Cazarabet conversa con... Daniel Nesquens y Patricia Pérez Castañer, autor del texto e
ilustradora de “Un verdadero cielo” (Edebé)
Daniel Nesquens como creador y Patricia Pérez Castañer como ilustradora
nos sumergen en un mundo lleno de la imaginación más atrayente para el público
infantil, aunque os aseguramos que una vez tengáis el libro en vuestras manos
os atraerá y atrapará, en su magia, tengáis la edad que tengáis, porque el
libro es un a especie de tributo a todas las madres
del mudo, las presentes y las pasadas a ese 2y
Tic-tac-tic-tac2
que se desliza por el paso del tiempo en casa y a algo que nunca debería
perderse, la esperanza…
Lo edita la
prestigiosa editorial Edebé, editorial especializada
en libros educativos, literatura infantil y juvenil…
Este libro se
encuentra en la colección, Mis cuentos favoritos de tren azul de Edebé y con le se quiere mirar a la familia como “ese nido
de acogida” y dar valor a “nuestros mayores”.
Lo que nos dice la sinopsis del
libro: Me encanta ese momento del día en el que estoy en casa con mamá,
cenando, solo falta la música suave sonando de fondo. Hablamos del cielo.
Yo le pregunto si le gusta y ella me responde que sí, pero por la noche. A mí,
en cambio, me gusta mucho más por el día. ¿Y a ti?
El autor del
texto:
Daniel Nesquens nació en Zaragoza en 1967. En el año 2000 publicó
su primer libro, Diecisiete cuentos y dos pingüinos, con el que
cosechó excelentes críticas, y desde entonces no ha parado, sumando más de
cuarenta títulos. Su obra se caracteriza por inspirarse en momentos
cotidianos y poseer un intenso sentido del humor, a veces con rasgos absurdos
que recuerdan a grandes nombres de la literatura española, como Jardiel
Poncela, Miguel Mihura o Antonio de Lara "Tono". Le gustan los juegos
de palabras e incluir trazos del Realismo mágico. Entre sus personajes
infantiles destaca Marcos Mostaza, del que ha escrito varios libros. Ha
obtenido varias distinciones como el Premio de Álbum Ilustrado Ciudad de
Alicante 2001, junto al ilustrador Fino Lorenzo, por Mermelada de fresa (en
2006, su libro Papá tenía sombrero, ilustrado por Jesús Cisneros,
fue segundo premio del mismo certamen); inclusión en la lista de honor del
White Ravens 2002 con Diecisiete cuentos y
dos pingüinos, y Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2010
por El hombre con el pelo revuelto. En 2011 obtuvo el Premio El
Barco de Vapor por su obra Mi vecino de abajo.
La
ilustradora:
Patricia
Pérez Castañer nace en 1980 en Zaragoza, pero se escapa siempre que puede a Mas
de las Matas, lugar de origen de su familia. Ama el arte y los museos
hasta el punto de licenciarse en Historia del Arte y posgraduarse
en Educadora de Museos. Continúa formándose en Italia y en 2015 descubre que
tiene el superpoder de crear imágenes cuando se convierte en «Monstruo»,
premio extraordinario que otorga la Escuela de Artes de Zaragoza.
Cazarabet
conversa con Daniel Nesquens:
¿Qué mensaje pretendías transmitir
a través de Un verdadero cielo?
-Da la
sensación de que cuando escribes textos para pequeños tienes que transmitir
algún mensaje determinado Y puede ser lógico que lo sea. Pero no es mi
caso. En mis textos, en mis libros, solo quiero recalcar la vida con
mayúsculas. Y la vida encierra grandes y pequeñas cosas. Me encantan las
pequeñas cosas, esos momentos que, a lo que te das cuenta, ya se han esfumado,
como la sonrisa, como el llanto.
-Tu público
lector es el infantil, juvenil, pero siempre dibujas una sonrisa reflexiva en
el público adulto, ¿eso qué significa para ti?
-Eso es lo
máximo. Escribir para unos escribiendo para todos. No escribiría si mi
propósito fuese solo conquistar lectores infantiles.
-¿Buscas tocar como una “fibra sensible” en tus
narraciones, tanto las escritas como las orales?
-Busco una
complicidad, busco un pensar, una sonrisa, un ¡ajá!.
Busco una convivencia lectura-escritura. Busco a mi gente, lectores/as con lo
que podría tomar un café o un té. A las seis, que es una buena hora. Y en ese
rato de conversación constatar que estás con un lector ávido y creativo.
-¿Te consideras una especie de “contador de
historias” que vuelca todo un torrente de confeti de imaginación?
-Pues es así,
como dices. Creo que no se puede decir mejor. Gracias.
- En este cuento, ¿el mensaje que
te gustaría que llegase cuál es o que se lo fabrique cada lector y/o lectora?
-Yo solo
escribo. No soy quién para mandar mensajes más allá de eso de antes de las
pequeñas cosas. Y la gran cosa que es la vida.
- Me da que
lees mucho, como todo escritor o contador de historias, pero que también eres
un gran espectador de contadores de historias orales…
-Suelo decir
que antes que escritor soy lector. Sí, leo. Aunque ahora llevo una temporada
algo vaga. Como lector acudo a editoriales pequeñas que tienen bucear buscando
estupendas historias que hay que saber buscar. Editoriales como Muñeca
infinita, La Huerta Grande, La Fuga, Sajalín, Volcano...
- ¿Qué de ti
como narrador oral hay en Un verdadero cielo?
-No lo sé.
Pudiera ser que algo seguro que sí. Me gusta narrar. Tengo que perfeccionar
mucho. Soy un intruso cuando cuento, pero me encanta ver bocas abiertas,
sonrisas y gente feliz.
- ¿Cómo ha
sido colaborar con la ilustradora Patricia Pérez Castañer porque la
colaboración debe de ser de una ósmosis total en un libro en el que, además, la
ilustración tiene muchísima fuerza…?;¿cómo ha sido vuestra metodología de
trabajo?
-Uf, esto
tiene para otro libro. pero por hacerlo breve: descubrí a Patricia a través de
unos dibujos en una biblioteca de la Teruel vaciada. Me puse en contacto con
ella, quedamos, nos vimos las caras, le propuse la historia y nos pusimos a
trabajar. Así de fácil. O difícil.
- ¿Cómo ha
sido trabajar con la editorial Edebé?
-Pues
trabajar con Edebe es complicado y muy fácil.
Complicado ya que es muy complejo, intrincado que ellos le den luz verde a una
historia de las mías. Y fácil porque es una delicia ponerse a disposición de
Elena Valencia Cortés.
Cazarabet
conversa con Patricia Pérez Castañer:
-Patricia, ¿cómo ha sido ilustrar
este libro desde la idea y el guion de Daniel Nesquens?
-
Ha sido una experiencia maravillosa en la que he aprendido mucho,
profesionalmente ha sido un reto. Daniel me presentó varios textos y le mostré
mi preferencia por este, finalmente lo elegimos entre los dos por varios
motivos: su contenido en valores y su temática cercana y cotidiana.
-
¿Cómo fue recibir el encargo y trabajar con él?
-
Daniel me contactó tras conocer mi primer cuento ilustrado “La Fuente del Lobo”
en uno de sus viajes de trabajo a la Biblioteca de Mas de las Matas donde Mari
Carmen, la bibliotecaria, tenía expuesto el libro. Me pidió que le mandara
otros proyectos de ilustración, pero La Fuente del Lobo era lo único que tenía
ya que mis proyectos están más orientados hacia la gráfica publicitaria que a
la ilustración. Pese a todo, me hizo llegar unos textos para que trabajara en
ellos con unas pautas generales. Tuvimos un par de reuniones para ver el avance
de los bocetos y concretar el proyecto, que fueron el empuje definitivo.
-
Además de hacerlo con una editorial “de caché” como es Edebé,
¿verdad?
-
Coincidió en el tiempo con un concurso de álbum ilustrado, nos presentamos,
pero no ganamos. El trabajo estaba hecho, así que era hora de ofrecerlo a las
editoriales y Daniel se encargó de ello. Cuando me comunicó que Edebé estaba interesada, fue una gran alegría saber que el
proyecto vería al fin la luz.
-
¿Cómo fue la colaboración; te indicó él si quería algo en concreto o tuviste
total libertad?
-
La colaboración fue muy fluida, me dio libertad absoluta, aunque sí mostró
preferencias por unas ilustraciones antes que otras en el proceso de diseño de
bocetos.
-
En todo caso, ¿cómo te planteaste y te pusiste a trabajar en ello? ¿Cómo fue el
proceso de “inspiración con el guion delante”?
-
En la primera lectura del texto ya proyecté una de las ilustraciones, concretamente
la de la mamá que abre la nevera y ve un cielo nocturno estrellado. Es un acto
tan cotidiano y usual que se hace pensando en otras cosas. El resultado es
además una imagen muy poética. Otra de las ilustraciones que proyecté casi
desde el inicio fue utilizar la metáfora de la batidora.
Tras estas
primeras visiones al leer el texto, la fase siguiente fue dividirlo en el
número de páginas; porque había que tomar varias decisiones, por ejemplo, si
todas las ilustraciones iban a llevar texto o no; es decir, había que tener una
visión global del libro.
Otra
fase clave del proyecto es realizar un mapa mental, donde escribes los
conceptos y los relacionas; esto lo convierte en un cajón enorme del que
extraer recursos. De allí salen las ideas de vía láctea, avión, avión de papel,
pájaro, síndrome del nido o la cometa. Todo tiene un porqué y no hay nada al
azar.
Después
vinieron días de bocetar mucho en papel, intentando encontrar la imagen más
adecuada para cada escena. En la segunda fase de bocetos, ya con el ordenador,
hay que preparar también la paleta de color, que fue cambiando a lo largo del
proyecto hasta dar con la definitiva.
Por
último, hay que trabajar en los detalles, las texturas, que también aportan al
acabado y al conjunto final del libro.
-Patricia,
¿cómo ha sido trabajar para otro? Porque tú ya tienes algún libro con idea,
guion e ilustración todo tuyo, ¿no? Me refiero, y lo hago de memoria, al libro
“La fuente del lobo”, por poner un ejemplo.
-
“La fuente del Lobo” fue un proyecto personal que surgió en la pandemia. En un
momento en el que no puedes viajar ni salir de casa añoras muchas cosas. Tenía
muy presente la excursión a la fuente del Lobo y las preguntas que nos hacía mi
hijo Alejandro sobre el lobo. Todas las respuestas fueron construyendo un
relato que se materializó en un cuento. Recuerdo diseñarlo cada día durante una
hora, el tiempo que estaba permitido salir a los niños de casa. Al ser un
proyecto personal no me marqué plazos y la libertad fue total. En ambos casos,
las ilustraciones se trabajan sobre un texto, pero obviamente lleva más trabajo
cuando tienes que realizar las dos tareas. En el caso de “Un verdadero cielo”
el texto de Daniel Nesquens daba mucho juego para las
ilustraciones, lo que hizo que me sintiera cómoda trabajando en ellas.
-Pero,
amiga, ¿ayuda el ser madre? ¿Te inspira tener que tratar todos los días con un
chavalín?
-
En realidad te inspira todo tu entorno, no solo mi hijo, también en mi trabajo
estoy en contacto con madres, niños/as y adolescentes que ayudan a enfocar las
historias desde otras perspectivas. En este caso concreto, el padre no aparece
en ninguna imagen, puede ser que esté o no, puede ser que viva con ellas o no;
esta decisión es consciente, ya que, en mi opinión, hace que el relato a través
de la imagen sea más inclusivo y respetuoso con la infancia.
En
el caso de los detalles sí echo mano de mi entorno más cercano, el armario es
el que tiene mi hijo en su habitación, el horario de la nevera también es el
suyo, por ejemplo.
- ¿Para una
chavalina o un chavalín la imaginación debe de estimularse más y mejor desde el
papel que se puede pasar y traspasar?
-La
imaginación es una herramienta potentísima que se debe trabajar desde
pequeñitos y se puede hacer de muchas formas. Desde luego, una de las mejores
es con los libros impresos que se pueden palpar y sentir, las imágenes, los
colores, las escenas.
-Patricia,
¿cómo se documenta una ilustradora antes de ponerse a ilustrar? Porque estoy
segura de que, de alguna manera, se hace.
-
Sí, la fase de documentación es la primera y muy importante, ya que está
presente durante todo el proyecto. En este caso lo que hice para documentarme
fue ver con ojos de ilustradora los cuentos que tenía en casa de la colección
“Mis cuentos preferidos de tren azul” de Edebé,
visitar librerías, bibliotecas… en busca de todo aquello que podía aportar al
proyecto, desde la paleta de color, la posición que ocupa el texto en la
ilustración, la tipografía, la representación de personajes, etc.
- ¿Cómo es el proceso de colaboración con la
editorial después de entregar las ilustraciones, especialmente en la
maquetación final del libro? ¿Se suelen realizar muchos cambios en esta etapa?
-
Una vez entregadas las ilustraciones y con su visto bueno, la editorial realiza
la maquetación final del libro. Es ahí donde te pueden pedir algún cambio para
encajar mejor el texto, ajustar márgenes… en esta fase los cambios fueron
mínimos y se hicieron sin problema. La portada es otro punto fuerte, tiene que
invitar a leer, ser atractiva, reflejar parte del contenido del cuento. Aquí el
trabajo fue mayor, ya que tuve que pensar otras propuestas, pero estoy contenta
con el resultado elegido.
Terminada
la maquetación se corrigen las “galeradas”, que son las primeras imágenes
conjuntas del libro. Tanto Daniel como yo hicimos nuestras aportaciones a la
editorial con detalles que se podían corregir antes de su impresión.
- En el
ámbito editorial y del libro, el sector infantil, del cómic, la ilustración y
la novela gráfica han experimentado un auge gracias a lo digital, ¿verdad?
¿Cómo percibes este cambio como ilustradora?
-
Personalmente prefiero el libro en papel, aunque reconozco que el libro digital
tiene muchas ventajas. En el caso de las ilustraciones en pantalla, no debemos
olvidar que el color se crea a base de luz, por lo que, al contrario que las
ilustraciones en papel, éstas se ven siempre más vivas, más luminosas. En mi
opinión, el libro en papel es un objeto, con un valor intrínseco propio; y eso
no lo tienen los archivos informáticos. En cuanto al mundo del cómic y la
novela gráfica, diría que gozan de una excelente salud, solo hay que ver el
éxito que tiene cada año el Salón del Cómic de Zaragoza.
-
Lograr llegar a los niños y niñas para entretener y educar al mismo tiempo
parece ser un desafío considerable, ¿no es así? Aunque no lo parezca, el
público infantil es bastante exigente, ¿cómo afrontas este reto como creadora?
-
Sí, es todo un desafío. Yo creo que se requiere una combinación de creatividad
y sensibilidad, todo lleva su trabajo. Los niños son muy sinceros
pero también son muy agradecidos. Gracias a la Fuente del Lobo y a Un verdadero
cielo hay familias que me han hecho llegar vídeos de peques leyendo los
cuentos, de excursión a la fuente del Lobo, limpiando el entorno, etc. ya solo
con eso merece la pena asumir el reto.
-Además,
está la responsabilidad de “no fallarles”, de trasladarles, de manera
constante, valores.
-
Las imágenes tienen muchísimo poder y, como bien dices, las personas adultas
somos responsables de su educación; así que debemos hacerlo lo mejor que
sepamos. Al final las personas que creamos imágenes tenemos una gran
responsabilidad por lo que transmiten y como lo transmiten y aunque no nos
demos cuenta construyen una parte importante de nuestra cultura.
-Por favor, ¿nos puedes explicar en qué estás
metida ahora?
-
Ahora mismo tengo muchos proyectos en mente, pero sin tiempo para
materializarlos, por lo que tendrán que esperar un poco más.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)