser consultada la Consejería de Educación, ésta indicó que el cambio de denominación debe ratificarlo el Ejecutivo autonómico a propuesta del centro, algo que deberá decidir ahora una vez aprobado por el Consejo Escolar. Los siete votos que hubo ayer para cambiar la denominación del instituto defendieron que pasara a llamarse Leonardo de Chavacier, pintor nacido en Calatayud en 1601, de ascendencia judía, y que trabajó para la Corte en el madrileño Palacio del Buen Retiro.
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Estatua de Franco Academia de Zaragoza |
El Gobierno central ha vuelto a reiterar, a pregunta de CHA en el Congreso, su compromiso de retirar la estatua ecuestre de Franco del patio de la Academia General Militar de Zaragoza, aunque sin concretar fechas ni el destino de la estatua. En la proposición no de Ley aprobada en febrero se anunció que sería a lo largo del presente “curso académico” trasladando dicho compromiso a la comisión interministerial.
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Nos quitaron la miel |
El 21 de junio se presentó en la Biblioteca de Aragón el libro “Nos quitaron la miel. Memorias de una luchadora antifranquista” de Rosario Sender Begué, editado por Publicacions de la Universitat de València.
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ARMHC Albinyana |
El proper 23 de juliol de 2005 i seguint en la
nostra línea d'homenatges i de reinvidació en la recuperació de la
nostra memòria històrica, un acte de recordatori de l'inici el 25 de
juliol de 1938 de la batalla de l'Ebre i, especialment, després de tants
anys un acte d'homenatge i d'ofrena floral en la fosa comuna del
cementiri vell de la població d'Albinyana (Tarragona). Com sabeu, en
aquesta població es troba una fosa comuna amb un nombre indeterminat de
soldats desconeguts morts el matí del 20 de gener de 1939, en un combat
confús i contradictori, majoritàriament de lleva de 18 a 20 anys.
Encara, avui dia no hi ha cap mena d'actitud favorable a nivell
municipal de l?equip de Govern de l'Ajuntament d'Albinyana, que ens faci
pensar que algun dia podrem saber, quants eres, de quines companyies,
les causes exactes
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La Batalla del Jarama |
El 9 de junio se presentó en Rivas-Vaciamadrid (Madrid) el documental La Batalla del Jarama, una producción de Fuera de Foco, realizado con la colaboración del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid y la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI) junto a otras entidades. El documental utiliza material histórico y entrevistas actuales a combatientes republicanos (entre otros, a Marcos Ana y Luis Alberto Quesada) y a los brigadistas internacionales Milton Wolf, Bob Doyle y Théo Francos (durante los actos organizados por la AABI en noviembre de 2004 en Rivas-Vaciamadrid). También intervienen historiadores como Ángel Bahamonde, Severiano Montero, Jesús Gónzalez de Miguel y Peter Carroll. El documental destaca la importancia de la batalla del Jarama como uno de los capítulos más cruciales de la Guerra Civil español, enmarcado en la defensa de Madrid. Fue además la primera vez que el Ejército Republicano y los sublevados se enfrentaron en campo abierto. www.fueradefoco.org; info@fueradefoco.org Fuente: Ana Pérez (Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales)
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El cura de Almuniaced IEA |
El Instituto de Estudios Altoaragoneses ha colaborado en la edición de El cura de Almuniaced, de José Ramón Arana, que hace el nº 20 de la colección "Biblioteca del Exilio", editada por Renacimiento y Ediciós do Castro. Nacida al amparo del Grupo de Estudios del Exilio Literario (GEXEL); de la Universidad Autónoma de Barcelona, y promovida, entre otros, por el profesor Manuel Aznar Soler, la "Biblioteca del Exilio" ha contado desde sus comienzos con la colaboración entusiasta del IEA y de su Centro de Estudios Senderianos, particularmente en su nº 15, Monte Odina, de Ramón J. Sender, y en este que ahora sale a la luz. En esta edición, presentada por el profesor Luis Esteve, se recogen, además de "El cura de Almuniaced", un total de diez cuentos de José Ramón Arana (Zaragoza, 1905-1973) ya publicados con anterioridad, así como un relato inacabado y hasta ahora inédito, Cristobalón.
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La GCE en el aire Murcia |
Dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional del Mar de la Universidad de Murcia se celebrará el titulado “La Guerra Civil Española en el aire” del 19 al 23 de septiembre en Los Alcazares. http://www.um.es/unimar/sede.php?sede=alcazares&accion=listar
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Curso de Jaca |
Los días 30 de junio y 1 de julio se ha desarrollado en Jaca el Curso “Revoluciones y guerras civiles en el siglo XX” dirigido por Julián Casanova dentro de los cursos de verano de la Universidad de Zaragoza.
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Manacor |
L'Ajuntament de Manacor ha tret a concurs la demolició del monòlit franquista de Porto Cristo, ubicat a la plaça Monumento. Aquesta decisió de l'equip de govern PP-AIPC ja ve d'enrere. Un acord plenari del 13 de febrer del 2003 aprovà per unanimitat de tots els partits polítics esbucar els dos darrers monuments dedicats al bàndol nacional, que es troben al terme municipal de Manacor, i ambdós a Porto Cristo. La Sala pressupostà per enguany 150.000 euros que es destinarien, per una banda, a esbucar el monòlit de la plaça Monumento i, per l'altra, el monument franquista que hi ha al Club Nàutic. Cal dir que els partits de l'oposició -ALM-UM, PSM i PSOE- trobaren del tot insuficient aquesta partida. Però el litigi establert entre el Consistori i els socis del Club Nàutic per negociar la demolició del monument, encara no està tancat. Per això, l'Ajuntament de Manacor només treu a concurs el de la plaça ja que és propietat municipal. El del Club Nàutic haurà d'esperar. Les negociacions entre uns i altres produirà un retard de l'acord plenari que preveu també l'esbucament d'aquest. Cal recordar que el monòlit situat a la plaça Monumento data de l'any 1958 per honorar les armes d'infanteria que lluitaren en el bàndol franquista per derrotar els milicians republicans. Aquest monument ha estat objecte de pintades reivindicatives que exigien la seva retirada. En els anys 80 patí les conseqüències d'un artefacte explosiu, els responsables del qual encara no s'han trobat. El del Club Nàutic està situat a un punt estratègic de la bocana de Porto Cristo i es col·locà per commemorar la derrota del republicà Bayo en el seu intent de desembarcar a l'illa en honor als «Herois de Manacor».
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Europe de la Mémoire |
Europe de la Mémoire ha editado su boletín “Info-Mémoire” nº 21 correspondiente al mes de julio. http://www.europedelamemoire.org infos@europedelamemoire.org
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Buñuel |
El 15 de julio tuvo lugar una conferencia en el Palacio de Montemuzo de Zaragoza a cerca de la figura de Luis Buñuel, impartida por Javier Pérez Bazo, consejero de Educación y Cultura de la Embajada de España en París, y Enrique Camacho, director de Patrocinio del Instituo Cervantes, coincidiendo con la presencia de la exposición en este espacio de la muestra “Los Olvidados”.
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Curso de El Escorial |
Dentro de los Cursos de Verano de El Escorial de la Universidad Complutense se desarrollará del 18 al 22 de julio el titulado “España en la memoria de tres generaciones: de la esperanza a la reparación” dirigido por Julio Aróstegui, director asimismo de la Cátedra “Memoria Histórica del Siglo XX”. http://www.ucm.es/info/cv/cursos/74103.html
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Marxa-Homentage als Maquis |
Dentro de los actos de la VIII Marxa-Homenatge als Maquis se celebrará los días 15 al 17 de julio la “Operació Reconquesta de la Memòria. Maquis” - “2ª Ofensiva contra l’Oblit” en Balaguer, Baró y Sort. www.alestrinx.tk
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El Franquisme |
La Escola de Postgrau de la Universitat Autònoma de Barcelona, el Centre d’Estudis sobre les Èpoques Franquista i Democràtica (CEFID) de la Universitat Autònoma de Barcelona y el Museu d’Història de Catalunya organizan del 11 al 15 de julio el Curso de Especialización “El Franquisme” dirigido por Carme Molinero y Joan Maria Thomàs. Se desarrollará en tre Barcelona y Tarragona. http://www.cefid.uab.es/cursocefid.pdf
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Los últimos de Filipinas Castellote Cantavieja |
Castellote acoge una exposición sobre los últimos de Filipinas que conmemora el centenario de la rendición del Destacamento de Baler. La muestra, que viajará después a Cantavieja, ha visitado ya 31 localidades de toda España. La colección consta de 150 fotografías, en su mayoría centenarias e inéditas y textos de 28 autores. Presenta una revisión histórica de lo acontecido a un grupo de soldados españoles entre los que figuraban los maños Marcos Mateo Conesa de Tronchón (Teruel) y Santos González Roncal de Mallén (Zaragoza), que resistieron durante 337 días el asedio de los independentistas filipinos encerrados en la iglesia de un periférico pueblo de la isla de Luzón. Se apoya en la documentación conservada en los archivos militares, del estado, municipales o particulares y en lo publicado a lo largo del siglo sobre este colectivo. La aportación de la memoria oral también es muy importante en la muestra, para la que se realizó un gran trabajo de campo en el que participaron 22 hijos y un centenar de sobrinos, nietos, parientes y vecinos de los protagonistas. En junio de 2003, traducida al inglés, quedó de forma permanente en el Museo de Baler. Puede considerarse como un homenaje a toda aquella infortunada generación obligada a participar en las guerras del desastre en su juventud y a sufrir la Guerra Civil en la vejez. La exposición, que fue estrenada en el Museo Nacional de Antropología de Madrid, estará hasta el próximo 17 de julio en Castellote y luego se trasladará a Cantavieja, donde se podrá visitar desde el 19 de julio al 15 de agosto.
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Arde Madrid |
Arde Madrid, es un proyecto documental que trata de rescatar la memoria de los años vividos durante la guerra civil en Madrid. A partir de entrevistas a distintas personas que vivieron, de una manera u otra, aquellos años de asedio, se van trazando historias que se van entrecruzando y creando una sola. Este documental se comenzó a finales de 2004 y hemos realizado entrevistas, hasta el momento, a quince personas. Deseamos contactar con mas gente que haya vivido en Madrid (aún siendo niños pero que tenga visible en sus recuerdos aquellos momentos) durante los años de la guerra y los dos siguientes a su final (1936-1941) para que nos puedan contar donar parte de su memoria. Nuestro e-mail de contacto es: caeiro@buxonet.com Dentro de esta página que, de forma provisional, va a intentar transmitir información de cómo está avanzando nuestro proyecto les ofrecemos un archivo que se pueden bajar, “Arde Madrid”, un trailer demostración del documental. http://www.rbmultimedia.com/rbmultimedia.com_non_ssl/ardemadrid/
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Trincheras Castejón del Puente |
La rehabilitación de las antiguas trincheras de Castejón del Puente ha sido una de las tareas de las que se han ocupado los once alumnos que han participado en el Taller de Empleo “El Tozal”, el primero que se desarrolla en esta localidad y que se ha clausurado recientemente.
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La voz de los vencidos Alicia Alted |
Alicia Alted Vigil ha publicado recientemente su
libro “La voz de los vencidos. El exilio republicano de 1939” en Aguilar
de Ediciones.
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Camí del Nord Mataró |
A Mataró s'inaugurà el
24 de juny el monòlit del Camí del Nord o del Canigó. Aquesta ruta,
homologada com GR83 transfronterer per les Federacions Catalana i
Francesa de Muntanya és un recorregut integral per terra catalana, des
de Mataró fins Prada de Conflent passant del Canigó, de més de 200 km.
de recorregut i que es troba en la fase final de senyalització.
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Congreso de Historia Local de Aragón IEA |
El libro “Actas del IV Congreso de Historia Local de Aragón” recoge las ponencias y comunicaciones presentadas al IV Congreso de Historia Local de Aragón, que fue organizado por el Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, el Instituto de Estudios Altoaragoneses y el Centro de Estudios del Somontano y que contó con la colaboración del Ayuntamiento de Barbastro. Dicho Congreso fue celebrado en Barbastro en el verano de 2003 y en él se hizo un análisis de la "historia local de Aragón" más como modelo o escenario para la comprensión de los procesos históricos contemporáneos que como un sueño u obsesión identitaria que contemplaría una historia esencialista de Aragón compuesta por la suma del conocimiento histórico de sus partes, al igual que muchos imaginaron la historia de España como el simple agregado de lo acontecido en sus provincias y regiones históricas. Como se apunta en el título, el volumen fue presentado el 8 de julio, en el marco del V Congreso de Historia Local de Aragón, La Historia en el presente, que supone la continuación de estos encuentros bianuales celebrados en tierras aragonesas.
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Jaume Garcias i Obrador Diputació de Mallorca |
Jaume Garcias i Obrador va consagrar la seva curta vida a la defensa dels drets dels treballadors i treballadores durant les primeres dècades del segle XX. Ara pocs el recorden. Fill d'una familia humil, va néixer a Palma al 1894. De formació autodidacta, ocupà carrecs de responsabilitat tant al sindicat UGT com al PSOE. Després de la victòria del Front Popular a les eleccions de 1936, va ser elegit president de la Diputació Provincial de Mallorca. El juliol d'aquest mateix any la situació a les Balears ja era prebèl.lica. El dia 19 d'aquest mes Jaume Garcias es desplaçà fins a la seu del Govern Civil per intentar evitar la declaració d'estat de guerra a Mallorca, però el general Goded ja s'havia fet fort i havia envoltat de soldats l'edifici. Antonio Espina, aleshores governador, es va entregar. Garcias aconseguí fugir. A partir d'aquell moment els colpistes s'obsessionaren amb la seva captura. Garcias descartà l'exili i optà per lluitar des de la seva terra. El 31 de gener de 1938 va ser detingut al barri palmesà de Sa Indioteria. La crònica «oficial» celebrava l'empresonament d'aquest «funesto político socialista». Els franquistes el mantingueren al penal provincial fins que el maig del 1939 el Consell de Guerra de l'Escola d'Arts i Ofícis el condemnà a mort. El 4 d'agost del mateix any Garcias era afusellat al cementeri de Palma. El grup del PSIB al Consell de Mallorca cerca la pista de qualque familiar de Garcias que encara sigui viu. A la vegada proposa nomenar-lo fill predilecte de l'illa.
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Museu d’Història Girona |
Revisar la historia de Girona desde el comienzo de la Guerra Civil hasta la recuperación de la democracia está ya al alcance de todos los ciudadanos. El Museu d´Història de la Ciutat ha abierto dos nuevas salas permanentes, las que hacen las número trece y catorce de este complejo museístico que desde 1981 da a conocer la trayectoria histórica de la ciudad y la vida social de sus ciudadanos desde sus mismos orígenes, en las que se presentan los periodos de la Guerra Civil y el franquismo (1936-1975) y la transición a la democracia (1975-1979). Para el comisario del proyecto, Jordi Font, éste se ha llevado a cabo con "el máximo rigor científico posible" e intentando mantener el distanciamiento suficiente como para no caer "en prejuicios políticos". En este mismo sentido se manifiesta el director del museo, Pere Freixas. Los documentos, fotografías y todo tipo de material expuesto en las nuevas salas permiten descubrir la evolución de la ciudad desde todos los ángulos entre el inicio de la Guerra Civil y la recuperación de la vida democrática, pasado por periodos como la posguerra o la Girona del desarrollismo.
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CEIBM |
El Centre d'Estudis d'Investigació Històrica Baix-maestrat / Montsià ha decidido reformar el contenido de su web dedicada a Exilio / Deportación / Guerra Civil e Historia Local añadiéndole diferentes bases de datos sobre fusilados y muertos durante la GCE. Han empezado con el listado de los fusilados en Paterna (Valencia) entre los años 1939-1956, unos 2.238, que realizó en el año 2003 Jose Manuel Garcia Martinez. www.ceibm.org
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Burgasé |
El sábado 23 de julio a las 12 horas en Burgasé se celebrará un homenaje a las víctimas del fascismo, en concreto al vecino de Burgasé, Antonio Garcés, asesinado en el campo de exterminio austriaco de Mauthausen, con motivo de la inaguración de la recién restaurada fuente del pueblo.
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Doroteo Ibañez María de Huerva |
La localidad zaragozana de María de Huerva recordó través de una charla y una exposición la figura de Doroteo Ibáñez, guerrillero de Azuara. Miguel Marco, autor del libro Senderos de lucha , impartió una charla sobre el personaje. La presentación corrió a cargo de Luis Gracia, catedrático de Derecho penal de la Universidad de Zaragoza.
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Camp de treball Pujalt |
El II Camp de treball en
la Recuperació i consolidació de l'equipament d'un centre d'entrenament
de l'Exèrcit de la República, tindrà lloc en la primera quinzena d'agost
a Pujalt (Comarca de l'Anoia,
Barcelona). Les persones interessades en participar en el Camp de
treball que es posin en contacte amb l'ARMHC, bé per per correu a la
direcció
armhc@memoriacatalunya.org o bé en el telèfon 656 80 23 38. |
Tauste y Sender |
La Asociación Cultural “El Patiaz” de Tauste ha editado con carácter especial el número 11-12 de su Boletín Informativo. Es monográfico y lleva el título de “Un paseo por el Tauste novelado por Ramón J. Sender” siendo su autora Ana Longás Pola. Puede solicitarse una copia en pdf a la siguiente dirección: historiadetauste@yahoo.es
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Amparo Poch |
La Casa de la Mujer de Zaragoza acogió la
presentación a la sociedad aragonesa de la asociación de mujeres Amparo
Poch, impulsada por veinte mujeres que se plantean “igualar los roles
sexuales y la participación social” desde una perspectiva aragonesista y
de izquierdas. |
Papeles de Vigo |
La Comisión Viguesa por la Memoria del 36 reclamó al presidente de la Xunta, Manuel Fraga, que pida al Gobierno del Estado la restitución de los fondos y documentos históricos de Galicia durante la Guerra Civil y la dictadura franquista para reunirlos en un futuro Archivo y Museo de la Resistencia de Galicia. Los responsables de esta comisión reclamaron asimismo que esta propuesta sea respaldada por todos las fuerzas políticas del Parlamento de Galicia con el fin de que toda la documentación sea "devuelta de inmediato por ser parte del Patrimonio Histórico del pueblo gallego", del mismo modo que sucedió en Cataluña. Solicitaron que se reúnan los documentos sobre Galicia que en la actualidad se encuentran en los fondos del Archivo Histórico Nacional de Madrid, en el de la Guerra Civil de Salamanca, en el General de la Administración ubicado en Alcalá de Henares y en el de la Armada de Viso del Marqués.
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Amical de Mauthausen Cruz de Sant Jordi |
La Generalitat no retirará finalmente la Cruz de
Sant Jordi al ex presidente de Amical Mauthausen, Enric Marco,
destituido por mentir sobre su condición de deportado, aunque ha
incluido en la nueva edición de este galardón a Neus Catalá,
superviviente del campo nazi de exterminio de Ravensbtruck. Así lo ha
comunicado el conseller primer del ejecutivo catalán, Josep Bargalló,
quien ha explicado tras la reunión del Consell Executiu que la normativa
actual para conceder la Cruz de Sant Jordi "no permite retirar ningún
galardón ya concedido", lo que podría servir para "evitar la tentación
de cuestionar los premios concedidos anteriormente". El gobierno catalán
no puede retirar así la Cruz de Sant Jordi concedida en 2001 a Enric
Marco, tras haber reconocido éste que nunca estuvo internado en campos
de concentración nazis y que durante 30 años mintió sobre esta cuestión,
lo que llevó al conseller de Relaciones Institucionales, Joan Saura, a
avanzar que "a una persona que ha hecho esto se le debería retirar la
cruz". Marco devolvió personalmente la Cruz de Sant Jordi a la
Generalitat al surgir la polémica, lo que hizo entregando un sobre que
contenía la cruz, el acta de concesión y una carta personal dirigida al
presidente, en la cual pide disculpas por haber mentido sobre su
condición de deportado. |
La memoria colectiva Maurice Halbwachs |
El libro de Marice Halbwachs, “La memoria colectiva”, editado por Prensas Universitarias de Zaragoza, acaba de recibir el Premio a la mejor traducción que concede la Asociación de Editoriales Universitarias Españolas (AEUE), que agrupa a las editoriales de todas las universidades españolas. El libro ha sido traducido por Inés Sancho-Arroyo y publicado dentro de la colección “Clásicos”. El jurado del Premio estaba formado por Rogelio Blanco, director general del Libro; Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional; Antonio Dávila, director de la Federación de Editores y Libreros Españoles; y Blanca Berasátegui, directora del suplemento “El cultural”, de El Mundo. Maurice Halbwachs (Reims, 1877-Buchenwald, 1945) es una figura capital de la sociología francesa del siglo XX. Fue alumno del filósofo Henri Bergson y del sociólogo mile Durkheim. Fue profesor de las universidades de Gotinga, Caen, Estrasburgo y La Sorbona, y en el Collge de France. En julio de 1944 fue detenido por la Gestapo y deportado al campo de concentración de Buchenwald, donde murió de inanición el 16 de marzo de 1945 (Jorge Semprún relata sus últimas horas en “La escritura o la vida”). Fuente: Diario del AltoAragón
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Fotografías de Mauthausen |
“La part visible des camps: Les photographies du camp de concentration de Mauthausen” es una exposición fruto de la cooperación entre el Ministerio del Interior austriaco y las asociaciones Amicale des déportés, familles et amis de Mauthausen ( París), Amical de Mauthausen y otros campos ( Barcelona) y Mauthausen memorial KZ-Gedenkstätte Mauthausen (Viena). Del 23 de junio al 26 de septiembre se muestra en el Centre Historique des Archives Nationales en París. La versión española de la exposición recorrerá antes de finales del 2005 las ciudades de Valencia, Sevilla y Zaragoza. http://www.campmauthausen.org/Expo/pres.expo.html
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Periodismo y televisión en Cataluña |
Los periodistas, literatos e intelectuales que
escribieron en los diarios catalanes de la Segunda República sobre la
televisión, medio que acababa de aparecer en los años 30, coincidían en
que se trataba de un invento que sería "un medio de masas y de futuro"
que configuraría "una nueva realidad y un nuevo lenguaje". Éstas son
algunas de las conclusiones de la tesis doctoral de Francesc Canosa
titulada El somni d'una societat i d'un periodisme. La televisió de
paper (1931-1936), presentada en la Facultat de Comunicació
Blanquerna de la Universitat Ramon Llull y que ha obtenido un cum
laude. El estudio, que analiza toda la prensa en catalán de la
época, apunta que los periodistas de aquellos años coincidían en pedir
que el nuevo invento sirviera como instrumento de catalanidad,
modernidad y reflejo de la realidad catalana. Y auguraban que el nuevo
medio de comunicación "cambiaría el mundo, la vida y las costumbres", ya
que "haría visible desde casa cualquier realidad forastera y lejana".
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Torreta de Fusilería Canfranc |
Tras cuatro años cerrada al público, la Torreta de Fusilería de Canfranc alberga la exposición histórica ‘Desde la Guerra de la Independencia hasta la Guerra Civil’. Para la realización de este evento se ha contado con la cesión de este monumento por parte del Ministerio de Medio Ambiente. El Ayuntamiento de Canfranc quiere intentar conseguir la cesión definitiva de este importante ejemplo de la arquitectura militar para su utilización como espacio de uso cultural. La exposición, llevada a cabo por la ‘Asociación Tercio de Lombardía’ con la colaboración del Ayuntamiento de Canfranc, recorre el tiempo histórico que transcurre entre la Guerra de la Independencia Española y el regreso de la División Azul y la entrada de los republicanos en París. Se trata de una exposición de Historia Militar que muestra uniformes militares, armas y demás pertrechos en diferentes épocas y distintos ejércitos. Todo ello centrado en la provincia de Huesca.
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Edifici la República Barcelona |
En la comisión de gobierno del Ayuntamiento de
Barcelona se aprobó definitivamente dos proyectos urbanísticos que
inciden de forma muy directa en dos espacios que, por razones
diametralmente opuestas, forman parte de la memoria ciudadana del siglo
XX. Por un lado, el desmantelamiento del monumento a los caídos de la
Diagonal, uno de los símbolos más evidentes del pasado franquista de la
ciudad. Por otro, la rehabilitación del conocido como Edifici la
República, un conjunto de origen industrial del Poblenou que, entre
otros usos, desde 1920 hasta 1935, acogió la sede de la Juventud
Democrática Radical Instructiva (o Juventud Radical Republicana). Una
iniciativa privada convertirá este viejo complejo fabril en diez
modernos y exclusivos lofts y en un aparthotel del distrito tecnológico
22@. El plan de mejora urbana aprobado ayer por el equipo de gobierno
permitirá que la empresa Estudios y Lofts SL construya viviendas no
convencionales -una moda que ha reaparecido en Poblenou- y un nuevo
equipamiento hotelero en las fincas de las calles Badajoz 79 y 79 bis y
Pujades 120-122. El proyecto de rehabilitación de este histórico
conjunto, con más valor sentimental que arquitectónico, prevé la
conservación de los elementos más característicos: la fachada, el
frontón, los esgrafiados originales y, sobre todo, un busto de la
República que sobrevivió milagrosamente a Franco. |
Paziols |
Los días 17 al 19 de julio se celebrará en Paziols (Francia) las jornadas tituladas “Mémoires vives autour de l’exil”. adat.tuchan@mageos.com
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Provincia y nación IFC |
Los días 27 y 28 de octubre tendrá lugar en la Biblioteca de Humanidades María Moliner en Zaragoza el curso “Provincia y nación. Los territorios del liberalismo” organizado por la Institución Fernando el Católico, el Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, el Departament d’Història Contemporània de la Universitat de València y la Asociación de Historia Contemporánea. Está coordinado por Carlos Forcadell Álvarez y María Cruz Romeo Mateo. http://www.dpz.es/ifc/tablon/2005/pdf/provinac.pdf
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Senderos de la Memoria Sierra de Albarracín |
Los grupos de acción local del Leader Plus del Rincón de Ademuz, de la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Sierra de Albarracín, Asociación para el Desarrollo de Gúdar-Javalambre y Maestrazgo y el Proder de la Comarca Comunidad de Teruel han iniciado la ejecución de un proyecto de cooperación interterritorial que va a valorizar el patrimonio cultural y natural de la zona. Para ello se marcarán rutas, se harán exposiciones, se editarán guías o páginas web con el título genérico de Los Tres Reinos. Entre estas rutas figura la titulada “Senderos de la Memoria” vinculada a la posguerra y la Guerra Civil.
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Utrillas-Decazeville |
El acto de hermanamiento entre Utrillas y el
municipio francés de Decazeville se completó a comienzos de este mes de
julio con una visita de 115 vecinos de la localidad minera turolense a
la ciudad gala. Con esta excursión se devolvía la visita francesa
realizada el pasado año 2004, cuando se realizó el hermanamiento el día
19 de junio. Los turolenses se alojaron estos días en domicilios de sus
hermanos franceses para poder estrechar más los lazos. En algunos de los
actos programados se reunieron más de 250 personas. El hermanamiento de
estas dos localidades mineras surgió a raíz de un intercambio escolar
entre el instituto Lázaro Carreter de Utrillas y el Ville France de
Rouergue. Es esta excursión los alumnos turolenses conocieron la ciudad
minera de Decazeville donde descubrieron que había muchos emigrantes
españoles, algunos de ellos procedentes de las zonas mineras de Utrillas
y Escucha, y en particular de exiliados. |
Estos días azules Antonio Lachos |
El belverino Antonio
Lachos presentó en Huesca el libro “Estos días azules”, que ha realizado
en colaboración con el francés Frédéric Ducom y que pretende ser la
“memoria emocional de una generación”, la de los refugiados republicanos
que pagaron con el exilio su lucha por la libertad y la democracia.
Lachos, que contó con una introducción previa a sus palabras del
periodista Víctor Pardo, explicó unos minutos antes de iniciarse el acto
a este periódico, que el libro corresponde a la parte final de una
residencia artística realizada con Infoculture, que tenía como objetivo
la edición de este libro y una exposición, que se podrá ver en la
próxima edición del festival oscense Periferias. El fotógrafo de Belver
de Cinca, que presentó el volumen en la Librería Anónima de Huesca,
acompañado también por el traductor de los textos de Frédéric Ducom,
Manuel Puertas, indicó que propuso este tema para la residencia
artística, porque previamente se encontraba colaborando con un amigo en
una investigación sobre las colectividades anarquistas del Bajo Cinca. |
Rosas y espinas |
La sede central del PSOE aragonés acogió la exposición Rosas y espinas, una muestra sobre la evolución de la mujer en la sociedad española a lo largo del siglo pasado. La muestra está dividida en quince paneles que contienen collages confeccionados a base de fotos de época y recortes de prensa. La muestra estuvo también en Ejea del 28 de junio al 7 de julio.
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Niños de la Guerra |
Se ha publicado la Orden del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales TAS/1967/2005, de 24 de junio, por la que se establecen las disposiciones para el desarrollo y aplicación de la Ley 3/2005, de 18 de marzo, por la que se reconoce una prestación económica a los ciudadanos de origen español desplazados al extranjero, durante su minoría de edad, como consecuencia de la Guerra Civil, y que desarrollaron la mayor parte de su vida fuera del territorio nacional. http://www.juridicas.com/base_datos/Admin/o1967-2005-tas.html Para consultar la Ley 3/2005: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/l3-2005.html
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Srebrenica |
Aquest és el web sobre la terrible massacre de Srebrenica que va tenir lloc arà farà 10 anys a Bosnia: http://www.guiamanresa.com/srebrenica
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Memoria Popular La Roca del Vallés |
El Premio “Romà Planas i Miró”, basado en los textos de memoria popular, se convoca anualmente por el Archivo de la Memoria Popular de La Roca del Vallés (Barcelona), con una periodicidad anual des de 1998. Pueden participar en el premio todas aquellas obras autobiográficas, presentadas en versión escrita o audiovisual que cumplan los requisitos establecidos en las bases del concurso. Para la 9ª edición del Premio los textos deben depositarse en la sede del Archivo hasta el 31 de mayo de 2006. El premio a la mejor obra, seleccionada en primera instancia por un Jurado Popular y posteriormente por el Jurado Estatal, consiste en la publicación del libro y un premio en metálico de 1.202€. arxiumemoria@laroca.org
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Informe Amnistía Internacional |
Amnistía Internacional presenta el Informe "España:
poner fin al silencio y a la injusticia. La deuda pendiente con las
víctimas de la Guerra Civil y del régimen franquista". Un arduo trabajo
de investigación que ha sido presentado de forma simultánea en varias
ciudades el lunes 18 de julio (Barcelona, Salamanca, Madrid, Valencia,
Palma de Mallorca, Oviedo, Salamanca, Almería y Buenos Aires
(Argentina).
jgarcia@amnistiacatalunya.org |
Sariñena Antigua IEA |
El sariñenense Salvador Trallero presentó su libro “Sariñena Antigua” en el Instituto de Estudios Altoaragoneses en Huesca. La obra de Trallero es un ejemplar inédito que tiene como objeto dejar constancia de lugares y edificios desaparecidos o cambiados de la villa de Sariñena y que han permanecido en el olvido. La publicación de este libro reaviva la memoria colectiva de los habitantes de Sariñena durante los siglos XIX y XX. Esta obra presta una gran atención a los acontecimientos que vivió Sariñena durante la Guerra Civil y la dictadura.
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Sàpiens Elisabeth Eidenbenz |
La revista Sàpiens dedica el seu article central a la història dels 597 nadons que la suïssa Elisabeth Eidenbenz va salvar a la Maternitat d'Elna, al Rosselló, els anys 1939 i 1940. Es tracta de fills de dones exiliades de la Guerra Civil que havien anat a parar als camps de concentració d'Argelers i Sant Cebrià. Les embarassades que vivien en aquests camps parien en condicions pèssimes en uns estables i eren traslladades altra vegada als camps de concentració. Això feia que l'índex de mortalitat infantil superés el 95 per cent. Una d'aquestes dones va poder connectar amb Eidenbenz, que regentava la maternitat d'Elna i que coneixia el problema perquè havia estat voluntària en la Guerra Civil Espanyola. Des d'aleshores, totes les embarassades van poder parir amb bones condicions sanitàries al centre d'Elna. Sàpiens ha parlat amb Eidenbenz i amb supervivents nascuts allà i ha bastit la història de l'heroica acció que va permetre salvar 597 nadons. Eidenbenz rebrà un homenatge a Barcelona a l'octubre vinent.
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Esteban Valentín Escuer Castejón de Monegros |
Esteban Valentín Escuer Morales (1883-1969) era natural de Urroz (Navarra) pero residente siempre en Aragón (Castejón de Monegros) y preso republicano en la cárcel de Huesca hasta los primeros años 40. Se sabe que allí tenía en su poder un dietario o cuaderno que le fue arrebatado en 1937 o 1938 en la cárcel. Escuer Morales, según el nieto, fue el presidente del Comité de Castejón de Monegros, donde no hubo hechos de sangre por el bando republicano, pero sí por el fascista. Esteban Escuer fue campesino con olivos y algunas tierras y quizás había una tienda en la familia... no recuerda bien. Escuer escapó una vez de los fascistas y pasó un año escondido, pero le volvieron a coger. Murió el 3 de agosto de 1969. Era conocido de Durruti, pero socialista. El nieto, Rafael Escuer, solicita ayuda para intentar localizar dicho libro.
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Biblioteca Argentina GCE |
Solicitud de información: Juan Carlos Cesarini es el director de una
Biblioteca Argentina dedicada al estudio e investigación de la Guerra
Civil Española. En estos momentos está dedicado al estudio de la
participación de argentinos en la Guerra de España con intención de
escribir su historia.
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Luis Ruiz Monreal |
Se solicita información: Luis Ruiz Monreal, natural de Las Mesas (Cuenca) nacido en febrero de 1917, alistado en el Ejército Popular Republicano en la 215 B.M. (67 División), dado por desaparecido el 18/02/1938 en Cerro Gordo, defendiendo la retaguardia entre los pueblos de Tortajada y Valdecebro, durante la batalla de Teruel. Contacto: javierlukas@hotmail.com
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Prensa clandestina Zaragoza |
Todavía puede ser vista en internet la versión virtual de una exposición celebrada en Zaragoza en noviembre de 2002 sobre Prensa clandestina en Aragón durante el franquismo, que recoge las 23 cabeceras rescatadas para la ocasión, con reproducción de abundantes portadas: http://prensaclandestina.webcindario.com/. Manuel Gálvez, el organizador de la exposición, sigue trabajando en un nuevo proyecto de recopilación y preservación de la prensa de organizaciones de izquierda revolucionaria durante el franquismo y la transición. Si dispones de algún material, puedes ponerte en contacto con él a través de la dirección funchal2005@yahoo.es
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Republicans i republicanisme CCEPC |
El VI Congrés de la Coordinadora de Centres
d’Estudis de Parla Catalana e stà dedicat aquest any al tema
“Republicans i republicanisme a les terres de parla catalana. En el 75è
aniversari de la República”. Organitzat per la CCEPC, el Centre
d’Història Contemporània de Catalunya, l’Institut Ramon Muntaner i el
Museu d’Història de Catalunya tindrà lloc al mateix museu els dies 6 i 7
d’abril de 2006. Els àmbits que estructuren el congrés són:
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Congrès d’Història Local de Catalunya |
Los días 24 al 26 de noviembre se celebrará en el Pati Manning de Barcelona el VIII Congrès d’Història Local de Catalunya. El coordinador es Carles Santacana y el Comité Científico lo componen Margarida Casacuberta, Joan M.Thomàs, Núria Iceta, Josep M. Muñoz, Joaquim M. Puigvert y Carles Santacana. La organización corre a cargo de L'Avenç y la Diputación de Barcelona. http://www.lavenc.com/info8congres.html
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Semana Negra Gijón 2006 |
La Semana Negra de Gijón ha cerrado su decimoctava edición con el anuncio de su director, Paco Ignacio Taibo II, de que una de las temáticas centrales del 2006 sea la Guerra Civil española en la literatura. http://www.semananegra.org/
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Fuente: “Historias de la mano izquierda”. Xordica Editorial. Colección Carrachinas 3. Traducción del Catalán de Chusé Raúl Usón.
- Chicos, tengo malas noticias. Os tengo que decir que nuestra situación no puede ser más crítica; estamos en peligro –dijo la imagen del santo Llibori, situada al lado izquierdo del altar mayor, bajo dos querubines pintados al óleo, de un rosa empalagoso, que sostenían con gracia discutible una guirnalda de jazmines y dalias.
Las palabras inquietantes resonaron por las naves de la iglesia vacía, iluminada por los cirios de llama amarillenta y temblorosa que ardían en los altares. Aquel mundo tenebroso que olía a cera, a cerrado y a perfume de incienso fue sacudido por el anuncio aterrador del santo Llibori; santos y santas, angelitos y beatos, absortos habitualmente en sueños de madera y yeso, salieron del éxtasis; exclamaciones de sorpresa y de alarma, preguntas angustiosas saltaron de capilla en capilla, entre un hacinamiento de esculturas, retablos ennegrecidos, molduras doradas, columnitas salomónicas, candelabros de latón y jarrones con flores marchitas. Incluso en el tríptico anónimo del lado del púlpito, la casta desnudez del pecho de una mártir a punto de ser devorada por los leones se agitó con un movimiento incipiente y sugestivo, cosa que obligó al santo Hilari, un poco a disgusto, a desviar la mirada hacia un relieve de mármol, donde unos cuantos serafines, inofensivos y sedantes, tocaban arpas, flautas y liras.
Sólo el santo Cassià, una talla de madera metida en un nicho, continuó impasible, con la mirada perdida en quién sabe qué visiones beatíficas, en medio de la alarma general.
- ¡Cassià! –gritó el santo Llibori.
El otro continuó embobado.
- ¡¡Cassià!!
- ¿Qué pasa? –preguntó al fin con una vocecita desentonada.
- ¡Que digo que la situación no puede ser más crítica!
- ¿Qué me quieren ofrecer una misa?
- ¡No hombre! Que digo...
- Déjalo correr, Llibori. No conseguirás nada –intervino la imagen del santo Pasqual, viendo que el otro perdía la paciencia-, No
se entera de nada. Parece ser que el gorgojo que tenía en la oreja derecha ahora le ha pasado a la izquierda y le está royendo la campanilla. De aquí a cuatro días estará más sordo que una tapia.
- ¿Qué has dicho que tiene en la oreja, Pascual? –preguntó la santa Casilda, un poco asustada.
- Un gorgojo.
- ¿Y qué es eso?
- Una carcoma.
- ¿Una carcoma? ¡Ay, señor! ¡Me han dicho que estos bichos son de lo más contagioso y yo no estoy vacunada! ¿Creéis que
nos lo contagiará y provocará una epidemia? Le tendríamos que poner en cuarentena.
- No seas tonta, Casilda –replicó el santo Pasqual-. De carcomas, sólo podemos sufrir las imágenes de madera, y tú eres de
yeso.
- ¡Ya estamos! ¡Ya ha salido lo de las clases sociales! ¿Me quieres explicar que culpa tengo yo si la parroquia que me encargó
era pobre y a aquella gente a duras penas les daba para yeso? ¿Eh? ¿O es que por eso soy menos imagen que las otras?
- Mujer, no te lo tomes a mal –dijo el otro, conciliador-. Yo no te quería ofender.
- Sí, sí... Lo que pasa es que si una no saca las uñas, enseguida se te suben encima. Y ya estoy harta de discriminaciones y
favoritismos. ¿Sabes por qué no estoy en la catedral de Lérida? Pues, porque cuando solicité una plaza que había vacante, las imágenes románicas protestaron. Se tenían a menos de estar junto a mí y no pararon hasta que consiguieron que me denegasen la solicitud y, para colmo, me envían aquí, a un pueblo de descreídos. Y todavía hablan de igualdad. ¡Estamos bien apañados!
- ¡Venga , hasta ahí podíamos llegar! –cortó el santo Llibori-. Dejaos estar de discusiones, que así no iremos a ninguna parte. Si
comenzamos con peleas no acabaremos nunca. Y ahora, a lo que estábamos. Os decía antes que la situación no puede ser más crítica...
- ¡No sabéis la ilusión que me produce que me ofrezcan una misa! –interrumpió el sordo, a gritos-. ¡Hace tanto tiempo que no
me pasaba eso! La devoción había ido disminuyendo en este pueblo. ¡Sobre todo desde que ganaron las elecciones estos que llaman el Frente Popular!
- Sí, hombre, sí. Te quieren ofrecer una misa. ¡Y con cuatro curas! –gritó el santo Llibori, un poco nervioso-. Y ahora, ¡calla y
no me vuelvas loco!
- ¿Qué dices?
- ¡Que te calles!
- No, las tres de la madrugada parece demasiado pronto. ¡No vendrá ni un alma!
Cuando el santo Llibori estaba a punto de perder la paciencia, unos cuantos acordes del armonio se descolgaron del coro.
- ¡Coño! Sólo faltaba éste. Escucha, Pere: ¿te importaría dejar la música para más tarde? Lo digo porque ahora hablamos de
cosas muy serias y no estamos para conciertos.
Al oir las voces del santo Llibori, el espector de Pere Santacreu, sacristán juerguista y fantasma titular de la parroquia, retiró las manos del teclado y se quedó inmóvil, esperando el permiso para continuar el concierto cotidiano, que comenzaba siempre a las doce menos cuarto de la noche, excepto los jueves, día en que echaba la partida de ajedrez con el enterrador y cogía fiesta.
- ¡Ay!, si no fuese porque Llibori asegura que los momentos son tan críticos, le diría a Pere que tocase El Danubio azul –
suspiró una Santa Quiteria situada cerca de la puerta y que se pasaba las horas muertas mirándose en la pila del agua bendita-. ¡Me gusta tanto el vals!.
- Esta Quiteria siempre ha sido una frívola –refunfuño la imagen de santa Polonia, de estilo gótico tardío, en la oreja del obispo
Godofrè, una talla trágica de escuela castellana, de mirada febril y miembros descarnados que se desangraba por las heridas del martirio-. ¡Ya le daría yo, ya! ¡Sí que tendría buen vals! ¡Cilicios y ayunos! ¡Porqué, créeme, Godofrè, eso del vals es un invento del demonio! El otro día, este Pere tocó uno y ¡aquello era una invitación a la concupiscencia, a la lubricidad y al libertinaje! Me cogió un cosquilleo en la espalda que, aunque cueste de creer, estuvo a punto de hacerme reir, y ya se sabe que la risa es una trampa de Satanás. Sólo te diré que para sacudirme las tentaciones tuve que flagelarme una semana seguida. Esto lo tenemos que atajar, Godofrè, si dejamos pasar el vals, después pedirán eso que llaman un charlestón, o una rumba, que todavía es peor, y al cabo de cuatro días esta iglesia parecerá un baile de botón gordo.
- La juventud está perdida, Polonia –sentenció la voz estridente del obispo-. Y eso pasa porque hemos sido demasiado blandos;
nos hemos dejado ir y el enemigo se aprovecha. Yo siempre lo he dicho: ¡demasiada libertad!
- Ya lo puedes decir, ya –replicó la gótica-. El mal se infiltra por todos los sitios. ¡Sólo nos faltó la República! ¡Y si sólo fuese la
política, vale! Pero, ¿recuerdas qué se descubrió, hace dos o tres años, que aquel angelito de un pueblo de una iglesia de por abajo, que tenía fama de encontrar novio a todas las solteras, era en realidad un Cupido romano?
- Calla, Polonia, ¡no me lo recuerdes! ¡Qué escándalo! ¡Tener la competencia dentro de casa!
- Pues, escucha: hace dos semanas, el párroco de un pueblo de la ribera del Cinca llevó a restaurar la imagen de la patrona y,
¿sabes qué descubrieron los restauradores?
- ¡No me asustes, mujer! ¿Qué?
- ¡Que se trataba de una estatua de mármol de Afrodita! ¿Sabes qué quiero decir, verdad? Aquella sinvergüenza de Grecia...
- ¿Qué me dices?
- Lo que oyes. ¡Y quién sabe los siglos que hacía que la bribona estaba allí, disfrazada de santa! Ahora se entiende lo que
pasaba en aquel pueblo: las mujeres se pintaba, iban sin medias y escotadas; la gente acudía al baile cada domingo: todas las parejas hacía Pascuas antes de Ramos... ¡Una orgía!
- ¡Qué caradura! Supongo que el cura habrá hecho romper a martillazos esa prostituta. Siempre he dicho que la depuración de
los paganos no se hizo a conciencia y ahora nos tocan las consecuencias. Cuando recuerdo los tiempos de la Inquisición, me entra una nostalgia que no puedo aguantar ¡Entonces las cosas iban bien! ¿Recuerdas, Polonia, aquellos autos de fe, aquellos olores de hereje a la brasa, de infiel asado, de judío al horno? Y ahora, miras ¿y qué ves? Afroditas, repúblicas, elecciones, libertinajes... ¡Demasiada libertad, demasiada libertad! ¡No tenemos juicio! ¡Vamos hacia el desastre!
- Ya lo puedes decir, Godofrè; tienes más razón que un santo.
- Chicos –insistió el santo Llibori, enfadado-. Si no calláis, no haremos nada de nada. Esto parece una casa de locos.
- ¡Venga chicos! –ayudó el santo Pasqual-. A ver si prestamos un poco de atención y no aprovechamos que Nuestro Señor y su
madre están tomando las aguas en la Fontcalda para portarnos mal y montar bulla, ¡igual que los alumnos cuando no está el maestro!
- Gracias, Pasqual, Bien, como decía antes, nuestra situación no puede ser más crítica.
- ¡Qué bien habla! –suspiró la santa Quiteria, embobada-. ¡Parece un predicador!
- ¡A callar! –ordenó el obispo, severamente.
- Os he de comunicar, por encargo del señor párroco, que el ejército de África se ha rebelado contra el gobierno y que muchas
guarniciones de la península se han sumado a la rebelión. Eso significa que el país está dividido, en estos momentos, en dos zonas: la que continúa fiel a esta odiosa República y la que dominan los nuestros, los militares rebeldes.
- ¡Ya era hora! –exclamó el obispo-. ¡A ver si ahora volvemos a restaurar el orden y los valores morales!
- ¡Muy bien!
- ¡Y hacemos una buena limpieza!
- ¡Y podemos salir en procesión otra vez!
- ¡Fuera la República!
- ¡Fuera, fuera!
- Yo no gritaría tanto –sugirió el orador-, porque da la casualidad de que nosotros estamos en la zona republicana.
- ¿Qué dices?
- ¡Sí que la hemos hecho buena!
- ¡Ay, señor! ¿Creéis que nos habrán oído?
- Y eso significa –continuó el santo Llibori- que nos encontramos dentro de un avispero, rodeados de socialistas, comunistas,
anarquistas, masones y toda clase de gentuza, que ahora se querrá vengar de nosotros.
- ¡El mundo está lleno de desagradecidos!
- ¡Nos rebelamos por su bien y nos lo pagan con coces!
- Cría cuervos...
- Me parece que estoy a punto de desmayarme –gimió la imagen de santa Quiteria.
- Mira, nena, no montes ahora el número ¿vale? –dijo la santa Casilda-. Ya tendrás tiempo de hacerlo cuando nos quemen o nos
arrojen al río.
- ¡Señoritas –gruñó el obispo-, mantengan la dignidad! ¿Qué significa esto? Si hemos de ir a la hoguera, lo haremos con la
cabeza bien alta. Señor Llibori, ¿dónde está el párroco?
- Ha huído esta tarde disfrazado de campesina, con un pañuelo en la cabeza y un cesto lleno de berenjenas, para disimular.
- ¡Mira qué bien! –exclamó, sarcástica, la santa Casilda-. ¡Y los demás que se arreglen!
- No te metas con él, ¿eh? – replicó la santa Quiteria-. Todos sabemos que no te resultaba simpático, porque nunca te sacaba
en las procesiones.
- Quiteria, date cuenta de que...
- ¡Señoritas, me obligarán ustedes a ponerlas de cara a la pared! –amenazó el obispo.
- Ahora no es el momento de discutir ni de sacar los trapos sucios –intervino el santo Llibori-. Lo que hay que hacer es pensar
la manera de aguantar hasta que lleguen los nuestros, teniendo en cuenta que no podemos esperar ayuda de nadie. Si alguien tiene alguna idea, que la diga, pero sin tardar.
- Podríamos hacer un milagro –sugirió una voz desde el ábside.
- ¡Claro! ¡Podríamos salir volando!
- Propuesta rechazada –interrumpió el santo Llibori-. No tenemos tiempo. Todos sabéis los trámites que hay que seguir para
obtener autorización para hacer un milagro: instancia, por triplicado, acompañada de un certificado del párroco asegurando que la persona que ha de recibir la gracia observa buena conducta religiosa, moral y sobre todo política; certificado de penales, informe favorable de la comisión técnica del departamento correspondiente, etc., etc. Y no os tengo que explicar cómo funciona la burocracia, ¿verdad? En fin, dos meses, ¡yendo bien! Eso si después no se mezclan los expedientes, como aquella vez que pedía permiso para curar un grano que le había salido al alcalde en el cogote y me llegó una autorización para enviar una plaga de langosta a los trigales de Rusia.
- No pretenda desentrañar los designios secretos de la providencia, señor Llibori –le riñó el obispo Godofrè-. Si la cosa fue así,
¡algún motivo había!
- ¡Muy bien dicho! –exclamó la gótica-. ¡Sólo faltaba que cualquiera se permitiese criticar las decisiones de la jerarquía!
- ¡Callad! Parece que entra alguien.
Una de las puertas laterales, la del lado del evangelio, se había abierto con un chirrido y una mujer vestida de negro, con un pañuelo en la cabeza, se deslizó de pilastra en pilastra hasta el altar de San Antoni Abat; allí encendió un cirio que llevaba, lo metió en un candelabro de bronce a los pies de la imagen y, después de estarse un momento ante el altar, pero sin arrodillarse, se escabulló, ligera y silenciosa como un hurón.
- ¿Quién era?
- ¿Qué ha venido a hacer?
- ¿Hay noticias?
- ¡Hala, Toni, habla!
- Era Caterina, la de la calle del Castell –dijo al final la imagen del santo Antoni.
- ¿La bruja?
- Si, señor, ella misma.
- ¿Y qué quería, si se puede saber? –preguntó el santo Llibori, en medio del estallido de voces escandalizadas que provocó la
revelación de la identidad de la visitante.
- Proponerme un trato.
- ¡Lo que nos faltaba!
- ¡No queremos tratos con brujas!
- ¡Hasta aquí podríamos llegar!
- ¡Que la quemen!
- ¡Ay, señor! –se quejó la santa Quiteria-. ¡No habléis de fuego, por favor, que se me pone la piel de gallina!
- ¡Haced el favor de no alborotar y dejad que Toni se explique!
- Es muy sencillo. La burra de casa Tomàs de Castelló se ha puesto enferma; como parecer ser que el veterinario se ha
escabullido, lo mismo que el cura, y la pobre bestia está a punto de morirse, han avisado a Caterina, a ver si la cura con un encantamiento. Pero, no lo consigue. Sus especialidades son los filtros de amor, la quiromancia, el tarot francés y cosas por el estilo. De burras no sabe nada. Ha probado decirle la oración de las embarazadas, por hacer algo, pero la bestia no mejora. Y Caterina ha venido a proponerme que si yo, que soy el patrón de los animales le hago quedar bien curando a la burra, ella me hará un encantamiento que me volverá invulnerable al hierro, al agua y al fuego.
- ¡Qué cara!
- ¡Es una sinvergüenza!
- ¡Una aliada del demonio!
- Pero me ha dicho que si estoy de acuerdo, que no pierda el tiempo, porque sabe de buena tinta que no llegaremos a la
madrugada.
- ¡Que se muera la burra!
- ¡Y Caterina!
- ¡A la parrilla!
- No os precipitéis –aconsejó una voz prudente-. ¿Creéis que no valdría la pena estudiar eso del encantamiento contra hierro,
agua y fuego? Poniendo como condición que nos lo hiciese a todos, claro.
- ¿Tratos con una bruja? ¡Ni hablar! –sentenció el obispo Godofrè.
- Además, ¡ya hemos aclarado que no hay tiempo para milagros!
- Entonces, ¿qué hacemos? ¿Esperar que nos quemen?
- Escuchad –dijo el santo Llibori, después de aclararse la garganta con un par de toses-. Yo pienso que, de la manera en qué
están las cosas, el único camino que nos queda, aunque nos resulte duro, es intentar la negociación con los republicanos. ¿Qué os parece? Después de todo, ¡la gente del pueblo nos conoce de toda la vida! Sin ir más lejos, Esteve, el líder de los anarquistas, fue monaguillo un puñado de años cuando era pequeño.
- Este es el mal –filosofó santa Casilda- ¡Que nos tienen fichados! A pesar de todo, no tenemos ninguan opción más y el caso
es ganar tiempo. Quizá mientras tanto lleguen los nuestros. Y después...
- ¡Ay, después!
- ¡Que se esperen!
- Entonces, ¿qué hacemos? ¿Negociamos?
- ¡Sí, sí!
- Yo estoy de acuerdo.
- Y yo.
- ¡El caso es salvar la piel!
- ¡Traidores! –gritó entonces el obispo-. Son ustedes unos traidores, unos cobardes y, lo que es peor, ¡unos renegados!
- ¡Muy bien, Godofrè, así hablan los hombres! –animó la gótica-. ¡Cántales las cuarenta a esta cuadrilla de gallinas!
- Sin embargo, no se saldrán con la suya –continuó el otro-. Aquí estamos esta señora y yo para evitarlo. ¿No les da vergüenza
negociar con esa gentuza de izquierdas? ¡Prefiero más ir al río o a la hoguera que rebajarme así! ¡Antes tizón que colaboracionista! Pereceremos con honor. Y le recuerdo, señor Llibori, que el deán de esta parroquia soy yo y que nunca permitiré...
El estrépito de una vidriera al saltar hecha añicos, seguido inmediatamente del disparo de una escopeta, cortó la apasionada diatriba del obispo Godofrè.
- ¡Hostia! –gritó alguien-. ¡Un poco más a la derecha y me afeita en seco!
- ¿Quién ha sido ese blasfemo malhablado?
- ¡El sacristán, señora Polonia, el sacristán! –acusó, con voz afeminada, el beato Eliseu, que era un pelotillero.
De fuera, entro un alboroto confuso que ahogó los improperios de la gótica.
- ¡Me parece que ya vienen! –exclamó un santo Manuel. Ya he vuelto a dormirme –rezongó el sordo, en medio del zipizape-. Sin
embargo, si no fuese porque he oído tocar a misa, diría que no es ni medianoche.
- ¡Que nos coja confesados! –lloriqueaba santa Quiteria.
No obstante pese al espanto de las imágenes, la agitación de las calles de la villa, en aquel momento no pasaba de un pasacalles un poco travieso y había sido un azar –llamadle, si queréis, anticlerical- el responsable de que el plomo del dispar hubiese acertado la vidriera de la iglesia. Por otro lado, convertir un grupo de gente juguetona en una turba revolucionaria, conlleva su tiempo y transcurrió más de media hora entre el lloriqueo de la santa Quiteria y el instante en que –exaltada por una arenga magistral de Pere Pei, sastre de oficio, en la que las consignas subversivas se mezclaban insidiosamente con alusiones malévolas a las ideas políticas del otro sastre del pueblo- la multitud decidió ir a por trabajo y se encaminó a la plaza de la iglesia. En aquella media hora, sin embargo, en el templo habían pasado muchas cosas; así que, cuando el tropel de gente entró y llegó junto a las pilas del agua bendita –en las que más de cuatro desmemoriados untaron los dedos y se santiguaron- todos se quedaron petrificados por la sorpresa. Todos los lampadarios, lamparillas, velas, linternas y cirios estaban encendidos y de la cúpula caía una lluvia de papelitos rojos, amarillos y morados, mientras la voz del santo Llibori resonaba como un trueno:
- ¡Compañeros, después de siglos y siglos de opresión y oscurantismo, ha llegado la hora, tan esperada, de nuestra liberación!
¡Estos instantes gloriosos quedarán grabados para siempre en nuestros corazones! ¡Compañeros, saludemos a nuestros libertadores! Gritad conmigo: ¡Viva la República!
Y todas las imágenes, excepto el obispo Godofrè, la gótica, el beato Eliseu y el sordo, que alguien había encerrado después de amordazarlos en el armario de la sacristía, bajo un montón de casullas, albas y capas pluviales- contestaron, al tiempo que el espectro del sacristán juerguista comenzaba a tocar el himno de Riego.
- ¡Viva!
Fuente: Transcripción del Libro de Actas del Ayuntamiento de Mequinenza (según fotografía facilitada por José Miguel Ferragut Fornos)
El acta tiene fecha del 16 de marzo (sic) de 1931 y tiene este encabezamiento:
Acta de Proclamación de la República
En la Villa de Mequinenza a dieciseis de marzo de mil novecientos treinta y uno, constituidos en las Casas Consistoriales los tres proclamados Concejales D. José Oliver Rodes, D. José Vidallet Ibarz y D. Fermín Ayet .......... que pertenecen al partido republicano al objeto de hacerse cargo del Ayuntamiento, toda vez que proclamada en España la República son ellos los llamados a intervenir y responder de que el orden no se altere y los servicios no se suspendan y presentes los Sres. Alcaldes y Concejales que forman en la actualidad el Ayuntamiento, por el Sr. Alcalde D. José Domingo Castelló se hizo entrega de la Alcaldía y demás dependencias del Ayuntamiento a los tres antes citados.
Con anterioridad a este acto fue requerida la presencia del Comandante del Puesto de la Guardia Civil de esta localidad quien corroboró haber sido proclamada la República en toda España.
En su consecuencia los nuevos Concejales procedieron a declarar legalmente constituida la República en esta Villa y en su consecuencia se haga saber al vecindario con la advertencia de que nadie se propase a hacer demostraciones contrarias al nuevo Régimen.
Asimismo se acuerda comunicar esta resolución al Sr. Gobernador Civil de la Provincia, para que en su consecuencia acuerde lo que estime por conveniente y hasta tanto se reciban órdenes superiores quedan constituidos en Comité los nuevos Concejales, bajo la presidencia de D. José Oliver Rodes.
Y no habiendo otros asuntos de que tratar se levantó la sesión que firman todos los asistentes de (la) que yo el Secretario certifico.
Fuente: Manuel Benito Moliner (publicado en Diario del AltoAragón)
¿Qué pasó con Riera? No parece lógico que acabara en las filas de la insurrección en las que estaba catalogado como persona nada afecta al Movimiento y peligrosa en extremo[1]. Nada sabemos.
Los anarquistas Acín y Ponzán eran maestro y discípulo, aunque ambos eran enseñantes, el primero de 48 años, pacifista, estaba curtido en batallas políticas, había conocido la cárcel y el exilio viviendo los momentos de la persecución política tras la represión de la Sublevación de Jaca. Era hombre admirado en la ciudad y fuera de ella, salvo en los corrillos de las gentes de orden, donde se criticaba a él y a su esposa por ser dados al nudismo y otras extravagancias. Moderado y dialogante buscaba siempre llegar a acuerdos.
Ponzán, 25 años, era hombre de acción, había participado en algunos sabotajes sin víctimas para amedrentar a los patronos que abusaban de los obreros. Durante el 18 había movilizado a las Juventudes Libertarias y a decenas de delegaciones que llegaban de los pueblos. Requisaron vehículos, escopetas de caza y levantaron barricadas en los Cosos y Porches para frenar a los militares. Todo ello en espera de unas armas que no llegarían.
Quizá la diferencia de talante en esos momentos entre uno y otro se exprese en estas frases. Acín, cuando a las 3 de la mañana subía las escaleras que llevaban al despacho de Carrascosa, de dos en dos, para advertirle que a partir de ese momento los anarquistas iban a llevar la iniciativa, lo retiene del brazo y le dice: ¡No seas loco, Ponzán, que nos pierdes…! Discutieron, pero Ponzán acató por el respeto y la admiración que le profesó hasta el fin de sus días[2].
Paco Ponzán se dirigió a sus correligionarios al grito de Si no vamos a por ellos, ellos vendrán a por nosotros. Y así fue.
Acín, con su amigo y correligionario Arnalda, el zapatero, marcharon a su casa donde tenía preparado un escondite. El buen profesor –como tantos otros oscenses- pensó que estos militares iban a ser como los de Berenguer. Los agentes se personaron en su casa y no lo encontraron. Algún vecino lo vio por la ventana y lo denunció. La policía, ya totalmente embrutecida y borracha de sangre, volvió. Comenzaron por golpear a su mujer, Conchita Monrás, para que saliera. Aguantó los golpes, pero estaban las niñas y aquellos cafres eran capaces de cualquier cosa. La noche del 5 de agosto se decidió a salir. Arnalda: disfrazado abandonó la casa, llegando a las líneas republicanas. Ramón fue paseado, ni siquiera llegó a pisar la cárcel en esta ocasión, según el registro civil murió en refriega el seis de agosto. La ambulancia 24, de triste recuerdo, lo recogió cinco días más tarde. Su mujer fue también a la cárcel, muriendo 17 días después que Ramón, en un horroroso linchamiento que algún día habrá que contar.
Ponzán salió de Huesca con las precauciones a las que estaba acostumbrado, y se refugió en las estribaciones de la Sierra: Chibluco, San Julián, Belsué… Llegó hasta Angüés y se incorporó al Frente de Aragón donde formó parte del Consejo Regional de Defensa de Aragón ocupando el cargo de Consejero de Transportes y Comunicaciones. El exilio lo llevó a Francia donde formó una conocida Red de Evasión: Le Réseau Pat O’Leary. A través de ella logró salvar a cientos de personas de los nazis sobre todo aviadores aliados. Arrestado en 1943 en Toulouse, escribió sus memorias en la cárcel. En ellas concluía: Deseo que mis restos sean trasladados un día a tierra española y enterrados en Huesca, al lado del profesor Ramón Acín. Mientras los aliados entraban por un extremo de la ciudad, por el otro sacaban a Ponzán, en un grupo de 50, para llevarlos a un bosque y quemarlos[3].
Ponzán recibió las máximas condecoraciones, a título póstumo, de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos… En Huesca sigue siendo un desconocido.
Una hora más tarde de lo previsto, a las 7 de la mañana, la guarnición sublevada sale del cuartel, a dos columnas y en descubierta. La espera ha merecido la pena, la mayoría se han marchado al no tener con que defenderse. Otros se han refugiado en sus casas o en las de los amigos. Sólo un grupo mal pertrechado con escopetas de caza aguanta en el Coso de Galán, junto a Correos en espera de noticias.
El fotógrafo Oltra vive allí, pero sus ideas próximas a la Falange, no le permiten salir a la calle en esos momentos. Apoya la cámara en el alfeizar de la ventana, para que no le vean y para que la foto no salga movida, allí tienen el resultado un puñado de hombres reunidos y otros que van y vienen.
Cuatrocientos soldados[4], bien armados y con las debidas precauciones, avanzan por la calle Zaragoza hasta la plaza de igual nombre, allí se dividen en dos columnas, una sigue por los Porches, la otra por la Calle de La Libertad (Parque), rodean el centro neurálgico donde están el Gobierno Civil y Correos y Telégrafos, pasando por el Gobierno Militar (por donde está hoy la Librería Aguarón). Sólo un par de disparos contra los insurgentes. Gritos, jaleo, confusión y carreras hacia las calles altas por la Plaza del Mercado. En Huesca se había terminado la Libertad y la República que la posibilitó. Lo que vendría cuarenta años después ya no sería lo mismo.
Algunos activistas subieron a los tejados y mantuvieron un cierto estado de miedo con el paqueo, forma de disparo aprendida de los moros en las Guerras de Africa. Hoy a los pacos se les llama francotiradores. La palabra es una onopatopeya del sonido que hacen las balas solitarias al rasgar el aire: pacummm, de allí lo de paco y paqueo.
Se declara la huelga general en la ciudad que secundan las dos centrales CNT y UGT. Comienzan las detenciones. De los representantes del Frente Popular que negociaron con el gobernador Carrascosa, ya vimos lo que ocurrió con los anarquistas Acín y Ponzán. El diputado de Izquierda Republicana Idelfonso Beltrán logró escapar sobre las cinco de la mañana. El comunista Pedro Cajal, viajante de comercio de 31 años, que ya conocía la cárcel por vender el Mundo Obrero en 1934, volvería a ella el mismo 19 de julio. Saldría puesto en libertad el 15 de agosto. Hay que explicar que ese eufemismo de puesto en libertad[5] significaba que eran puestos en la puerta de la cárcel para que un camión con falangistas o guardias se los llevara a las tapias del cementerio, hasta el 14 de agosto, y luego camino de Apiés[6]. Al parecer no se sentían con autoridad para ejecutar, con lo cual los militares rebeldes incurrieron en continuos linchamientos.
El líder socialista Rafael López Amador, se escondió durante veinte días. Cuando las fuerzas republicanas llegaron a las puertas de Huesca, se decidió a escapar consiguiendo cruzar el frente[7]. La mayoría de los anarquistas abandonaron la ciudad, los que se quedaron serían buscados y eliminados. Los socialistas estaban poco acostumbrados a la lucha callejera y a las reclusiones, en aquellos momentos sólo el abogado, gestor de la Diputación y ex secretario del PSOE oscense Ángel Gavín Pradilla ya había estado en la cárcel a la que volvería en pocos días para ser asesinado, acusado posteriormente (1938) de masón. Los miembros de partidos no internacionales como Izquierda o Unión Republicana, al no poder ser tildados de rojos, en un principio, fueron acusados de pertenencia a la masonería. La masonería se convirtió, de repente, en una especie de secta satánica que practicaba horribles ritos con el objetivo de vender España a los rojos extranjeros. Una especie de nueva brujería que había que perseguir y aniquilar. Igual ocurrió con abogados o profesores (Acín) que militaran donde militaran eran sobre todo masones[8].
De los detenidos en la jornada del 19, veinte serían asesinados en los días siguientes, la mayoría anarquistas. Hasta bien entrado el mes de agosto las tapias del cementerio servirían para dar el paseo y dar matarile. Uno de los coches que mejor sirvió para esta misión fue el magnífico Ford Torpedo requisado a Vicente Cajal Lasala, cuyo hermano Jorge fue acusado falsamente de masón.
Otros militantes de izquierdas corrieron a enrolarse en las legiones de la Falange para salvar sus vidas. Los huérfanos de los fusilamientos también serían los primeros en llevar la camisa azul, la única prenda que les podría salvar de un destino incierto. Comenzaban 20 meses de asedio en una ciudad cuyos habitantes quedaron militarizados: hombres, mujeres y niños. Llegaba la guerra, el terror y la muerte, pero esa es otra historia que quizá algún día contaremos.
Fuente: Europa Press
La Comisión de Cultura del Congreso aprobó hoy por 22 votos a favor, 15 en contra y ninguna abstención el texto del Proyecto de Ley que permitirá la restitución a la Generalitat de Cataluña de los documentos incautados con motivo de la Guerra Civil y custodiados en el Archivo de Salamanca.
Tras la defensa de las enmiendas por los respectivos grupos parlamentarios, todas ellas fueron rechazadas en la votación posterior, incluida la del PNV, expuesta por el diputado Aitor Esteban, que solicita un trato de igualdad para los documentos incautados del País Vasco (un 0'5 % del total frente al 2,5 % que irán a Cataluña). Lo mismo hizo Isaura Navarro, de Izquierda Verde (IU-ICV), quien pidió la misma consideración para los legajos de Valencia, en total 700 cajas, según la diputada.
El trámite que seguirá ahora este asunto pasa por su aprobación en el primer Pleno del Congreso del próximo periodo de sesiones, en el mes de septiembre, desde donde irá al Senado para que se incluya en Comisión y en Pleno. Es de esperar, por lo tanto, que la Cámara Alta apruebe definitivamente este Proyecto de Ley y que transcurridos tres meses desde que entre en vigor dicha Ley se inicie el proceso efectivo de la devolución.
PAPELES DE LA FUNDACIÓN FRANCO
El texto del Proyecto de Ley aprobado hoy incluía ya la enmienda socialista aceptada en la ponencia del pasado lunes que acota el tipo de documentos que se llevarán a Cataluña y que intenta clarificar que los documentos que serán devueltos a la Generalitat son aquellos que pertenecían a personas naturales o jurídicas de carácter privado que en el momento de la incautación tenían "residencia, domicilio o secciones en Cataluña".
El diputado socialista Alex Sáez Yubero explicó que ésta es "una Ley de todos para todos" mientras que el también socialista Mario Bedera recordó en su exposición que el Centro de la Memoria que acogerá el salmantino Palacio de Orellana recibirá más de 10 millones de documentos procedentes de todo el mundo y adelantó que los que se encuentran en la Fundación Francisco Franco y que han sido ya digitalizados se incorporarán también al mismo. "Y todo esto no es una cortina de humo", dijo en respuesta a una crítica del diputado popular Gonzalo Robles quien había calificó de "operación de maquillaje" el citado Centro de la Memoria.
Robles mostró el "rechazo frontal" de su Grupo a esta Ley y afirmó, una vez más, que la devolución de papeles a la Generalitat de Cataluña supone la "desintegración" del Archivo de Salamanca.
Labordeta reclama ante la Ministra la restitución a Aragón de los “papeles”de Salamanca
Fuente: Secretaría de Comunicación de CHA
CHA ha explicado, en la sesión del pleno del Congreso,que “si la devolución es justa para Cataluña, también lo es para Aragón y otros territorios expoliados durante la Guerra Civil”
El diputado de CHA, José Antonio Labordeta, ha intervenido, en el pleno del Congreso, para reclamar para Aragón todos los documentos incluidos en el “Archivo de Salamanca” y que fueron expoliados en la guerra civil española. La reclamación de CHA se ha realizado ante la presencia de la Ministra de Cultura Carmen Calvo, la responsable que ha presentado el texto del Gobierno, ya que el orden del día del pleno del congreso ha incluido el debate a la totalidad del denominado “Proyecto de ley de devolución de restitución a la Generalidad de Cataluña de los documentos incautados con motivo de la Guerra Civil Española y de creación del Centro Documental de la Memoria Histórica”.
El diputado de CHA, en su intervención desde la Tribuna, ha explicado: “Devolver la documentacion incautada durante la guerra civil en los territorios que permanecieron fieles al orden democrático vigente en la II República española, es el objetivo que también compartimos desde Chunta Aragonesista”.
Por este motivo el diputado Labordeta ha indicado: “Por eso pedimos también que se tenga en cuenta la restitución a personas naturales o jurídicas de carácter público o privado de otras comunidades autónomas”. De este modo ha insistido: “Quiero recordarles que en Aragón, ya hay ayuntamientos, también expoliados como Mas de las Matas y Pina de Ebro que ya han mostrado su interés en la recuperación de documentos y existen sendas resoluciones de las Cortes de Aragón donde se acordó la necesidad de no descolgarse de este proceso…. Y es que la guerra también fracturó en dos a Aragón, no solo ideológica sino territorialmente creándose en la zona oriental un gobierno autónomo con sede en Caspe: el Consejo de Aragón…”.“Por tanto, consideramos también de justicia que el Estado transfiera a las comunidades autónomas que lo soliciten, los documentos, fondos documentales y efectos incautados a personas naturales o jurídicas de carácter público o privado que estén custodiados en el Archivo General de la Guerra Civil Española”.
CHA ha presentado sendas enmiendas parciales, con siete puntos diferenciados, a este proyecto de ley para su debate y votación en la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados.
El Gobierno de Aragón insiste en que apoyara las demandas de los papeles de Salamanca
Fuente: EFE
El Gobierno de Aragón reclamará al Archivo de Salamanca "todos" los documentos
que personas físicas o jurídicas y ayuntamientos aragoneses soliciten si se
demuestra que son sus legítimos titulares, porque ése es el compromiso
adquirido, dijo ayer la consejera de Educación y Cultura, Eva Almunia.
La diputada de CHA Nieves Ibeas formuló dos preguntas al respecto a la consejera
en el Pleno de las Cortes, sobre la opinión que le merece el texto del proyecto
de ley de restitución a Cataluña de los documentos incautados durante la Guerra
Civil y custodiados en Salamanca y sobre las funciones que estaría dispuesto a
asumir el Ejecutivo para posibilitar que vuelvan a sus legítimos propietarios
los papeles y documentos que se robaron en Aragón.
Almunia valoró la proposición de ley -actualmente en tramitación en el Congreso
de los Diputados- porque soluciona una situación que "perpetuaba un daño moral"
a los titulares de una información de la que las fuerzas sublevadas en la Guerra
Civil se incautaron por el simple hecho de pertenecer a personas fieles al
gobierno legítimo.
En este sentido, recordó que la ley está en tramitación, que ayer se rechazó una
enmienda a la totalidad presentada contra el proyecto por el PP en el Congreso
de los Diputados y explicó que se aprobó una del PSOE para delimitar la petición
de Cataluña a aquellos bienes, públicos o privados, que se demuestre que son de
titularidad catalana, y no simplemente que fueran requisados allí.
El Ejecutivo, dijo la titular de Cultura, se compromete a influir políticamente
en el trámite parlamentario de la ley y a poner sus recursos a disposición de
todo aquel que quiera reclamar para llevar adelante sus peticiones, después de
que se apruebe la ley.
Mientras, continúa el trabajo encargado por el Gobierno de Aragón para
inventariar todo el material relacionado con la Comunidad aragonesa en el
Archivo de Salamanca, que se hace "concienzudamente" en colaboración con la
Universidad de Zaragoza.
Fuente: Boletín del Centro de Estudios Bajoaragoneses (CESBA) nº 9-10 http://www.bajoaragon.net/
Al finalizar la guerra civil de 1.936-1.939 las cárceles se vieron repletas de una buena parte de los perdedores, tanto combatientes prisioneros, que estando en los campos de concentración no pudieron obtener buenos informes, como civiles denunciados por sus propios paisanos. En la de Alcañiz, tras sucesivos traslados, acabaron agrupándose los nacidos o domiciliados en la población y en los pueblos cercanos, por un proceso de acercamiento al lugar de los hechos denunciados. Dicha cárcel constaba de dos edificios completamente separados. Uno era la Iglesia de San Francisco, junto al actual Hospital, donde estaba la mayoría de presos, hacinados y sin apenas luz. La cárcel propiamente dicha estaba junto al Ayuntamiento, con entrada por la actual Escuela de Música. En ambos edificios permanecieron durante varios años, bien en prisión preventiva en espera de juicio o cumpliendo pena, cientos de personas detenidas, con excepción, lógicamente, de los fallecidos de muerte natural o fusilados. [9]
Actualmente no existe, que yo sepa, documentación sobre dicha prisión y sobre los reclusos. Pudiera ser que en la cárcel de Torrero de Zaragoza se encuentrara el archivo, puesto que la de Alcañiz era una prolongación de la misma. He aquí un tema virgen para un estudio o tesis. Sin embargo, en el Archivo Municipal de Alcañiz hay un curioso documento en el que están relacionados, uno por uno, los internos, con indicación de la edad, lugar de nacimiento, domiciliación, oficio, alfabetización y estado civil. Se trata del Padrón Municipal de 31 de diciembre de 1.940, en el que figuran como habitantes del edificio de la Plaza, la totalidad de los reclusos de ambos centros, en la fecha indicada. En base a este documento, he elaborado unos cuadros que resumen el conjunto de los datos, cuya reproducción total seria demasiado extensa. Me he permitido añadir unos comentarios, a la vista de las cifras, pero con toda seguridad, para extraer consecuencias, sería conveniente un estudio sociológico más riguroso.
Número de presos a 31.12.1940 448
Edad
Menos de 20 años 3
de 20 a 29 “ 156
de 30 a 39 “ 168
de 40 a 49 “ 71
de 50 a 59 “ 33
de 60 a 69 años 14
de 70 a 79 “ 2
más de 80 “ 1
Analfabetos 48 (10,7%)
Estado civil
Solteros 189 (42,2%)
Viudos 6 ( 1,4%)
Casados 253 (56,4%)
Sexo
Hombres 444 (99%)
Mujeres 4 (1%)
Profesión
Agricultor (propietarios) 241 (53,7%)
Jornalero 162 (36,3%)
Albañil 21 ( 4,7%)
Barbero 16 ( 3,6%)
Chófer 8 ( 1,8%)
Sastre 7 ( 1,4%)
Comerciante, Pastor 6 ( 1,3%)
Herrero, Carpintero, Pintor 5 ( 1,1%)
Ama de casa, Mecánico 4 (0,9%)
Camarero, Carretero, Cartero, Electricista, Esquilador,
Fontanero, Frutero, Industrial, Ladrillero. Matarife,
Peón, Secretario de Ayuntamiento 2 ( 0,4%)
Abogado, Barnizador, Barrendero, Cajista, Calero,
Camillero, Caminero, Celador, Cocinero, Decorador,
Empleado, Estudiante, Ferroviario, Guardia Forestal,
Guardia Retirado, Maestro, Médico, Molinero,
Mosaista, Músico, Practicante, Profesor Mercantil,
Serrador, Recadero, Trillero, Verdulero, Zapatero 1 (0,2%)
|
Analfab |
7 1
1
5 2 4
6 1
1
2 1
|
|
||
|
Sup. 80 |
|
|||
|
70-79 |
1
1 |
|||
|
60-69 |
2
1 2
2
1 |
|||
|
50-59 |
1 2
1
3 3 3
1
6
1 1 1 |
|||
|
40-49 |
6 2
1 1
6 9 3 1
9
1 1 1 3 |
|||
|
30-39 |
1 1
20 22
1
3 1 2 6 10 9
1
13 1
1 6 4
2 1 |
|||
|
20-29 |
1
1 24 8 1
3
10 10 3
6
1
1 2 2 1
1 |
|||
|
0-19año |
1
|
|||
|
Presos |
1 1 1 1 54 34 1 2 1 7 1 2 25 33 21 1 1 1 1 36 1 1 1 4 11 10 1 2 2
|
|||
|
Localidad |
Abenfigo Aiguaviva Albalate Albatàrrec Alcañiz Alcorisa Amposta Andorra (Teruel) Bañón Barcelona Barrachina Berge Beseit Calaceit Calanda Calatayud Cantavbieja La Canyada Castel de Cabra Castelserás Coratxar Culla Favara Fondespatla Fòrnols Foz Calanda Hernani Híjar La Codonyera
|
|||
J
|
|
||||
Analf. |
2 3 2 |
|
|||
Sup.80 |
1 |
|
|||
70-79 |
|
|
|||
60-69 |
2
1
1 |
|
|||
50-59 |
2 1
1
1
1
2 |
|
|||
40-49 |
1 3
1
1
1 2 1
1 1 3
3 1 1 |
|
|||
30-39 |
1 9 2 4
1
1
4 3 3
2 3 4 4 3
2 1
|
|
|||
20-29 |
11
2 1
|
|
|||
Inf 20 |
1 |
|
|||
Presos |
2 25 3 9 1 2 1 3 3 2 1 2 1 1 1 13 6 10 3 1 3 7 13 5 6 1 1 4 1
|
|
|||
Localidad |
La Iglesuela La Freixneda La Ginebrosa La Portellada La Puebla La Sorollera La Torre de V. La Torre del Comte La Vall del Tormo Lledó Lorca Los Olmos Lubruil Madrid Málaga Massalió Molinos Mont-roig Montalbán Muniesa Oliete Pena-roja Queretes Ràfels Samper Sant Gervasi Santolea Zaragoza Servià de Ter
To |
|
|||
|
||
Analf |
1
3 1 |
48 |
Sup80 |
|
1 |
70-79 |
|
2 |
60-69 |
1 1 |
14 |
50-59 |
2
|
33 |
40-49 |
4 1
1 1
|
71 |
30-39 |
1 5 1 1 1 4 2 |
168 |
20-29 |
10 7 1
8 5 |
156 |
Inf20 |
1 |
3 |
Presos |
1 23 10 2 2 13 7
|
448 |
Localidad |
Sorita Torrecilla Torredarques Tortosa Valdealgorfa Vall-de-roures Valljunquera |
TOTAL |
El mayor número de reclusos corresponde lógicamente a Alcañíz, por su superior demografía, pero sorprende la cantidad desproporcionada que aparece en Castelserás, Alcorisa , Calaceit, Beseit, La Freixneda o Torrecilla, por ejemplo, así como la relativamente pequeña representación de La Puebla, Valdealgorfa, Lledó, La Codonyera, Híjar, Andorra, Montalbán, La Torre del Comte, La Ginebrosa, Fontdespala o incluso Vall-de-roures. En una primera aproximación, la relación presos/habitantes pudiera tomarse como una medida del encono en la represalia ejercida en cada pueblo. Pero puede ser que dicha medida esté muy sesgada, debido al hecho de no tenerse en cuenta las personas asesinadas en los propios pueblos, antes y después de la fecha del censo, ni tampoco aquellos que ya estuvieran en libertad. Pudiera darse el caso de un pueblo con muy pocos presos censados, por la sencilla razón de que se les hubiera eliminado previamente y al contrario, en otro pueblo, la cifra de reclusos seria alta por haberse respetado sus vidas. Debería, pues, para tener una idea, establecerse la realidad de cada caso. En el de Calaceit, que es el que más conozco, he obtenido las siguientes cifras, bastante fiables, aunque quizás no exactas:
Asesinados 49
Muertos en prisión 4 (3 fusilados)
que superarian ampliamente los 33 encarcelados en 31.12.1940. Vemos, pues, que la simple cantidad de personas en prisión, no refleja el grado de represalia ejercido. Tal vez la suma de las tres cifras fuera más representativa. No puedo silenciar los 32 asesinatos, por parte de los milicianos principalmente, en los primeros dias de la guerra y fechas posteriores, en el bando republicano, cometidos sobre personal de derechas.
En otro orden de cosas, destaca la avanzada edad de algunos internos, llegando al caso extremo de Mariano Belvis Gil, de La Torre de Vilella, con 80 años. Los más jóvenes, con 19 años, eran Antonio Giner Sancho, de Alcañiz, Francisco Ramos Tone, de Massalió y Manuel Serrat Sanz, de Torrecilla.
El porcentaje, cercano al 11% de anafabetos no puede considerarse excesivo, dada la época y la extracción social de la inmensa mayoría de detenidos.
En cuanto al sexo, aparecen cuatro mujeres, dos de Calanda, una de Foz Calanda y otra de Queretes. Es de suponer que estarian separadas de los hombres, pero ignoro dónde.
Hay una mayoría de personas casadas.
Y en cuanto a la profesión, destaca el hecho de que el 90% de los internos estuviera dedicada al cultivo de la tierra, ya sea la propia o la ajena. Me parece rara la escasez de pastores, oficio entonces relativamente abundante. Están las típicas profesiones de albañil, carpintero, sastre, muchos barberos, algún esquilador y no faltan las personas de carrera, como dos Secretarios de Ayuntamiento (de Montalbán y de La Sorollera), abogado (de Alcorisa), médico ( de Castel de Cabra. 72 años), Profesor Mercantil (de Barcelona), Practicante (de Beseit), Maestro (de La Codonyera) y un estudiante, de Alcorisa.
De todo aquello han pasado más de sesenta años, por lo que ya deben quedar muy pocos protagonistas vivos, si es que quedan. Sería interesante contactar con algún superviviente para así poder aportar más datos en relación al conocimiento de un hecho histórico, como es la existencia de un establecimiento carcelario en Alcañiz, por el que pasaron y en el que permanecieron encerrados durante períodos de varios años, muchos paisanos, parientes y conocidos y del que apenas quedan rastros ni documentos, solo recuerdos.
Fuente: Temps de Franja, números 46 y 47 (abril-mayo y junio 2005)
Un personatge, entre la història i el mite
Es compleixen ara cent anys el naixement de mossèn Arnal, un capellà que va arribar a ser confident i secretari de Durruti. Un personatge carregat d’història i mitologia. Què pot dur un capellà de poble a enrolar-se en la columna anarquista de Buenaventura Durruti i arribar a ser-ne el seu confident i secretari? És el cas de Jesús Arnal, que, en esclatar la guerra civil, va eixir fugint de la parròquia d’Aguinaliu, en terres de Graus. Va arribar, primer, a Barbastre, on es va fer passar per un milicià de la secció de transports, i, després, va seguir, a través de barrancs i camps, fins a Candasnos, vila en què havia nascut el 1905. Allí es va trobar amb el president del Comitè Revolucionari Local, Timoteo Callén, amic seu des de la infantesa, que, en veure que perillava la seua vida, li va dir que la manera més segura que no li passés res era posar-lo a la columna de Durruti. Tot el poble, congregat a la plaça, va exigir respecte per la seua vida. Mossèn Arnal es va estranyar de la proposta: «Com!? Jo a la columna de Durruti?» Callén li va contestar que no s’amoïnés perquè ell era amic íntim de Durruti i n’hi hauria prou a dir-l’hi. En aquest punt de la història hi intervé José Arner, advocat i sacerdot, assessor jurídic de l’Arquebisbat de Saragossa, qui, juntament amb Juan Salas, va publicar el 1995 les memòries novel·lades de mossèn Arnal. «Ell no va ingressar a la Columna de Durruti de «motu propio», ni per idees anarquistes, sinó fugint i tractant de salvar la vida». Hi afegeix: que» mai va abandonar el sacerdoci, tot i que, en entrar a la Columna, va canviar la indumentària, la sotana, per la pròpia d’un milicià. Va haver de mantenir-se en una suspensió de fet, per l’entorn, ja que era perillosíssim. A més, on anava a celebrar la santa missa? On anava a administrar els sagraments? Mai, però, va abandonar el sacerdoci».
L’autor del llibre puntualitza: «Jo vaig ser el seu confident i abans de morir em va cridar i em va confirmar que mai va abandonar el sacerdoci. Hi ha un fet significatiu: en terminar la contesa es va acomiadar a la frontera francesa dels seus companys de columna i els va dir: «Com que no tinc cap motiu per penedir-me i no hi ha res de què pugui ser acusat, tinc el gran avantatge de poder romandre a Espanya sense exiliar-me». Es va quedar i va ser ben rebut pel bisbe de Lleida i, tot seguit, se li va atorgar el nomenament de capellà i va exercir de rector a diverses viles d’Osca, a Lascuarre, Laguarres, Monte de Roda i Castigaleu.
En 1947 va ser destinat com a rector a Ballobar on va romandre fins a la seua mort en 1971, i on és enterrat. Un bon dia va rebre un qüestionari enviat per l’Auditoria de Guerra de Saragossa, les preguntes del qual calia contestar. Entre d’altres, relacionades amb els maquis, s’hi incloïen aquestes: «Explique las relaciones que tuvo en 1946, en Lascuarre, con la partida de maquis del comandante Drole i el capitán Serrat». «Diga si por tal motivo se instruyó procedimiento distinto del actual». «Diga si es cierto que tuvo una entrevista con la citada banda». Mai va rebre avís de recepció a les seues respostes, ja que algú va tancar i barrar el seu cas. El llibre «Jo vaig ser secretari de Durruti. Memòries d’un capellà aragonès a les files anarquistes» es va publicar en 1995 amb motiu del 25è aniversari de la mort del protagonista i va coincidir amb l’esbatull que es va formar pel tractament que de la figura de mossèn Arnal es feia a la pel·lícula «Libertarias», interpretada per Miguel Bosé.
Arner declarava aquells dies: «presenten mossèn Arnal com un sacerdot desertor, com si hagués abandonat el sacerdoci, s’hagués embotit en les idees anarquistes i, després, s’hagués reintegrat una altra vegada al sacerdoci. Aquesta versió no s’hi adiu, amb la realitat. Ell mateix escriu a les seues memòries que estava com «un refugiat» a les files enemigues i mai com un col·laborador de la seua causa». Afegeix que els dos principis de la seua conducta eren no trair les seues conviccions i ser lleial als que li donaven suport».
En el dossier de presentació de la pel·lícula de Vicente Aranda s’hi pot llegir: «Miguel Bosé és Jesús, que va existir en realitat, va ser capellà, però va deixar de ser-ho per tal de passar a ser un dels homes de confiança del líder anarquista Durruti. Intenta convèncer les milicianes de la necessitat d’organització que existeix a les files. Vol que deixin el front i es dediquin a d’altres labors. En realitat, només transmet les decisions de Durruti». Miguel Bosé veia així el personatge:
«Jesús representa el costat del poder a la guerra, el de l’organització en front la ideologia. És la part antipàtica, frustrant, ambigua. Les idees són les que mouen el poder i, després, el poder acaba matant les idees. En el fons, el personatge és força coherent amb eixa idea de l’Església que s’atansa més al poder que a la fe. Per ell, la religió, no és més que una via per aconseguir eix poder».
José Arner, era gran amic de mossèn Arnal, malgrat la diferència d’edat entre ells. «Des de l’adolescència, ell em contava les seues experiències de la guerra i la seua estada a la Columna de Durruti, com hi va arribar i amb què es va trobar. Jo sempre l’animava que publiqués tot això i aquesta insistència enfadosa va aconseguir que, finalment, el convencés. Un any abans de morir, va preparar les seues memòries, que van arribar a publicar-se poques setmanes abans del seu traspàs el 1971.
Ell sempre va voler que, abans que els seus escrits veiessin la llum, jo els polís literàriament». Confessa que es va quedar un xic frustrat perquè havia mort l’amic sense haver complert el seu desig. «Es va fer una tirada reduïda del llibre que va dur per títol «Por què fui secretario de Durruti», títol que jo mateix li vaig suggerir. Vaig guardar un exemplar, primer com a record de l’amic traspassat i, segon, amb el propòsit de reproduir-les algun dia». L’obra d’Arner, editada per Mira, pretenia «reivindicar una conducta irreprotxable, mantinguda en un medi hostil, un testimoni que fa justícia a la seua executòria immaculada». Sobre la seua labor a les trinxeres anarquistes, el mateix Arnal diu a les seues memòries: «Abans d’entrar en matèria vull aclarir que no vaig ser exactament secretari de Durruti, com es diu al títol; no vaig passar d’escrivent tot i que vaig abastar en poc temps una posició de certa rellevància gràcies a la meua formació, superior a la de la gent que m’envoltava. Tampoc vaig ser-ne el seu conseller o confident, entre d’altres raons perquè Durruti no era home que es deixés manipular i tolerés espietes. Les meues relacions amb ell, sense ser mai íntimes, es van cimentar en el mutu respecte a les nostres idees, tan enfrontades com legítimes. Em va tractar a distància però amb deferència i jo el vaig correspondre amb lleialtat, ja que mai vaig oblidar el generós comportament que va tenir amb mi, en situacions òbviament delicades ».
Entre les missions que Durruti va encarregar al capellà Arnal estava la de retornar a Barcelona totes les milicianes de la Columna, ja que l’increment de malalties venèries causava més baixes que les bales enemigues. Fins i tot es va arribar a instal·lar un hospital especialitzat en aquestes malalties a Bujaraloz. També va haver de posar orde a la reraguarda de Lleida entre els que confiscaven béns de forma fraudulenta en nom de la Columna. Pel que fa al concepte que mossèn Arnal tenia de Durruti, distingeix entre l’anterior a la Guerra civil, que no va conèixer, i el de la Guerra: «Sí puc donar testimoni de Durruti com a cap de la columna que duu el seu nom. Com al líder que era, mai vaig veure allò que se n’ha dit. No vaig veure que fos faldiller, ni bevedor, ni rancuniós, ni venjatiu. Era un home posseït de les seues idees i que va tractar de ser-ne conseqüent». Tots l’estimaven i mossèn Arnal «el va tenir per un bon home. Ell es va quedar a la columna i degut als seus coneixements va exercir com a secretari i escrivent major», puntualitza José Arner. El llibre de memòries també aporta una versió sobre les circumstàncies de la mort de Durruti, que, en realitat, sosté, amb diferents testificacions de testimonis, va ser un accident en disparar-se-li la seua pròpia arma mentre estava a Madrid. Va tenir lloc a les quatre de la tarda del 19 de novembre de 1936, a la plaça de la Moncloa de Madrid. En inclinar-se Durruti per baixar del cotxe, el fusell metrallador que duia a les mans, un de canó curt conegut com a «naranjero», colpejà l’estrep del cotxe, va saltar el fiador de l’arma i es va disparar, ferint-lo mortalment. Per atendre’l va ser cridat el cirurgià aragonès Manuel Bastos Ansart, que recolliria anys després aquest episodi a les seues memòries. Finalitzada la guerra, mossèn Arnal va poder tornar el favor al seu amic Timoteo Callén, ja que amb el seu aval va ser l’únic cap del comitè de la CNT i
membre destacat de la FAI que va poder passejar-se lliurement per l’Espanya de Franco.
(Capítol del llibre, de pròxima aparició, sobre el paper de l’Església Catòlica en els darrers cent anys).
Fuente: Heraldo de Aragón
El relato de Enric Marco, que durante años afirmó que
sobrevivió a un campo de concnetración, buscaba la indignación y la pena. Pero
éstos son sentimientos artificiales. La verdad está en el recuerdo y en el
contarlo.
Cuando los norteamericanos liberaron el campo de concentración de Buchenwald, el
general Patton, a la vista de las terribles matanzas nazis, ordenó que parte de
la población de Weimar, ciudad situada junto al campo, pasara ante las pilas
enormes de cadáveres que las SS habían dejado tras de sí en su precipitada
huída. Los civiles alemanes desfilaron ante los cadáveres y las fosas comunes y
fueron obligados a mirar de cerca el horror.
Imre Kertész estaba allí. Premio Nobel de Literatura en 2002, húngaro y judío,
estuvo en Auschwitz primero y fue trasladado a Buchenwald después. Allí vio a
los habitantes de Weimar desfilar ante los cadáveres y así lo cuenta en su libro
‘Un instante de silencio en el paredón”: “De pronto me llama la atención un
espectáculo: por la ladera de la colina se acercan unas señoras y unos señores
(...) Detrás del grupo vienen unos uniformes norteamericanos. Llegan a la fosa
común, enmudecen y la rodean un poco (…) Los rostros se vuelven hacia los
oficiales norteamericanos, se levantan unos brazos, se extienden a la altura de
los hombros, caen otra vez sobre los muslos y vuelven a levantarse. Las cabezas
se menean en señal de negación (…) No sabían nada. Nadie sabía nada.” La escena
en su totalidad es ahora una evocación que Kertész trata de recrear e
interpretar: “Ahora bien, ¿qué hacer con esta imagen? Es apropiada para formarme
un juicio moral si eso es lo que deseo. Pero no es esa la verdad de la escena.
La indignación es reflexión, o sea, un sentimiento artificial: sólo sirve para
quitar el sabor original, mucho más requemante, de aquel momento. Pronto aprendí
que el arte no es para condenar a las personas, sino para recrear el momento. Y
en este sentido, las imágenes del dolor valen tanto como las de la dicha plena.”
Para poder atisbar, aun levemente, la verdad de la escena sólo cabe recordarla.
La indignación es ahora un sentimiento artificial. Las palabras de Kertész son
un buen ejemplo para intentar comprender el sentimiento más profundo de las
víctimas que sobrevivieron; tenían un problema esencial, contar lo que había
pasado y no tanto lograr la indignación de los demás. Los testigos fundamentales
del Holocausto han sido los supervivientes que afrontaron el desafío narrativo
de contar la verdad.
Recientemente se ha conmemorado la liberación del campo de Mauthausen, donde
varios miles de republicanos españoles fueron internados y una buena parte de
ellos, asesinados. Y se ha sabido que Enric Marco, presidente de la Amical de
Mauthausen, nunca estuvo en el campo de Flossenbürg, contra lo que había venido
afirmando.
Conmemorar significa dedicar un minuto, un día o un año a recordar. Las
conmemoraciones suelen desarrollarse como ceremonias organizadas para, entre
otras cosas, desplegar y activar el recuerdo. Hace poco que Marco pronunció un
discurso conmemorativo, en la línea de la narrativa que han escrito algunas
víctimas sobre su experiencia, en una sesión especial del Parlamento español.
Las imágenes de televisión permitieron ver cómo afloraban las lágrimas entre los
asistentes. Es un ejemplo del “efecto Holocausto” del que Kertész nos prevenía.
La indignación o la pena son aquí sentimientos artificiales porque no está en
ellos, como dice Kertész, “la verdad de la escena”. La verdad -interpreto a
Kertész- está en el recuerdo y su relato, no en la indignación y, mucho menos,
en la pena. Llegar al relato es mucho más duro que indignarse. La escena, los
millones de escenas que contiene el Holocausto forman el relato más angustioso
de nuestra cultura y éste no está aquí sino para formar parte de ella o, dicho
de otra manera, para quedarse. Las conmemoraciones tienen la virtud de producir
un efecto intenso y seguramente emotivo, pero pasajero, en el que el recuerdo
pronto deja paso al olvido.
Enric Marco tenía, parece ser, la gran virtud de manejar muy bien el relato de
una experiencia, aparentemente propia, de sufrimiento. No hay que olvidar, sin
embargo, que hacia 1978, cuando entra en escena, ya se habían publicado algunos
textos fundamentales de la escritura testimonial sobre el Holocausto. En el caso
de los republicanos españoles internados en Mauthausen, la novela ´K .L. Reich´
de Joaquim Amat-Piniella, en catalán (Seix Barral, 1963) cuenta la historia de
Emili, republicano que, como el propio Amat-Piniella, sobrevive a cinco años de
internamiento en Mauthausen. Marco disponía de innumerables textos en los que
basarse para construir su propio relato y no resultaba difícil para alguien en
posesión de evidentes cualidades para la fabulación y la comunicación.
En las valoraciones recientes acerca de este caso, alguna reconocía el valor del
testimonio de Marco más allá de su verosimilitud, atendiendo fundamentalmente a
su eficacia. Y ésta ha sido la línea argumental que ha seguido el propio Marco
para justificarse. Sin embargo, hay una poderosa razón para descalificar su
relato: que estaba hecho para producir el “efecto Holocausto” y no para contar
la verdad.
Gaspar Mairal Buil
Profesor de Antropología Social en la Universidad de Zaragoza
Fuente: http://www.nodo50.org/ellibertario/39_anarq.htm nervinson@hotmail.com
Conocer la vida y la obra de
Víctor García, podría considerarse lo mismo. Es encontrarnos con un personaje de
entrañable amor e incontenible pasión por el conocimiento de los hechos y la
realidad de nuestro mundo. Esto lo llevó a recorrer grandes distancias, a no
conformarse con aquello que estaba a primera vista y entregar su conocimiento a
la construcción de una realidad distinta. Y es que Víctor García fue un pequeño
obrero del ideal, tratando a diario de armar esos pequeños puentes que unen
realidades con utopías. Como el mismo escribiría: la libertad se conquista todos
los días a pesar de que se pueda ganar en un efímero momento de lucha. Lo
meritorio es el esfuerzo cotidiano para conservarla[1]. Y vaya que su vida fue
un ejemplo de ello.
Tomás Germinal Gracia Ibars (quien firmaría innumerables artículos, folletos y
libros con el seudónimo de Víctor García) nació en Barcelona un 24 de agosto de
1919 en el seno de una familia modesta.
Desde temprana edad Mequinenza, en Zaragoza sería su hogar, desde donde el
levantamiento franquista lo sorprendería. Germinal Gracia se había incorporado a
las Juventudes Libertarias (JJ.LL.) desde los doce años. Su corta edad no
impidió que nuestro compañero desarrollara un gran compromiso por la lucha.
Desde aquel penoso dieciocho de julio del 36’, con apenas dieciséis años de
edad, su personalidad comprometida con la realidad lo llevó a incorporarse al
frente de batalla, teniendo que falsificar la firma de su fallecido padre. Lo
cual era necesario para poder ingresar a su corta edad; hecho no muy curioso en
un joven con un firme carácter revolucionario. Fueron pocos los días que
Germinal permaneció en el frente, a consecuencia de esto.
Devuelto a Barcelona al descubrirse su verdadera edad, se une al grupo “Los
Quijotes del Ideal”, quienes editan una revista semanal dedicada a la
sociología, la ciencia y el arte.[2] Y no es sino hasta el año 38’donde logra
incorporarse de nuevo al frente, a la columna que llevó el nombre de Durruti.
Donde es herido y posteriormente se exilia en Francia. Sin pensar que los duros
días no terminaban y que los campos de concentración franceses serían la
continuación del fascismo ya reinante en Europa. Aun así, nuestro compañero no
se limitó a los alambres de púas y las vejaciones a las que era expuesto. Cada
libro en mano de un compañero anarquista era un tesoro donde se cultivaba el
amor a la ciencia y la filosofía. Verdaderas escuelas itinerantes se formaban en
manos de los exilados en los campos, enemigos acérrimos de la ignorancia.
Llevado de un campo de concentración a otro, en 1944 cuando es trasladado a un
campo nazi, en Alemania, logra fugarse antes de cruzar la frontera. De forma
inmediata entra en contacto con los compañeros anarquistas en Francia y forma
parte de las Juventudes Libertarias en el Exilio, siendo luego secretario
general de la misma.
Germinal ve en la caída del fascismo alemán e italiano una esperanza de que
Franco cayera de la misma forma. Entra así de forma clandestina a España y forma
parte de la resistencia, donde es capturado y puesto en prisión en la Cárcel
Modelo de Barcelona. Cumple ocho meses de prisión y edita un pequeño periódico
dentro de la misma. Hasta que es puesto en libertad en 1947, donde en seguida se
encamina a Venezuela.
El 24 de diciembre de 1948 Germinal Gracia (Víctor García) llega a estas
tierras, con la misma actitud libertaria que lo había acompañado desde su
infancia. Para 1955 comienza su travesía que busca ver más allá nuevas
geografías, adentrándose a personalidades y culturas, reconstruyendo pasados en
muchos de sus escritos y edifica presentes. Este Marco Polo del anarquismo nos
deja un legado excepcional de escritura. No hubo continente que este hombre no
pisase. Desde las regiones gauchas de la Argentina, pasando por el altiplano
chileno, hasta el océano pacífico, donde llega a Panamá para embarcar
inmediatamente a las costas asiáticas nos da una muestra de su nomadismo. Que se
tradujo en libros y artículos de un verdadero historiador ácrata.
Visitó tierras africanas, trabajó con los Kibuts en Israel. En Germinal no
necesitamos de la fantasía para comprender lo insólito de su vida como
militante. Y es que haber vivido un exilio de peligro, aventuras, y errabundeos,
pueden ofrecernos lecturas sin necesidad de acudir a la ciencia ficción. Y así
durante cinco años, no hubo medio de transporte que Víctor García no usase y
completara así la vuelta al mundo.
En Germinal Gracia no se puede contemplar la idea del turista, ni un mero
espectador que se conformaba con lo aparente. Su gran capacidad para la lectura,
su curiosidad natural y su entrega libertaria lo ayudaron en más de una ocasión
para dejarnos una crítica limpia, de aporte sólido sobre las luchas y los
problemas en cualquier parte del mundo.
En 1962, de regreso en Caracas, comienza la publicación de la revista RUTA
órgano de la federación de juventudes libertarias, que desde entonces hasta
1966, fecha en la que decide trasladarse a Francia, publica no menos de 47
números. Colabora incesantemente con compañeros libertarios de México, a la
revista Tierra y Libertad, en la construcción de la Enciclopedia anarquista, de
la cual sólo salieron dos tomos. Escribe libros, se traslada de un sitio a otro,
Francia, África, España... y como nos cuenta Antonio Serrano, este hombre no
leía, sino devoraba libros.
Conocimiento que fue plasmando a lo largo de su vida en muchos títulos. Entre
ellos destacan América, hoy (1956); El Japón, hoy (1960); Escarceos sobre China
(1962); el pensamiento anarquista (1963); La internacional Obrera (1964); El
sureste asiático (1966); Coordenadas Andariegas. México, Panamá, y océano
pacifico (1963); Bakunin hoy (1974); Museihushugi (1976); El pensamiento de P.
J. Proudhon (1981); La sabiduría Oriental: Taoísmo, budismo, confucionismo
(1985). Hasta llegar a dos de sus mejores obras a mí parecer: Utopías y
anarquismo (1977) donde desarrolló un análisis de la literatura utopista y la
utopía pesimista hasta sabios ensayos sobre anarquistas como Goodwin, Proudhon,
Bakunin y Kropotkin. O su colosal Obra Antología del Anarcosindicalismo (1988)
en que logra ensamblar 100 subtemas seleccionados de 800 citas tamizadas de 400
libros y 50 colecciones revistas y periódicos. Con la intervención de 200
autores. Este colosal libro hecho a la manera de una Enciclopedia contiene un
temario amplio en cuanto a exposición e ideas, libre de toda concesión
dogmática. Y es que el legado dejado por las acciones y las ideas de los
anarcosindicalistas poco a poco se han ido disgregando en muchas otras
corrientes del anarquismo.
Germinal Gracia falleció en Francia a la edad de setenta y un años, en 1980 a
causa del cáncer. Después de haber recorrido centenares de kilómetros de
conocimiento, objetando donde le fuese necesario, aportando donde creyese
posible. Y sobre todo, no escatimando esfuerzos en su lucha por ver una sociedad
nueva, libre de amos y explotados. Su cuerpo fue trasladado a la biblioteca que
él mismo pretendía fundar como B.A.S.E. (Biblioteca y Archivo de Sociología y
Economía) desde donde fue enterrado la mañana del 11 de Mayo.
[1] García, Víctor; Antología
del anarcosindicalismo; RUTA-B.A.S.E.; 1988; Pag. 31.
[2] Díaz, Carlos; Víctor García, el Marco Polo del anarquismo; Madre Tierra;
1993; pag. 23
Fuente: EFE – Terra Actualidad
La Biblioteca del Exilio ha decidido rescatar en un sólo volumen los cuentos de José Ramón Arana y su novela corta más conocida 'El cura de Almuniaced', considerada por la crítica como una de las mejores sobre la Guerra Civil, junto a las mucho más conocidas de Ramón J.Sender, Juan Iturralde y Max Aub.
José Ramón Arana (Zaragoza, 1905-1973) es el nombre que figuraba en el pasaporte
con el que vivió en el exilio de Francia y México José Ruiz Borau, y el nombre
con el que firmó su obra literaria, en la que destaca 'El cura de Almuniaced',
cuyo protagonista, Mosén Jacinto, al hacerse cargo de una pequeña parroquia
aragonesa sumida en la pobreza ayudará precisamente a los más pobres, ganándose
la animadversión de las 'fuerzas vivas'.
Al producirse la sublevación en 1936, el cura se niega a abandonar a 'las gentes
de quienes he de responder ante el Señor' y se opondrá a la violencia de las
columnas anarquistas que llegan de Barcelona para que no se fusile a nadie del
pueblo, pero cuando con la retirada de Aragón llegan las tropas franquistas, al
intentar impedir de nuevo los fusilamientos, caerá muerto por un centinela moro.
La obra de Arana siempre contiene una meditación sobre la tragedia española
cuyos principales guías son Miguel de Unamuno y Antonio Machado y, como destaca
el profesor Luis A. Esteve, responsable de la nueva edición de esta novela,
'resulta fácil e inmediato' relacionar a Mosén Jacinto con el 'San Manuel Bueno'
de Unamuno, pese a las diferencias de actitud entre uno y otro personaje.
Según la breve reseña biográfica de Esteve que acompaña esta edición,
efectivamente Arana asistió en el pequeña localidad de Monegrillo a la llegada
de las columnas anarquistas procedentes de Barcelona y presenció las quemas de
imágenes y de archivos, y aunque trató de permanecer en el pueblo actuando como
maestro improvisado debió sentirse amenazado y se trasladó a Lérida con su
familia, para contactar con su sindicato, la UGT, y con su gran amigo Manuel
Andújar.
Con Manuel Andújar fundó en el exilio mexicano la revista cultural y política
'Las Españas' que se publicó diez años, entre 1946 y 1956 y que, según Esteve,
'pretendía englobar a todas las tendencias antifascistas' y precisamente debe a
su 'actitud integradora e insobornable independencia' su interés.
José Ramón Arana se dio a conocer pronto en el México del exilio como agitador
cultural, ya que allí su primera ocupación fue la venta ambulante de libros en
los cafés que frecuentaban los refugiados españoles.
Esta actividad le permitió participar en aquellas tertulias en las que trataba
de orientar a sus compañeros de exilio para que superaran sus diferencias
ideológicas y rencillas partidarias hasta que se derrocara a Franco, según añade
Esteve.
La idea de mantener unidos cultural y políticamente a los exiliados españoles,
le llevó igualmente a participar activamente en la puesta en marcha del Ateneo
Español de México, creado a imagen de los existentes en España hasta 1939 y en
cuyas tertulias intervinieron León Felipe, Pedro Garfias y José Bergamín, entre
otros intelectuales españoles.
La obra literaria de Arana consta igualmente de libros de poemas, ensayos
políticos y teatro y de las novelas de base autobiográfica 'Can Girona' y 'Viva
Cristo Ray'.
José Ramón Arana retornó a España, ya muy enfermo, en 1972 y sólo un año más
tarde falleció en su ciudad natal, Zaragoza.
Fuente: Diario del AltoAragón
El libro “Denuncias y represión en años de posguerra”, editado por el Instituto
de Estudios Altoaragoneses, ha sido para su autora, Elena Franco Lanao, “punto
de partida sobre un tema desconocido porque no se había abordado en la provincia
de Huesca”. La historiadora barbastrense opina que se trata de “una invitación
escrita para continuar las investigaciones”. Es la primera vez que se publica un
libro sobre los procesos de responsabilidades políticas contra vecinos oscenses
en la época franquista.
El libro de Elena Franco es el resultado de un
año de trabajo desde que se licenció en Historia por la Universidad de Zaragoza.
La investigación sobre la represión económica a través de la Ley de
Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939 refleja un fenómeno iniciado
en 1936 y considera el estudio como “una de las posibles vías para la
reconstrucción histórica de la sociedad oscense de la posguerra”. Las fuentes
documentales fueron una selección entre 1700 expedientes de responsabilidades
políticas conservados en el Archivo Histórico Provincial, disponibles para
consultas a partir de 2003.
“El texto es resultado de una primera fase de
investigación en el campo de la represión económica en el marco provincial
oscense”, explica Elena. El recuento de expedientes ofrece un total de 1.699
distribuidos entre Barbastro (57), Benabarre (43), Boltaña (34), Fraga (84),
Huesca (781), Jaca (39), Sariñena (567), Tamarite (16) y desconocidos (78).
Después de esta experiencia la historiadora se queda con la imagen de “un estado
franquista que no dio lugar al olvido ni al perdón. Hay que pensar que salió de
una guerra civil y necesitó bases para asentar su triunfo, entre ellas la
persecución, humillación y control de los vencidos”.
Ha sido un trabajo “duro, enriquecedor y
bonito” y que la razón principal de escribir el libro fue “la posibilidad de
seguir el camino de la investigación. Julián Casanova me sugirió que podría
estudiar los expedientes de responsabilidades políticas, de los que nadie se
había ocupado en Huesca y con ayuda del Instituto de Estudios Altoaragoneses
realicé este trabajo, concluido en noviembre de 2003”. Está satisfecha por la
publicación del libro, “aporto información sobre un tema inédito y además, la
visión sobre un aspecto casi desconocido de la dictadura franquista, la
represión económica, del que no se suele hablar”. Humillación, persecución y
aplastamiento, tres palabras que destacan en el contenido del libro, “son
expresiones tan duras como la supervivencia de los vencidos en la posguerra
española. Una denuncia por parte del Tribunal de Responsabilidades Políticas era
garantía de humillación y conducía al aplastamiento moral”. Asume que “escribir
un libro de estas características es un riesgo porque aún es duro hablar sobre
la guerra civil, más en lugares donde se sufrió mucho en ambas partes”.
Fuente: Diario del Altoaragón
En los años anteriores a 1868, los empresarios españoles se definieron como una
clase alegre, segura de si misma y sedicentemente capaz de afrontar toda clase
de situaciones. Una de sus metas y además lograda en parte, consistió en
controlar la opinión pública a través de la prensa, al tiempo que creaban
institutos y Uniones Mercantiles para divulgar lo que consideraban su principio
clave y último, el que era eje de su pensamiento: “el dinero todo lo puede”.
Siendo sobre estas premisas, sobre las que la burguesía creó un amplio espectro
de comportamientos y valores sociales, muchos de los cuales, los manifestó
periódicamene en las exhibiciones de conciertos, actos públicos y sociales.
Dentro del ámbito laboral, consecuentemente con el axioma básico antes
expresado, el empresario, el industrial, el comerciante, se manifestaban claro
está, a favor de la rentabilidad, del beneficio y de la ley de la oferta y la
demanda, inmutable y además perfecta. Esto llevaba consigo en el campo social:
una fuerza de trabajo muy superior a los puestos disponibles, un salario
deprimido e insuficiente, unas circunstancias vitales deleznables, una situación
de neo-esclavismo y una deshumanización absoluta de las relaciones sociales. Eso
sí, como justificándolo todo, los principios filosóficos liberales daban la
bendición a este estado de cosas, claro, que lo hacían además, en nombre de la
libertad.
Convencido de su importancia y porque creía lo exigía la dinámica natural de los
acontecimientos, el burgués sometía al obrero a dependencias que podemos
considerar casi feudales. Pero todo esto, no era suficiente para los
industriales, quienes ante la crisis capitalista que surge en 1865, las clases
altas comenzaron a pensar e imbuirse en la idea de la necesidad casi apremiante
de una reforma política a fondo, convencidos de que todo iría mejor para ellos
si algunas y sobre todo ciertas coordenadas del régimen podían ser modificadas.
Esto incluso es pensado por el propio general Serrano, que era presidente del
Consejo de Administración de una compañía ferroviaria, nos dice el profesor
L.Trigo.
Para obtener estos fines, anhelan un simulcro de revolución que, por un lado, lance las masas populares a la calle, al mismo tiempo que, por otro, quedasen sometidas a control, incluso llegan al convencimiento que esto es necesario y urgente, pues como ya es archisabido, solamente medran los negocios en condiciones de estabilidad, lo cual no clarifica su interés que desde luego estaba muy lejos de la verdadera Revolución social. El planteamiento era el que todo quedase en un Golpe de Estado, en un estímulo fuerte y prolongado a las acciones del ferrocarril, a la generación de la deuda interior, a las ganancias, en suma, de la clase capitalista nacional. Es fácil constatar que la vinculación entre negocios y gobierno futuro, había comenzado.
Los sucesos de Cádiz obtuvieron un amplio eco en todo el país. En parte, el fenómeno es debido a la inmediata puesta en pie de las Juntas, pero, por otra, al agregado malestar provocado por la crisis económica, agitación fomentada por distintos conspiradores y clubs, además de la esperanza, que había sido levantada o auspiciada por la inclusión en los programas de agitación, de algunas promesas desde hacía largo tiempo esperadas por el pueblo, todo pues, configuró aquel detonante septembrino. Por ello, en las ciudades donde la tensión era grande, saltaron al grito de ¡abajo las quintas! y ¡abajo los consumos!. En el campo se agruparon en torno a una reivindicación clásica: la propiedad de la tierra. La burguesía, factora del alzamiento, veía sus intereses defendidos, al menos en su primer momento. Eso hizo pensar que el pronunciamiento, mero instrumento de cirugía social en manos de los propietarios del capital, era una revolución contra el capital. De ahí el error.
Tres elementos operativos funcionaron eficazmente: por un lado el Ejército; por otro, la política de gabinetes; por último, la actividad popular organizada en las Juntas revolucionarias, que funcionaran con rapidez inusitada, pero además con eficacia, logrando mantener el orden y sustituyendo a los ayuntamientos monárquicos, evitando un vacío de poder y consolidando el alzamiento.
Se ha escrito mucho sobre las encendidas proclamas revolucionarias del 68, que indudablemente, son un paradigma digamos que perfecto, de los procedimientos utilizados para convocación de masas en el siglo XIX, siendo dignas de estudio todas las elaboradas por las distintas Juntas Revolucionarias, que, cuando el triunfo era ya una incuestionable realidad, se emiten para movilizar y apasionar a los españoles. Desde la famosa y mil veces repetida de “¡Viva España con Honra!” que promulgada en Cádiz el 19 de septiembre, es firmada por el Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas y Juan Topete, haciendo alusión en su texto al deseo de un gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país, asegure el orden, mientras el sufragio universal echa los cimientos de una regeneración social. A esta, seguirán las de otras poblaciones, proponiendo todas ellas la publicación de un manifiesto que recoja: la destitución de la monarquía reinante, el sugrafio universal y libre, unidad de Fueros; abolición de las quintas; una sola cámara, es desestanco de lo estancado; Jurado para toda clase de delitos; libertad de imprenta sin depósito, fianza, ni editor responsable; inviolabilidad del domicilio; libertad de enseñanza; inamovilidad judicial; libertad de cultos; abolición de la pena de muerte; seguridad individual; una sola contribución directa, única, individual; Hubo alguna de las proclamas que al amparo de tendencias republicanas plantean en su preámbulo: “La nación española, víctima ayer de la más opresora de las tiranías, se levanta hoy ávida de moralidad; enardecida por el sentimiento de la “Libertad” a derrocar el régimen de corrupción y tiranía que la envilece y la deshonra”.
A pesar del alza experimentada por los movimientos populares, muy pronto desengañados, como de estas encendidas proclamas revolucionarias, que se quedan en meros rosarios de palabras, el Poder corrigió su posición, pero solo unos milímetros. En verdad, sólo los justos, para realizar el crecimiento capitalista.
En cuanto a los hechos ocurridos en el Altoaragón, el día 29 de septiembre tras el pronunciamiento, en la ciudad de Huesca queda constituida la Junta Suprema de Gobierno de la Provincia, que ya venía funcionando de forma clandestina preparando la revolución. De ella, nos dice el profesor Buesa Conde, que es sumamento interesante el proceso de autoafirmación que vivirá presidida por Alejandro Laguna y teniendo por vocal secretario al poderoso vizconde Antonio Torres Solanot. Pero también forma parte, Rafael Montestruc Mored como vicepresidente, quien será su primer disidente. Paralelamente en Zaragoza se hace la declaración pública de la Junta que es presidida por Ángel Gallifa y también de forma paralela nacerán dos periódico que llevarán en ambas capitales el mismo nombre. “La Revolución”, dirigido en Zaragoza por Marceliano Isabal, siendo el primer periódico republicano, vespertino de aquella ciudad. En Huesca, el día 1º de octubre, nacía “La Revolución”, fundado y dirigido por Rafael Montestruc Mored, con tamaño folio de cuatro páginas, a dos columnas, es impreso en los talleres editoriales de “La Revolución”, a cargo de Antonino Arizón, sitos en la calle del Mercado número 24, donde se encuentra además la redacción y administración. Nacía como Diario Democrático, pero con una clara vocación republicana federal que le llevará a cambiar el subtítulo, pasando a ser Diario Republicano, era el primero que nacía de esta ideología al igual que su homónimo de Zaragoza, si bien bajo su cabecera y acompañando a su número se inserta “Tercera Época”, quizá ésto sea debido a que su director lo hacía proceder de los anteriores en los que había él participado, con ideas afines, es decir, “El Alto Aragón” y “La Libertad”, igualmente, hace constar sobre su nombre: No más Reyes - ¡Viva la República federal!. Desde sus páginas, inicia el director una denuncia sobre los procedimientos seguidos por la Junta a la que había pertenecido. Ya en sus primero números chocó con “El Alto Aragón”, lo que provocaría una contestación de este diario y la consiguiente réplica, no obstante, ambos publicarán la retirada de observaciones publicadas el uno del otro.
Se estructura su contenido con el consabido artículo doctrinal o político que ocupa la primera, un apartado aunque sin cabecera, dedicado a la economía política, que es seguido por la sección titulada “Revista del Extranjero” que suele ocuparse del acontecer más allá de los Pirineos, rcogiendo de prusia, Francia, Inglaterra e Italia, en una sección que es llevada a cabo por Miguel Sala que se muestra en esas fechas, como un experto en política internacional. Toma como es frecuente entonces, abundantes noticias de otros colegas; del madrileño “El Amigo del Pueblo”, a quien sigue en bastantes consideraciones sobre la marcha política de España, al igual que las toma de “El Imparcial”, “La Igualdad” y del francés “La Liberté”. Para seguir en sus páginas con las “Gacetillas”, sección que estaba dividida en: Última Guasa, Imposible, Baretazos, Quejas amargas, Presunción, apartados que aprovecha para sacudir palos contra la monarquía, los carlistas, la Diputación Provincial, o bien alguno de sus colegas, no tardando mucho, en provocar un enfrentamiento con el diario oscense “La Libertad”, atacando el planteamiento que desde sus páginas pone en tela de juicio la “necesidad” del derribo de la Iglesia de San Martín. Se cierran sus número con una sección de “Anuncios”, que curiosamente en sus primeros números es aprovechada para anunciar el Catón político de Roque Barcia; La Redención del Esclavo por Emilio Castelar; La Tradición, tratado de Luis Desanetis; La República democrática federal y universal por Fernando Garrido; o bien la obra en seis tomos, Persecuciones políticas y Religiosas de Europa, para terminar insertando en sus números siguientes solamente el anuncio de su suscripción que en la capital asciende a 5 reales y 6 fuera de ella.
Bajo la dirección de Rafael Montestruc, un equipo de redacción compuesto por Luis Blanco, Eusebio Jimeno, Miguel Sala, León Arizón, Manuel Dieste, Mariano Labad. Contando además con un gran elenco de colaboradores: Emilio Castelar, Francisco García López, Estanislao Figueras y Joaquín Gil Berges.
En mayo de 1869 apoya abiertamente en sus columnas los pactos entre comités regionales republicanos, que se llevarán a cabo entre representantes de Aragón, Valencia, Cataluña y Baleares, reuniéndose en Tortosa, al igual que lo harán poco después, Andalucía, Castilla y León, junto a Córdoba y Valladolid, seguidos de La Coruña. Todo un movimiento que en el 5 de junio se solidifica en la creación en Madrid de un Consejo Federal, que aunque con carácter provisional, comienza a actuar, así es como solicitaba en un manifiesto reivindicativo, una República Federal y autonomía general. Para los republicano altoaragoneses, al igual que para sus compañeros del resto de España, era necesario ganar tiempo, al objeto de que el nombramiento de rey fuese lo más tardío posible y de esta forma, en el interregno, forzar lo máximo posible para lograr la institucionalización de la República. Para conseguirlo, dieron vía libre a una intensa campaña propagandística desde sus propios medios.
Cesó tras un año y medio de publicación.
Fuente: Diario del AltoAragón
A mediados de octubre de 1868 se había desgajado del partido demócrata al
declararse monárquicos, algunos de sus miembros Rivero, Martos, Becerra, el ala
izquierda Figueras, Castelar, Barcia, Pi y Margal....., constituyendo el partido
republicano federal. Será su norte cardinal, la defensa de la forma republicana
de gobierno y se sienten imbuidos y como legítimos sucesores de aquél espíritu
revolucionario que había alentado a las Juntas.
En sus comienzos y primera estructuración se configura con sus representativos
comités de barrio, distrito y locales, como el primer partido de masas en la
historia de España. Llega a tener incluso un núcleo del electorado importante,
formado por una amplia amalgama de pequeños artesanos y comerciantes
independientes, pequeños propietarios agrarios, jornaleros y asalariados de todo
tipo. Anótese que este periodo democrático traía la irrupción en la vida
política, de la pequeña burguesía y de las capas populares, actuando como
catalizador en esta participación el partido republicano, por lo menos hasta la
llegada inmediata de la Internacional a España, momento en el que se
diversificará la opción popular.
Convocadas las elecciones a Cortes Constituyentes, se celebraron por primera vez
en España por sufragio universal directo entre los días 15 y 18 de enero de
1869. Los resultados conformarían una distribución política con una mayoría
pro-gubernamental con 236 escaños. Ahora bien, con dos mayorías importantes, los
85 diputados republicanos y los 20 carlistas. De estas elecciones, especialistas
en el tema como Martínez Cuadrado, destacan la claridad en el acto electoral; si
bien la prensa de la época de matiz republicano, carlista o moderado,
denunciaría lo que consideraban una forma de coacción indirecta, que la llegaron
incluso a denominar como “influencia moral del gobierno”.
Tras la apertura de las Cortes, su principal cometido sería la elaboración de una Constitución, un proyecto que resultó polémico, con unas sesiones en las cuales el hemiciclo estuvo pleno de discusiones, dando lugar a brillantes y encendidad piezas oratorias, en las que el partido republicano por medio de sus diputados, puso sin duda alguna sus puntos de inflexión. En la cuestión religiosa, punto importante en las anteriores constituciones, por primera vez, se establece la libertad de cultos, mostrando en los debates una gran maestría oratoria, el republicano Emilio Castelar. Otro momento cumbre de la discusión o debate, fue el artículo 33 sobre la forma de gobierno, en la que subyacía la polémica de la propiedad, tema candente desde la primera sesión de las Constituyentes cuando al discutirse la validez de las actas electorales los republicanos son acusados de subvertir la propiedad al defender el derecho al trabajo. En el momento de aprobar este artículo 33, unionistas, progresistas y demócratas, votan en bloque por la constitución monárquica. Serán 214 votos contra 71 republicanos los que lo aprobarán.
Hasta 1870 el movimiento obrero y el republicanismo federal había estado estrechamente relacionados. Puede decirse que la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.) llegaba a España de la mano de un republicanismo federal con amplia base social, contando en esos primeros momentos, con los órganos de prensa republicana como los máximos propagandistas en España de la A.I.T. Siendo a partir de 1870 y conforme se impongan las tesis políticas “bakuninistas” en el movimiento obrero español, cuando se producirá un franco divorcio.
Desde el mes de diciembre de 1868 se publica en Zaragoza “El Republicano”, un diario que se subtitula “Federal de la antigua Corona de Aragón”, muy radicalizado y combativo, que nació un mes después del diario republicano federal oscense “La Revolución”, centrándose ambos en combatir la Constitución de 1869 desde sus columnas con encendidas manifestaciones, pero la vida será efímera para ambos periódicos que desaparecen precisamente cuando en el país vecino, en esa Francia a la que a partir de la mitad de ese siglo, se sienten unidos los aragoneses, opta en septiembre de 1870 por la república, lo que motivó en gran parte la preocupación de las Chancillerías Europeas, que desde luego, tratarán de evitar la expansión republicana, a tal efecto, intentan que no se repita esta opción en España y apoyan la elección de Amadeo de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel de Italia. Momentos difíciles para el partido republicano en toda España, pues si nos ceñimos al territorio o distrito de Aragón, veremos como han perdido sus medio u órganos de prensa, ya que desaparece incluso “La Tribuna” diario republicano federal, que editado en Zaragoza y dirigido por Juan Pablo Soler, pretendió ser, lográndolo, durante algún tiempo, el primer gran periódico de los federales aragoneses.
A llenar este hueco, este vacío, y además alentado por el ejemplo del vecino país, ve la luz en la ciudad de Huesca, el día 16 de septiembre de 1870 “El Pirineo”, periódico republicano democrático-federal, que viene a ser el órgano de expresión de los comités de la provincia. Con una periodicidad trisemanal, pues se publica los lunes, miércoles y viernes, sale en tamaño folio, de cuatro páginas, a tres columnas y viene a ser la voz de los republicanos federales altoaragoneses, que en su primer número dirigen un encendido y apasionado saludo al país vecino Francia, celebrando que en el “otro coté” como aquí siempre se ha llamado, han proclamado la República, llegando a escribir en la columna correspondiente, que su establecimiento en Francia, “ha de ser base para lograr la República Universal”.
Salió a la luz como se establecía en los cánones de la palestra informativa de aquellas fechas, con su prospecto o número cero en el que tras saludar a sus colegas de la prensa local “El Alto Aragón” y al peleón trisemanal “El Oscense”, que por aquellas fechas estaba en inmerso en una dura batalla por la cuestión de las fuentes y el agua potable de la ciudad, además de saludar a los colegas de la prensa regional, hacía claro está, su declaración de intenciones. Su aparición se produce en unos momentos difíciles para la ciudad que acaba de pasar por un verano en el cual, además de la escasez de agua y su no potabilidad, los empleados municipales y los que de alguna forma están contratados en trabajos para el Concejo, denuncian que llevan cuatro meses sin cobrar, que se ha detectado una emisión de moneda de cobre falsa, con valores de cuartillos y medios reales, precisamente la moneda de más circulación entre la clase obrera, que ve en sus manos unos discos de metal que no valen. Por si ésto fuera poco, ante la pérdida de las cosechas por la pertinaz sequía, que en definitiva atañe a todos, los oscenses se niegan al pago de la contribución personal, como botón de cierre de esta panorámica de la situación, la declaración del ayuntamiento, manifestando que no puede mantener más de diez días, pues carece de recursos, la alimentación o socorro de los presos pobres. Unos momentos que se ven todavía más agravados, con la apertura y formación de una “Causa Criminal” por desobediencia a la autoridad de Manuel Camo, Miguel Casayús, Fermín Bayón, León Conrat, Mariano Comas y Domingo del Cacho, miembros del ayuntamiento anterior, motivo de agitación e inquietud a todos los niveles en la ciudad, que recobrará la calma cuando ve que son absueltos.
La redacción de “El Pirineo” estuvo situada en la calle del Mercado Nuevo y su impresión se realizaba en los talleres de imprenta de Antonino Arizón, costando la suscripción diez reales al trimestre. En cuanto a su contenido en primera se inicia con la sección “Advertencia” en la que se convoca a reuniones, se emiten circulares del Comité Central, o del Comité Provincial del Partido, apareciendo en alguno de ellos la convocatoria a Junta general de socios del Circulo Republicano Democrático-Federal del Porvenir, que es firmada por su presidente Ibo Roperto y el secretario Carlos Santamaría. Es precisamente en esta sección en la que se advierte a todos los altoaragoneses “a fin de evitar amaños e ilegalidades que por parte de algunos se han cometido en otras ocasiones, eliminando votos, falsificanco actas en contra de candidatos de la oposición”. Le sigue igualmente en primera página, la sección “Crónica Parlamentaria” que da noticia de las dos sesiones que se han celebrado entre cada día de emisión del periódico en las Constituyentes, aprovechando como es lógico para hacer comentarios entre los puntos debatidos. En su segunda, sigue la sección de la crónica y se acompaña con “Leemos en”, columna amena que da cabida a textos y noticias sacados al pie de la letra de distintos periódicos. Su tercera página esta dividida en dos partes, ocupada la parte superior por noticias en la que suelen tener lugar destacado las que corresponden al país vecino Francia, tomándolas repetidamente de “El Telégrafo Autógrafo” de Tours, y en la parte inferior, preparada a dos columnas para ser recortada y encuadernada posteriormente formando un libro en octavo, va recogiendo el texto de la Constitución que acaba de ser aprobada. De igual manera se divide la última y cuarta de sus páginas, que comprende en la parte inferior siguiendo el texto y articulado de la Constitución, y en la superior las secciones de “Gacetillas”, “Última Hora” y “Sección de Anuncios” que lógicamente recogen los usuales en aquellas fechas: el anuncio de la conducta de médico de pueblo de ...., la publicación del libro primero del tratado sobre...., y el consabido bálsamo del Doctor.... indispensable para la curación de los males de ...., llegando a los más escuetos de venta de avezas de Jaca y Pamplona superiores a 20 reales fanega, o ese carpintero que en la Calle de .... repara y ejecuta con toda perfección.
Es digno de destacar su número 23 que correspondiendo al día 7 de noviembre de 1870, dedica “Un Recuerdo” a los que califica como “gloriosos mártires del 48” dedicando dos de sus páginas para recuerdo de su “insurrección contra un orden de cosas que reprobaban las necesidades de la patria y la libertad y sucumbistéis en día acigo, víctimas del despotismo de un Comandante General como Anglés de triste recordación para esta provincia”. Con el homenaje a los “patricios fusilados en los días 5 y 7 del mes de Noviembre del año 1848”, se iniciaba este recuerdo que se hará después una constante llegadas estas fechas en las páginas de “El Diario de Huesca”.
Su campaña titulada “¡Guerra al Rey Extranjero!” está dedicada a combatir abiertamente ese artículo 33 de la Constituciónque reconoce la monarquía como forma de gobierno, por ello se ceba en sus críticas y exhortaciones al pueblo contra el rey designado, el príncipe de Saboya que reinará aunque brevemente como Amadeo I, llegando a plantear un llamamiento desde sus columnas a los Diputados adictos al Gobierno, a quienes pide que “antes del voto a un hombre que hará tal vez cambiar la faz de los destinos de España, la voluntad de un solo diputado podrá darnos rey o quitarnos esa pesada carga, esa ponzoñosa lepra; podrá darnos la guerra, podrá darnos la paz. Que los Diputados adictos al Gobierno antes de la votación, pesen los inconvenientes que representa esa candidatura que apoyan y vean que al país conviene; después la guerra lo decidirá y ellos, sólo ellos con el Gobierno serán responsables ante el tribunal del pueblo de la sangre que se vierta”.
Tras esta dura campaña, cesó al finalizar este año de 1870, pero menos de un año tardaría en salir al estadio de la prensa, un digno sucesor, “El Federal Aragonés”, periódico trisemanal que aparecía los martes, jueves y sábados, que con más larga vida, será igualmente, el órgano de los comités de la provincia altoaragonesa.
Fuente: Diario del AltoAragón
Con el anuncio de que el duque de Aosta había aceptado la corona española, se
desencadenaba una agitación de la opinión, no sólo en las Cortes, sino fuera del
Parlamento, pues no queda un salón, mercado, calle o club, donde no se comente
con una cierta preocupación este tema. Es por ello, que incluso se formó en
torno a Prim un partido de ruda oposición, llegándose incluso a un acaloramiento
que llega al insulto y hasta la amenaza personal.
En este momento agitado, Paúl y Angulo, regresaba del extranjero, gracias a una
amnistía, volvía con un temperamento exacerbado debido a una viruela negra que
había contraído en el exilio, lo cual le había desfigurado y le creaba fuertes
dolencias. Su primera actuación fue el acusar a Prim de haber vendido la
libertad, arrebatándola a los federales para arrastrarla a los pies de un
príncipe extranjero, a la vez que vomitaba gravísimas acusaciones, incluso
amenazas. Por otra parte, en unión con Flores García, Guisáosla y Cala, fundó un
periódico, “El Combate” en el cual con agresiva prosa se criticaba a Prim,
amenazándole incluso con “matarle como a un perro en mitad de la calle”, a la
vez que se instigaba al asesinato. Claro que, con la misma virulencia se trataba
a Ribero, a quien calificaban de “gitano que había vendido la República Española
por unos cuartillos de vino”. Paúl y Angulo no se distinguía por buen
comportamiento en las Cortes, pues asistía a ellas vestido de cualquier manera y
se cubría en plena cámara para dar sensación de insultante menosprecio, incluso
en algunas sesiones le mandaba a Prim papelitos desafiándole y amenazándole de
muerte.
Fijose el día 1 de enero para la entrada de Amadeo I en Madrid y los
republicanos se agitaron y clamó airadamente toda la prensa de oposición. El
libelo de Paúl y Angulo, el periódico “El Combate” dejó de publicarse. Se sabía
como cierto, que Prim tenía la muerte decretada. El 27 de diciembre, Amado
embarcaba en Spezia y Prim sufría el mortal atentado en la calle del Turco. José
Poch Níger, asegura que aunque hubiera querido después colaborar con los
republicanos, era ya tarde, pues con su política los había gastado antes de
gobernar.
Durante esta etapa se ha desarrollado la prensa satírico-política, que alcanza
digamos su mayoría con un aire marcadamente popular, además de introducir el
color en las imágenes. “El Cencerro” después de una trayectoria en Córdoba,
aparece en Madrid en 1870. Estaba compuesta esta publicación con cuatro o seis
hojas de papel de baja calidad, que servía de soporte a unos grabados en madera
de dibujantes anónimos o desconocidos. Por otra parte, será “La Carcajada” la
que presentará una serie de números en los que Tomás Padró que era su principal
dibujante, da su toque gracioso a los avatares políticos de España, con grabados
que muestran la subasta de la Corona, se ve a Prim corriendo, el país
representado en una inmensa y cruel plaza de toros, unas visiones satíricas de
los enemigos del alma revolucionaria, o bien, el largo santoral profético para
el año 1871, etc.
El federalismo surge nuevamente siguiendo una línea arraigada en el pasado y relacionada estrechamente con las corrientes europeas de la época, el federalismo se presentará como una alternativa radicalmente secular a la monarquía centralizadora. Hennessy en su obra “La República Federal en España” nos dice cómo los federales se identificaban históricamente, con los comuneros, las germanías, o bien, los defensores de las libertades de Aragón contra las pretensiones de Felipe II. Su conexión directa con posturas racionalistas y positivistas, les llevó a postular y proponer la separación de la Iglesia y el Estado, propugnando una sociedad secularizada, responsable y alejada de las viejas influencias eclesiáticas. El federalismo se convierte en la ideología propia de la fracción izquierdista del partido democrático, que veía en él una inferencia lógica y necesaria para el establecimiento de la República, por ello, tras la Gloriosa, el aparato ideológico federal adquiere funcionalidad. A partir de este momento el entusiasmo por la República Federal crecería rápidamente, aún cuando la Revolución de Septiembre, no supuso la llegada al poder de los federales, pero, la libertad de prensa, de asociación, y el sufragio universal, sería fuertes apoyos que favorecieron el desarollo del ideario federal al tiempo que los demócratas republicanos se preparaban para la lucha electoral. Por fin, tras unas reuniones en el Circo Price de Madrid celebradas los días 18 y 25 de octubre de 1869, el partido republicano testimoniará su fe en el federalismo.
En Aragón el federalismo hunde sus raíces en las Juntas Revolucionarias que nacen en 1835 y 1854, si bien su afianzamiento viene dado tras la revolución de septiembre de 1868, cuando unos meses más tarde, todos los comités republicano-federales de los antiguos países dela Corona de Aragón se reúnen y firman el 18 de mayo de 1869 el que se conocerá como “Pacto de Tortosa”, que se abre una etapa nueva con la aparición de una numerosa prensa republicano-federal, pero las diferencias entre las distintas ramas del federalismo, van provocando la paulatina desaparición de estos periódicos: en Zaragoza cesan, “El Republicano”, “La Tribuna” y otros, en Huesca, “La Revolución” y “El Pirineo”, cesado este último al finalizar el año 1870, abriendo las diferencias y divergencias entre las distintas corrientes del partido, que dificultan el entendimiento y actividad, como igualmente retrasarán la aparición de un nuevo periódico.
El día 18 de noviembre de 1871 veía la luz en la ciudad de Huesca “El Federal Aragonés”, como órgano de los Comités de la Provincia de Huesca. Sobre su cabecera, corría entre líneas su llamésmole divisa: “No más deberes sin derechos; no más derechos sin deberes”. Viene a suceder al cesado “El Pirineo”, presentando su número 0 de prospecto, en tamaño folio, con 4 páginas a tres columnas, la administración se encuentra situada en Porches de Verdejo (luego de Vega Armijo, y hoy de Galicia), y está a cargo de Salvador Otal. La suscripción mensual cuesta 4 reales y la impresión se efectúa en los talleres de Antonino Arizón. La dirección esta desempeñada por su propietario Joaquín Zaila que firma sus escritos como Joaquín Aila, su equipo de redactores está compuesto por los Vocales del Comité Provincial.- Vicente Pelayo.- Benito López.- Pascual Plasín.- Pascual Camón.- José Morer.- Carlos Santamaría.- Vicente Coll.- José Puyol.- Mariano Pueyo y Betés.- Antonio Zabau.- Casimiro Lana.- Manuel Montanuy.- Antonio Parache.- Pedro Bernad.- Nicolás Pano.- Mariano S. Chabuel.- Simón Bergua.- José R. Vilacha.- Manuel Campo. Contando igualmente con un equipo de colaboradores entre los que se encuentran: José Mª Orense.- Estanislao Figueras.- Francisco García López.- Francisco Pi y Margall.- Emilio Castelar.- Joaquín Gil Bergés.- Manuel Camo.- Leonardo Gastón.- Benigno Rebullida.- Víctor Pruneda.- Miguel Morayta.- Juan Fontana.- Antonio García Gil.- Sebastián Large.- Roque Barcía.- Blas Pierrad.- León Arizón, a los que se unirá muy tempranamente, Marcelino Ornat. Todo un gran elenco de políticos y hombres de letras se aglutinaba en torno a sus páginas, que se estructuran en tres páginas a doctrinal y noticiario político, y una cuarta página en la que se encuentran las secciones “Gacetillas”, “Sección Comercial” y “Sección de Anuncios”.
Se publica los martes, jueves y sábados y en sus primero números centra su atención en presentar las Elecciones Municipales, publicando el manifiesto del Comité Provincial aconsejando, la lucha en las urnas “para poder sacar triunfantes las candidaturas que se acuerden para concejales”, precisando que, “es preciso salir de esa indiferencia tan perjudicial a los intereses del pueblo”, ordenando, “debemos tener en cuenta que el bien que el pueblo desea, el pueblo con sus esfuerzos se lo ha de conseguir. Está en un grave error si otra cosa cree”. Paralelamente, a todos los plantamientos políticos electorales, labora desde sus páginas en pro de la mejor comprensión por el pueblo y su aceptación, del Sistema Métrico Decimal, que juzga es muy conveniente al comercio y demás industrias. Por esto, publica y apoya el Bando dictado por el Alcalde marcando como término improrrogable para que los obligados, adquieran las pesas y medidas en ese mismo mes. Suele incluir en sus páginas las reseñas de las sesiones de las Cortes. Toma de algunos colegas noticias transcendentes, como la copiada de “La Igualdad” dando a conocer el Decreto de suspensión de las Cortes y su repercusión en toda España, a través de la prensa de distintas ideologías, llegando incluso en sus crónicas referidas a los debates de las Cortes a presentar los nombres de los diputados que votan afirmativa, negativamente, o se abstienen, al igual que lleva una estadística de los votos emitidos por adeptos y disidentes. Incluye a partir de su tercer número una sección dedicada a la “Bolsa” con las cotizaciones, carteras, sociedades y cambios con Londres y París. La “Sección Comercial” incluye los precios en el mercado de los cereales, legumbres, arroz y aceite. En cuanto a “Noticias Extranjeras” es una columna en la que se dan cita, número tras número, las cotizaciones de las bolsas fuera de España, los sucesos y noticias políticas, de Roma, Viena, París, Munich, Londres, Amberes, Amsterdam...
En su segundo año de edición, corespondiente a 1872, incluye fragmentado el proyecto de las bases de la Constitución republicano-federal que se ha remitido a los comités del partido para su examen, y para la posible introducción de distintas propuestas que enmienden el texto, trabajo que ha sido preparado por los ciudadanos N. Salmerón y E. Chao siendo tras diferentes números y recibidas al parecer distintas propuestas de toda la provincia, se publican algunas modificaciones al texto definitivo, que lógicamente elevan al Comité Nacional, a la vez que a modo de folletín cubriendo media páginas de la última, se va insertando el texto con el articulado definitivo que es remitido desde Madrid.
La nota curiosa y festiva de “El Federal Aragonés”, la constituye una sección crítica-humorística, que debida a la pluma de Luis Rivera y con el pomposo título de “Consejo de Calamares”, aparece en alguno de sus número y relata en tono de solfa, algún enfrentamiento entre diputados en las Cortes.
Fuente: O Crabero (Huesca-Info)
Emilio Loriente Vidosa, aunque nacido en la lejana Argentina, hunde sus raíces en la redolada de la Galliguera, de donde eran originarios sus padres, Inés, de Sarsamarcuello y Babil de Ayerbe. Hijo de la emigración forzosa, tras 14 años de trabajo y esfuerzos en la construcción, la familia decide regresar en 1922 ante la débil salud del padre y el nacimiento de la que será Josefina, instalándose como indianos en Ayerbe. Abren un comercio que funciona al debe, fiando a la gente e inician la construcción de la conocida como casa Blanca. Emilio con 14 años y cedula personal expedida en Ayerbe el 14-4-1928, solicita su ingreso en la Escuela Normal de Maestros de Huesca tres días después de obtenerla. Conoce aquí, al anarquista, maestro de maestros, Ramón Acín y vive como estudiante; al estar convaleciente durante un año por una grave mordura de perro, vive la llegada de las tropas insurrectas de Jaca de Galán y Hernández a la plaza de Ayerbe, donde Babil miembro del Casino Republicano les agasaja con alimentos de su almacén. Tras la eufórica llegada y la trágica y amarga derrota de Cillas, Emilio ha de ocultar a su padre que increpa a a las tropas que conducían a los soldados detenidos yéndolo a buscar también a él. En 1932 aquejado del asma que arrastraba hace años, fallece Babil, y con solo 18 años Emilio ha de hacerse cargo de su familia incluido el nuevo hermano Raúl, así que solicita una plaza de interinidad como maestro, y se la dan en Botaya (Huesca), en pleno corazón de la sierra de San Juan de la Peña donde ejerce hasta 1936.
Ocupado Ayerbe en la tarde del 20 de julio 1936 por los sublevados, se refugia en un corral en el monte junto a un centenar de vecinos; siendo atacados por la guardia civil se dispersan en grupos que vuelven a coincidir en la ermita de santa Quiteria. Emilio baja a Santa Eulalia de Gállego, pero las noticias que le dan son confusas, así que esperan hasta el 25 de julio en que unos optan fatalmente por regresar a sus casas y otros por llegar a la zona republicana. Rescatado por una expedición guerrillera que se adentró en la zona fascista, lo encontramos en septiembre de 1936 en Apiés, punto central de todo el sector norte del cerco a Huesca desde el castillo de Montearagón a la Sierra Gratal, alistándose como voluntario en las Milicias Antifascistas de Barbastro. Ingresa luego en la 14 centuria Ayerbe-La Peña de la columna confederal Roja y Negra, situada en Arguis y que ha de desdoblarse en dos centurias, ante la llegada de nuevos voluntarios, vecinos fugados de la represión fascista del entorno de Ayerbe. Con la progresiva militarización de las columnas milicianas, se transforman en 1ª y 2ª compañía del 2º Batallón de la 127 Brigada Mixta de la 28 División “ Ascaso”. Con ellas participa en las operaciones del sector norte, como la reconquista de las Lomas de Arascués, y ocupación del castillo de Becha. No se olvida de su familia, y antes de fin de año dirige una operación guerrillera de rescate, contacta con su madre en Ayerbe y la cita a la noche en la Fuente de los tres caños, de allí a una caseta de monte a la que independientemente y sin conocimiento mutuo, por seguridad, van acudiendo más familias, con embarazadas y ancianas de 80 años incluidas. Tras una peligrosa travesía nocturna, alcanzan Arguis, y de allí a Barbastro donde Emilio las visitaba cuando podía desplazarse desde el frente y les hablaba de su querido maestro Ramón Acín. Josefina, escolarizada en 4º en el Instituto, es sacada viva de sus ruinas tras uno de los bombardeos facciosos a la capital del Vero.
Con la reculada en marzo de 1938, acaban en Torelló, mientras Emilio pasa de comisario de compañía a reemplazar como comisario del 2º Batallón de la 127 BM a Edmundo Vendrell muerto en el frente de Teruel. En mayo una nueva reorganización lo lleva en calidad de comisario al 4º Batallón, al mando de Francisco Sansano, para formar muy a su pesar, la base de una nueva Brigada Mixta, la 195, que encuadrada en el cuerpo de ejército de Levante forma parte de la División 52, como reserva acantonada en Segorbe que en la batalla de Levante, una vez caído Castellón, estabilizan el frente impidiendo la toma de Valencia. Prisionero en marzo de 1939 en la ratonera del puerto de Alicante, es encarcelado en Orihuela, desde donde escribía en su carta mensual estas líneas a su familia en el anverso de una tarjeta:
“ Acepta madre este humilde recuerdo en holocausto mío, arcano donde se conservan y guardan anhelos, esperanzas de un día luminoso, diáfano feliz. En el, humildemente, van sentimientos : mi ser y te los ofrezco. Me daré por satisfecho si al mirarla te consuela, te anima y fortalece...”
Era habitual que las cartas llegaran completamente tachadas, donde sólo se leía la salutación inicial y la firma, la censura era terrible, esta tarjeta tiene dibujado, en colores, un sol que sale por el horizonte con sus potentes rayos.. Trasladado a la cárcel de Huesca, en donde se encuentra cumpliendo condena por el consejo de guerra a que fue sometido acusado del delito de “Adhesión a la Rebelión“ -9626-40, fue sacado de su cautiverio para morir en el hospital a causa de una “peritonitis“ el 3 de febrero de 1943. En mayo de 1943, el Tribunal de Responsabilidades Políticas de Aragón le incoa el expediente A-2135, causa que se sobresee por su fallecimiento según informa la Capitanía General de la V Región Militar. No será el único vecino de Ayerbe muerto en las cárceles franquistas, lugar en el que la ropa andaba sola por los piojos que tenían, y a la que bajaban andando desde Ayerbe las familias de los presos; pues a causa de los malos tratos, torturas, hambre y desatención generalizada que padecían en las prisiones sufrieron su mismo trágico destino los cenetistas Pablo Forcada López, Emilio Castillo Nuevo, Cecilio Buesa Cinto y el diputado provincial republicano Francisco Fontana “catalán”.
La situación carcelaria oscense en la posguerra era terrible, sumidos los presos en el más completo abandono y hacinamiento, sometidos unos a la angustia permanente de estar condenado a muerte, pendientes de su ejecución, los tres últimos fusilados en Huesca, militantes de la CNT, lo son el 23-1-1945; otros penados, años más tarde, se verían sometidos a trabajos forzados, construyendo la nueva cárcel del Barrio del Perpetuo Socorro. En el año 1942 un juicio lleva al banquillo de los acusados al director de la prisión de Huesca José María López Silva Redondo, que fue absuelto y al médico ya fallecido Andres Cavero Casayus, que en 1939 no vacunó ni diagnosticó correctamente a los condenados, que sufrieron un brote epidémico en el interior de la cárcel, lo que costó la vida a los presos Pedro Vita Bretos, Emiliano Castillo y Cosme Orus, siendo infectados 89 reclusos más.
Desgraciadamente, no se han conservado más poemas y dibujos de este joven generoso, alegre y lleno de vida, maestro libertario de Botaya, pues mientras Josefina es escondida en casa de una maestra del avanzado colegio Ausias March de Barcelona, en el que le costeaba los estudios Emilio al final de la guerra, su madre y Raúl regresan a la casa de Ayerbe, ocupada ahora por el comandante de la guardia civil. Josefina obtiene plaza en sindicato nacional del trigo en Huesca, y a la muerte de Emilio le obligan a dejarla y a abandonar la ciudad junto con su familia, que rumbo a Barcelona acabaría hacia 1945 en Argentina reclamados por unas tías. Su madre, Inés, enloquecida por los traumas vividos, en un momento de arrebato quemó todos los recuerdos de los cuatro años de prisión de Emilio.
En octubre de 2004, su hermana Josefina y sus sobrinos colocaron, como recuerdo y homenaje, una hermosa lápida en el cementerio de Huesca que dice: “Tu familia te admira y no te olvida, al maestro Emilio Loriente Vidosa que dio su vida por la libertad“.
Bibliografía y Fuentes consultadas :
De Ayerbe a la Roja y Negra. 127 Brigada Mixta de la 28 División. Pedro Torralba Coronas. 1980.
Historia del Ejército Republicano. Salas Larrazabal.
Expediente A-2135 del Tribunal de Responsabilidades Políticas. Archivo Histórico Provincial Huesca.
Expedientes Escuela Normal de maestros Huesca. Archivo Histórico Provincial Huesca.
Libro Sentencias J-2600 (1942). Sentencia nº 43. Archivo Histórico Provincial Huesca.
Registro Civil de Huesca. Sección 3ª, Tomo 148, página 190.
Entrevistas y correspondencia personal con Josefina Loriente Vidosa.( Madrid febrero y mayo 2005).
Fuente: O Crabero ( Huesca-Info http://www.llaveinglesa.com/alra huescainfo@llaveinglesa.com )
[Pallaruelo de Monegros (Huesca) –Mauthausen (Austria) 12-9-1941]
Miguel era el tercero de una familia de nueve hermanos, naturales de Pallaruelo de Monegros. A mediados de los años 30, trabajaba como ferroviario en Sariñena, junto con sus hermanos Cristobal y Tomás. Miguel de ideas anarquistas, militaba en la CNT. A esta familia monegrina, le unía gran amistad, a otra saga familiar de anarcosindicalistas locales, los Pinós Barrieras, asentados en Sariñena, y cuya madre Juliana Barrieras Tierz, descendía igualmente de Pallaruelo de Monegros. Su hijo Gabriel Pinós Barrieras fue intimo amigo y compañero de ideas de Miguel, y de cuyo trágico final no tendría noticias hasta finales de la década de los 50 en una visita a Sariñena.
Parece ser que Miguel Pardina, marchó voluntario con las milicias de la Columna Durruti, tras una visita de este a la que era sede del Comité de Guerra de las Milicias en Sariñena. Tras la nueva toma de Sietamo por varias centurias anarquistas de la columna Durruti en apoyo a las del coronel Villalba que operaba desde Barbastro, éste interviene en un discurso público en la capital monegrina, recogido por el diario Solidaridad Obrera el 13-9-1936. Mientras, lejos de los Monegros, otro de los hermanos, Alejandro Pardina Pueyo, moriría en Las Rozas, defendiendo la capital en el Frente de Madrid.
Con la derrota, pasa como refugiado a Francia, donde es internado en un campo de concentración. Desde aquí, es de suponer que marcharía a la fortificación de la línea Maginot, siendo hecho prisionero de guerra por el ejército alemán y encerrado en 1939 en un “campo de origen“, el conocido como Stalag XI A, situado probablemente en Prusia Oriental, donde el ex-deportado Mariano Constante sitúa el B. Es aquí desde donde entra en contacto con su familia, gracias a las gestiones realizadas por la Cruz Roja Internacional que permitieron en 1941 escribir a los presos, en unos pliegos unas breves líneas pasadas por la censura, a sus casas. Así el 16-4-1941, comunica por última vez con su familia, y les dice “bien por momento... si mandan alguna cosa (la envíen) toda mejor arreglada que puedan“. No hubo más cartas, sólo cinco meses después, internado en el campo de exterminio nazi de Mauthausen, el anónimo anarquista monegrino Miguel Pardina Pueyo, moriría víctima de la genocida barbarie fascista, un 12 de septiembre de 1941. Fue el más terrible invierno que padecieron los deportados republicanos españoles.
La organización obrera a la que pertenecía Miguel, la CNT, estuvo representada por el Sindicato Único de Trabajadores de Sariñena, que contaba con 45 afiliados en mayo de 1936 en su IV Congreso Confederal de Zaragoza. Algunos de los miembros que hemos podido documentar son:
Fulgencio Esteban Oliván, secretario del Sindicato, participa en el primer Comité Revolucionario de Sariñena, fue condenado a 30 años de prisión. Gabino Lavilla Arcal, nacido el 19-2-1909, labrador, detenido ya en la insurrección libertaria de diciembre de 1933 por los sucesos de Villanueva de Sigena, era miembro de la junta local del Sindicato y vocal en el primer Comité Revolucionario de 1936, representante de la Colectividad, en 1937 denunció actos de agresión a la misma por parte de la 27 División Carlos Marx. Se unió libremente con Josefa Angas de la cercana localidad de Albalatillo y fue condenado a 30 años de prisión. Enrique Rodés Grañón, nacido en 1918, labrador, miliciano voluntario en los primeros días de julio del 36 en Lanaja y Tardienta, ingresa en septiembre en la centuria Panchovilla de la Columna Carlos Marx, siendo detenido y encarcelado por los mandos de filiación comunista durante cinco meses en Lerida, (según el reciente estudio de A.Diez Torre, entre el 20 al 30 % de sus unidades estaban compuestas por afiliados a la CNT), por repartir propaganda anarquista, liberado se incorpora a los frentes de Extremadura y Levante, muriendo en la cárcel el 10-4-1943. Manuel Novellón Barreu, nacido en 1919, labrador, trabajó en la fábrica de harinas colectivizada y en mayo de 1937 lucha en los frentes de Madrid y La Muela (Teruel ) donde es hecho prisionero en febrero de 1938. Se fuga de un Batallón de trabajadores de Toledo en diciembre siendo detenido al final de la guerra en Valencia y condenado a 20 años de prisión. José Zamorano Cabellud, nacido el 7-10-1918, labrador, estuvo seis meses con la Columna Durruti en el frente de Farlete y luego en los de Teruel y Extremadura. Fue condenado a 20 años de prisión. Miguel Fumanal Solanilla, destacado militante de la CNT-FAI local, miliciano voluntario desde julio del 36, desarmó a los guardias civiles sublevados de Sariñena y frenó el avance nacional en Lanaja, huido al final de la guerra fue expedientado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas con 8 años de inhabilitación, destierro y 2500 pesetas de multa. Vicente Tierz Puyol , uno de los fundadores de la CNT local con carnet nº 20, milicano voluntario al frente, fue condenado a seis años de prisión. José Peralta Durango, delegado de abastos, condenado a 20 años de prisión. Julio Argental Borruel, miliciano voluntario en el frente de Huesca y Tardienta, condenado a 12 años de prisión. Teodoro Tella Bornao, condenado a 12 años de prisión. Gaspar Clavería, nacido en Sariñena en 1894, ferroviario de la línea a Lerida, estaba afiliado en la CNT de Cervera, internado en los campos de concentración franceses de Vernet y Septfonds, en su exilio trabajó en la agricultura y murió en Albi el 9-6-1981.
De enero a abril de 1937, se constituyen 23 Consejos Municipales en otras tantas localidades de la comarca de Sariñena, de cuyos 151 consejeros, pertenecían 82 a CNT, 62 a UGT, 5 a IR, y 1 a UR y PS.
En febrero de 1938, un informe del Comité Regional de CNT nos dice que el Comité Comarcal reside en Sariñena y sostiene relación con 18 sindicatos de localidades diferentes, en las cuales subsisten insolubles problemas en la gestión municipal.
La represión franquista sobre la localidad de Sariñena, fue amplia y dura, y ello a pesar del éxodo forzoso de familias enteras, refugiadas con la reculada de marzo de 1938, primero en Cataluña, y luego en Francia. Alrededor de 140 vecinos y vecinas pasaron por la prisión provincial de Huesca. El Tribunal de Responsabilidades Políticas de Aragón, abrió 86 expedientes que afectaban a otros tantos vecinos presos, huidos o muertos y a sus familias, con castigos como fuertes multas, incautación de bienes, inhabilitaciones, cárcel y destierro entre otras, así como dos sentencias a pena de muerte dictadas por sendos consejos de guerra sobre los vecinos acusados del delito de “adhesión a la rebelión“; el molinero de 42 años José Carreras Gavín fusilado en Huesca el 14-8-1940 y el camarero de 36 años Francisco Basols Buil, fusilado en Barbastro el 21-7-1942.
Otros morirían en la guerra, como los miembros del primer Comité Revolucionario de Sariñena, Pedro Sanz Mazuque y José Izco Giménez factor ferroviario y cuyo hermano Tomás también ferroviario ya fue despedido en la huelga de 1917 y condenado ahora a seis años de prisión; Antonio Marías Tella, cuyo hermano Mariano y Julia estaban encarcelados en Huesca; Mariano Marías Berbedes, Román Romerales Huerva, al que también se le da por huido, y el libertario apellidado Clavería de Sariñena citado por P. Torralba en su libro sobre la Roja y Negra 127 Brigada Mixta, que muere en marzo de 1938 en el Frente de Teruel.
Fuentes Consultadas:
Revista Flumen XXI “Miguel Pardina Pueyo. Un monegrino muerto por los nazis en Mautausen”
por Jesús Inglada Atarés y Cruz Ullod Borruel.
El pasado oculto. Julián Casanova. Mira Editores, 2001, Zaragoza.
Esbozo para una enciclopedia del anarquismo español. Miguel Iñiguez. FAL , 2001, Madrid.
Confederados/Solidarios. Aragón 1900-1938. Alejandro Diez Torre, UNED, 2003, Madrid.
Expedientes Tribunal Responsabilidades Políticas Aragón Sariñena. Archivo Histórico Provincial Huesca.
Relación de encarcelados en la Prisión Provincial de Huesca hasta 1950.
Diario Solidaridad Obrera 6 de mayo de 1936.
Fuente: Heraldo de Aragón (Artes & Letras)
El crimen de los padres
Michel del Castillo
Traducción de José Giménez Corbatón
Ikusager. Vitoria. 2005. 222 páginas.
A Marcelo Moral, catedrático de francés del instituto Ramón y Cajal de Huesca, se le heló la sangre al abrir la puerta de su domicilio y toparse con la mirada fría y el gesto desafiante de Antón Olivar. Lo acompañaba un joven de aspecto misterioso vestido de negro, un edecán de mal agüero. Corría el año 1951 y Antón todavía andaba pregonando que don Marcelo debía tener cuidado, “le huele la cabeza a pólvora”, aseguraba. Marcelo Moral, con el miedo a flor de piel, creyó seriamente que le había llegado la hora, pero se equivocó. Antón llamaba a su puerta para recomendar como profesor auxiliar de francés a Miguel, el joven que le acompañaba.
La escena es rigurosamente cierta, si bien los personajes han sido citados con los nombres literarios que Michel del Castillo (Madrid, 1933), les ha dado en su novela recién publicada en español “El crimen de los padres”, en la que se narra el hecho. Don Marcelo es el profesor Eduardo Vázquez Bordas, tachado de izquierdista por los “camisas viejas” de Falange en Huesca, a cuyo frente estuvo Antón, Ramón Sánchez Tovar en la realidad. El joven Miguel es el propio escritor Michel del Castillo.
“Vivir es contarse”, asegura el autor que con “El crimen de los padres” completa una trilogía en la que la ciudad de Huesca, donde vivió entre agosto de 1951 y octubre de 1953, y sus personajes reales adquieren un protagonismo absoluto. Toda la obra de Michel del Castillo tiene de autobiográfica y constituye una búsqueda infatigable de sus orígenes, de la figura de unos padres que lo abandonaron a su suerte, cometiendo de este modo su propio crimen. Y será en uno de sus erráticos viajes en tren camino de ningún sitio, cuando una conmiserativa mujer, Fe Fernández Larroche, delegada provincial en Huesca de la Sección Femenina, lo invite a buscar calor humano en la ciudad oscense. “La noche del decreto” (Grijalbo, 1982), “El tiovivo español” (Mira, 1991) y “El crimen...” dan fe de ello, y en las tres novelas está presente la Guerra Civil y la persona que acoge a Michel en su casa actuando como un trasunto de padre, Sánchez Tovar, el más significado de los represores falangistas en la ciudad sitiada.
Relata Michel en su obra la publicación en 1991 de “El tiovivo español”, que le trae desde París, donde vive, a Zaragoza y Huesca. El viaje –viaje interior, en realidad– servirá para reflexionar acerca de la figura de su benefactor, por el que siente a un tiempo amor y odio, ya que si bien le acogió cuando se encontraba huérfano y perdido, a través de sus largas noches de insomnio le fue relatando en ocasiones con detalle, otras como si enfrentara un imaginario tribunal, los crímenes cometidos durante la guerra, la limpieza política llevada a cabo con frialdad y método. Más de un centenar de personas cayeron abatidas al foso y fueron rematadas por el tiro de gracia de este “pistolero que disfrutaba con la sangre”.
Sánchez Tovar, Antón, vivía con su mujer y sus seis hijos en la llamada “casa del barco”, al final del Coso Alto. Desde allí, a través de la ventana curva que miraba hacia el centro de la ciudad, escrutando todos los movimientos de las grises y desiertas callejas, Ramón, sin atisbo alguno de arrepentimiento, teorizaba sobre la ética y el honor, haciendo burla del franquismo y los falangistas de nuevo cuño a los que consideraba blandos en el ejercicio del poder y traidores al verdadero credo místico, el de Hedilla y los camisas viejas como él.
Miguel se reencuentra con un Ramón enfermo de cáncer –morirá meses más tarde– que mantiene intacto su orgullo, y con Nieves, su débil mujer. También con las hijas del matrimonio, una de las cuales le reprochará sus libros y su ingratitud sin límites, mientras que otra, Candis, lo comprende y comparte su dolor y el desprecio moral e intelectual que el personaje de su propio padre le inspira.
La magnífica novela de Michel del Castillo, que ha sido traducida con brillantez por el escritor José Giménez Corbatón, incorpora un prólogo fallido y no exento de errores de bulto, impropio de un editor cuidadoso que ya ha puesto en el mercado otros celebrados títulos del autor hispano francés.
Fuente: Instituto Cultural del Bajo Aragón jbel@able.es
El Instituto Cultural del Bajo Aragón en la asamblea extraordinaria que celebró el pasado día 12 de junio, entre otros puntos aprobó: el realizar una invitación para todas las personas del Bajo Aragón que deseen aportar sus testimonios y vivencias, acaecidas durante el periodo de la Guerra Civil Española. Las aportaciones también podrán ser presentadas de legados realizados por personas ya fallecidas.
En los escritos deberá figurar las señas de identidad de la persona que lo presente, o en su caso de la persona que trata el testimonio, acompañado de una fotografía y de un certificado de cesión de todo lo entregado para su utilización por parte del ICBA en la "II Jornada sobre Historia y Patrimonio de la Comarca del Bajo Aragón" que versará el próximo año sobre la "Guerra Civil Española en la Comarca del Bajo Aragón", así como para su publicación en el "Boletín del Bajo Aragón". En cuanto a la extensión del escrito, no se ha puesto limitación, pero éste, deberá ceñirse al espacio de tiempo comprendido entre 1935 y 1940. Se valorará en su presentación el apoyo fotográfico al documento.Los interesados deberán enviar el texto a:
Instituto Cultural del Bajo Aragón
Plaza de la Iglesia, 2
44643-La Cañada de Verich
La finalidad de esta invitación es presentar los testimonios en la "II Jornada sobre Historia y Patrimonio" que ser realizará en el mes de marzo de 2006 y que tratará de manera monográfica sobre la "Guerra Civil Española en la Comarca del Bajo Aragón" y para su posterior publicación en el "Boletín del Bajo Aragón nº 4".
El tema de la Jornada se presenta haciéndolo coincidir con la conmemoración de que el año que próximo se cumple los setenta años que dio comienzo el conflicto militar. Será dirigida por el profesor de la Universidad de Zaragoza de Historia Contemporánea, Julián Casanova y organizada por el ICBA.
Fuente: Heraldo de Aragón
Cuando eché a correr por la Cuesta de las Losas, hacia abajo, para refugiarme en casa de mis abuelos, estuvo a punto de atropellarme el coche del “Pimpón”, el único de alquiler que había en el pueblo, y escuche que la gente gritaba: “¡Ese niño, ese niño!”.
No se me olvidará jamás la muerte del tío “Cachules”, aunque luego llegarían otros fusilamientos más de los que sólo escuche la descarga cerrada de los fusiles.
Albalate del Arzobispo cambió de nombre para llamarse Albalate Luchador, dado que estaba en poder de los “rojos”, como entonces decían. Expoliaron la iglesia parroquial de la Asunción y arrojaron las imágenes al río Martín por un terraplén situado frente a la acequia, que servía también de abrevadero para las caballerías, y a la casa-cuartel de la Guardia Civil. Las bajaron amontonadas en un carro y yo contemplé atónito la operación, sin dar crédito a lo que veía. Utilizaron el templo para almacén de la Colectividad.
Un día, estando en la cocina de casa de mis abuelos, se hizo el silencio total en la Cuesta de las Losas, roto únicamente por las pisadas de muchas personas. Nos asomamos por la ventana de la cocina, sin que mis abuelos se atrevieran a levantar los visillos, y contaron hasta cuarenta personas que llevaban escoltadas al cementerio para ser fusiladas allí, junto a la fosa común. Al poco sonaron los disparos, que causaron el lógico estremecimiento a mis abuelos y a mi madre.
Las tropas “nacionales” tardaron mucho en tomar Albalate Luchador, porque los “rojos” se hicieron fuertes en la torre campanario de la iglesia y en el castillo, con sus ametralladoras, dominando el paisaje, y no dejaban acercarse a los fascistas. Mientras tanto seguían los fusilamientos indiscriminados, a veces sin más culpa por parte de la víctima que la de eliminar a un acreedor.
Apenas me dejaban salir a la calle, y sólo íbamos juntos hasta el corral y los huertos, al otro lado del puente. Mi abuelo Andrés se llevó allí, escondida, una imagen de San Antonio que mi abuela Alberta adoraba sobre la cómoda, y la escondió frente al pesebre de las vacas, tras realizar la oportuna obra, que para eso era albañil. Así quedaría a salvo.
Todos pensaban en la próxima liberación, sin sospechar que ésta todavía sería peor, dado que daría paso a no pocas venganzas. Yo no acababa de entender lo que estaba pasando.
Fuente: "La Calle de todos" (n.º 63, junio de 2005), de la FABZ (Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza)
Hace unos días viajé a una pequeña localidad zaragozana que une a los encantos de su naturaleza y de su famosa plaza barroca dos singularidades algo menos conocidas y celebradas: una placa estampada con el yugo y las flechas que, herrumbrosa, pero inasequible al desaliento, recibe a la entrada del pueblo a propios y forasteros, y, ya en pleno casco urbano, un asombroso —aunque maltrecho— monumento funerario erigido en memoria de un legionario italiano, donde todavía campean, hermanados, los símbolos de la Falange española y del Fascio italiano.
Aunque se tiende a creer lo contrario, este fenómeno (el de la pervivencia de símbolos fascistas) ni es privativo del «Aragón profundo» ni herencia de las relaciones caciquiles, ribeteadas de resabios franquistas, todavía detectables en algunas zonas del medio rural. Al fin y al cabo, la localidad en cuestión, Chodes, está regida por un alcalde socialista —en la anterior legislatura lo fue por el PP, ya que, según declaraba a un periódico comarcal, «no se considera[ba] un político»— y enclavada apenas a un kilómetro de la «chuntista» Morata de Jalón (donde, en las paredes de su iglesia, todavía pervive una lápida de los fascistas italianos, por cierto) y a unos pocos más de la dinámica La Almunia, donde nombres como el Generalísimo, Mola o Sanjurjo todavía encuentran acomodo en los rótulos de sus calles.
Pero no hay que irse tan lejos: el nomenclátor de la muy democrática Zaragoza acoge sin rubor toda una galería de personajes que, tras conspirar contra el legítimo gobierno republicano, llevaron al pueblo español a una carnicería sin parangón en su Historia. Todavía hoy, barriadas levantadas por el paternalismo y la demagogia franquistas (los llamados «grupos sindicales»), abandonadas después a su propia suerte, tienen que padecer, para más inri, el baldón del nombre con el que fueron ungidas; mientras que decenas de calles capitalinas aparecen todavía dedicadas a una pléyade de espadones de toda especie (alféreces provisionales, capitanes definitivos, generales de división o generales generalísimos); a salvapatrias de la trama civil golpista; a una necrofílica toponimia que canta las gestas del bando vencedor; al nefando diario falangista Amanecer (más conocido como Amenazar); o a extravagantes fechas que ni los nostálgicos del régimen franquista recuerdan, como la del 10 de agosto —de 1932—, conmemorativa del abortado golpe antirrepublicano del general Sanjurjo.
Conviene recordar que el Pleno de las Cortes de Aragón aprobó en febrero de 2004 una proposición no de ley en la que instaba al Gobierno aragonés a trasladar a los ayuntamientos la opinión favorable del parlamento autónomo a la eliminación de nuestros municipios de nombres de calles y plazas, grabados, placas, bustos o estatuas que recuerden a personas o acontecimientos ligados a la sublevación militar contra el gobierno democrático de la República y al régimen franquista posterior. Habida cuenta de los reiterados incumplimientos institucionales en este sentido, el Foro por la Memoria va a lanzar próximamente una campaña estatal denominada «Limpia las calles de fascismo», desde la que va a invitar a los ciudadanos a que tomen la iniciativa personal (en una especie de «hazlo tú mismo») y den cumplimiento al acuerdo de las Cortes Generales para eliminar los símbolos del franquismo. Como es sabido, en Aragón alguien se ha adelantado a esta iniciativa. Y lo ha hecho a lo grande. Un grupo autodenominado Los Neomaquis, harto —supongo— de tanto contemporizar, ha pasado a la acción directa y ha dejado la estatua erigida en memoria de la Legión tan demediada como su fundador, el bizarro Millán Astray.
Peor lo van a tener los neomaquis para meter la motosierra en la Academia General Militar, donde el Generalísimo y su jamelgo todavía presiden actos a los que asisten —¿sin rubor?— nuestras primeras autoridades democráticas. Peor, y para días, porque el ministro del ramo, el muy católico José Bono, justifica la pervivencia de la estatua por el hecho de que el dictador fuera el primer director de ese centro, «olvidando» que fue clausurado por su carácter antidemocrático —por Azaña, en 1931— cuando, precisamente, estaba dirigido por el ínclito gallego.
Mientras tanto, como recordaba recientemente en el diario El País la historiadora Paloma Aguilar, resulta insólito —¡oh, paradoja!— que en nuestro país no haya ningún monumento oficial que rinda homenaje a la oposición democrática contra la dictadura.
¿Hasta cuándo habrá que seguir pagando el peaje de la Transición? ¿O es que todavía estamos inmersos en ella? Que nos lo aclaren, por favor. Y que quiten el IVA a la vaselina.
Fuente: Radio Huesca
El 18 de julio se ha presentado esta publicación escrita por historiador Antonio Gascón Ricao. Se trata de la revisión de un ejemplar anterior y con el que se cuenta con una versión más documentada y ampliada.
Ya en 1991 la Diputación Provincial de Huesca editó otro libro sobre este mismo tema, que llevaba por título Huesca. La bolsa de Bielsa: fotografías 1938, cuyos autores eran el propio Antonio Gascón y Ramón Ferrerons.
Posteriormente a esta edición, se han ido incorporando al Museo de la Bolsa de Bielsa gran cantidad de fotografías, documentos y testimonios que hacían necesaria una revisión de este hecho histórico. Cabe destacar, entre ellos, las entrevistas realizadas a los supervivientes de la Bolsa en el homenaje que se rindió en el mismo año 1991 a la 43ª División, y el diario de guerra y fotografías realizadas por el alférez del ejército nacional Ramiro C. Sobregrau.
Este nuevo aporte documental y gráfico se ha incorporado a esta publicación y han dado como resultado un libro completamente diferente a la edición de 1991. En él se entierran, definitivamente, errores históricos y tópicos sobre la Bolsa de Bielsa. Se ha profundizado en la búsqueda del perfil humano de los personajes y se ha identificando a muchos de los protagonistas que aparecen en las fotografías. Es necesario mencionar que se añade un amplio anexo en el que se incluyen informes, diarios de operaciones, datos sobre los contendientes y un apéndice bibliográfico.
Esta nueva publicación no es, tan solo, una edición revisada y ampliada. Con un nuevo formato, la Diputación Provincial de Huesca, desde su Fototeca, inicia una nueva línea editorial destinada a publicar estudios monográficos sobre temas o personajes de la provincia de Huesca que cuenta con el apoyo de Caja Inmaculada.
"La
Bolsa de Bielsa" narra la resistencia de la 43 División
Fuente: Heraldo de Aragón
La
Diputación de Huesca (DPH) ha editado un libro que narra, con el apoyo de
abundante material fotográfico, los dos meses de resistencia que protagonizó en
1938 la 43 División del ejército de la II Republica en la zona oriental del
Pirineo altoaragonés, un episodio histórico de la Guerra Civil española conocido
como "La Bolsa de Bielsa", título que lleva la obra.
El contenido del libro fue
detallado en rueda de prensa por su autor, el investigador Antonio Gascón, quien
compareció con el alcalde de Bielsa, Antonio Escalona, para informar de este
libro así como de las acciones previstas para rendir homenaje a las personas que
participaron o tuvieron relación con estos hechos.
La
edición, salpicada con numerosas fotografías que muestran tanto la contienda
como la vida cotidiana o la huida de la población civil hacia Francia a través
de las montañas una vez confirmada la llegada de las tropas de Franco,
constituye una revisión de una publicación anterior de la propia DPH que
analizaba este episodio de la Guerra Civil.
El autor destacó que en la
nueva edición se corrigen algunos errores históricos que figuraban en la
anterior, publicada por Gascón en 1991 con el profesor Ramón Ferrerons, y se
profundiza en el perfil humano de algunos de los personajes que aparecen en las
imágenes.
El
libro narra el repliegue de los aproximadamente ocho mil hombres que formaban la
43 División hacia la denominada "Línea del Cinca", en la parte más septentrional
del Pirineo, y el esfuerzo desarrollado bajo el mando de Antonio Beltrán "el
Esquinazau" por contener el empuje de las tropas nacionales hacia el norte.
Un mes después de
iniciarse la resistencia, el presidente del Gobierno, el doctor Negrín, se
desplazó a Bielsa en compañía de su jefe de Estado Mayor, Vicente Rojo, viaje en
el que hizo entrega de medallas y aprovechó para visitar los trabajos de
construcción de un aeródromo en el Llano de Pineta.
El episodio de la Bolsa
terminó la noche del 15 de junio de 1938, cuando las tropas de Franco se abrían
paso tanto por el sur como por los puertos de Plan y los restos de la 43
División trataban de resistir el acoso de la aviación enemiga, cuyas bombas
incendiarias arrasaron los núcleos de Bielsa y Parzán.
La
edición incide en la personalidad del Esquinazau, un hombre nacido en Canfranc
que viajó por Estados Unidos y se enroló en el ejército norteamericano antes de
regresar a España, durante la Primera Guerra Mundial. Militante del Partido
Comunista y próximo a los conjurados republicanos de Jaca que encabezó Fermín
Galán, Antonio Beltrán "el Esquinazau" adquirió la aureola de mito como jefe de
la 43 División Republicana con hábiles tácticas de estrategia militar.
Fuente: Heraldo de Aragón
Así, de entrada,
Salvador Trallero (Sariñena, Huesca, 1966) se declara un enamorado de su
localidad, de 4.000 habitantes. Y pastelero de oficio aficionado a la fotografía
y a la historia, y un gran viajero que ha recorrido países como México, Egipto,
Túnez, Marruecos, Guatemala, Nicaragua o Perú. Él mismo se traza la aventura
como un explorador con su Nikon en la mochila. Hace fotos en color, las revela y
las preserva como oro en paño en sus series de álbumes que ya forman una valiosa
colección personal, su mirada sobre el mundo. Su afición al arte ha tenido una
modesta proyección en el cafetín de su establecimiento de tartas y pastel ruso:
allí ha colgado pintura y fotografía, en particular una colección de diez fotos
antiguas de Sariñena, fechadas entre 1915 y 1920, en las que aparecían edificios
urbanos que ya habían desaparecido o habían sido remozados como el ayuntamiento,
las escuelas graduadas, las fuentes públicas.
"Aquella colección fue
toda una sorpresa. Había muchos edificios que yo desconocía. La gente venía,
veía las fotos y hacía comentarios: recordaba tal o cual anécdota, me decía que
tenía una foto semejante, y así fue anidando en mi cabeza la idea de hacer una
recopilación. Quería hacer algo que uniese mi afición a la fotografía y a la
historia, pero la idea del libro no surgió hasta el año 2000 y empecé a trabajar
en ello en junio de 2003". El libro ya está en las librerías, con 191
fotografías, fechadas entre 1900 y 1970. La edición, cuidada y ambiciosa, aún
exigiría otro esfuerzo de Trallero: tendría que hacerse editor. Así ha nacido
"Sariñena Antigua" (Salvador Trallero, editor, 167 páginas).
La
aventura ha sido fascinante y satisfactoria. "Empecé la recogida simultánea de
fotos y de información. Pregunté en casas, pedí algunas tomas, y visité un
montón de archivos viajando por todo el país: archivos provinciales de Huesca y
Zaragoza, Archivo Diocesano de Huesca, Fototeca de Huesca, Archivo General de la
Administración, Archivo Nacional de Cataluña, Biblioteca Nacional, Archivo
Militar de Ávila. Encontré dos fotos de Agustín Centelles, una del campo de
aviación y otra de un desfile de milicianas en un mitin anarquista en Barbastro.
Encontré fotos de Juan Mora Insa, o de Juan Guzmán de la agencia EFE: una,
increíble, del campo de aviación "Alas Rojas", que empezó a funcionar en agosto
de 1936, con carromatos, tiendas y aviones, y la de columna miliciana del PSUC
que venía en un pintoresco coche y la frase "Barrio-Trueba". Con tanto material
no sabía cómo ordenar el libro".
Trallero explica que en
Sariñena la Guerra Civil marca un punto de inflexión. Antes del 36 no ha podido
recuperar muchas cosas, al margen de la colección que fue el punto de arranque
de su proyecto; de la contienda y de la posguerra ha obtenido algunas fotos
evocadoras, de gran valor documental. "En Sariñena hubo sedes de la CNT, FAI y
UGT; el pueblo se convirtió en cuartel del alto mando republicano; contó con el
famoso campo de aviación, que mandaba Alfonso de los Reyes y que tenía a Isidro
Giménez como jefe de escuadrilla. Luego, el campo fue ocupado por la Legión
Cóndor y más tarde vino la aviación legionaria italiana. Se desmanteló en 1945,
pero aún quedan restos de barracones, depósitos de agua o trincheras. Contábamos
con hospital militar, un taller de reparaciones de vehículos, instalado en la
iglesia parroquial, y una farmacia militar internacional", resalta Trallero.
Y
tampoco puede dejar pasar por alto un hecho que cambió la fisonomía de Sariñena:
el bombardeo, llevado a cabo el 25 de marzo de 1938, de la Legión Cóndor, cuando
ya la villa había sido prácticamente evacuada en su totalidad. "Los alemanes
arrojaron cincuenta toneladas de bombas que destruyeron un centenar de casas, y
otras setenta más quedaron con importantes desperfectos en su estructura.
Además, las casas fueron saqueadas y Sariñena parecía un amasijo de escombros.
De esa época he encontrado fotos impresionantes en "Regiones Devastadas", como
las ruinas de la plaza de la iglesia".
El libro contiene además
romerías, estampas agrícolas (destaca una foto de la vendimia de los años
cuarenta), sesiones de baño en el río Alcanadre, grupos humanos, bailes y
fiestas, desfiles de carrozas y pasos de danzantes, secuencias del transporte.
"La gente ha visto el libro y me siento gratificado y agradecido. He recibido
muchas felicitaciones y eso ya paga mis desvelos, las horas de pesquisas, los
largos viajes. He aprendido un poco más de mi pueblo y de sus gentes, y le he
cogido gusanillo a la investigación. He contribuido un poco a contar la historia
y a que permanezca en la memoria", resume con honda satisfacción Salvador
Trallero.
Fuente: La Jornada Semanal (domingo 10 de julio de 2005 núm. 540)
http://www.jornada.unam.mx/2005/jul05/050710/sem-malraux.html
¿Existen grandes artistas sin un diálogo constante con la muerte? Es en este cara a cara cuando el escritor, el compositor o el pintor da al destino su verdadera dimensión trágica al mismo tiempo que funda la esperanza de la condición humana sobre la compasión y la fraternidad. Cada vida frente a la muerte renueva y agota la humanidad pasada y presente.
Ningún artista del siglo XX fue, más que Malraux, poseído por la obsesión de la muerte. Dostoievski sin la salvación, Céline sin las convulsiones de odio de exorcista de horror moderno, Kafka sin el humor de la desesperanza, Malraux quiere ser el Goya de la literatura, el único creador de la novela revolucionaria suficientemente libre para escapar del dogma del realismo, el único agnóstico en creer en una trascendencia de rostro humano como la parte de ser que en el hombre sobrepasa al hombre y sólo se rebela frente a la muerte. Pero, para él, el escritor es también un demiurgo. Posee el don de actuar sobre la historia por sus premoniciones, y Malraux remarca, no sin orgullo, que el mundo ha empezado a parecerse a sus libros.
En Brasilia, ciudad del siglo XX, el orador lírico André Malraux nombró claramente al espectro de nuestra historia: "Cada una de las grandes religiones había aportado una noción fundamental del hombre, y nuestro tiempo se esfuerza apasionadamente por dar fuerza al fantasma que le ha substituido el siglo de las máquinas. Más aún cuando apasionadamente con los campos de exterminio, con la amenaza atómica, la sombra de Satanás ha reaparecido en el mundo, al mismo tiempo que reaparecía en el hombre." Matar el sentido de lo sagrado es dejar el campo libre a lo demoníaco. Toda religión funda al hombre en dignidad, instituyéndolo co-participante de un misterio sobrenatural, y el cristianismo más que ningún otro, que va hasta la encarnación de lo divino. El derrumbamiento del orden cristiano que marcó el siglo XX —a pesar de algunos resurgimientos— creó un vacío metafísico donde se precipitaron ideologías y doctrinas que, inspirándose en las filosofías de la muerte de Dios, fueron políticas y prácticas de la muerte del hombre. El siglo XX seguirá siendo el primero en haberse dado los medios del crimen total: la desaparición de la especie humana. Desde entonces, el hombre ya no es "el único animal que sabe que debe morir", como dice Malraux después de Dostoievski en Los ahogados de Altenburg, sino el que, según la esperanza, "lleva en sí mismo el deseo de un Apocalipsis", esta negación del futuro, cuando el hombre queda embrutecido de espanto frente a los efectos diabólicos de su terror, como los soldados alemanes de Vístula frente a las ráfagas de gas de combate sobre las trincheras rusas, en Los ahogados de Altemburg, luego en Lázaro, cuando constatan que "el espíritu del mal aquí es más fuerte que la muerte".
LA MUERTE PERVERTIDA POR LO DEMONÍACO
Así el hombre nuevo puede no solamente pensar su muerte sino concebir la muerte del hombre. La ciencia no es la única responsable. A las etapas del progreso de las técnicas de destrucción: el gas, las bombas, los carros de combate, los aviones, los cohetes, el armamento nuclear, corresponde una marcha psicológica del "Espíritu del Mal" en las manifestaciones del horror moderno: "Sin duda los creyentes —dice Vincent Berger— llaman presencia del demonio a semejante vista del espanto." Esta iniciación a la muerte pervertida por lo demoníaco, el siglo XX la prosiguió a través de las carnicerías sangrientas de los campos de batalla, la esclavitud y la explotación de los pueblos, la destrucción de las culturas, las celdas de las prisiones, los alambres de púas de los campos, la salvajada de las guerras civiles y las guerrillas, las salas de tortura, los laboratorios de exterminio. Por todas partes, el hombre está amenazado de perder su humanidad hasta su muerte. André Malraux fue de ello más que un testigo lúcido, un partidario del no, un combatiente del rechazo, que experimentó estos mismos límites de lo humano. De este modo pudo concebir sus novelas como el escultor López de La Esperanza veía las iglesias de la Edad Media: "Las catedrales luchaban por todos con todos en contra del demonio."
La sombra de Satanás no sólo visitó la historia del siglo XX, del millón de "rayados y rapados de los campos de exterminio" de los que Malraux hacía a Jean Moulin "el terrible cortejo" en su oración fúnebre; Satanás ha vuelto a aparecer en el hombre mismo. Es su sombra que se extiende sobre todos los torturados: Está en Los conquistadores la mano que abrió con una navaja la boca de Klein y cortó sus párpados. Tiene los rasgos de los Moís de anam que, en La vía real, metamorfosearon a Grabot en bestia ciega y que desafía a Perkén sabiendo que camina hacia la muerte. Es la locura mortífera de los soldados de Chang Kai-Shek en La condición humana, que dieron a la era industrial su gehena: "No fusilan, los queman vivos en la caldera de la locomotora." Tiene el rostro y la invulnerabilidad de los moros encargados en Toledo de las ejecuciones que conducen al capitán Hernández de La esperanza al suplicio con el largo cortejo de los condenados que figuran otra subida al Calvario: "Los asesinos están fuera de la vida y de la muerte." Ella está finalmente en el que ordena este "Apocalipsis del hombre" que toma Vincent Berger por la garganta, "este rayo que un segundo había iluminado de ella las profundidades cargadas de monstruos y dioses enterrados", este regreso al caos que reabsorbe al hombre en un vacío mineralizado. Frente a las empresas de deshumanización de Satanás, cada hombre que asume y defiende la condición humana está condenado a convertirse en Cristo. Se convierte en él, sugiere Malraux en Lázaro, "el actor de un mito arcaico" prometido al suplicio. Pues únicamente el hombre que sufre, del monte de los Olivos al patio de escuela de Shangai, tiene el poder de exorcizar lo infernal, por poco que posea lo que Malraux llama "el sentido del don", sin que por ello dé una connotación cristiana, a menos que hable ahí de una comunión de los santos sin lo divino.
LA MUERTE EN TODOS SUS ESTADOS
Cuando Goya graba Los desastres de la guerra o pinta el Tres de mayo, busca representar a las víctimas más que a los verdugos. En la tela, la fiesta de los colores es para los que van a morir, y osa poner en primer plano el rostro de un fusilado ya ejecutado por el pelotón compacto de los soldados. Este cadáver que nos da el frente, con los brazos levantados por encima de la cabeza sangrante, no es la imagen del horror mórbido, sino de la dignidad humana asumida hasta en la muerte. El André Malraux novelista no procede de otra manera.
Como Goya, primero nos da a ver el color. Malraux es el pintor del rojo y del negro —la sangre y el luto: "Una vez más, en este país de mujeres de negro, se levanta el pueblo milenario de las viudas" (La esperanza) —que se destacan en un constante violento al lado del sol, las piedras, las nubes, las sábanas o los sudarios, las camisas, las flores. Encontramos esta oposición de los colores de la muerte en muchas otras escenas de La condición humana, La esperanza y, aunque en menor medida, en Los conquistadores y en Los ahogados de Altemburg, mientras que el universo carcelario de El tiempo del desprecio ofrece del fondo del calabozo un sufrimiento incoloro que sólo se tiñe de las visiones alucinatorias del hombre apaleado. Así, después del asalto al Alcázar por los milicianos, "la sangre de los cuerpos, brillando al sol, cubría poco a poco una piedra blanca y plana, de una pureza de azúcar". El blanco es más bien el color de lo mineral y lo vegetal o, a través del brillo del sol, la presencia real del destino, como la utilizará Camus en la escena del asesinato del árabe en el punto central de la arquitectura novelesca de El extranjero. A este blanco, el hombre añade un color bastante extendido en la naturaleza, a la vez cálido, brillante y violento, el color mismo de su vida que se funde con la sangre que la irriga. Este único color rojo testimonia la condición humana porque postula un cuerpo, una existencia, un sufrimiento, un sacrificio al final de la esperanza.
Después del ataque al hotel Colón en julio de 1936, en la plaza de Cataluña en Barcelona, "unas camillas pasaban, vacías y manchadas de sangre [...] Algunos vendedores de flores habían lanzado sus claveles al paso de las camillas, y las flores blancas estaban sobre la sangre, junto a las manchas". También hay que hacer notar que estos colores son los de las corridas de toros: el blanco es la arena del lado del sol y el hábito de la luz; el negro es la arena del lado de la sombra y las vestimentas de los ayudantes o el sombrero andaluz que los aficionados llevan a Sevilla; el rojo es a la vez la capa del destino y la sangre de la víctima. Así, cuando Manuel llega a un poblado después de la ejecución sumaria de tres guardias civiles, la escena se describe como después de una muerte de corrida: "Los cuerpos habían caído sobre sus vientres, con las cabezas al sol, los pies a la sombra. Un gatito espumoso colgaba sus bigotes sobre el charco de sangre del hombre de nariz chata."
Encontramos escenas de esta misma naturaleza en La condición humana, escritas como hubiera sido pintado un cuadro expresionista, como el ataque al puesto de policía en Shangai por los hombres de Tchen, cuando los insurgentes suspendidos del techo caen sobre sus propias granadas: "Una intensa explosión resonó en el patio; a pesar del humo, una mancha de sangre de un metro apareció en el muro. Éste estaba cubierto de sangre y carne." Del mismo modo, la emoción del lector se ve provocada por la sangre en la escena en la que Hemmelrich, que empezaba a sentirse desgarrado entre sus simpatías revolucionarias y su apego a su mujer china y su hijo enfermo, descubre los cuerpos mutilados de los suyos en su tienda barrida por la granada: "A través de sus suelas, sintió el piso pegajoso. Su sangre. Permaneció inmóvil, sin atreverse a mover, mirando, mirando... Descubrió por fin el cuerpo del niño junto a la puerta que lo ocultaba [...] Hemmelrich respiraba apenas en el olor a sangre vertida."
Esta presencia abundante de la sangre en las novelas de Malraux ha impresionado a numerosos críticos que han prestado intenciones perversas al arcángel rojo de los años treinta. Roberto Brasillach lo compara primero con Sade por su erotismo cuya sutil perversidad está ligada al heroísmo: "El heroísmo se mezcla maravillosamente con el gusto de la sangre y los suplicios, hay ahí todo un olor carnal, poderoso y peligroso." Luego intenta un paralelo entre Los conquistadores y Los réprobos, de Ernst von Salomon, gritando: "¡La sangre es el maestro del Sr. André Malraux!" Brasillach cree haber encontrado en ello la explicación del gusto malsano del heroísmo en Malraux. Es cierto, el erotismo no está ausente de este cuerpo a cuerpo con la muerte, aun si pocas mujeres se ven mezcladas, y aun si la guerra vuelve casto, como se dice en La esperanza. El aventurero Perken de La vía real, acordándose de la exaltación que proviene de lo absurdo de la vida en el momento en el que se cree morir, ve a la muerte "como una mujer desvestida. Desnuda, repentinamente..." y en La condición humana, May confiesa a Kyo su adulterio con Legle y lo explica como una sobreactivación del erotismo ante la conciencia del peligro: "En cuanto hay más heridos, más se acerca la insurrección, más se acuestan." Hay un orgasmo de coraje en el guerrero, una exaltación de la sangre como comunión fraternal, una provocación erótica de la muerte puesta al desnudo. El momento de verdad que busca el aventurero en la dimensión trágica de su destino conlleva este precio.
LA MUJER HACE CUERPO CON LA MUERTE
Ahora bien, para Malraux, la mujer hace cuerpo con la muerte. No solamente todos los héroes de Malraux están fascinados por la muerte, sino que algunos hacen el amor con ella, como Ferral, el hombre de negocios de La condición humana, presidente de la Cámara de Comercio francesa, quien sólo espera de la cortesana china que cree poseer "la única cosa de la que estuviera ávido: él mismo", y se da cuenta en este acto de que en la pintura tibetana por encima de él figura su propia copulación con la muerte: "En un mundo decolorado en el que erraban unos viajeros, dos esqueletos exactamente iguales se estrechaban en trance." De la misma manera, Perken, herido en los Moís, condenado por los médicos que han diagnosticado una artritis supurosa de la rodilla, llama a una prostituta con la cual cree experimentar un goce compartido y una verdadera comunión, pero en el mismo orgasmo toma conciencia de su soledad porque "sólo se posee lo que se ama. Preso en su movimiento, sin libertad para devolverla a su presencia arrancándose de ella, cerró los ojos él también, se lanzó sobre sí mismo como sobre un veneno, ebrio de convertirse en nadie, a fuerza de violencia, ese rostro anónimo que lo cazaba hacia la muerte". La cortesana que fascina al aventurero sólo es la muerte bajo la máscara de la sexualidad. Solamente es mujer por su apariencia, ya que no es ni el amor ni la compasión. Ella es, pues, la rival de la piedad —la otra mujer maltusiana— que lleva en sí, en una eterna gestación, el dolor y la esperanza del mundo.
Malraux pintor expresionista también tiene de la muerte una experiencia completamente olfativa. Una ciudad donde se mata está impregnada de maldición: la atmósfera viciada por el olor de los cuerpos en descomposición. El narrador de Los conquistadores, que entra con Garine a la sala de reunión donde los cadáveres de los rehenes ejecutados por el terrorista Hong fueron puestos contra el muro como piadosos, tiene el aliento cortado por este espectáculo hiperreal antes de tener otra revelación: "Ahora vuelvo a encontrar mi respiración y, con el aire que aspiro, me invade un olor que no se parece a ningún otro, animal, fuerte y feo a la vez: el olor de los cadáveres." Nube intempestiva que flota sobre la ciudad china de Shangai después de la insurrección y desembriaga instantáneamente a Clappique, a la salida de la sala de juegos donde acaba de perder en la ruleta el dinero para su huida: "El olor de los cadáveres de la ciudad china pasó, con el viento que se levantaba de nuevo. Clappique tuvo que hacer un esfuerzo para respirar: volvía la angustia. Soportaba más fácilmente la idea de la muerte que su olor." La muerte, curiosamente en Malraux, también remite al hombre al estado de carne que ya hemos visto bajo los ojos de Manuel en La esperanza: el gatito espumoso bebiendo la sangre del guardia civil de nariz chata; al mismo estado que, en La condición humana, Hemmelrich que vela a su hijo atacado de mastoiditis y a su mujer enferma, es preso de un sentimiento macabro y quizá premonitorio: "El olor de los cadáveres con los que se encarnizaban indudablemente los perros, muy juntos en las callejuelas, entraba a la tienda con un sol confuso." La bestialidad de la guerra en la que los hombres se matan entre sí, del cuchillo a la bayoneta, de la espada al fusil, donde —como lo descubre Manuel— "la guerra es hacer lo imposible para que pedazos de fierro entren en la carne viva"; sin embargo aquella guerra es la más humana a la vista de la muerte química, que parece levantarse del Espíritu del Mal o del castigo bíblico, porque remite al hombre a lo mineral o a lo vegetal sin mermar su carne. Es así como el lugarteniente Berger resiente el espectáculo de las trincheras rusas atacadas con gases asfixiantes en el Vístula: "Lo que turbaba a mi padre, más que esos ojos color de plomo, más que esas manos retorcidas en el aire vacío, era que no hubiese heridas.
Ni sangre." Pues lo demoníaco surge en un cielo sin pájaros, en un osario de cuerpos mohosos en los que la muerte ya no pone manchas de sangre, en una vegetación osificada y petrificada que ha cesado de parecerse al mundo de los humanos, donde la muerte misma tiene aún los colores y los olores de la vida.
El pintor tiene también su plástica, nos da a ver verdaderas instantáneas de la muerte describiéndonos los gestos del hombre al que asesinan. Así, ese enemigo alcanzado en su carrera que observa Ramos en La esperanza: "con un brazo al aire y las piernas tajadas como si tratara de asir a la muerte saltando", o bien en el transcurso del ataque al puesto de policía de Shangai por los insurgentes del Kuo Min Tang: "Bajo el tiro de los policías en las ventanas, dos habían caído en medio de la calle, con las piernas sobre el pecho, como conejos hinchados." Es una imagen que volverá a aparecer en La esperanza, cuando el ataque en el Tajo por el coronel Jiménez" "Veinte milicianos ya habían caído en los peñascos, hinchados con los brazos en cruz, o los puños sobre el rostro como si se hubieran protegido." Hay en todas estas imágenes la idea de que la vida no está destinada a detenerse, que la muerte —Malraux como Goya la representa con guadaña— interrumpe un destino en plena carrera y participa en ello del absurdo que es nuestra nueva dimensión trágica. Es así, y sólo así, como el aventurero soporta y acepta la idea de la muerte. El espectáculo de esos gestos en su último crispamiento, esos pechos abiertos, esos cadáveres hediondos, de la muerte puesta en todos sus estados como la representación de una fatalidad por el artista expresionista, contribuye paradójicamente a una tentativa de humanización del mundo.
EL PINTOR DE LA CRUELDAD ES UN HOMBRE COMPASIVO
¿El pintor de los campos de batalla, las insurrecciones, el terrorismo, las ejecuciones, las salas de tortura, cedió al vértigo de la crueldad? Emmanuel d’Astier, intentando un retrato de Malraux, afirmaba: "Hay quienes para disfrutar de la vida necesitan sentir la muerte." ¿Celos intelectuales? Malraux ironiza sobre su propio caso en Los ahogados de Altenburg: "A los intelectuales no les gusta que ninguno de los suyos se acerque a la acción; pero si alguno lo logra sienten más curiosidad que nadie."
La acción no es para el novelista André Malraux la única forma de conocimiento de la crueldad. También está lo imaginario, ya que no participó ni en la Revolución china ni en la resistencia comunista en Alemania a principios del nazismo. Ahora bien, en las seis novelas hay escenas de crueldad: torturas, asesinatos, sufrimientos, ejecuciones. Lo real histórico no contradijo lo imaginario literario. Aun si Malraux no siempre es un testigo digno de fe —varias veces se le descubrió en flagrante delito de mitomanía—, su visión es justa en la pintura del horror moderno. si hay tantas ejecuciones, asesinatos, atentados, Jean-Marie Domenach hace notar que "es cierto, algunos de los personajes de Malraux ceden a la fascinación por la muerte; su asco por sí mismos se vuelve un furor de asesino [...] Pero aun en todos los homicidas, la violencia nunca toma el carácter abstracto, mecánico, que hay en los funcionarios hitlerianos [...] siempre se trata de un asunto personal, un cuerpo a cuerpo". Por supuesto, pensamos en la figura atrayente del Tchen de La condición humana, habitado por la fascinación de la muerte.
Sólo podrá liberarse de ella al lanzarse con su bomba bajo el coche de Chang Kai Shek.
¿Pintor de la verdad u hombre de compasión? Es cierto, Malraux novelista volvió a darle su dimensión a lo demoníaco, pero sus asesinos, como en Dostoievski, igualmente tienen un rostro de víctima. Lo diabólico también forma parte de lo humano. El hombre, que da muerte por rebelión o por ideal revolucionario, se siente desgarrado por la pérdida de los suyos. Es alcanzado por el sufrimiento de los demás y a veces incluso por el de su propia víctima.
Malraux es antes que nada el pintor de la compasión en tanto que busca, en los repliegues más negros de la historia del siglo XX, lo que puede salvar al hombre de lo inhumano. Entre dos compañeros de aventuras, Claude Vannec y Perken, se crea más que una comunidad de intereses en la búsqueda de las estatuas de La vía real: un vínculo inexpresado de estima secreta en el rechazo a la sumisión, la sociedad, la vejez, en una comunión de razones de vivir y de morir. Es ese lazo que se expresa en la mirada que Claude posa en Perken condenado por el médico: "Había en esa mirada una complicidad intensa en la que se enfrentaban la punzante fraternidad del valor y la compasión, con la unión animal de los seres frente a la carne condenada." Pero la compasión puede existir también por un adversario que en el momento precedente buscaba matarlo. Tchen corre el riesgo de ser quemado entrando a la sala de policía del puesto de Shangai para desatar a un policía prisionero cuya pierna fue arrancada por una granada: "El sentimiento que experimentaba era mucho más fuerte que la piedad: él mismo era ese hombre maniatado." Hay ahí una verdadera identificación en beneficio de la víctima. Es la humanidad entera que muere por partes en cada muerte individual, pero lo que estremece nuestra sensibilidad es la impotencia humana frente al sufrimiento. Por esas mismas razones, Kyo es recorrido hasta las uñas por el grito "agudo y ronco, sufrimiento y espanto a la vez" del loco bajo el látigo del guardia entre los comunistas encerrados en el patio de la escuela; Kassner es turbado por el pasadizo de tabaco de su vecino de celda, culpable de haber intentado comunicarse con él golpeando el muro. Kyo y Kassner, los dos jefes comunistas, se encuentran así puestos en la misma situación sin salida. También Katow, que le da a Souen su cianuro porque cree tener más fuerza que él para sobreponerse a la impotencia, el servilismo, el sufrimiento en el suplicio, haciendo así un "don mayor que su vida".
Pero las mayores escenas de compasión en las novelas de Malraux son por supuesto el descenso de los heridos hacia Valdelinares, después del accidente del multiplaza en diciembre de 1933 en la sierra de Teruel, episodio del libro y la película La esperanza; y la inmensa ola de piedad que precipita a los infantes alemanes sobre las trincheras rusas para intentar salvar algunas vidas de sus adversarios, atacados con gases asfixiantes en Los ahogados de Altemburg. Provistos de máscaras antigás, descienden a las fosas contaminadas para echarse a la espalda un soldado ruso que respira aún y conducirlo a las ambulancias alemanas. Esta compasión traiciona, indudablemente, primero el vértigo del hombre frente a su capacidad de destrucción, pero quizá haya también en estos guerreros, en el sobresalto de la humanidad que los conduce a salvar a los que tienen la intención de destruir, una idea de redención, de reparación de un acto contra natura que escapa a las leyes mismas de la guerra y los condena a los ojos de la historia, si no es que a los de su propia conciencia. A pesar de que los campesinos de Linares que escoltan el cadáver de Saidi y los aviadores heridos volviéndolos a bajar de la sierra de Teruel sobre camillas, no provocaron este sufrimiento humano, ellos participan del dolor de los combatientes cuya carne asesinada se disimula bajo las vendas, y forman de dos en dos todos los cuerpos traumatizados de la República Española. El silencio tenso y atento de los hombres, los sollozos mudos de las mujeres que rodean "la marcha solemne, primitiva de estas camillas [...] este ritmo acompasado con el dolor en tan largo camino", no son los de tristes funerales, sino más bien la imagen de un descenso del calvario, con la esperanza del renacimiento que el hombre no puede impedirse entrever al término de toda agonía.
UNA INICIACIÓN AL MÁXIMO DE HUMANIDAD
Hay algo de religioso en esta unión sagrada de los revolucionarios, los militantes y los combatientes que la muerte reúne bajo el mismo destino e introduce en el mismo paraíso de los héroes, más allá de las diferencias ideológicas o las oposiciones nacionales. A este paraíso de los héroes, al que todos son llamados y algunos son elegidos, el aventurero, el militante, el combatiente sólo pueden acceder mediante una doble prueba de iniciación: el valor frente a la muerte y la solidaridad frente al sufrimiento. Esta comunión fraternal de los héroes es la réplica de lo que el cristianismo llama la comunión de los santos. Es la comunión de la salvación: la condición humana salvada por la solidaridad —esa caridad sin la gracia— y la fraternidad, que Malraux expresa claramente en La esperanza en boca del italiano Scali: "Los hombres unidos a la vez por la esperanza y la acción acceden, como los hombres unidos por el amor, a dominios a los que no accederían solos." Entre ellos, algunos son elegidos por el destino para afrontar lo trágico hasta el martirio, es decir, hasta el don de sí concedido para un valor que lo sobrepasa: Tchen o Katow en La condición humana, el capitán Hernández en La esperanza. Alrededor de estos hombres sufrientes y en espera de su martirio, aceptado como una nueva redención para salvar a la condición humana, el pueblo de los humillados forma una verdadera Iglesia: "Por doquiera que los hombres trabajen en la pena, lo absurdo, la humillación, uno pensaba en condenados semejantes a aquéllos como los creyentes oran; y en la ciudad, empezaba a amar a estos moribundos como si estuvieran ya muertos." Aquí, el santo y el héroe se confunden en una misma religión de fraternidad y una misma mística de muerte como sacrificio y valor de redención. El hombre malrauxiano, poseído por la esperanza, vive en ella con exaltación —si no con éxtasis, como lo pretendía Sartre— una iniciación al máximo de humanidad por el hecho de compartir y por el don que da no solamente un sentido a su vida y a su muerte, sino que vuelve el mundo inteligible al integrar a la muerte, de nuevo sacralizada, en la historia.
Traducción de Adriana Flores Richaud
Fuente: Heraldo de Aragón
Jonathan Díaz es un francés residente en Olorón hijo de
emigrantes españoles. Conduce el autobús que une esa ciudad francesa con
Canfranc desde que, hace ya 35 años, se interrumpió el tráfico ferroviario a
través del túnel canfranero. Un buen día, paseando por las inmediaciones de la
estación de Canfranc, encontró tirados y abandonados unos papeles en los que se
documentaba un importante episodio de la Historia local de Canfranc y de la
Historia Universal, pues allí se reflejaba el importante tráfico de mercancías y
de personas en la estación durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Allí
se documentaba algo de lo que mucha gente hablaba en voz baja por el valle de
Canfranc: que por la estación habían pasado toneladas de oro y obras de arte que
los nazis expoliaron en los países invadidos durante la contienda.
Pero no sabía Jonathan Díaz que recuperando aquel legado se iba a meter en un
gran lío, como relató ayer, todavía asombrado, durante el acto de presentación
de "Los papeles de la vergüenza", el libro en el que cuenta todos los pormenores
de su "peripecia", como la definió Ramón J. Campo, el periodista de HERALDO que
dio a conocer la historia del oro al mundo a través de estas páginas y del libro
"El oro de Canfranc" y que ayer presentó a Díaz en la Fnac de Zaragoza.
"El libro lo titulé así porque me causó vergüenza encontrar abandonados de
aquella manera papeles tan importantes, porque considero una vergüenza que por
recuperarlos Renfe me pusiera una denuncia y me tuviese que enfrentar a un
proceso judicial, porque creo que es vergonzoso que ningún estamento oficial me
haya reconocido esa acción y porque es una vergüenza que, además, me tuviese que
enfrentar a amenazas y a problemas de todo tipo", señaló Jonathan Díaz.
A pesar de todo ello, a pesar incluso de que ninguno de los investigadores que
antes habían teorizado sobre esta parte del pasado se haya interesado por el
hallazgo, Díaz se siente orgulloso de haber sido el instrumento por el que el
mundo ha conocido esa parte de su historia tan importante como ocultada.
Escribir el libro es una continuación de esa tenacidad y rebeldía ante los
obstáculos y amenazas que encontró: aquí cuenta todo como ocurrió, para escarnio
de los protagonistas de los episodios más grotescos de su peripecia.
El libro es también un homenaje y un grito más en favor de la histórica y bella
estación internacional, a la que Díaz ama con el conocimiento que le proporciona
el haberla visitado y paseado junto a ella durante tantos años. Le duele tanto
como le avergüenza que se "hunda" un poco cada día, ante la indiferencia de
quienes tendrían que evitar ese deterioro cada vez mayor, producto seguramente
de la cada vez más numerosa afluencia de visitantes y turistas que van a la
estación para recrear esas historias que han popularizado los artículos en
prensa, los libros, los cortometrajes y los reportajes televisivos. Numerosos
turistas japoneses, por ejemplo, acuden al pueblo y hasta piden autógrafos a
Díaz desde que un importante diario nipón, el "Asahi Shimbum" de Tokio, segundo
en tirada del mundo, publicase un gran reportaje sobre los papeles del oro. En
otoño se estrenará un largo documental, con testimonios en primera persona de
muchos de los protagonistas, realizado por la productora La Factoría de
Contenidos, del Grupo Heraldo.
La vergüenza no terminó con todo lo que le ocurrió a Díaz. Los papeles, a su
retorno a nuestro país, no se pudieron quedar en Canfranc ni en ningún museo
aragonés. Ahora dormitan en el archivo histórico de Renfe en Madrid, donde sólo
han recibido una visita desde que fueron depositados allí, hace tres años.
Fuente: Diario del AltoAragón
En octubre del pasado año, con motivo del 60 aniversario de la invasión del valle de Arán por los maquis, publiqué en estas mismas páginas un artículo ("Octubre de 1944: una partida de maquis en Ribagorza") sobre el itinerario de la Brigada 468 por tierras ribagorzanas. Se decía en el inicio de aquella colaboración que en el otoño de 1944, además de la citada, otras brigadas de guerrilleros penetraron en España a lo largo de todo el Pirineo, y remitía, para conocer más sobre el asunto, a una serie de libros aparecidos en los últimos años que estudian la presencia del maquis en la geografía aragonesa. En esa breve reseña bibliográfica no se incluía "Maquis y Pirineos", del historiador catalán Ferran Sánchez Agustí, publicado en la Biblioteca de los Pirineos por la editorial Milenio (Lérida, 2001). La obra, subtitulada "La gran invasión (1944-1945)", estudia la entrada en esos años de grupos de maquis por toda la cordillera, desde Navarra hasta Cataluña, y dedica uno de sus capítulos al territorio aragonés. Con casi todos los datos extraídos de esta obra, pero también de las citadas hace unos meses y de conversaciones con gentes de la zona, voy a referirme en este artículo a algunos episodios vividos por los maquis de la Brigada 21 en el otoño de 1944 en la comarca aragonesa de la Ribagorza.
Estaba esta brigada dividida en cuatro batallones procedentes de la 3ª División mandada por Cristino García. Su comandante en jefe era Gabriel Pérez. Ambos, pese a las protestas del gobierno francés, fueron fusilados en España en 1946. Muchos de sus hombres habían formado parte de las F.F.I. (Fuerzas Francesas del Interior) y habían participado en importantes operaciones del ejército galo durante la Segunda Guerra Mundial. En su Estado Mayor, como comisario general, figuraba el fuevano Joaquín Arasanz, "Villacampa", detenido en Huerta de Vero en 1947, encarcelado hasta 1963 (se salvó de la pena de muerte por influencias familiares) y muerto en 1995. En su estructura guerrillera, cada batallón se dividía en cuatro compañías de 50 hombres, distribuidos en diez escuadras de cinco individuos cada una. La Brigada 21 entró en España en el otoño de 1944 por diversos pasos pirenaicos. Sus cuatro batallones se movieron por diversas zonas de la mitad oriental de la provincia de Huesca y también por el occidente de Lérida. El 1º Batallón, al mando del comandante Castillo, se desplazaba desde Benasque, Campo y Aínsa hasta Alquézar, la Sierra de Guara y la zona de Arguis. El 2º Batallón, a las órdenes del comandante Martínez, se movía más hacia el sur, hasta Fonz, Estadilla, Barbastro, Monzón, Binéfar o Ballobar. El 3º Batallón, cuyo jefe era Antonio Cobos, ocupaba el espacio entre Benabarre y Graus y llegaba hasta la zona de El Grado. El 4º Batallón se movió por el oeste de Lérida, entre el Noguera Pallaresa y el Noguera Ribagorzana, sobre todo en la Sierra de Sant Gervàs. Los dos primeros se replegaron hacia el norte y muchos de sus integrantes volvieron a Francia por el valle de Gistaín y el puerto de Plan, aunque algunos, como "Villacampa", regresaron más tarde a España. Tuvieron gran presencia por la zona de La Fueva y, al abrigo de la Sierra Ferrera y la Peña Montañesa, permanecieron más tiempo en la zona. Fueron muchos los pueblos visitados por estas partidas de maquis. Entraban en ellos, celebraban mítines y pedían alimento; en ocasiones se repartían por las casas para cenar o dormir. Mientras ellos estaban en el lugar, no permitían que nadie saliera de él. Muchas veces a su presencia sucedía casi de inmediato la del ejército o la guardia civil, a quienes también se debía alojar y dar comida. Esto ponía a los vecinos en situaciones de gran compromiso, y contribuía a debilitar aún más sus maltrechas economías.
En este artículo, vamos a ocuparnos del 3º Batallón y de la actuación de algunos de sus miembros, a finales de 1944, por la comarca de los actuales municipios de Graus y Secastilla. Sánchez Agustí inicia el episodio que vamos a narrar en el pequeño pueblo de Aguinalíu, en las estribaciones septentrionales de la Sierra de la Carrodilla. Allí llegó un grupo de maquis un anochecer del mes de octubre. Cenaron y durmieron en el pueblo y permanecieron en él todo el siguiente día. Hay que decir que en 1936, al estallar la Guerra Civil, era párroco de este pequeño pueblo ribagorzano mosén Jesús Arnal, que salvó su vida por muy poco, fue luego secretario de Durruti y pasó toda la contienda en filas anarquistas. En 1944, mosén Arnal era cura ecónomo de Lascuarre y tenía a su cargo los pueblos de Laguarres, Mon de Roda y Castigaléu. Parece que fue visitado por los maquis, a los que recibió "por deber cristiano" y probablemente por ello fue trasladado a Candasnos, su pueblo natal. Dice Sánchez Agustí que también allí llegaron los guerrilleros para hablarle y buscar su apoyo, y que él intentó convencerlos de la inutilidad de su lucha. El entonces obispo de Lérida, diócesis a la que pertenecía Candasnos, era un defensor acérrimo del régimen de Franco y siempre consideró a Arnal un cura rojo y, como no se fiaba de él, lo mantuvo bajo vigilancia.
Pero sigamos con los maquis. Abandonaron Aguinalíu por la noche para ir a Calasanz, hoy perteneciente a Peralta de la Sal, pero cercano a aquél por los caminos de la sierra. Parece que allí asustaron al alcalde y al barbero a los que acusaban de practicar estraperlo. Los obligaron a pagar una multa y a repartir entre el pueblo algunos alimentos racionados, sobre todo jamón y tocino. De allí, los maquis se dirigieron a Juséu, lugar con fama de republicano y donde, según Sánchez, al que sigo en todo el episodio, fueron bien recibidos. Se prepararon mesas con tablones y unos calderos con patatas y carne de cordero, y maquis y vecinos comieron en armonía. Incluso se cantó el "Himno de Riego". El cura del pueblo, asustado, intentó huir saltando por una ventana y se torció un tobillo en la caída. Los propios maquis lo curaron y uno de ellos, Françesc Mestre Font , que era creyente e incluso llevaba consigo un rosario y libros religiosos, confraternizó con él. Al parecer, aquel cura, en un sermón posterior, llegó a decir que "los guerrilleros no son bandidos como los presentan, sino hombres con mucha dignidad que merecen todo nuestro respeto". Esas palabras le ocasionaron más tarde algunos problemas. Los maquis, a diferencia de lo ocurrido en la Guerra Civil, no manifestaron odio ni persecución hacia los sacerdotes. Al abandonar Juséu, una joven del pueblo parece que quiso unirse a ellos pero la hicieron desistir de su empeño.
Tomaron dirección a Graus, y en un punto indeterminado del camino apresaron a varios soldados que dijeron estar esperándolos para unirse a ellos. Sin fiarse mucho, decidieron aceptarlos finalmente, pero desarmados y repartidos entre sus grupos. También hubieron de buscarles ropas de paisano. La situación había sido bastante tranquila hasta ese momento, pero las cosas enseguida iban a cambiar. Era cada vez mayor la presencia de fuerzas armadas en la zona: ejército, legionarios, regulares con los temidos moros y guardias civiles. Los maquis se vieron continuamente hostigados y empezaron a sufrir bajas y prisioneros. El grupo al que seguimos tuvo cinco o seis muertos en un enfrentamiento en el término de Secastilla. Perdieron la vida un sanitario, el dinamitero del batallón, conocido como "el asturiano" - que voló con la carga de explosivos que llevaba y uno de sus brazos fue a parar a las ramas de un árbol - y otros tres maquis llamados Antonio Alajarín, Esteban Torres y Enrique Aguado. Hubo, además, tres heridos graves - Francisco Ros, Víctor Rico y Antonio Pérez - y catorce heridos leves. Todos ellos fueron llevados a la casa Peralta, cercana a Secastilla. Esta masía, propiedad de la casa Linés de Graus, era uno de los refugios de los maquis en la zona. Hasta ella llegaban los grupos que se movían por la sierra de Torón (llamada de San Martín o de Panillo) y la zona de Puy de Cinca; algo más arriba de este pueblo, en la casa Olivera, había una "palanca" que permitía cruzar el río, enseguida muy vigilada por el ejército. Según algunos testimonios que he recogido, en la cercana casa Figuera tenían los maquis otro de sus escondites preferidos. Sánchez Agustí nombra tres de sus bases en la zona: un mas en las proximidades de Juséu, la casa Peralta y la ermita de Torreciudad. En esta última, muy cerca de donde años más tarde el Opus Dei construyó el actual gran templo mariano, eran ayudados por el santero del lugar. Según testimonios de antiguos maquis, éstos lo llamaban Padre Juan y vestía un hábito blanco.
Para visitar a los heridos y enterarse de la situación, el guerrillero Pedro Galindo, al frente de una escuadra de cinco hombres, se dirigió a la casa Peralta. La vigilaron todo el día y en la medianoche del 21 de noviembre de 1944 se dispusieron a entrar en ella. Fueron recibidos por una lluvia de disparos de legionarios que salían de todas partes. Un pastor, tras ser sometido a torturas, había denunciado al ejército la presencia de los maquis en la casa. Los militares habían esperado escondidos para hacer el mayor número posible de prisioneros. La casa Peralta sufrió un incendio a consecuencia del enfrentamiento. Parece que el fuego fue provocado por los legionarios, aunque éstos acusaron a los maquis del suceso. También circuló el rumor de que las llamas fueron ocasionadas por la falta de coordinación entre las tropas y las fuerzas del tercio que se habrían tiroteado entre sí. Como escarmiento, los prisioneros fueron paseados en un camión por los pueblos de los alrededores.
El Consejo de Guerra "ordinario" contra los detenidos se celebró en Zaragoza el 7 de mayo de 1945. Los reos fueron acusados de rebelión militar. Al parecer, la diplomacia francesa se interesó por los que procedían de ese país y no habían participado en la Guerra Civil española. Las condenas fueron de entre doce y treinta años de cárcel, aunque algunos lograron la libertad condicional antes de cumplir la pena íntegra. En el texto judicial se dice que "todos ellos estaban encuadrados en la Unión del 14 Cuerpo de Guerrilleros Españoles formando parte de la 21 Brigada con la que atravesaron las fronteras yendo potentemente armados el día 12 de octubre último, sosteniendo encuentros con las fuerzas españolas con bajas por ambas partes, siendo sus propósitos los de derrocar al actual Régimen español e implantar un gobierno de Unión Nacional".
Los maquis, tras su participación en la liberación de Francia de los nazis, creían que era el momento de derrocar al régimen de Franco. Pensaban que iban a contar con el apoyo de De Gaulle y de las potencias aliadas. Esperaban que en España muchos se unirían a su causa y engrosarían sus filas. Nada de eso ocurrió. Los aliados no les prestaron la ayuda esperada y el pueblo español estaba en su mayor parte hambriento y aterrorizado. Su presencia en los pueblos ponía a sus habitantes en una dramática situación entre dos fuegos. Franco reaccionó enseguida y envió numerosas fuerzas militares que superaban en todo a los guerrilleros. Desde Francia los responsables de la llamada "Operación Reconquista" constataron el fracaso y cambiaron de estrategia. Se trataba de tranquilizar la frontera para facilitar el paso de los elementos clandestinos. Después del 45 aún quedaron maquis en los Pirineos. En Ribagorza, y sobre todo en Sobrarbe, se reavivó su actividad con la vuelta de "Villacampa" desde Francia en 1946. Su detención a principios del 47 supuso el inicio de su irreversible declive.
Fuente: Kalat-Zeyd nº 10 (abril 2005)
Mauthausen és una petita població austríaca a prop de la ciutat de Linz. Al mes d’agost de 1938, i després de la integració de Àustria al Tercer Reich alemany, van començar a arribar a aquesta localitat 300 presos procedents de Dachau. Allí en poc temps s’hi va edificar un dels camps de concetració i extermini més grans de l’Alemanya Nazi.
El sistema de camps havia estat planificat pel lloctinent de Hitler, Himmler, tant per destinar-hi els presoners de guerra com els enemics interns del règim de Hitler. A prop del camp de Mauthausen se’n van construir diversos d’annexos. En un d’ells, Gusen, anaven a parar per ser exterminats la majoria de presos que ja no servien per a treballar.
Durant la Segona Guerra Mundial, al Camp de Mauthausen van arribar centenars de milers de persones de tots els països d’Europa, entre ells prop de 8.000 espanyols, refugiats a França com a conseqüència de la Guerra Civil de 1936-39. Per què, però, persones sense cap vinculació amb la segona guerra mundial, molts d’ells menors edat, van anar a parar a aquests camps?
Avui la majoria d’investigadors coincideixen que l’empresonament dels espanyols al camp de Mauthausen formava part un pla pactat entre el ministre de Franco, Ramon Serrano Suñer i Himmler. Ziereis, el responsable del camp de Mauthausen i dels annexos de Gusen, va declarar, abans de morir, que “havia rebut ordre expressa que els espanyols presos no podien enviar cartes a l’exterior ni ningú havia de saber que eren en aquell camp. S’havia creat una comisió de liquidació a Berlín per ordre de Serrano Suñer. Els espanyols no havien d’existir”.
Mathausen, a més de 1.900 quilòmetres de Calaceit, és part de la nostra història
Entre el grup d’espanyols, hi havia almenys 14 calaceitans que hi van passar els pitjors anys de la seua vida, i d’ells només cinc en van sobreviure. Alguns altres, principalment dones i xiquets petits, van arribar a les portes del camp però van ser retornats a França o Espanya. El 1939, al final de la Guerra Civil, amb la derrota de les tropes republicanes, cents de milers d’espanyols van haver d’exilarse a França. Entre ells hi havia desenes de famílies de Calaceit que havien abandonat la població l’abril de 1938 amb l’arribada de l’exèrcit de Franco. La majoria d’aquesta gent va anar a parar a camps de concentració a França, on van viure més o menys temps, segons les circumstàcies. Amb l’ocupació alemanya d’una part de França, el 1940, molts d’aquest refugiats van ser detinguts i enviats als camps de concentració nazis.
Potser el cas més conegut és el de la ciutat francesa d’Angulema, la qual va quedar dins la zona ocupada, i on el 1940 encara hi havia un nombrós grup de refugiats espanyols. El 20 d’agost d’aquell mateix any, 927 ciutadans espanyols, homes, dones i nens van ser obligats a pujar a un tren de bestiar. Després d’un viatge de 18 dies en condicions inhumanes van arribar a Mauthausen, on 430 homes de més de 13 anys van ser empresonats per les autoritats alemanyes. La resta van ser retornats a Espanya en un viatge a través de mitja Europa fins a quedar abandonat en una via morta a Hendaia (el País Basc). Fins a l’abril del 1941 van seguir arribant espanyols a Mauthausen. Entre ells hi va haver 14 calaceitans, 9 dels quals van morir abans del febrer del 1942, gairebé tots al camp annex de Gusen. La vida al camp era extremadament dura i només aconseguien sobreviure aquells que tenien la sort de ser destinats als treballs menys durs.
Els que ja no eren útils per al treball erentraslladats a Gusen i allí eren assasinats.
Crec que no cal aprofundir en les barbaritats ocorregudes en aquest i altres camps d’extermini fins al 1945, en què, un cop derrotat l’exèrcit de Hitler, els camps van ser alliberats. En alguns casos per les tropes soviètiques i, en altres, per les americanes, com en el cas de Mauthausen (el 5 de maig de 1945). El món va poder conèixer aleshores tot l’horror viscut. En el moment de l’alliberament alguns calaceitans organitzats clandestinament dins del camp juguen un paper decissiu. El magnicidi que va tenir lloc al Camp de Mathausen va poder ser conegut gràcies a les fotografies que durant la darrera època va anar amagant el fotògraf Francesc Boix, el qual treballava al servei d’identificació del camp. Amb l’ajut d’altres espanyols (un d’ells el calaceità Jesús Grau), que eixien a treballar a una empresa fora del camp, poc a poc, van anar traient fora del camp les fotografies, que eren guardades a casa d’Anna Pointner, amb la familia de la qual el grup d’espanyols havia fet amistat. Quan el camp va ser alliberat, Jesús Grau i Francesc Boix van recuperar les fotografies, que ben aviat van ser donades a conèixer a la premsa francesa. El testimoni de Francesc Boix i les fotografies salvades pel grup de Jesús Grau van ser una prova molt important en el judici de Nuremberg, i van servir per condemnar la cúpula dirigent de l’exèrcit nazi.
Relació dels calaceitans empresonats a Mathausen
Les fonts consultades diferixen lleugerament en el nombre de calaceitans que van estar a Mauthausen, per això agrairé qualsevol informació o rectificació al respecte. En tot cas, la quantitat (14 o 15) és exageradament elevada comparada amb altres poblacions més grans que Calaceit, com Alcanyís, amb 9 deportats, o Tortosa, amb 23.
Ramon Agut. Citat per Raimundo Suñer en les seues memòries, no apareix en cap altra de les fonts consultades ni tampoc és recordat per cap dels entrevistats. Supervivent.
Ramon Bonfill. Vivia al Mas del Rei, al terme de Calaceit. No apareix citat en cap font escrita. Citat per la informant MM, que diu que no va sobreviure.
Luis Estrada Abad. Nascut el 19 de març de 1896. Mort a Gusen el 7 de desembre de 1941.
Juan Estrada Gimeno. Nascut el 29 d’agost de 1921. Supervivent. Fill de Luis Estrada. Durant la guerra civil va servir en una unitat de guardacostes al litoral prop de Barcelona. Després de l’alliberament es va quedar a viure a Àustria, on va morir el 1999.
Jesús Grau Suñer. Nascut el 25 de desembre de 1923. Supervivent. Mort el 1991 a França. El 1986 va estar a Calaceit en l’homenatge que es va fer al fossar en record dels morts als camps de concentració. Va arribar al camp procedent d’Angulema i va ser internat amb el número 4.148. Amb altres republicans va formar part del Kommando Poschacher, fet que va aprofitar, amb Jacinto Cortés, per traure les fotografies del camp.
Ricardo Grau (lo Pastisser), pare de Jesús Grau. Deportat amb ell des d’Angulema. Mort el 4 de febrer de 1942 a Gusen.
José Monclús Roig (Coleto). Nascut el 16 d’octubre de 1897. Mort a Gusen el 21 de novembre de 1941. Era músic. Amb altres calaceitans va ser fundador de la secció local de la UGT i de les Joventuts socialistes.
Pedro Monreal Monclús (Negret) nascut el 15 de juny de 1916. Supervivent. Va ser l’únic supervivent d’un grup de presos que van ser introduïts en una camioneta convertida en cambra de gas. Va morir a Cuxac d’Aude (França) el 1974.
Antonio Navarro. Originari de Vall-de-roures o d’Arnes. Treballava a Calaceit com a mosso de Francisco Valsells. Mort a Gusen el 25 de setembre de 1941.
Bautista Suñer Aguas (lo Ros), nascut el 30 de març de 1884. Mort a Gusen el 2 de juliol de 1941. Germà de Raimundo Suñer, va arribar al camp uns mesos més tard que ell.
Raimundo Suñer Aguas, nascut l’11 de novembre de 1905. Supervivent de Mauthausen. Mort a Fumel (França) el 1976. Va ser el darrer alcalde republicà de Calaceit. Després de passar per diversos Camps de treball a França, va ser deportat a Mathausen, on va jugar un paper important en l’organització de la resistència clandestina. Va escriure unes memòries, per desgràacia inacabades, en què descriu detalladament el 4 anys passats al camp. Les memòries, que hem pogut consultar per a l’elaboració d’aquest article, es publicaran abans de l’estiu pel Centro de Estudios Bajoragoneses, amb el títol de De Calaceite a Mauthausen.Memorias de Raimundo Suñer.
Pedro Suñer Nielles (lo sord de Dionisio), nascut el 14 de juliol de 1916. Mort a Gusen el 12 de novembre de 1941.
Francisco Valsells Bielsa, nascut el 5 de febrer de1887. Mort a Gusen el 31 de juliol de 1941. Entrà amb el número 3.835 i, en ser traslladat a Gusen, va rebre el número 10.943.
Bautista Valsells Casasús
(lo Pagano), nascut el 29 de maig de 1925. Fill de Francisco Valsells. Supervivent. Mort a Fumel, França el 1945. Era membre de les Joventuts Socialistes Unificades i va formar part del kommando Poschacher. El 1943 va poder enviar una nota a la família de Calaceit on anunciava la mort de son pare dient: “A Francisco no lo espereis…” La mala sort va fer que tampoc ell pogués tornar amb la família ja que, uns mesos després de l’Alliberament, va morir en accident de treball, atropellat per un tren.
Franscisco Zapater Blanc (lo Meuco), nascut el 5 de gener de 1889. Mort a Mauthausen el 15 de novembre de 1940. A Calaceit tenia una carnisseria al carrer del Telégrafo (actualment del Matadero).
Recordatori de l’aniversari
El 5 de maig de 1945 les tropes americanes van entrar per primer cop a Mauthausen i van donar per acabat l’infern viscut per milers d’innocents. Ara, 60 anys després, caldria que les institucions públiques –l’Ajuntament i la Comarca del Matarranya– fessen públic el seu reconeixement a aquells que van perdre injustament la seua llibertat i la seua vida. Seria una ocasió per a donar a conèixer aquesta història a les noves generacions i potser així evitar que puga repetir-se mai més. Els catorze calaceitans i els més de cinquanta matarranyencs que van patir aquell infern mereixen el nostre record i reconeixement.
Principals arribades de grups d’espanyols a Mauthausen:
6/8/1940. Primer comboi amb 392 republicans.
24/8/1940. Arriba el comboi d’Angulema, que inclou dones, nens i mutilats. Dels 927 s’hi queden 430 (tots els homes de més de 13 anys). D’aquest grup només en van sobreviure 73. Entre els que van arribar des d’Angulema hi havia 4 calaceitans: Ricardo Grau, el seu fill Jesús, Francisco Valsells i el seu fill Bautista. En aquest comboi, o a l’anterior, també hi havien arribat Franscisco Zapater, José Monclús, Antonio Navarro, Ramon Agut, Luis Estrada, el seu fill Juan i Pedro Suñer.
13/12/1940 Arriben 846 espanyols procedents d’Estrasburg. Entre ells el darrer alcalde republicà de Calaceit, Raimundo Suñer Aguas.
25/01/1941 Arriben 775 espanyols procedents de Trier (Treveri).
27/01/1941 Arriben 1506 republicans espanyols procedents de l’Stalag XI-B. (Fallingbostel). Bautista Suñer va arribar en aquest comboi procedent de Belfort, segons el seu germà Raimundo.
7/04/1941 Arriben 200 presos espanyols procedents de l’Stalag XVIIA (Kaiserteinbruch). Entre ells, Pedro Monreal, el darrer calaceità en arribar al camp.
26/04/1941 Arriben 468 espanyols procedents d’Altengrabow. Dels 7500 espanyols que van arribar a Mauthausen es calcula que en van morir més de 5000.
Fonts consultades:
BERMEJO, Benito, Francesc Boix, el fotògraf de Mauthausen, Barcelona, La Magrana, 2002.
BLANC, Miquel (editor), De Calaceite a Mauthausen. Memorias de Raimundo Suñer. (en premsa)
COBOS MAS, Alejandro, El campo de exterminio de Mauthausen. http://www.ceibm.org/alexca0000.html
CONSTANTE, Mariano, Los años rojos:holocausto de los españoles, Osca, Pirineo, 2000.
SOLER, Llorenç, Francisco Boix, un fotógrafo en el infierno (DVD), Espanya, Àrea de TV i Canal +, 2000, 65’
El comboi del 927 (DVD), Barcelona,Televisió de Catalunya, 2004, 60’
Conversa amb Mercedes Monreal (MM) (Calaceit, 1921)
Conversa amb Juan Antonio Roig (AR) (Calaceit, 1923)
Podeu trobar més informació a internet:
Llista de deportats a Gusen i Mauthausen de la província de Teruel. Web del Centre d’Estudis d’investigació històrica del Baix Maestrat (CEIBM)
http://www.ceibm.org/prov44.html
Testimonis de deportats extremenys
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=4489
Associació per la recuperació de la memòria històrica de Catalunya
http://www.memoriacatalunya.org/
Les camps oublies (en francès). Té molta informació sobre tots els camps de la segona guerra mundial. També hi ha versió en anglès
http://www.jewishgen.org/ForgottenCamps/indexFr.html
Museu de l’holocaust dels Estat Units (en anglès). Una de les webs més completes i on es pot consultar en línia un arxiu de més de 15.000 imatges. Inclou la Enciclopedia del Holocausto en espanyol.
http://www.ushmm.org/
Aragonesos víctimes de l’holocaust nazi
http://aragoneses.webcindario.com/
Biografies d’aragonesos que van estar als camps de concentració alemanys
http://aragoneses.webcindario.com/notasbiograficas%20indice.htm
Magnifica web sobre la vida i l’obra de Joaquim Amat Piniella, autor de K.L. Reich, que descriu en forma de novel·la el seu pas pas pel Camp de Mauthausen. Inclou documents sonors amb la veu de Montserrat Roig parlant sobre els camps de concentració nazis
http://www.guiamanresa.com/amat/
Jesús Grau i Francesc Boix al Camp després de l’Alliberament
Fuente: El País
La historia de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco continúa persiguiendo
nuestro presente. Durante las dos primeras décadas de la transición, desempolvar
ese duro pasado fue tarea casi exclusiva de un variado grupo de historiadores
que revelaron nuevas fuentes, discutieron sobre las diferentes formas de
interpretarlo y abrieron el debate a la comparación con lo que había ocurrido en
otras sociedades. Esas investigaciones, difundidas en círculos universitarios,
en congresos científicos, libros y revistas especializadas, modificaron y
enriquecieron sustancialmente el conocimiento de ese largo periodo de la
historia contemporánea de España, pero sus tesis y conclusiones no llegaban a un
público amplio y rara vez interesaban a los medios de comunicación.
Las versiones de los vencedores de la guerra quedaron desfasadas, desmontadas, entre otras razones, porque se sostenían muy mal, con sus principales apologetas ya muertos o en retirada. Si se exceptúa la historia militar, un terreno en el que los autores franquistas siempre se sintieron a gusto, casi todo lo que se sabía a mediados de los años noventa, sesenta años después del inicio de aquella contienda bélica, era fruto o bien del trabajo de hispanistas, sobre todo británicos y norteamericanos, los primeros en desafiar con métodos científicos los mitos de la Cruzada, o de una nueva generación de historiadores profesionales llegados a las universidades españolas al final de la dictadura y en los primeros años de la transición democrática. Aquí no hubo "guerra de historiadores", como en Alemania, porque las responsabilidades colectivas eran menores y menos internacionales, y la renovación historiográfica, con sus luces y sombras, conllevó el abandono casi unánime de las ideas que sustentaron el edificio propagandístico de la dictadura de Franco.
Todo eso empezó a cambiar desde la segunda mitad de los años noventa, cuando salieron a la luz hechos y datos novedosos y contundentes sobre las víctimas de la Guerra Civil y de la violencia franquista. Aparecieron, como consecuencia del descubrimiento de ese pasado oculto, dos nuevos fenómenos. Por un lado, una desconocida dimensión social del recuerdo, mal llamado casi siempre memoria histórica.
Descendientes de esas decenas de miles de asesinados, sus nietos más que sus hijos, se preguntaron qué había pasado, por qué esa historia de muerte y humillación se había ocultado, quiénes habían sido los verdugos y, en aquellos casos donde las víctimas no habían sido identificadas o se habían dado por desaparecidas, querían además saber dónde estaban enterradas.
Pero el registro del desafuero cometido por los militares sublevados y por el franquismo hizo también reaccionar, por otro lado, a conocidos periodistas, propagandistas de la derecha y aficionados a la historia, que han retomado la vieja cantinela de la manipulación franquista: fue la izquierda la que con su violencia y odio provocó la Guerra Civil, y lo que hicieron la derecha y gente de bien, con el golpe militar de julio de 1936, fue responder al "terror frentepopulista". Todas las complejas y bien trabadas explicaciones de los historiadores profesionales quedan de esa forma reducidas a dos cuestiones: quién causó la guerra y quién mató más y con mayor alevosía. La propaganda sustituye de nuevo al análisis histórico. Es la sombra alargada del franquismo, otra forma de vengarse años después. No hay nada nuevo en esa propaganda neofranquista y de revisión, pero funciona, con sus habituales tópicos sobre octubre de 1934, el terror rojo, el anticlericalismo, Paracuellos, las Brigadas Internacionales, las checas y el dominio soviético.
Son varias y poderosas las armas que utiliza esa propaganda. Están, en primer lugar, los seudohistoriadores, los encargados de transmitir en un nuevo formato, con libros bien cocinados y preparados para la divulgación, las viejas tesis franquistas que ya sólo servían para uso de la ultraderecha y de los nostálgicos de la dictadura. Para crear un nuevo espacio para sus maniobras, necesitan declarar a los cuatro vientos que la historia que hemos hecho los historiadores profesionales en las dos últimas décadas es revanchista, falsa y está al servicio de intereses políticos de los partidos de izquierda. Son relatos basados en fuentes secundarias y desprecian datos y hechos que no se adaptan a sus tesis. Sus conclusiones, además, son presentadas como novedosas por el marketing agresivo de sus editores, de quienes les hacen la publicidad y de quienes les dedican las reseñas, donde suelen destacar su valentía para enfrentarse en solitario a la dictadura de los historiadores universitarios. Aparecen, por último, en el tercer nivel de esa estrategia propagandística, los periodistas y tertulianos de los medios de comunicación que jalean y aplauden sus libros y opiniones e insultan y calumnian al contrario.
La propaganda, las técnicas agresivas de mercado y el poder de sus medios no explican, sin embargo, por sí solos el enorme éxito de público y de ventas que han tenido algunos de esos libros sobre los orígenes, mitos y crímenes de la Guerra Civil, un éxito nunca alcanzado por los historiadores profesionales. Lo que prueba ese éxito es que quedan todavía en España muchas personas agradecidas a Franco y a su dictadura, por su posición social, por sus creencias religiosas o compromisos ideológicos, por sus vínculos familiares con las víctimas de la violencia revolucionaria, que obtuvieron enormes beneficios, materiales y espirituales, de ese largo dominio y que, por supuesto, nunca sufrieron persecución alguna. Se habían acomodado ya a la democracia, habían acomodado su memoria a los nuevos tiempos, y de repente, como si de una nueva conspiración judeo-masónica se tratara, unos cuantos libros de historia sobre la violencia militar y falangista bendecida por la Iglesia católica, algunos documentales y la búsqueda de fosas comunes con los restos de los asesinados por el franquismo les han recordado su pasado y a los verdugos, que en paz estaban. Por eso quieren leer y escuchar la otra historia, la que ellos siempre habían conocido: que Franco y su dictadura resultaron beneficiosos para España, porque la libraron de algo mucho peor, la tiranía roja, y porque, al fin y al cabo, después del castigo normal por aquella guerra provocada por los republicanos, lo que trajeron fue desarrollo, modernización, carreteras y pantanos.
Da igual que historiadores, economistas y sociólogos presenten sólidas y rigurosas pruebas de lo contrario, de que la Guerra Civil la provocó un violento golpe de Estado contra la República y de que esa guerra y la posterior dictadura fueron desastrosas para nuestra historia y para nuestra convivencia. No se trata, para esos nuevos propagandistas, de explicar la historia, sino de cómo enfrentar la memoria de los unos a la de los otros, dos diferentes pasados de nuevo, dos formas de razonar sobre él, recordando unas cosas y olvidando otras, sacando a pasear otra vez las verdades franquistas, que son, como los mejores especialistas sobre ese periodo han demostrado, grandes mentiras históricas.
La mayoría de los historiadores profesionales, que ofrecen contribuciones positivas y contrastadas a los debates sobre ese traumático pasado, que estimulan nuevas investigaciones y llevan sus enseñanzas a las aulas y a congresos científicos, no parecen interesados en gastar energías en la crítica a esas nuevas versiones franquistas de la historia, algo que ya se hizo con quienes las construyeron por primera vez: Joaquín Arrarás, Ramón Salas Larrazábal o Ricardo de la Cierva. Habrá que pensar en ello, no obstante, porque la mentira sin respuesta se convierte en una forma simple de manipulación. Y hay dos maneras de evitarlo: utilizar el trabajo de acreditados historiadores para combatir la propaganda y confiar en el estudio riguroso de la historia para comprender mejor el mundo humano. Aunque sigamos por un tiempo rodeados de mentiras convincentes.
Fuente: Qriterio Aragonés nº 43 (julio de 2005)
Dos editoriales pequeñas, casi artesanas, han publicado recientemente sendos volúmenes de memorias relacionadas con la Guerra Civil en Aragón, Por el bien de la revolución, Alikornio Ediciones y Del amor, la guerra y la revolución, en la riojana Pepitas de Calabaza. En los dos casos se trata de peripecias protagonizadas por milicianos extranjeros que se afilian a la CNT, suizo uno y francés, aunque de origen italiano el otro. El primero, Albert Minnig, combate con el grupo italiano de la columna Ascaso en el frente de Huesca, mientras que el segundo, Antoine Giménez, lo hace con los internacionales de Durruti en tierras de los Monegros. Ambos sobreviven para contarlo, pero en sus testimonios podemos rastrear el terror en el frente y las difíciles circunstancias vividas en el denominado «muro aragonés» que, establecido entre Panticosa al norte y la turolense Sierra de Albarracín, tenía en el cerco de Huesca y la Sierra de Alcubierre, dos puntos calientes de la geografía bélica. Insumisos a la militarización y desengañados, estos combatientes extranjeros abandonan España sin haber logrado sus propósitos de hacer la revolución y vencer al fascismo
El Gobierno Federal suizo fue uno de los primeros en apoyar el golpe de Estado de Franco y los generales, y so capa de una apariencia de neutralidad, benefició lo que pudo a los golpistas. Pero la actitud de los trabajadores y ciertos grupos de intelectuales fue bien distinta, a pesar de las amenazas y persecución que se cernían sobre los izquierdistas y disidentes.
El 1 de septiembre de 1936 llegaban a Port Bou los suizos Albert Minnig, peón de la construcción de 25 años y su primo Louis Walter, ambos anarquistas y miembros de la Federación de obreros de la construcción y la madera de Yverdon, un lugar perteneciente al cantón de Vaud. Vienen a combatir acompañados por el carpintero de Ginebra Fernand Chevalier. Cruzan la frontera y viajan a Barcelona, la misma ciudad revolucionaria y pletórica que encontraría Orwell a finales de ese año, pero bien distinta a la que sucedería a los enfrentamientos de mayo de 1937.
Apenas una semana más tarde, Minnig y sus compañeros son enviados al frente de Aragón en una columna que se unirá inicialmente a los bragados Aguiluchos de la FAI, y que va a combatir al sector de Huesca, ciudad que ha comenzado a sufrir un cerco que se prolongará hasta la caída del frente de Aragón en marzo de 1938. Minnig es trasladado en tren hasta Tardienta, localidad que ya ha sido bombardeada, y más tarde irá a Grañén, si bien el final del viaje se sitúa en el pequeño pueblo de Vicién. En este entorno de Huesca pasará algunos meses el obrero suizo, aunque su indómito espíritu, refractario a cualquier disciplina, le lleva a abandonar el frente a voluntad, en una suerte de guerra hecha de decisiones personales que no oculta a lo largo de la narración.
Minnig, enrolado ahora en la sección italiana de la columna Ascaso, germen del Batallón Malatesta que tendrá sede en la ermita de Loreto, combatirá en el entorno de Alerre, en las proximidades de Huerrios y en la posición del cementerio de Huesca. «Varios obuses caen en el cementerio destrozando las tumbas, reventando los ataúdes, esparciendo la osamenta de los pobres difuntos que nos vemos obligados a enterrar para evitar las epidemias». Esta dramática descripción de Minnig fue recogida por la cámara del periodista francés Albert-Louis Deschamps, envido del semanario derechista L’Illustration, que recoge en una larga secuencia de imágenes los destrozos ocasionados en el camposanto oscense, y que la propaganda franquista atribuirá a la irreverente barbarie «roja» puesta en acción.
La aversión de Minnig a adscribirse al ejército popular de la República y la carencia de armas y pertrechos, severamente controlados por el estalinismo infiltrado en las estructuras políticas y militares del Gobierno, llevan a nuestro hombre a abandonar España en abril de 1937, muy poco antes de los sucesos de Barcelona que enfrentaron al POUM y la CNT con el PSUC.
Antoine Giménez es el nombre que adopta en España el italiano Bruno Salvadori, desertor del ejército fascista del Duce, hombre de mil oficios entre lo que sobresale el de ganapán errante en una juventud que le llevó en varias ocasiones a pisar las cárceles italianas, francesas y españolas por su radical activismo ácrata. Llegó a España en las primeras semanas de la Guerra Civil y se enroló con el grupo de internacionales de la columna Durruti que combatió en Pina de Ebro, Quinto, Farlete y la Sierra de Alcubierre, si bien al igual que su correligionario suizo abominó del proceso de militarización. Cuando abandonó España en 1939 lo hizo en compañía de una viuda de Peñalba, Antonia Mateo Clavel y su hija Pilar, con las que compartirá el resto de sus días afincados en Marsella.
Las memorias de Antoine constituyen un testimonio de gran valor humano y documental, ya que si bien no ahorra abundantes pasajes de alto contenido erótico, entreverados de arduas reflexiones políticas, su descriptiva visión del frente ayuda a recomponer episodios de enorme interés. Tal es el caso del ocurrido en Perdiguera el 16 de octubre de 1936, cuando más de un centenar de internacionales mueren en el intento de toma de esta población monegrina. Igualmente relata el paso de la escritora Simone Weil por el frente aragonés o la dura vida del combatiente en las trincheras de la Sierra de Alcubierre.
Las memorias de Antoine Giménez y Albert Minnig ofrecen una visión esencial de lo que la historiografía anarquista no duda en calificar como la «revolución traicionada».
Fuente: Diario del AltoAragón
Entre los diferentes libros que sobre la Guerra Civil española han aparecido recientemente, quiero llamar la atención en este artículo sobre uno que, publicado en una pequeña editorial y escrito por un autor apenas conocido, puede pasar, pese a su interés, desapercibido para un buen número de lectores. Se trata de "Del amor, la guerra y la revolución", de Antoine Giménez, editado en Logroño a finales del pasado año por Pepitas de calabaza. Su subtítulo, "Recuerdos de la guerra de España: del 19 de julio de 1936 al 9 de febrero de 1939", enmarca temporalmente los sucesos narrados, que en su mayor parte transcurren en el frente de Aragón. La obra fue escrita originalmente en francés, y en ese idioma puede leerse íntegra en internet (http/www.membres.lycos.fr/hipparchia/info.html). Ha sido traducido al español por Francisco Madrid, quien escribe también la introducción, de donde extraemos algunos datos sobre el autor.
Antoine Giménez se llamaba en realidad Bruno Salvadori y era italiano. Nació en Chianni (Pisa) en 1910 y desde muy joven leyó a los teóricos libertarios, como Malatesta, Fabbri, Gori o Kropotkin, impregnándose del pensamiento ácrata. A los 21 años desertó del ejército del Duce y se refugió en Francia. Trabajó como leñador y también en el mundo de la noche en Marsella. Como él mismo expresa, procedía de un mundo marginal, pero con ideas anarquistas muy arraigadas en las que se reafirmó en su estancia en España. Desde Francia había pasado ya muchas veces los Pirineos para entrar de contrabando escritos subversivos a nuestro país. Aquí vivió los años de la Guerra Civil, relatados en su libro, y tras la victoria franquista regresó al país vecino. Al cruzar la frontera, y pese a sus ideas contrarias al matrimonio y obligado por las circunstancias, presentó ante las autoridades galas como su mujer a Antonia Mateo Clavel, nacida en la localidad oscense de Peñalba. Se habían conocido en 1936, poco después del estallido bélico. Ella era viuda, con una hija que tenía entonces cinco años. En Francia, fueron internados en los campos de refugiados de Roussillon, hasta que Antoine fue enviado a la construcción del muro del Atlántico que debía detener el avance de los nazis. Participó en acciones de sabotaje de la Resistencia, de la que actuó como agente de enlace. Acabada la Segunda Guerra Mundial, vivió en varios lugares del territorio francés hasta establecerse en Marsella, donde trabajó como albañil desde los años cincuenta hasta su muerte, ocasionada por un cáncer de pulmón, a finales de 1982.
Como hemos visto, no estamos ante un escritor de oficio, sino ante un personaje de vida nómada y poco convencional. De formación autodidacta, años después de vivir en primera línea el conflicto español, decide poner sobre el papel sus recuerdos de aquella intensa y dramática experiencia que ahora, con mucho retraso, podemos leer en nuestro país. Y lo hace con apasionamiento, mezclando la memoria de los hechos puramente bélicos con la de sus relaciones amorosas y eróticas. Los lances de guerra y de amor se ven, a su vez, salpicados de digresiones sobre la experiencia revolucionaria que se estaba produciendo en paralelo a la contienda. Antoine formó parte del llamado Grupo Internacional de la columna Durruti en el frente de Aragón. Constituía una especie de comando de acción rápida que realizaba las misiones más arriesgadas y peligrosas en contacto frecuente con el enemigo. Por ello, algunos episodios bélicos se relatan en el libro con gran viveza.
Son bastantes las páginas dedicadas a las relaciones amorosas y sexuales del narrador, que manifiesta gran atracción por las mujeres. Desprovisto de prejuicios, y llevando a la práctica las teorías sobre amor libre que como anarquista convencido defendía, mantiene múltiples relaciones, narradas con cierto detenimiento en sus detalles más eróticos. No puede decirse, sin embargo, que se extienda en exceso ni que caiga en lo pornográfico. Tampoco es demasiado original, si bien describe de manera naturalista lo que muchos autores por pudor o convencionalismo suelen obviar o convertir en elipsis.
Las digresiones políticas, muy presentes en el libro, son las que, a mi juicio, perjudican más al relato, porque lo cortan en exceso para introducir una doctrina libertaria que hoy puede resultar demasiado idílica, aunque llena de buenas intenciones y utópicos deseos por parte del narrador. Especial interés tiene éste en marcar las diferencias entre anarquistas y comunistas, a quienes rechaza por autoritarios, estalinistas y contrarios a la verdadera revolución. Critica su afán por convertir las milicias en ejército regular y por acabar con la revolución social emprendida, que los anarquistas consideraban tan importante como la propia guerra. Antoine estuvo en Barcelona en los días de mayo del 37 en que ambas corrientes se enfrentaron en las calles de la ciudad, y fue testigo de las desavenencias irreconciliables entre los grupos que debían luchar juntos en el frente.
Los hechos narrados en el libro comienzan el 19 de julio de 1936 en Lérida, donde, tras el fracaso de la intentona golpista, Giménez se une a los grupos anarquistas que pasan a controlar la ciudad. Poco después, decide sumarse a la columna Durruti que procedente de Barcelona se dirige a Zaragoza, caída en poder de los insurrectos. Tras pasar por Fraga, llega a Pina de Ebro y se suma al Grupo Internacional de la columna, que ve frenado aquí su rápido avance inicial. Lo más interesante del libro es quizás el conocimiento de primera mano que proporciona sobre estos voluntarios extranjeros que, procedentes de diversos países, constituían un grupo autónomo dentro de la milicia anarquista. Aunque en algún momento pudo llegar a 400, su número rondaba los 250 integrantes. Casi ninguno de ellos hablaba español y rechazaban el modelo militar de jerarquía y disciplina. Giménez explica que al principio llevaron a cabo algunos golpes de mano al otro lado del Ebro, infructuosos y regresando siempre a su base de Pina. Las dos principales operaciones en que participaron fueron la toma de Siétamo y el fallido intento de conquistar Perdiguera. El Grupo Internacional sufrió en esta población zaragozana una severa derrota en la que perdieron la vida 120 de sus miembros. Entre ellos, su delegado, el francés Berthomieu. Giménez logró salvar la suya, pero allí comienza a experimentar cierto desánimo, por la desaparición de sus mejores amigos y por la desconfianza hacia sus propias filas - en ellas están, según él, los causantes del desastre de Perdiguera - y, sobre todo, hacia la política de militarización y de desmantelamiento de las colectividades libertarias, llevada a cabo por los comunistas bajo la dirección de Líster y El Campesino. También le parece una traición a sus principios libertarios la entrada de ministros anarquistas en el gobierno republicano. María Ascaso consigue convencerlo para que no abandone la guerra que, sin embargo, será ya un sangriento camino hacia la derrota. Impresionan las páginas donde se describen los bombardeos aéreos que sembraban de cadáveres las filas republicanas, sin que éstas pudieran contrarrestar la superioridad de la aviación del ejército enemigo. El repliegue continuo hasta la frontera va unido en Antoine al sentimiento del fracaso definitivo de sus sueños revolucionarios.
Son bastantes los pueblos aragoneses que aparecen en el libro. Algunos, de la provincia de Zaragoza, como los citados Pina y Perdiguera, Quinto de Ebro - donde fracasó un intento de toma por el Grupo Internacional -, Farlete - que sí fue conquistado -, Bujaraloz, Velilla o Gelsa; otros, oscenses, como Fraga, del que Antoine destaca la fama de sus higos, Siétamo - su incursión más al norte -, Candasnos, o Sariñena, controlada por el POUM, partido que también le parece al autor demasiado jerarquizado. El grupo de Giménez se mueve, casi siempre, por la Sierra de Alcubierre - se nombra Monte Oscuro -, en el límite entre las dos provincias.
Entre los muchos personajes con los que coincidió el autor en las milicias anarquistas puede destacarse, aunque sólo estuviera un mes entre sus filas, a la escritora francesa Simone Weil. Cuenta Giménez que un día los milicianos trajeron como botín de una de sus incursiones por los alrededores de Quinto algunos huevos y gallinas. Simone, "una joven de largos cabellos negros", colaboraba en tareas de cocina y sufrió quemaduras de aceite al empeñarse en freír aquellos huevos. Tuvo que ser evacuada a Barcelona y desde allí regresó a Francia. Dejó honda huella en Manuel, un muchacho de Pina que se volvió taciturno tras su partida y de quien decía que era "bello como un Dios griego". Las referencias posteriores de Simone Weil a su paso por España muestran su horror por la brutalidad, la manipulación y la mentira que dominaban en ambos bandos. Curiosamente, en Francia entabló amistad con el también escritor Georges Bernanos, que había luchado en España en las filas de Franco. De Durruti no hay referencias de trato directo, pero, cuando muere en Madrid en confusas circunstancias, a Giménez no le cabe duda alguna de que su muerte es obra de los comunistas. En su estancia en Barcelona conoce a un judío apellidado Einstein, que resulta ser hermano del famoso científico y que se suicidó unos años más tarde para evitar que los colaboracionistas franceses de Vichy lo entregaran a los nazis. Muchas de las amigas de Antoine - como Georgette ("Mimosa"), que aparece en la portada del libro - murieron en Perdiguera; otras, como Madeleine, en los bombardeos de la capital catalana. Sin embargo, el personaje femenino por quien mayor cariño muestra es la tía Pascuala, una campesina de Pina, a quien llama la Madre y en cuya casa vivió durante su estancia en el pueblo.
Entre la tragedia de la guerra y los momentos placenteros del amor hay lugar para algunas anécdotas. Como la de aquel miliciano fanfarrón que exigía una botella de vino cada día y a quien, para quitarle la costumbre y rebajarle los humos, los del pueblo dieron un tinto de 17º que lo dejó sin poder levantar el culo de la silla. O cuando desorientados tras un bombardeo y en una noche oscura, él y un compañero, asustados y muertos de sueño, se refugiaron en una oquedad, tomada por cueva, que a la luz del día resultó ser parte de los nichos de un cementerio, al descubierto tras el bombardeo de sus muros. Estando el autor en Barcelona en 1937 se proyectaba en sus cines la película "La toma de Siétamo", en la que tal vez él mismo apareciera. Se observa la presencia de muchos anteriores delincuentes entre las filas de la columna. Aunque Giménez lo considera secundario a sus ideas anarquistas, sabemos que contribuyó al desprestigio de las milicias y requirió la enérgica intervención del propio Durruti, que, como cuenta el libro, mandó fusilar a un miliciano por apropiarse de unas joyas y regalarlas a una compañera que las lucía con ostentación.
El libro de Antoine Giménez, pese a algunos de los defectos señalados, proporciona una lectura intensa, absorbente por momentos, y permite conocer aspectos de la vida cotidiana en el frente de Aragón y algunos episodios de la guerra desde la perspectiva del bando libertario, que tanto protagonismo tuvo en aquellas trágicas jornadas.
Fuente: Heraldo de Aragón
La piqueta pronto acabará con los muros de la antigua
prisión, pero antes los vecinos han tenido la oportunidad de ver las
instalaciones que han marcado al barrio de Torrero desde que la prisión se
inauguró en 1928. El 25 de junio se organizó una jornada de puertas abiertas
para que todo aquel que lo desee pueda ver por última vez las instalaciones.
La visita por las dependencias duró cinco horas recorriendo diferentes
dependencias de la prisión. Pero quien no haya tenido la oportunidad de ver in
situ la cárcel por última vez, dentro de un tiempo podrá hacerlo a través de su
televisor. La junta de distrito de Torrero va a encargar a una empresa la
realización de un vídeo, que recogerá el interior de la prisión, su demolición y
la transformación de este espacio. "Será una grabación para que quede constancia
de la evolución del barrio: el derribo de la cárcel y la construcción de los
equipamientos y las viviendas que se proyectan en su lugar", aseguró el
presidente del distrito de Torrero, Jesús Sarría.
Esta experiencia ya se ha realizado en el barrio del Raval en Barcelona. "Allí,
se grabó la construcción de un edificio. Puede servir de base para llevarlo a
cabo aquí. De hecho, ya hay unas primeras tomas realizadas con entrevistas,
ahora habría que completar todo el trabajo", explicó Sarría. Cuando se complete
la transformación de este lugar, las asociaciones de vecinos, los colegios y los
institutos del barrio tendrán acceso a este documental.
Tras esta jornada de puertas abiertas, el derribo se llevará a cabo "a
continuación". En el terreno de la prisión, está previsto que se construya una
gran plaza donde se edificarán 160 viviendas (110 protegidas) y un aparcamiento
subterráneo con capacidad para 300 vehículos. El proyecto también recoge más de
6.000 metros cuadrados destinados para equipamientos públicos, todavía sin
decidir.
Lo que sí que parece seguro es que la piqueta respetará el laurel centenario que
hay en el patio de la prisión. De 20 metros de altura, es uno de los ejemplares
más grandes de España y más singulares del continente. La presión vecinal
consiguió modificar el proyecto para conservarlo.
Fuente: Vinaròs News (Emili Fonollosa) http://news.vinaros.net/v7/
Teresa/Florencio Pla Meseguer fue miembro relevante del XXIII Sector de la
Agrupación de Guerrilleros de Levante y Aragón (AGLA), que mandaba Jesús Caellas
Aymeric, Carlos el Catalán. Desconocido por muchos de sus propios compañeros, se
le atribuyeron atrocidades que alcanzan a casi treinta personas. Es ahora
desmitificado por un vecino de Xert, José Calvo Segarra que lleva dos años
removiendo archivos y pateándose Castellón, Tarragona y Teruel para hablar con
sus familiares, amigos y conocidos, para los que fue mujer hasta los 32 años y
hombre a partir de entonces. A todo ello le dará forma en un libro de próxima
aparición.
Desde su nacimiento en 1917 en la Masía del Tossal de la Pallissa, en Vallibona, y hasta que se incorporó al maquis, fue Teresa; ´Durruti´ como guerrillero; y finalmente Florencio por el resto de sus días. Una malformación congénita de sus órganos sexuales fue algo que contribuyó a mitificar aún más a este singular personaje que falleció el pasado año y ha llenado páginas y páginas en periódicos y libros plagados de gran cantidad de inexactitudes, como asegura este periodista jubilado de Xert.
Calvo, con solo 19 años tuvo oportunidad de estar en el juicio que se le hizo a La Pastora en Tarragona, ´he estudiado alguno de los casos que se le imputaron y lo que he encontrado es que tienen como protagonistas a otras personas entre los que destaca el guerrillero José Borrás, Cinctorrà´. Se le imputó el asesinato de veintiún alcaldes, siete guardias civiles y dos ermitaños, como el de Vallivana, un caso que La Pastora conoció cuando aún no era maqui. Uno de los casos dudosos que se le atribuyen es la muerte del guardia José Vinuesa, en Rossell, en el que La Pastora no tuvo nada que ver. Su detención está plagada de episodios curiosos como relata José Calvo. Fue en la Seu d´Urgell.
Observaron que un hombre había sido expulsado de Andorra. Lo tuvieron tres días en la Seu, de allí pasó a las prisiones de Lérida y Tarragona y finalmente a la de Valencia, ´pero lo llevaron a la prisión de mujeres, porque se llamaba Teresa. Como era un tío, con buena planta y buen traje, lo sacaron de allí y le hicieron un primer examen físico (se le hicieron varios en su vida, alguno de ellos reprobable) por el que determinaron que era un hombre´. En consecuencia hubo de ser trasladado a la prisión de hombres, donde conoció al funcionario Marino Vinuesa, quien le protegió hasta su muerte.
Fuente: El Periódico de Aragón
El Ayuntamiento de Pina de Ebro aprobó en el pasado pleno una propuesta del grupo CHA en la que se solicitaba recordar a sus vecinos muertos en el campo de concentración de Mauthausen: Emilio Abadía, Pablo Aparicio, Francisco Bosque, Julio Mermejo, Alejandro Salvador y Teodoro Sanz.
La concejal de CHA en el consistorio, Marisa Fanlo, explica que en la propuesta se solicitaba que el ayuntamiento colocara en un edificio municipal adecuado una placa en recuerdo de los vecinos de Pina que murieron asesinados en Mauthausen entre 1941 y 1942, así como organizar actividades donde se propiciara la participación de los colegios de Pina y el instituto Benjamín Jarnés de Fuentes, para concienciar a los más jóvenes del peligro de la xenofobia y del fascismo.
"Sin embargo, el alcalde del PSOE, que en otras ocasiones ha participado en iniciativas de recuperación de la memoria histórica organizadas por su propio partido, en este caso sólo ha aprobado la colocación de la placa, negándose a que se organicen desde el ayuntamiento el resto de las actividades", señaló Fanlo.
La placa recordará a los seis vecinos de Pina que fueron asesinados en el campo de concentración nazi de Mauthausen, con motivo del 60 aniversario de la liberación del mismo. Marisa Fanlo recordó que entre 1940 y 1945 alrededor de 7.200 españoles fueron a parar al campo de concentración nazi de Mauthausen, en Austria: en 1941 representaban el 60% de sus presos y por esta razón se le conoce como el campo de los españoles. En torno a 4.800 españoles murieron allí asesinados, entre ellos los seis vecinos de Pina.
Fuente: Avui
La càtedra Maria Àngels Anglada de la Universitat de
Girona, dirigida per Mariàngela Vilallonga, ha encetat les seves activitats amb
una sèrie de conferències, tot al llarg d'aquest mes de maig passat, sobre
l'horror de l'Holocaust. Un tema escaient, atesos l'anomenada i l'èxit de la
novel·la d'Anglada El violí d'Auschwitz (1994).
No és el meu propòsit entrar en la inevitable polèmica que
alguns fets esdevinguts aquests dies en què tenien lloc les conferències han
tornat a suscitar sobre el que és real i el que és record, sobre la veritat i la
història. És evident que cal, encara i sempre, no perdre cap ocasió de recordar
la ignomínia d'aquell horror, dut a terme "amb mètode, sense passió", per dir-ho
amb els termes d'un dels poetes del segle XX, Iorgos Seferis, en els versos del
qual més pregonament sentim el pes, en aquesta època, del poder, de la guerra,
de la violència, de l'enviliment i la degradació dels homes. I és evident que
cal incansablement anar-la documentant i donant-la a conèixer, aquella
ignomínia, perquè cada vegada més anys ens separen del 1945, en què el fum de
les ruïnes encara era visible i el crit dels testimonis podia sentir-se arreu,
com escrivia un dels conferenciants d'aquest cicle a Girona, Pierre
Vidal-Naquet, en el seu tan memorable llibre Les assassins de la mémoire
(1987).
El meu propòsit és meditar, seguint el fil d'alguns llocs
de l'obra d'Anglada, proposant-ne àdhuc un sentit global de resposta, sobre la
qüestió de si pot haver-hi poesia després d'Auschwitz; de si l'oprobi d'aquell
holocaust no va tacar la bellesa, definitivament. Potser algun lector recordi
que ja l'he tinguda present, aquesta qüestió, en aquestes pàgines, per mirar
d'explicar la poesia de Celan i, més en general, d'il·lustrar la relació tan
essencial de la poesia amb el tràgic d'ençà sobretot de la Segona Guerra
Mundial. Per un altre costat, als lectors d'Anglada no els costarà gens de
reconèixer com a tret característic de la seva obra el contrast, la tensió que
sovint s'hi produeix entre bellesa i brutalitat, entre desig i violència. En
donaré un exemple, però, que ja he fet servir alguna altra vegada. Quan a la
novel·la breu Artemísia (1989) es revela que Sandro, el fill de la
pintora, ha mort a la matança de les Fosse Ardeatine a Roma, Anglada fa
aparèixer en el seu text els cinc versos 434-438 del cant IX de l'Eneida;
els versos que diuen la mort d'Euríal, un company d'Eneas de bellesa proverbial
-que Anglada ha triat, doncs, perquè la signifiqui, la bellesa-. Ferit Euríal de
mort en el combat contra els rútuls, el poeta remarca la bellesa del seu cos
però la sang que hi corre, i ho compara amb la flor de porpra que dalla l'arada,
i ens fa veure el cap que li cau defallent i ho compara ara amb la rosella que
abat el cap sota el xàfec. Així els versos de Virgili il·luminen aquesta tensió
entre bellesa i violència, entre delicadesa i cruel inclemència, que és un tema
recurrent en l'obra d'Anglada.
Pensem també en l'argument de la seva novel·la sobre
Auschwitz: el violí, artesanalment obrat, que tan bella música fa sonar -potser,
entre tot el creat pels homes, no hi havia res tan bell com la música, per a
Anglada-, és construït en el cor mateix de la ignomínia, i l'ha de fer un home
que sofreix violència i vexació, atemorit i indigníssimament tractat, per a un
altre home que té tot el poder d'aquell infern i l'exerceix amb ofici i
refinadament, servint-se dels presoners -de com els humilia, fins a la mort, amb
mètode i sense passió- per a trobar en si mateix les qualitats que el situen,
creu ell, per dessobre dels humans.
Hi ha un poema d'Anglada datat a Vilamacolum el 18 de juliol del 1996, que s'intitula Làpida i Afrodita. Ja m'hi vaig referir en la introducció que vaig escriure per al primer volum (Narrativa, 2001), l'únic fins ara publicat, de les seves Obres completes d'Edicions 62.(Aprofito per a reclamar-ne la continuació, si era possible.) Aquest poema aparegué després de morta Anglada en el número 199, als mesos de març i abril del 2000, de la Revista de Girona, que contenia un dossier ben ric sobre Anglada, i ja allà se n'ocupava Anna Maria Velaz. El formen quatre estrofes, desiguals però simètriques. La primera es refereix a una Afrodita del Museu de l'illa de Rodes -illa a la qual havia viatjat Anglada la primavera d'aquell any mateix- i la presenta així: "Petita flor de marbre, / Afrodita de Rodes, / com una alba et recordo / cisellada de llum".
LA DELICADESA D'UNA ESTÀTUA
Aquí tant els versos hexasíl·labs com l'inicial "petita", i
la justesa i concisió de tota l'estrofa, destaquen la delicadesa d'una petita
estàtua, gairebé viva, com una flor a l'alba, i esplendent com el marbre. La
construcció és així epigramàtica, definida per la precisió; no descriu sinó que
evoca -en el record de qui escriu- i il·lumina -en la imaginació de qui
llegeix-. Aquesta estrofa és simètrica de la tercera, però responsiona amb la
segona, que, bo i aportant alguna dada més -la nuesa, els cabells- a la idea que
el lector es fa de l'estàtua, insisteix sobre un fet la importància del qual
depèn del paral·lel que Anglada estableix en la quarta estrofa, que esdevé així
simètrica de la segona com la tercera de la primera; aquest fet és que un home
ha fet l'estàtua, que mans humanes n'han obrat la bellesa.
Fa així la segona estrofa, tancada per un hexasíl·lab però
precedit de tres decasíl·labs: "No pas un déu ni el rar atzar pregon / de la
perla marina et va crear: / mans humanes llegeixo al teu cos nu / i als llargs
cabells que onegen". No és Afrodita, la dea nascuda del semen d'un déu en els
relats dels antics, o boticellianament d'una gran petxina, sinó una estàtua feta
per un home; el marbre, alhora, es fa cos, i els cabells evoquen les ones del
mar d'on en les velles contalles havia nascut, com en neix l'alba, Afrodita.
La tercera estrofa presenta un altre objecte de marbre, també rodi i situat ben a la vora de l'estàtua. Una làpida amb cognoms, d'unes cent famílies jueves de l'illa, i en memòria de tots els deportats, de Rodes i de la veïna Cos, als camps d'extermini nazis, els anys 1944 i 1945. Fa així: "Molt a prop, a la vella sinagoga / veig els noms en el marbre: / Modiano, Rosanes, i Levy / i Soriano...". Ara és una referència eixuta, la presentació brusca d'una realitat; ni albes ni afrodites ni bellesa ni art: un fet històric, dos mil jueus deportats als camps d'extermini. Triats dels cognoms de la làpida, alguns d'origen ibèric. Una dada que potser hagi de lligar amb la data del poema, la de l'aixecament militar contra la República espanyola. La importància d'aquests cognoms, de moment, la demostra que desestabilitzin la mètrica i afectin el ritme del poema i que hi siguin repetits -ara en plural, com solen usar-se quan designen famílies i no només individus o persones singulars- en la quarta estrofa que responsiona amb la tercera. L'estrofa més llarga, que diu: "Tampoc no hi hagué atzar / ni l'innocent meltemi; / mans humanes / us van empènyer, infants, mares i nois / en flor i astorats avis / -Modianos, Rosanes i Levys / i Sorianos...- / des del mar blau de Rodes, lluny, molt lluny, / fins al forn encès a Auschwitz". De la mateixa manera com ni un déu ni l'atzar no van crear la bellesa de l'estàtua, tampoc l'atzar ni cap vent que empenyés la nau que se'ls emportà cap al nord no els deportà ni finalment els cremà a Auschwitz. La bellesa la creà l'home, com l'home creà la ignomínia de la deportació, innocents i astorats, i de la mort d'aquells jueus. La innocència del vent, que es projecta sobre la situació de les víctimes, subratlla la premeditació del transport, la responsabilitat dels botxins. Algun sobtat encavallament sembla reforçar la sensació de violència,de separació a la força. El contrast entre la blavor del mar, d'on havia sorgit Afrodita, i el foc devorador del forn crematori -llocs de partença i d'arribada- es diria construït sobre l'antiga oposició entre la vida i la mort, entre la bellesa i la violència, entre el cel i l'infern. Revelar els noms ara d'iniquitats antigues, velles com l'home; deixar dit que l'home, que crea la bellesa, és també l'autor de terribles massacres, capaç de les més grans vileses; incessantment proclamar-ho, en el bell cor de la tensió, també de la unió, entre la bellesa i la mort, potser Anglada va pensar que era un destí per a la paraula, per a la poesia -val a dir, per a la bellesa i la misèria de la condició humana- després d'Auschwitz.
L'AMOR I LA MORT VAN JUNTS
Un destí que lliga la poesia a un humanisme. No a un humanisme triomfalista, despòtic, que es preval de l'evidència que la bellesa del marbre és sempre més durable que la sang vessada i la devastació del foc. A un humanisme edificat sobre la consciència que la bellesa i el dolor, l'amor i la mort, van junts, més aviat o més tard arriben i s'alternen; que els homes ("mans humanes") creen bellesa com es maten entre ells ("mans humanes", aquesta segona vegada formant un vers sol, un trisíl·lab, en què es concentra el sentit de l'última estrofa). Operacions diferents, en moments separats en el temps, en indrets allunyats els uns dels altres. Però amb una glaçadora iteració que els presenta com una cadena. Per això la làpida de la deportació dels jueus és recordada justament el 18 de juliol, l'aniversari del dia en què es va encendre una guerra que va cremar molts innocents d'un altre lloc. I és potser per això que han estat triats tres cognoms sefardites de la làpida ròdia, perquè un poeta molt car a Anglada, Salvador Espriu, havia enfocat la sort dels vençuts a la guerra que esclatava el 18 de juliol des de l'expulsió dels jueus ibèrics, particularment a La pell de brau (1960). Les dates, els llocs, són com les paraules vehicles d'un sentit que sovint ignoren els homes que hi viuen o se'n serveixen. L'obra d'Anglada és solcada d'aquestes coincidències que semblen indicar un ritme per damunt dels fets, dels esdeveniments concrets. Per exemple, a També a tu, Cleanòrides, originàriament a No em dic Laura (1981), la mort de la protagonista de la història.
Fuente: El País
Desde ayer preside Amical un deportado de verdad. Jaume Álvarez, de 84 años, superviviente del campo de concentración de Mauthausen, matrícula 4.534, fue elegido nuevo presidente de la asociación en una tormentosa asamblea extraordinaria celebrada bajo la sombra del escándalo creado por Enric Marco, el falso deportado que presidió Amical desde 2003 hasta su desenmascaramiento en mayo. La asociación optó ayer por una vía continuista, al elegir una junta que es prácticamente la anterior, la misma que presidía Marco. La nueva junta, en la que la presidenta provisional tras el affaire Marco, Rosa Toran, ocupa una vicepresidencia, salió elegida por 86 votos a favor, 6 en contra, 5 en blanco y 18 abstenciones. El recuento no refleja la gran tensión que se vivió en la asamblea, con cruce de gravísimas descalificaciones y salidas de tono, ni la contestación que la junta saliente -y de hecho reelegida: 8 miembros continúan- había despertado en un sector de Amical. La candidatura de Jaume Álvarez, un hombre de credenciales irreprochables, como nuevo presidente allanó sin duda el camino para que la junta continuista (la única que se presentó) consiguiera ayer su propósito de gestionar la delicada etapa post-Marco. No prosperó la alternativa de refundación, presentada en la asamblea por un grupo de miembros agrupados en torno a Enric Urraca y Llibert Aragó, que pedía la dimisión de la junta y el nombramiento de una gestora encaminada a renovar Amical.
La asamblea permitió constatar que Marco continúa maniobrando para justificarse y que conserva algunas simpatías en Amical. Toran dio lectura a una carta a la asamblea del falso deportado en la que Marco asegura tener muchos atenuantes, y haber dicho "tantas verdades como mentiras", y deplora que no se le haya concedido "el beneficio de la duda" . En su misiva, el ex presidente de Amical afirma que se le ha incitado al suicidio y advierte que "dentro de un tiempo" estará en condiciones de exponer más argumentaciones. Algunos socios valoraron el impulso que dio Marco a Amical. La prolija personalidad de Marco y su asombrosa doblez tiñó toda la asamblea. De hecho, la acusación recíproca entre miembros de la junta y la oposición de conocer previamente la impostura del falso deportado fue uno de los argumentos que más incendiaron la asamblea. Quedó claro que, antes de que se hicieran públicos los hechos, había bastante gente en Amical que albergaba fundadas sospechas sobre la impostura de Marco.
En un sorprendente giro, Toran presentó el desenmascaramiento de Marco por el historiador Benito Bermejo como "un torpedo directo dirigido al corazón de Amical" y acusó al estudioso de tener "malas intenciones" y "afán de notoriedad". A juicio de Toran, el caso Marco explota "sospechosamente" en un momento "muy positivo" de Amical, en el que está consiguiendo un amplio respaldo político general. El nuevo presidente de Amical, Jaume Álvarez, fue bastante más allá al recordar que Bermejo "es salmantino" y declarar después a este diario sobre el affaire Marco: "Creo que es una venganza contra Cataluña por los papeles de la guerra".Por su parte, el miembro de la junta de Amical Adrián Blas, que continúa como vocal, denunció: "Bermejo sólo pretendía ser el jefe de la deportación en España desde la Fundación Pablo Iglesias". Y anunció que llevará a los tribunales al historiador por decir que él, Blasco, conocía la mentira de Marco. En este momento de la asamblea se produjo una viva polémica con gritos de "¡si tienes dignidad reconoce que lo sabías!", y un deportado que trató infructuosamente de defender a Bermejo llegó a espetar: "A mí no me hace callar nadie porque he estado allí y tengo tres muertos".
Neus Català, deportada en Ravensbrück y crítica con la junta, dijo en la asamblea: "Las cosas no pasan porque sí. A este hombre, Marco, se le endiosó dentro de Amical, actuó como un dictador y utilizó unos métodos que nada tienen que ver con nuestros principios. Estuvo muy bien acogido por la mayor parte de la junta y muchos han cogido sus métodos dictatoriales". Català añadió que en Amical se han hecho "cosas oscuras" -momento en que un miembro de Amical abandonó la asamblea dando un sonoro portazo-, y manifestó que se ha sentido menospreciada por la junta.
Toran se enfrentó a Català y le recordó ásperamente que ella también trabaja por la deportación femenina. Enric Urraca, representante del sector rupturista y miembro dimisionario de la junta, expuso que el nombre de Amical "debe limpiarse" y consideró que no hay otra vía que la de una refundación que permita volver a los orígenes. En ese sentido leyó una carta del también ex miembro de la junta Llibert Tarragó en la que se denuncia "la protección de Marco hasta el último momento", y un comunicado del deportado Mariano Constante que señala su "falta de confianza en una organización que ha perdido sus valores".
En uno de lo momentos de barullo, el propio Jaume Álvarez, al que aún no se había destapado como futuro presidente, se alzó para poner orden: "¡Esto es una jaula de grillos! Nosotros hicimos un juramento en el campo de que lucharíamos para que la memoria no se perdiera. Estamos haciendo el juego a la derecha".
Luego, en unas declaraciones tras su presentación, Álvarez, que es el socio más antiguo de Amical de Mauthausen, dijo a este diario que Marco les "ha partido por la mitad". Ante el impostor, dijo: "No tuve ninguna duda, me engañó como a un chino, aunque es cierto que me extrañó que no tuviera matrícula". De sus propios papeles, el nuevo presidente dijo con una gran sonrisa: "Están completamente en orden, no fallan".
La Amical de Mauthausen no
ha muerto
por Antonia García-Risco Luis y otros
La Amical de Mauthausen no ha muerto, porque mientras unos vilipendian, otros trabajan. Lo que para unos es territorio extraño, para otros es territorio bien conocido, a través de largas horas de reuniones, de archivo, de atención de consultas, de participación en actos, de entrevistas institucionales, de larga tarea interna y política en la preparación de viajes conmemorativos... y, por qué no, también de barrido y fregado. La participación en una asociación como la Amical es fruto de un compromiso moral e histórico, que atañe a todos los hijos, familiares y amigos de deportados y personas sensibilizadas, compromiso mostrado a través de las circunstancias diversas que ha vivido una asociación con una trayectoria que se remonta al año 1962 y que muchos de los que ahora critican ni tan sólo conocían hasta fechas muy recientes. Parece que incluso pueden establecerse categorías entre los deportados y sus familiares. ¿Cuál es el fundamento para que los deportados y sus descendientes tengan que volver a imponer los valores morales de sus padres y madres? ¿Es que los deportados, hijos y familiares de deportados que trabajan diariamente en la Amical no están provistos de valores? ¿Quiénes son los que se otorgan la capacidad para medir los valores? Quizá algunos de los que se sienten autorizados para ello pertenecen al grupo de quienes necesitan desprestigiar lo ajeno para sublimar lo propio.
No existe contrato indefinido para nadie, ni para el depuesto presidente, ni para ninguno de los que voluntariamente sacrifican parte de su vida privada, porque los valores sin compromisos no tienen valía en una asociación como la nuestra. La mentira del anterior presidente -escogido también por aquéllos que ahora denostan su elección- fue sostenida por él mismo, y su desenmascaramiento quizá hubiera sido anterior si todos los que ahora presumen de conocimientos previos hubieran hecho uso de los mismos. Una vez más asistimos a la confirmación de que la información es poder y de que, a menudo, los que disponen de ella la usan en beneficio propio antes que en el de los valores que tan fervientemente defienden.
No hay modo más gráfico para expresar situaciones como la creada con el supuesto peligro de muerte que se cierne sobre la Amical que la del pirómano actuando en el cuerpo de bomberos o con la de aquel, recuerdo nítidamente, que se dirige a cuantos están enfrascados en la tarea de pintar paredes de la propia asociación para indagar, cartera en mano, el tono de blanco que utilizarán.
De tal palo tal astilla, pero permítannos dudar de que la astilla no esté lista para herir las entrañas de la Amical, nuestra Amical tan querida y a la que tantos dedicaron y dedican generosos esfuerzos, sin pedir nada a cambio, con su labor callada y diaria. Las estrategias de apropiación de las que se habla pueden reflejar a veces los deseos de quienes las denuncian. Callamos y trabajamos, mientras que otros discursean, desde una supuesta superioridad moral, faltando al respeto a tantos hijos y familiares de deportados que han llorado por sus muertos desde todos los rincones del mundo. Cuesta asimilar tanta arrogancia en estos momentos difíciles y en tantas otras ocasiones del pasado reciente, cuando la generosidad de la Amical no se ha visto correspondida por aquéllos que imparten lecciones de democracia desde la lejanía física y emocional.
Cuesta también asimilar la maligna instrumentalización de simples borradores, de respuestas telefónicas... sin ni siquiera reconocer lo que ha significado política y socialmente la tarea de la Amical en los últimos años, con o sin Enric Marco al frente, ignorando la valiosa recuperación de la memoria de la deportación femenina, que ha cuajado incluso en un proyecto aprobado por la Unión Europea, o la trascendencia de los actos del 60º aniversario en Ravensbrück y en Mauthausen.
Quizá, y una vez más, mientras que unos trabajaban, otros, desde la distancia, esperaban el fracaso de los proyectos, o quizá su aprovechamiento, tal como repetidamente se nos ha demostrado. Quizás nuestro halo de grandeza no haya sido suficiente para los que se arrogan la posesión de valores que también significan lealtad y solidaridad. Y tal como nos repetimos a menudo "Som pobrets, però alegrets", y mientras que unos se regodean cómodamente desde sus casas, otros, hijos, familiares y amigos de deportados afrontamos las crisis, barremos el suelo, reímos y también lloramos, porque los valores que queremos defender atañen a la preservación del patrimonio histórico y moral de la Amical de Mauthausen y otros campos de España, y no a los dictados personales de los salvadores ocasionales.
Antonia García-Risco Luis es vicepresidenta de la Amical e hija de Agustín García-Risco Claro, asesinado en Gusen el 14 de abril de 1941. Firman también el artículo, escrito antes de la asamblea de ayer, Llibert Villar Piqué, secretario de organización de la Amical e hijo de Lluís Villar Fornas, asesinado en Gusen el 7 de diciembre de 1941; Rosa Toran Belver, presidenta en funciones y sobrina de Bernat Toran Martínez, asesinado en Gusen el 16 de enero de 1942; Juan M. Calvo Gascón, vocal; Blas Mínguez Anaya, vocal; Jesús Ruiz Martínez, tesorero; Margarida Sala Albareda, vocal, e Isidoro Teruel Manchón, secretario.
PRIMERA CIRCULAR
PRESENTACIÓ
El Centre d'Estudis Comarcals de Banyoles i la Universitat de Girona, amb el suport del Centre d'Estudis sobre les Èpoques Franquista i Democràtica de la UAB i la col·laboració d'institucions i entitats diverses, dediquem el Col·loqui de Tardor d'enguany a tractar el llarg període del franquisme des de diferents angles i punts de vista. Les jornades, estructurades en quatre àmbits temàtics, giraran al voltant de les conseqüències polítiques, socials i culturals de la instauració
del règim dictatorial als Països Catalans.
L'objectiu d'aquests col·loquis és donar a conèixer algunes de les darreres recerques a l'entorn d'un passat molt recent, que s'inicia amb la guerra civil i que té efectes que perduren encara en la nostra
memòria i en la nostra realitat social i cultural. Amb el propòsit de recuperar aquesta memòria, s'ha programat un seguit de ponències i es dóna opció a la presentació de comunicacions inèdites que
s'adscriguin als àmbits temàtics establerts.
ÀMBITS TEMÀTICS
1) "1939. La derrota republicana, l'exili i la instauració de la dictadura franquista"
2) "Quantificar i repensar la repressió. L'univers punitiu franquista, vida quotidiana i actituds polítiques de la població"
3) "1939-1959. La desfeta cultural als Països Catalans: nacionalcatolicisme, nacionalsindicalisme, censura i escola"
4) "1960-1975. La revifalla de la dissidència i l'oposició, la immigració, els nous moviments socials i la represa cultural"
PONÈNCIES
- Francesc Vilanova (Professor d'Història Contemporània de la Universitat Autònoma de Barcelona/Fundació Pi i Sunyer)
- Ismael Saz (Catedràtic d'Història Contemporània de la Universitat de València)
- Joan Maria Thomàs (Professor d'Història Contemporània de la Universitat Rovira i Virgili)
- Joan Sagués (Professor d'Història Contemporània de la Universitat de Lleida)
- Francisco Morente (Professor d'Història Contemporània de la Universitat Autònoma de Barcelona)
- Ma. Josepa Gallofré (Professora de Filologia Catalana de la Universitat Autònoma de Barcelona)
- Pere Ysàs (Professor d'Història Contemporània de la Universitat Autònoma de Barcelona)
- David Ginard (Doctor en Història)
- Martí Marín (Professor d'Història Contemporània de la Universitat Autònoma de Barcelona)
- Carme Molinero (Professora d'Història Contemporània de la Universitat Autònoma de Barcelona i directora del CEFID-UAB)
CONFERÈNCIES
- HISTÒRIA LOCAL I FRANQUISME: L'ESTUDI DE L'ÈPOCA FRANQUISTA A LES COMARQUES GIRONINES
Josep Clara (Professor d'Història Contemporània de la Universitat de Girona)
- LA MEMÒRIA, LA HISTÒRIA I L'OBLIT: LA DICTADURA FRANQUISTA I LA SEVA RECEPCIÓ PÚBLICA EN EL TEMPS PRESENT
Andreu Mayayo (Professor d'Història Contemporània de la Universitat de Barcelona)
Ricard Vinyes (Professor d'Història Contemporània de la Universitat de Barcelona)
ALTRES ACTIVITATS
- Presentació del llibre de Jordi Galofré, La repressió franquista a Banyoles.
- Projecció de fragments del NO-DO i lectura i anàlisi crítiques a càrrec de Vicente Sánchez-Biosca (professor de la Universitat de València) i Àngel Quintana (professor de la Universitat de Girona)
PRESENTACIÓ DE COMUNICACIONS
Es poden presentar comunicacions sobre qualsevol dels quatre àmbits temàtics programats.
Les propostes de comunicacions s'han de fer arribar, abans del 15 de juliol de 2005, a l'adreça de correu electrònic cecbanyoles@ddgi.org , especificant el nom de l'autor, el títol, l'àmbit temàtic en el qual s'adscriuen i un resum d'un màxim de 10 línies.
Les comunicacions han de tenir una extensió màxima de 60.000 caràcters (amb espais, notes i bibliografia inclosos) i s'han de lliurar abans del 30 de setembre de 2005. Les normes d'edició es poden consultar a la plana web www.banyoles.org . Cal enviar-les en suport paper i per correu electrònic (processador de textos Word) a l'adreça següent:
Centre d'Estudis Comarcals de Banyoles
Plaça de la Font, 11
17820 Banyoles
COMITE ORGANITZADOR
- Presidents
Jeroni Moner (president del CECB) i Joan Batlle (rector de la UdG)
- Direcció científica
Àngel Duarte (UdG), Josep Clara (UdG) i Jordi Font Agulló (CEFID-UAB)
- Coordinació
Berta Noguer (CECB) i Mireia Llorens i Íngrid Calpe (Ajuntament de Banyoles)
- Vocals
Rosa Alsius (CECB), Antoni Bramon (CECB), Jordi Colomer (CECB), Ultano Gómez (CECB), Julià Maroto (UdG), Rafael Ponsatí (CECB), David Sala (CECB), Antoni Torres (CECB) i Xavier Vila (CECB).
Fuente: Associació per a la recuperació de la memòria històrica de Catalunya (ARMHC)
COMUNICADO Y PETICIÓN DE APOYO A LA ARMHC ANTE EL PROYECTO POR EL QUE SE SOMETE A INFORMACIÓN PÚBLICA EL PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REGULAN LAS ACTUACIONES RELATIVAS A LAS FOSAS DE LA GUERRA CIVIL Y LA POSGUERRA LOCALIZADAS EN CATALUNYA.
En el Diario Oficial de la Generalidad de Cataluña, número 4413, de 27 de junio de 2005, se ha publicado el Decreto arriba mencionado y se encuentra en trámite de información pública para permitir la participación a las entidades y a la ciudadanía en el proceso de elaboración del proyecto del decreto mencionado.
En la práctica es un proyecto de muy difícil ejecutividad y totalmente contradictorio con los principios básicos en materia de Derechos Humanos y contrapuestos con los acuerdos establecidos entre el Estado Español y la comunidad internacional.
El proyecto de Decreto no se refiere de una manera suficientemente concreta al derecho a la ciencia y la cultura, que proclama el artículo 20 de la Constitución, y que ampara la actividad de investigación de la ARMHC. En particular, la construcción de la memoria histórica se enmarca en la libertad de pensamiento, de ideas y de opinión, y en el derecho a la producción y creación científica.
Desde esta Asociación presentaremos dentro del plazo alegaciones de nuestra valoración de los aspectos negativos y de contradicción que contiene el proyecto que se somete a información pública.
Entendemos, a la vez, que las posibles consecuencias de la aprobación del proyecto tiene efectos más allá de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña, ya que el derecho en conocer, el derecho en saber, el derecho en la reparación moral y el derecho a recuperar nuestra memoria histórica es patrimonio de todos los hombres y mujeres que defenderieron la libertad y la democracia y, nos muchos casos perdieron al más valioso que todos tenemos que es nuestra vida y no se puede de ninguna manera hacerse desde una visión territorial concreta de los hechos de la guerra civil española y de los periodo del franquismo sin considerar su contexto global.
Por ello, os pedimos la máxima divulgación y difusión del mencionado Decreto para efectuar por medio de presentación directa desde de otros colectivos, entidades, ciudadanos interesados, etc, y/o por medio de soporte en las alegaciones que presentaremos desde esta ARMHC que se formalicen el máximo de propuestas con el objetivo de conseguir que este proyecto no tenga continuidad con los actuales términos. Si por contra, creemos muy importante que el Parlamento de Cataluña, como institución legitima de representación de los ciudadanos de Cataluña, inicie el procedimiento que se conveniente y con disposición de integrar y de interiorizar el Derecho internacional ya existente en esta materia para el cual es reconoce los derechos de los familiares de los desaparecido por encima de cualquiera otra consideración.
Os pedimos, finalmente, vuestra ayuda y soporte en el canal y el sistema que consideráis más apropiado y adecuado, tanto en la presentación de alegaciones como de hacer llegar al Presidente del Parlamento de Cataluña y al Presidente de la Generalidad de Cataluña, el rechazo de Decreto que se somete a información pública.
Muchas gracias,
Julio de 2005
Manel Perona
Presidente de l'ARMHC
Fuente: Avui (Jordi Capdevila)
De les 115 fosses comunes de la Guerra Civil confirmades per la Generalitat, n'hi ha 83 situades en cementiris i 32 a fora. No es creu que se'n puguin obrir i exhumar més de 15.
A més de les 115 fosses confirmades, n'hi ha 42 de probables, 21 dins dels cementiris i 21 més a fora. En total, es calcula que en el conjunt de fosses hi ha enterrades unes 30.000 persones, ja que n'hi ha algunes que acullen fins a 900 cadàvers.
Les dades les van fer públiques ahir el conseller primer de la Generalitat, Josep Bargalló, i el secretari de Coordinació Interdepartamental, Apel·les Carod, en la presentació del decret elaborat pel govern de la Generalitat que regula les actuacions relatives a les fosses de la Guerra Civil i la postguerra localitzades a Catalunya i a les persones que s'hi podrien trobar enterrades.
El decret, que va entrar ahir a informació pública, preveu la creació del Cens de la Guerra Civil i la Postguerra a Catalunya i el cens de persones desaparegudes en la Guerra Civil, i concreta els criteris i requisits necessaris per exhumar una fossa comuna.
El decret, que pretén omplir el buit normatiu que ocupa fins ara l'obertura de fosses, "vol garantir la dignificació de les víctimes i els seus familiars", a més de la "dignificació de la memòria concreta i del lloc concret" de la fossa, amb la creació de monòlits. A la vegada, pot ser "un bon instrument de recuperació de la memòria històrica", va manifestar Bargalló.
L'obertura d'una fossa també té com a objectiu la troballa de béns arqueològics -vestimenta, armes i altres utensilis-, que rebran el mateix tractament normatiu que les restes arqueològiques que regulen la llei del Patrimoni.
Respectar la voluntat dels afectats és un principi bàsic d'actuació en una fossa, fins al punt que si un familiar d'un cos enterrat s'hi oposés, aquesta "no s'obriria", segons Apel·les Carod. Els requisits d'obertura estan ben concretats en el decret i només es podrà fer si hi ha certesa documentada o oral de l'existència de la fossa, si es coneixen les seves característiques, si es té constància d'alguna de les persones que hi ha enterrades i si se sap el pressupost de l'obertura. També cal l'autorització del propietari del terreny i saber el destí que es pensa donar a les restes trobades. La Generalitat també podrà actuar com a promotor de l'obertura d'una fossa en el cas que una obra pública l'afectés directament i es tingués constància de la seva existència. Però deixa molt clar el decret que mai no s'obrirà una fossa "per voluntat subjectiva". La rigorositat normativa vol impedir "la possibilitat de la comercialització d'una fossa, qualsevol postura voluntarista i qualsevol situació de falsificació de la realitat".
La normativa preveu la creació d'un comitè tècnic de coordinació que serà el responsable d'emetre l'informe preceptiu que estimi o desestimi la intervenció en una fossa. El comitè estarà presidit pel secretari de Coordinació Interdepartamental i integrat per un membre de la Federació de Municipis de Catalunya, de l'Associació Catalana de Municipis, pels representants dels ajuntaments afectats i per tres professionals prestigiosos en el camp de l'arqueologia, l'antropologia forense i la història contemporània.
El conseller primer va insistir que aquest tema l'afronta la Generalitat "amb la màxima objectivitat possible", amb procediments "científics i tècnics curosos" i entenent totes les actuacions com a "elements de recuperació històrica i de dignificació dels afectats".
Una fossa experimental a Prats de Lluçanès
L'any passat la Generalitat va fer de forma experimental l'obertura d'una fossa comuna a Prats de Lluçanès amb l'objectiu que servís com a experiència per fer el decret. El que es va tenir clar des d'un primer moment va ser que l'acció l'havien de realitzar professionals, ja que s'havia de fer amb "la màxima rigorositat possible", segons Apel·les Carod. També es va veure que hi haurien moltes dificultats d'identificació dels cadàvers, ja que "de set cossos que vam trobar a la fossa, només en vam poder identificar un". En canvi, "sí que vam trobar béns mobles que podrien passar al patrimoni cultural català".
La dificultat més gran per identificar cossos de fosses catalanes, diu Bargalló, prové del fet que "Catalunya va ser zona de pas a l'exili" i la majoria dels cossos enterrats en el seu territori són de "soldats republicans i membres de partits o d'organitzacions que estaven de trànsit cap a França". Com que no es coneixen els seus familiars, no hi ha elements de contrast que serveixin per a les proves d'ADN.
Fuente: Pilar Benejam
Hemos leido con estupefacción el revuelo que ha ocasionado la publicación y presentación del libro “Republicans i republicanes als camps de concentració nazis”. En realidad no se comenta el libro sino que la bronca se centra en una frase. Por nuestra parte, aplicando lo que hemos enseñado a nuestros alumnos primero hablaremos del libro y , seguidamente, situaremos la frase que, separada del contexto, puede inducir a pensar lo que probablemente no es.
La obra patrocinada por el Instituto Municipal de Educación de Barcelona y escrita por los profesores de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universitat Autònoma de Barcelona, Joan Pagès y Montserrat Casas , va dirigida al profesorado de educación Secundaria y ofrece materiales didácticos para los alumnos. El libro aparece en un momento en que se recuerda el Holocausto y se rinde homenaje a los republicanos que vivieron la derrota de la Guerra Civil Española, se exiliaron y acabaron en los campos de concentración y exterminio nazis. Los autores se proponen , en primer lugar, honrar la memoria de esos hombres y mujeres; segundo, conservar la memoria histórica para que el horror que sufrieron no pueda volver a repetirse y finalmente, la obra pretende que el testimonio y el sacrificio de las víctimas sirva para educar a nuestros jóvenes en la defensa de los derechos humanos ahora y siempre; porque pasado , presente y futuro forman un inseparable e inseguro proceso en el camino de la humanización.
A pesar de las duras críticas que ha recibido el libro, desde la perspectiva de la educación Secundaria la obra cumple con sus objetivos porque los textos seleccionados, los testimonios recogidos y las fotografias reunidas, junto a las sugerencias didácticas para trabajar todos estos documentos ponen a disposición del profesorado materiales cuidadosamente seleccionados para poder reflexionar sobre el tema con sus alumnos . Estos materiales son además oportunos en un momento en que en las aulas vuelven a verse algunos signos de clara inspiración nazi que surgen al calor de los movimientos neofascistas y neonazis europeos y que encuentran algunas adhesiones entre un sector de nuestros jóvenes . Los que nos dedicamos a la docencia pensamos que el conocimiento de lo que representó el nazismo , puede ayudar a que los alumnos sean más conscientes de lo que representan tales ideologías y de los métodos de represión, exterminio, explotación y violencia a la que pueden conducir. En definitiva, sabemos que nuestros alumnos y alumnas harán de su vida lo que quieran y lo que puedan , pero trabajamos con el convencimiento de que podemos procurarles elementos que les ayuden a decidir en qué mundo desean vivir , siempre con la confianza de que elegirán un mundo mejor.
Por las razones que acabamos de aducir, agradecemos y aplaudimos la iniciativa del Instituto Municipal de Educación de editar un libro de estas características y también que hayan depositado su confianza en dos profesores , Joan Pagés y Montserrat Casas, profesionales reconocidos y personas comprometidas con la educación, con una larga vida profesional centrada en la mejora de la docencia , en la formación para la democracia y en la defensa de los valores humanos. Aunque nuestro colectivo académico y profesional dedicado a la enseñanza de las ciencias sociales no es excepción en el hecho de la diversidad de opiniones , ni a la persona más alejada del círculo de los autores se le pasaría por la mente afirmar que los autores de este libro son unos indocumentados, acusarles de antisemitas, decir que banalizan el Holocausto, que seguramente no condenan con suficiente convicción el terrorismo, que se inscriben en una línea en que el antiamericanismo domina sobre cualquier otra consideración , tal como hemos leído estos días en la prensa .
A lo largo de los capítulos en que se divide el libro que comentamos se suceden los textos y los testimonios escritos y gráficos sobre las bases ideológicas del nazismo, se explica como eran los campos de concentración , quienes eran deportados, como los trasladaban a los campos, como eran recibidos, como vivían , trabajaban y morían. La obra, fiel a su título, se centra en el colectivo objeto de estudio pero hace reiteradas referencias, como no podía ser de otra manera, a otros grupos que también fueron masacrados y humillados hasta extremos de crueldad inconcebibles . Leído el libro, no parece acertado decir que los autores olviden el colectivo judío al que se cita con frecuencia en los textos seleccionados .
Del libro que comentamos, lo que ha merecido la atención de la prensa ha sido una frase que llega en el último capítulo, cuando los autores se preguntan si puede volver a suceder una catástrofe como la que se vivió durante el nazismo . En el mismo apartado figuran textos sobre otros genocidios como el ocurrido en Ruanda entre hutus y tutsis y sobre el peligro que representa hoy para la humanidad la violación de los derechos humanos . En este contexto dicen:: “ De tots els problemes que hi ha al món ara mateix , probablement n’hi ha dos que, en el moment d’escriure aquesta didàctica tenen moltes semblances amb el genocidi nazi, amb els guetos que van crear els nazis alemanys per aïllar els jueus de la resta de persones i amb les vexacion i infàmies rebudes pels republicans espanyols i catalans i la resta d’empresonats als camps de concentració: són la construcció del mur de la vergonya a Palestina i el tancament de presoners talibans a la base militar que els Estats Units tenen a l’illa de Cuba , a Guantánamo “. Debo reconocer que la frase, con motivo o sin él, ha herido la sensibilidad de un sector del pueblo judío hasta originar una protesta diplomática durante la visita a Israel del presidente de la Generalitat de Catalunya , Pascual Maragall, y ha centrado las críticas de que hemos hablado.
La magnitud de la reacción sorprende porque leído el libro en su totalidad, y situada la frase en su contexto, no se puede suponer que los autores consideren realmente que el Holocausto y el muro sean la misma cosa, comparan únicamente el aislamiento que representa. No puede ser de otro modo porque a lo largo del texto han demostrado conocer bien lo que representó el genocidio nazi .
En cambio en una publicación con finalidad didáctica es correcto el intento metodológico de hacer reflexionar a los alumnos a partir de horrores pasados sobre la vulneración de los derechos humanos en la actualidad, como pueden ser la construcción del muro de Cisjordania o el trato recibido por los prisioneros de Guantánamo. No se puede tildar de antisemita o de antiamericana o anti lo que sea la crítica a las acciones injustas de un determinado gobierno. Los pueblos merecen siempre el mayor respeto pero no así todas las políticas.
Contrariamente a lo que se ha dicho, a nuestro entender, revisado el párrafo en cuestión para evitar interpretaciones malintencionadas, la obra debería ser distribuida a los centros docentes tal como se tenía previsto porque el libro es pedagógico, es didáctico y puede ser útil .
Pilar Benejam i Arguimbau
Catedrática de Didáctica de las Ciencias Sociales
Universitat Autònoma de Barcelona
El texto del libro puede consultarse en:
http://www.didactica-ciencias-sociales.org
Si leído el texto, consideras que puedes darnos tu apoyo, manda un e-mail con nombre, dos apellidos, profesión y lugar de trabajo a : Neus.Gonzalez@uab.es
Fuente: Avui (Jordi Capdevila)
El llibre de Manent, Pompeu Fabra a l'exili 1939-1948, es va presentar ahir conjuntament amb El temps de la nació. Estudis sobre el problema polític de les identitats, de Jordi Casassas i Ymbert. Els dos treballs van guanyar ex aequo l'octubre passat la vuitena edició del premi Fundació Trias Fargas. Tots dos volums, editats per Proa, segueixen una tradició recurrent dels premis, que és la de guardonar alternativament obres memorialístiques i treballs d'assaig, segons va ressaltar l'editor Isidor Cònsul.
Jordi Manent diu que el llibre aporta una novetat important: no és cert, com diuen els treballs biogràfics de Josep Miracle i Josep Benet, que els papers que Pompeu Fabra tenia a casa seva a Badalona quan va exiliar-se van ser cremats, sinó que "els van llençar al mig del carrer però no els van cremar" i després van anar a un magatzem. La major part de l'arxiu de Fabra el va recuperar el seu gendre Ferran Rahola.
Jordi Manent ha furgat en tots els racons per trobar dades de l'exili de Fabra i ha utilitzat alguns d'aquests papers. "Tan sols m'ha quedat per escorcollar l'Archivo de Salamanca", diu en el llibre, "on no dubto que hi ha informacions sobre Pompeu Fabra abans de l'exili, i potser papers de casa seva i tot, i també alguns expedients oberts per les autoritats franquistes". Manent afegeix, irònic, que mai no podrà analitzar aquests papers, ja que a Salamanca "tenen molt d'interès a estudiar l'obra de Fabra".
El llibre aporta més novetats ressenyables. Entre d'altres, dades noves sobre els canvis de residència durant l'exili, amb estades per aquest ordre a Illa, Prada, Illa, Montpeller, Perpinyà i Prada. També ha descobert que Fabra va fer a l'exili una Gramàtica romanesa, que no va poder acabar i que finalment es va perdre. A més, va rebre l'encàrrec de fer un Diccionari català-francès "amb Carles Riba", projecte que després van descartar. També hi ha informacions noves sobre la Catalan Grammar, també desapareguda.
Manent diu que el nou material l'ha pogut recollir gràcies a la descoberta de fons nous de la família Fabra, on ha recuperat un centenar de documents. També s'ha nodrit de l'arxiu de la Fundació Ramon Llull, que es creia destruït, però que va estar zelosament guardat durant anys pel govern basc a l'exili i després per la Fundació Sabino Arana.
Amb tot aquest material nou, amb altre de conegut i amb el trobat en les 19 biografies o estudis de semblança que s'han publicat sobre Fabra fins ara, Jordi Manent explica que ha recreat la vida del mestre d'aquests anys dins del context de l'època.
Un dels aspectes que ressalta en el llibre és la duresa de la vida quotidiana que va viure Fabra a l'exili, fins al punt "que va passar gana", així com el fet que "va ser un referent indiscutible per a tots els exiliats catalans". Entre altres raons, "perquè era molt escoltat i respectat, ja que havia arribat al cim de la seva carrera". El mèrit més important, però, és que "queda com un jubilat sense jubilació, vivint en precarietat fora del seu país, perseguit per la Gestapo i malgrat tot continua polint i ampliant les seves obres lingüístiques i fent nous projectes".
A més, cal ressaltar de Pompeu Fabra la decisió que va prendre de no abandonar França, malgrat saber que estava perseguit per la Gestapo. I no ho va fer "per poder estar més a prop dels seus". El 1939 va tenir la possibilitat d'anar a Anglaterra i ho va rebutjar i des del 1940 al 1942 es va plantejar anar a Mèxic, segons es desprèn de la seva correspondència, "però acaba dient que no, perquè a França era un estendard dels exiliats".
Fuente: La Vanguardia Digital
Los historiadores Josep Maria
Solé i Sabaté y Joan Villarroya, con la colaboración de más de un centenar de
historiadores y expertos en diversas disciplinas, han iniciado la publicación de
El franquisme a Catalunya. (1939-1977), una obra (que publica Edicions
62) en cuatro volúmenes profusamente ilustrados (el primero, La dictadura
totalitària (1939-1945, ya en librerías), cuya publicación se completará en
junio de 2006.
Para el profesor Solé i Sabaté el objetivo de esta magna obra es explicar por
qué triunfó y fracasó el franquismo en Catalunya, una etapa de la historia que,
según él, todavía está inmersa en un "mar de inexactitudes y desconocimiento,
porque no nos podemos fiar de los fondos depositados en archivos, sea por la
censura, sea por la tergiversación, sea por la tendencia a la docilidad del
emisor del documento, que hacen que aparezcan zonas opacas". Por estas razones,
ocurre que "a menudo, conocemos mejor el antifranquismo", se lamenta el
historiador, por lo cual se hace necesario "explicar a fondo la actuación
política de los gobiernos civiles, la gestión de las diputaciones, de los
jerarcas del poder, de la autoridades policiacas, militares, judiciales o
administrativas del régimen. De cómo fue el franquismo en las comarcas, en los
pueblos y en las ciudades".
La obra discurre en diversos niveles de narración. Desde una perspectiva general
e internacional del régimen, a una visión general catalana y una concreción en
el plano local y comarcal, porque, insiste Solé Sabaté, es una historia en
Catalunya. Cada episodio central de ella es contemplado asimismo desde los
planos político, económico, ideológico, social y cultural. Asimismo, la
narración histórica se detiene en hechos concretos, utiliza informes de
expertos, biografías, gráficos y un conjunto de fotografías, algunas de ellas
inéditas.
Respecto a lo que aporta de nuevo esta obra, Solé i Sabaté se refiere a la
inmensa riqueza historiográfica que desde los años 90 viene publicándose en
trabajos monográficos, en tesis doctorales en las distintas universidades
catalanas y en la historiografía local y comarcal. "Utilizado en sentido
crítico, este conjunto es muy útil para profundizar en el hecho histórico, lo
que nos permite analizar el franquismo hasta el nivel local". De esta forma, se
incorporan a la publicación historiográfica de carácter divulgativo las jóvenes
generaciones de historiadores catalanes. Unos profesionales que aportan una
visión renovada de aquella etapa, que en su mayoría apenas pudieron vivir
directamente.
"El franquismo -según Solé- llegó a todos los rincones de Catalunya, e incluso
se puede afirmar que el Estado español actuó por vez primera sobre el conjunto y
ejerció mucha inf luencia en todas partes. Nadie ni nada quedó inmune a su
acción, con todo su peso de autoridad, represión, control, orden, intervención y
mediación". La obra trata de describir la forma en que el régimen pretendió
extender su mensaje, los lugares en que echó raíces y en los que fue sólo
autoridad, orden y poder, con escaso o nulo apoyo social.
El franquismo, prosigue Solé, tuvo la evolución lógica de una dictadura
personal, que finalizó con la muerte del dictador en la cama. Al final sólo era
una estructura de poder porque, poco a poco, sus fieles fueron desertando. No
eran compatibles gentes con un mínimo de formación y aquel régimen ultramontano,
obsoleto y represivo. "Un país moderno no podía soportar una estructura de poder
autoritaria y hubo gente que intentó una salida al franquismo; gentes que más
tarde pactarían con los antifranquistas la salida de la transición", dice Solé.
El primer volumen trata sobre la dictadura totalitaria, entre 1939 y 1945. La
composición del nuevo Estado, su actitud en la Segunda Guerra Mundial, el
exilio, la represión, las instituciones represivas y administrativas, el
genocidio cultural y lingüístico, el papel de la Iglesia, la regresión económica
y la vida cotidiana. El segundo se centra en Catalunya dins l´Espanya de
l´autarquia (1946-1958). El tercero versa sobre La immigració, el
desarrollisme i la resistència cultural (1958-1968) y el último volumen se
ocupa de La lluita per la democràcia i l´autogovern (1969-1980).
Fuente: Avui (Ignasi Aragay)
Josep Maria Solé i Sabaté i Joan Villarroya han dirigit una història il·lustrada en quatre volums sobre el franquisme a Catalunya. La publica Edicions 62 i s'ha fet amb més de 100 col·laboradors.
Proporcionalment, fins ara s'havia estudiat més l'antifranquisme que el mateix règim dictatorial. A partir d'aquesta premissa, els dos historiadors han reunit un ampli equip d'investigadors amb l'objectiu de capbussar el lector en les interioritats del franquisme per veure "sense tabús", remarca Solé i Sabaté, com es va implantar i com va actuar a Catalunya. "El franquisme és un règim polític condemnat per la Història. Per tant, no es tractava de fer de fiscals, sinó d'intèrprets", diu Solé i Sabaté, que a més fa constar una mirada analítica allunyada de les visions del règim des de l'antifranquisme. Això no obstant, els fets són els fets i bona part del primer volum, que es titula La dictadura totalitària (1939-1945), tracta de la repressió, els camps de concentració, l'espoliació dels vençuts, el genocidi cultural i lingüístic, la regressió econòmica, el ferri control d'una justícia venjativa i l'exili. No en va, també segons Solé Sabaté, "ningú amb dos dits de front pot negar que Catalunya va perdre la guerra com a poble, com a cultura i com a identitat".
Ara bé, el mateix historiador remarca que, "tot i que la Guerra Civil va ser creada fora de Catalunya, un cop va arribar aquí també va ser una guerra entre catalans i n'hi va haver que van guanyar i se'n van aprofitar molt". Són aquests catalans els protagonistes indiscutibles d'El franquisme a Catalunya, tant del primer volum, que ja és a la venda, com dels tres restants, que sortiran al ritme d'un cada quatre mesos. D'alguna manera, l'obra posa la societat catalana davant el mirall d'una època fosca i naturalment la imatge que en surt "segurament no agradarà a tothom: els historiadors hem fet la feina i no hem amagat res", diu Solé Sabaté, que alhora reconeix que queda molt per investigar. Entre les aportacions més innovadores del primer volum hi ha el capítol a càrrec d'Oriol Dueñas i Josep Amat sobre els camps de concentració i batallons de treballadors a Barcelona, situats a Montjuïc -Palau de les Missions-, el Poblenou -situat a l'antiga fàbrica de cànem de la família Godó- i la Vall d'Hebron -a l'edifici actualment ocupat per la Facultat de Pedagogia de la Universitat de Barcelona-. Un altre aspecte sectorial sobre el qual es fa llum és el procés de retorn de les empreses col·lectivitzades durant la guerra als seus propietaris, "amb actituds honestes i d'altres de miserables", diu Solé i Sabaté. Des d'aquest punt de vista del retorn a la normalitat econòmica, es posen com a exemple dos personatges clau: l'industrial i financer Felip Bertran i Güell i el també empresari i rei dels tripijocs Julio Muñoz Ramonet. De fet, tant aquest volum com el següent tenen com un dels seus eixos els apunts biogràfics sobre una vintena de personalitats a les quals Solé i Sabaté defineix col·lectivament com "el coixí social del franquisme". En aquests primers anys, els triats van des de Miquel Mateu fins a Eduard Aunós, passant per Valls i Taberner i Eugeni d'Ors, entre d'altres. L'actitud de l'Església, el context de la Segona Guerra Mundial -en aquest cas la contribució la firma Paul Preston-, la resistència antifranquista i la vida quotidiana són altres qüestions que tracta una obra que vol ser panoràmica i no centrada en Barcelona: "Cal no oblidar que Catalunya era aleshores encara sobretot un país rural", diu Solé i Sabaté, que respecte al dia a dia de la gent, apunta com, "malgrat la grisor, la vida s'imposa". Això explicaria, segons el codirector de l'obra, la importància del folklore, l'excursionisme, l'esport i el cinema, que en alguns casos també van ser refugi d'una difosa catalanitat.
El model editorial per tirar endavant aquest projecte és el mateix que Edicions 62 ja va fer servir per a l'obra La Guerra Civil a Catalunya. Els tres volums restants seran Catalunya dins l'Espanya de l'autarquia (1945-1950), Immigració, 'desarrollismo' i resistència cultural (1950- 1967) i La lluita per la democràcia i l'autogovern (1968-1977), i en tots ells, com en el primer, l'aposta gràfica i fotogràfica és essencial.
Fuente: El Periódico de Catalunya
El presidente del Parlament, Ernest Benach, inauguró en La Fatarella el Memorial
de Camposines, posiblemente el lugar más emblemático de los espacios que
configuran la ruta de la batalla del Ebro, ya que en él se dará sepultura a los
restos de combatientes aún esparcidos por el territorio donde se disputó el
sangriento episodio bélico que determinó el desenlace de la guerra civil.
El osario está en la colina en que se encuentra la antigua
ermita templaria de Sant Bartomeu e incluye una exposición con las historias de
la vida de 10 combatientes que murieron en la batalla.
Ernest Benach destacó la importancia de recuperar los
cadáveres de jóvenes "con nombres y apellidos". Y añadió: "Como país no podíamos
permitir que quedaran en el olvido, se lo debíamos".
IDONEIDAD
El historiador Josep Solé i Sabaté destacó la idoneidad del
lugar escogido, cedido por el Obispado de Tortosa, para ubicar el memorial, que
simboliza una trinchera construida con piedras del río Ebro. "Desde esta colina
se observa el territorio en el que más resistencia hubo contra unas tropas que
avanzaban y en el que miles de jóvenes perdieron la vida y fueron mal enterrados
o quemados", afirmó. "Hoy tenemos la voluntad de dar digna sepultura a los
restos que van apareciendo para que la tierra donde murieron les acoja por
encima de cualquier diferencia política", añadió.
Durante décadas los agricultores de las comarcas de la
Terra Alta y de la Ribera d'Ebre han encontrado esqueletos y huesos en sus
fincas. Es el caso de Francesc Gironés, uno de los vecinos de La Fatarella que
acudieron a la inauguración del monumento osario. "Al poco de acabar la guerra,
encontré un cadáver mientras araba una finca y lo enterré más hondo para que no
volviera a salir. Pero hace unos 20 años, con la maquinaria nueva para trabajar
el campo, los huesos volvieron a la superficie y, desgraciadamente, han
desaparecido a la intemperie", dijo ayer. Por eso alabó la idea del memorial.
CONVENIO
Lluís Salvadó, delegado del Govern en las comarcas del Ebro, explicó que tras el verano se intentará establecer un convenio con una universidad, posiblemente la Rovira i Virgili, para impulsar el inicio de los trabajos de búsqueda, recuperación e identificación de restos, que serán trasladados al memorial.
Fuente: Avui
www.universitatprogressista.org
El testimoni dels lluitadors contra el franquisme i el nazisme va obrir al CCCB la primera sessió de la Universitat Progressista d'Estiu de Catalunya (UPEC) després de l'acte inaugural.
Tant la taula d'inauguració com la primera sessió van deixar molt clar l'ideari d'aquesta primera edició de la UPEC: "Desenvolupar una cultura progressista i consolidar un ambiciós projecte de millora de la qualitat de vida de la ciutadania de Catalunya", com va explicar el màxim responsable de la cita, Vicenç Navarro. Els discursos preliminars del president de la Generalitat, Pasqual Maragall, de l'alcalde de Barcelona, Joan Clos, i del conseller de Comerç, Turisme i Consum, Josep Huguet, van anar en aquesta línia, tot dient que les jornades havien de ser un espai de reflexió i generació de propostes per desenvolupar aquesta cultura progressista que el govern del tripartit pretén tirar endavant.
Projectar el futur mirant al passat. Això és el que va fer la primera sessió de la UPEC, amb el títol Testimonis de lluitadors contra el franquisme, el nazisme i el feixisme, amb la participació de Maria Salvo, expresonera del franquisme, Enric Pubill, ex-près del franquisme, Neus Català, expresonera d'un camp de concentració nazi, i Lluís Martí Bielsa, exguerriller contra el franquisme. Tots quatre van coincidir a dir que la "llei d'amnistia va servir principalment per donar impunitat als responsables de la repressió" i per aquest motiu van proposar que el govern espanyol hauria de seguir les passes del govern argentí, que recentment va anul·lar la llei de punt final.
Els quatre ponents també van coincidir a subratllar la complicitat de l'Església catòlica amb la repressió franquista, amb monges que feien de carcelleres a les presons de dones i capellans de presons d'homes que mutilaven els llibres que rebien els presoners dels seus familiars. I sempre amb plena complicitat amb el règim franquista.
Recuperar la memòria
La periodista Montse Armengou, autora d'Els nens perduts del franquisme, va ressaltar la importància de recuperar la memòria històrica, no per nostàlgia sinó per projectar el futur. El debat es va centrar aleshores sobre el silenciament en tot el sistema educatiu dels fets de la República, la Guerra Civil i la dictadura. Els ponents van insistir que cal fer aquesta tasca de divulgació històrica per satisfer el reclam dels joves que volen saber què va passar realment.
És en aquest punt quan els participants en la taula rodona van insistir que el que cal és que els joves exigeixin canvis socials als governs, el millor camí per aconseguir una societat més justa.
Fuente: Avui (Aina Mercader)
El conseller de Relacions Institucionals de la Generalitat, Joan Saura, va assegurar, en el marc de la Universitat Progressista d'Estiu de Catalunya, que els sumaríssims seran publicats.
"Les 188.000 causes arxivades al Govern Militar de Barcelona seran publicades i d'accés per a tothom quan s'acabi la tasca de les cinc persones que ara s'encarreguen d'ordenar-les i classificar-les", segons va informar ahir el conseller en la segona jornada de la Universitat Progressista d'Estiu de Catalunya (UPEC). Les persones en qüestió són tècnics posats per l'Arxiu Nacional de Catalunya. La proposta de donar a conèixer públicament els sumaríssims és una de les que s'inclouen en el projecte de Memorial Democràtic, que impulsa la conselleria de Saura.
A més de la publicació de les causes arxivades, el conseller va explicar que aquest organisme "aportarà unes subvencions de 400.000 euros per a ajuntaments i entitats que ajudin a la recerca de la memòria històrica, perquè el Memorial té l'objectiu d'impulsar la iniciativa social, però en cap cas substituir-la".
Segons va donar a conèixer ahir mateix la Generalitat, l'executiu català finançarà amb 600.000 euros el consorci Memorial dels Espais de la Batalla de l'Ebre. Aquesta entitat, que impulsarà la creació de centres d'interpretació i la recuperació d'espais històrics, rebrà la subvenció perquè porti a terme el projecte museogràfic per crear un centre d'interpretació de la Batalla de l'Ebre de 1938, en la qual es van produir els enfrontaments més cruents de la Guerra Civil.
La necessitat d'escriure i donar a conèixer la memòria històrica dels vençuts, dels perdedors en la Guerra Civil, va ser el centre del segon dia de conferències de la UPEC, que se celebrarà fins dissabte al Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB). Segons el conseller Saura, "l'arribada al govern central del Partit Popular, el 1996, va suposar un revulsiu per a la recuperació de la memòria, perquè aquest partit pretenia reescriure la història amb pensaments propers al feixisme i a l'herència del règim franquista, i determinades entitats es van oposar a aquesta idea". Saura, com la resta de ponents que van participar en la sessió de la tarda, va remarcar la necessitat de no oblidar les víctimes. En aquesta línia va anunciar que l'Estatut, que s'està cuinant ara, "farà, en l'article 52, un reconeixement explícit de la importància de la memòria històrica, perquè es tracta d'un punt més que defineix el país que volem".
L'exhumació de les fosses
En la mateixa conferència, Santiago Macías, cofundador de l'Associació per a la Recuperació de la Memòria Històrica, i Manel Perona, president d'aquesta fundació a Catalunya, van explicar la tasca d'exhumació de fosses comunes que van iniciar a finals de l'any 2000. "S'han exhumat més de 90 fosses al llarg de tot l'Estat i s'han identificat més del 90% dels cossos trobats, només amb les ajudes econòmiques significatives dels ajuntaments de cada zona", tal com va explicar Macías. A més, va lamentar que "alguns familiars no volen que s'obrin les fosses perquè encara hi ha poc recolzament per part de les institucions democràtiques".
Perona va reclamar "la importància de crear un cens públic amb els noms dels desapareguts, al marge dels debats que hi ha sobre si es poden publicar o no tenint en compte la llei d'intimitat". A més, va rebutjar el decret del govern català, que, segons ell, "limita la recerca de persones desaparegudes i assenyala que no es poden obrir fosses amb més de deu cossos: sincerament, entenc i espero que sigui només per una qüestió econòmica".
Per la seva banda, José Antonio Martín Pallín, magistrat del Tribunal Suprem, va subratllar que "no ha prescrit la causa de les persones desaparegudes, que suposadament estan enterrades en fosses comunes". "Per tant, es tracta d'un delicte permanent, fins que no es demostri que són mortes. Així, cal permetre que s'exhumin totes les fosses d'arreu de l'Estat". A més, el magistrat va assegurar que la llei d'amnistia "és anticonstitucional ara i és necessari demanar la nul·litat de tots els judicis de l'època".
Fuente: Avui
L'organització insta el govern de l'Estat a reparar les víctimes de la dictadura i a complir el dret internacional
La creació d'una fiscalia especialitzada en la investigació dels crims de la Guerra Civil i el franquisme és una de les conclusions d'un informe d'Amnistia Internacional .
Afegint-se a les diverses associacions privades que en els últims anys estan lluitant contra l'oblit de la història espanyola recent, Amnistia Internacional reclama "veritat, justícia i reparació" per a les víctimes i familiars dels crims i abusos de tota mena comesos durant la Guerra Civil i el règim franquista, un deute pendent que cap dels governs de l'Estat des de la Transició ha volgut saldar. Per denunciar aquesta injustícia i reclamar una acció contundent en aquest tema, l'organització no governamental ha elaborat un extens informe, titulat Espanya: posar fi al silenci i a la injustícia. El deute pendent amb les víctimes de la Guerra Civil i del règim franquista, que ahir es va presentar simultàniament a Barcelona, Madrid, València, Vigo, Palma, Oviedo, Salamanca i Almeria.
Les conclusions de l'informe són clares: l'Estat espanyol no ha rehabilitat els drets de les víctimes ni dels seus familiars ni ha assegurat el dret a la veritat, conforme a les premisses del dret internacional. Tal com recorda Guilia Tamayo, responsable del departament de campanyes i investigació de la secció espanyola d'Amnistia Internacional, "segons les obligacions estipulades pel dret internacional, les víctimes de crims contra la humanitat tenen dret a la veritat, la justícia i la reparació i ara, 69 anys després del cop militar, és l'última oportunitat que té l'Estat espanyol de reparar una part del mal que es va fer". Tamayo afegeix que el dret internacional "ja era aplicable en el moment que els crims eren perpetrats, per tant l'obligació de l'Estat és investigar els casos i reparar a les víctimes".
No-prescripció dels delictes
Un dels conceptes que s'analitzen en l'informe és la prescripció dels delictes, que en el cas dels crims contra la humanitat i segons el dret internacional no prescriuen mai. Així ho corrobora l'exfiscal en cap anticorrupció Carlos Jiménez Villarejo, que assegura contundentment que aquests delictes "no poden prescriure". En aquest sentit, Jiménez Villarejo advoca perquè el govern declari "il·legals i no vàlids" els consells de guerra del franquisme i d'aquesta manera s'estalviïn passos innecessaris a l'hora dels judicis.
L'informe d'Amnistia Internacional insta el govern a crear un òrgan oficial temporal de caràcter no judicial amb el mandat d'investigar els crims i abusos greus, així com a instituir una fiscalia especialitzada en el tema. A més, l'organisme també recomana que l'administració de justícia tingui competències absolutes per autoritzar l'exhumació de les fosses, identificar les restes i retornar-les als seus familiars.
Els responsables d'Amnistia han volgut deixar clar que les víctimes d'aquests crims són les dels dos bàndols, però també reconeixen que "el règim franquista va establir distincions entre unes víctimes i altres, les va tractar desigualment". Guilia Tamayo afirma, a més, que "és un deure de l'Estat espanyol fer un informe oficial de xifres" de les víctimes d'aquest període, sigui per morts, desaparicions forçades, tortures o represàlies.
- Que el govern espanyol s'adhereixi a la Convenció de l'ONU sobre la no-prescripció dels crims de guerra i dels crims contra la humanitat.
- Creació d'un òrgan oficial temporal de caràcter no judicial amb el mandat d'investigar els abusos greus.
- Establir una fiscalia especialitzada per impulsar la investigació dels casos de desaparicions forçades i execucions extrajudicials durant la Guerra Civil i el règim franquista.
- Assegurar que l'administració de justícia adopti les mesures necessàries perquè es procedeixi a l'exhumació de les fosses, s'identifiquin les restes mortals i es retornin als seus familiars.
- Adoptar les mesures legislatives necessàries dirigides a la nul·litat de les sentències dictades en el marc de la repressió franquista, sobretot les que van sorgir de consells de guerra, que haurien de declarar-se il·legals.
- Adoptar totes les mesures possibles per preservar els arxius i altres proves relatives a crims contra el dret internacional.
Introduir en la llei d'educació un assignatura centrada en els drets humans en els plans d'estudi d'ensenyament primari i secundari.
Fuente: El Mundo
"Han transcurrido 70 años desde la Guerra Civil,
hace 30 que acabó el franquismo, y todos los gobiernos han dejado a las víctimas
en el abandono". Esteban Beltrán, director en España de Amnistía Internacional,
ha reclamado "poner fin al silencio y a la injusticia".
El elevado número de víctimas de la Guerra Civil convierte a esta contienda en "una de las mayores tragedias del siglo XX", ha manifestado Beltrán, quien ha explicado que es difícil saber el número exacto de personas afectadas porque "nunca ha habido una verdad oficial". Esta ONG quiere dejar claro que "ni el paso del tiempo, ni actos políticos de perdón y olvido cancelan la responsabilidad del Estado hacia las víctimas y sus familias".
Por este motivo, Amnistía Internacional pide al Gobierno español que adopte medidas para garantizar la memoria colectiva respecto a los crímenes del pasado y para reparar todos los daños causados. "Es tarde para muchos, pero no para todos" ha declarado Beltrán.
"Mi padre y mi hermano fueron fusilados durante la Guerra Civil y mi familia todavía busca los restos", ha revelado Tomasi Redondo, una víctima que ha hablado de su caso durante la presentación del informe. "Nos dejaron en la "miseria total", asegura esta mujer que todavía lleva en su rostro el sello de la rabia y del dolor.
Pero ésta es sólo una de las miles de tragedias que esconden la Guerra Civil y la dictadura franquista, que siempre permanecerán en la mente de las víctimas y con las que Amnistía considera que el Gobierno tiene que saldar "la deuda pendiente".
Beltrán se ha quejado de que, "aunque el año pasado el Ejecutivo creó una comisión interministerial para el estudio de la situación de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, ésta aún no ha presentado sus resultados según los plazos inicialmente previstos".
Propuestas al Gobierno
El informe de Amnistía Internacional recoge sugerencias destinadas al Gobierno como "la necesidad de disponer los recursos para la localización de fosas, exhumación de cadáveres, identificación de restos y su restitución a las familias".
Asimismo, esta ONG considera necesario velar por la preservación de archivos, la accesibilidad a estos por parte de los familiares de las víctimas y la creación de un órgano oficial temporal, de carácter no judicial, para investigar los crímenes cometidos.
El texto del informe también propone la constitución de una fiscalía especializada que, según Amnistía Internacional, "debe impulsar una investigación que esclarezca qué pasó con las víctimas de desapariciones forzadas y de ejecuciones extrajudiciales".
Sobre las sentencias dictadas a través de consejos de guerra militares, Esteban Beltrán ha expresado que fueron "procesos injustos" y ha incidido en la necesidad de que se adopten "medidas legislativas dirigidas a su nulidad".
Beltrán ha considerado una paradoja que "el país que pidió la extradición de Pinochet y cuya Audiencia Nacional ha condenado recientemente al ex militar argentino Scilingo por crímenes de lesa humanidad no haya sido capaz de ofrecer verdad, justicia y reparación para sus propias víctimas".
Fuente: El País (Isabel Obiols)
Durante el periodo que va desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil, Barcelona albergó el mayor movimiento anarquista de Europa. Era una ciudad en pleno proceso de transformación urbana -Plan Cerdà, anexión de poblaciones vecinas...- y de crecimiento de la población por la llegada masiva de obreros del sur de España, una ciudad donde las durísimas condiciones laborales y de vida en los barrios obreros fueron el caldo de cultivo del movimiento asociativo y sindical. El historiador británico Chris Ealham (Kent, 1965) ha estudiado este periodo de crisis dramático y violento en “La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto 1898-1937” (Alianza), donde analiza desde los puntos de vista económico, social y urbanístico los factores que convirtieron Barcelona en la capital del anarquismo, las diversas estrategias dentro del anarcosindicalismo, la violencia ejercida por la patronal y por las patrullas de la CNT, y las respuestas que tanto la Monarquía como la dictadura de Miguel Primo de Rivera y la Segunda República dieron a la creciente conflictividad social.
Pregunta. En el título marca como punto de partida el año 1898, pero el relato empieza antes.
Respuesta. Sí, porque hablo de Ildefons Cerdà y su plan urbano. Pero quería señalar el 98, el año del desastre, como un momento muy importante para la mentalidad de la clase burguesa catalana, que cambió y se fortaleció con su propio proyecto político y cultural a partir de ese año.
P. Relaciona el ascenso del catalanismo burgués con el sentimiento de inseguridad de los industriales barceloneses ante la creciente organización de la clase obrera.
R. Éste es un punto que quería destacar. En la historiografía hay tendencia a interpretar el catalanismo de la Lliga como algo bastante progresista, cuando hay que recordar que una parte importante de la burguesía se sentía desnuda ante las multitudes obreras en Barcelona. La Lliga, en una proporción muy alta, ansiaba una mayor protección policial y desconfiaba del Estado y de sus posibilidades de reprimir los altercados callejeros.
P. ¿Qué importancia tuvieron los barrios en la implantación de la CNT como sindicato mayoritario?
R. El movimiento anarquista formaba parte de los barrios de la época desde un punto de vista antropológico. El anarquismo era algo propio, un producto de los barrios, y también algo que construyó su identidad. Hay familias enteras anarquistas y grupos anarquistas que son grupos de amigos y conocidos de barrio. Estaba tan metido en las redes cotidianas de los barrios obreros que era básicamente imposible de reprimir. Había una cultura de barrio previa que tenía mucho que ver con la cultura anarquista y la complementaba, una cultura que justificaba en su código moral el delito económico para llegar a fin de mes y una cultura de acción directa que se remontaba a los años treinta del siglo XIX. El movimiento anarquista atrapó y encauzó la tradición previa de protesta violenta y directa del pueblo de Barcelona.
P. En el libro afirma que la CNT fue la gran fuerza integradora de la inmigración obrera y la compara a Esquerra Republicana, con fama de partido interclasista.
R. Para mí fue muy sorprendente el cambio que se produjo en ERC durante la República. En las elecciones de abril de 1931 los inmigrantes, en su mayoría anarquistas, votaron en masa por ERC y por la autonomía de Cataluña. Sin embargo, al evaporarse el consenso republicano en el verano caliente del 31, ERC encontró en el inmigrante, y concretamente en el murciano, al otro, al desconocido que rompía la paz social.
P. Habla de repatriación de inmigrantes y de campos de concentración de obreros desempleados durante la República. ¿Cuáles fueron las dimensiones reales de los dos fenómenos?
R. La repatriación no tuvo éxito. Lo intentaron el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat republicanos, pero después de unos intentos lo dejaron porque, por difícil que fuera, un inmigrante siempre encontraría antes un trabajo en Barcelona que en su lugar de origen. Sobre los campos, no he podido averiguar qué cantidad de personas albergaron.
P. Aunque la CNT apoyó el consenso republicano, las protestas volvieron a estallar enseguida. Por la política de empleo, por ejemplo.
R. Al principio de la República, Macià tenía verdadera ansiedad por ayudar a los más desfavorecidos. Pero la Generalitat no tenía recursos económicos para afrontar la cuestión del paro, a lo que hay que añadir un contexto internacional desfavorable y la desconfianza de los bancos internacionales hacia la República. El problema de la Generalitat y los republicanos catalanes era que tenían una confianza ingenua en las leyes para solucionar los problemas sociales y económicos graves. Y entre 1931 y 1933 se produjo un divorcio entre las masas de los barrios obreros y las instituciones: la exclusión de los barrios obreros persistía y el Ejército seguía en la calle.
P. Habla de un periodista republicano, Josep M. Planes, asesinado por pistoleros de la FAI en el 36, y le reprocha algunos de sus artículos sobre el entramado anarquista en Barcelona.
R. Cuando publicó sus artículos en La Publicitat, en 1934 [recogidos en Els gàngsters de Barcelona, Proa], Josep M. Planes pretendía dar la impresión de que el movimiento anarquista era un movimiento criminal, lo mismo que pretendía entonces la Generalitat. Planes hablaba de grupos de anarquistas que vendían drogas en Barcelona, algo que va en contra de la ética del movimiento. Es cierto que hubo mucha violencia en el movimiento anarquista, pero también lo es que muchos obreros no eran partidarios de los robos y los atracos.
P. ¿No hay mucho mito en el número de afiliados de la CNT?
R. No me he obsesionado con los aspectos cuantitativos porque son bastante difíciles de establecer y porque lo realmente importante del movimiento anarcosindicalista en Barcelona no fue tanto el número de afiliados sólo en Cataluña [hasta 1,2 millones de afiliados en marzo de 1937], que fluctuó mucho, como la habilidad del sindicato para movilizar a las masas. En la mayoría de las ocasiones, los líderes cenetistas eran personas conocidas y respetadas en los barrios, y tenían la capacidad de sacar mucha gente a la calle. Los datos que nos ha dado la misma CNT son sospechosos, sí, pero sirven como indicación general. También hay que distinguir, como hace Anna Monjo [autora de Militants: democràcia i participació a la CNT als anys trenta, Laertes], entre los afiliados, los militantes y los simpatizantes.
P. De hecho, se constata un descenso de la afiliación coincidiendo con periodos de radicalización y violencia extrema por parte de la CNT.
R. Había dos visiones de lo que debía ser el movimiento anarcosindicalista. Los más moderados, los más viejos, los líderes que se habían exiliado durante la dictadura de Primo de Rivera, querían un sindicalismo más posibilista y por eso hubo una escisión. De todas formas, siempre que se produce una radicalización hay más represión, y no todos están dispuestos a continuar la lucha.
Fuente: Avui (Ferran Aisa)
”La República devastada. Cròniques de la memòria”
Domènec Pastor Petit
Rúbrica Editorial. Barcelona, 2005.
Domènec Pastor Petit (l'Hospitalet, 1927) és un estudiós de
la Guerra Civil i especialista en els coneixements d'intel·ligència i
espionatge. D'aquesta temàtica són els seus llibres: Espies Catalans, La
Cinquena Columna a Catalunya, L'espia Lablonde a l'Ebre i, sobretot, destaca el
Diccionari Enciclopèdic de l'Espionatge, amb el qual aporta una base documental
d'extraordinari valor per al coneixement dels serveis secrets mundials i les
seves operacions subterrànies durant la guerra espanyola, tant en un bàndol com
en l'altre.
L'assaig que presentem respon a una llarga investigació des del seu compromís d'escriptor de sòlides conviccions democràtiques i pacifistes. La República devastada és una crònica negra del caïnisme antirepublicà. L'autor, per tal de portar aquest llibre a bon port, ha combinat dos gèneres: l'autobiografia, sobre una part de la seva vida, i l'assaig, entorn els poders que van fer possible la recuperació de la democràcia el 1978. L'autor, d'aquesta manera, narra aquestes dues etapes singulars. Per una banda n'és el testimoni d'un vailet que, amb els ulls ben oberts, viu l'època tràgica de la Guerra Civil i, per l'altra, creuarà l'evolució de la dictadura fins a la construcció democràtica.
POSTGUERRA I REPRESSIÓ
Domènec Pastor analitza profundament la postguerra, la
repressió, les humiliacions, les desesperances... "Com es podia superar aquest
tràngol sense ensorrar-se? Els fanatismes i els totalitarismes renaixien i com
que els amos d'Europa eren Hitler i Mussolini, la immadura República espanyola
restaria devastada". Pastor, amb el seu treball, també fa una radiografia
psicològica de quatre tipus de narcisistes i messiànics: Stalin, Hitler,
Mussolini i Franco. Quatre personatges que, com diu l'autor, desencadenarien als
seus respectius països i èpoques onades d'odi insòlit. Pastor aconsegueix el seu
propòsit, amb exemples, de mostrar-nos la realitat o la veritat d'una història
que, a vegades, ha restat invisible. Aquest és el cas de les dones que, durant
la Guerra Civil i la postguerra, van fer una gran tasca en tots els camps de la
vida. Malgrat que els totalitarismes van esclafar la Segona República, el seu
ideal havia penetrat a l'ànima del seu poble: "Un missatge prodemocràtic que, a
la manera d'una llavor màgica, fecundaria els seus esperits, i renaixeria una
nova albada".
El missatge de l'assaig de Domènec Pastor queda ben recollit al llarg del llibre: la dictadura i el totalitarisme havien devastat la carcassa de la República, però el seu esperit de llibertat i de democràcia va continuar vivint a l'ànima del poble.
Fuente: Avui (Bea Hernández)
Isabel Vilà. La primera sindicalista catalana (Viena), de Francesc Ferrer, i Isabel "cinc hores" (El Gall Editor), de Toni Strubell, són dues obres que coincideixen ara a les llibreries i que rememoren la figura d'aquest personatge del catalanisme i la lluita obrera del segle XIX.
La primera d'aquestes obres és una biografia a càrrec del polític i historiador Francesc Ferrer, diputat des del 1977. Ferrer va voler donar a conèixer Isabel Vilà pel seu gran paper dins de l'activisme i la defensa de Catalunya durant la I i II Repúbliques. Davant del tòpic que al segle XIX el moviment obrer català era liderat per homes, l'historiador gironí ha desbancat aquest pensament gràcies a aquesta dona rebel que feia front a les tropes del governador militar de Girona durant el conegut com a Foc de la Bisbal. Ferrer ens ha presentat aquesta dona fervent, nascuda a Calonge el 1843, amb totes les minúcies, anècdotes i vivències a Llagostera i a Carcassona, on es va haver d'exiliar arran del cop d'Estat del general Pavía.
Existeix, però, una altra biografia d'Isabel Vilà que va editar l'Ajuntament de Llagostera fa nou anys. De tota manera, Ferrer, va més enllà d'aquell text divulgatiu i ho fa repassant, en aquesta nova biografia, tots els èxits i també les penúries que va haver de viure fins que va morir l'any 1886 a Sabadell, on exercia de professora al col·legi per a nenes de la Institución Libre de Enseñanza. Altres títols d'aquest autor són, per exemple, Via fora!, Catalunya light...? i Lletres de batalla.
Isabel cinc hores era el nom amb què es coneixia aquest personatge històric i el nom de l'última obra de teatre de Toni Strubell. Va rebre aquest sobrenom a l'aconseguir que els nens menors de 13 anys de Llagostera no haguessin de treballar més de cinc hores per tal de poder anar a l'escola. Per a Isabel Vilà, Strubell ha fet un guió d'una obra de teatre musical que, en tres actes, recull totes les fases de la seva vida. Aquesta obra de teatre està inspirada lleugerament en Emma, una peça de Howard Zinn que Strubell va traduir al 2001. Strubell ha escrit altres obres de caràcter catalanista com ara L'autoestima dels catalans, Les mentides del PP i, des del seu vessant més històric, L'origen del nacionalisme d'esquerres o Josep Roca i Ferreras.
Així doncs, totes dues obres rescaten de l'oblit la vida d'aquesta dona republicana, defensora del lliurepensament i sindicalista de l'AIT.
El Instituto de segunda enseñanza de El Vendrell, que ostenta el nombre de
Andreu Nin, y dirige el profesor Lluis Polo, nos invitó a pasar un día en la
bonita ciudad después del acto político del Centro Cívico. Y, naturalmente,
María Teresa Carbonell, mi mujer y mi mejor colaboradora, y yo no vacilamos en
aceptar el ofrecimiento. Como era lógico, una parte de la
mañana fue consagrada a la visita del Museo de Pau Casals. Y tuvimos la suerte
de que nos acompañara el amigo Ernest Benito, diputado a Cortes, militante de
las buenas causas, autor del texto del libro "La petita historia d'Andreu Nin",
dedicado a los niños por la Editorial Mediterránea, que es una pequeña
maravilla poco conocida, y una de las personas que más
se ha interesado por la vida de Nin en su infancia y juventud.
No necesito decir que la llegada a la playa de San Salvador y la entrada en el
Museo suscita una fuerte emoción. Conocíamos la antigua casa, pero ahora
asistíamos al nuevo Museo. Y la sorpresa fue muy grande. Por fortuna, todo ha
cambiado, todo es diferente. Se siente que los que realizaron la transformación
lo hicieron con el amor que sienten por el gran músico los
habitantes de El Vendrell y los administradores de la ciudad.
El Museo reúne varias series de objetos que descubren toda la vida del gran
artista y muestran de un modo excelente la lucha de Pau Casals para alcanzar un
puesto excepcional en la música de su tiempo. Esa lucha no fue fácil y pasó por
momentos difíciles. Pero tenemos que destacar que Pau Casals llegó al cenit en
el periodo de la guerra civil y supo llevar al mundo el dolor y la firmeza de
los que combatían por la libertad y el socialismo en las trincheras de Cataluña
y de España.
Casals dijo que su "casa era la expresión y la síntesis de mi vida de catalán y
de artista". No le desmentiremos. Sobre todo los que hemos podido escucharle en
un silencio que no altera el mar cercano. La visita se termina con "El cant dels
ocells". Casals murió en 1973, a los 96 años. Pero el Museo de San Salvador está
ahí para asegurar su memoria y ofrecer sus mejores obras a los que pasen por la
bonita y limpia ciudad de El Vendrell.
Después del Museo, nuestro amigo Ernest Benito nos llevó al Ayuntamiento, donde
nos recibió Elena Arribas, la alcaldesa socialista, a la que conocíamos de otros
encuentros y otros actos sobre Nin porque El Vendrell siempre ha estado
presente en nuestra vida política. Tuvimos una interesante conversación y nos
anunció que iban a restablecer el Premio Andreu Nin y que podíamos contar con su
colaboración para todo lo que se realizara en relación con nuestro inolvidable
compañero. Pero la sorpresa fue que Elena Arribas nos obsequiara con una bonita
cerámica que reproduce la fachada de una de las casas más típicas del Vendrell.
Fue un gesto que no olvidaremos.
Después de la grata visita al Ayuntamiento, Benito nos llevó a los estudios de
la Radio y la Televisión (Vendrell -Tarragona), donde tuve que responder a dos
entrevistas sobre los actos de El Vendrell en recuerdo a Andreu Nin y a diversas
preguntas de carácter político sobre varios temas de actualidad. Luego, María
Teresa y yo fuimos invitados a una comida por el diputado Ernest Benito, el
teniente de alcalde Lluis Pascual y Montserrat Nin, sobrina de Andreu Nin y
amiga nuestra de siempre. Como era de esperar en esa comida hablamos largo y
tendido sobre las tareas de la Fundación Andreu Nin y sobre la situación
política española.
Todo se desarrolló en un clima de amistad y de camaradería y decidimos mantener
y mejorar nuestras relaciones. Lamentemos la ausencia del director del Instituto
Andreu Nin, que no pudo liberarse de sus obligaciones escolares. El día pasó
como un sueño feliz. Y Montserrat Nin nos condujo a Barcelona con su coche y
tuvo con nosotros, como siempre, una conversación de esas que no se suelen
olvidar.
Fuente: Levante-El Mercantil Valenciano
Diseminados a lo largo de la Sierra de Espadán se encuentra
uno de los mayores vestigios de la guerra civil española. Sometidos a una
continua agresión y condenados al olvido, surgen en el camino restos de la
contienda bélica de principios del siglo pasado.
Los principales escenarios bélicos no gozan de ningún tipo de protección legal
ni tampoco existen políticas realistas de musealización y de divulgación de un
legado patrimonial olvidado. Aunque en los últimos tiempos ha crecido el interés
entorno al patrimonio histórico militar, éste corre el riesgo de desaparecer si
no se toman medidas de protección y conservación. Esa parece ser la única forma
de recuperar la memoria de aquella contienda, a través de la investigación de
los campos de batalla de ambos frentes, los refugios antiáereos, las
fortificaciones, los aeródromos, los búnkers y las trincheras.
Si bien la Sierra de Espadán es uno de los puntos de referencia más importantes
en la Comunidad Valenciana, porque supuso la última línea defensiva del frente
republicano en Valencia, existen otros puntos como El Toro, donde ha habido
algún intento de construir un museo, y otras poblaciones como Nules, Burriana,
Almenara, Ademuz, Paterna o Moncada donde todavían permanecen las huellas de la
guerra civil. El problema, para los estudiosos del tema, es que la falta de
sensibilidad social ha impedido que haya un inventario, primer paso para
preservar este tipo de valores arqueológicos.
El Consell Valencià de Cultura (CVC) se ha interesado por el tema, hasta el
punto de haber realizado un informe en el que recomienda su protección y
promoción. Éste no se habría podido hacer sin la documentación y los estudios
realizados por el doctor de Historia Contemporánea de la Universitat de
València, Albert Girona y el responsable de Difusión Cultural de la Conselleria
de Cultura, Edelmir Galdón. Ambos comparten la opinión de la necesidad de
conservar el patrimonio histórico militar valenciano, y en particular, las
líneas de defensa que permanecen espuestas al expolio, a la degradación natural
y a la expansión urbanística.
En este sentido, Galdón señala que «la idea es convertir la zona -Espadán- en un
parque histórico natural, que incluya itinerarios y explicaciones sobre lo que
allí aconteció». En su opinión la línea más consistente es la que se denomina
XYZ, sistema de fortificaciones, trincheras y otras edificaciones defensivas que
formaron el frente mediterráneo desde Almenara hasta Santa Cruz de Moya
(Cuenca), y que pretendía frenar la ofensiva que se inició sobre Valencia en la
primavera de 1938. El frente nacional fortificó sus posiciones, situándose
enfrente del republicano. Hoy en día, ambas líneas se conservan bien. Los restos
de entonces hablan de las precariedades y ventajas de unos y otros. Por ejemplo,
las edificaciones republicanas eran menos consistentes y duraderas que las
nacionales hechas con cemento y que permitían permanecer mucho tiempo. Algunos
consideran la contienda española como la última gran guerra en la que la
trinchera desempeñó un papel esencial, sobre todo, en un frente que se extendía
sobre miles de kilómetros de territorio, escarpado y de difícil acceso.
En esa zona todavía hoy existen pueblos arrasados por los bombardeos, huellas de
aeródromos y hasta un cementerio árabe, construído por los moros que sirvieron
al frente nacional.
La Comunidad Valenciana cuenta con un patrimonio mueble e inmueble de la guerra
civil muy rico que va desde las edificaciones del interior a los fortines en
zonas costeras, fábricas de armamento, refugios antiaéreos urbanos -Atarazanas-
o el museo militar de Valencia y los cuarteles de la Alameda. El informe del CVC
también contó con la opinión del director de este museo, el coronel Ángel Adán,
ya que gran parte de su contenido pertenece al período de la contienda española.
Muchas son las propuestas para la recuperación de los entornos locales de la
guerra civil, entre ellas, la de realizar un congreso sobre arqueología militar
de la época. Que sería un punto de partida.
De acuerdo con la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano, las fortificaciones y
construcciones militares y civiles de la guerra civil podrían ser protegidas
específicamente a partir de una interpretación generosa del Decreto de Castillos
de 1949, ampliada a fortalezas, edificios, baluartes y construcciones
defensivas.
La conservación del patrimonio militar, asignatura pendiente en los Ayuntamientos de la Comunidad Valenciana
Fuente: http://servicios.lasprovincias.es/
El 1 de abril de 1939 Franco declaró oficialmente el fin de
la guerra civil. 66 años han transcurrido sin que el patrimonio militar del
enfrentamiento que dividió a España en dos se haya conservado como patrimonio
histórico de alto valor. Ahora el enemigo de la conservación de los tesoros de
la guerra civil es el tiempo.
La Comunidad Valenciana cuenta con un patrimonio bélico muy rico: aeródromos
rurales, trincheras y búnkeres, refugios antiaéreos urbanos, fortines en zonas
costeras, fábricas de armamento, el Museo Militar de Valencia y un largo
etcétera. Pese a esta riqueza, “carece de una conciencia de lo que representa su
valor histórico, patrimonial, arqueológico y económico. Es preocupante, y hasta
cierto punto incomprensible, el olvido al que la sociedad valenciana y sus
administraciones han sometido a estos espacios de la memoria de la guerra”, reza
un informe del Consell Valencià de Cultura (CVC) de diciembre de 2004.
De esta forma se entiende, según la comisión de Promoción Cultural del CVC, que
como yacimientos arqueológicos sólo figure documentado un grupo de trincheras
ubicadas en Villagordo del Cabriel y que la Conselleria de Cultura no tenga un
listado de la ubicación de los refugios de la guerra civil.
En su informe, el CVC recoge iniciativas municipales del resto de España que
protegen la huella de la guerra civil, como Lopera (Jaén), Castejón del Puente
(Huesca), Martinet (Lleida) y Sierra de Guadarrama (Madrid), entre otros. En la
Comunidad, “hay una propuesta de la Federación Valenciana de Municipios y
Provincias para poner en valor los refugios, pero está en ciernes”, señala Jesús
Huguet, miembro del CVC.
Algunos grupos comienzan a tomar conciencia de la necesaria conservación. Así
sucede en Llíria, donde EU ha solicitado al equipo de gobierno que se conserve
trincheras y refugios en dicho término, y también en Valencia, donde el PSPV ha
presentado dos mociones, una en 2001 y otra en mayo de 2004, para que se
declaren Bien de Relevancia Local los búnkeres que salpican la ciudad del Turia.
El presidente de los arquitectos de Valencia apunta que con la catalogación de
estas construcciones subterráneas sería suficiente para protegerlos según la Ley
de Patrimonio Cultural Valenciano. No obstante, la mejor fórmula para
salvaguardarlos sería declararlos como Bien de Relevancia Social, según
Francisco Taberner.
Sin embargo, el informe del CVC explica que “de acuerdo con la legislación
estatal vigente, las construcciones militares y civiles de la guerra civil
podrían ser protegidas a partir de la interpretación generosa del decreto de
castillos de 1949, ampliada posteriormente a fortalezas, edificios, casas con
elementos fortificados, baluartes y construcciones defensivas. Esta
consideración permitiría declarar los refugios como Bienes de Interés Cultural.
Fuente: Vinaròs News (Emilio Fonollosa)
El salón de actos de la Fundación Caixa Vinaròs acogió un emotivo acto en recuerdo y homenaje de las víctimas de los campos de concentración nazis, en el que se combinaron las imágenes, la poesía, la música y la tertulia. “La guerra inacabada” fue el nombre que recibió este singular acto en buena parte protagonizado por una representación de los jóvenes estudiantes de Vinaròs y Tarragona que participaron en Austria en los actos del 60 aniversario de la liberación del campo de concentración de Mauthausen.
Bajo la coordinación de un profesor vinculado a la asociación Amical de Mauthausen, se comenzó con el pase de crudas imágenes de los campos nazis, se siguió después con interpretaciones al oboé y al violín, la lectura de poesías de autores valencianos y alemanes, un montaje de imágenes de la reciente celebración en Austria y se acabó con un coloquio final con estos estudiantes.
Además, también intervino el superviviente vinarocense Francisco Batiste Baila, cuyo libro sobre Mauthausen ya va por la quinta edición. Batiste valoró especialmente que en el 60 aniversario participaran jóvenes para que la historia no se olvide y no solo supervivientes como siempre se había hecho en anteriores conmemoraciones.
Especialmente emotiva fue la lectura a cargo de Nati Romeu de un extenso texto escrito por una joven estudiante navarresa también presente en el 60 aniversario. Hubo en este acto veladas críticas hacia el protagonismo que quisieron adquirir en Austria algunos políticos en este aniversario, así como también se censuró el engaño mantenido durante muchos años por una persona que aseguraba haber sufrido los campos de concentración. Las estudiantes vinarocenses de bachillerato Jael Lorca y Raquel Cardona, que estuvieron en el sesenta aniversario celebrado en Austria, no faltaron en este acto seguido por numeroso público. También hubo especial recuerdo para los siete vinarocenses que murieron en Mauthausen y Gusen.
Cabe recordar que Batiste trajo de la cantera de Mathausen piedras que se colocaron junto a la estela funeraria en memoria de estas siete víctimas, que fue descubierta esta misma semana pasada en el cementerio de Vinaròs. El pasado 5 de mayo, Batiste, junto con Jael y Raquel depositó en el lugar donde murieron los siete vinarocenses tierra de Vinaròs que llevaba en una caja sellada con el escudo de Vinaròs que le había entregado el alcalde.
Fuente: http://www.levante-emv.com/
El Consejo de Gobierno de la UJI aprobó el proyecto de recuperación de la
memoria histórica local que incluye la creación, en la Biblioteca de la
Universitat Jaume I, de un Centro de Documentación y Recuperación de la Memoria
Histórica.
El centro, que estará dirigido académicamente por Rosa Monlleó, como directora
del Seminario de Historia Local, contará con dotación de recursos humanos y
materiales, y entre sus objetivos está el de rescatar la memoria colectiva de
momentos históricos cruciales en nuestra historia como por ejemplo la Segunda
República, la Guerra Civil, el exilio, el franquismo, la transición democrática,
entre otros.
Con este objetivo, el centro procurará recuperar y preservar el patrimonio
sonoro y fotográfico de los pueblos y ciudades del entorno, para que a partir
del apoyo material como cintas de vídeo, DVD, casetes y fotografías, entre
otros, como documento histórico muestre a la ciudadanía cómo el colectivo de sus
antepasados vivieron y percibieron su realidad: formas de vida, fiestas y
acontecimientos locales, oficios y profesiones tradicionales y modernos,
celebraciones religiosas y profanas, folclore, artesanía, cuentos y leyendas,
espacios de sociabilidad, espacios de ocio, valores y modelos de género.
El centro tiene como finalidad recoger, analizar y tratar el material de las
entrevistas y las fotografías a partir de los medios personales y recursos
técnicos con objeto de someter la información a un tratamiento técnico
documental, evitando su pérdida.
El rector de la UJI, Francisco Toledo, destacó que este centro se convertirá en
depositario de una amplia gama de testigos y será recopilador de la realidad
social y convertirá la memoria, los recuerdos y las palabras (patrimonio
inmaterial) de nuestros mayores en parte del patrimonio histórico, y permitirá
la elaboración de estudios sobre etnología, lingüística y sociología.
Fuente: Diari de Balears
L'esperit de lluita de la «llibertadora» i «heroïna» Matilde Landa va reviure a
la llibreria Embat durant la presentació de la seva biografia, Matilde Landa. De
la Institución Libre de Enseñanza a las prisiones franquistas, de David Ginard.
L'acte tingué lloc a la llibreria Embat.
El vincle de Landa amb Mallorca es remunta als darrers anys de la seva vida (1940-1942), a la presó de dones de can Salas, de Palma. Tot i no viure en llibertat, la lluitadora extremenya deixà una empremta clara al penal, on liderà la resistència contra l'opressió i preferí la mort a la conversió al catolicisme. Així ho recull l'obra de Ginard i així ho explicaren ahir la investigadora granadina Antonina Rodrigo i la mallorquina Magdalena Nebot, filla d'una companya de presó de Landa.
La presentació de l'obra fou a càrrec de Francesca Mas, exdirectora de l'Institut Balear de la Dona. Per començar, destacà el «rigor» de Ginard, que «ha escrit sis llibres més» i que «ha dedicat moltíssimes d'hores a la investigació». Mas, que ha llegit l'obra, afirmà que «Landa és la joia de Ginard i tenim un deute amb ella, perquè en èpoques de repressió les dones patim més: som més oblidades i invisibles». Per acabar la seva intervenció, l'exdirectora de l'Institut Balear de la Dona recordà els valors de «la República, d'un ensenyament laic i a favor del pensament lliure».
A continuació, la investigadora Antonina Rodríguez valorà el fet que hagi estat un home qui hagi escrit sobre aquests temes, cosa que no és gaire habitual. Rodríguez confessà que després de llegir la biografia d'«una heroïna de la llibertat», s'havia demanat «què fan els directors de cinema?», perquè «sols de la feina que Matilde Landa realitzà a la presó de Palma se'n pot treure material per a diverses pel·lícules». Així mateix, la investigadora destacà que l'homenatjada fou una persona «militant, culta i íntegra», i que quan se suïcidà «trià la llibertat».
Per acabar, David Ginard evità donar més detalls sobre el seu llibre, però agraí la col·laboració de la filla de Landa, Carmen López, i dels testimonis deixats per les seves companyes de presó, Isabel Coll, Francesca Pizà i Francesca Llopis, aquestes darreres dues ja desaparegudes.
Fuente: Diari de Balears
En l'evolució política dels pobles de Mallorca, en el segle XX, es poden distingir, en general, dos models. Per una banda, tenim aquells municipis on el predomini conservador és aclaparador, com Valldemossa, Muro o Sant Joan, per esmentar només alguns exemples de diferents comarques. Però també existiren un cert nombre de municipis, entre els quals hi havia els més poblats, amb una major pluralitat política i una presència relativament important de les esquerres. És en aquest segon grup on podem ubicar el municipi d'Esporles, que el 1900 tenia 2.953 habitants i el 1960, 2.710.
En aquest cas concret, un fet diferencial a tenir en compte és la importància de la industrialització. Com ha explicat Joana Maria Escartín, a partir del 1880, començà a créixer una indústria fonamentada en les fàbriques de flassades de llana, que aprofitava els abundants recursos aqüífers i una mà d'obra nombrosa. A l'inici del s.XX, es va anar consolidant un incipient moviment obrer, amb societats en els sectors del tèxtil, la construcció i el camp, que s'agruparen en la Federació Obrera d'Esporles. Pel que fa a la política municipal, sota la Restauració es mantengué el predomini conservador, sens dubte amb l'ajut dels mètodes caciquils, però ja aparegueren alguns regidors republicans i, amb el temps, socialistes. Així, el 1903, fou elegit regidor el republicà Joan Serra Güell i, el 1913 i el 1915, també triomfà un regidor republicà. En canvi, el 1920 i el 1922 foren els socialistes els que aconseguiren un edil, fet poc freqüent aleshores.
Després del parèntesi de la dictadura de Primo de Rivera, en els comicis municipals d'abril del 1931 varen esser elegits 5 socialistes, 2 republicans conservadors, tres liberals i un monàrquic conservador. Així, Esporles fou, amb Montuïri, un dels pocs pobles on triomfaren les esquerres. També són significatius els resultats dels comicis a Corts de juny d'aquell mateix any, on la coalició republicanosocialista quasi quadruplicà els vots dels candidats centristes i conservadors. Dos anys després, Esporles fou un dels pocs municipis illencs on guanyaren les esquerres, si bé per un marge relativament estret, ja que es seu candidat més votat rebé 771 vots per 611 el conservador amb més sufragis. En canvi, el febrer del 1936, els candidats de la coalició de dretes s'imposaren ja que el seu candidat més votat rebé 919 vots per 826 del Front Popular, que a Esporles era format pel PSOE, UGT, les Joventuts Socialistes i Esquerra Republicana Balear. Significativament, tant el 1931, com el 1933 i el 1936, el candidat esquerrà més votat a Esporles fou el socialista Alexandre Jaume.
Antoni Marimon Riutort es historiador.
Fuente: El Día del Mundo de Baleares
El predio mallorquín de Son Catlar, en el término municipal de Campos del Puerto, fue prisión o campo de concentración durante la guerra civil española. Muchos siglos antes, hubo allí un poblado prehistórico.
Los dibujos y retratos que hizo mi padre en Son Catlar, en su condición de preso político, han sido expuestos en Mallorca en tres o cuatro ocasiones diferentes. El investigador y ensayista Josep Massot i Muntaner ha hablado de estos dibujos en sus libros y, en el diario Baleares de Pedro Serra, Llorenç Capellà publicó unos cuantos para ilustrar su serie sobre la guerra civil. Son dibujos a lápiz que representan a presos políticos picando piedra, leyendo una carta o haciendo cola para recibir el rancho en un plato metálico, guardias civiles, letrinas, camastros alineados en el largo establo de las ovejas y, principalmente, rostros jóvenes, de mirada firme, leal e inocente.
Hace unos días, el 3 de julio pasado, Margalida Capellà publicó el capítulo 95 de su serie Memoria del 36 y habló con Angel Gil, de 82 años, ex torero y depositario de la obra literaria del que fuera oficial administrativo del Ayuntamiento de Palma, poeta y dibujante Miguel Angel Colomar Moyá. Intervino en la entrevista el único hijo que tuvo Colomar con Pepita Miró. Este último era un bebé, como yo mismo, cuando nuestros padres picaban piedra y comían rancho en Son Catlar. Su mamá se llamaba Pepita y la mía también. Su papá dibujaba y le escribía cartas de amor a su mujer, hablándole del «hijito» que, por aquel entonces, sólo mamaba o tomaba el biberón. Mi papá y yo estábamos en idéntica situación: él le escribía cartas de amor a su Pepita del alma y, en los ratos libres, retrataba en su bloc de papel Canson los rostros intensos, formidables, de aquellos prisioneros políticos, cuya edad, en general, no pasaba de los 35 años.
Nunca, en 69 años, se ha hablado o se ha escrito en mi casa con resentimiento o con ánimo sectario de venganza acerca de aquella etapa atroz de la Historia de España. Siempre hemos dicho, tanto mi madre en sus Memorias como yo en los periódicos y en mis libros, que la guerra civil del 36 la perdimos todos, unos más y otros menos, pero todos, absolutamente todos, tanto los que cantaron himnos de victoria durante cuarenta años como los que lloran todavía, después de setenta años. Los padres de mi coetáneo Colomar Miró, como los de Margalida Capellà y como los míos, por citar sólo a tres, fueron republicanos de pro y fieles a su ideología hasta la muerte, pero los tres fueron rehabilitados durante los primeros diez años del franquismo. Conviene tenerlo en cuenta, para ser ecuánimes.
Opino que para construir o reconstruir la paz será preciso olvidarse un poco de lo malos que fueron unos y de lo buenos que fueron otros. Como Vladimir Sholojov, aquel arcángel de la esperanza marxista, también opino que «ni todos los rojos fueron héroes, ni todos los blancos fueron cobardes».
Los republicanos Colomar, Capellà y Pla, igual que la inmensa mayoría de los hombres y mujeres antifranquistas del 36, no sólo fueron encarcelados, represaliados y destituidos de sus cargos, sino también rehabilitados y reinsertados en el establecimiento franquista. A Colomar le dio trabajo Lorenzo Villalonga y me gustaría que Jaime Pomar se mojase un poco y nos explicase si, en verdad, fue Colomar el «negro» de Villalonga en la mayoría de sus escrituras pro fascistas y contrarias a Cataluña. De los que rehabilitaron en sus cargos docentes a mi padre y a mi madre, sólo quiero insistir en un detalle emocionante: a mi madre le restituyeron la plaza en la Escuela de Son Catlar y mi padre, cuando recuperó plaza en el Instituto Ramon Llull, pidió enseguida la excedencia y me llevó con él a Chile, para ver si se me pasaba la fiebre religiosa. Mi padre murió de infarto de miocardio, a los 48 años, a los pocos meses de estar en Santiago de Chile. Entonces, Chile no me deparó el encuentro con Pinochet, sino con Pablo Neruda. La historia de Pere Capellà es la más conocida de las tres que aquí se mencionan.
Contra los tres hubo bulos y chismes. Se decía, entre otras cosas, que no estaban casados por la Iglesia, lo cual era muy grave en aquellos tiempos de meapilas encumbrados y de prebostes intolerantes. Además, nunca fueron parejas de hecho y sin sacramento, como dieron en decir algunas beatas y cavernícolas de aquel tiempo. Así, pues, Colomar se casó en la Iglesia de San Francisco por todo lo alto, Capellà supongo que debió casarse en la parroquia de Algaida y Pla lo hizo en la parroquia de San Valero, en el barrio valenciano de Ruzafa, dos años antes de ganar por oposición la plaza de profesor en el Instituto de Felanitx. En las historias que cuenta Margalida Capellà, siempre los rojos son muy buenos y los azules, muy malos. Los guardias civiles de Son Catlar hasta le robaron a Colomar las empanadas de tía Celis que le había mandado su mujer, la bellísima, según dicen, Pepita Miró.
Nunca he mantenido relaciones de amistad con Colomar, pero he conocido el talante de la familia Capellà a través de los manuscritos de mi madre y, también, por los trabajos periodísticos de Llorenç y de Margalida, con los que he compartido bastantes horas, meses y años en la misma empresa periodística.
Al hacer memoria de mis padres y de la guerra civil no lo hago con ánimo de revanchismo. El otro día, cuando me entrevistaron en el programa de Pere Estelrich, en IB3-Radio, aproveché para llevarle a Francisca Guerrero, nuera de Mateo Borrás Artigues, el retrato que le hizo mi padre al suyo en Son Catlar. Esta muchacha creció en plena democracia, no vivió la guerra ni el franquismo, pero entiende que los hijos de aquellos presos del 36 podemos creer o dejar de creer en Dios y en la paz, sin ser republicanos, ni presos en Son Catlar.
Algo se ha progresado en setenta años. Quiera Dios que no retrocedamos al odio y al espíritu de la guerra. Que los muertos entierren a sus muertos. Amén.
Fuente: Marçal Isern
.....”Els arrestaven cada vespre als llogarets perduts, a l’hora en que tornen del camp (…) partien cap al darrer viatge, amb la camisa aferrada a les espatlles a causa de la suor”…. Així descrivia George Bernanos a la seva complexa obra “Els grans cementeris sota la lluna”, l’impressió que li va deixar l’aixecament militar i l’esclafit de la Guerra Civil Espanyola a l’illa de Mallorca, aquell calurós mes de juliol de 1936. Aquets darrers dies de juliol, amb les seves caluroses temperatures, han fet que no em costes gaire esforç posar-me a la pell d’un d’aquells milers de soldats i civils mallorquins que patiren i “suaren” aquelles tràgiques i històriques jornades, amb aquella inconfusible sensació de xafugor dels estius mallorquins. Aquest article es un petit esboç d’aquella tragèdia, que esper que en un futur es pugui contar i escriure sense oblidar detalls ni vivències.
El 18 de juliol de 1936. El principi de la fi de la II República.
Els diferents historiadors i cronistes de la Guerra Civil, coincideixen a destacar la tranquil·litat en què van discórrer, a les illes Balears, aquelles tres trascendentals jornades del mes de juliol. Encara que el cop d’estat es produí entre els dies 17 i 19, no fou fins al tercer dia quan es va consumar la tragèdia pels mallorquins i mallorquines. Aquell diumenge 19, el General Goded declarà “el estado de guerra en el archipiélago Balear”. A Alaró el dissabte 18 de juliol va transcorrer amb normalitat, però amb una certa preocupació per les notícies que arribaven del protectorat del Marroc. Uns rumors que poc a poc anaren agafant un caire preocupant i perillós.
Els membres de l’esquerra local, i el consistori municipal, tenien coneixement dels esdeveniments Africans. Com algun d’ells relatà en anys posteriors, aquella nit de dissabte no van clucar ull, preocupats per les notícies que arribaven amb contagotes per Radio Mallorca i pels conductes ”oficiosos”. Tot i que el govern republicà es pensàs que tenia la situació sota control, la història ens ha demostrat quant equivocats estaven.
No tots els Alaroners tenien un aparell de ràdio i molts de veïnats anaven al Centre Obrer per informar-se i comentar els esdeveniments que es succeíen de manera vertiginosa. Sovint les notícies arribaven d’altres pobles del voltant. Per exemple, a Santa María del Camí un escamot de Falangistes pren per la força la Casa del Poble. Aquesta notícia arribà a Alaró de la mà d’un testimoni presencial i ràpidament s’escampà pel poble, creant una sensació de por i d’angoixa als sectors més esquerrans de la política local. Uns acolliren la notícia de l’aixecament militar amb alegria segurament per qüestions ideològiques afins als colpistes, els altres amb indiferència perquè no tenien militància política definida i no veien perill a n’aquella situació. Però hi va haver un sector de la població local que va rebre aquella notícia com un mal presagi, principalment aquelles famílies compromeses amb les institucions més pròximes a les autoritats republicanes i als partits que formaven o recolzaven a l’anomenat Front Popular. I sobretot a aquelles persones que ja havien patit durant la dictadura del General Primo de Rivera i els fets revolucionaris del 1934. No s’equivocaven gens ni mica, com més endavant podrien comprovar.
Un nou ajuntament.
El canvi de poder polític a Alaró no es va produir immediatament. Seguint ordres del Governador Civil accidental, El Tinent Coronel Luís García Ruiz, es designen unes noves autoritats municipals perquè es facin càrrec dels Ajuntaments Mallorquins. A la nostra vila el camvi polític es va fer efectiu el 26 de juliol. Fins a les hores, el consistori Republicà, amb el seu batle al capdavant, va seguir gestionant el funcionament de l’administració local. Arribat el dia del traspàs de poder, el nou batle Arnau Rosselló Bibiloni, es va fer càrrec de l’ajuntament. Per a fer efectiu aquest traspàs es va contar amb l’ajuda d’un grup de soldats i milicians de Falange que vinguts de ciutat, exortaren als Alaroners a aclamar al nou cabdill de la “España Nacional” el General Francisco Franco. En una recent entrevista a Gabriel Joan Más, relatava amb pèls i senyals aquells fets:
…”passat set o vuit dies va arribar un camió ple de falangistes i soldats armats fins a les dents. Es van deixar veure per tots els carrers i convidaven a tots els veinats a que els saludassin amb el braç en alt. Quant van passar per la plaça jo estava assegut en es Bar de Ca’n Tofol Pelut fent un xigarro. Un grup de beates els vitorejaven, jo vaig fer com si no els hagués vist i no em vaig aixecar. I no em va passar res”…
Després d’això en Gabriel Joan va fugir del poble i es va amagar a una casa de ciutat. Exemple a seguir en dies posteriors per un grapat d’Alaroners, de significació política esquerrana, que s’amagaren o fugiren del poble per evitar la seva detenció.
Per decret del Govern de Burgos, tots els ajuntaments dels municipis de menys de 20.000 habitants passen a ser administrats per una comissió gestora, de la que en serà batle-president la persona designada pel Governador Civil de la província. Arnau Rosselló Bibiloni en fou el primer batle fins al 1937, any en què és designat per a ocupar la plaça de batle-president en Pere Simonet Pascual, que exercí com a tal fins a l’any 1948. Any en què es celebraren les primeres eleccions municipals a Espanya, i també la data escollida pel règim per disoldre les comissions gestores municipals creades el 1936.
En resum. El que en un principi pareixia una revolta sense importància, es va acabar trasformant en una guerra fraticida amb milers de morts i amb una espiral de violencia i destrucció inimaginable. Res no tornà a ser igual.
http://www.lagavillaverde.org/sextasjornadas/sextasjornadas.htm
PROGRAMA PROVISIONAL. JULIO DE 2005. LA ORGANIZACIÓN IRÁ INTRODUCIENDO LOS CAMBIOS EN LA PÁGINA WEB www.lagavillaverde.org
EL PROGRAMA DEFINITIVO SERÁ PUBLICADO APROXIMADAMENTE EL 15 DE SEPTIEMBRE.
JUEVES, 29 DE SEPTIEMBRE.
17 HORAS: Inauguración de las Jornadas.
18 HORAS: Documental. Maquis dirigido por Guillermo García Ramos.
19 HORAS: Mesa redonda con el director, el equipo y los protagonistas del documental.
VIERNES, 30 DE SEPTIEMBRE.
10 HORAS. Documental. Jornaleros. Braceros de los campos de Cuenca.
A los jornaleros de Cuenca, a los sin tierra, ningún régimen político en los primeros cincuenta años del siglo XX consiguió liberar de su miseria, manteniéndose prácticamente ajenos a los cambios sociales fraguados durante décadas. Mejoras que fuero recalando muy lentamente en los derechos del trabajo en el mundo rural.
Dirección y Guión. Ana Belén Rodríguez Patiño.
11,30 HORAS. Patrimonio artístico y revolución (1934-1936).
Ángel Luis López Villaverde (Profesor de Historia, Universidad de Castilla-La Mancha).
Esther Almarcha Núñez-Herrador (Profesora de Historia del Arte, Universidad de Castilla-La Mancha)
Pilar García Cuetos (Profesora de Historia del Arte, Universidad de Oviedo)
Víctor de la Vega Almagro (Investigador).
16 HORAS Documental. Les últimes horas. Dirigido por Jordi Call.
En el año 1947, en la Ginebrosa, Teruel. Una mujer es detenida junto con su cuñado y unos vecinos. Es encarcelada en Alcañiz. Su hija sigue buscando su rastro a pesar de los años.
17,30 HORAS Desaparecidos y Represaliados:
Adolfo Pastor. La Gavilla Verde.
Carlos Villán Durán. Office of the High Commissioner for
Human Rights
Manuel Polo. Universitat de València.
Asociación Pozos de Caudé
19 HORAS. Siempre será La Pastora.
Ismael Cobo ((director, co-autor y co-guionista)
Pierre Linhart (co-autor y co-guionista)
Josep Sánchez Cervelló. Historiador. Universitat Rovira i Virgili.
Lidia Serrano (Testimonio)
Manuel Sanmartín (Testimonio)
Presenta: Pilar Molina. Investigadora.
23 HORAS. Proyecciones
Documental: La lluvia de hierro.
Documental de 10 minutos, que recoge el testimonio de Vicente Verdeguer y material de archivo sobre los bombardeos a los que fue sometida la ciudad de Valencia entre 1936 y 1939.
El documental ha sido realizado por Marco Calvo, Estrella Ros, Hernán Talavera y J.M. Azkárraga con el apoyo de la SGAE.
Documental: Siempre será La Pastora.
Una investigación tras las huellas de la Pastora, leyenda de la guerrilla antifranquista en el Maestrazgo. Para unos era una mujer, para otros era un hombre, símbolo político para todos.
SÁBADO, 1 DE OCTUBRE.
La guerrilla en las sierras de España.
10 HORAS El Levante.
Valencia. Josep Antoni Vidal.
Teruel. Josep Ramón Sanchís Alfonso. El maquis i los sucesos de Gúdar
11 HORAS El Norte.
León-Galicia. Santiago Macias
Cantabria. Valentín Andrés.
12 HORAS El Oeste. Julián Chaves. Guerrilla y Franquismo. Memoria Viva del Maquis. Gerardo Antón (Pinto)
13 HORAS El Sur. Jesús Núñez. La Explosión de Cádiz de 1947: ¿Fue un sabotaje del Maquis?
17 HORAS Testimonios de un tiempo que no se olvida.
20 HORAS Homenaje.
23 HORAS Teatro.
24 HORAS Concierto. Nasios pa la María
http://www.lagavillaverde.org/centro_de_documentacion/dulce/certamen05/bases05.htm
La Gavilla Verde convoca el II Certamen literario "Dulce Chacón". Las bases de este certamen son las siguientes:
1. Podrán participar todas las personas que así lo deseen, españolas o extranjeras.
2. Las obras consistirán en relatos ambientados en los periodos históricos de la II República Española, La Guerra Civil, el Movimiento Guerrillero de posguerra o la Resistencia antifranquista. Se tendrán especialmente en cuenta aquellas obras relacionadas con el mundo rural.
3. La lengua oficial del concurso será la castellana. No obstante, podrán presentarse narraciones en catalán, vasco, gallego y francés, siempre que se acompañen de la correspondiente traducción al castellano. En el supuesto de su publicación, se procurará hacerlo en la lengua original.
4. Cada participante podrá presentar un único trabajo que será original, inédito y no premiado con anterioridad.
5. Las obras se presentarán mecanografiadas por una sola cara; el tipo de letra será Courier New 12 y tendrán una extensión mínima de 4 hojas y máxima de 20. Se presentarán tres originales en papel y uno en disco magnético o CD. En la portada de las obras aparecerá únicamente el título. La identificación del autor con sus datos: nombre completo, dirección particular, teléfono, correo electrónico, así como un breve currículum, irá en sobre aparte, cerrado y con el nombre de la obra escrito fuera. El jurado no admitirá obras que no cumplan estos requisitos. Los trabajos se enviarán a la siguiente dirección postal:
La Gavilla Verde
II Certamen Dulce Chacón
C/ Mayor, 33 bis
16336 Santa Cruz de Moya
CUENCA
6. El plazo de presentación de originales finalizará el 31 de julio de 2005. El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer en los medios habituales de comunicación www.lagavillaverde.org. La entrega de premios tendrá lugar durante el mes de diciembre de 2005.
7. El jurado estará formado por personas relacionadas con el mundo de la literatura, sus nombres se darán a conocer junto con el fallo.
8. Se establece un único premio de 1.250 € para el relato seleccionado por su calidad literaria. El premio puede quedar desierto por decisión del Jurado.
9. El ganador deberá ceder los derechos de publicación a la Asociación La Gavilla Verde que se reserva el derecho de publicar en un volumen algunos o todos los trabajos presentados, además de los premiados, para cuyo fin se pondrá en contacto con los autores de los trabajos seleccionados.
10. La participación en el presente certamen supone la aceptación íntegra de estas bases.
11. Cualquier imprevisto no especificado en las bases del concurso será resuelto por el Jurado.
Fuente: La Verdad Digital
Fernando García Ortega
Nació en Elche de la Sierra,
el 15 de mayo de 1918.
Compañero y amigo de José Ocaña, trabajó en el campo como carpintero.
No ha querido volver a Mauthausen.
Hoy vive en Francia, donde es secretario de la Federación Española de
Deportados.
Emilio Caballero Vico
Nació en Mahora el 14 de junio de 1918.
El 9 de septiembre de 1940 llega a Mauthausen.
Enfermo, en enero de 1941 forma parte el primer envío al campo de Gusen, donde
trabajó como albañil. Le tocó participar en la construcción de la cámara de gas.
Salió vivo. Hoy, vive en Francia.
José Ocaña García
Nació en Paterna del Madera,
en 1907. Murió en 1989.
En mayo de 1939 huyó a Francia y en junio de 1940 fue hecho preso por los nazis
en La Somme.
El 6 de agosto de 1940 fue enviado a Mauthausen.
El 6 de mayo de 1945, al día siguiente de cumplir los 38 años, era liberado en
Ebensee.
José Sáez Cutanda
Nació en Bormate, el 27 de
noviembre de 1919. Murió en 2004.
Marcado con el número 6.676 de Mauthausen, fue integrado después en el Kommando
César, dedicado a la construcción.
El 6 de mayo de 1945, fue liberado en el campo de Ebensee.
Reconstruyó su vida en Francia, junto a Piarrette.
Emilio aún conduce a toda
velocidad por París. La semana que viene cumplirá 87 años, pero cada mañana se
levanta a trabajar en su taller, ya heredado por su hijo. «Es esta fortaleza la
que le permitió sobrevivir, y algo de suerte».
Quien así habla es José Ángel Alcocel, un sociólogo que, junto a José Antonio
Mancebo, profesor en la Universidad Politécnica de Madrid, y Victor Leal, están
inmersos desde hace dos años en una investigación de la Universidad de
Castilla-La Mancha sobre el franquismo en Albacete, impulsada por Manuel
Requena. En concreto, ellos tratan de reconstruir la biografía de los más de
cien republicanos albaceteños que terminaron en el infierno de Mauthausen, en
Austria.
Uno de los que sobrevivieron para contarlo es Emilio, Caballero Vico de
apellidos para más señas. Nacido en Mahora, este hombre no es el único que logró
salir con vida. La suerte, la solidaridad de los compañeros y la agudeza de
ingenio a la que obliga unas condiciones de vida extremas, acompañó al menos a
otros quince deportados albaceteños que sobrevivieron a los campos de
exterminio, al trabajo extenuante en condiciones de esclavitud, al hambre
arrastrada de años, a las enfermedades, a las inyecciones de benceno, a las
cámaras de gas, a las palizas brutales.
El mortífero Gusen
Otros muchos, al menos 96 identificados con nombres, apellidos y lugar de
nacimiento, murieron en Mauthausen o alguno de los 46 subcampos que los nazis
llegaron a crear alrededor de Mauthausen.
La mayor parte de los españoles fueron trasladados a Ebensee, Steyr o Gusen, «el
más mortífero», asegura Mancebo, que fija entre 1941 y 1941 la gran masacre. El
campo de Gusen, a cinco kilómetros del campo central, se inauguró en enero de
1941 con un envío de 400 presos de Mauthausen, entre los que figuraba Emilio,
«estaba enfermo, sabía que lo iban a matar y por eso hizo lo que pudo para ir a
Gusen», les habían dicho que iba a ser como un hospital de curas.
La realidad resultó ser otra, Gusen fue la tumba de muchos. De los 7.500
españoles que se calcula llegaron a Mauthausen, unos 5.200 murieron y, de éstos,
3.900 no salieron nunca de Gusen. Sólo en este campo, cerca de 40 albaceteños,
fueron exterminados. Otros nueve albaceteños se sabe que murieron en el Castillo
de Harthein, famoso por su sadismo y política de exterminio, pues era allí donde
se ensayaban los temidos experimentos nazis.
Por Gusen también pasó José Ocaña García, otro de los albaceteños que consiguió
sobrevivir, aunque a él la liberación le cogió en otro campo distinto, en
Ebensee, donde bajo unos inmensos túneles los nazis fabricaban armamento.
Hasta el último día
El 5 de mayo de 1945, -día en el que José Ocaña cumplía 38 años-, un día antes
de que las tropas aliadas llegasen a liberar Ebensee, los presos se negaron a
entrar en los túneles a trabajar, abortando así el plan de los nazis de
dinamitar el túnel con ellos dentro antes de huir cobardemente, siguiendo así
una orden de Hitler de no dejar testigos. En Ebensee también le cogió la
liberación a otro albaceteño, José Sáez Cutanda, el prisionero 6.676 de
Mauthausen, nacido en Bormate en noviembre de 1919. Falleció el año pasado, a
los 85 años, pero estos investigadores de la Universidad regional llegaron a
tiempo de recuperar sus testimonio que se conservará para la posteridad. Su
viuda, Pierrette, es ahora una de las principales aliadas de estos estudiosos
castellano-manchegos.
El gran éxodo
La vida de José Ocaña nos la cuenta hoy su hijo, Juan, y nos sirve para traer a
nuestra memoria la dramática historia de los deportados españoles, pues todos
tienen la misma historia. José Ocaña, nació en Paterna del Madera, pero pasó la
Guerra Civil, como oficial de intendencia del ejército republicano encargado de
requisar viviendas y pertenencias para atender a los brigadistas en Albacete. Al
término de la contienda civil, se vio obligado a esconderse, primero en el
pueblo de su esposa, Santa Ana; luego en el municipio valenciano de Benifayó, a
donde llegó andando por las carreteras, haciéndose pasar por un pintor de
mojones, buscando refugio en casa de un antiguo chofer suyo. El exilio llegaría
irremediablemente y, en mayo de 1939, cruzaba la frontera. Uno más en el gran
éxodo republicano.
José Ocaña dejó en Albacete a su mujer, Ramona Ocaña, embarazada de quien hoy
nos cuenta esta historia y con tres hijos a su cargo -uno de ellos, el único
varón por entonces, murió sin que pudiera volver a verle nunca más-.
Jamás olvidaría esta circunstancia. Su hijo asegura que uno de los motivos por
los que su padre pocas veces hablaba de lo que sufrió en Mauthausen, era por el
pudor que sentía al imaginar lo mucho que había sufrido su familia a la que tuvo
que abandonar. Otra de las razones, el miedo de que no les creyeran, «era tan
espantoso que temían no ser creídos».
El pánico, más bien la fobia que José Ocaña tomó hacia los perros, sobre todo, a
los de la raza alemana que utilizaban los SS para lanzarlos a la yugular de los
presos que caían extenuados al suelos en cada control o el quiste que con los
años le ocasionó el puñetazo que un nazi le dio en un pómulo, son algunos de los
recuerdos que hoy conserva Juan Ocaña quien, el morir su padre, se vio movido a
visitar Mauthausen para conocer de cerca el campo de los horrores donde había
vivido su padre, y del que tanto le costaba hablar.
Voluntario
José Ocaña fue a parar al campo de concentración de Argéles-Sur-Mer, de donde
salió en septiembre de 1939, enrolado en el 22º regimiento de voluntarios, que
fue apresado por los nazis, en junio de 1940, en el frente de La Somme.
La misma suerte terminaron corriendo el resto de republicanos españoles, aunque
la gran mayoría habían pasado a engrosar las filas de una de las Compagnies de
Travaileurs Étrangers que el gobierno galo creó para emplear a los exiliados en
construir carreteras o líneas de trincheras para defenderse de Alemania.
Enrolados en el ejército, o trabajando en estas compañías, el destino para todos
los republicanos españoles fue el mismo: primero los Stalag, unos centros de
trabajo para prisioneros gestionados por la Gestapo, y después Mauthausen, el
campo de los españoles, como fue bautizado.
Sin patria
José Ocaña no fue una excepción, «mi padre llevaba uniforme, cartilla militar,
pero no fue considerado un preso de guerra como los franceses, sino que
pisoteando las convenciones de Ginebra los deportaron a campos de exterminio»,
resalta su hijo.
Desde el Stalag 7A, en agosto de 1940, una vez que el entonces ministro de
Exteriores de Franco, Serrano Suñer, se desentendiese de ellos con la sentencia
de que 'fuera de España no había españoles', este albaceteño de Paterna del
Madera, como otros miles de republicanos españoles, empezaron a llegar al campo
de exterminio nazi, donde se les colocaría el triángulo azul, el de los
apátridas. Y apátridas fueron hasta el final. Cuando Mauthausen fue liberado,
acontecimiento del que ahora se conmemora el 60º aniversario, muy pocos
volvieron a España, «se habían quedado sin país». La mayoría, como José Ocaña,
se instaló en Francia donde en 1947 se reencontró con su mujer y tres de sus
hijos.
José Ocaña, que murió en 1989, nunca regresó a Mauthausen. Igual que tampoco ha
querido regresar quien fuera uno de sus mejore amigos en este horror, Fernando
García Ortega, nacido en Elche de la Sierra, hace 87 años, y que, actualmente,
es secretario de la Federación Española de Deportados e Internados Políticos, en
París. El papel de estas organizaciones ha sido fundamental para rescatar la
historia de los deportados españoles, velada por el olvido y un silencio
generalizado, durante muchos años.
Las listas paralelas
Este olvido ha podido romperse gracias a los propios presos, que se elaboraron
listas paralelas, que fueron sacadas del campo tras la liberación y que han
permitido conocer con cierta fiabilidad cuántos españoles fueron exterminados y
una cifra bastante aproximada de los que ingresaron en los campos.
El funcionamiento de los campos de concentración era complejo, hacia falta mucho
personal que ocupara múltiples funciones. Había desde barberos, hasta
fotógrafos, pasando por carpinteros o escribientes. Estas tareas, en un alto
porcentaje, no las hacían los SS, sino los propios prisioneros, algunos de los
cuales llegaron a convertirse en personas indispensables para el funcionamiento
administrativo del campo porque, sólo ellos, eran capaces de controlar los
archivos. Archivos donde se custodiaban fichas de entrada de los prisioneros,
donde se anotaba todo lo que se sabía de ellos.
Estos mismos presos se encargaban de completar esas listas paralelas que hacían
como podían los propios presos, «cuando llegaban las carretillas llenas de
hombres muertos para quemar en los hornos, se dieron cuenta que luego no se
sabría quienes eran, empezaron a hacer listas, en papel de las sacas de cemento,
que escondían enrolladas en las tuberías», relata Juan Ocaña, rememorando un
episodio contado por supervivientes como su padre.
Fuente: Alcalá Actualidad (Mayo 2005)
Su familia le perdió la pista en 1939, fecha de su última carta desde Francia, donde se había refugiado tras luchar en el bando republicano durante la Guerra Civil española. Fue ya en los años sesenta cuando los familiares de Valentín reciben una carta del Consulado alemán certificando su muerte, pero nunca supieron realmente el lugar exacto y las condiciones en las que falleció. Hace pocos días conocieron toda la verdad: Valentín Juara Bellot murió en 1943 en el campo de concentración nazi de Mauthausen.
Rafael no puede ocultar la emoción al hablar de su tío Valentín, un alcalaíno que perdió la vida a manos de los nazis en el campo de concentración de Mauthausen. Una triste noticia que su familia ha conocido ahora, más de sesenta años después de su muerte, cuando el Ayuntamiento de Alcalá aprobó hace unos días en un pleno poner el nombre de este joven soldado republicano a una calle de la ciudad.
A petición de Izquierda Unida, la propuesta fue aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos. El dato de que este alcalaíno murió en un campo de concentración fue obtenido gracias a la labor que desde hace años está realizando una asociación que trata de recopilar los nombres y fechas de las ejecuciones llevadas a cabo en los campos nazis. De esta forma, IU-Alcalá conoció que entre los centenares de republicanos españoles asesinados en los campos de concentración del régimen de Hitler también había un alcalaíno.
Valentín Juara Bellot pertenecía a la familia de los Canenes, apodo por el que se les conocía en Alcalá. Nació en 1917 y vivió en la casa de su familia de la calle Pescadería, donde también tenían un próspero negocio, una de las principales chatarrerías de la ciudad. Fue el primer hijo de Eugenio Juara y Eusebia Bellot, y al morir su padre en 1930 Valentín se hace cargo del negocio.
Pero la vida de muchos españoles, también la de la familia Juara, cambia drásticamente al estallar la Guerra Civil española. Valentín se alista en el Batallón de Octubre, participa en los combates de Brunete y allí se convierte en sargento. Lo mandan a reforzar el frente de Cataluña, casi al final de la guerra, llegando a ser oficial del ejército republicano. Desde aquí pasa a Francia, como otros muchos exiliados, se marcha huyendo del régimen de Franco. Será en ese tiempo cuando su familia deja de recibir noticias de Valentín.
La última carta que reciben su madre y su hermana Antonia es lo ultimo que saben del joven Juara; en la misiva una fotografía de Valentín dedicada está fechada en agosto de 1939 en el pueblo francés de Bourg Saint Maurice, cerca de los Alpes.
Más tarde, la familia conoció a través de algunos republicanos que Juara Bellot estuvo en la Resistencia francesa y fue ya en la década de los sesenta cuando reciben una carta del Consulado alemán diciendo que había muerto, sin dar más explicaciones, tal como cuenta su sobrino mayor Rafael (su madre María, era hermana de Valentín).
Rafael, que conoce bien algunos episodios de la vida de su tío gracias a lo que su padre le ha contado, explica que Valentín era un luchador nato, de gran fortaleza y de gran corazón. “Se me pone la carne de gallina, nunca sospeché que mi tío iba a estar entre los muertos de los campos de concentración”, dice Rafael emocionado.
Ha sido ahora, justo cuando se cumplen 60 años de la liberación de Mauthausen por la 11ª división blindada norteamericana, cuando los Juara han sabido la verdad sobre la desaparición y muerte de Valentín. Él fue uno de los centenares de republicanos deportados por los alemanes a los campos nazis, marcado con el característico triángulo azul en su uniforme de preso, distintivo con el que los nazis señalaban a los republicanos españoles. En las interminables listas de presos del campo figura su nombre, su lugar de procedencia (Alcalá de Henares) y la fecha de su muerte: 10 de junio de 1943. Dos años después acabó la guerra y la pesadilla para muchos prisioneros de los campos, pero para Valentín ya era tarde.
Hoy su familia recuerda con dolor la historia de este joven que se marchó de casa para combatir en el frente republicano y que nunca regresó.
Pero el Ayuntamiento de su ciudad quiere honrar su memoria dedicándole una calle, que aún no se ha decidido en que zona de la localidad se ubicará. Mientras tanto, vivencias como ésta nos sirven para recuperar la memoria histórica de un tiempo que no debe repetirse.
Fuente: http://www.andalucia24horas.com/texto.asp?id=220602&sec=69
La historia del cordobés Virgilio Peña, republicano y
obrero en el ámbito rural e igualmente combatiente en las grandes contiendas de
la pasada centuria, es el argumento del largometraje documental "Espejo Rojo",
que ha contado con la colaboración de la Diputación de Córdoba, en su apuesta
por recuperar la memoria histórica de municipios como Espejo.
Según explicó hoy en rueda de prensa el delegado de Cultura de la Diputación de
Córdoba, Serafín Pedraza, "este documental, fruto de un trabajo de investigación
llevado a cabo durante diez años, muestra dos carencias, una en España y otra en
Francia, símbolo de la época y de aquellas personas que entregaron sus vidas por
un ideal".
El documental, que se proyectará mañana sábado en Espejo (Córdoba), muestra la
historia de Peña, quien, en 1931, con el triunfo de la República, alza la
bandera tricolor en las calles de Espejo, lo que le llevó a ser, un año más
tarde, responsable de las Juventudes Comunistas de la localidad.
Muestra, además, cómo durante la Guerra Civil participa primero en la defensa de
Andalucía y luego en las grandes batallas de la contienda, primero en
Pozoblanco, Chimorra y Talavera de la Reina, y luego en el frente de Toledo,
Morella, Castellón, Teruel, Monroyo, la Batalla del Ebro y, finalmente, en la
retirada desde Cataluña.
Así llega a Francia, en febrero de 1939, donde ingresa en los campos de
concentración de Saint- Cyprien y Barcarés, saliendo para ingresar en una
Compañía de Trabajadores en el departamento de Deux- Sevres, disuelta a la
llegada de las tropas alemanas.
Tras esta situación encuentra amparo en una explotación vinícola, en Fronsac,
cerca de Burdeos, donde trabajará hasta el verano de 1941, tras lo que se vio
obligado a trabajar para los alemanes en la construcción de una base naval.
La resistencia francesa contra la ocupación alemana se extiende y los grupos de
guerrilleros españoles se organizan, participando en varias acciones de
sabotaje. En este contexto Peña resulta detenido por la policía francesa en
marzo de 1943, en la Plaza de Saint-Pierre de Burdeos, siendo maltratado e
interrogado durante dos semanas y entregado a los alemanes, que lo encarcelan en
el Fuerte de Ha, en Burdeos.
En julio de 1943 es enviado al campo de destino de Compiegne, y meses después a
Buchenwald, junto a Jorge Semprún, con el que vivió los avatares de los años 40,
donde participó en el Comité Internacional de la Resistencia que liberó el campo
en abril de 1945.
Sobre “Espejo rojo”
El documental Espejo rojo descubre la dura realidad que padecieron los exiliados republicanos españoles a través de las vivencias del espejeño Virgilio Peña, de 91 años, a quien su localidad y los directores de la película --Jean Ortiz y Dominique Guatier-- ofrecen esta noche, a las 21.00 horas, un pequeño homenaje con la proyección en su localidad natal de esta producción.
El documental, de 70 minutos de duración, descubre muchas sucesos históricos que vivieron los exiliados españoles y que han sido silenciados por la historia oficial de la transición como la estancia de los españoles exiliados en campos franceses, su posterior lucha en la resistencia francesa, su internamiento en campos de exterminio nazis y su olvido. "Espejo rojo no es una película de propaganda, sino un documental que narra sucesos históricos. Nosotros pensamos que el olvido y la amnesia no pueden ser la base de la reconciliación en España y tampoco queremos abrir viejas heridas, sino sanarlas con un trabajo serio de investigación", afirmó Jean Ortiz, catedrático de español en la Universidad de Pau (Francia) y responsable de la película junto con el director de documentales Dominique Gautier.
Fuente: Gara
Miles de vascos se vieron inmersos en la mayor hecatombe que ha padecido la
humanidad. Algunos, como sufridores pasivos: apátridas camino del horno
crematorio, marinos de buques hundidos o víctimas de los bombardeos y del
hambre. Yotros, como combatientes, tanto al servicio de la causa de los aliados
como del «Reich de los 1.000 años». Sesenta años después, conviene repasar
tópicos y hechos.
La verdadera entidad de la participación vasca en el conflicto es una cuestión controvertida sobre la que a menudo se ha exageradoy, a veces, ha mentido, tanto para negarla como para potenciarla. Los autores vinculados al franquismo partían de esta falsa premisa: los vascos no podían haber participado en una guerra en la que tampoco lo hicieron los españoles, siguiendo la sagaz consigna del «Caudillo». Porque, aunque ahora la División Azul desfile de nuevo por Madrid, durante muchos años su participación fue una mancha de la que el régimen franquista intentó desprenderse.
En el extremo contrario se sitúan las exageraciones bienintencionadas que el nacionalismo vasco ha venido repitiendo. Algunas incluso se han convertido en ideas generalizadas: es frecuente leer que De Gaulle declaró ante el Batallón Gernika que «Francia no olvidará jamás la actuación de los vascos», cuando se limitó a saludar a la ikurriña en silencio.
Instalados en la comodidad de los tópicos, poco o nada se ha hecho desde las instituciones para recordar la actuación de los combatientes. El verano pasado, durante las celebraciones del 60º aniversario de la Liberación de París, un alto cargo afirmó que no le acompañaba ningún veterano porque habían muerto o estaban impedidos. No obstante, aún quedaban veteranos con buena salud.
Sin ninguna pretensión de exhaustividad, a continuación se recogen unos breves apuntes sobre la actuación de los vascos en la guerra:
En todos los frentes
Francia fue, lógicamente, la potencia que contó con una mayor presencia vasca. Además de los ciudadanos de Ipar Euskal Herria que sirvieron en gran número con los chasseurs pyré-nées, muchos exiliados del sur combatieron de forma más o menos voluntaria bajo su bandera, la mayoría encuadrados en la Legión Extranjera. Las campañas de Etiopía y de Siria, la batalla de Bir-Hakeim, la de cabo Bon, los casi dos años de lucha por la península italiana... todas tuvieron su pequeña presencia vasca. Por el contrario, en la legendaria División Leclerc, libertadora de París, hubo pocos. Conoce- mos únicamente los nombres del brigada Sarasketa y del conductor Abenza. Y el de un vasco venido desde el hemisferio occidental, Michel Iriart, que dejó su fácil vida de estudiante burgués en la Argentina para combatir el nazismo.
El exiliado que alcanzó un puesto más alto en el escalafón militar galo fue José Antonio Castro Izagirre, que llegó a vicealmirante.
Por su parte, una tripulación de Iparralde del 342º Squadron decidió que, en lugar de la despampanante pin-up de rigor, pintaría la ikurriña en el fuselaje de su bombardero.
La presencia vasca entre los maquis republicanos, que llegaron a contar con 15.000 combatientes, también fue destacada. El bilbaíno Luis Evaristo Fernández fue su comandante militar, mientras que el navarro Jesús Monzón era el jefe político de la resistencia española durante la ocupación. El pasaitarra Zamud organizó el aparato de paso de fronteras y un tipógrafo de Oria, Jesús Begiristain, fue pieza clave en el equipo de falsificadores.
La mayoría de los guerrilleros vascos actuaron en las brigadas de los Bajos y Altos Pirineos, mandadas respectivamente por el lasartearra Victorio Vicuña y el navarro José Antonio Mendizabal. La brigada de los Bajos Pirineos merece un breve comentario: pese a que sus efectivos nunca excedieron de 300, causó más de 500 bajas al enemigo.
«Je suis un terroriste»
La lucha guerrillera se inició tardíamente en Iparralde. Los alemanes ejecutaron a 44 personas durante la ocupación, muchos colgados con el cartel: «Je suis un terroriste». Para evitar represalias, y porque los jóvenes huidos en lugar de ingresar en el maquis cruzaban la frontera, la guerrilla permaneció poco activa hasta el desembarco de Normandía. Entonces entró en acción, y el 23 de agosto de 1944 Zuberoa se autoliberó, capturando a 207 alemanes de la guarnición. Al día siguiente, maquis procedentes de Maule liberaron Hendaia y Baiona.
También hubo dos intentos de las autoridades vascas exiliadas para constituir una unidad militar propia. Una primera iniciativa en 1942 resultó un fiasco, pues sólo se apuntaron 80 voluntarios. Finalmente, el 28 de diciembre de 1944 se organizó el «Bataillon de Volontaires Basques-espagnols», más conocido como Batallón Gernika. Cuando entró en combate, a las 15.35 del 14 de abril de 1945, disponía de 180 hombres. Lucharon valientemente hasta ocupar su objetivo, las fortificaciones de la Pointe-de-Grave, sufriendo cinco muertos y una veintena de heridos.
Encuadrados en unidades norteamericanas hallamos desde socialistas bilbaínos como Barrios, Alkorta y Chamorrohasta jeltzales de buena familia, como José María Gamboa o Ramón de la Sota. Pero, sobre todo, vascos de segunda generación. Túnez, Las Ardenas, Nueva Guinea, Guadalcanal... son algunas de las campañas donde combatieron.
Pocos nacidos en Euskal Herria combatieron en las fuerzas de Gran Bretaña. La mayoría sirvió en la marina mercante: Francisco Pérez, Manuel Etxebarria, Fermín Arriandiaga, Agustín Etxebarria... fueron algunos de los más de 30.000 marinos de la Merchant Navy que se fueron al fondo del océano con sus buques. Un donostiarra, Alfredo Ruiz, participó el Día D en la invasión de Normandía, balizando los campos de minas y lanzando cortinas de humo para cubrir las lanchas de desembarco en la playa Juno.
Niños sin infancia
La guerra se cebó especialmente con los 1.345 niños evacuados a la URSS en 1937. Fueron carne de cañón, de «distrofia alimentaria» (el término con que los médicos designaban la muerte por inanición), tuberculosis, disentería... De los 74 chicos y chicas que se ofrecieron voluntarios para defender Leningrado la mayoría mintiendo sobre su edad fallecieron 67. Allí pereció el eibartarra Enrique Etxebarria, cuando intentaba prender fuego a un tanque enemigo, cosido a bayonetazos. Primitiva Agirre y Laura Irasuegi tuvieron más suerte:cuando en 1942 se abrió el cerco pudieron salir a través del helado lago Ladoga. En el Cáucaso, en unas condiciones penosas, trabajaban sin descanso extrayendo hilos de seda para confeccionar paracaídas.
En la Aviación combatieron una docena de antiguos «niños de la guerra». La mayoría murió, porque un novato con escasas horas de vuelo tenía pocas posibilidades de sobrevivir en el frente del Este. El más hábil, el eibarrés José Luis Larrañaga, derribó cinco aviones.
Quizá el caso más curioso sea el de Francisco Justo, un donostiarra de lo más recalcitrante. Capturado por los alemanes, lo repatriaron al Estado español. Se fugó y llegó a París tras la Liberación, y se valió de su condición de prisionero de guerra para servir como soldado en la embajada soviética hasta conseguir volver a la URSS.
La lucha de las mujeres
Las mujeres han sido las grandes sufridoras de todos los conflictos bélicos del siglo XX, pero cuesta atisbar sus nombres en los libros de historia. En la Resistencia antialemana destacaron, entre otras, Regina Arrieta, Pilar Claver que provocó la primera manifestación en Angouleme cantando La Marsellesa, la donostiarra Dolores Clavero o María Labairo.
En las redes de espionaje sirvieron brillantemente Bitxori Etxeberria, Itziar Mujika, Delia Lauroba y Tere Verdes. Catalina Agirre y Maritxu Anatol, por su parte, fueron elementos esenciales en las redes organizadas para facilitar la evasión de soldados y agentes aliados. Por su singularidad destaca, sin duda, la aviadora chilena Margot Hualde Sotomayor, de una familia originaria de la localidad lapurtarra de Lu- huso. Fue piloto del Air Transport Auxiliary de la RAF, realizando alrededor de 1.000 vuelos con todo tipo de condiciones meteorológicas y eludiendo siempre a los cazas contraria. Mujer de armas tomar, todavía a los 82 años surcaba los cielos en su avioneta.
Cruzada anticomunista
Escribir esto puede resulta políticamente incorrecto, pero la unidad donde más vascos combatieron fue la División Azul. A falta de un listado oficial, la extrapolación de las bajas apunta a que más de un millar de vascos juraron «absoluta obediencia a Adolf Hitler». Un número muchísimo menor combatió en la Legión de Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo y en las Waffen-SS.
Entre los nombres vascos de la División Azul destacan desde cronistas literarios como el alavés Fernando Vadillo o el novelista guipuzcoano Ramón Zulaica hasta ases aéreos como Angel Salas Larrazabal o Esteban Ibarretxe Kareaga. El último jefe de la unidad, el comandante Antonio García Navarro, era de Iruñea. A muchos su paso por la URSS les sirvió de trampolín político, como al futuro ministro José María Castiella y Maíz; al que sería alcalde de Iruñea Miguel Javier Urmeneta; a los diputados forales Angel Bañón y Cesáreo Sanz Orrio... Oficiales como Ignacio Iturria o Julio González, o simples soldados, como Ramón Artola o José Gómez. En los listados del Ejército alemán en 1944 aparecen los voluntarios Atundia, Egia, Garagorri, Larramendi, Zabala...
El capitán Gerardo Orokieta y el teniente Altuna pasaron once años en los campos de prisioneros soviéticos, donde fallecieron los divisionarios vascos Juan Elizarraga, Miguel Torre y Félix Casas.
Otros sirvieron a Berlín en operaciones de espionaje y propaganda. Mientras el jesuita Martín de Arrizubieta dirigía la revista nazi “Enlace”, marinos y emigrados al Nuevo Mundo recopilaban información para organizaciones secretas alemanas. Vascos peninsulares como Emilio Alzugarai y continentales como Eu- géne Goihenetxe se vieron implicados en acciones de los servicios de información nazis.
Victimas colaterales
Las guerras modernas presentan una cuota altísima de víctimas colaterales, personas que mueren porque una bomba más o menos inteligente se confunde y les alcanza a ellos. Desde la hermana del lehendakari Agirre hasta la marinería de los once buques hundidos matriculados en Euskal Herria, muchos civiles vascos dejaron su vida en la contienda. Destacó la tragedia del «Monte Gorbea», que costó 52 muertos; y hubo 27 supervivientes porque, tras grandes penalidades, lograron arribar a la Martinica en un bote.
Más de 70 hombres exiliados de Euskal Herria aparecen en los listados de fallecidos de los campos de exterminio de Gusen, Mathausen, Dachau y Melk. Nadie ha hecho aún el recuento de las mujeres. Muertos como apátridas, pues Franco se negó a gestionar su liberación al no considerarlos compatriotas. Casi 1.500 empadronados en Bajos Pirineos fueron deportados con destino a Auschwitz y Buchenwald. Ocho zuberotarras murieron en campos nazis.
Los bombardeos de la aviación norteamericana mataron a 99 civiles en Biarritz y a 41 en Angelu. Cuarenta vascos de la colonia de Manila cayeron en la primavera de 1945 bajo las katanas japonesas o los explosivos estadounidenses.
Esta presencia de sufridores alcanza hasta el final de la guerra: el día que lanzaron la bomba atómica sobre Hiroshima, un jesuita vasco, el padre Arrupe, se encontraba allí.
(El autor es licenciado en Historia y ha escrito las obras «La guerrilla vasca 1938-1962», «Los vascos en la II Guerra Mundial» y «Espías vascos»)
Importante papel de las redes de espionaje
Mención especial debe hacerse a la excelente labor desarrollada por las organizaciones de espionaje vascas. Desde la Red Alava, que trabajaba para el Deuxiéme Bureau francés, desarticulada en diciembre de 1941 con veinte condenas de muerte de las que afortunadamente sólo se cumplió una, hasta los servicios dirigidos por los hermanos Mitxelena y por los hermanos Ajuriagerra, que trabajaban para el OSS norteamericano y el MI británico.
Otra red funcionó en Iberoamérica al servicio del FBI. De su importancia da muestra el dato de que recibía 6.500 dólares mensuales en 1944.
Y enrolados en el ejército de EEUU, estaban los sesenta hombres del capitán de marines Franc D. Carranza, quien organizó un servicio de transmisiones en euskara para eludir el descifrado japonés.
Hubo espías vascos en todos los continentes, desde Guinea Ecuatorial hasta la selva filipina, donde el hacendado Higinio Uriarte fue pieza clave de la organización clandestina de MacArthur.
Las redes de evasión en Euskal Herria cobraron especial importancia a partir de 1942, facilitando la huida de pilotos derribados, prisioneros huidos, judíos y jóvenes deseosos de enrolarse con los aliados.
Quizá no sea casual que el personaje del mítico film “Casablanca” que facilitaba salvoconductos a los prófugos se llamase Guillermo Ugarte.
Los vascos y la II Guerra Mundial
Mikel Rodríguez
Fuente: Euskonews & Media Gaiak
La guerra aérea de los Aldecoa
El 25 de noviembre de 1943 el 55º Group del VIII Mando de Caza estadounidense operaba sobre la región de Hazebrouck-Lille. Un área de máximo riesgo pues era la base del Jagdgruppen 26, una de las mejores unidades alemanas. Los aviadores norteamericanos se las veían con pilotos más expertos y mejores máquinas, pero eran optimistas: habían recibido un completo entrenamiento, les cuidaban bien en su base de Nuthampstread, resultaban muy populares entre las chicas locales y su motivación era alta. Uno de estos pilotos era el teniente Manuel Aldecoa, un vasco de Idaho, hijo de emigrantes de Mutriku y Ea. Su familia había prosperado en el Nuevo Mundo y sentía muy dentro la bandera de las barras y estrellas. Pero ese día se le acabó la suerte a la familia Aldecoa. Se toparon con cazas enemigos y Manuel se enzarzó con el comandante del Gruppe, el experten Johannes Seifert, un as con 56 victorias en su haber. Durante el combate chocaron y ambos aviones cayeron cerca de Merville. El teniente Aldecoa no pudo lanzarse en paracaídas, la configuración del fuselaje de su bimotor P-38 hacía casi imposible saltar en una barrena. Cuando el telegrama con la luctuosa noticia llegó a Idaho, su hermana Maurina decidió continuar la lucha de Manuel e ingresó en los servicios secretos norteamericanos.
No era Manuel el único Aldecoa que pilotaba un caza en 1943. Vicente Aldecoa Lecanda, de Bilbao, había tenido su bautizo de fuego en febrero. Sobrevivía y se había convertido en todo un experten: llevaba en su cuenta 8 cazas enemigos y entró en el escogido grupo de los ases aéreos. Pero el alférez Aldecoa volaba con los nazis en la Escuadrilla Azul y sus víctimas eran los soviéticos. La URSS, a su vez, también contaba con algunos aviadores vascos. Por haber, hasta existió un avión del 342º Squadron Lorraine de la RAF que, en lugar de la pin-up despampanante de rigor, llevaba pintada una ikurriña.
Una cuestión controvertida
Hace ya sesenta años, el 7 de mayo de 1945, finalizaba la II Guerra Mundial, la mayor hecatombe que ha sufrido la humanidad. No podía ser de otra forma: los vascos también participaron como combatientes activos o sufridores pasivos, en su condición de ciudadanos franceses o estadounidenses, prófugos exiliados de la España Imperial, anticomunistas defensores del Orden Nuevo hitleriano, miembros activos de la causa de las Naciones Unidas, residentes en la URSS o apátridas de la cantera de Gusen, antesala del horno crematorio.
La verdadera entidad de la participación vasca en el conflicto es una cuestión controvertida sobre la que se ha exagerado mucho. Y a veces mentido, tanto para negarla como para potenciarla. Los autores vinculados al régimen franquista partían de una premisa: los vascos no podían haber participado en una guerra en la que tampoco lo hicieron los españoles, siguiendo la sagaz orden del Caudillo. Porque aunque ahora la División Azul desfile de nuevo, durante muchos años su participación fue una mancha de la que el Régimen intentó desprenderse. En el extremo contrario se sitúan las exageraciones bienintencionadas que el nacionalismo jeltzale viene repitiendo los últimos sesenta años. Algunas falsas afirmaciones incluso han pasado a convertirse en ideas generalizadas: muchas personas creen que unos vascos que tripulaban el semioruga Gernika estuvieron entre los primeros libertadores de París. En realidad la tripulación era francesa – como mucho con un solo componente de Iparralde – y el nombre del blindado era un homenaje a los republicanos españoles que predominaban en la compañía, que habían bautizado sus vehículos con nombres de batallas de la Guerra Civil.
Instalados en la comodidad de los tópicos, poco o nada se ha hecho desde la administración para recordar la actuación de los vascos. El verano pasado, durante las celebraciones conmemorativas del 60 aniversario de la Liberación de París, un alto cargo afirmó que no acudía acompañado de ningún veterano porque todos habían muerto o estaban impedidos. La televisión tampoco encontró a nadie a quien entrevistar y por ello recortaron las declaraciones de un sindicalista histórico que pasó la II Guerra Mundial en la retaguardia inglesa para dar a entender que vivía en la Francia ocupada. Afortunadamente, sólo en el territorio de Gipuzkoa, aún vivían veteranos con buena salud que habían combatido en la Legión Extranjera, en el Batallón Gernika, en el maquis e incluso la Aviación soviética. Pero es ley de vida que casi ninguno este aquí para el 70 aniversario.
Sin ninguna pretensión de exhaustividad, éstos son unos breves apuntes sobre las acciones de los vascos en la guerra.
Con las Naciones Unidas
Francia fue lógicamente la potencia que contó con una mayor presencia. Además de los vasco-franceses que sirvieron en gran número con los chasseurs pyrénées, muchos exiliados combatieron de forma más o menos voluntaria bajo su bandera. La mayoría lucharon en la Legión Extranjera: Eduardo Aparicio, de Leintz-Gatzaga, el vizcaíno Zapiko... Las campañas de Etiopía y de Siria, la batalla de Bir-Hakeim, la de cabo Bon, los dos largos años de lucha en la península italiana... todas tuvieron su pequeña presencia vasca. En la legendaria División Leclerc, por el contrario, hubo pocos euskaldunes en el numeroso contingente español de republicanos y anarquistas. Conocemos únicamente el nombre del brigada Sarasketa y del conductor Abenza. Y el de un vasco venido desde el Hemisferio Occidental, Michel Iriart, que dejó su fácil vida de estudiante burgués en la Argentina para combatir el nazismo. Pero fue su condición de francés, no de vasco, la que le condujo allí. El que alcanzó un puesto más alto en el escalafón militar galo fue José Antonio Castro Izaguirre, vicealmirante de la Armada Francesa.
La lucha guerrillera resultó débil y tardía en Iparralde. Los alemanes ejecutaron a 44 personas durante la ocupación, muchos colgados con el cartel Je suis un terroriste. Para evitar más represalias y porque los jóvenes huidos en lugar de ingresar en el maquis solían cruzar la frontera, la guerrilla permaneció poco activa hasta el desembarco de Normandía. Entonces entró en acción y el 23 de agosto de 1944 Zuberoa se liberó a sí misma, capturando a 207 alemanes de la guarnición. Al día siguiente los maquis procedentes de Maule liberaron Hendaia y Baiona.
La presencia vasca en la Agrupación Guerrillera Española, que llegó a contar con 15.000 combatientes, no fue cuantitativamente abundante, pero sí de calidad. El bilbaíno Luis Evaristo Fernández comandó la Agrupación, el navarro Jesús Monzón fue el jefe político de la resistencia española en Francia, el pasaitarra Zamud organizó el aparato de pasos y un tipógrafo de Oria, Jesús Beguiristain, fue pieza de clave de los equipos de falsificadores. La mayoría de los guerrilleros vascos actuaron en la 10ª y la 35ª brigadas, mandadas por el lasartearra Victorio Vicuña y el navarro José Antonio Mendizábal, respectivamente. La 10ª Brigada, que actuaba en los Bajos Pirineos, merece un breve comentario: pese a que sus efectivos nunca excedieron de 300, causó más de 500 bajas al enemigo.
Existieron dos intentos de las autoridades vascas exiliadas para constituir una unidad propia en el Ejército francés. Una primera iniciativa en 1942 resultó un fiasco, pues sólo se apuntaron 80 voluntarios, en su gran mayoría iberoamericanos. Finalmente el 28 de diciembre de 1944 se organizó el Bataillon de volontaires basques-espagnols, más conocido como Batallón Gernika. Cuando entró en combate, a las 15´35 del 14 de abril de 1945, disponía de 180 hombres en plantilla. Lucharon valientemente hasta ocupar su objetivo, las formidables fortificaciones de la Pointe-de-Grave, sufriendo 5 muertos y una veintena de heridos.
Encuadrados en unidades norteamericanas hallamos desde socialistas bilbaínos como Barrios, Alcorta y Chamorro, hasta nacionalistas de buena familia, como José María Gamboa o Ramón de la Sota. Pero, sobre todo, vascos de segunda generación. Túnez, Las Ardenas, Nueva Guinea, Guadalcanal... son algunas de las campañas donde combatieron. Sin duda, los más singulares fueron los hombres del capitán de marines Franc D. Carranza, quien organizó un servicio de transmisiones en euskara con 60 vascos para eludir el descifrado japonés. A los estadounidenses se les unieron en las postrimerías del conflicto algunos vascos de la Fuerza Aérea Expedicionaria mexicana: los pilotos Miguel Uriarte o Sandoval Castarrica volaron sobre los cielos de Filipinas desde mayo de 1945.
Pocos nacidos en Euskal Herria combatieron con las fuerzas de la Gran Bretaña. La mayoría sirvió en la marina mercante, como el cocinero bilbaíno Francisco Pérez, de 50 años, desaparecido con su buque el 31 del julio de 1940. En noviembre de 1941 permanecían 416 adolescentes y jóvenes evacuados en el Reino Unido. De ellos, 25 murieron durante la guerra. Por lo menos uno, el donostiarra Alfredo Ruiz, participó el Día D en la invasión de Normandía, balizando los campos de minas y lanzando cortinas de humo para cubrir las lanchas de desembarco canadienses en la playa Juno. Las autoridades franquistas le privaron de su nacionalidad y, pese a sus intentos, ninguna institución, vasca o española, se ha ocupado de reparar su caso.
La guerra se cebó especialmente con los 2.000 niños evacuados desde Bilbao a Leningrado en 1937. Fueron carne de cañón o de “distrofia alimentaria”, el término con que los médicos rusos designaban la muerte por inanición. De los 74 chicos y chicas que se ofrecieron voluntarios para defender Leningrado, la mayoría mintiendo sobre su edad, fallecieron 67. Allí perecieron los eibartarras Enrique Echevarría, Paulino Arrizabalaga y Enrique Escudero. En la Aviación combatieron una docena, la mayoría antiguos “niños de la guerra”. La mayoría murió porque un novato con escasas horas de vuelo tenía pocas posibilidades de sobrevivir en el frente del Este. El más hábil, el eibarrés José Luis Larrañaga, derribó cinco aviones. Hábil, pero no afortunado: tampoco él sobrevivió a la guerra. Otros, como José Luis Larreta o Indalecio el eibarreta, fueron a las guerrillas. Por lo menos uno, el teniente Manuel Alberdi, tuvo la satisfacción de entrar como vencedor en Berlín.
Los espías
Mención especial debe hacerse a la excelente labor desarrollada por las organizaciones de espionaje. Desde la Red Álava, que trabajaba para el Deuxiéme Bureau francés, desarticulada en diciembre de 1941 con 20 condenas de muerte, de las que afortunadamente sólo se cumplió una, hasta los servicios dirigidos en Francia por los hermanos Mitxelena y en la Península por los hermanos Ajuriaguerra, que trabajaban para el OSS norteamericano y el MI británico. Otra red funcionó en Iberoamérica al servicio del FBI. De su importancia da muestra que recibía 6.500 dólares mensuales en 1944. Hubo espías vascos en todos los continentes, desde Guinea Ecuatorial hasta la selva filipina, donde el hacendado Higinio Uriarte fue pieza clave de la organización de información de Mac Arthur. Las redes de evasión en Euskal Herria cobraron especial importancia a partir de 1942 al facilitar la huida de pilotos derribados, prisioneros huidos, judíos y jóvenes deseosos de enrolarse con los Aliados.
¿Y las mujeres?
Las mujeres han sido las grandes sufridoras de los conflictos del siglo XX, pero cuesta atisbar sus nombres en los libros de historia. En la Resistencia antialemana destacaron Regina Arrieta, Pilar Claver – que provocó la primera manifestación en Angouleme cantando La Marsellesa, como en la película Casablanca -, la donostiarra Dolores Clavero o María Lavayro. En las redes de espionaje sirvieron brillantemente Vitxori Etxeberria, Itziar Mujica, Delia Lauroba y Tere Verdes. Catalina Aguirre y Marichu Anatol fueron elementos esenciales en las redes de evasión aliadas. Por su singularidad destaca la aviadora chilena Margot Duhalde Sotomayor, de una familia originaria de Lohussoa. Fue piloto del Air Transport Auxiliary de la RAF, realizando alrededor de 1.000 vuelos en Gran Bretaña, con todo tipo de condiciones meteorológicas y eludiendo siempre a la caza contraria. Mujer de armas tomar, celebró su 80 cumpleaños saltando en paracaídas.
Vascos al servicio del Eje
Escribir esto resulta políticamente incorrecto, pero la unidad donde más vascos combatieron fue la División Azul. A falta de un listado oficial de componentes, la extrapolación de las bajas resulta la única forma de acercarse cuantitativamente al número de vascos que lucharon por el III Reich. Los divisionarios superarían el millar, cifra importante pero inferior porcentualmente a la que le correspondería al País Vasco y a Navarra por su peso demográfico. Un número muchísimo menor combatió en la Legión de Voluntarios Franceses contra el Bolchevismo y las Waffen-SS.
No faltaron nombres vascos en la División Azul: desde cronistas literarios como el alavés Fernando Vadillo o el novelista guipuzcoano Ramón Zulaica hasta ases aéreos como Ángel Salas Larrazábal o Esteban Ibarreche Careaga. Su último jefe, el comandante Antonio García Navarro, fue de Pamplona. Pero eran sobre todo simples guripas y suboficiales que marchaban tarareando el himno de la División Azul, creado por el omnipresente Juan Tellería. Había prebostes de Falange, como Vicente Navarro Vergara o Enrique Sotomayor, anticomunistas fanatizados de diferentes procedencias políticas, desgraciados que escapaban del hambre y quintos forzados en sus cuarteles a cubrir “el cupo de los vascos”. A muchos su paso por la URSS les sirvió de trampolín político, como al futuro ministro José María Castiella y Maíz, al que sería alcalde de Iruñea Miguel Javier Urmeneta o a los diputados forales Ángel Bañón y Cesáreo Sanz Orrio. Pero un número muchísimo mayor dejó su vida en aquellas heladas tierras: guipuzcoanos como Juan Zabala o Luis Pla, alaveses como Isidro Elizondo o José Baigorri, navarros como Marcelino Zunzarren o Ángel Sola, vizcaínos como José Luis Azcárate o Juan Gardiezabal... Oficiales como Francisco Machimbarrena o José Pagola, pilotos como Estanislao Segurola o simples soldados, como Ramón Artola o José Gómez.
Otros vascos, por causas de lo más diverso, sirvieron a los alemanes en operaciones de espionaje y propaganda. Mientras el jesuita Martín de Arrizubieta dirigía la revista nazi “Enlace”, marinos y emigrados al Nuevo Mundo recopilaban información para los servicios secretos de Berlín. Vascos peninsulares como Mario Salegi y Emilio Alzugaray, continentales como Eugéne Goyheneche y argentinos como Juan Carlos Goyeneche se vieron implicados en las acciones de los servicios de información nazis.
Las víctimas colaterales
Además de los combatientes más o menos voluntarios, existieron muchos sufridores pasivos. Las guerras modernas presentan una cuota altísima de víctimas colaterales, personas que mueren porque una bomba más o menos inteligente se confunde y les alcanza a ellos. Desde la hermana del lehendakari Aguirre a la marinería de los neutrales mercantes españoles, muchos civiles vascos dejaron su vida en la contienda. Más de 70 nacidos en Euskal Herria aparecen en los listados de fallecimientos de los campos de exterminio de Gusen, Mathausen, Dachau y Melk. Algunos procedentes de centros fabriles como Sestao, Barakaldo y Bilbao, otros de pequeños pueblos como Isaba o Uztarroz. Muertos como apátridas, pues Franco se negó a gestionar su liberación al no considerarlos compatriotas. Casi 1.500 empadronados en los Bajos Pirineos fueron deportados con destino a Auschwitz y Buchenwald. Ocho ciudadanos de Zuberoa fueron asesinados en los campos nazis y 14 fallecieron por las secuelas tras su regreso.
Los bombardeos de las fortalezas volantes norteamericanas mataron a 99 civiles en Biarritz y 41 en Anglet. Cuarenta vascos de la colonia de Manila cayeron en la primavera de 1945 bajo las katanas japonesas o los explosivos estadounidenses. Esta presencia de sufridores llegó hasta el final de la guerra: el día que lanzaron la bomba atómica sobre Hiroshima, un jesuita vasco, el padre Arrupe, estaba allí.
Fuente: Diario Vasco
Eduardo Aparicio (Leintz-Gatzaga, 1916) es un hombre de
fidelidades inquebrantables. Su compromiso con el ideal de la II República le
metió de lleno en dos guerras y le hizo conocer los sinsabores de la lucha
clandestina, el horror de las torturas y la orfandad del exilio. Esa fe que tan
profundamente le ha marcado le acompaña todavía hoy, cuando a sus 89 años narra
desde la cocina de su piso en el barrio donostiarra de Amara algunos capítulos
de su vida, una galería por la que desfilan las grandezas y las miserias del
pasado siglo. Las dos imágenes que adornan la sobria estancia hablan a las
claras de sus lealtades: una es el retrato de su mujer, su compañera de exilios
y clandestinidades, y la otra, la reproducción del 'Gernika', divisa de un
espíritu caído en desuso que él encarna con lucidez y dignidad.
Aparicio tenía ya mucha guerra a sus espaldas cuando se alistó en Marsella en la
Legión Extranjera francesa. Carabinero en las filas del Ejército republicano,
había sido herido dos veces por las tropas sublevadas y había presenciado en
primera fila el derrumbe militar que precedió al triunfo franquista. «El
principio de la Guerra Civil -cuenta- me cogió en Cuenca porque yo había nacido
en Salinas de Léniz pero mi familia se movía mucho por razones de trabajo. Tenía
19 años y decidí ir a Madrid a combatir a los fascistas». Aparicio se enrola en
una unidad socialista -se haría del PCE poco después- y recibe su bautismo de
sangre apenas quince días más tarde. «Atacábamos una estación de tren en
Buitrago y me dieron un tiro que me rompió la pierna cuando llevaba a hombros al
jefe de la compañía, que había caído herido».
Río verde
Mes y medio después vuelve de nuevo a un frente que ya empezaba a retroceder a
marchas forzadas. «Estuve en primera línea en Toledo, luego en la batalla del
Jarama, en la defensa de Madrid, en Lorca, en Vinaroz...». Aparicio enumera uno
a uno sus destinos militares. Es un recorrido jalonado de derrotas que culmina
con el repliegue en Cataluña, donde es herido por segunda vez. «Fue en la
batalla del Segre. Recuerdo que el río bajaba teñido de verde por el número de
cadáveres con uniformes de carabineros que arrastraban sus aguas». La bala le
entra por la ingle y está a punto de dejarle paralítico aunque una operación
providencial en Barcelona le devuelve la movilidad y le permite incorporarse de
nuevo a un frente que a esas alturas ya había terminado de desmoronarse.
Aparicio cruza la frontera con los restos del Ejército republicano. Empieza su
peregrinaje por los campos de refugiados franceses: Argèles, Barcarés, Gurs...
«Las condiciones eran críticas, morían cientos de personas aunque a los vascos
nos tenían aparte y estábamos mejor; de hecho éramos los únicos que comíamos
caliente». De aquella etapa guarda una anécdota: «Se estaban organizando en el
campamento de Gurs unas secciones para los vascos y había que entrevistarse con
Telesforo Monzón. Le dije que era de Salinas de Léniz y él me empezó a hablar en
vasco. Como yo ya había perdido el idioma me borró de la lista aunque luego las
autoridades francesas me volvieron a colocar con mis compañeros».
El estallido de la II Guerra Mundial cambia el signo de los refugiados
republicanos. Los franceses necesitan mano de obra y muchos españoles pueden por
fin decir adiós a los campos. Aparicio es contratado por un empresario de
Bagneres de Bigorre para construir una central eléctrica en la cima del
Tourmalet, un trabajo duro por los rigores de la meteorología. Francia, mientras
tanto, empieza a ser ocupada por los nazis. Aparicio y otros cuatro compañeros
toman la decisión de huir a Inglaterra. Se apoderan de un coche y llegan a
Bayona, donde les confunden con paracaidistas franceses y les detienen poco
antes de la llegada de los alemanes. La situación es confusa. Vuelven a Bagneres
y desde allí deciden ir a Marsella, donde han oído decir que se encuentran
algunos mandos de su viejo Ejército. Viajan en tren sin billete, dando el
esquinazo a los revisores. Se alojan los cinco en una sola habitación y se
alimentan de bellotas y otros frutos silvestres que recolectan en los montes de
los alrededores.
Gato guisado
Aparicio no tiene más papeles que un voluntarioso certificado del Consulado de
México, así que termina en una prisión marsellesa. No durará mucho. A los diez
días se da a la fuga junto a otros reclusos y consigue llegar a una villa que
hacía las veces de Consulado de México. «Allí estábamos bien pero no podíamos
arriesgarnos a salir a la calle porque carecíamos de papeles». Se entera de que
una mina de carbón próxima a Marsella necesita mano de obra y abandona la jaula
de oro.
La situación cada vez es más dura. Los mineros combaten el hambre a base de
gatos. Aparicio hace una suscripción entre sus compañeros para comprar una radio
que les permita oír los partes de guerra de la BBC. La noticia llega a oídos de
la Gestapo y el dueño de la mina le aconseja que se largue antes de que vayan en
su busca.
De nuevo sin techo. La Legión Extranjera empieza a parecer una buena opción. No
exigen nombres ni documentos. Tampoco hay preguntas ni necesidad de dar
explicaciones sobre el pasado. Aparicio firma con un nombre falso, el que más
tarde utilizaría siempre para identificarse en la clandestinidad. «En aquella
época la Legión Extranjera estaba bajo el mando de Pètain y pensaba que nos iban
a mandar a luchar contra el Ejército de la URSS. Me alisté con la idea de
pasarme a los soviéticos en cuanto pudiese». Pero esa oportunidad nunca se
presentó. Primero es trasladado a Nimes y luego le destinan a Sidi Bel Abbés,
una de las principales bases de la Legión Extranjera en Argelia.
Canciones entre dunas
Aparicio se lleva una pésima impresión de la legión. «A los más veteranos lo
único que les preocupaba era meterse la mayor cantidad de vino posible en el
cuerpo. Nos mandaban unos entrenamientos ridículos, todo el día subiendo y
bajando dunas con mochilas repletas de arena y cantando canciones idiotas». La
única nota positiva es la presencia en la base argelina de muchos republicanos
españoles. «Los mandos nos trataban con respeto; la verdad es que entre aquella
chusma de degenerados los únicos que teníamos algo de soldados éramos nosotros y
los belgas y polacos que habían escapado de los nazis».
La guerra sigue su curso y las tropas anglo-americanas desembarcan en Marruecos.
Algunos efectivos de la Legión Extranjera, todavía afecta al Gobierno de Pètain,
se enfrentan a ellas. «A nosotros no llegaron a movilizarnos porque estábamos en
la otra punta. Con el paso del tiempo conocí a un americano que participó en
aquel desembarco y que bromeaba recordando que lo que más les sorprendió al
llegar a África fue encontrarse con un batallón de cocineros que les disparaban
(el gorro legionario, el kepi, es de color blanco)». Aparicio no se queda de
brazos cruzados. Establece contacto con el PCE, al que se había afiliado durante
la Guerra Civil, e intenta organizar la resistencia. Se arriesga a ser fusilado,
pero aún así logra que medio centenar de legionarios republicanos se apunten al
partido.
Antes de que tuviesen tiempo de hacer algo, la Legión Extranjera cambia de
bando. «Pidieron voluntarios para combatir a los alemanes y nos apuntamos casi
todos los españoles, además de los belgas y los polacos. Juntamos dos batallones
y nos trasladamos en camión hacia Túnez, donde se concentraban las tropas del
Ejército alemán. Antes de llegar nuestro camión volcó pero nos salvamos porque
los arcos que sujetaban las lonas actuaron de anillo de seguridad».
Condecoración
Los legionarios españoles hacen valer su experiencia en combate y llevan el peso
de la ofensiva. En uno de los episodios de la batalla del cabo Bon, la que marcó
la derrota definitiva de las fuerzas del Afrika Korps, Aparicio se hace acreedor
de una condecoración -la Cruz de Guerra con Palma de Heroicidad- después de
salvar a un compañero herido y tomar dos prisioneros en solitario.
Pero no le da tiempo a recibir la medalla. «Nos enteramos de que las tropas de
De Gaulle andaban por allí junto a las de Montgomery y decidimos dejar la Legión
Extranjera a pesar de que después de la batalla me tenían en palmitas con eso de
la condecoración. Nos apoderamos del coche del jefe de nuestras unidades y nos
presentamos en la base de las fuerzas de la Francia Libre. Fue como volver al
Ejército republicano: había dos batallones de españoles, camiones y tanques con
nombres como Ebro, Belchite o Teruel y todos llevaban la bandera republicana».
El reencuentro con el espíritu de la España republicana constituye una inyección
de moral para un Aparicio poco amigo del ambiente que reina entre los
legionarios, a los que sigue considerando una tropa de borrachines.
Las tropas de la Francia Libre quedan acantonadas en Libia. Con África ya en
manos de los aliados, De Gaulle decide dar un golpe de mano y hacerse con el
Comité de Liberación Nacional, embrión del nuevo gobierno francés, cuyo poder
compartía hasta entonces con el general Giraud. La escenificación tiene lugar en
Argel, donde comparece arropado por sus mejores tropas, entre ellas los dos
batallones de españoles. Aparicio reanuda los contactos con su partido a través
de los comunistas tunecinos. Al llegar a su sede en la capital descubre con
sorpresa que de las paredes cuelgan dos grandes retratos de dos republicanos
españoles, un militar de Castro Urdiales y un comisario de Bilbao. «Me contaron
que unos tunecinos les habían denunciado por repartir propaganda contra la
guerra y los franceses de Pètain les habían asesinado sin juicio ni nada un día
antes de la entrada de los aliados». El doble asesinato le llena de coraje.
Pintando tumbas
De nuevo en Argel, es informado de que el PCE tiene en marcha un plan para
introducir desde África una partida de guerrilleros en la sierra de Ronda, en
Málaga. «Era una idea que me seducía, así que dejé el Ejército gaullista y
decidí quedarme. Durante una temporada estuve trabajando en el aeródromo
americano de Maison Blanche y me encargaba de pintar las tumbas de los
aviadores: una cruz si eran cristianos y una estrella si eran judíos». Aparicio
recibe el encargo de dirigir el partido en Argel y se resigna a presenciar el
fin de la contienda desde la grada.
Termina la Guerra Mundial y las cosas empiezan a torcerse. Los triunfadores
desmovilizan sus ejércitos y hacen la vista gorda ante Franco para desesperación
de los miles de republicanos que habían depositado en ellos su confianza. El PCE
asume el peso de la resistencia al régimen. Aparicio vuelve al adiestramiento
militar en un castillo de Orán convencido de que va a ser enviado a uno de los
grupos de guerrilleros que se empiezan a formar en el interior de España. Pero
no. Los responsables del PCE le asignan otra misión: «Como era vasco, la
dirección me encomendó la realización de trabajo político en Euskadi».
Embarca en Argel de forma clandestina y llega a Sète, desde donde viaja a
Toulouse, la ciudad en la que estaba el centro de operaciones del PCE. Y
Aparicio inicia allí otra etapa tan agitada o más que la que había protagonizado
en las dos guerras. Un capítulo que queda fuera de los límites de este trabajo y
que termina unos cuantos años más tarde cuando regulariza su condición de
exiliado en Francia después de haber conocido de primera mano la tortura y las
cárceles del régimen franquista.
Fuente: Mikel Rodríguez Álvarez
El 8 de mayo de 1945 Alemania se rendía. Pocos días antes Hitler se había suicidado en su búnker. Terminaba la II Guerra Mundial en Europa, un conflicto que tocó de rebote -o de ración extra- a numerosos navarros que estuvieron en los dos lados del frente. Además de la caída esporádica de algunos bombarderos aliados en los Pirineos y en zonas más al sur como la Sierra de Peña o de las carencias económicas, Navarra vivió la guerra de forma más directa de lo que comúnmente se cree. A continuación se repasan algunas de estas facetas con óptica foral de la mano del historiador Mikel Rodríguez.
líneas de evasión
Los Pirineos y los mugalaris
Por supuesto, la Baja Navarra fue la que más padeció. Desde que a finales de junio de 1940 fue ocupada por una columna alemana al mando del comandante Steiner, sufrieron más de cuatro años de ocupación. Pero las consecuencias de la conquista alemana se dejaron notar más allá de la muga. La Cruz Roja estimaba que en el verano de 1940 había más de cinco millones de refugiados en Francia: soldados fugados, civiles con pánico, patriotas deseosos de continuar la lucha, judíos e inmigrantes de cualquier nacionalidad huyendo del horno crematorio, pilotos derribados y antifascistas perseguidos de toda condición y pelaje. La mayoría, deseosos de abandonar el país. Debido al trasiego clandestino por la frontera, las autoridades franquistas establecieron centros de internamiento en Leitza, Pamplona y Betelu, donde retenían a los fugados antes de llevarlos al fatídico campo de Miranda de Ebro.
Fue la edad de oro del mugalari . Los 143 kilómetros de frontera pirenaica resultaron incontrolables. Los servicios secretos aliados pagaban entre 1.500 y 3.200 pesetas por pase, además de proporcionar sustancias químicas que embotaban el olfato de los sabuesos. Curiosamente, esos productos venían envueltos en preservativos, lo que causó cierto estupor entre los más católicos. El paso a veces implicaba grandes caminatas en plena montaña. Otras, una simple visita de cortesía: por lo menos existían dos casonas situadas en Francia cuyos jardines daban al lado español. Se introducía al evadido por la parte gala y salía por la española. No hay guerra sin bajas y uno de los pasadores más activos, Alejandro Elizalde , internado en un lager alemán, murió tras la liberación.
Los navarros estuvieron también muy presentes en el Pirineo oscense y catalán. Vicente Moriones Belzunegui , anarquista de Sangüesa, fue pieza clave de la red de evasión Pat O'Leary que logró poner a salvo a 1.500 personas. Detenido por la Gestapo, sobrevivió a casi dos años en un campo de exterminio. Otros nombres quedaron en el anonimato, como el del guía navarro de esa misma red que fue detenido dos veces por los alemanes y que logró fugarse en ambas ocasiones.
en el frente francés
Maquis y soldados aliados
Numerosos exiliados, por razones ideológicas o por mera supervivencia, debieron echarse al monte en la Francia ocupada. Ingresaron en el maquis y combatieron hasta la liberación. Además del caso más conocido, el de Jesús Monzón , quien dirigió la lucha clandestina de los comunistas españoles, destacaron otros nombres. José Antonio Mendizábal dirigió la 35 Brigada de guerrilleros hasta que cayó el 20 de junio de 1944. Sus órdenes eran frenar el traslado de la División de las SS Das Reich hacia las playas de Normandía y las cumplió, muriendo en combate. Prudencio López fue jefe del estado mayor de la Brigada de los Bajos Pirineos. Victorio Ursúa , de Mendavia, murió en la batalla del Plateau de Glières, uno de los hitos de la resistencia francesa. De la mayoría sólo conocemos el nombre: Nemesio Las, Isidoro Salaverría, Félix Burguete, Juan Jiménez... Casi todas las mujeres quedaron en el anonimato, aunque podemos recordar a Pilar Claver, María Lavayro y María Goñi . No todas las bajas se produjeron en Francia. A Martín Gil Isturiz, de Aoiz, lo detuvo a traición la Gestapo en Oroz-Betelu y fue fusilado más tarde en Madrid.
Una quincena de navarros combatieron en el Batallón Gernika , la unidad de exiliados vascos del Ejército francés. La mayoría de Lesaka, Bera, Jaurrieta, Urdax, Doneztebe... Entre ellos estaban el navarro de adopción Paco de Eizagirre y Joxe Elizalde. El 14 de abril de 1945 tuvieron la única baja navarra, cuando un mortero alemán destrozó a Félix Iglesias Mina, un socialista de Villava. Estaban atacando las fortificaciones del Muro Atlántico y Félix, que tenía más experiencia militar que sus compañeros, se puso en primera línea. Este es el recuerdo de Pantxo Etxeberria Urrutia , de Doneztebe, sobre aquellos duros combates: "Nos estaban esperando en los blocaos y de allí nos tiraban. Había cantidad de minas. Íbamos todos en el combate, íbamos todos esparcidos, como hay que hacer en la guerra. No puedes ir en un montón porque, si cae una bomba, mata a ocho y, si estás esparcido, igual mata a uno. Íbamos esparcidos pero, como buenos vascos, bien unidos. Nos dieron unas cajas de Ejército americano. El cognac, teníamos todos nuestra garrafita; chocolates; bombones que te daban en unas cajitas; una especie de extracto de café en la lengua para quitar la sed… "
el frente ruso
Navarros en el Ejército rojo
Otros navarros combatieron en escenarios más exóticos. Cuando se produjo la invasión de la URSS se hallaban acogidos allí 30 niños de la guerra , además de una docena de adultos cadetes de aviación o cuadros políticos. A José Larreta , de Isaba, con un padre asesinado por estar envenenado por el mal del marxismo, le tocó actuar tras las líneas alemanas en Ucrania. Fue de los pocos de su grupo que sobrevivió a la guerra. Muy curiosa fue la historia del alsasuarra Juan Goikoetxea, que fue formado en el Cáucaso durante la Guerra Civil (donde sí tomó parte por tierra, aire y mar) como piloto de cazas, los famosos Moscas , Chatos y Katiuskas . Juan fue nombrado al morir Franco comandante de aviación, adoptó el sobrenombre de Akuilu(aguijón , en euskera) y, ya en la URSS, de Taikin . Por azares del destino, Luis Mercader , hermano del comunista que mató a León Trosky, recaló en los años 90 en Pamplona después de una agitada vida que le llevó también a ser soldado en el ejército rojo durante la II Guerra Mundial. Mercader, un ingeniero de Telecomunicaciones de gran nivel, murió hace seis años en tras destacar en la UPNA.
REDES DE ESPIONAJE
Tras las líneas enemigas
Unos pocos participaron en redes de espionaje. Destacó Bittori Etxeberria, jeltzale de Elizondo, detenida en su pueblo el 20 de diciembre de 1940 por un chivatazo de la Gestapo. Fue condenada a muerte por haber enviado 700 informes al Deuxième Bureau francés. Afortunadamente, le conmutaron la pena. José Garmendia, de la Junta Carlista de Guerra, organizó junto a varios párrocos del requeté una red de información para los británicos. Existe un caso de lo más curioso: los misioneros de la isla de Guam, frailes de la provincia capuchina de Navarra, tras soportar la ocupación japonesa, fueron injustamente acusados de espionaje por Washington. La clave del asunto era que los norteamericanos querían deportarlos para evitar que incitasen a los indígenas a la independencia. En Chile, algunos elementos de la colonia navarra, como Luis Argain, de una familia originaria del Baztan, intentaron infructuosamente derribar al gobierno democrático con ayuda de los servicios de información de Berlín. En el otro bando ideológico, la chilena Margot Hualde, originaria de Lohussoa, viajó hasta Gran Bretaña y fue una de las escasas mujeres-piloto.
Los sufridores
La población civil inocente
La II Guerra Mundial fue la primera en que el número de los muertos civiles y militares resultó similar. Entre las víctimas colaterales destaca la colonia navarra en Manila. Una docena de sus componentes fueron asesinados durante los combates por la liberación de la ciudad, tanto por las bombas norteamericanas como por las katanas japonesas. Se conoce la identidad de más de dos docenas de navarros muertos en los campos de exterminio alemanes. Como de costumbre, no se ha hecho el recuento de las mujeres.
en el otro lado
La División Azul, con Hitler
Varios cientos de navarros juraron defender el Reich de los 1000 Años, la mayoría encuadrados en el 262 Regimiento de la División Azul. Sus motivaciones y casuísticas fueron muy variadas pero el 31 de julio de 1941, tras una misa de campaña, se les preguntó en alemán y español: ¿Juráis por Dios y por vuestro honor de españoles absoluta obediencia al comandante supremo del Ejército alemán Adolfo Hitler en la lucha contra el comunismo y combatiréis como valientes soldados, dispuestos en cualquier momento a sacrificar vuestras vidas en cumplimiento de este juramento? El 6 de marzo de 1944, el último comandante de la unidad, el pamplonicaGarcía Navarro, disolvió el cuerpo expedicionario: "Y ahora legionarios, en este día en que por el sol y el cielo se nos recuerda a España, voy a hablar de Ella y para Ella, porque esta jornada que para algunos pudiera ser alegre, para nuestra Patria es de luto, porque se ve obligada en un azar transitorio de las circunstancias de la guerra a obedecer a sus propios enemigos, a los que en la hora actual y en la continuidad de la Historia no tratan siempre de herir y de mermar", dijo.
Atrás quedaban tres años de combates y docenas de muertos, entre ellos José María Alza, Marcelino Zunzarren, Ángel Sola, Antonio García ... Algunos fallecimientos se produjeron con la guerra finalizada, en los campos de internamiento rusos, como los de Juan Elizarraga o el de Miguel Torre . Muchos de los supervivientes alcanzaron una posición de poder en la sociedad navarra, como los diputados forales Ángel Bañón , Cesáreo Sanz Orrio o el alcalde de Iruñea, Miguel Javier Urmeneta . Otros, como el comunista Eladio Domínguez, un teniente de carabineros republicano, fue obligado y aprovechó la ocasión para pasar a las líneas soviéticas.
Este texto ha sido, en su mayor parte, extraído de varios trabajos del historiador Mikel Rodríguez Álvarez (Oiartzun, 1967) profesor en el Instituto de Lekarotz-Elizondo. Especialista en Historia Contemporánea del País Vasco, colabora con diversas instituciones y revistas, entre ellas Eusko Ikaskuntza, Historia y Vida e Historia 16. Es autor de los libros Maquis. La guerrilla vasca 1938-1962 , de la editorial Txalaparta, Los vascos en la II Guerra Mundial de la editorial Pamiela y Espías Vascos de Txalaparta. El resto de temas proceden de la hemeroteca propia de DIARIO DE NOTICIAS.
Fuente: Rebelión
A medida que avanzaban territorialmente las fuerzas
militares del bando fascista, los defensores del régimen republicano legal y
legítimamente constituido buscaron nuevas fórmulas de lucha para detener a los
sublevados.
La resistencia de los derrotados militarmente por los facciosos se fue
articulando irregularmente en los espacios donde pudieron hacerlo. En principio,
para evitar sus muertes se organizaron en los montes y montañas, donde, a los
“huidos” de la población civil, se fueron sumando grupos del Ejército
republicano y de otras organizaciones armadas que luchaban contra los fascistas,
escapados de campos de prisioneros y otras personas que decidieron tomar dicho
camino en pos de la libertad. Hay que señalar que su procedencia política era
plural, desde militantes anarquistas, comunistas, socialistas o republicanos
hasta jóvenes militantes antifascistas.
Los diferentes grupos guerrilleros diseminados a lo largo de todo el territorio
del Estado se concentraban en el ámbito rural y a menudo sobrevivieron gracias
al apoyo de enlaces en las zonas poblacionales cercanas.
La lucha de guerrillas, que se inició ya en el mismo momento en qué se produce
el “Alzamiento Nacional” golpista y se prolongó hasta los años 60, tuvo una
actuación irregular teniendo en cuenta que buena parte de los luchadores
cruzaron la frontera en dirección a Francia para combatir internacionalmente el
fascismo. Lo hicieron con la esperanza que esta derrota provocara el fin del
fascismo español gracias al apoyo internacional de los regímenes democráticos. A
pesar de que muchos volvieron y continuaron la lucha, a mitad de los 50 fue ya
evidente que la colaboración internacional no se iba dar, haciendo patente el
aislamiento a que quedaban relegados.
Desde el final oficial de la Guerra Civil, fue el Tercio Móvil del Ejército
español, la Falange, y sobre todo la Guardia Civil, los encargados de perseguir
y aniquilar a los grupos de resistencia democrática organizados en guerrillas.
La decisión de adjudicar un papel preeminente a la Guardia Civil se debe tanto a
su propia naturaleza, ámbito de actuación y experiencia de este instituto armado
(responsable de perseguir a bandoleros y carlistas durante el siglo XIX), como a
la intención de menospreciar e infravalorar –internamente y externamente- la
resistencia al régimen fascista. Encargándose prioritariamente a la Guardia
Civil y no al Ejército la represión, se pretendía por un lado que no se
reconociera que se trataba de un problema grave o de la misma continuidad de la
guerra. Por otro lado, se quería visualizar ante la sociedad que se trataba de
un problema de delincuencia y no de una lucha en defensa del régimen
republicano. Para ello, se utilizaron también tácticas pro pagandísticas como el
silenciamiento de las acciones con contenido político y la propagación de
aquellas más violentas que pudieran generar un cierto rechazo por parte del
conjunto de la sociedad. En este mismo sentido, una circular de la Dirección
General de Seguridad de 11 de abril de 1947 prohibía expresamente utilizar el
término guerrilla, maquis o guerrilleros, y obliga a establecer como
terminología a nivel interno y externo, los conceptos bandoleros, forajidos o
bandolerismo.
Pero la lucha armada por la democracia existía, y era mayor de lo que el propio
gobierno golpista estaba dispuesto a admitir. Hasta el punto que el Ministerio
de Interior dio orden de aniquilar a los guerrilleros y enlaces –mediante la ley
de fugas-, a la vez que se amplió en gran medida la plantilla de la Guardia
Civil (se pasó de 30.000 efectivos en 1936 a 54.000 en 1941). La importancia de
la guerrilla está demostrada por el hecho que en el periodo 1943-1952 se
concedieran por las acciones contra la ella, 908 cruces del mérito militar -que
configuraron el popularmente llamado “medallero”-, 970 citaciones en las órdenes
generales del cuerpo, que hubiera más de mil enfrentamientos armados y más de
seiscientas bajas entre heridos y muertos en la Guardia Civil. De hecho, las
cifras que se recogen en los archivos del Servicio de Estudios Históricos de la
Guardia Civil para este periodo –citado por el investigador Jesús Núñez en su
ponencia La Guardia Civil contra el maquis- señ alan 2.173 guerrilleros muertos,
2.374 detenidos y 19.444 enlaces detenidos.
En este sentido, la desarticulación de las guerrillas requirió una nueva
estrategia basada en el ataque a sus redes de apoyo, lo cual llevó a la Guardia
Civil a reprimir a los enlaces, los cuales fueron paulatinamente detenidos,
encarcelados o asesinados hasta que los guerrilleros, aislados, acabaron por
desaparecer.
No obstante, aunque suele establecerse el año 1952 como el año en qué se puso
fin a la lucha guerrillera a favor de la democracia representada por el legítimo
régimen republicano, quedaron algunos focos de resistencia guerrillera hasta los
años 60, como es el caso de los representados por Quico Sabater, Ramon Vila
Capdevila “Caracremada”, José Castro Veiga “Piloto”, etc.
Por todo ello urge, pues, un reconocimiento de la lucha por la libertad de los
defensores del legítimo régimen republicano, de igual manera como han procedido
en otros países como Francia, Alemania o Rusia, por poner tres ejemplos. En este
sentido, René Pérez, responsable de la Unión de Excombatientes Franceses en
España, reivindicando la reparación de esta injusticia, afirma que “A los
guerrilleros franceses que lucharon contra el nazismo se les considera héroes
nacionales; tienen una pensión especial, veranean en residencias militares, los
mutilados reciben asistencia a domicilio y han sido condecorados en repetidas
ocasiones.”
Por otro lado, hay que destacar la dificultad de acceso a los archivos por parte
de los mismos afectados, familiares o los historiadores actuales. De hecho, en
una clara e injusta asimetría, la mayoría de los investigadores que han tenido
fácil acceso a todos estos archivos se han destacado precisamente por tratar el
fenómeno bajo un prisma ideológico que asimilaba la guerrilla a la delincuencia.
En este sentido, hace falta señalar que sería necesario que los documentos
depositados por el Servicio de Información de la Guardia Civil o similares
fuesen trasladados a un archivo donde rigieran criterios profesionales de
acuerdo con el Consejo Internacional de Archivos y se facilitara el libre acceso
a los estudiosos de la materia.
Por todo ello, y reconociendo y asumiendo la tenaz y valiosa labor de la
Asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE) a la que pertenecen actualmente la
mayoría de guerrilleros y en virtud del reconocimiento por unanimidad que el
Congreso de los Diputados hace el 14 de mayo de 2001 de su lucha y en qué se
insta al Gobierno a adoptar las medidas necesarias para su rehabilitación total
de cara a modificar la calificación de bandoleros y malhechores, se presenta la
siguiente
PROPOSICIÓN NO DE LEY
El Congreso de los Diputados insta al gobierno español a:
1- Reconocer jurídica, moral y económicamente a los ciudadanos y ciudadanas que
integraron o apoyaron la resistencia armada antifascista, con el fin de
restablecer la legitimidad constitucional republicana. En este sentido, se harán
efectivas las indemnizaciones y beneficios sociales que se deriven de este
reconocimiento.
2- Proceder a trasladar la documentación personal e institucional relativa a la
guerrilla a un archivo histórico público y civil con la finalidad de facilitar
su conservación, tratamiento y acceso tanto a los afectados y familiares, como a
los investigadores.
3- Incluir lo demandado en el Proyecto de Ley de la Memoria
Apoyan la propuesta ERC, PNV, IU, BNG, EA, Na-Bai, CHA
Cultura presenta el futuro Centro para la Memoria de Salamanca
Fuente: El País
La ministra de Cultura, Carmen Calvo, ha presentado el proyecto del Centro para
la Memoria de Salamanca, que sustituirá al Archivo de la Guerra Civil y al que
el Gobierno destinará una partida presupuestaria inicial de 12 millones de
euros. Arropada por dirigentes del PSOE, historiadores y cineastas, Calvo ha
presentado el proyecto en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en vísperas de
la manifestación convocada el sábado en Salamanca por organizaciones contrarias
a la devolución a la Generalitat de Cataluña de los documentos que le requisó el
franquismo.
El nuevo centro no se limitará a guardar documentos de la Guerra Civil, sino que
abarcará un periodo temporal más amplio, probablemente hasta la transición, e
incorporará fondos del exilio procedentes de países como Rusia, México y
Alemania. También prestará más atención a las actividades académicas y
culturales. La nueva entidad conllevará la ampliación del espacio de que dispone
en la actualidad el archivo en el Colegio de Ambrosio. Inicialmente, serán 3.000
metros cuadrados más con la adquisición del Palacio de Orellana, aunque Calvo no
ha descartado que se compren nuevos inmuebles si es preciso en el futuro.
Además de la compra del palacio, los 12 millones de euros previstos en principio
también servirán para aumentar la plantilla del archivo de 36 a 76 trabajadores
y mejorar la dotación tecnológica. En palabras de la ministra, en Salamanca
dejará de haber un archivo con documentos "de los vencidos" y nacerá un centro
de la "memoria compartida" de todos los españoles. El proyecto presentado hoy
debe convertirse ahora en real decreto, pero el Ejecutivo desea que el nuevo
centro entre en funcionamiento en octubre, con una exposición fotográfica de
Alberto Schommer sobre la transición. Le seguirán homenajes al presidente
mexicano Lázaro Cárdenas, que prestó gran ayuda a los exiliados del franquismo,
congresos y jornadas cinematográficas.
Sobre la protesta del sábado, Calvo ha recordado que los ciudadanos son libres
de manifestarse contra lo que estimen oportuno, pero ha querido dejar claro que
el actual archivo se mantendrá "entero" en la nueva configuración. Para la
titular de la cartera de Cultura, con este nuevo proyecto y con la restitución
de los papeles a Cataluña, después de su aprobación parlamentaria como ley,
quedará cerrada la controversia que se inició hace 30 años con la reivindicación
"legítima" de la Generalitat. Durante su intervención, Calvo ha hecho un repaso
a los principales momentos de la polémica que ha rodeado la devolución de los
papeles a Cataluña. Ha recordado que Manuel Fraga la pidió en los años 80 y que
después la tuvo aprobada en 1995 el Gobierno de Felipe González, pero la
convocatoria de eleciones y el posterior triunfo del PP la echó por tierra.
Junto a la devolución a Cataluña y la creación del nuevo centro, el Gobierno
aprovechará para aprobar una nueva ley de archivos y el reglamento que lo
desarrolla, que data de 1901. Al acto han asistido destacados dirigentes del
PSOE de Castilla y León, entre ellos la secretaria de Estado de Asuntos Sociales
y diputada por León, Amparo Valcarce; el secretario regional, Ángel Villalba, y
el portavoz municipal en el Ayuntamiento de Salamanca, Fernando Pablos. También
han acudido, entre otros, los cineastas José Luis Borau, Basilio Martín Patino y
Gerardo Vera; el ex ministro de Justicia Tomás de la Quadra-Salcedo y los
historiadores Ian Gibson y Borja de Riquer, éste último uno de los que ha
asesorado al Gobierno sobre los papeles de Salamanca.
Fuente: Asociación de Descendientes del Exilio Español
Un poco de historia. Los orígenes.
Durante el desarrollo de la Guerra Civil las autoridades
del bando franquista crearon en 1938 la Delegación del Estado para la
Recuperación de Documentos, con la finalidad de hacerse mediante incautación de
cuantos documentos y efectos hallaren de personas, instituciones y entidades de
todo tipo a medida que el avance de las tropas iba ocupando territorio leal a la
República. Dichos documentos eran posteriormente enviados a Salamanca, a la sede
del organismo, puesto en marcha con la ayuda de la Gestapo, donde eran
exhaustivamente revisados (uno a uno) con el fin de hallar pruebas
incriminatorias de desafección al bando nacionalista. Bastaba para ello un
carnet de militante, una carta privada cuyo firmante comprometiera, una
fotografía de grupo, tanto como la posesión del boleto de una rifa. Con estos
pequeños hallazgos se redactaron las fichas de antecedentes políticos (en torno
a 3,5 millones) que servirían de base a la acción de la compleja red de
instancias represoras: tribunales militares, tribunales de responsabilidades
políticas, tribunales de depuración de funcionarios, y de manera especial el
Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que dieron como
resultado el fusilamiento, el encarcelamiento y el oprobio para cientos de miles
de personas y sus familias.
Un poco de historia. La creación del Archivo.
Una buena parte de los documentos incautados fueron destruidos por carecer de interés para la represión, otros fueron devueltos a instituciones y organismos oficiales (como las Cortes Generales o la Diputación Provincial de Barcelona), y a personalidades del régimen, en un proceso que duró todo el periodo del franquismo.
A medida que los organismos fueron desapareciendo, la utilidad primera del centro decayó y ya en los años 70 se inició un goteo de permisos a investigadores, un proceso que culminará en 1977 con la supresión de la llamada por entonces Sección de Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno y su incorporación al Archivo Histórico Nacional, bajo la denominación de Sección Guerra Civil. Sin espacio para acoger estos fondos en la sede madrileña y ante la situación política propia de la Transición, se decide dejar los documentos en su sede salmantina. A partir de entonces, se convertirá en un referente para la investigación de la represión franquista y para la obtención de pruebas por parte de quienes, restaurada la Democracia y el Estado de Derecho, solicitaban reparación por los daños y por la persecución injustamente sufridos.
Sobre esta base se van ingresando nuevos fondos procedentes algunos del Estado, y resultado muchos de un laborioso esfuerzo de recuperación de las fuentes de la memoria sobre el exilio español, archivos privados, fuentes orales, colecciones fotográficas... hasta constituir un rico y complejo entramado archivístico que dará lugar a la creación en 1999 del Archivo General de la Guerra Civil Española, perteneciente a la Red de Archivos Estatales.
El Centro para la Memoria.
Desde 1978 los gobiernos de distinto signo han hecho oídos sordos a las reclamaciones planteadas por las personas físicas y jurídicas, en especial la Generalidad de Cataluña, cuyos archivos resultaron expoliados como consecuencia de la Guerra Civil.
El Gobierno y el Parlamento de la Nación tienen la voluntad decidida de no continuar cerrando los ojos a la realidad y, a pesar de las presiones mediáticas y políticas, han asumido la responsabilidad de armonizar el derecho de los unos a recuperar lo que en justicia les pertenece, con el interés general y el derecho de todos a conservar las huellas de la memoria.
Como resultado de todo ello, el Ministerio de Cultura compromete sus esfuerzos en la creación del Centro para la Memoria.
Objetivos.
RECORDAR.
Para que nada se pierda, antes de que se apaguen todas las luces de las memorias individuales. Para que no triunfe el silencio, la amnesia, el olvido, antes de que se borren todas las huellas, hay que preservar nuestra memoria.
ENSEÑAR.
Porque todos, y muy en especial los más jóvenes que carecen de conocimiento inmediato, tenemos derecho a saber, a conocer de manera clara, objetiva e inequívoca la realidad del periodo más oscuro y desgraciado de nuestra historia.
CONSERVAR.
Para poder transmitir a las generaciones futuras el conocimiento y las fuentes originarias de las que éste se alimenta, y así pueda estar abierto a la mejora continua, a través de todos los documentos.
MOTIVAR.
Que todos, los más, se impliquen. Para que este proyecto no sea una fachada sin nada por detrás y en atención a la temática que trata, pretende motivar, entusiasmar, implicar al máximo numero posible de ciudadanos, instituciones, asociaciones, empresas...
DIVERSIFICAR.
El Centro para la Memoria EN Salamanca, se plantea como un centro irradiador a toda España, en particular, y al mundo entero en general. Mucho más que un custodio de la memoria, es sobre todo un dinamizador y difusor de la misma que la rescata y la pone al servicio de todos: "Recuérdalo tu, recuérdaselo a los demás" para que la historia no se repita.
RECUPERAR.
Las huellas de la memoria cualquier que sea su medio y el lugar donde se
encuentren.
ASISTIR.
A las víctimas de la represión en los procesos de reparación por los daños
sufridos, ofreciéndoles orientación, búsqueda y obtención de pruebas
documentales, certificaciones, apoyo y asistencia.
Organización.
El Archivo General del Centro para la Memoria: contará con los fondos actuales, a los que se añadirán las adquisiciones de nuevos fondos, tanto originales como copias (microfilm y digital), resultado de la política de adquisiciones que lleva a cabo este Ministerio desde 1979, así como de convenios suscritos con otros países y que nos van a permitir incorporar en muy poco tiempo gran cantidad de fondos.
El Área de Investigaciones Históricas sobre la Guerra Civil, el Franquismo y la Transición: funcionará mediante convenios con las universidades que lo demanden, y de manera especial con las de Castilla y León, para el fomento de la investigación histórica, a través de cátedras específicas. Asimismo contará con un Taller de Fuentes Orales, para la recuperación de los testimonios personales de la época.
El Centro de Documentación sobre la Guerra Civil y sus consecuencias: será la biblioteca y hemeroteca especializada.
El Área de Difusión: se ocupará de las tareas educativas, acciones museísticas, cinematográficas y en general de la difusión de los fondos y de las actividades, así como del portal web del Centro.
El Área de Información y Asesoramiento a las Víctimas de la Represión: tiene encomendadas las tareas relacionadas con la reparación a las víctimas de la guerra y de la represión franquista, coordinará toda la información de ámbito estatal y autonómico, distribuirá información entre los colectivos afectados y encauzará las solicitudes de los ciudadanos, a los que prestará asistencia.
Recursos.
Edificios: la sede actual del Colegio de San Ambrosio, con capacidad para albergar unos 5.000 metros lineales de documentos es insuficiente para atender a las nuevas necesidades, para ello se adecuará el palacio de Orellana para alojar los nuevos servicios y además se construirá un edificio de nueva planta destinado a depósito, con el que se duplicará la capacidad de almacenamiento.
Personal: se crearán nuevos puestos de trabajo como resultado de la incorporación de 40 personas más a la actual plantilla de 36.
Tecnologías: el Centro se basará en un potente diseño tecnológico que le permitirá ofrecer amplios servicios a través de Internet: referencia, acceso a documentos, publicaciones, imágenes...
Financiación: más de 12 millones de euros.
Actuaciones.
El Centro va a emprender una amplia política de actuaciones que se desarrollarán
a corto, medio y largo plazo. Sin ánimo exhaustivo podemos avanzar la
realización de al menos las siguientes:
A corto plazo: esto es antes de fin de año se va a habilitar una página web propia que permita el acceso a los primeros contenidos que van a estar disponibles, entre los que cabe citar más de 5 millones de imágenes digitalizadas de documentos pertenecientes al propio archivo, al de la Komintern y otros de diversa procedencia. Asimismo se "colgará" la primera exposición virtual titulada "El poder de la imagen: los carteles en la Guerra Civil", y se harán otras convencionales sobre fotografías de Schommer y de Alfonso. Finalmente está previsto elaborar una publicación en soporte CD sobre prensa española durante la contienda.
Actuaciones.
TODAS LAS VOCES.
Proyecto de historia oral a gran escala que seleccionará y rescatará urgentemente el testimonio de todos cuantos han sido protagonistas de la época, comenzando por la Guerra Civil y el primer franquismo, por ser los que antes pueden desaparecer; tanto españoles como extranjeros, que por su trayectoria vital presenten interés.
TODOS LOS CENTROS.
Entre el 2006 y el 2009 se organizarán cuatro grandes congresos internacionales, uno al año, que se hagan eco de otros tantos ejes de la materia. El primero de ellos con el nombre de "Todos los centros", de ahí el nombre de la sección, tendrá lugar en 2006 y reunirá a todos los archivos y centros de la memoria de la ignominia y de la represión, desde la esclavitud hasta las entidades que actualmente luchan contra la guerra, la represión, etc. Este congreso permitirá conocer el estado de la cuestión a nivel mundial, así como poner en común múltiples experiencias. Podemos pensar de manera inmediata en archivos como los de la Stassi, la Shoah, Operación Cóndor y otros muchos que hay en el mundo.
Siguientes congresos:
2007. Archivos y derechos humanos.
2008. La guerra en la edad contemporánea.
2009. Conservar la memoria.
TODOS LOS NOMBRES.
La idea básica es erigir un memorial en homenaje a todos los que murieron en la Guerra Civil y durante la represión posterior. Un memorial donde figuren y se perpetúe la memoria de todos los nombres que murieron a consecuencia de la guerra, concebido como una intervención museística, de base audiovisual, virtual e interactiva.
TODOS LOS LUGARES.
Un gran proyecto consistente en aglutinar las iniciativas existentes y potenciar otras nuevas orientadas a recuperar los lugares de la memoria donde se produjeron acontecimientos como batallas, fusilamientos y enterramientos, campos de concentración, etc. Esto dará lugar a actividades en varios niveles: las actuaciones en sí mismas, los actos públicos de recuperación/conmemoración, y reportajes en los medios de comunicación. Dará asimismo apoyo a las iniciativas existentes a nivel local, regional y nacional.
TODOS LOS ARCHIVOS.
Se plantea la creación de un gran archivo virtual que incorpore además de los documentos del Archivo de la Guerra Civil, fondos digitalizados procedentes de archivos españoles y extranjeros directamente relacionados con el objeto del centro. La microfilmación primero y la digitalización después permiten no tener que desarmar unos fondos para organizar otro nuevo cuando la ubicación física ya no es un condicionante. Se comenzará por los archivos del Estado, de manera señalada los militares, para continuar con otros sistemas y archivos con cuyos titulares se logren acuerdos. Están ya en marcha las siguientes actuaciones:
Actuaciones.
EL PORTAL DE LA MEMORIA
Es el planteamiento web del centro que parte de la construcción de un portal temático que incorporará la página de acceso a:
El Archivo General y a sus servicios (acceso a los documentos -observando siempre los requisitos establecidos por la legislación vigente y en especial la relativa a la Protección de Datos Personales-, referencia, servicio educativo, publicaciones).
El museo y las acciones museísticas que se desarrollen (museo virtual, acceso a otros museos y memoriales)
La biblioteca: se potenciará la biblioteca virtual con servicios como la guía de bibliotecas especializadas, el Opac de la propia biblioteca, un catálogo colectivo de materiales de difícil acceso como tesis, papers, actas...)
Recursos externos: acceso categorizado a centros de la memoria, investigadores y centros de investigación, iniciativas cívicas y organizaciones
Página de iniciativas: para dar cabida a desarrollos abiertos a la iniciativa de grupos de estudiantes, investigadores, asociaciones ciudadanas... que serán dinamizadas desde el Centro.
INVESTIGACIÓN:
El Centro para la Memoria se compromete en el fomento de la investigación con una serie de iniciativas específicas, además de las ya reseñadas. Cabe destacar las siguientes líneas:
Convenios con universidades españolas: prestando especial atención a las de la Comunidad de Castilla y León, para apoyar iniciativas de investigación.
Becas: se convocarán becas de colaboración para el desarrollo de iniciativas del centro.
Publicaciones: se abrirá una línea de edición digital de tesis, actas de congresos y otras publicaciones que pasarán a engrosar el catálogo y la biblioteca virtual, mediante acuerdos con autores, centros y grupos de investigación.
LA MEMORIA EN LAS ARTES (1936-1975).
Es un ciclo centrado en el reflejo del tema de la memoria en el arte, de manera señalada en las bellas artes y en el cine. Su desarrollo se materializará mediante una serie de exposiciones en la sede del propio centro y un ciclo de cine temático.
PUNTO DE ENCUENTRO.
Es el nombre genérico de una serie de iniciativas que se van a presentar a los medios de comunicación para que los lleven a efecto, entre los que cabe destacar:
Punto de encuentro: consistirá en la propuesta de un programa temático de radio o televisión cuyo objetivo será suscitar encuentros entre supervivientes y protagonistas del periodo 1936-1975, en torno a grandes temas y acontecimientos, a base de imágenes documentales, ficción y reconstrucción a base de entrevistas grabadas.
Documentales: convocatoria de ayudas y/o premio para documentales sobre el tema de la memoria.
Actuaciones.
Es objetivo del Gobierno mantener una línea de acción a largo plazo que profundice el desarrollo de los servicios y de las actividades del Centro. Se trata de continuar de manera progresiva y escalonada el campo de acción temático. Partiendo de la Guerra Civil del plan a medio plazo, se continuará la cronología con otras épocas cubriendo los grandes temas: Exilio, II Guerra Mundial, Maquis, Clandestinidad y Franquismo.
Asimismo se prevé adoptar nuevas iniciativas, entre las cuales puede prefigurarse un desarrollo en torno al Terrorismo, que puede dar lugar a numerosas actividades de recuperación y conservación de la memoria de las víctimas, así como el fomento de la investigación y la puesta a disposición de los investigadores de documentos a medida que sean consultables.
COMUNICADO DE MÁXIMA URGENCIA
Breve introducción
La Comisión Interministerial de Memoria Histórica creada el año pasado por el gobierno socialista, tenía previsto acabar sus conclusiones a finales de 2004. Tras varias prórrogas se anuncia que con carácter INMEDIATO (posiblemente el 18 de Julio, es decir MAÑANA o en días siguientes) la Vicepresidenta de la Comisión, María teresa Fernández de la Vega, va a hacer público un avance de las conclusiones y recomendaciones de reparaciones propuestas por dicha Comisión.
En relación con las SENTENCIAS de los Tribunales de la represión franquista, se han venido lanzando "globos sonda", artículos y mensajes muy contradictorios, proponiendo las REVISIONES o las ANULACIONES de dichas sentencias, lo que contribuye a fomentar una gran preocupación ya que, como sabes, la REVISIÓN de una sentencia no solo NO QUITA legitimidad al tribunal franquista que la emitió, si no que LA CONFIRMA, haciendo descender a la categoría de "ERROR JUDICAL" lo que no fue si no acto de prevaricación e injusticia masiva que llevó ante los pelotones de fusilamiento a no menos de 170.000 republicanos.
Te rogamos con todo apremio que por favor apoyes esta operación-rayo, reenviando este correo urgentemente a cuantas personas, asociaciones o colectivos consideres sensibles a EXIGIR la reparación de esta INJUSTICIA HISTÓRICA, ya que si -como nos tenemos- el gobierno opta por escabullirse de esta demanda clamorosa, nos encontraremos con una Ley de Memoria Histórica que deja sin resolver esta dolorosa cuestión.
¡¡NO A LAS REVISIONES!! ¡¡SÍ A LA ANULACIÓN DE TODAS LAS SENTENCIAS!!
CARTA DE ADHESION EXIGIENDO A LA PRESIDENTA DE LA COMUNISIÓN INTERMINISTERIAL PARA EL ESTUDIO DE LA SITUACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE LA GUERRA CIVIL Y DEL FRANQUISMO, LA ANULACIÓN DE LAS SENTENCIAS EMITIDAS POR LOS TRIBUNALES REPRESIVOS FRANQUISTAS. FECHA: 15 DE JULIO DE 2005
Estimados compañeros, amigos y amigas:
Un grupo de personas, a título personal y/o en representación de Colectivos o Asociaciones de Memoria Histórica, afectadas y/o interesadas todas ellas por la correcta y adecuada solución de la cuestión de los Sumarios del Franquismo, hemos puesto en marcha con respecto a los mismos, la iniciativa que ahora sometemos a vuestra consideración:
Se trata de que, si entendéis como válido y adecuado lo que en el Manifiesto que se incluye se plantea como tratamiento a dar a tales Sumarios, enviéis un mensaje a la Presidenta de la Comisión Interministerial para el Estudio de la Situación de las Víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo, Doña María Teresa Fernández de la Vega, trasladándole vuestra adhesión, bien como particular o desde una Asociación de la Memoria o de otro tipo, a este Manifiesto.
Os rogamos el envío también de copia del mismo mensaje a algunos de los promotores de esta iniciativa, para poder así más tarde remitir a la Presidenta de dicha Comisión el Manifiesto con el listado completo de adhesiones al mismo.
Reenviad, por favor, este correo a cuantas personas o Asociaciones creáis interesados en apoyar esta iniciativa. NO OLVIDAR RELLENAR VUESTROS DATOS: nombre y apellidos y e-mail.
GRACIAS.-
EL MENSAJE DEBE SER ENVIADO A:
Presidenta de la Comisión Interministerial para el Estudio de la Situación de las Víctimas de la Guerra civil y el Franquismo:
secretaria.vicepresidenta@mpr.es (Para:)
Fernando Magán Pineño:
concilia@terra.es (Copia CCO)
José Cabañas González: jcabanas1@wanadoo.es (Copia CCO)
Asunto: Adhesiones al Manifiesto sobre los Sumarios del Franquismo.-
............................................................................(copia y pega desde aquí hasta el final)
Doña María Teresa Fernández de la Vega, Presidenta de la Comisión Interministerial para el Estudio de la Situación de las Víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo.
Señora Presidenta:
Sumo por la presente mi adhesión al Manifiesto que le acompaño.
Nombre y Apellidos:
DNI o nº de Pasaporte:
E-mail:
MANIFIESTO SOBRE LOS SUMARIOS DEL FRANQUISMO
Ante una elemental necesidad de reparación lo más integral y justa a las victimas causadas por las Sentencias de los Tribunales franquistas y, al mismo tiempo, ante el alto grado de confusión generado por:
a) El silencio de la Comisión Interministerial para el Estudio de la Situación de las Víctimas de la Guerra Civil y el Franquismo que, en contra de lo mantenido en comunicados públicos y en sus cartas directas a victimas, permanentemente retrasa el informe comprometido;
b) Las noticias contradictorias y aparentemente improvisadas que se leen en la prensa con procedencia desde partidos políticos, grupos parlamentarios, Fiscal General del Estado, y otras Instituciones, que siembran dudas sobre cual es la verdadera intencionalidad política en este asunto;
c) Las opiniones de expertos, afectados, interesados, etc., desde el ámbito de las Asociaciones de Recuperación de la Memoria Histórica, en cuanto a la Revisión y/o Anulación de dichos Sumarios,
los abajo firmantes MANIFESTAMOS a propósito de tales Sumarios lo siguiente:
1. La Revisión de los mismos vendría a suponer, de facto, conceder legitimidad democrática a un régimen, el franquista, que desde sus orígenes y en toda su duración careció clamorosamente de ella.
2. Además de ilegitimo, el régimen franquista y la justicia que de aquel régimen dimanó, carecieron de toda legalidad, tanto interna como en el concierto de las naciones, hasta el punto que la ONU adoptó en 1946 diversas resoluciones que a la fecha no han sido revocadas en su totalidad.
3. Habiendo sido tal régimen totalitario y su justicia ilegales e ilegítimos, entendemos por ello, como única viabilidad en su tratamiento político y jurídico, que las Sentencias emitidas por los Tribunales represivos franquistas, desde la instrucción de las causas hasta su ejecución, no han de merecer otra consideración que la de su absoluta ANULACIÓN y universal NULIDAD, tal como en su momento fueron las decisiones parlamentarias adoptada en países de nuestro entorno, como Alemania e Italia, que también padecieron la barbarie de un totalitarismo injusto y despiadado.
4. Proponemos, por tanto, como materialización de la nulidad de las Sentencias de los Tribunales represivos del franquismo, la proclamación legal, solemne, parlamentaria y pública de la anulación de los mismos, y la concreción para todos/as los afectados/as por aquellos Sumarios de todos cuantos efectos se deriven de esa anulación.
Fuente: Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales (CEDOBI)
EN HOMENAJE A SALMAN J. SALZMAN
Krasilov, 1915 – Tel Aviv, 2005.
Desde el Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales (CEDOBI) en Albacete, dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha, deseamos unirnos a las manifestaciones de duelo, afecto y homenaje a la persona de Salman J. Salzman con motivo de su fallecimiento. Enviamos a su hija y nietos nuestras sentidas condolencias. Que el recuerdo de su figura perdure para las siguientes generaciones.
Salman visitó nuestro Centro en varias ocasiones durante la década de los noventa, ya que le gustaba venir a España y a Albacete, unas veces solo y otras acompañado de familiares a quienes les enseñaba los lugares que había visitado durante su participación en la Guerra Civil. Su última visita fue en noviembre de 1998, fueron unos días agradables y placenteros donde pudimos convivir con él, en los que le mostramos las poblaciones de Albacete y Tarazona de la Mancha 60 años después de la cruel guerra que él vivió.
En 1937, con 22 años de edad, llegó a nuestro país como voluntario para luchar contra el fascismo. No hablaba castellano, no conocía nada de este país. En nuestra provincia se encontró con localidades pequeñas y atrasadas, marcadas por la pobreza general y un escaso desarrollo. Por sus conocimientos de inglés fue encuadrado en el Batallón Mackenzie-Papineau, compuesto mayoritariamente por canadienses y ubicado en la Base de Entrenamiento de Tarazona de la Mancha. En España conoció la muerte de compañeros, la destrucción de pueblos... la miseria de la guerra.
Cuando le preguntábamos por qué decidió venir a España, él contestaba: “Hitler, Guernica, Federico García Lorca...”. Sintió que España era el lugar clave donde por primera vez podía combatir la injusticia y el ascenso del militarismo fascista internacional. La familia Salzman era de condición judía, y tuvo que abandonar su Ucrania natal ante las persecuciones y pogroms nacionalistas ucranianos. Estas persecuciones se repetían en la Alemania nazi de los años treinta, el mundo vivía el ascenso del fascismo, motivos que le hicieron convertirse en un luchador que tenía que venir a España. Consiguió dinero para realizar el viaje desde Israel (la entonces Palestina bajo dominación británica, donde su familia se había establecido tras un largo periplo de exilio desde Ucrania), llegando en barco a Marsella y cruzando los Pirineos a pie sobre varios metros de nieve. Sin embargo, vio que no estaba sólo. Muchos judíos y palestinos comenzaron el viaje a España con él y en el camino se unían franceses, alemanes, italianos, anglosajones… La esperanza, la ilusión, les llenaba a todos, el mundo vibraba por España y quería combatir al fascismo. Salzman nos decía lo siguiente: “Vine aquí hasta la victoria final sobre el fascismo, sin saber cuándo acabaría la batalla, un mes, un año… sin tiempo establecido […] luché por nuestra libertad y la vuestra […] y no quiero hablar de partidos políticos… nosotros luchábamos bajo una única bandera, la de la República”.
Las Brigadas Internacionales eran unidades de choque destinadas a la primera línea de los frentes, y allí, camino del frente del Ebro descubrió la devastación de Belchite y las tumbas de muchos compañeros y amigos suyos en la famosa cota 666. En octubre de 1938, cuando se produce la salida de España de las Brigadas Internacionales, en su batallón sólo quedaban unas decenas de hombres tras los muertos, los mutilados y los prisioneros capturados por los fascistas. A su vuelta a Israel, llegó con 10 kg. menos de peso, sin dientes y con los pies bastante deteriorados por un principio de congelación que había sufrido en el frente del Ebro al disponer únicamente de periódicos para protegerse del enorme frío.
Salzman se emocionaba al recordar y hablar de España. En su último viaje nos dijo: “He vuelto para buscar mi juventud, pasé aquí los años críticos de mi vida […] España es una tierra sagrada, donde los mejores jóvenes regaron el suelo con su sangre y dieron su vida por la libertad”. Admiraba la valentía de los pueblos de España frente al fascismo, porque para él la guerra no fue una guerra civil, sino la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo. Tras España, se alistó voluntario con las tropas aliadas estadounidenses y combatió hasta la victoria final en mayo de 1945.
Dedicó grandes esfuerzos y muchos años de su vida a la localización y estudio de los archivos de las Brigadas Internacionales en Moscú, a donde viajaba casi todos los años para permanecer allí varios meses recopilando documentos, hasta entonces nunca inaccesibles, relativos a la participación de los judíos en las Brigadas. Estaba convencido de la necesidad de transmitir a los jóvenes su lucha y los ideales que había defendido, para que las nuevas generaciones conocieran el pasado y que no se repitieran los mismos errores. Era un hombre de paz, pero tuvo que luchar por ella y por la justicia y la libertad.
En sus visitas a Albacete siempre llevaba en la mano una rama de olivo, símbolo de la paz. Una paz que deseaba con todas sus fuerzas para el conflicto de Israel y Palestina, ya que el territorio histórico judío de Israel, la tierra prometida, era considerado por él como una tierra para compartir y convivir.
Tras varios años luchando, consiguió cumplir uno de sus sueños: plantar un bosque en Jerusalén con varios millares de árboles, un bosque llamado de “La Paz y la Amistad”, como homenaje a las Brigadas Internacionales, un monumento que está vivo, que no son hierros y piedras como la mayoría, y que está dedicado a los voluntarios de todo el mundo de cualquier credo. Él también deseaba que en Albacete se pudiera plantar un bosque en homenaje a las Brigadas.
En su última visita vivió un momento de gran emoción. En el cementerio de Albacete pronunció unas palabras en homenaje a los “Voluntarios de la Libertad” y en especial a su compañero Ali Abdel Halek, un amigo palestino, casi un hermano en las Brigadas, un héroe musulmán que murió en Albacete el 1 de abril de 1938. Las palabras de Salzman fueron un sentido homenaje a su compañero y a la vez un alegato por la paz y la convivencia entre palestinos y judíos.
Fuente: Rebelión
En los últimos años se ha venido revitalizando la dinámica
de recuperación de la memoria histórica que se iniciara en los años setenta y
quedara bruscamente frenada en las dos décadas siguientes. La punta de lanza de
esta reparación la han constituido la Asociación para la Recuperación de la
Memoria Histórica y el Foro por la Memoria. Estas dos organizaciones han tenido
como labor más conocida entre la ciudadanía la localización y recuperación de
cadáveres de republicanos ejecutados por los franquistas y enterrados en fosas
comunes sin identificación, al objeto de darles una sepultura digna. Aunque esta
labor pareció tener al principio un alcance limitado, su repercusión ha ido más
allá de lo que quizá pretendieran sus promotores debido a la trascendencia
simbólica que entraña el hecho de levantar un solo cadáver. ¡Qué carga de
profundidad no llevará por tanto el alzamiento de los miles y miles que aún
reposan pacientemente bajo la tierra de España! La exhumación de estos cuerpos
amontonados en fosas comunes y anónimas ha desenterrado consigo cuanto se ocultó
con ellos: la historia amordazada del pueblo campesino y proletario español,
asesinada e inhumada por el discurso franquista.
Además de estas organizaciones ha habido otras instancias que han impulsado
diversas iniciativas en direcciones similares. Por ejemplo, el sindicato CGT ha
estimulado la investigación histórica sobre la represión franquista apadrinando
la publicación de un estudio sobre el “Canal de los Presos” y ha estado detrás
de las peticiones reiteradas de anulación de juicios a conocidos antifranquistas
libertarios, siendo el caso más célebre el de Granado y Delgado [1].
Desde otros ámbitos, algunos francotiradores solitarios se afanan en evitar que
caigan en el olvido episodios de esa España vencida. Citaremos aquí, por
limitarnos al celuloide, las encomiables cintas de Javier Corcuera sobre el
maquis (La guerrilla de la memoria) y de Alberto Porlan sobre el
salvamento del patrimonio artístico español por parte del Gobierno de la II
República durante la Guerra Civil, esfuerzo exitoso este último que la
propaganda franquista atribuyó a la “fina sagacidad del caudillo” (Las cajas
españolas).
Es inevitable citar, por obvia, la labor de uno de los colectivos que más ha
trabajado por poner las cosas en su sitio, por recuperar un trozo de aquella
verdad inhumada: los historiadores. Durante décadas, un nutrido grupo de ellos,
españoles y extranjeros, ha venido rescatando de las oscuras fauces del olvido y
la mistificación acontecimientos, personas, instituciones, colectivos, procesos
sociales, económicos y políticos cuya existencia el “corpus historiógrafico”
franquista se empeñó en negar o deformar. Profesionales de la talla de Pierre
Vilar, Edward Malefakis, Eduardo Pons Prades, Josep Fontana, Paul Preston,
Enrique Moradiellos, Tuñón de Lara, Javier Tusell, Juan Pablo Fusi, Santos
Juliá, Gabriel Jackson, Ronald Fraser, Secundino Serrano y muchos otros más,
piedra a piedra, ladrillo a ladrillo han venido levantando, sin más cuidado que
el respeto a la verdad, un colosal monumento a la memoria, derribando a la par,
la gran sentina de la mitología fascista que aún hoy, algunos se empeñan en
airear con el apoyo de los poderes fácticos herederos del franquismo,
conscientes de la importancia vital que ha adquirido este movimiento que
glosamos aquí y que consideran imprescindible fulminar.
Pues bien, “rescatar al muerto de la cuneta” está empezando a suponer, a nivel
del imaginario colectivo de una parte de la sociedad española, recobrar la
silenciada lucha del pueblo humillado y ofendido, del pueblo obrero y campesino
de la primera mitad del siglo XX español, y junto a él, a la mayor parte de los
creadores intelectuales, de la fosa común de la desmemoria, de la fosa sin
nombre y sin señal, sin contenido, del hoyo sin referencia y vil, del exilio
histórico en suma. Darle digna sepultura en el lugar que le corresponde, el
cementerio, significa a su vez hacer un sitio en el recuerdo de sus deudos, de
las clases populares en definitiva, y recuperar la posibilidad de saber quiénes
fueron, por qué lucharon, por qué fueron asesinados; enterrarlos en el
cementerio, señalar sus tumbas, nombrar las lápidas para que puedan ser
visitados supone en cierto modo revivirlos, como viven todos los muertos, entre
nosotros, supone que su vida acabada vuelve a ser fecunda años después de haber
finalizado y sirve de semilla creadora y estimulante y, por qué no, de luz que
para evitar los errores que cometieron. En definitiva, este dar nombre y
apellidos a los caídos del pueblo acoge la potencialidad subversiva de la
incorporación definitiva a la memoria colectiva de cuanto representaron, de
cuanto defendieron con esos mismos cuerpos que hoy reaparecen, y que en su
momento se irguieron dignamente como obstáculos, en muchas ocasiones indefensos,
frente al fascismo.
“Rescatar al muerto de la cuneta” y comprobar el orificio de la bala asesina en
su cráneo supone invocar de nuevo el inmanente carácter opresor del régimen
franquista, carácter que alcanzó rasgos genocidas desde el mismo comienzo de la
guerra. Atributo criminal que continúa, ya sin la excusa de un conflicto armado,
durante todo el primer decenio de la posguerra y se prolonga, más ténuamente,
pero siempre eficaz, hasta la fecha misma del óbito del tirano (e incluso hasta
fechas posteriores, pues muerto el perro no se acabó la rabia, como cantaba
Víctor Manuel en los años setenta). Descubrir, por tanto, el orifico de bala en
el cráneo del cadáver implica reconocer el carácter terrorista (en su más
profundo y estricto sentido de la palabra [2]) de la venganza de Franco en
aplicación de una política plenamente consciente y calculada; comporta
certificar la condición asesina del general y de su aparato represor y
establecer la perversidad de las leyes e instituciones que lo sustentaron (sin
olvidar a la clase sacerdotal que, salvo en el caso vasco, y alguna honrosa
excepción, bendijo la agresión armada del ejército elevándola a la condición de
cruzada y colaboró posteriormente en aplicar la ejemplar penitencia al enemigo
derrotado, que incluía, además del asesinato, el secuestro de sus hijos y el
trabajo forzado).
El levantamiento del cadáver y su identificación, la recuperación de su nombre y
apellidos para la comunidad en que vivió, su vuelta al mundo de lo simbólico, al
imaginario familiar y social, el desarrollo, en fin, de este proceso de
recuperación de la memoria vencida, apareja consigo el reencuentro de esta misma
sociedad, así mismo, con la de los luchadores antifranquistas. Porque dar nombre
y apellidos a la lucha contra la tiranía supone resituarla aquí y ahora; implica
memorar que, ni por un solo día de aquellos cuarenta años, cesó de acosar al
régimen franquista, que éste no pudo verse libre de la oposición organizada que,
más o menos potente, dependiendo de los lugares y de las épocas, combatió ese
gobierno impuesto por la fuerza al pueblo trabajador. Bien fueran los maquis en
las montañas, los guerrilleros urbanos, la oposición pacífica, el movimiento
obrero, los jóvenes sacerdotes de finales de los sesenta y de los setenta, los
estudiantes de las clases medias, los nacionalistas vascos y catalanes; tanto en
Madrid como en Asturias, en Cataluña, en Euskal Herria, en Andalucía y, al cabo,
en todo el Estado Español.
El levantamiento del cadáver, su posterior identificación y la averiguación o
constatación de las causas y circunstancias que rodearon su muerte acelera, de
paso, la antigua, lenta e inacabada erosión del discurso histórico franquista.
Recordémoslo en sus afirmaciones más gruesas (si es que gasta de otro tipo):
recrea en primer lugar un supuesto escenario de estabilidad política y
prosperidad económica en la etapa prerrepublicana; posteriormente pergeña una
república que pronto degenera en desorden y caos por la incapacidad de los
“politicastros”; identifica la gresca política (enmascarando la lucha de clases)
como un cáncer para la patria (identificando los intereses de ésta con los de
las clases dominantes). El desorden desemboca en el caos revolucionario,
producto de la agitación de los agentes comunistas y ateos. En este confusión se
refocilan los separatistas catalanes y vascos, que encuentran el momento
propicio para disolver el objeto de sus odios: España. Así, se subraya el
carácter salvador del golpe de estado y su dolorosa consecuencia, la guerra.
Bajo la inspiración de un verdadero culto a la muerte (justificación mística del
baño de sangre en que se ha sumido al país) se eleva la del “rojo”, pero sobre
todo la del “nacional” (es decir la de los hijos buenos de la patria) a la
categoría de sacrificio y martirio en el altar de la definitiva salvación y
purificación de España, ente espiritual que trasciende a los seres humanos y por
tanto digna merecedora de la sangre vertida por ella por su supremo sacerdote:
Franco. Para éste y sus seguidores, tanto el comunismo ateo como el separatismo
disolvente estaban dirigidos por los agentes de la Antiespaña, a los que los
representantes de la verdadera y genuina no hicieron más que derrotar. La larga
etapa de “democracia orgánica” que siguió al conflicto sería, por tanto, un
trámite severo pero necesario que evitó el mayor de los males: la desaparición
de España y el triunfo del sovietismo ateo. Se forja así una retórica de nación
poderosa, generosa con el vencido, grande en el concierto de las naciones, que
aspira a recuperar la gloria del perdido imperio de los primeros Austrias. Los
opositores, comunistas (aliados del judaísmo y la masonería internacional, según
la vacua palabrería fascista) y separatistas, envidiosos de los éxitos de
Franco, procuraban hundir de nuevo en el caos a España, conjurados primero en
prácticas bandoleras y después en incesante contubernio judeomasónico [3]. Este
discurso conlleva, aparte de una feroz desfiguración, una dosis completa de
mutismo, referente a cuanta labor positiva pudieran haber llevado a cabo las
fuerzas de izquierdas y populares desde su mismo nacimiento y durante el periodo
republicano, la guerra y la posguerra.
El ominoso silencio
El tradicional silencio oficial sobre el pasado (oficial por cuanto es producto
de un pacto, cuando menos tácito -no sabemos si expreso-, entre las fuerzas
políticas que gobiernan desde 1977 [4] y porque su aplicación se sustancia en el
ámbito institucional) es heredero directo de aquel silencio franquista que
escoltaba su discurso, anteriormente resumido, aunque, como generosa concesión
de la parte dominante del pacto, extiende su efecto. Seguirán acallándose los
aspectos positivos de los grupos de izquierda, del movimiento popular. La
novedad consistió en reprimir los ataques groseros de la época fascista. A su
vez, producto del chantaje que los reformistas sometieron a la oposición, se
exigió la continuación de la prudencia, cuando no del sigilo, en el acercamiento
a las barbaridades cometidas por los franquistas, olvidando (y absolviendo)
obviamente los nombres y apellidos de los perpetradores de los crímenes de lesa
humanidad. En este sentido es curioso observar cómo ha sido más fácil
identificar a las víctimas que a los verdugos, a los muertos antes que a los
vivos. Expresión legal y directa de esta desmemoria es la ley de amnistía
aprobada por las Cortes el 14 de octubre de 1977, verdadera “ley de punto final
española”, por llamarla de alguna manera, objeto a su vez de amnesia por parte
de casi todos los grupos políticos y mediáticos, y que dispensaba de toda
responsabilidad penal a autoridades, funcionarios civiles, militares o
policiales por cuanto delito referido a la violación de los derechos humanos
durante el periodo franquista se hubiese cometido. Merced a ella, y a otros
factores, todo el aparato represor de la tiranía (policía, guardia civil,
ejército, judicatura, fiscalía, sistema penitenciario...) pudo quedar no sólo
intacto, tal y como interesaba a la vieja oligarquía, sino perdonado de todos
sus crímenes individuales y colectivos, y acrecido en sus actitudes criminales y
represoras. Tal y como afirma el historiador Manel Risques “la ley de
amnistía (...) asentaba la nueva democracia en la protección a los torturadores
(en toda su jerarquía: desde los ministros hasta el último policía ‘social’) y
en la aceptación cultural del golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y de la
dictadura. El franquismo también legitimaba la nueva democracia, lo que
pervertía la comprensión del pasado más reciente, ya que se debía esconder su
contenido dictatorial y su extremada violencia. Era el régimen ‘anterior’ a la
monarquía, en una sucesión cronológica casi natural y continuista”. Risques
afirma también que “esta interpretación pervive e identifica culturalmente a
la derecha española” [5].
El cicatero reconocimiento oficial
Todo este movimiento de recuperación de la memoria popular no ha podido por
menos de tener cierto impacto en esa “España oficial” que nos gobierna y
controla, en esa “España institucional” reflejo del marco jurídico que nos rige
y trata de educar. Incluimos en ella no sólo a todo tipo de instituciones del
Estado, sino también a los medios de control social (entre éstos estarían los
medios de difusión de noticias públicos y a los más importantes de los
privados). Algunos de los aspectos que conciernen a la recuperación de la
memoria popular han sido refrendados, recordados y asumidos en los últimos años
en cierta manera por estas instituciones, si bien tímidamente, de puntillas y
con matices. Así, a nivel local, placas y homenajes, como el de Rivas
Vaciamadrid del año 2004; a nivel autonómico, sobre todo en los territorios
vencidos o “traidores” (según la terminología franquista), indemnizaciones a
presos políticos (ciertamente cicateras en algunos casos), ayudas a la
exhumación de los cadáveres de los asesinados por Franco o emisión de meritorias
series históricas en la televisión pública, como la producida por TV3 sobre el
franquismo titulada “Els nens perduts del franquisme” (ignorada por la
televisión estatal y por la inmensa mayoría de las televisiones autonómicas [6])
en Cataluña; retirada del título de hijo adoptivo al General Franco en Navarra
[7]. Y a nivel estatal pensiones para los “niños de la guerra”, contradictorio
“homenaje” a los combatientes republicanos que lucharon en la Segunda Guerra
Mundial en el desfile de las fuerzas armadas de 2004, retirada de una escultura
del General Franco (de las muchas que aún quedan por ahí) o el gesto, del que se
habló mucho en su momento de la pretendida condena del golpe de Estado del 18 de
julio por parte del Congreso de los Diputados en noviembre de 2002. Dicha
“condena”, aclaremos el asunto, no fue sino una declaración institucional
emitida por la Comisión de Constitución del Congreso en la que no se mencionó en
ninguna parte la rebelión militar de 1936 y que afirmaba, tal y como recordaba
Santos Juliá el 19 de septiembre de 2004 en El País que “nadie puede
sentirse legitimado, como ocurrió en el pasado, para utilizar la violencia con
la finalidad de imponer sus convicciones políticas y establecer regímenes
totalitarios”. Sólo los vendedores de humo pueden afirmar que aquí se
agazapa una condena expresa de la rebelión franquista de 1936.
Las pocas iniciativas de reconocimiento por parte del Estado han sido por tanto
casi siempre presididas por la indeterminación y la desorientación (cuando no
por la hipocresía) como cuando el Congreso, en aplicación estricta de la
aplaudida y unánime ley de reconocimiento a “las víctimas del terrorismo”,
concedió una medalla honorífica al conocido torturador y colaborador del nazismo
Melitón Manzanas, o como cuando sin empacho alguno el Ministerio de Defensa saca
a desfilar a una representación oficial de la prohitleriana División Azul en el
mismo acto en que presuntamente se daba reconocimiento a los combatientes
republicanos contra el régimen nacionalsocialista.
Recientemente se ha creado una comisión por parte del gobierno de Zapatero que
tendrá como tarea elaborar un informe sobre los derechos reconocidos a las
personas que “por su compromiso con la democracia, fueron objeto de
actuaciones represivas desde el inicio de la guerra civil hasta la plena
restauración de la democracia” [8]. El gobierno no ignora, aunque nos quiera
hacer creer lo contrario, que la legislación vigente sigue protegiendo a sus
verdugos. No ignora el gobierno tampoco que la legislación vigente sigue
considerando que todas esas personas a las que se quiere compensar cometieron
delito de “adhesión a la rebelión”. Sabe el gobierno que si se las ha de
compensar es porque no se les puede aplicar justicia con los actuales códigos.
Sus verdugos siguen estando amparados por la ley de amnistía de 14 de octubre de
1977, sus delitos siguen siendo tales por la no anulación del bando de guerra de
28 de julio de 1936 y de las leyes que emanaron de él.
Resumiendo, el reconocimiento oficial ha ido de más a menos intensidad y
sinceridad conforme se ascendía jerárquicamente, de tal modo que cerca de la
Jefatura del Estado, la sensibilidad sobre este tipo de cuestiones ha sido
prácticamente nula. Claro que es lo se ha de esperar del heredero nombrado por
Franco en 1969.
Las sentencias: el hilo conductor
Pero volvamos a ese bando de guerra de 28 de julio de 1936 promulgado por la
Junta Militar de Burgos, norma e institución que jugaron un papel fundador del
Estado Español actual. Y para ello precisamos adentrarnos en el ámbito donde se
solventan las querellas legales. Refiramos las diferentes iniciativas por anular
las sentencias condenatorias de los tribunales franquistas contra los luchadores
antifascistas. Todas ellas han fracasado bajo el argumento reiterado de que
aquéllas se dictaron conforme a la legislación vigente en el momento de su
dictado. En verdad, que en todas los pronunciamientos del Tribunal Supremo
contrarios a revisar las sentencias franquistas encontramos el verdadero hilo
conductor que une el régimen actual al anterior y por tanto la verdadera y
oculta fundamentación legal de esta monarquía parlamentaria: el aparato
normativo franquista. El exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo lo
explicaba perfectamente el 21 de abril de 2005 en El Periódico de Catalunya
en un artículo titulado “Anular los consejos de guerra”. Villarejo recordaba el
caso del Consejo de Guerra permanente nº 2 de Valencia que condenó el 19 de
febrero de 1941 a muerte a dos personas por delito de adhesión a la rebelión. La
pena se ejecutó el 5 de abril de ese año. Los familiares, muerto ya Franco,
acudieron a la jurisdicción ordinaria para anular estas sentencias. El Tribunal
Supremo falló en mayo de 2001 en contra de la revisión alegando que la
Constitución de 1978 no permite corregir las sentencias dictadas por los órganos
jurisdiccionales emanados de la normativa franquista. Ésta se sustanciaba, entre
otras disposiciones, en el bando declaratorio de estado de guerra de 28 de julio
de 1936 de la Junta Militar de Burgos y posteriores relacionadas. Fue este bando
uno de los fundamentos jurídicos no sólo de esas dos penas de muerte, sino de
otras miles dictadas en los años posteriores. El Tribunal Supremo, y aquí está
el quid de la cuestión, entiende que fueron dictadas conforme a la normativa
vigente en su momento, normativa que la Constitución actual no ha derogado
expresamente, y mucho menos declarada nula, salvo, como es de rigor en derecho,
en lo que se opusiera a lo establecida en ella. Cualquier lector podrá
comprobarlo si se molesta en consultar la Disposición Derogatoria de la Carta
Magna. Por ello, porque la Constitución así lo quiso, porque así lo quiso
nuestra clase política, porque así fue ofrecido en referendum al pueblo español
en una especie de trágala, este bando de guerra y la legislación que de él emanó
sigue teniendo pleno valor jurídico, y los autores de tantas muertes y
tormentos, plena protección legal.
Pues siendo precisamente éste el oculto perímetro que encierra el edificio legal
e institucional actual, sentenciado que la estructura estatal actual es heredera
de aquella Junta Militar de Burgos, presidida por el general Cabanellas y luego
por Franco, será precisamente aquí, en el estamento oficial, donde nos
toparemos, donde se toparán los protagonistas de este movimiento de recuperación
de la memoria popular con unos límites infranqueables que pueden, en cierto
modo, entorpecer su dinámica y su misma lógica.
Si la ley franquista, si el bando de guerra del 28 de julio de 1936 y toda la
legitimación legal franquista sigue en pie, malamente podrán los estamentos
oficiales apoyar lo que ataque o erosione este entramado, y, por supuesto todo
lo que lo desvele. Y la lógica de la recuperación de la memoria popular apunta
en esa dirección. Si el régimen actual es heredero de ese bando de guerra, que
salvó a España de la revolución (y del caos republicano) difícilmente podrá
reivindicar la memoria popular sus referencias republicanas (no digamos ya
revolucionarias) de manera integral [9].
La memoria revolucionaria
No se me negará que resulta ciertamente “inconveniente” (pero a mi juicio
inevitable) invocar el compromiso revolucionario de gran parte de esos muertos
rescatados de la cuneta, de gran parte de la lucha popular republicana, si se
mantiene la tesis franquista que presenta a la emancipación popular como la
hidra de las siete cabezas. Sin embargo éste sigue siendo el concepto, a grandes
rasgos, que de ella tiene la institucionalidad. Y esta valoración negativa de la
revolución se alza como el gran obstáculo para reencontrarse con la memoria
popular sepultada por Franco. Toda la institucionalidad participa de esta idea.
Y con ella toda aquella porción sociopolítica que gira en torno a la supuesta
progresía de este país, heredera en gran parte de grupos que en su momento
defendieron la república revolucionaria. Éste, en realidad, ha sido el gran
tabú: la revolución española. Todo ese centro que bascula en una agónica
ambigüedad “liberal progresista”, representada fundamentalmente por el PSOE, la
UGT y la mayoría gobernante de CC.OO, así como algunos pequeños partidos
burgueses herederos de la etapa republicana, no pueden asumir
institucionalmente, no pueden aventar que en España se experimentara un proceso
revolucionario anticapitalista (bien que fracasado y desigual). ¿Cómo se puede
reivindicar a Durruti, a Ascaso, a Andrés Nin, el Consejo de Aragón, a los
comités revolucionarios, a los milicianos, a las milicianas sobre todo, las
colectivizaciones de tierra, de la industria, del comercio, a los generales
campesinos, la ayuda soviética, los gritos de “viva Rusia”, los comisarios
políticos, las Brigadas Internacionales, etc., etc., etc., si todo ello fue
fruto de la revolución, si todos ello era consecuencia de la república
revolucionaria en guerra, si todos ellos pretendían a corto o largo plazo la
destrucción del sistema económico y social dominante, que es el mismo que, en
esencia, impera hoy y que la inmensa mayoría de partidos y sindicatos defienden
hoy? [10] Saben que el recuerdo de la revolución juega en su contra, en contra
de los hogaño autodenominados socialistas, por ejemplo, pues se ha establecido
oficialmente (y ellos lo han asumido así) que los procesos revolucionarios del
siglo XX sólo podían haber acabado en tiranías mucho peores que los sistemas que
pretendían reformar. Era indefectible. Lo es para este discurso social liberal.
Desde esta perspectiva volver a plantear el pasado revolucionario sería dar
argumentos, en cierta medida, a los que siguen justificando política y
moralmente hoy día el golpe de Franco. Por eso no pueden reivindicar el
movimiento revolucionario de la UGT de los años treinta ni de la inmensa mayoría
de los militantes del PSOE republicano, ni de las organizaciones unificadas de
las juventudes socialistas y comunistas, y de los socialistas y comunistas
catalanes, viveros de infatigables luchadores antifascistas durante el largo
invierno español. Ni siquiera se atreven a reconocerse en la revolución de 1934.
No pueden asumir esa parte de su pasado. No son capaces porque no se identifican
con él, porque son partes sustanciales de la España oficial, cómplices atentos
del compromiso capitalista que sellaron con los reformistas del franquismo. Ha
sido inevitable, por otra parte, que esta hipocresía histórica del PSOE, la UGT
y de su entorno haya sido aprovechada en el contraataque por los voceros del
neofranquismo. Ellos saben que la “progresía liberal” española está atrapada por
esta contradicción y la explotan hábilmente. Saben que quien no asuma el
carácter popular, democrático, socialista y benefactor de la revolución no podrá
contraatacar coherentemente a estos reaccionarios.
Reivindicar el carácter eminentemente popular y revolucionario de la defensa de
la República agredida supone a su vez enlazar la revolución española con las
otras revoluciones europeas, con el proceso revolucionario internacional al que
el movimiento popular español pertenece y cuyo pistoletazo de salida lo podemos
situar en la Rusia de 1905. Reivindicar el carácter revolucionario del obrero y
del campesino español, sin olvidar a gran parte de la intelectualidad, supone
también engarzar con la tradición insurrecta española tanto obrera como, sobre
todo, campesina. Esta última con unos antecedentes que se remontan al mismo
nacimiento del sistema capitalista español en el segundo tercio del siglo XIX.
Supone reintegrar a la memoria popular el gigantesco latrocinio que contra las
masas agrícolas la aristocracia y su aliada, la burguesía, efectuaron
aprovechándose de la abolición de la propiedad señorial y comunal de la tierra;
significa recordar la creación de la Guardia Civil para contener las protestas y
las revueltas de los pequeños arrendatarios y jornaleros que reivindicaban esas
tierras robadas, traer a la memoria las grandes hambrunas andaluzas del XIX;
implica recordar el bombardeo de Barcelona por parte de Espartero para sofocar a
sus obreros levantiscos; rememorar cómo los burgueses empujaron a los obreros y
campesinos a Cuba a morir y a matar en Marruecos a otros trabajadores; entraña
la Semana Trágica, el fusilamiento de Ferrer, los levantamientos proletarios y
campesinos de los años diez y veinte, la ley de fugas, los asesinatos que
instigó y financió Martínez Anido en Cataluña... Reivindicar la tradición
revolucionaria española supondría recordar por tanto la tradición genocida del
capitalismo español, de la Guardia Civil, de la monarquía borbónica y del
Ejército, y evocar en definitiva las bendiciones que multiplicaban los obispos
sobre las armas que sacrificaban al pueblo trabajador. Algo bastante inasumible
por el pacto de silencio sellado en su momento y respetado por todo gobierno,
fuera éste de la UCD, del PP o del PSOE. Reivindicar la tradición luchadora de
las clases populares españolas y valorar la República y su defensa como el cénit
de esta lucha significa, como si de una imagen especular se tratara, reconocer
asímismo al régimen de Franco como el culmen de la tradición sanguinaria del
capitalismo español, salvado in extremis por el Generalísimo.
Por tanto, concluimos que el famoso pacto tácito sellado en el proceso de
reforma de los años setenta tenía un alcance más lejano que acallar las justas
ansias de reivindicación histórica y legal contra los asesinos y torturadores
franquistas. Su objetivo era también despojar al pueblo de su referente
inmediato de lucha histórica, despojarle de sus héroes, de sus mitos, de sus
hazañas, de sus logros, de sus éxitos, de su propia ética, de su propia estima;
despojarle de su memoria y de su conciencia, en suma, destruyendo así a la clase
trabajadora como clase social, como sujeto activo de la historia. Fue un pacto
de defensa capitalista.
El régimen contaminado
Si se establece este carácter terrorista y genocida del franquismo, como el
régimen salvador y continuador del capitalismo en España, todo lo que emane de
él estará en cierto modo contaminado por el asesinato masivo del pueblo
trabajador. Ya establecimos unos párrafos más arriba la triste intimidad
institucional y legal que enlaza el régimen de Franco con el actual. No en vano
una de las vertientes de este famoso pacto de silencio ha consistido en ocultar
sistemáticamente esta vinculación. Precisamente para evitar manchar la monarquía
parlamentaria. Sin embargo, este proceso de recuperación de la memoria popular
podría no respetar este umbral. Podría darse el caso, por ejemplo, de que a esta
dinámica le diera por insistir en significar ciertos ilustres nombres de
celebrados próceres (algunos ya desaparecidos) relacionados con esa gran efusión
de sangre, como Manuel Fraga Iribarne, Rodolfo Martín Villa, José María de
Areilza, Juan Antonio Samaranch, Torcuato Fenández Miranda, Sáinz de Santamaría,
Gabriel Pita de Veiga, Fernando Suárez, Carlos Arias Navarro, Pío Cabanillas,
etc. etc. etc. Así como los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del
Estado (mandos policiales, de la guardia civil, del ejército, jueces del TOP)
que siguieron ejerciendo sus cargos tan campantes [11]; pero también presuntos
líderes del rebaño intelectual como los hermanos Ansón, Campany, los Luca de
Tena o algunos otros que les entró la prisa por vestirse de “liberales”;
banqueros como José María López de Letona, la discreta saga de los March, etc,
etc. etc. Todos ellos salerosos componentes de una clase oligárquica bien
definida y conocida por los españoles y a cuyo acomodo “democrático” el
recipiente belicoso del PP se precipitó a procurar. No es baladí evocar ahora,
aunque no sea de buen gusto, a los entonces conocidos como “siete magníficos”,
es decir a los fundadores del Partido Popular [12], así como a algunos de sus
primeros candidatos, entre los que destacaron los más despistados fascistas,
como Carlos Arias Navarro, último presidente del gobierno de su llorado caudillo
y flamante aspirante a senador “popular” en 1977. Los más avispados se
amontonarían, en cambio, en torno a la UCD. Todos, (o casi todos) finalmente,
acabarían en las filas del partido de Fraga.
Esa clase oligárquica adorna su cúspide, al menos desde el punto institucional,
simbólico y televisivo, con el actual Jefe del Estado, puesto al que accedió
Juan Carlos Borbón mediante una libre designación del anterior titular de la
plaza. Por tanto, atacar o relacionar el entramado legal e institucional con el
régimen genocida supone un riesgo de deslegitimación directa no sólo del rey
sino también de los grupos políticos, económicos, religiosos y sociales
herederos del franquismo, y de paso una hondanada a todo el proceso reformador
conocido de manera interesada como “transición”. Desnudar a la monarquía
parlamentaria de su inocente legitimación constitucional, aunque sea
indirectamente, supone un disparo al centro simbólico del engranaje
institucional: el jefe nominal del ejército (para el ejército franquista del
periodo reformista fue el nuevo Jefe, verdadero sucesor de Franco), símbolo de
la unidad del Estado, garante del nuevo régimen y oferente patrio al apóstol
Santiago [13].
Resulta evidente de nuevo por qué el núcleo duro del aparato político no puede
comprometerse sinceramente, salvo en ciertos gestos generosos y poco relevantes,
con la recuperación de esta memoria popular. Si se insiste en vincular ambos
regímenes, ambos jefes de estado, la vieja oligarquía franquista queda al
descubierto, así como la herencia asesina de las instituciones, quedando el
monarca en cierto modo desamparado y con él la fachada simbólica del sistema
político actual. Siendo fruto éste de los manejos de la clase franquista con más
visión de futuro, contó con el acuerdo de los principales grupos políticos para
tranquilizar al sistema capitalista tanto en el interior como a nivel
internacional. PSOE, Unió Democrática, Esquerra Republicana y PCE, así como UGT,
y CC.OO., asumieron en su momento, unos por unas razones y otros por otras, ese
compromiso capitalista. A algunas de estas organizaciones les pudo el miedo que
ejercía el chantaje continuo de las Fuerzas Armadas, que no estaban dispuestas a
obedecer más que al rey (desde luego no a la clase política), a otras sus más
íntimas convicciones y esperanzas.
Si el capitalismo no puede asumir la recuperación oficial de la memoria popular
revolucionaria, las partes contratantes de su perpetuación en la España actual
tampoco y, con ello, la lucha eficaz contra el discurso histórico franquista.
Sería de mal gusto que una de esas partes contratantes permitiera un ataque tan
duro que pudiera socavar seriamente a la otra, pues correría el riesgo de
quebrar ese contrato de hierro [14], algo que no interesa.
Cabe afirmar por tanto, y a la contra, que la profundización en el esfuerzo por
la recuperación de la memoria popular aparece íntimamente ligada a la lucha
contra el capitalismo, a la consiguiente recuperación de la memoria
revolucionaria y al combate contra la monarquía parlamentaria y por lo tanto a
favor de la República, de la democracia y del socialismo.
Notas:
[1] Se conoce como “Canal de los Presos” al canal del Bajo Guadalquivir, cuya
construcción fue fruto de los trabajos forzados de 2.514 presos políticos entre
los años 1.940 y 1.962. La investigación ha estado coordinada por Cecilio
Gordillo y en ella han colaborado autores de la talla de Nicolás
Sánchez-Albornoz o Reyes Mate. Publicado por la editorial Crítica, el libro
recuerda cómo la extensa y profunda represión contra los trabajadores andaluces
tuvo como único freno la reproducción del sistema productivo, en peligro por la
intensidad de la orgía de sangre; cómo a los presos se les obligó a sufragar los
propios gastos del aparato represivo mediante los trabajos forzados y cómo la
construcción de este canal supuso unos ingentes beneficios económicos, no sólo
para el Estado, sino para las empresas constructoras y la élite agraria que vio
por fin, merced al inesperado trabajo semi-esclavo, es decir, sin apenas
esfuerzo inversor, culminar la modernización de sus latifundios y acelerar la
acumulación de capital. En cuanto a Joaquín Delgado y Francisco Granado fueron
dos resistentes libertarios detenidos, condenados a muerte y agarrotados bajo la
falsa acusación de colocar artefactos explosivos en los edificios del Ministerio
de la Gobernación y de los Sindicatos Verticales en el verano de 1963.
[2] “Terrorismo (de terror) s.m. 1. Régimen de violencia. 2. Dominio
por el terror”. En Departamento de Lexicografía de la editorial Anaya:
Diccionario Anaya de la Lengua. Ed Anaya, Madrid, 1979.
[3] El régimen de Franco redujo a los guerrilleros antifascistas a la condición
de bandoleros, negando su carácter de oposición política, recurso
propagandístico que hoy día se sigue ejercitando contra ETA. En este sentido no
me resisto a citar a Cándido Gallego Pérez, teniente de la Guardia Civil que, en
1957 escribía en su libro Lucha contra el crimen y el desorden (memorias de
un teniente de la Guardia Civil), publicado por la editorial Rollán de
Madrid, lo siguiente: “Todas las guerras civiles dejan a su terminación (...)
una estela de hambre y desolación (...) y algo que no puede escapar al ambiente
trágico, al balance de estas terribles contiendas: el bandolerismo. (...). En
las filas republicanas, junto a hombres de generosos sentimientos y humanidad,
de soldados valerosos (...) se mezclaban licenciados de presidio, criminales a
sueldo, presidiarios de delitos comunes puestos en libertad por el Gobierno rojo
para aumentar sus filas, hombres sin entrañas, muchos de los cuales cayeron en
las batallas libradas. Pero... los de las tristemente famosas “Checas”, los de
las Brigadas asesinas, salteadores nocturnos de los hogares; los incendiarios y
profanadores de templos, los criminales de los Tribunales populares, los
asesinos de los piquetes de ejecución..., ésos lograron escapar con vida y, ante
el avance arrollador de las columnas nacionales, los que no pudieron salvar la
frontera o alcanzar un avión o un barco protector, buscaron amparo a sus delitos
horrendos en las intrincadas serranías de la orografía hispánica, continuando
sus latrocinios delictuosos y retrasando el momento de enfrentarse a los
Tribunales de Justicia. Y es entonces para la Guardia Civil (...) cuando empieza
la verdadera misión de la Benemérita: la represión del bandolerismo. (...) Lucha
brutal y salvaje, silenciosa y sublime contra el bandolerismo, acrecentado de
manera imponente en casi todas las regiones, por los huídos que, temerosos del
castigo inexorable de sus crímenes, formaron “partidas” numerosas, bien armadas,
con las armas que les proporcionó la contienda guerrera”. P. 243. Esta cita
resume a la perfección la idea que el régimen quiso dar de la guerrilla.
[4] Uno de los pocos testimonios de un aspecto de ese “pacto tácito” aparece en
el artículo firmado por Felipe González en El Periódico de Catalunya
titulado “Cáscaras de plátano” aparecido el día 17 de abril de 2005. En él
explica su abstención, durante sus trece años de gobierno, de retirar los
innumerables símbolos de la dictadura, como producto de un compromiso moral
adquirido tras una conversación mantenida con el general exfranquista, a la
sazón vicepresidente del gobierno, Manuel Gutiérrez Mellado. Éste expresó al que
creía certeramente iba a ocupar en plazo breve el Palacio de la Moncloa que “sería
prudente esperar un cierto tiempo (‘hasta que haya desaparecido la gente de mi
generación’, que estaba involucrada directamente en aquellos terribles
acontecimientos) para no remover los rescoldos que permanecían vivos bajo las
cenizas”. La ambigüedad que caracteriza a González deja en cierta oscuridad
a qué se refería el general con la expresión “remover los rescoldos”. González
quiere darnos a entender que significaba no retirar las estatuas de Franco, así
como otros símbolos fascistas que poblaban España. El lector puede hacerse su
propia idea al respecto.
[5] Risques, Manel: “Una amnistía para el franquismo”, en El Periódico de
Catalunya, Barcelona, 14 de octubre de 2002. Es curioso observar cómo las
leyes de punto final americanas no han impedido a intrépidos miembros de la
judicatura española procesar a militares y civiles de allende los mares,
violadores de derechos humanos, en aplicación de las leyes internacionales.
[6] Fue tal el impacto de la emisión de este trabajo documental sobre la
audiencia catalana que los responsables de TV3 decidieron reemitirlo accediendo
a la demanda popular.
[7] Una semana después de este acuerdo del Parlamento Navarro, la Unión del
Pueblo Navarro (el PP local) y Convergencia de Demócratas Navarros (una escisión
de UPN) impedían que el pleno del Ayuntamiento de Pamplona retirara el mismo
título concedido al generalísimo en 1947, por lo que a fecha de redacción de
esta nota Franco sigue siendo “hijo adoptivo de Pamplona”.
[8] Copio de Juliá, S.: “Toda la historia”, en El País, 19 de septiembre
de 2004.
[9] Dos pequeños ejemplos. Uno, la imposición por parte del presidente español
de la presencia de la bandera monárquica en el acto de homenaje a los españoles
republicanos presos en los campos de concentración nazi en el 60ª aniversario de
la derrota alemana. Aunque es un paso importante que el Presidente del Gobierno
participe en este acto, la bandera roja y amarilla vigila la frontera de su
compromiso con el recuerdo. Otro, la reivindicación por parte de una plataforma
ciudadana catalana de que la plaza de Sant Jaume de Barcelona recupere el
antiguo nombre de Plaza de la República. Mucho nos tememos que va a ser que no.
No nos imaginamos al Rey de España de visita oficial por esta “Plaza de la
República”.
[10] Coincidimos con las opiniones de algunos militantes comunistas, recogidas
por Ronald Fraser, que inciden en que la célebre dicotomía entre guerra o
revolución es, o fue, un falso dilema. Según estos militantes la guerra “fue
una guerra revolucionaria nacional”. El verdadero debate que se originó en
la España Republicana en guerra no residió pues en que un sector estuviera
empeñado en hacer la guerra y otro en hacer la revolución. La cuestión era qué
tipo de revolución se planteaba, cómo había que hacerla. “De no haber habido
ninguna revolución, habría sido imposible sostener la guerra durante tres meses,
y no digamos tres años”. “Era una revolución a fondo. El pueblo luchaba
por (...) el derrocamiento del capitalismo. El pueblo no luchaba por una
democracia burguesa...”. En Fraser, R.: Recuérdalo tú y recuérdalo a
otros. Historia oral de la guerra civil española. Grijalbo Mondadori,
Barcelona, 1997. Vol II, pp. 30-31.
[11] Es casi obligatorio recordar que el 4 de enero de 1977 se publicaba
en el BOE tres Decretos-leyes por los que desaparecía el Tribunal de Orden
Público, se creaba la Audiencia Nacional y se transferían a ésta las
competencias de aquél.
[12] Los siete fundadores fueron: Manuel Fraga Iribarne, Laureano López Rodó,
Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente, Cruz Martínez Esteruelas, Enrique
Thomas de Carranza y Gonzalo Fernández de la Mora, todos ellos con una
intachable trayectoria franquista, tanto que seis de ellos fueron ministros en
diferentes gobiernos de Franco. Thomas de Carranza fue diplomático.
[13] Manuel Ramírez, catedrático de Derecho Político de la Universidad de
Zaragoza, alerta de este “peligro” en un artículo que aboga por abandonar el
cuestionamiento del discurso histórico oficial ya que “...llegaríamos a un
muy peligroso final. Me limito a preguntar: al fin y al cabo, ¿cuál es el más
Alto Símbolo que Franco nos legó? Por supuesto que el uso de las mayúsculas no
es gratuito.” En Ramírez, Manuel: “Asumir el pasado”, en El Periódico de
Catalunya, Barcelona, 27 de abril de 2005, p. 5.
[14] Existen otros obstáculos, puntos sensibles que también ha convenido
olvidar, cuyo recuerdo sería embarazoso para esa “España oficial”, o a lo menos
para parte de ella. Uno de ellos sería las estrechas vinculaciones del primer
franquismo con el régimen de Hitler. ¿Éra éste otro de los “rescoldos” que
convenía no remover hasta que no desapareciera la generación vencedora de la
Guerra Civil? ¿Convenía olvidar, por ejemplo, los acuerdos entre Franco y Hitler
de 1940 que llevarían a miles de españoles a los campos de exterminio? Otro de
esos obstáculos reside en que resultará prácticamente imposible que la “España
oficial” permita o simplemente estimule reivindicar aquellas personas,
movimientos, dinámicas que utilizaron la lucha armada, la resistencia violenta
contra la tiranía franquista, a no ser que se silencie o se aplique sordina a
esos mismos actos violentos (algo que iría contra los propios principios de esta
iniciativa recuperadora). Me refiero fundamentalmente a los protagonistas de la
lucha guerrillera antifranquista, tanto rural como urbana. Tanto aquellos que la
protagonizaron en las montañas, conforme iban cayendo los frentes bélicos hasta
prácticamente los años sesenta, como aquellos otros que operaron en las
ciudades. Y esta negativa tendrá dos motivos primordiales: primero, porque
supondría legitimar por vía indirecta la lucha armada como una forma lícita de
resistencia popular, algo impensable en la coyuntura actual de retórica
antiterrorista tanto a nivel internacional como nacional. Así mismo porque es
evidente que implicaría certificar la lucha armada de ETA contra Franco como
lejana continuadora de aquella más arriba mencionada (en cuanto a ciertos
objetivos y, de nuevo, en cuanto a los métodos). Segundo, por las dianas de los
disparos: Guardia Civil, Ejército, Policía. Si se legitima el homicidio de un
miembro de la Guardia Civil en 1945, ¿por qué no el llevado a cabo en 1960, o en
1975?, ¿o dos o tres años más tarde?. En todo caso, se ha de reconocer sin
ambages que no se entiende la lucha antifranquista sin la lucha armada: la del
maquis, la de los guerrilleros urbanos e incluso la de ETA.
Fuente: El Periódico de Aragón
El escritor francés Claude Simon, Premio Nobel de Literatura 1985, que combatió junto a los republicanos en la guerra civil española, falleció el pasado 6 de julio a los 91 años. Miembro del grupo del nouveau roman e ignorado por el público francés durante largo tiempo, Simon entró en vida en el panteón de los grandes escritores franceses.
Siguiendo los pasos de James Joyce y de William Faulkner, cultivaba lo que él llamaba "el desorden de la memoria", con frases largas y minuciosas descripciones de colores, sonidos, perfumes, emociones e imágenes casi cinematográficas, como las de su novela Le Palace (1962), en la que evocó su experiencia en el bando republicano durante la guerra civil, o las de Las Georgiques (1981), una de sus obras más complejas y celebradas, poema, epopeya y novela a la vez, en la que el escritor ofreció tres imágenes de la guerra a lo largo de dos siglos.
Claude Simon nació el 10 de octubre de 1913 en Tananarive (Madagascar), donde su padre había sido destinado como oficial de las tropas coloniales. Hizo sus estudios en París como interno en el colegio Stanislas. Cuando viajó a Barcelona tenía 23 años y era un joven apasionado por la pintura y la fotografía que, conquistado por el fervor romántico de los anarquistas, se enroló en el bando de los republicanos.
Pero su verdadera guerra la hizo más tarde, en Francia, contra los alemanes. Ingresó en un batallón de caballería, fue testigo de la desbandada del ejército francés en 1940 y fue hecho prisionero. Meses después, escapó y huyó al sureste francés donde compró una propiedad cerca de Perpiny . Allí se convirtió en un viticultor, amante de la pintura y la fotografía, antes de dedicarse a la escritura. Simon nunca dio mucho valor a sus primeras creaciones: Le tricheur , escrita en 1941 y publicada en 1946, y La corde raide (1947), de carácter autobiográfico. Siguieron Gulliver (1952), Le sacre du printemps (1954), El viento , La bataille de Pharsale (1969), Tryptique (1973), L´invitation (1988). En el 2001 sorprendió a sus lectores con El tranvía , en la que evocó sus años de infancia. Pese al prestigio conquistado en el extranjero, Simon no obtuvo el reconocimiento de su país hasta 1985, cuando se hizo, de forma sorprendente, con el Nobel de Literatura.
Fuente: DESPAGE. Desaparecidos de la guerra y el exilio republicano. www.nodo50.org/despage (7 de julio)
Estos comentarios son a propósito del documental La Mala Muerte, exhibido ayer, 7 de julio de 2005, en la Filmoteca de Madrid, en abierto y dirigido por Fidel Cordero y José Manuel Martín. La película de una hora y tres cuartos de duración, está realizada como tantos otros documentales de este tipo, es decir con entrevistas a los testigos orales, a Asociaciones, a Historiadores, a Periodistas-Escritores. Los autores al comienzo agradecieron a los promotores la subvención que ha permitido realizar este documento. Y en verdad, eso si que se nota. La longitud del metraje, el doblaje, la limpieza del sonido, es decir la técnica avanzada, no desmerece y aún mejora otros documentales vistos, en los que el sonido directo o la rapidez de las secuencias, posiblemente por la pobreza de medios, no permitían explayarse más.
Pero la técnica no es todo. El documento trata mayoritariamente de la apertura de las fosas de fusilados por los franquistas en las carreteras, sin juicio, sin justificación, de Castilla y León, (entonces se llamaba Castilla La Vieja). Las imágenes del hallazgo de las víctimas, a medida que los colaboradores de las distintas Asociaciones van trabajando, son impresionantes. Estas imágenes se apoyan con los comentarios variados de historiadores, responsables de las asociaciones, de algún alcalde, de algún escritor.
Al afrontar la recuperación de la Memoria Histórica, no hay que olvidar el apellido, es decir lo de “Histórica”. Es verdad que en el documento se habla de fascistas, de víctmas, de malos y buenos (quizás esto en demasía, repetido 2 ó 3 veces), de envidias, de mal-quereres. Justificamos estas expresiones en las gentes llanas del pueblo o pueblos, familiares de los desaparecidos buscados. Creo injustificable que esto no se desarrolle por los responsables de las búsquedas, por los responsables de Universidades y de estamentos, municipios, comunidades, etc. Y lo creo injustificable, porque así, el producto final, el documento, que se queja del miedo que hay a reflotar la Memoria, cae en el mismo error, en el miedo a ser político, en el miedo a ser claros, a reflejar una postura política. No se atreve a hacer un análisis histórico serio de lo que ocurrió y por qué ocurrió. Sólo escuché y en no más de 20 segundos, a Jose María Pedreño, que no vuelve a salir más en el documento, responsable principal del Foro por la Memoria, decir con una lucidez manifiesta algo parecido a: “Lo que ocurrió en los pueblos fue consecuencia de la lucha de clases”. Ni más ni menos, ni menos ni más.
Buscar rencillas, envidias, la borrachera de los falangistas que iban a realizar las sacas, o lo malvado que era el terrateniente, sólo sirve para elevar el tinte dramático. Lo que realmente, históricamente, existió es que en España en el 1936, había dos clases enfrentadas, en ebullición. La clase oligárquica asociada con el fascismo, los militares rebeldes africanistas y la iglesia oficial, y, por otro lado, los obreros, intelectuales y campesinos. Y una República, república de trabajadores, como se reconocía en la Constitución de 1931, que intentaba democráticamente, mediante la Ley Agraria, las leyes de laicidad, de la enseñanza, de la expulsión de congregaciones religiosas asociadas a la oligarquía, etc. elevar el nivel cultural del país, huyendo de la miseria campesina, fomentada por terratenientes y caciques. Y un proletariado, que desde 1917, miraba a unos países que habían conseguido extirpar las oligarquías clásicas, creando unos estados socialistas. Pero sólo por pensar que la Revolución era la solución, la Revolución no llega. De hecho el Partido Comunista durante la guerra civil se arrimó a la democracia tradicional buscando el ganar la guerra, y apartándose de quienes (anarquistas, socialistas de izquierda y poumistas) querían llegar antes a los cambios, vía colectivizaciones.
Primero Mola, y después Franco lo vieron claro. El peligro era la otra clase y quienes la amparaban. Estos últimos, poetas, novelistas, autores teatrales, maestros, catedráticos, había que eliminarlos sin piedad. A los más incultos, a los analfabetos, también, pero eran menos peligrosos. ¿Por qué eran menos peligrosos? Porque dónde se llevó a cabo la mayor represión, sin juicios, con listas negras, con sacas de las cárceles, con campos de concentración, no había ya guerra. La mayor represión del 36 y 37 se llevó a cabo en zonas como Castilla la Vieja (la nacional, que se había unido desde el primer momento), Galicia, y Extremadura y Andalucía Occidental, que resistieron muy poco. Es decir dónde no hubo frentes. Salvo Badajoz, que resistió, pero luego al acabar la resistencia la masacre fue peor, 3.000 muertos en 24 horas, ¡más que Pinochet, en toda su dictadura, en que se estiman 3.000 desaparecidos!. Entonces, el por qué está claro, la clase diferente, y la estrategia, fomentar el terror. Mola hablaba que el 10% de la población de cada pueblo había que fusilarla, para causar el terror en el resto, y para no dejar enemigos atrás. Pero si no se conseguía matar al que se buscaba, maestro, secretario del ayuntamiento, lider sindicalista de la UGT, CNT, militantes de partidos, desde republicanos hasta comunistas, o simplemente ateos, señalados por los curas, entonces para llegar a esas cifras, (producto de listas negras, en poder de la Guardia Civil, el falangista de turno, el cura párroco, el terrateniente…) se echaba mano de familiares, amigos o conocidos de los buscados. Hay que fijarse muy bien en lo dicho, quiénes buscaban, la clase explotadora, oligárquica, y quienes vivían de ella, y a quiénes se buscaba, a los campesinos, trabajadores, e intelectuales que no tragaban con la explotación de los primeros. La historia de la humanidad, es la historia de la lucha de clases, decía Marx y decía verdad. Lo único que cambia es el modo de exponerlo.
Decía Emilio Silva en una de las intervenciones de la película, que habían optado por enseñar los restos machacados por las balas, cabeza con tiros en la nuca, etc., para ofrecer un testimonio a la Memoria. Estoy de acuerdo, pero llego a más lejos. ¿Por qué se pega un tiro en la nuca?. Y ésta es la contestación que el documento no dá. ¿La envidia?. He conocido en mi vida varios pueblos, con gente muy envidiosa y no he visto nunca que fueran pegando tiros en la nuca a la gente. ¿El ser malqueridos?. La misma respuesta anterior. Ni siquiera por la carencia de armas. Cuántas veces con una escopeta de caza o un cuchillo se puede matar a un vecino. Sin embargo no se suele hacer. Luego no parece que las rencillas ciudadanas sean el motivo. El odio, pues sólo el odio, tampoco. Durante toda la dictadura se ha odiado a Franco y su camarilla y no ha sido suficiente para echarlo. El motivo real y verdadero, el motivo histórico, era que una clase, la clase explotada, había tomado conciencia de sí misma. Estaba acabándose el caciquismo, estaba acabándose la superstición religiosa, estaba acabándose la explotación de los hombres del campo y de la fábrica. Es decir la clase explotada había dicho basta. Y si se hubiera ganado la guerra al fascismo, hubiera sido como en Francia cuando se ganó al nazismo, o en Italia o Gran Bretaña. Una subida espectacular en el nivel cultural, humano, una subida en el nivel económico y un nivel democrático saliéndose de las manos del fascismo oligárquico. Los ricos y poderosos tenían que hacer muchas concesiones, y no estaban dispuestos a hacerlas. Esa es la causa y no otra, de los tiros en la nuca. Cuanto antes y con total impunidad. Y esto llega hasta hoy. Por eso se rasgan las vestiduras cuando abríamos una fosa y por eso debemos decir por qué la abrimos: es decir las causas políticas para conocer y difundir la verdad Histórica. No la Memoria, sino la Memoria Histórica.
Y en el documental no se mencionan partidos, no se mencionan apenas nombres, no se hace referencia histórica, sino social y familiar. Es más cuando se habla de un comunista, primero se dice que era de uno de los partidos ”monárquicos”, confundiéndolo todo. Es decir se pasa de puntillas por el fondo de la cuestión. El documento recoge el entierro de víctimas en un cementerio acompañados por ¡el cura!. Habría que haber dicho: los mismos que los mataron, vienen ahora a enterrarlos. ¡Por favor!. ¡Qué respeto a los muertos, muertos ateos, muertos comunistas, muertos anarquistas, muertos socialistas, de UGT, de FAI, de CNT, de POUM, de izquierda republicana, de otros pequeños partidos laicos y ateos.!. Esto hay que decirlo por que quién vé el documento y no lo ha vivido, ni siquiera la dictadura (la sala estaba llena de jóvenes de menos de 30 años), no sabe lo que representaba un cura en un pueblo en el 1936.
Por ello por lo que calla el documento, más que por lo que muestra, es por lo que está sin maquillar. Es como una cerveza sin alcohol, o una cola sin cafeína, ligth. Por eso no salí satisfecho. Lo mejor, y tiene muchas cosas buenas, la participación de jóvenes, en las entrevistas, en los actos, en la dirección del documental, y en la sala. Que yo recuerde es la primera vez que veo un documental de este tipo comprando entrada en taquilla. Lo normal ha sido verlo en actos restringidos o en cadenas nocturnas y lejanas de TV, sin avisar. Quiero animar a los creadores, dicéndoles que estamos a su lado y que en la tarea de recuperación tienen que contarnos con todo detalle lo que ha pasado en este país, durante tantos años de silencio y de derrota.
No sé si he sido un poco duro en mis apreciaciones críticas, pero en Historia, hay que ser claro y el no serlo da sensación de miedo, de complicidad con el vencedor, de falta de profundidad, y hay que elevar el testimonio de los caídos, de las víctimas, por encima del entorno social y familiar y dejar constancia política, que precisamente por ello cayeron, sin olvidar que detrás de cada acto político hay una persona y un testimonio humano. Los que cayeron fusilados, o sufrimos cárcel y/o exilio, lo fuimos por nuestras ideas, por republicanos, por ser del otro lado, contra el que se levantaron los rebeldes precisamente por eso, por ser republicanos, y esto hay que hacerlo constar en paredes, monolitos, lápidas, tumbas, monumentos, para honor y memoria histórica de los que en el futuro pasen y lo vean.
No fueron rencillas que terminaron con ajustes de cuentas. Se mató hasta la extenuación. Un tal periodista, que participa en el documental, hablaba de hasta 300.000 represariados, no sólo fusilados, sino fallecidos en campos y hospitales por enfermedades derivadas de la guerra, entre ellas por hambre, derivado de la persecución fascista.
Por eso, cuando veo una lápida con un NO OS OLVIDAMOS y un cura echando un responso, pienso, “¿Qué burla es esta?”. No os olvidamos ¡por haber sido asesinados, por ser injustamente tratados, por defender la libertad y la justicia, por haber estado del lado de la II República!. Y esto hay que decirlo si se quiere recuperar la Historia.
Fuente: http://noticias.ya.com
El escritor Javier Cervera Gil ha querido reflejar el lado más humano de la Guerra Civil en su libro 'Ya sabes mi paradero', una obra que se presentó hoy y en la que el autor se vale de miles de cartas escritas desde uno y otro bando para contar cómo vivieron la guerra quienes no participaron en la toma de decisiones.
Doctor en Historia Contemporánea y en Ciencias de la
Información y especialista en análisis de fuentes orales y privadas, Cervera se
aleja deliberadamente del ensayo histórico en este nuevo libro suyo para
'descender a las historias mínimas' de muchos de cuantos vivieron aquella
tragedia. Es 'la pequeña guerra de cada uno' la que se cuenta.
Son cartas que el autor ha conseguido de fuentes muy diversas, que van desde
diferentes archivos públicos y foros de Internet de auténticos estudiosos de la
Guerra Civil hasta colecciones de cartas facilitadas por fundaciones, amigos e
incluso por familiares de alumnos suyos de la Universidad Francisco de Vitoria
en la que imparte clases.
El resultado es un conjunto de 'testimonios sobrecogedores, sorprendentes y muy
reveladores de las peculiaridades que tuvo la guerra, más allá de los grandes
episodios' que se estudian en otro tipo de libros, decía hoy Cervera, que estuvo
acompañado en la presentación por Jorge Martínez Reverte y por Ricardo Artola,
editor de Planeta, el sello que ha publicado el libro.
De los varios miles de cartas a las que tuvo acceso, Javier Cervera acometió un
severo proceso de selección para entresacar las que le parecieron más
interesantes y estructurarlas siguiendo un criterio cronológico. Los testimonios
van desde febrero del 36 hasta meses después del final de la guerra.
Cervera, autor de varias obras sobre la Guerra Civil como 'Madrid en guerra. La
ciudad clandestina 1936-1939', cuenta en el libro las vivencias de una treintena
de personajes cuya identidad verdadera no se facilita, salvo en un caso en el
que por deseo expreso del nieto del protagonista se da el nombre real del autor
de la carta.
'Este anonimato de casi todos los protagonistas no resta interés a las
historias. Los hechos, emociones, miedos, entusiasmos, amores y desamores,
decepciones, odios... son reales independientemente del nombre con el que
llamemos a quienes las protagonizaron', escribe Cervera en el prólogo de 'Ya
sabes mi paradero. La guerra civil a través de las cartas de los que la
vivieron'.
En esa treintena de personajes, de los que se puede seguir su trayectoria
durante toda la guerra o una parte importante de la misma, hay de todo. Desde
Miguel y Pepa, dos recién enamorados que ven cómo la guerra acaba con sus planes
y sus ilusiones, o Alberto, un nacionalista vasco que se ve obligado a exiliarse
a Francia, hasta Benjamín, poeta y trotskista francés.
El lector conocerá también la historia de Floreal, un joven anarquista muy
convencido de sus ideas, o la de Manolo, capitán de navío vasco que acaba como
ayudante de Francisco Franco.
La polémica del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca salió a relucir en la
presentación y Cervera se mostró en contra de la decisión del Gobierno de
devolverle a la Generalitat de Cataluña los documentos que le fueron incautados
porque 'desde el punto de vista de la ciencia histórica es un inmenso error'.
'Es muy grave que se haya tomado una decisión de ese tipo por razones
políticas', dijo Cervera, mientras que para Martínez Reverte 'lo importante' es
que esa devolución esté 'ligada a una voluntad de construir el Archivo de la
Guerra Civil, porque ahora es un caos; los documentos están repartidos por
numerosos lugares'.
Fuente: El País
Sin duda, el gesto más arriesgado y comprometido del
Gobierno de Cárdenas en ayuda de la República española fue suministrarle armas
en un momento en que todos los demás países se negaban a hacerlo. Desde el
principio, el Gobierno mexicano puso a disposición de la República la producción
total de su Fábrica Nacional de Armamentos.
Se enviaron de inmediato todas las piezas disponibles en las bodegas del
Ejército mexicano e incluso se desmontaron unidades completas de artillería para
llevarlas a España. Las fábricas militares mexicanas aumentaron el número de
trabajadores, así como los turnos de éstos, para poder entregar más
ametralladoras, fusiles y municiones. Cuando este esfuerzo resultó insuficiente,
México actuó como pantalla de las operaciones secretas entre la República y
otros países. Este apoyo seguiría, en diversos grados, durante todo el
conflicto, dejando a México como el Único proveedor de armamento fiable para la
República española, aparte de la Unión Soviética.
No se ha podido comprobar el volumen exacto de esa ayuda ya que la información
es variable y confusa. Hugh Thomas la valoró en dos millones de dólares. A su
vez, T. G. Powell, basándose en el informe presidencial de Cárdenas de 1937,
reconoció que la venta de armas de México a España sobrepasaba los 8.000.000 de
pesos (lo que al tipo de cambio de entonces, de 3,60 pesos por dólar,
equivaldría a 2.225.000 dólares). Sin embargo, este cálculo equivale únicamente
al armamento enviado entre septiembre de 1936 y septiembre de 1937, y deja sin
aclarar los demás cargamentos efectuados entre septiembre de 1937 y octubre o
noviembre de 1938.
Por otra parte, la determinación del Gobierno mexicano de vender armamento
cuando todos los demás países rehusaban hacerlo también puede considerarse una
política diseñada para fijar un precedente moral digno de ser imitado por otros
países. Sin embargo, la Administración de Cárdenas fracasó rotundamente en este
cometido. A pesar de las diversas peticiones que realizó su Gobierno en foros
internacionales a través de sus emisarios, ningún otro país, salvo la Unión
Soviética, que ya lo hacía, mostró disposición de vender armas a la República,
por lo menos no de forma abierta.
Un virtual empate
Del primer ataque de los insurgentes y la correspondiente
resistencia de las fuerzas republicanas, en julio de 1936, resultó un virtual
empate. Los nacionalistas ocupaban alrededor de una tercera parte del territorio
español y la República mantenía un control incierto sobre los dos tercios
restantes. Carecían del equipamiento y las armas necesarias para someter al
adversario de un solo golpe y, menos aún, para resistir una larga guerra. Faltos
de una alternativa inmediata para salir de esta situación y sin la esperanza de
llegar a un acuerdo, ambos contendientes buscaron pronto ayuda exterior.
Desde el comienzo de las hostilidades, los rebeldes contaron con la ayuda
militar de Italia y el respaldo de Portugal. A sólo tres días del levantamiento,
los nacionales se aseguraron el apoyo alemán, que inicialmente fue de 20
aerotransportes pesados Junker 52. Con éstos se estableció un puente aéreo entre
Tetuán y Sevilla para doblegar el bloqueo impuesto por la flota republicana al
grueso de las tropas franquistas que habían quedado varadas en las guarniciones
africanas. Poco después recibieron un apoyo masivo.
En estas primeras horas de la Guerra Civil, el Gobierno republicano buscó ayuda militar del Gobierno ideológicamente cercano de la vecina Francia para poder sofocar el levantamiento militar. Para justificar la legalidad de su petición, el Gobierno español invocó un acuerdo franco-español, firmado en 1935, mediante el cual se estipulaba en una cláusula secreta que España compraría armamento francés por el equivalente de 20.000.000 de francos. Al principio, Francia pareció honrar tal acuerdo, pero muy pronto los efectos de las disputas en el Gabinete de Blum, combinados con una campaña artera por parte de la prensa de derechas y la abierta coerción del Gobierno de Baldwin, la hicieron retractarse de sus compromisos previos.
Blum se desdijo de sus promesas, cediendo ante las presiones y denegando el envío a España de las armas solicitadas. Blum en persona comunicó al enviado de Cárdenas, Isidro Fabela, su pesar por esta decisión y los riesgos que, de respetar su compromiso con España, podría llegar a acarrearle a su país: "Ayer, el embajador británico vino a comunicarme que en caso de que el Gobierno francés decidiera enviar armas a España, el Reino Unido se mantendría estrictamente neutral en el evento de un conflicto europeo".
Para entonces, un escándalo se había desatado dentro del Gabinete de Blum entre aquellos que, como el ministro de Aviación, Pierre Cot, insistían en honrar el compromiso de Francia y aquellos que, como el ministro de Defensa, Édouard Daladier, no sólo aborrecían al Gobierno español en particular, sino que también querían mantener a Francia al margen de una nueva guerra. Blum encontró una solución intermedia para apaciguar tanto a la oposición interna como a la prensa conservadora, y aun así enviar los aviones prometidos. La venta en apariencia se cancelaría, y, mientras tanto, se podrían mandar cargamentos secretos a través de un Gobierno interpuesto, como el de México, hasta entonces el único en el mundo que había declarado abiertamente su apoyo a la República española.
Solicitud formal
Entretanto, Fernando de los Ríos, que había sido nombrado precipitadamente embajador de España en Francia, se acercó al embajador de México en ese país, el coronel Adalberto Tejeda, para presentar una solicitud formal mediante la cual el Gobierno mexicano compraría armas y municiones en Francia en nombre de la República española. La compra aparecería como efectuada por México, aunque en realidad su destino sería España.
Sin consulta previa, Tejeda mandó un telegrama a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México informando a Hay de la solicitud urgente planteada por De los Ríos. A los pocos días llegó la respuesta. La Secretaría de Relaciones Exteriores de México autorizaba sin reservas la iniciativa, aunque con la condición de que no se suscitaran complicaciones internacionales de ningún tipo con el Gobierno francés. El comunicado enfatizaba: "Bajo ninguna circunstancia debemos engañar a Gobiernos amigos"
El 1 de agosto de 1936, el Gobierno mexicano recibió, por medio de Tejeda, una petición más del Gobierno español, en esta ocasión para adquirir armas ya fuera en Bélgica o en el Reino Unido. En el material solicitado se incluían de 10 a 12 bombarderos, 25.000 bombas, 1.500 ametralladoras y varios millones de cartuchos. Fue el propio Fernando de los Ríos quien formuló esta petición. De nuevo, la compra aparecería como realizada por México.
En primera instancia, la transacción fracasó debido a que, el 26 de agosto, el Reino Unido rehusó categóricamente expedir licencias para la venta de una cantidad no especificada de rifles, ametralladoras y munición a México, por temor a que fuera reenviada a España. Esto, a pesar de las promesas hechas por el embajador de México en Londres, Primo Villa Michel, de que el material sería para uso exclusivo del Ejército mexicano.
En cuanto a la conexión belga, la clandestinidad de la operación hace difícil determinar con certeza sus resultados. El 19 de septiembre, la policía belga irrumpió en la sede del Partido Socialista Revolucionario, donde encontró documentación en la que se implicaba al embajador de México en Bruselas, Carlos Darío Ojeda, en un pedido de 200.000 granadas de mano enviadas a España. Este descubrimiento fortuito condujo a que tres días más tarde se registrara el SS Raymond, donde se encontró un cargamento de varias cajas de madera que contenían 800 rifles con bayoneta, 320 carabinas y 210.000 cartuchos, supuestamente destinados a la legación mexicana, pero con rumbo final a España. No existen registros oficiales, ni mexicanos ni belgas, que confirmen otras empresas, y sólo podemos inferir que hubo más a través de los testimonios indirectos de los actores directamente involucrados en su ejecución.
En lo tocante a la operación en Francia, se sabe con certeza que diplomáticos mexicanos se pusieron en contacto con el ministro de Aviación de Francia, Pierre Cot, y obtuvieron su completa aprobación para cerrar el trato. Así, el 2 de agosto de 1936, con México como tapadera, se enviaron a la República 30 aviones de reconocimiento y bombarderos, 15 aviones caza y 10 aviones de transporte y de entrenamiento. Los bombarderos eran de la clase Potez 54. Hay varias versiones contradictorias acerca de la cantidad real de aviones que a fin de cuentas llegaron a Barcelona. Hugh Thomas enumera 55 en total, Schwartz habla de 37 entre fines de julio y el 17 de agosto, Miguel Sanchís reduce esta cifra a 25 bombarderos Potez 54, 13 de los cuales se transportaron por mar el 26 de julio, y el resto, por aire.
Los diarios de Cárdenas
Una referencia explícita del convenio aparece en los diarios de Cárdenas, en la anotación correspondiente al 20 de agosto de 1936: "Habiendo también solicitado el Gobierno de España que México adquiera armamento y aviones para integrar dos regimientos que necesita con urgencia y que el Gobierno francés está de acuerdo en vender, se autorizó a nuestro ministro en París, el coronel Tejeda, para que compre por cuenta del Gobierno español el armamento que solicite".
Generalmente, ésta ha sido considerada la operación más importante del apoyo mexicano. Sin embargo, nuevos datos sugieren que la ayuda mexicana abarcó más transacciones. A través de la diligencia del capitán del cañonero Durango, Manuel Zermeño Araico, que había estado evacuando ciudadanos mexicanos de la zona del conflicto español, el Gobierno mexicano compró, el 15 de agosto, con dinero de la República, un viejo barco argelino de 1.700 toneladas, el Berbère, atracado en el puerto de Marsella. El buque, construido en 1891, llevaba algunos meses encallado en el puerto francés. Con el nuevo nombre de Jalisco, el barco transportó de contrabando armas de Francia hacia la República española. Seis días más tarde salió hacia Alicante llevando un cargamento clandestino de armas que contenía 150 morteros de trinchera Brandt y 45.000 granadas de mortero. El 10 de septiembre hubo un nuevo envío, esta vez transportando 50 cañones antiaéreos Oerlikon de 20 milímetros y 75 casquillos de proyectil.
Fue precisamente entonces cuando se concibió la idea de poner en marcha una política de no intervención. El 9 de septiembre de 1936 se formó en Londres un Comité de No Intervención bajo auspicio anglofrancés, con una interpretación un tanto peculiar de lo que significaba la no intervención, estableciendo una vigilancia inmediata de las fronteras y costas españolas. A partir de ese momento, el Gobierno francés rehusó ayudar a la República. Francia cerró su frontera con España a todo el tráfico militar en agosto de 1936, abriéndola de manera intermitente en 1937 y 1938.
En nombre de la paz y con la supuesta esperanza de evitar una nueva conflagración mundial, se pasó por alto la escandalosa evidencia de una intervención extranjera encabezada por Alemania e Italia. La creación del comité hizo que el único perjudicado por sus preceptos fuera el Gobierno legítimo de España. De hecho, el comité negó la ayuda que, de acuerdo con las leyes internacionales, Madrid podía esperar por lo menos de los miembros de la Sociedad de Naciones. Para principios de septiembre, nueve países europeos ya habían firmado la declaración de no intervención: Bélgica, Reino Unido, Checoslovaquia, Alemania, Italia, Portugal, Suecia y la Unión Soviética. Dos de ellos, Alemania e Italia, violaron abiertamente el acuerdo, ya que seguían suministrando una ayuda considerable a los rebeldes, y un tercero, la Unión Soviética, pronto rompería su compromiso anterior, apoyando a la República. Al final, 27 naciones se adhirieron al pacto en mayor o menor grado.
Los fletes de armas de México a España fueron secretos y no hay manera de conocer su cantidad precisa ni su valor. Las fuentes también difieren en lo que concierne a embarques documentados. Tenemos noticias, si bien incompletas o extraoficiales, de varios de estos cargamentos. El 25 de septiembre de 1936, según el diario parisiense Le Temps, el buque de vapor América, con bandera mexicana, salió de Amberes oficialmente hacia Veracruz, pero en realidad su destino era un puerto español. Según la misma fuente, el cargamento consistía en 1.116 toneladas métricas de clorato de potasio, 1.400 de ácido sulfúrico, 310 de fenol, todas ellas de origen soviético, así como 25 toneladas de desechos de cobre.Supuestamente, estos artículos iban destinados al Gobierno de Madrid para la fabricación de explosivos.
Violación del embargo
Quince días más tarde, el torpedero francés Vauquelin envió un telegrama al Ministerio de Marina de su país. Informaba de que el Jalisco había violado el embargo de armas llevando otro cargamento desde Marsella hasta Alicante. El Jalisco ya tenía cuatro casaciones de cargos por contrabando ilegal de armas, pero contaba con la autorización para transportar un cargamento de armas supuestamente para la Secretaría de Guerra de México, vía Veracruz. El cargamento incluía una caja con motores aeronáuticos, 60 cajas con una cantidad desconocida de piezas de munición, 16 cajas con ametralladoras, 134 cajas de cartuchos correspondientes y varias motocicletas, por un valor total de 2.295.160 francos franceses.
Según el agregado militar de Estados Unidos en Ciudad de México, el mismo cañonero Durango -que había evacuado a varios mexicanos y españoles refugiados en la Embajada de México en Madrid- transportó 8.000.000 de cartuchos y 8.000 rifles a un puerto no revelado en España, en septiembre de 1936. También trajeron de contrabando varios aviones desde Estados Unidos a México, que fueron ocultados en el puerto de Veracruz, equipados con armas para convertirlos en bombarderos, y después enviados por mar a España, como se verá a continuación.
¿Espías mexicanos?
Se ha sugerido que diplomáticos mexicanos participaron en actividades de espionaje a favor de la República, tratando de contrarrestar los intentos del Eje por influir en las cancillerías europeas a favor de los rebeldes. Simeón-Vidarte informa acerca de cómo el cónsul general en París, Epigmenio Guzmán; un diplomático de menor rango de nombre Mejías, y el mismo Tejeda fueron capaces de conducir la contrainteligencia en Berlín y pasar clandestinamente a España millones de cartuchos de fabricación alemana y austriaca. Elena Garro concede cierto grado de credibilidad a esta versión, al contar en sus memorias cómo el mismo Mejías le dijo en París que se había visto envuelto en actividades de inteligencia en Berlín y Roma aprovechando su estatus diplomático. Por razones obvias, en la documentación oficial mexicana no existe referencia alguna a estos hechos.
A pesar de la falta de documentación oficial referida a muchos de esos fletes de armas, existen bastantes documentos fotográficos de cargamentos mexicanos destinados a España, particularmente los que se originaron desde fuentes de la propaganda franquista, que, irónicamente, intentaron de esta forma relacionar a la República con la intervención extranjera. En estos catálogos y otros folletos parecidos, en repetidas ocasiones se acusó a México de haber enviado a España cantidades considerables de balas expansivas dumdum, quebrantando la Convención de Ginebra, que las había proscrito una década antes.
MÉXICO Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Mario Ojeda Revah
A partir de fuentes diplomáticas y periodísticas de la época, en gran parte inéditas, México y la Guerra Civil española examina un episodio prácticamente desconocido de la historia del siglo XX, como son las relaciones entre México y la Segunda República española y analiza las razones de la decisión del gobierno de Lázaro Cárdenas de proporcionar apoyo militar, diplomático y moral a la República durante la Guerra Civil . México envió armas y municiones a España cuando otras naciones se negaron a hacerlo frenadas por el pacto de No-Intervención. Además, diplomáticos mexicanos organizaron una red secreta para comprar armas en terceros países y desde allí enviarlas a España.
Mario Ojeda Revah es historiador. “México y la Guerra Civil española” es su primer libro
ISBN: 84-7506-698-4
Dimensiones: 14 x 22 cm
Año de publicación: 2005
Encuadernación: Rústica con solapas
No. de páginas: 352
Pedidos Editorial Turner
http://www.clarin.com/diario/96/04/14/InfIndex.html
Una guerra civil puede tener matices de sinsentido pero nunca carece de lógica.
En la Guerra Civil Española, uno de los bandos desbordaba de entusiasmo y
mística en el combate, frente a un ejército profesional asistido por mercenarios
extranjeros y la tecnología más avanzada de la época. Del lado de la República,
los voluntarios de las Brigadas Internacionales pelearon su propia Revolución
roja. Junto a todos ellos, reunidos en el espacio de una patria íntima, miles
de inmigrantes españoles seguían la guerra desde los cafés de Avenida de
Mayo.
18 de julio de 1936. El levantamiento del general Francisco Franco puso fin a
algo más digno de festejar que el comienzo de la Guerra Civil. El 16 de febrero,
hace sesenta años, se celebraban en España lo que serían las últimas elecciones
por varias décadas. La victoria del Frente Popular, el 16 de febrero de 1936,
fue magra en términos de votos pero dio a esa amplia coalición de la izquierda
republicana una abrumadora mayoría en las Cortes. Esto, combinado con el estado
deliberativo que había instalado el levantamiento de mineros en octubre de 1934,
en Asturias, convencieron a la derecha antirrepublicana, integrada por
monárquicos, católicos y fascistas, de que no podrían imponer un estado
autoritario sino a través de la destitución. El triunfo electoral del Frente,
respaldado por todas las fuerzas republicanas, marcó el límite de tolerancia
de los conservadores. España vivía una situación prerrevolucionaria con
algunas semejanzas con la Unión Soviética del proceso de octubre de 1917: el 65
por ciento de la población era analfabeta y dos millones de campesinos no tenían
tierra. Apenas 10 días después de la sublevación, Franco recibía los primeros
veinte aviones de transporte alemanes. Pero más allá de sus consecuencias en la
vida política española, la Guerra Civil se convirtió en una instancia de la
historia europea. Fue el preludio de la Segunda Guerra. En España habrían
de debatirse las grandes cuestiones políticas de la década: la lucha entre el
liberalismo y el nacionalismo, la democracia y el totalitarismo. De hecho, la
Guerra Civil fue el laboratorio donde los regímenes de Alemania e Italia
probaron nuevos métodos de guerra aérea y de tanques, y donde Gran Bretaña y
Francia calibraron la amenaza de sus vecinos al equilibrio internacional.
También fue el terreno donde la Unión Soviética puso a prueba su capacidad de
alianza con las democracias occidentales y el predicamento social de su
doctrina. Pero el poder no explica la totalidad de un proceso y la guerra a
menudo resuelve la supervivencia en una única peripecia extraordinaria, como la
que cuenta el brigadista argentino José Acosta. La guerra es una colección de
historias personales: una historia por cada combatiente, y otra, por cada
exiliado que alucina sus pormenores lejos del campo, en otro país. Entre 1936 y
1939, la Argentina fue un frente de España.
A la guerra por voluntad propia
Frente a la maquinaria bélica que Franco obtuvo tempranamente en su pacto con
Roma y Berlín, las milicias republicanas contaban con el arsenal de una mística.
Mientras el franquismo conseguía municiones, la República multiplicaba sus
comités en el mundo entero. La Argentina fue uno de los campos de la guerra de
opiniones. El capítulo más conmovedor e irrepetible de ese espíritu
internacionalista fue el que encarnaron las Brigadas Internacionales. El
gobierno de Felipe González acordó recientemente la ciudadanía a los
combatientes internacionales, convirtiendo en ley el deseo que había formulado
la líder comunista Dolores Ibarrruri, al despedir a las Brigadas en Barcelona,
el 28 de octubre de 1938. "No los olvidaremos "dijo entonces la Pasionaria";
cuando el olivo de la paz ya tenga hojas, enlazados con los laureles de la
victoria de la España Republicana, regresen a nosotros. Vuelvan, porque aquí
encontrarán una patria. En la reunión del 21 de julio de 1936, el Comintern
soviético aprobaba por mayoría "no por unanimidad" ayudar a la República y crear
las Brigadas Internacionales. El cuerpo de combatientes voluntarios de todo el
mundo tendría su centro organizativo en París, donde funcionaba una sucursal de
la República. El Partido Comunista y las fuerzas socialistas encabezaban la
cruzada democrática. El contingente de brigadistas más numeroso era el francés,
seguido por los italianos, ingleses y portugueses. En París, el Comité
Internacional de Solidaridad concentraba las donaciones de todo el mundo. Solo
en los Estados Unidos, la Brigada Abraham Lincoln aportó unos 3.300 voluntarios.
Debido a que en nuestro país el reclutamiento era bastante informal, no se
tienen cifras exactas, pero algunos estiman en 500 los voluntarios que partieron
de Buenos Aires. Muchos de ellos eran españoles que habían emigrado hacía
algunos años, o hijos de españoles que combatían por la patria de sus padres,
pero hubo también exiliados de otras nacionalidades, húngaros, croatas,
lituanos, etcétera, simpatizantes del proceso comunista provenientes de países
del Este europeo. En la Argentina, la guerra motivó una inmediata reacción de
solidaridad que no habría de culminar sino hasta fines de los años cuarenta, con
la última oleada de exiliados políticos.
La guerra en Avenida de Mayo
Dirigente juvenil del Partido Comunista Argentino, Fany Edelman se enroló como
voluntaria en la Guerra Civil. A los 82 años, esta mujer de prolijo rodete, en
quien la coquetería parece una condición de la longevidad, recuerda aquel tiempo
en España como su edad de esplendor, la instancia en que su vida tuvo un sentido
más pleno. "La solidaridad con el Frente Popular fue enorme "recuerda Edelman".
Uno de los motores de esa ayuda era el Patronato Español de Ayuda a las Víctimas
de la Represión en Asturias, creado dos años antes a raíz de la represión de los
mineros huelguistas. De inmediato se constituyó el Comité de Ayuda al Pueblo
Español, y luego decenas de otros comités, creo que casi doscientos, desde Jujuy
hasta Tierra del Fuego." Edelman recuerda que la Argentina enviaba embarques
semanales de sopas concentradas, que las descendientes de españoles tejían
bufandas para el ejército popular. Los niños juntaban papel plateado, que luego
era vendido y convertido en donaciones. La ayuda espontánea fue tan masiva, que
la Argentina se ubicó como segundo país, después de Francia, en el caudal de
ayuda popular a la República. En la esfera del poder, el gobierno de facto de
Agustín P. Justo procuraba disimular su simpatía por los militares sublevados,
pero la prensa argentina se inclinó enérgicamente en favor de los republicanos,
con el viejo diario Crítica a la cabeza. Su director, Natalio Botana,
tendría una permanente militancia en favor de los republicanos a lo largo de dos
décadas. Angel Nañez, que llegó a Buenos Aires en 1940, evoca las colectas
promovidas en la redacción del diario, y que el propio Botana reunía el dinero
que mensualmente era entregado a las familias de refugiados, hasta que
encontraran trabajo. La colectividad peleaba su propia guerra a la distancia.
Los españoles de Buenos Aires recuerdan que en la Avenida de Mayo funcionaba
algo así como un comando de simpatizantes y detractores de la República. En las
esquinas de la avenida y Salta, dos bares nucleaban a los unos y a los otros: en
el Iberia, los republicanos; en el Español, los franquistas. El lenguaje era la
provocación, y las escenas, propias de una taberna. Allí se esperaba la caída de
la tarde y las noticias del día. Las ruedas se prolongaban hasta medianoche, y
no faltaba en la semana una jornada de roces, con sillas y tazas volando por el
aire. Mientras Libertad Lamarque y Fernando Ochoa daban recitales a beneficio en
el Luna Park, en San Juan se realizaba una campaña de donaciones recogidas por
el club de ciclistas. El mismo año de la sublevación comenzaba a editarse en
Buenos Aires La Voz de España, un medio que luego se transformaría en el
republicano La Nueva España, con una tirada semanal de 60.000 ejemplares.
A raíz de la persecución de algunos grupos profranquistas "uno de cuyos
portavoces prestigiosos era el notable narrador argentino Arturo Cancela", La
Nueva España acabó alquilando una isla en el Tigre, Los Pinos, donde se
cobraba 20 centavos para participar de un picnic. En una respuesta institucional
al problema planteado por los argentinos que sí se sentían atrapados en un
conflicto ajeno, en 1936 y 1937, partían a Alicante el crucero ARA "25 de Mayo"
y el torpedero "Tucumán", para repatriar argentinos y refugiados de otras
nacionalidades latinoamericanas. La República había dispuesto ese puerto
valenciano como punto de evacuación de los extranjeros. En 1937 Fany y su
esposo, Bernardo Edelman, partían finalmente a París. Tenían 25 años y su
llegada a España fue organizada por el Socorro Popular Francés. Edelman recuerda
una Madrid de pesadillas, llena de bolsas de arena, con que los habitantes se
protegían de los tiroteos. Bernardo trabajaba como corresponsal para el diario
La Nueva España, mientras ella trabajaba para el Socorro Solidario en
Valencia. Fany también presidía la Federación Democrática Internacional de
Mujeres, lo que le permitió estar en contacto con Dolores Ibarruri. Dice
Edelman: "En la Pasionaria se conjugaba todo. Era muy alta y apuesta, siempre
vestida de negro y tenía una oratoria conmovedora. Yo creo que su presencia
definió mucho la actitud del pueblo español". Fany cuenta que "el Socorro
concentraba toda la ayuda internacional, de modo que allí acudían los soldados,
pero también los jefes militares y la intelectualidad más significativa de
España". Fue allí que la pareja de argentinos conoció a Antonio Machado, cuyo
hermano, Manuel, era franquista, y también al poeta Miguel Hernández. "La
actividad era frenética en el gran salón del Socorro", "recuerda Fany, quien
tuvo a su cargo la organización de la campaña de solidaridad del 37". "Ese
invierno Machado llamó a los españoles a desprenderse de sus pertenencias para
contribuir a la guerra.
El largo adiós
En abril de 1938 comienzan a retirarse los brigadistas. Inundarán por miles las
montañas que separan a la Península del continente. Los Edelman parten después
de la sangrienta batalla de Teruel. A fines de ese año, el diario La Razón
publicaba un chiste autorreferencial. Un cliente se sienta en un bar y
ordena un "huesca". "¿Y eso, qué es?", pregunta el mozo. "Es lo que los
republicanos toman cada día." El chiste aludía a que la prensa argentina ya
había informado decenas de veces que la República había finalmente logrado
recapturar la ciudad aragonesa de Huesca. Pero eso no era más que una expresión
de deseos. "Cautivo y desarmado el Ejército Rojo, las tropas nacionales han
alcanzado sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado." El primero
de abril de 1939, un locutor comunicaba por radio el parte oficial fechado en
Burgos, con la firma del Generalísimo. Dos tercios de los brigadistas murieron
en España. Algunos sobrevivientes "como muchos españoles" fueron a pelear como
voluntarios a la Segunda Guerra, contra el mismo enemigo con distintos
uniformes. Quince años más tarde, los nombres de los combatientes de la Brigada
Abraham Lincoln seguían inscriptos en una lista negra del gobierno
norteamericano como enemigos del orden público, en el marco de la guerra fría.
Pocos brigadistas fueron alcanzados por la gloria a su regreso a casa.
Reivindicados en la ancianidad, algunos combatientes comentan, desde la mesa de
un bar de Avenida de Mayo, los interminables malentendidos que colaboran en la
Historia. Marcelino Fernández Villanueva, quien permaneció en España hasta 1949,
organizando una guerrilla en la clandestinidad, recuerda que al llegar a Buenos
Aires le sorprendió el ambiente de euforia entre los republicanos de Avenida de
Mayo: "Estaban convencidos de que Franco pronto iba a caer con el triunfo de los
aliados en la Segunda Guerra".
”Yo había cumplido 22 años, mi madre lloró varios días seguidos y mi viejo
sintió orgullo y temor al mismo tiempo cuando les anuncié que me iba a la guerra
de España," evoca el periodista argentino José M. Acosta, uno de los
voluntarios más jóvenes en la Guerra Civil. Nacido en una familia de
españoles, José vivía en Lanús e integraba el comité central de la Federación
Juvenil Comunista de la provincia de Buenos Aires cuando estalló la guerra
civil. A medida que la sociedad argentina se dividió entre rojos y fascistas,
la agitación envolvió a todos.
"Muchos jóvenes se anotaron para combatir. Yo fui uno de los pocos que logró
llegar a España. La noche antes de embarcarme, un hermano de mi madre quiso
despedirse invitándome a comer una paella en "El Imparcial". Mi tío dijo: "Come,
muchacho, come, que allá pasarás hambre". Sesenta años después, Acosta recuerda
la Avenida de Mayo repleta de españoles discutiendo a gritos las noticias del
frente, los comités de ayuda, los desfiles de solidaridad, las banderas de la
República en los negocios. Los que fueron a la guerra salían discretamente, a
menudo en barcos de carga como el que llevó a Acosta hasta el puerto de
Amberes.
Viaje a la guerra
Acosta siguió la ruta que el Partido Comunista le había marcado en Buenos Aires.
De Amberes a Bruselas, por tren, de allí a París, con una cita ciega en una
verdulería de un barrio popular. En ese lugar, Acosta se quitó el saco ante los
ojos del desconocido verdulero y separando el forro descosió una tira de género
en la que el economista comunista Luis V. Sommi había escrito una contraseña.
En la primavera de 1937, Acosta dormía en el confiscado Hotel Colón de
Barcelona, viendo caer las bombas sobre la Plaza de Cataluña. Siendo el suyo el
idioma castellano, las autoridades no le encontraban sentido a su incorporación
a las Brigadas Internacionales, adonde reunían a los extranjeros de unas treinta
nacionalidades. Por fin se decidió su ingreso en el ejército, en Castellón de la
Plana, adonde llegó el mismo día que comenzó el bombardeo desde barcos de guerra
de Italia y Alemania. Acosta fue comisario político, sin grado militar,
en la escuela de cuadros del ejército de la República en Jaén, sobre el río
Guadalquivir. En este destino militar, el argentino conoció a algunas
personalidades surgidas de la revolución y del caos que siguió al alzamiento del
general Franco; en 1938 fue ascendido a capitán.
De gigantes y tangueros
"Eran militares improvisados, como el general Tagüeña, un gigante de casi dos
metros, científico matemático recién graduado en Madrid, que fue una revelación
como intelectual con mando de tropa -precisa Acosta-. También conoció a uno de
los comandantes guerrilleros más audaces y mejor preparados para la lucha detrás
de las líneas enemigas. De apellido Ungría, había asimilado la guerra de
guerrillas con las tácticas de los contrabandistas de las montañas, que
pasaban el tabaco delante de la nariz de la Guardia Civil. Ungría y sus hombres
reían a carcajadas cuando relataron a Acosta cómo desorientaban a los perros
entrenados de la guardia civil. Los animales estaban educados para detectar el
sudor y el olor del tabaco en las ropas impregnadas, pero los guerrilleros de
Ungría cruzaban completamente desnudos y sus armas y ropas las arrastraban con
sogas de más de 50 metros, de manera que disociaban las formas humanas del
olfato. Ahora Acosta recuerda otra maldición de la guerra, además de la muerte y
del hambre: la sarna de las trincheras. Es un parásito que se instala debajo de
la piel y causa una multitud de pústulas que producen un escozor irresistible.
Hacia el final de guerra, los extranjeros habían comenzado a salir de España.
Acosta recuerda a un argentino que fue violinista de orquesta típica, Martínez,
un porteño que llegó a Madrid con el tango y que salió el último día, con
grado de teniente coronel español. Pero el gobierno de Negrín había ordenado la
evacuación de los internacionales y, aunque Acosta estaba en el ejército y no
con las brigadas, también a él lo llevaron a un encuentro con Santiago Carrillo,
el líder comunista que asumió la despedida. Había mucha emoción entre los
extranjeros que debían salir de España. "Compañero, ¿oyes cómo hablo? ¿Qué
diferencia tengo con un español? Yo me quedo-, dijo Acosta. "Pues entonces te
quedas "fue la respuesta de Carrillo. En los últimos momentos de la guerra, el
general Del Barrio convocó a Acosta a una misión: debía presentarse al comando
del ejército republicano ya en retirada hacia Francia y solicitar el
abastecimiento de diez mil kilos de pan por día y sal para alimentar a más de
30.000 hombres todavía encuadrados militarmente. Acosta aceptó la misión y casi
mágicamente aparecieron para vestirlo un traje azul, una camisa blanca y
zapatos. Se trataba de cruzar los Pirineos desde Molló, en la provincia de
Gerona, hasta Prat de Molló, del otro lado de las montañas. Un comando a cargo
de los generales Vicente Rojo y Enrique Líster procuraba conservar desde
Perpignan el control de la retirada. A ellos debía encontrar Acosta. "El cruce
de los Pirineos lo hice en el caballo de un contrabandista, que me condujo por
senderos de montaña que solo conocía él. Apenas con sostener la rienda, el
animal me dejó en Francia cuatro horas más tarde. Vendí unos duros de plata y
comí antes de trepar a un ómnibus rumbo a Perpignan. Me creía seguro porque
sobre mi pasaporte argentino había un visado de Francia que había obtenido unos
meses antes en Gerona. Pero me equivoqué. Los gendarmes franceses me arrestaron
y me empujaron al campo de concentración de Colliure, donde se hacinaban ya
miles de españoles. En el momento que llegué al campo de concentración, llevaba
varias horas un motín fenomenal que, a duras penas, los gendarmes franceses
lograban controlar. Me dejaron solo. Y entonces un soldado francés me miró como
preguntándome qué estaba haciendo allí, y me gritó: "Allez, allez!". Me di
cuenta de que me invitaba a escapar.
Una muerte insólita
Acosta nunca parece agotar sus recuerdos. Promovido a capitán, en 1938 prestaba
servicio en un batallón de recuperación cuya tarea consistía en identificar a
soldados perdidos o desertores y devolverlos a sus unidades. El jefe era un
coronel del escalafón profesional de los ciclistas militares, una rama de
comunicaciones. No era de mucha confianza y se temía que también desertara. El
batallón usaba como cuartel el cine de la ciudad de Ripoll, cerca de Gerona.
Mientras Acosta almorzaba con otros militares a orillas del rio Ter, una
escuadrilla de aviones italianos bombardeó la ciudad. Cuando regresaron, el cine
estaba en ruinas y el coronel ciclista, muerto. Acosta comunicó la novedad y,
sobre el terreno, le ordenaron que asumiera el mando del batallón, como capitán.
Con este grado, fue cuando Acosta vivió la inolvidable aventura de casi morir
ahogado en champán. "Nos retirábamos de Tarragona. El mando decidió formar
un pequeño comando para inspeccionar las bodegas Codorniú, ya entonces muy
famosas por su champán. Las bodegas estaban administradas por los anarquistas de
la CNT y la FAI, que habían conservado la producción y también la exportación
del champán, por lo que contaban con dinero. Pero nuestra retirada militar
marcaba también el fin de esa administración, que se replegaba con el ejército
republicano. Nos dieron orden de cargar los camiones con las cajas listas para
la exportación. Cargamos hasta donde pudimos. Pero Codorniú era un emporio:
había kilómetros de cavas, donde descansaban las botellas mientras el champán
maduraba. La instrucción fue destruir lo que no pudiéramos llevar. No sabíamos
lo que íbamos a desencadenar cuando vaciamos nuestras ametralladoras
contra las filas de botellas. Las balas hacían añicos las botellas, pero
entonces comenzó un estrépito infernal: por simpatía, estallaban las galerías
sin necesidad de nuestras balas. Casi no tuvimos tiempo de reaccionar. Un océano
de espuma nos rodeó en escasos minutos y entonces escapamos gritando en esos
túneles donde retumbaban hasta el infinito las explosiones del champán.
Acosta sonríe al narrar la aventura. Como la comida siguió siendo miserable,
muchas noches pudo dormir bajo la luna gracias a una botella de Codorniú, un
lujo que solo se permitían los millonarios.
La Avenida de Mayo era un estado de ánimo, un pequeño país
a contramano del día, con luna propia. Buena parte del millón y medio de
españoles que intentaban zafar, con la prepotencia del trabajo, en el amplio
escenario de la arcilla resbaladiza del Río de la Plata, la adoptaron como ring
después de los sucesos de Ceuta.
El drama español comenzó con himnos de alegría, casi una verbena. En bares
distintos pero idénticos, la manzanilla disparó la calentura. La avenida, en su
total completud, fue durante años la platea en la que aquellos inmigrantes
ventilaron la mugre de sus rencores. A medida que la guerra transcurría,
reflejada en ríos de tinta rigurosamente esperados cada madrugada, invadía a la
colectividad una sensación de energía y desesperación. Aquellos "gallegos"
vivían en el corto plazo. La cultura del bar marcó una frontera: pensaban como
hombres de acción, actuaban como hombres de pensamiento. Embanderados en la
tragedia, solo poseían, desde ambos extremos de la intransigencia, una común
vocación de desastre. Españoles al fin, negados a la comodidad de lo neutral,
sus resentimientos fueron más largos que la guerra: hasta fines de los 50, los
porteños se sorprendían de ese sistemático empecinamiento en revolcar la
memoria, sin la mesura que suele dar el tiempo. A cuatrocientos metros de la
avenida, esos porteños vivían su propia historia, sobre la calle Corrientes, en
la que la guerra civil era una noción remota y distante. Inmigrantes y porteños
carecían, por entonces, de hambre, esa otra dialéctica de la guerra. Oscurecida
la cultura por un cercano cielo de bayonetas, la vida mansa y con muy módicas
ambiciones transcurría sin demasiados sobresaltos: al fin, montados en una
coyuntura internacional muy favorable, no era demasiado significativa la
diferencia entre un kilo de carne y un kilo de Cadillac. Buenos Aires lloraba a
Gardel y el tango entraba en claroscuro. En el 36, Paulina Singerman era la
actriz de moda y los típicos cafés de Corrientes recibían al sexteto de Vardaro
y a la nueva orquesta de Pedro Laurenz. Esa popularidad derivó en que las
grandes caras del tango integraran los comités de ayuda para nacionales y
republicanos: dos de ellas marcaban el draw en las preferencias: Libertad
Lamarque para los "rojos", Tita Merello para los de la falange. La relación del
porteño medio con el conflicto y con sus protagonistas fue entibiada por el "no
te metás". Una relación distante, apacible, externa y contingente. En cambio, la
inteligencia argentina tomó partido por los derrotados y persistió, incluso,
durante un tiempo mayor al lícito duelo de España. La Avenida de Mayo entró en
decadencia cuando se silenciaron las bocas de los cañones. No hubo verbenas. La
ciudad comenzaba a desplazarse inexorablemente hacia el río.
Fuente: http://servicios.larioja.com/pg050703/prensa/noticias/Cultura/200507/03/RIO-CUL-060.html
El poeta, escritor y educador Hartzenbusch Lee Arriazu, que nació en Berceo, luchó con las Brigadas Internacionales y murió sin reconocimiento
Su figura tiene todos los ingredientes de un personaje singular del siglo XIX, más propia del romanticismo que de la voraz, violenta y arrastrada historia de la guerra de la ignorancia, la miseria y la estupidez que les tocó vivir a los españoles en el siglo XX. Tópicos al margen, el riojano 'Arturo', como le gustó llamarse al final de su vida, había nacido en Berceo. Su abuelo, A. C. Grant, maestro, peleó con los Texas Rangers bajo la bandera Confederada en la Guerra de Secesión de Estados Unidos. Y su padre, Isaac Lee, emigró con 21 años a España, se enamoró y persiguió hasta conseguir casarse con una jovencita navarra. Y, vive Dios, que debió enamorarse de Mariana Josefa Arriazu, su madre, porque, amante de la poesía, ni corto ni perezoso le puso como nombre el apellido del insigne autor de 'Los amantes de Teruel'.
Hartzenbusch Lee Arriazu nació en Berceo (28 de noviembre
de 1919) y murió en Buenos Aires (7 abril de 1974). En el pueblo apenas quedan
algunos retazos lejanos e imprecisos en la historia de una época que unos
prefieren obviar y otros desean recuperar por muy distintas razones.
Isaac Lee amaba la poesía española y estaba tan impresionado como tantos otros
por la historia tardorromántica de 'Los amantes de Teruel' de Juan Eugenio
Hartzenbusch que decidió utilizar el apellido de éste para darle el nombre a su
tercer hijo.
Fue una historia de amor entre un americano y una navarra nacida en Ablitas
(Navarra, 1900) y fallecida en Madrid en 1974. Pero, también, una historia de
amor por la tierra de adopción que le hizo identificarse profundamente con la
patria de adopción.
De aquella historia de amor entre un 'yankee' enamorado de la poesía y de una
guapa navarra nació un riojano ignoto, un romántico del siglo XX, cuya biografía
es, cuando menos, curiosa y cuya obra, escasa y absolutamente desconocida, puede
despertar alguna sorpresa en su poesía militante y escepticismo o interés sobre
sus tesis respecto a los procesos de la pedagogía.
Harzenbusch Lee Arriazu nace en Berceo y vive hasta que comienza la guerra
española de 1936. Cuenta la crónica que al hijo de una aventura romántica le
sorprende la contienda con apenas 17 años y un espíritu republicano.
Romántico y culo inquieto, harto de la miseria y la estulticia de la guerra, con
un horizonte feroz de una Europa que se desata entre la ferocidad del
imperialismo de los nazis y de la gran tragedia desconocida hasta hace no muchos
años del stalinismo, Lee emprende viaje hasta Argentina, donde llega el día de
San Fermín de 1941.
Argentina vive también momentos convulsos. Perón comienza a perfilarse como un
dirigente militar de corte fascista que termina llegando al poder. Y en aquellos
orígenes subyacen algunos componentes socializantes que el peronismo termina
acercando con Evita y los 'descamisados'. Lee Arriazu se identifica con
aquellos, estudia para maestro, participa en reuniones y tertulias literarias y
se gradúa en la Ciencias de la Educación en la Universidad de Buenos Aires.
Con los peronistas colabora en los planes de estudio de escuelas primarias e
inicia la elaboración de su obra 'Didáctica'.
Pero ya en los años 50 se encuentra inmerso entre la derecha peronista y sus
ideas socializantes y se ve obligado o inducido a escapar al interior del país
para huir de la vorágine de la muerte y los atropellos que enfrentaban a los
argentinos.
Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, son algunos de los lugares que contemplan su
paso y su trayectoria vital, y en ésta última donde publicó los dos tomos de la
obra antes mencionada.
Lee Arriazu, de sangre americana y navarra, nacido en Berceo, amante de la
poesía y poeta, brigadista y colaborador del peronismo socializante,
desencantado de casi todo, muere en Buenos Aires en 1974 después de escribir
algunas tesis curiosas sobre la educación, la pedagogía y la filosofía.
El autor de esa teoría sobre la visión interna que defendía la capacidad
autovisual, la mirada introspectiva como un componente vital para el desarrollo,
descansa en Buenos Aires y en su pueblo natal, Berceo, apenas si quedan vagos
recuerdos de la familia.
Enlace de los brigadistas
Reclutado para la XI Brigada Internacional, con funciones de oficial de enlace español entre distintos cuerpos de los brigadistas internacionales por su conocimiento del inglés (brigadas Abraham Lincoln, George Washington, Maccpaps y LVII de los ingleses), Lee Arriazu luchó en distintos frentes durante la guerra de 1936.
Madrid, Boadilla del Monte,
campaña del Jarama, en los alrededores de la capital, batalla de Guadalajara en
la que corrieron los italianos, Brunete, Aragón y Teruel contemplaron su
trayectoria política de militante activo y combatiente.
En la guerra, cuentan, trabó amistad con algunos de los jefes de los brigadistas
internacionales como el inglés George Flecher, muerto en la batalla del Ebro, y
al que dedica muchos años después un poemario titulado 'Brindis por un
sevillano'.
Obras
No existe mucha obra publicada del autor. Hay dos tomos sobre pedagogía 'Didáctica, 1951), dos colecciones de poemas (Doria, 1973 y 'Brindis por un sevillano', 1975), además del 'Estudio sobre poesía argentina del siglo XIX', 1976). Sorprende, su temprana militancia con apenas 17 años en la guerra civil española.
http://www.antorcha.org/galeria/bbii.htm
Muchos antifascistas argentinos participaron con entusiasmo en la contienda del lado republicano. No sabemos apenas de sus biografías ni siquiera su nombre. Fueron varios los que combatieron hasta su último aliento en las trincheras.
Conocemos algunos detalles de algunos intelectuales que lucharon al mismo tiempo con la pluma y el fusil. Uno de ellos es José Gabriel, corresponsal de Crítica, que publicó una novela La vida y la muerte en Aragón en 1938.
Otro es Ramón Prieto, un narrador de sólidos conocimientos militares, quien luchó aquí entre 1937 y 1939, primero en la 100 Brigada del V Cuerpo del Ejército al mando de Líster y después en la XII Brigada, en funciones de comisario político. Los relatos de El Paso del Ebro y Teruel están bellamente escritos y, llegado el caso, con escenas de excelente humor. Son las acciones de una compañía de ametralladoras en el Ebro, la batalla más sangrienta y prolongada de la guerra civil, tras la cual la República combate en una situación límite.
Prieto recrea las personalidades de las grandes figuras de la gesta que circunstancialmente desfilan por las avanzadas y, al mismo tiempo, la conducta heroica de los anónimos combatientes de las Brigadas Internacionales, de los que pocos recuerdan anécdotas particulares pero que mueren a miles por una tierra que hicieron suya. El narrador no es solamente un literato: pelea con gusto, un mortero franquista le fractura el cráneo y cae a menos de ochenta metros de las filas enemigas. A Ramón Prieto lo salva la operación de un médico joven en un quirófano instalado en un túnel.
Los Recuerdos de la derrota y de la huída pertenecen al militante del Partido Comunista Argentino Juan José Real. Las secuencias están ubicadas en el peor momento, en la desbandada, luego de la sublevación del coronel Casado. Real actúa en el Ejército del Centro, junto a los consejeros soviéticos, y en el curso de la narración habla de un argentino, al que no nombra, que está a cargo de la décima división, en Cartagena; señala a otro llamado Julio Beirán, comisario político destacado en Gandesa, y hace referencia a un viejo anarquista venido de Buenos Aires, Mingorance. Juan José Real combate en las Brigadas Internacionales durante toda la guerra. Se ha arraigado tan profundamente en él que le es imposible admitir la derrota, aún en abril de 1939.
El argentino Horacio Badaraco, militante anarquista fallecido en 1946, está en los frentes de batalla y dsde allí, como corresponsal del periódico Solidaridad Obrera, escribe crónicas de guerra cargadas de pasión revolucionaria.
Dan Kurzman, periodista norteamericano, en un enérgico reportaje de la lucha por Madrid titulado Milagro en noviembre, recoge entre otros episodios la breve historia de amor y coraje de Hipólito Etchebéhére y de su esposa, Mika. Han llegado desde Francia, y están en Madrid desde las primeras horas del alzamiento.
La valentía y las convicciones revolucionarias de Hipólito lo convierten de inmediato en jefe de grupo, y la batalla incorpora junto a él a su compañera. En ese noviembre de 1936 sus destinos individuales se unen definitivamente para el porvenir y la guerra: No es tiempo de morir para uno mismo, ha dicho Hipólito Echebéhére, quien cae en un feroz asalto cerca de Sigüenza.
En la retirada, los combatientes le traen a su esposa el arma de Hipólito y un pañuelo manchado de sangre de sus labios. Son las señales del mando político y del duelo, que Mika asume con dolor y fiereza: pasa a ocupar el puesto del marido muerto y dirige la resistencia de Sigüenza hasta el final.
Pero los internacionalistas argentinos lucharon en su propio país e hicieron todo lo posible por nuestra causa, que ellos hicieron suya, legándonos un ejemplo imborrable de solidaridad.
A veinte días de iniciada la guerra, la legación republicana en Buenos Aires, por intermedio de la esposa del embajador, María Torres de Díaz Canedo, lanza un llamamiento a todas las mujeres en estas horas de dolor y abre una suscripción. Es el principio de una acción solidaria intensa, un fenómeno al que los argentinos no estaban acostumbrados en esa magnitud. La solidaridad durante la guerra civil española, su vitalidad y la movilización popular constante, es el acontecimiento central de la historia argentina de la guerra de España, la guerra que los argentinos viven y sufren como una batalla cotidiana por su propia libertad y sus propias ideas.
El 24 de agosto de 1936 la embajada informa que la colecta pasa de 105.000 pesetas, y se prepara la sexta remisión al gobierno republicano. El 29 de agosto asciende a 120.500 pesetas, el 7 de setiembre a 285.000, el 12 a 330.000 y el 18 a 350.000. Es decir alrededor de setenta mil dólares para la cotización de la época, el equivalente a un millón de dólares actuales (en 1936 un dólar eran 5'18 pesetas).
Argentina vibra con la República española y todos los antifascistas se aprestan a dar la batalla al otro lado del Atlántico. A mediados de julio se crea el Patronato Español de ayuda a las víctimas antifascistas, con sede en Callao 683, entidad que irá absorbiendo a la mayoría de las actividades. Pero la centralización es imposible, por lo menos en la primera época, cuando se suceden a diario y espontáneamente festivales, comidas, fiestas, bailes, emisión de estampillas, rifas, recolección de medicamentos, romerías y actos culturales de beneficio a cargo de las decenas de sociedades mutualistas de las diversas regiones, agrupamientos y distritos, de los centros de colectiveros, panaderos, almaceneros y trabajadores españoles y de las comisiones barriales recién formadas.
Los partidos populares, las organizaciones obreras y estudiantiles y los comités zonales, ponen todo el entusiasmo y la imaginación. El partido comunista está prohibido desde 1930 pero desde la clandestinidad pone en tensión todas sus energías para ayudar a los combatientes republicanos. Los socialistas multiplican los mitines y las suscripciones para los obreros españoles y se proponen, a iniciativa de un grupo de afiliados, adquirir dos aviones para los republicanos; los anarquistas han resuelto ponerse de pie y giran, por su parte, 10.000 francos; los universitarios comunistas invitan a profesores, licenciados y estudiantes a enviar contribuciones al gobierno; la CGT ubicada en Independencia 2880 crea una comisión general de ayuda al proletariado español que dirigen Francisco Pérez Leirós y Guido Fioravanti, y los sindicatos adheridos a la central obrera de Catamarca 577 proponen a sus afiliados fijar una cuota mensual. Los albañiles son uno de los gremios más activos, y son los primeros en poner en circulación bonos de ayuda impresos por la agrupación. Advierten: No debe quedar un solo albañil sin retirar su tarjeta.
Los comités de ayuda al gobierno republicano se proponen reunir fuerzas en torno a la gesta del pueblo español para derrotar a la militarada clerical fascista. Lo dicen en el manifiesto inicial, y el movimiento se extiende en numerosos locales por la Capital Federal, en cada una de las capitales de provincia y en cada localidad importante de Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. El nacimiento en los barrios de Buenos Aires de asociaciones fraternales con la España combatiente introduce en la campaña un clima de responsabilidad y alegría. Nadie necesita de la más mínima directiva -dice una circular-, todos deben ponerse inmediatamente al trabajo. Hable a sus amistades -prosigue- a sus vecinos y compañeros de trabajo; comprométalos en esta noble tarea y escríbanos o véanos en Callao 683 todo el día.
Las respuestas son de lo mejor. En Rosario la junta pro-España se constituye el 24 de setiembre, y se propone un vasto plan de trabajo que incluye la invitación al gobierno español a emitir títulos al portador con el derecho a recibir en España toneladas de alimentos. Las juntas de socorro y reconstrucción establecidas en Rosario asumen el compromiso de colocar esos títulos enviando en canje trigo, carne, cuero y abrigos que se consideran indispensables para soportar el próximo invierno. En los primeros días de setiembre, a sólo dos meses de desatada la guerra, en España hay más de 60.000 huérfanos y 20.000 viudas, que están en la miseria más absoluta. Hay racionamiento en Madrid; se entrega pan a la población por medio de vales todos los días a las siete de la mañana. Se anuncia, asimismo, que 30.000 niños partirán de Madrid por las restricciones que impone la guerra.
La solidaridad es, ante todo, proletaria; es la clase obrera argentina la que se vuelca. Las colectas y acciones las hacen obreros ferroviarios y marítimos, trabajadores de las panaderías, ex combatientes italianos, enfermos de una sala de hospital, trabajadores de línea de colectivos, comerciantes, lecherías, obreros de Loma Negra, vecinos de Avellaneda, obreras de Piccardo y Cía., camioneros, jubilados del ferrocarril, en fin, las manifestaciones más sencillas de los sectores populares, que a falta de dinero donan especies. Y saben divertirse: en el mercado proveedor del Sud, un sábado de primavera, en medio del mayor entusiasmo, rematan un ternero cuatro veces y reúnen 408 pesos, y también rematan canarios, y la sociedad de carniceros de la capital rifa una ternera para la República. Las mujeres cosen ropas para los niños pobres de España, y en setiembre funcionan ya, en los barrios, los costureros populares.
El diario Crítica impulsa el 30 de julio una gran suscripción popular. Cada cuarenta y ocho horas manda suministros al otro lado del Atlántico. El diario recoge desde la contribución de una anciana sin trabajo (este peso que traigo lo entrego como símbolo) hasta las monedas que dejan los chicos.
En las actividades de confraternidad el modelo de retaguardia que los militantes se esfuerzan por imitar es el Socorro Rojo y está formado por miles de mujeres de toda edad. En España alista a unas 2.000 jóvenes encargadas de recolectar fondos, a más de 3.000 enroladas de enfermeras y otras 3.000 que se dedican a confeccionar vendas, cuidar niños, distribuir alimentos y ejercer funciones de cocineras. El Socorro Rojo acaba de instalar doce hospitales en palacios y hoteles confiscados, maneja casi todas las ambulancias y se ha propuesto sustituir a las monjas en los hospitales.
El 12 de octubre de 1936 en Buenos Aires largas filas de internacioalistas convergen hacia la embajada de nuestra República para depositar tarjetas firmadas como expresión de solidaridad con el gobierno de España. Desfilan durante la jornada 40.000 argentinos con el corazon lleno de rabia por el sufrimiento de sus hermanos españoles.
Buenos Aires, 18 de marzo de 2004.
Señor Director:
Testimonio de un exiliado en la Argentina por ser hijo, sobrino nieto, hermano de republicanos asesinados, fusilados y desaparecido respectivamente.
Como tantos chicos , finalizada la Guerra Civil Española y luego de duros años de posguerra tildado de “rojo” entre mis amigos y compañeros de colegio, tuve que abandonar España en 1949. Dejaba lo que más quería en la vida y veneraba: Mi padre, mi hermano y mis dos tíos abuelos. Hombres buenos, honrados como pocos, dicho por propios, ajenos y enemigos (1) Se quedaban solos en el cementerio. Me preguntaba porqué, Dios Mío?. Qué nos pasó?. No encontraba respuesta. Hoy, aquí, en Buenos Aires, sigo sin tenerla.
La paz que tanto se dice reinó...solamente fue para unos y no para todos. Los míos solo quienes habían muerto, víctimas del “morbus ibericus” quizá la encontraron... Los vencedores impusieron la suya sin generosidad, altura y grandeza de alma. Los que fueron agraviados no tuvieron caridad ni perdonaron. Toda la literatura oficial, sesgo ideológico mediante, condenó sin atenuantes a los vencidos.
Los años pasaron. El tiempo, se dice, todo lo cura. La distancia, además, borra el recuerdo. De niño, hombre me hice en esta bendita Argentina. Por años, soy más argentino que español. Pero la infancia no se olvida. Madrid, el Liceo Francés, la nieve, los sabañones, las ensaimadas, el café de achicoria, los churros, el Aprendiz de Río, La Glorieta de Quevedo, en fin, por siempre “colchonero de alma”. Los viajes a Alcalá de Henares, cuando la Virgen de la Merced, para pasar el día en la cárcel con El , mi papá querido y adorado (1940/43). En la carpintería de la cárcel me armaba juguetes de madera, trencitos, cajitas...conociendo ya el destino de su hijo mayor desaparecido como teniente médico en la Batalla de Teruel a la tierna edad de 24 años. Cuanto habrás sufrido!!.
Es cierto, lo que fue malo, el recuerdo infantil lo transforma en lágrimas de agradecimiento por esos tiempos vividos. Era feliz en esos momentos. No puedo, a Dios gracias, olvidar cuando junto con mi madre esperé su salida de la cárcel rumbo al destierro. “Estaba encorvado, más chico y todo su pelo blanco”..Qué te habían hecho estos reverendos malditos!! . Partió a Puerto Pasajes en San Sebastián con un perro que vivía en la cárcel llamado “Chiqui” al destierro.
Es cierto, todos son recuerdos que te golpean melancólicamente el corazón y el alma haciendo todo más entrañable, más limpio.
Quedan las cicatrices, cerradas, pero siempre a la vista. Mis tíos Elías fusilado en Lumbrales por “rojo” teniendo entre sus manos el rosario, Luis en Astorga, recibe el paseo. Lo denuncia un compañero para salvarse acusándolo de ser masón (2) que lo era, pero fue fusilado por pensar diferente. Mi hermano Vicente, 24 años, médico en el frente de Teruel sin conocerse hasta hoy su sepultura. Padre que pasa desde el 39 por la prisión de San Antón, luego Alcalá, destierro a Pasajes y cuando regresa en 1945 me lo matan, consigue trabajo en el sindicato de pescadores de Puerto Pasajes y es en Madrid cuando tramitando documentación para ese sindicato encuentra su muerte. Cae (es tirado) por las escaleras de la Dirección General de Pesca. Molestaba, por supuesto, otra vez este Vicente defendiendo derechos de trabajadores?. Si hasta creó un guante especial para que no se lastimaran las manos y hasta rechazó en numerosas ocasiones el ofrecimiento de sus compañeros de trasladarlo a Francia. Mi hermana Luisa que trabajaba en la Casa del Socorro es secuestrada y torturada por la checa acusada por un primo (alguien de su propia familia!!) en 1940.
Emigramos, nuevo destierro, raíz rota. Hoy por años y con autoridad moral quiero contarle los recuerdos de viejo en años y muy, muy joven de alma y corazón. Me ayuda el hecho de ser profesor universitario y estar continuamente rodeado de jóvenes. Optimista irreprimible siento que todos los que hemos padecido lo mismo estamos rodeados de un entorno , un vacío de quienes piensan en cosas de viejos. Puede ser...pero me duele España, no la de ayer sino, posiblemente la de hoy “Vox clamans in deserto”...
Hablo de vejez porque mi hija que fue al PSOE para averiguar sobre la votación, preguntó sobre la memoria histórica y su reivindicación y le dijeron: “Oye, somos socialistas y por eso tenemos memoria, pero nada más. La guerra civil española es algo VIEJO y nosotros miramos para adelante.” Los grandes socialistas, de izquierda “mal llamados” siguen la postura del olvido y la tergiversación. Mal que les pese, la memoria de un pueblo no es dejada atrás por voluntad de uno, dos partidos políticos. Seguiremos luchando, quedan los descendientes y la antorcha será transmitida a los descendientes de nuestros descendientes”. No pretendo revanchismo porque ello no conduce a nada.
Para construir la verdadera España se necesitan políticos y estadistas de raza. No hacedores de votos, prebendas y empleos. Todo lo actuado de 1939 a hoy ha sido no afrontar la Verdad. Porque ella es UNICA E INDIVISIBLE. NO HAY NI EXISTE OTRA.
Los VENCIDOS queremos reparación de acuerdo a derecho, recuperar la honra por ser vencidos, sacar la tacha moral inicua e injusta. Esto no se arregla con compensaciones económicas.
La soberbia del poder ciega. Los que hoy están no abren España a la Historia, la auténtica, la que duele, ilumina, honra, da serenidad al espíritu, descanso después de tantos años.
No hay paz sino es lograda por consenso. Los que perdimos tenemos derechos inalienables, imprescriptibles, no abstractos sino concretos : Saber donde están nuestros muertos para honrarlos, revisión de sentencias judiciales y otros.
Solamente viviendo en conciencia, respeto, sin discriminaciones ni exclusiones hacen posible una España, una Patria Grande para todos y de todos.
Lo saludo muy atte.
Perdón por la extensión.
Benjamín García Holgado
Abogado-Doctor en Derecho
Doctor en Historia
Doctor en Sociología
Universidad de Buenos Aires (U.B.A.)
Fuente: Inés García Holgado
Mi tío Vicente García Holgado nace en la Argentina el 4 de enero de 1915. De padres españoles, su padre nacido en La Fregeneda provincia de Salamaca, y su madre en Badalona, Cataluña a sus cuatro años regresa a vivir a Madrid.
Su infancia y adolescencia lo encuentra en Madrid, más precisamente, en la calle Glorieta de Quevedo Número 6. Sus estudios transcurren en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de San Isidro, en el Liceo Francés y toma clase de violoncello (su gran pasión) en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación.
En la Universidad de Salamanca estudia medicina cuando en pleno año 1936, recién comenzada la Guerra Civil Española, se alista con el Número 95 a las Milicias Castellanas Organizadas por el Centro Abulense siendo su número de miliciano el 172. En el documento que acredita este hecho se agrega que solicita “voluntariamente” formar en dichas milicias el objeto de su unión de las fuerzas y milicias leales al Gobierno de la República y combatir a los rebeldes de Avila, Salamanca, Valladolid y Segovia, o donde se estime necesario”
Natural de Buenos Aires y con 21 años sino hubiera sido por su valentía e ideales profundos, su familia hubiera disfrutado de su compañía y hombría de bien por muchos años.
Es que habiendo nacido en la Argentina, el Consulado Argentino le negaba la autorización para defender la patria de sus ancestros y también la suya.
Sin embargo, insistió no una sino en varias ocasiones hasta que lo logró.
“Tío Vicente, estoy orgullosa de tu lealtad a la República, y prefiero recordarte en tu retrato con tu uniforme de miliciano siempre joven..”
Pertenece a la F.U.E. de la Universidad de Medicina en Salamanca, su número de carnet es 509 de fecha 4 de octubre de 1933.
En Buenos Aires, a los 31 días del mes de julio de 2004.
[1] Historial del cerco sufrido durante el glorioso alzamiento nacional por la dos veces Heroica, Leal e Invicta Ciudad de Huesca. Regimiento de Infantería Valladolid nº 20, Huesca, manuscrito inédito. Pág. 1
[2] Pilar Ponzán Vidal, Lucha y muerte por la libertad 1936-1945. Francisco Ponzán Vidal y la Red de evasión Pat O’Leary 1940-1944, Tot Editorial S. A. Barcelona, 1996. Pág 21.
[3] Ídem.
[4] Otros 170 quedaron encerrados en una nave del cuartel por ser sospechosos de militancia obrera. Cuando llegó la hora de ir a las trincheras muchos soldados se pasaron a la Republica en grupos, hasta que se produjo el traslado a otros frentes.
[5] En las fichas del ACZ, puede verse como durante todo 1936 y parte de 1937, a los presos no se les aplica ningún tipo de pena, todos acaban puestos en libertad, aunque luego su muerte es certificada en el registro civil.
[6] Posiblemente en las tapias o inmediaciones del Campo España destruido durante la Guerra, en cuya entrada estaban las efigies de dos futbolistas diseñadas por Ramón Acín.
[7] Emilio Majuelo Gil, Huesca y Jaca en la noche del 19 de julio de 1936, Actas del II Congreso de Historia Local de Aragón, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 2001.
[8] José Antonio Ferrer, La masonería en Aragón, 3 volúmenes, Librería General, Zaragoza, 1979.
[9] Una buena descripción de estos edificios y del ambiente en que se vivía, puede hallarse en el libro de memorias de mi padre, José Blanc Sanmartín, “Toda una vida, (Memorias de un calaceitano)”, CESBA 1997.