Cazarabet conversa con...   José Serafín Aldecoa y Antonio Losantos Salvador, coautores del libro “La Sección Femenina en la provincia de Teruel: Mujeres para el futuro (1934-1977)” (Gobierno de Aragón)

 

 

 

 

 

 

 

Cinco miradas y plumas, desde diferentes perspectivas, que se fijan en lo que fue la Sección Femenina en la provincia turolense.

La sinopsis del libro:

Las plumas que participan son:

María José Casaus, responsable del Archivo Provincial de Teruel, con la coordinación del libro y la participación con la introducción al mismo, además de elaborar las conclusiones del mismo... digamos que hace de pegamento en todo el libro, un libro excelente que nos lleva a conocer a la Sección Femenina en Teruel y que lo hace, además con un especial entusiasmo.

José Serafín Aldecoa participa en este libro con dos participaciones: “Kinder, kirche, küche” (Niños, Iglesia, cocina) y La educación de la mujer según la Sección Femenina 1939-1959:

(Con este historiador hemos hablado ya bastantes veces y siempre es edificante: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/aldecoabatallateruel.htm ; http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/ministrosturolenses.htm ; http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/sindicatosmineros.htm ; http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/escucha.htm ; http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/prensateruel.htm ; http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/aldecoaturolenses.htm )

En el libro y profundizando en el mismo participa, también, Antonio Losantos Salvador con Ellas leen: lecturas y lectores de la Sección Femenina de Teruel.

Manuela Adamo participa con Cultura franquista y folklore: coros y danzas de la Sección Femenina; Sescún Marías Cadenas escribe y participa con Las cátedras ambulantes de la Sección Femenina en la provincia de Teruel: entre la enseñanza amable y el control social; el investigador y escritor David Alegre Lorenz también participa con La Sección Femenina: un recorrido global para una mirada local,1934-1944. (Este escritor e investigador también ha estado con nosotros varias veces: (   http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/comunidadesrotas.htm ; http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/europadesgarrada.htm ;  http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/alegrelorenz.htm  )

El libro tiene y presenta una guinda en su pastel presentando el fondo fotográfico de la Sección Femenina del AHPTE con una selección fotográfica de Lola Auré Marín y Carmen Ibáñez Ripoll.

Recordando al recibir este libro de la exposición del 2018: https://www.diariodeteruel.es/cultura/el-archivo-historico-de-teruel-recuerda-la-seccion-femenina-en-una-exposicion

 

 

 

 

Cazarabet conversa con José Serafín Aldecoa:

1.- Serafín, ¿crees que en la Sección Femenina y en los pilares de su ideario educativo con la iglesia, la cocina que esconde a la mujer detrás de los fogones y a los niños a su cuidado hay muchos idearios de la Alemania nazi…?

            Con la llegada de Hitler al poder en los años treinta se va a replantear el papel de la mujer en la sociedad alemana que pese a sus avances en diferentes sectores laborales en décadas anteriores, va a sufrir un retroceso en su estatus social simplificándose hasta el punto de llegar a plantear el axioma “Kinder, Kirche, Küche”, (Niños, Iglesia, Cocina) proverbio no discutido “que fue el fundamento de la concepción de femineidad del nacionalsocialismo, una nueva imagen de «mujer» y «familia», de “hogar”, “religión” y “política”, tal como explica Soledad Bengoechea

             Las relaciones entre Falange Española (FE), el partido fascista fundado por José Antonio Primo de Rivera, y el partido nazi alemán fueron muy estrechas debido a las diferentes actividades que desplegó FE para fomentar estos lazos de amistad como los continuos intercambios entre jóvenes falangistas, con la participación de algunos turolenses, y miembros de las Juventudes Hitlerianas.

            Una “embajadora” fue su hermana, Pilar Primo de Rivera (a partir de ahora, Pilar) que realizó numerosos viajes para conocer el sistema nazi de organización social especialmente referido a las mujeres. Tal es así que, en noviembre de 1937, Pilar recibía de manos del embajador de Alemania en España la condecoración de la Cruz Roja que le había concedido Adolf Hitler. En el discurso de agradecimiento, Pilar afirmaba: “Irá siempre prendida en mi camisa azul como símbolo de la hermandad y del cariño que une a Alemania con España y al Nacionalsocialismo con la Falange”. Y concluía con los saludos habituales “¡¡Heil Hitler!!” y ¡¡Arriba España!! Las relaciones personales de Pilar con Hitler fueron tan próximas que hicieron pensar en un hipotético y fantasioso matrimonio de ambos planeado por el fascista Giménez Caballero.

            Pero también marchó a Alemania Mercedes Sanz Bachiller, la rival de Pilar y mujer de Onésimo Redondo el fundador de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que copio, incluso el nombre, el llamado “Auxilio de Invierno” durante la guerra que después pasaría a ser el “Auxilio Social”.

            Pues bien, en la Alemania nazi se creó –o mejor, se refundó- en los años 30 del siglo pasado la BDM (“Bund Deutscher Mädel”, Liga de Muchachas Alemanas), una organización solo para mujeres que venía a ser la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas. Pues bien, Pilar ideará la instauración una nueva sección dentro de la FE dirigida al adoctrinamiento de las mujeres exclusivamente. La BDM experimentó un crecimiento rápido a partir de 1933 cuando los nazis llegaron al poder.

             Pilar, cuya formación cultural no era muy vasta que digamos, conoció seguramente las características de esta organización y parte de ellas las trasladó a la educación de las jóvenes españolas como, por ejemplo, la división en secciones separadas de acuerdo con la edad de las participantes.

            Otra coincidencia puede ser la de que las lideresas del BDM tenían que ser solteras y sin hijos si querían tener cargos en la organización, un principio que copió la SF de Pilar, la cual siempre permaneció soltera, puesto que si sus mandos se casaban o tenían descendencia perdían el liderazgo y tenían que sufrir un abandono de sus responsabilidades dentro de la SF. Así, la Delegación Nacional de la SF, según la circular 99, “acordó sustituir a todas aquellas Jefes que sean casadas o viudas con hijos por considerar que aunque teniendo voluntad y magnífico espíritu como han demostrado muchas de ellas, no pueden entregarse enteramente a la Organización, teniendo, como dicen, otros deberes más urgentes que cumplir” que no eran otros que los de ser ama de casa.

 

2.- Aunque, en Alemania no había esa influencia tan preponderante de la Iglesia, ¿no?, quizás no le hacía falta… allí estaba el propio Hitler por encima de todo y de todos…

            Es evidente que la sociedad alemana no estaba tan mediatizada e influida por la Iglesia católica como lo había estado tradicionalmente la española en la que los clérigos poseían un poder e influencia sin parangón. Este es un matiz importante y diferencial entre la situación de Alemania y España.

            Al acabar la guerra, ya en agosto de 1939, uno de los primeros pasos de la SF, desde la cúpula, léase Pilar, fue el de requerir a las delegadas provinciales que realizasen la búsqueda de un “asesor religioso”, siempre masculino claro, que interpretara y validara la doctrina católica que se iba a impartir en diferentes actividades relacionadas con el falangismo.

            Esta obligatoriedad, reflejada en la circular nº 66, exigía buscar un sacerdote pero no era cualquiera, sino uno que “estuviese bien conceptuado por su virtud, por su actividad y por su talento” y se recalcaba que “tenga además nuestro espíritu”, nacionalsindicalista se entiende, de tal manera que iba a pasar a ser el director espiritual de la provincia siempre con la autorización preceptiva del obispo.

            Es así como los curas entrarán de forma directa en contacto con la SF, marcarán las pautas a seguir en el adoctrinamiento religioso y moral de las mujeres como “asesores” formativos y entre ellos, uno por provincia, mantendrán sus encuentros nacionales y jornadas oficiales siempre en relación con la educación católica de las mujeres. 

            En el caso alemán esta fuerza de la Iglesia católica dentro del régimen nazi era mucho menor En 1933, con los nazis en el poder, Hitler estableció directamente que ninguna mujer pudiera ser admitida en la dirección del Partido o en el comité administrativo», con lo cual se le apartaba de la posibilidad de ocupar un puesto de poder, hecho que satisfizo a la inmensa mayoría de las mujeres epatadas por la figura del dictador por el que sentían verdadera adoración. Muchas conservadoras, católicas e incluso algunas liberales no veían con malos ojos este punto de vista, y muchas lo compartían. Como señala Soledad Bengoechea, “de esta forma, poco a poco, fue aumentando el número de mujeres que reclamaban una vuelta a los roles tradicionales y reivindicaban el papel de la familia y de la madre como sostenes del hogar y del estado. La situación que vivía la población alemana favoreció el slogan “el lugar de la mujer está en el hogar”.

 

3.- En ambos lares se institucionalizó mucho la educación, ¿verdad? y a sus secciones, como a la SF, también, ¿es así?; se era extremadamente práctico y se iba a buscar un sistema, ya de entrada, de jerarquías y muy piramidal, ¿verdad?

            En ambos casos, en Alemania y en España, era imprescindible la “educación”, que yo defino más como adoctrinamiento, para imbuir a las nuevas generaciones jóvenes el ideario nazi o la doctrina fijada por José Antonio Primo de Rivera que era el punto de referencia siempre. En el caso de las palabras del “ausente” estas eran mágicas e indiscutibles, verdad absoluta.

            Estas ideas había que imponerlas desde arriba y qué mejor que la creación de una sociedad piramidal, con sus instituciones verticales, para transmitirlas como era Falange y consecuentemente, la SF, en la que pese a su carácter femenino en la cúspide siempre se encontraba un varón. No olvidemos que la SF era eso, una sección de FE sin autonomía propia.

A ellos y a ellas les encantaban y manejaban muy bien en su actividad diaria las palabras “jerarquías” y “mandos” que aplicaron a las primeras “escuelas” encargadas de la formación de los y las dirigentes…

 

 4.- Me ha llamado mucho la atención esas jerarquías y la formación casi paralela a lo que debía ser el Servicio Militar en los hombres, ¿no?, ¿cómo lo ves?

            Ten en cuenta que desde la fundación de la FE y la SF en 1933-34, durante la Guerra Civil y posguerra, ambas organizaciones estaban militarizadas con sus signos externos como pudieran ser los correajes o las pistolas. De hecho, tanto mujeres por un lado como varones por el otro, desfilaban marcialmente por las calles de las ciudades y pueblos con sus uniformes castrenses. Solían ocupar de forma habitual el espacio público exhibiendo su disciplina militar.

            Al igual que en el ejército, existía una graduación militar en la SF de acuerdo con la jerarquía y el mando que ocupaban con unos distintivos en las camisas que reflejaban esta jerarquización y orden.  Así, por ejemplo, la “jefe” de sección llevaba bordadas dos flechas en seda blanca mientras que la secretaria provincial portaba dos yugos bordados en verde en el bolsillo de la derecha de su camisa. Por otra parte, niñas y jóvenes eran “clasificadas” según la edad en margaritas (de 7 a 10 años), luceros (de 11 a 13) y flechas (de 14 a 17).

 

5.- Se formaba a las mujeres de una determinada manera y para un fin de fines: la mujer en casa... si alguna resaltaba en los estudios la encaminaban para maestra o para cualquier dedicación en torno a los cuidados de enfermeras, comadrones, auxiliares… salvo contadas excepciones.

            En esto las cátedras ambulantes se llevaban la palma especialmente en el mundo rural donde el impacto de las doctrinas de la SF era más eficaz. Salvo algunas excepciones (folclore, danzas…) sus actividades estaban orientadas a que las mujeres gestionaran lo mejor posible sus hogares bajo la autoridad paterna. Toda mujer debía adquirir una serie de destrezas y habilidades para aprender a llevar la casa como cocinar mediante los cursos correspondientes; coser y bordar con sus prácticas habituales; atención a los hijos con clases de puericultura…

            Un buen auxiliar para aprender todas estas habilidades y extender la formación fueron las revistas que la SF publicó de forma asidua como Y, Consigna, Teresa, Medina… en las que se solían divulgar todos estos aprendizajes mediante lecciones formativas y orientativas.

            Aquellas alumnas o mujeres que destacaban, la mayoría afiliadas a la SF, podían proseguir sus estudios en profesiones casi siempre feminizadas e inferiores a las de los varones como enfermeras, maestras… siempre jurando los principios del movimiento.

 

 6.-Y el nacional catolicismo era y fue como un manto que cubrió a generaciones y generaciones siendo muchas de nosotras herederas del mismo ya que nuestras madres estuvieron impregnadas del mismo, ¿verdad?;¿en qué pilares se fundamentaba éste?

            Pese a que, en un principio, la doctrina falangista podía haber tenido un ideario laico, la educación religiosa católica de las mujeres fue uno de los campos en los que más insistió la SF a partir de 1939, porque como decía sin ningún rubor en la revista mensual Teresa (agosto, 1956), el profesor Pedro Vicente Franco: “La mujer española es católica, apostólica y romana, mientras no se demuestre lo contrario. Por ambiente, educación, tradición familiar y rutina siente y vive el catolicismo”. El régimen franquista con sus curas “asesores” de religión, verdaderos vigilantes de la ortodoxia católica, en cada grupo de la SF facilitó siempre las tareas de implantación del nacionalcatolicismo.

            Cotidianamente, en el día a día, se fue imponiendo el nacionalcatolicismo en los hogares y familias, esto es, el poder de la doctrina de la religión católica va impregnado lentamente la vida personal de las mujeres. Gestos y ritos como Jesucristo presidiendo las aulas, el rezo diario al entrar a clase, la obligatoriedad de cumplir los sacramentos (comunión y confirmación, sobre todo) la asistencia a los oficios religiosos de Semana Santa, el mes de María… pervivieron también en las aulas de Educación Primaria y Secundaria durante décadas tanto para niños como para niñas.

            Estas últimas, formadas en este ambiente del nacionalcatolicismo se convertirán en madres y transmitirán este ideario a las nuevas generaciones de niños y niñas que lo considerarán, en muchos momentos, como la verdad absoluta.

 

 

 

Cazarabet conversa con Antonio Losantos Salvador:

-Antonio, ¿qué leían las mujeres? o, mejor dicho, ¿qué les dejaban leer o qué lecturas se les adjudicaba desde las Bibliotecas de la Sección Femenina de Teruel?

-No he hecho un estudio sociológico de alcance. Me he limitado a una serie de documentos –valiosos, sí, pero muy concretos– de los que fue el funcionamiento de la Biblioteca de la Sección Femenina de Teruel entre los años 50 y 70. Custodia esa documentación al Archivo Histórico, a cuyo personal –empezando por María José Casaus– agradezco la oportunidad para la realización del estudio y el apoyo durante el desarrollo del mismo.

Por supuesto, en esa biblioteca se depositaron, a lo largo de los años, más de tres mil títulos, aceptablemente registrados en secciones, pero los libros de préstamo reflejan sobre todo una demanda de lecturas de entretenimiento. Dicho de otro modo: los autores que representarían los “valores” del régimen apenas tienen demanda. Si se pretendía algún dirigismo, ese es el primer fracaso.

-Porque la Sección Femenina tenía su propia biblioteca, ¿verdad? ¿cómo era? ¿cómo estaban distribuidas en nuestra provincia?

-Yo solo he consultado datos sobre la biblioteca que la institución tenía en la ciudad de Teruel. Sí existían unas “cátedras ambulantes” y unas “bibliotecas de campamentos” –a veces figura la detracción de ejemplares con esos fines–, pero las usuarias a las que se remite mi estudio vivían en la capital.

No obstante, resulta de interés la existencia de una documentación pensada para la formación de las lectoras, denominada “Lecturas dialogadas”. Se trata del recitado, análisis y comentario guiado de textos de autores de no poco renombre. Frente al préstamo personal, en las “lecturas dialogadas” la Sección Femenina sí interfiere en el proceso lector. La criba más curiosa –en el artículo me entretengo en algunos detalles– es la de la poesía de Antonio Machado, presentada a las lectoras asistentes a la charla con un paternalismo ridículo, un punto perdonavidas. Hablamos de mediados de los sesenta, cuando la biblioteca no contaba todavía con una simple antología de ese poeta tan incómodo para el régimen, pero cuya reivindicación ya se había extendido en el mundo cultural y universitario. La respuesta del régimen me parece patética.

-¿Había libros que casi podríamos decir eran de “obligada lectura”? ¿cuáles?

-Sí en los planes de estudios, pero en la biblioteca no, que yo sepa. Había, por supuesto, libros nacionalistas, píos, apologías del falangismo y del Movimiento, o clásicos del pensamiento cristiano. ¿Cómo no iba a haberlos? Lo llamativo es que estos volúmenes se hastiaban en las estanterías, porque no los solicitaba nadie. A ninguna lectora parecen interesarle las obras de José Antonio –o del propio Franco– para llenar su tiempo libre.

Por eso considero que esa biblioteca –creada en parte, pero no solo, con intenciones de control ideológico– fue, paradójicamente, lo que ahora llamaríamos una “ventana” de oportunidad. En tanto que lectoras individuales, en la soledad de su casa, esas mujeres escapaban al control, aunque la sombra del régimen se proyectara sobre ellas. Por seguir con la terminología, las “lecturas recreativas” se preferían sobre las “obras instructivas”.

-Y supongo que no pocos libros estarían prohibidos..., ¿cuáles destacarías?

-La lista de libros prohibidos –que reproducen los boletines de la propia SF– recuerda algo al Índice del Santo Oficio. Ahí están los ilustrados, los enciclopedistas, los novelistas del naturalismo. En las aproximadamente 150 referencias del “Índice de libros prohibidos desde el año 1941” se incluyen, por poner algún ejemplo, el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos junto a las obras “amatorias” de numerosos autores, españoles y extranjeros, incluida –ésta por su nombre– la mejor novela de Flaubert, Madame Bovary, que es una cumbre de la literatura universal; pero no aparecen La regenta o Anna Karenina en el índice, es incoherente… También hay referencias a la moral y al celibato, junto a clásicos como El espíritu de las leyes de Montesquieu. ¿Cuál es el criterio? Podría entenderse la presencia de las memorias de Giacomo Casanova, pero ¿qué pintan ahí los estudios de geología y zoología del aragonés Odón de Buen, padre de la oceanografía?; ¿o estaba ahí solo por su republicanismo? En cualquier caso, sospecho que estas instrucciones, como disparos al aire, estaban muy por encima del día a día de la gestión de la biblioteca.

-¿Cómo pueden o pudieron, en estas circunstancias, las mujeres darse a la escritura...? Y si se dan, ¿a qué tipo de genero se acercan más...?

-No me cabe duda de que había lectoras entusiastas, y tengo para mí que, a más de una, esas lecturas “consentidas” que se retiraban en lotes y se devolvían en plazo, en un ir y venir constante, les despertó sueños personales, y puede que también vocaciones creativas. En el estudio insisto en la inesperada generación de ese espacio lector de carácter personal, íntimo incluso. Vuelvo a poner un ejemplo: las lectoras que se acercaron a Carmen de Icaza, a Carmen Laforet o a Carmen Martín Gaite –tres Cármenes poco sospechosas de integrismo– abrieron sus ojos a un paisaje distinto del oficial, una visión de la vida acaso indeseada por la Sección Femenina. Es la fuerza disolvente de la lectura personal, que no creo que Pilar Primo de Rivera hubiera ni siquiera sospechado, y eso que ella a menudo también anduvo contra viento y marea.

-De todo esto, de este viaje de la mujer aleccionada por el nacionalcatolicismo y desde las acciones en la Sección Femenina, ¿qué conclusiones podemos sacar de la mujer según lo que le dejaban leer…?

-Como conclusión quiero pensar que esa biblioteca, de modo humilde e imprevisto, contribuyó al cambio de mentalidad. Muchas de sus lectoras serían mujeres adelantadas al oficialismo del tiempo que les tocó vivir. Quién sabe: mujeres libres antes de la libertad. Una población que no lee es una población anestesiada. Quizá ahora, en nuestra formal y cómoda libertad, no tengamos en cuenta eso.

 

 

 

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Cazarabet

Mas de las Matas (Teruel)

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