Cazarabet conversa con...   Sergio Calvo, Cristian Ferrer e Iván Romero, coordinadores del libro “Lucha y movilización en la Zaragoza del franquismo. 1958-1978” (Prensas de la Universidad de Zaragoza)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Prensas Universitarias de Zaragoza se adentra con un Trabajo coordinado de Sergio Calvo, Cristian Ferrer e Iván Romero en la lucha a pie de calle y la movilización en la Zaragoza del franquismo.

Se encuentra en la colección Estudios dentro de la temática de política.

El prólogo, muy acertado, y que nos pone en el camino es de Carlos Forcadell Álvarez y en el libro, en los diferentes capítulos, participan, además de los tres coordinadores de la obra que son participantes de la misma: María José Esteban Zuriaga, Miguel Lázaro Arnal, Irene Abad Buil, Sandra Blasco Lisa y Ana Asión Suñer.

Hay cuatro capítulos: Bicicletas, parroquias y piquetes: la movilización obrera en la Zaragoza del franquismo—Cristian Ferrer y María José Esteban Zuriaga--; Movilización y disidencia en la Universidad de Zaragoza—Sergio Calvo Romero y Miguel Lázaro Arnal--, De la liberación de la mujer al movimiento feminista: compromiso y acción “desde abajo” en la Zaragoza del tardofranquismo—Irene Abad Buil y Sandra Blasco Lisa--; La lucha cultural y la censura –Iván Romero y Ana Asión--.

En el libro participan las plumas más especializadas, coordinadas por Sergio Calvo, Cristian Fernández e Iván Romero:

La sinopsis del libro:

Lucha y movilización en la Zaragoza del franquismo. 1958-1978 compila las investigaciones de una nueva generación de historiadores cuyo objetivo ha sido reconstruir los fenómenos contestarios que se dieron en Zaragoza desde finales de los años cincuenta. Lucha y represión es uno de los binomios que mejor definen a la dictadura franquista. Gracias a las aportaciones recogidas en el libro se ha podido poner nombre y apellidos a todos aquellos que se atrevieron a desafiar al régimen y comprender los mecanismos de creación de actitudes disidentes en distintos escenarios de lucha: ámbito obrero, estudiantil, cultural y femenino.

Los autores; Sergio Calvo, Cristian Ferrer e Iván Romero son licenciados en Historia por la Universidad de Zaragoza y han cursado el Máster Interuniversitario en Historia Contemporánea, obteniendo en sus Trabajos Fin de Máster las máximas calificaciones y distinciones. En la actualidad llevan a cabo diversas investigaciones circunscritas al estudio de la oposición a la dictadura franquista, centrando sus análisis en los fenómenos contestatarios acaecidos en Zaragoza. Los distintos ámbitos de estudio que han abordado ofrecen una reconstrucción narrativa y analítica multifocal. De igual modo, el resto de autores (Irene Abad, Ana Asión, Sandra Blasco, María José Esteban y Miguel Lázaro) han participado en proyectos de investigación y publicado obras en las editoriales más prestigiosas.

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Sergio Calvo, Cristian Ferrer e Iván Romero:

-Amigos, ¿qué os ha llevado a la investigación que llevó a mucha gente a movilizarse y luchar contra el franquismo en la Zaragoza desde finales de los años cincuenta hasta el año en que se instaura la Constitución del 78, uno de los puntos álgidos de la transición…?

-Sergio Calvo: Todos los autores somos “hijos” de Departamentos de la Universidad de Zaragoza que durante décadas han llevado a cabo investigaciones que han supuesto avances sustanciales en el conocimiento de la historia de Aragón.  En nuestro ADN siempre ha estado impreso el impulso divulgador. Cada uno, en nuestros ámbitos de especialización, habíamos investigado para el doctorado o másteres que habían abordado aspectos concretos de la lucha antifranquista; solo quedaba poner todo en un único libro. Se trata de la primera obra, colectiva, en el que se analizan los distintos escenarios de movilización antifranquista en Zaragoza. Creíamos que había que dar un paso adelante.  Como alguna vez hemos señalado, fue fácil ya que contábamos con un cartel de autores de reconocida trayectoria.

-¿Qué denominadores comunes tienen  estas luchas y movilizaciones, teniendo en cuenta que abarcan muchos años?

-Cristian Ferrer.: El eje común de todas las luchas y movilizaciones del período pasa por un rechazo frontal a la dictadura y a la falta de libertades que ella acarreaba. Es cierto que en los distintos ámbitos contaban con sensibilidades concretas, que en ocasiones generan particularizaciones en la forma de movilizarse u organizarse, pero es claro que si se pudieron dar nexos de unión era porque tenían una conciencia clara sobre los problemas que suponía el sistema franquista para sus vidas. Por otro lado el componente político iba más allá de la misma forma de gobierno, el aumento movilizador tiene también una relación directa con el empeoramiento de las condiciones de vida, especialmente de la clase obrera zaragozana. Ello llevó a que, acompañada de la crítica a la falta de libertades, se realizara también una denuncia al modelo productivo en España y a la explotación a la que estaba sometida la mayor parte de la población. Al fin y al cabo, aunque siempre se señalan las excepciones de familias acomodadas, la mayor parte de las movilizaciones fueron protagonizadas por integrantes de las capas populares de la sociedad.

-Si bien hablamos de que todos y todas salían a la calle a movilizarse, escribían, se manifestaban lo hacían desde diferentes sectores sociales y eso implica cambios de escenarios: se manifestaron los universitarios, en el entorno obrero, en el cultural y en el ámbito femenino. Contadnos, por favor, ¿en qué puntos se encontraban y en cuáles no convergían tanto?

-Sergio Calvo: como se suele decir, es una pregunta muy interesante, y además crucial. Aunque sobre el papel puedan parecer compartimentos estancos, nada más lejos de la realidad. Podemos comprobar cómo existe una clara interrelación entre los distintos escenarios; ya fuera por los estudiantes que se proletarizan y se llevan consigo su experiencia; la solidaridad y apoyo entre universitarios y obreros en determinados actos; el discurso feminista que emerge con fuerza dentro del movimiento estudiantil; la importancia del ámbito cultural como creación de militancia y disidencia, ejemplo claro lo encontramos en el Teatro de Cámara o en el posterior Teatro Estable.  Si bien es cierto que en cada uno de estos ámbitos encontramos praxis e intrahistorias propias, no hay lugar a dudas que existe una relación simbiótica en muchos momentos que sirve de elemento autopropulsor. 

-Zaragoza ciudad atraía como centro neurálgico a los y las manifestantes, ¿qué perfil solían tener unos y otras?

-Sergio Calvo: Zaragoza, por su ubicación, y así lo reconocen las propias autoridades gubernativas, se convirtió en un núcleo importante de recepción de estudiantes, sobre todo, y de residentes en la cárcel de Torrero.  Es en el caso de estudiantes donde más se aprecia la llegada de potenciales participantes en las distintas formas de protesta.  Si profundizamos aún más, los universitarios procedentes de Navarra, al no haber universidad pública, y del País Vasco, dotaron al movimiento estudiantil de un carácter más político y activo.

-También en la capital del Ebro aragonés se citaban—o se habían citado-- gentes que venían o estaban allí desde muchos rincones de un Aragón que se fue despoblando y que trabajaban, estudiaban y, también, encontraban tiempo para movilizarse…para nada de diferente manera, ¿no?; digamos que ¿enriquecían la lucha?

-Cristian Ferrer.: Lo cierto es que el éxodo rural, que cobra especial importancia a partir de los años 50 y ya en los 60, es visto al principio con un cierto escepticismo por parte de sectores politizados del antifranquismo. Se criticaba que los trabajadores provenientes del mundo rural eran más reacios a la movilización y más dóciles con las medidas patronales, esto en la práctica quedó rápidamente desestimado, especialmente cuando hay un auge de la movilización en los últimos años del franquismo donde vemos que hay una conexión ya no solo entre los nuevos pobladores urbanos y sus compañeros sino también un nexo de unión entre las movilizaciones en el campo y en la ciudad con experiencias como pueden ser las Comisiones Campesinas.

-Desde el sector obrero, ¿qué luchas y movilizaciones en estos años se dieron cita con más fuerza?

-Cristian Ferrer: La movilización a lo largo de la dictadura acabó alcanzando una extensión global, abarcando todos los sectores productivos, aunque de forma desigual. Por orden de importancia, dada además la composición del tejido industrial de nuestra ciudad, el sector con más tasa de movilización fue el Metal seguido de la Construcción y con bastante diferencia respecto al resto. Las propias idiosincrasias de cada sector son las que delimitan también las formas de protesta, al final hay una gran cantidad de trabajadores que igual sus acciones no aparecen en las estadísticas pero que ejercen sus mecanismos de presión hacia su patrón de otra manera, especialmente en los centros de trabajo más pequeños. Es por ello que al final, si bien las estadísticas son indispensables, es fundamental también atender a los testimonios y a los relatos policiales para poder captar la amplitud del movimiento obrero en Zaragoza.

-¿Los estudiantes fueron una fuerza extra,  eran vistos por el resto de gente que se movilizaba como “el banquillo”, esa retaguardia que estaba allí…?

-Sergio Calvo: Los estudiantes son vistos muchas veces como unos privilegiados cuyas quejas o proclamas se circunscriben al ámbito académico. Nos encontramos igualmente con una visión alejada de la realidad. Yo he tenido la oportunidad de investigar, durante años, la protesta universitaria en Zaragoza, y rápidamente podemos observar algunas características: la Universidad de Zaragoza, desde el curso 1966-1967, se convertirá en un foco continuo de desafío a las autoridades académicas y gubernativas, desde el punto de vista cuantitativo, si analizamos las sentencias del Tribunal de Orden Público, el censo de presos de la cárcel de Torrero o los informes de la Brigada Política-Social, observamos cómo el ámbito estudiantil supone un quebradero de cabeza para la policía; y sobre todo, si atendemos a los dos últimos cursos con el dictador vivo, comprobamos como el nivel de movilización y militancia, ya fuera en Larga Marcha, Comités de Estudiantes, Movimiento Comunista, Comités de Estudiantes Revolucionarios de Zaragoza o en el PCE,  alcanza niveles altísimos. Podemos estar hablando, sin miedo a equivocarnos, que centenares de estudiantes militan en alguna de estas organizaciones; que a su vez cuentan con aparatos propagandísticos, normas de clandestinidad, citas de seguridad, etc. 

Y no hay que olvidar que como consecuencia del grado de movilización y el ambiente reivindicativo, se tuvo que tapiar la puerta de entrada de las Facultad de Ciencias en abril de 1972, se produjo la dimisión de equipo de gobierno de la universidad, se llegó a decretar el cierre del campus hasta en cuatro ocasiones, en varias se produjo la entrada de las Fuerzas de Orden Público en el campus, etc. Es decir, el objetivo es presentar la realidad, esto es, un movimiento estudiantil fuerte, dinamizador de la movilización en Zaragoza y que solo pudo ser frenado, como en los otros casos, mediante la represión directa, que en este caso emerge la represión académica, cuyas consecuencias son inmediatas y prolongadas en el tiempo.

-Las mujeres siempre hemos tenido un papel más activo del que nos atrevemos a imaginar; ¿cómo es el caso de esa movilización y lucha femenina en Zaragoza?

-Cristian Ferrer.: La propia condición de las mujeres bajo el franquismo, explotadas en el trabajo y oprimidas en casa, ha hecho en ocasiones difícil rastrear la movilización específicamente femenina hasta prácticamente los últimos años del franquismo, es por ello que contar en este libro con un capítulo específico de Irene Abad y de Sandra Blasco, las dos principales autoras de referencia para la movilización femenina contra el franquismo en nuestra tierra, ha sido un auténtico lujo. Irene lleva publicando desde hace muchos años investigaciones exhaustivas acerca de cómo fue el proceso de politización de esas mujeres que habían sido condenadas al ostracismo por su papel o el de sus familiares antes de la dictadura y que, con el paso de los años, tal y como nos cuenta Sandra Blasco, acaban articulando movimientos de masas muy notables con reivindicaciones específicamente femeninas.

-Ellas, ¿cómo lo hacían para reunirse y cómo se activaban porque, así de primeras, parece más difícil que cualquier otro colectivo?

-Cristian Ferrer: Por desgracia la verdad es que lo tenían más difícil que nadie, muchas luchaban, además de contra la de Franco, también contra la dictadura que tenían en sus hogares. Aprovechaban las rendijas que se les abrían a través de la participación en parroquias, asociaciones de cabezas de familia u otras organizaciones legales para reunirse y planificar las acciones. Es por ello que tiene doble mérito el papel que tuvieron a la hora de visibilizar unas problemáticas que, lamentablemente, aún hoy no están resueltas en su totalidad.

- En las guerras la mujer padece como una doble lucha, ¿en la movilización y en la lucha por la libertad para deshacerse de una dictadura, también?

-Cristian Ferrer: Exactamente igual, muchas de ellas contaban con problemas en sus propias filas, no eran pocos los hombres que recelaban de la participación de las mujeres en los espacios de lucha política, considerando que su lugar debía estar cuidando la casa o los hijos mientras los hombres eran los que protestaban, reproduciendo al final el discurso dominante que relegaba a la mujer al hogar. Por suerte hoy tenemos decenas y decenas de ejemplos de mujeres que actuaron y se sobrepusieron al estigma para dejarnos honrosos ejemplos en los que inspirarse.

-A unos y a otros a unas y a otras, ¿qué les podía pasar si te cogían?

-Sergio Calvo: el cronograma estaba claro, y es gracias a las investigaciones llevadas a cabo que podemos trazar la secuencia. Todo partía de la identificación y más que probable detención. Eras conducido a las dependencias de la policía y permanencias en el calabozo el tiempo máximo legal o hasta que el juez determinará las actuaciones a llevar a cabo. En ese tiempo eras interrogado, sufriendo abusos verbales y maltrato físico, en pocas ocasiones nos hemos encontrado con testimonios en los que no se hace referencia a golpes y demás. El objetivo era que el detenido identificará a miembros de organizaciones, reconociera su participación en determinados actos, etc. El detenido nunca sabía qué hora era, se le alimentaba de forma precaria, y, sobre todo, se buscaba quebrarlo, para ello incluso introducían a un familiar en la sala de interrogatorios, se le daba información falsa sobre qué le había ocurrido a un compañero, etc. Y si después de todo este proceso no eras de utilidad se te ponía en libertad. Tanto las marcas físicas como las psicológicas perduraban en el tiempo, y estas últimas en muchas ocasiones no llegaban a cicatrizar.

-Tiempos de silencio y de no pocos miedos; de improvisaciones y hasta de injustos prejuicios, ¿no?

-Sergio Calvo: Los prejuicios son algo que han acompañado al régimen desde su nacimiento. Desde aquellos que relegaba a las mujeres a meras comparsas de la movilización, cuando era una visión totalmente distorsionada, como bien explican Irene Abad y Sandra Blasco, a los que existían en las organizaciones; traducidos en condenas y críticas a las formas de actuar, como por ejemplo el PCE, quien era tildado de revisionista….y como hemos explicado, los prejuicios de las autoridades hacia determinados grupos sociales, concebidos por antonomasia como procuradores de movilización y por tanto objeto directo de represión.

-Desde el mundo cultural esa lucha y movilización, ¿cómo era y cómo se llevaba a cabo?

-Iván Romero.: Como la concepción de cultura abarca múltiples campos, también son muy variadas las formas de protestar a través de este medio. En cualquier caso, lo que había que tener siempre muy presente era la censura, y uno de los valores de los representantes de la cultura antifranquista en Zaragoza y en España fue su capacidad de tensar esta cuerda de la censura hasta el máximo, aunque en numerosas ocasiones llegase a provocar pasos por prisión.

Quizá los medios de mayor alcance fueron el periodismo y la canción, pero no hay que olvidar tampoco el teatro y el cine. En algunos casos las críticas eran sutiles, a través, por ejemplo, de metáforas o caricaturas; pero en otros los actos eran mucho más directos, como lo fue pedir un minuto de silencio por los últimos fusilados del franquismo poco antes de comenzar una representación por parte del Teatro Estable.

-Andalán, ¿creéis que marcó un ritmo o inspiró, sirviendo como de ejemplo, a no pocas generaciones…?,---incluso a las que se echaban a la calle en aquellos días—

-Iván Romero.: Sin duda alguna, Andalán actuó como ejemplo dentro y fuera de Aragón. Su variedad de contenidos y su combatividad se combinaron para convertirla en la revista de referencia para la gran mayoría de antifranquistas de la región. Sirvió como escuela de periodismo, pero también de democracia, apoyando las distintas luchas contra la dictadura e informando de asuntos que la prensa oficialista quería ocultar. Esto llegó a provocar un breve paso por prisión de Eloy Fernández Clemente, director y fundador de la revista, lo que sirve de perfecta muestra del valor de esta publicación.

-En estas luchas y movilizaciones, ¿qué aliados encontraron los que intentaban que las cosas cambiasen de una forma u otra?

-Iván Romero.: Como se puede comprobar a lo largo del libro, son muchos los casos en los que las luchas se combinan y los protagonistas participan desde distintos frentes, puesto que existe una clara interconexión entre el mundo estudiantil, el cultural y el periodístico desde los cuales, además, se apoyaba a obreros y mujeres en sus reivindicaciones. Existen, por otra parte, aliados menos evidentes, como pueden ser los curas obreros que cedían sus parroquias para reuniones o los profesores no numerarios de la universidad, cuyas condiciones laborales eran muy precarias y que apoyaban en gran medida las protestas estudiantiles.

-¿La pretensión o una de las pretensiones, intenciones e intencionalidades, era el poner nombre y apellidos a aquellos y aquellas que lucharon y se movilizaron en contra de la dictadura y por la libertad?

-Iván Romero: Efectivamente, creíamos que faltaba parte de esta tarea de reivindicación de los personajes más relevantes del antifranquismo zaragozano, al menos en una obra de estas características, destinada a un público menos iniciado. Así pues, esperamos que esto sirva para hacer un ejercicio de justicia con estos protagonistas que tanto sacrificaron en su lucha por acercar nuestro país hacia la democracia.

-Lo habéis podido hacer… pero, ¿cómo?

-Iván Romero:  Dada la escasez de trabajos previos, la gran mayoría de información proviene de las propias investigaciones de los autores y de fuentes primarias, por lo que esta obra sirve de compilación de un conocimiento, en su mayoría, hasta ahora inédito en este formato que podría considerarse de bolsillo.

-Amigos, ¿cómo os lo habéis hecho para trabajar este libro desde tantas aportaciones y tan cada una de ellas, digamos que especializadas?

-Iván Romero.: Con autores tan comprometidos como los que se dan cita en este libro, el trabajo resultó bastante fácil. Teníamos claro que queríamos una obra equilibrada, por lo que la solución de elegir dos investigadores por capítulo resultaba obvia. Por suerte, disponemos de esta nueva hornada de historiadores aragoneses especializados en cada uno de los aspectos del antifranquismo zaragozano, así que la distribución de contenido resultó igualmente sencilla. Planteamos entonces unas premisas sobre la longitud de los apartados y rápidamente nos pusimos manos a la obra.

Por raro que parezca, quizá la parte de escritura de los capítulos resultó la más sencilla, puesto que consistió, en gran medida, en condensar las investigaciones previas de los autores. Las posteriores tareas de corrección y adecuación para la publicación puede que resultaran algo más farragosas, pero el resultado y la acogida que hemos tenido hacen que todo este trabajo valga la pena.

-Para vosotros tres, ¿cómo ha sido coordinar este libro que se hubiese podido engrosar más… pero que se queda en una justa medida, precisa, medida y equilibrada…?

-Cristian Ferrer.: A nivel de extensión y de organización creemos que ha quedado una publicación muy redonda, con una extensión algo menor a las 250 páginas en las que no sobra nada creemos que cumple con la función de servir tanto de manual acerca de la oposición al franquismo en Zaragoza, propicia para un público especializado que busca realizar una primera investigación general acerca del tema y luego continuar con monografías específicas, como también servir como herramienta de divulgación sobre el pasado de nuestra ciudad, especialmente de las capas populares de la misma.

Temas que nos hayan quedado en el candelero estoy seguro de que todos hubiéramos deseado desarrollar más cada uno de los capítulos o incluir otros nuevos, como puede ser uno dedicado al movimiento barrial y a las asociaciones de cabezas de familia, pero creemos que habría podido engrosar en exceso la extensión del libro y, además, descompensar el contenido con un capítulo en el que no nos terminábamos de sentir cómodos. De esta forma, al final, el libro quiere servir de puerta de entrada y no pontificar acerca de los temas que trata, permitir que autores jóvenes condensen sus principales investigaciones y adentrar a los aragoneses en un tema escasamente tratado para la gran relevancia que tuvo en nuestra historia reciente.

-¿Os ha abierto este trabajo la mente para futuros trabajos de investigación conjuntos o individuales?

-Sergio Calvo: La verdad es que tanto en el proceso de escritura y revisión como una vez ya entregado el manuscrito a Prensas cada uno hemos ido colaborando en otros proyectos (como puede ser el curso sobre mecanismos de represión y coerción durante el franquismo, que se celebrará en marzo), publicando artículos o capítulos de libro, etc. Este libro ha supuesto un punto de partida, creemos, para afrontar distintos retos y acometer futuras investigaciones, que se revelan más que necesarias.

 

 

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