Cazarabet conversa con... Javier
Sánchez Zapatero, editor de “La mirada extranjera. La Guerra Civil en la
literatura universal” (Comares)
La Guerra Civil
en la literatura universal se ve reflejada en un trabajo minucioso, exquisito, certero
y muy preciso desde la edición de Javier Sánchez Zapatero con muy buenas
firmas.
Esta editado en
la colección Comares Literatura.
La sinopsis del
libro: ¿Cómo se ha contado la Guerra Civil española en el resto del mundo? ¿Qué
tipo de relatos y de interpretaciones se han difundido desde los años treinta
hasta la actualidad? ¿Qué papel ocupa la contienda en las literaturas foráneas?
¿Por qué continúa apareciendo como tópico temático y motivo de reflexión? ¿De
qué forma se han aproximado desde otras culturas y sociedades a lo sucedido en
España entre 1936 y 1939? ¿Cómo cambia la representación de un enfrentamiento
bélico nacional cuando se lleva a cabo desde una perspectiva externa?
Partiendo de la premisa de su indudable —y todavía vigente— impacto, La mirada
extranjera. La Guerra Civil en la literatura universal trata de dar respuesta a
estas preguntas a través del análisis de algunas de las manifestaciones
literarias que el interés por el conflicto ha generado a lo largo de los siglos
XX y XXI en diversos países europeos y americanos. El pormenorizado estudio de
crónicas periodísticas, testimonios, cuentos o novelas intenta trazar un
recorrido diacrónico, plurilingüe y multicultural que permita explicar cómo se
ha ido configurando la guerra española en el imaginario colectivo
internacional.
Huyendo los tópicos y de los consabidos nombres que habitualmente aparecen al
hablar de la repercusión de la contienda en la literatura universal, el libro
se centra en la obra de autores como Langston Hughes,
Marta Gellhorn, Amanda Vaill,
C. J. Sansom, David Ebsworth,
Hermann Kestenn, Ilsa Barea-Kucsar,
Carlos Morla Lynch, Rubén Gotay Montalvo, Micaela Felman Etchebehere,
Paul Nothomb, Lydie Salvayre o Fabrizia Ramondino.
Javier Sánchez
Zapatero, el editor que guarda cuidado de este libro: es profesor de Teoría de
la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Salamanca,
institución en la que co-dirige el Congreso de Novela
y Cine Negro y lidera el grupo de investigación "Los internacionales y la
Guerra Civil española: literatura, compromiso y memoria". Asimismo, forma
parte del GEXEL (Grupo de estudios del exilio literario español). Es autor de
los libros Escribir el horror. Literatura y campos de concentración (2010), Max
Aub y la escritura de la memoria (2014), Max Aub: Epistolario español (2016), Continuará… Sagas
literarias en el género negro y policiaco español (2017, en colaboración con
Àlex Martín Escribà) y Arde Madrid. Narrativa y
Guerra Civil (2020). Además, ha publicado numerosos artículos en revistas y
capítulos de libros, y ha co-editado más de una
decena de volúmenes colectivos y varias antologías de cuentos, como, por
ejemplo, Los restos del naufragio. Relatos del exilio republicano español
(2016, en colaboración con Fernando Larraz). También fue responsable de la
edición del testimonio del brigadista británico Keith Scott Watson Rumbo hacia
una España en guerra (2014) y del libro colectivo El libro de la XV Brigada.
Relatos y testimonios de la Guerra Civil española (2019, en colaboración con
Antonio R. Celada).
Cazarabet
conversa con Javier Sánchez Zapatero:
-Amigo Javier ¿nos encontramos, otra
vez, hablando de la literatura que cuenta cómo fue la Guerra Española desde qué
perspectiva en ocasión del libro La mirada extranjera de la que guardas
cuidado en esta edición de Comares desde su colección dedicada a la Literatura?;
¿qué es lo que te llevó a investigar sobre qué impacto tuvo en la literatura
universal la Guerra Española desde el cuidado a esta edición?
-El libro se enmarca dentro de las
actividades de un grupo de investigación dirigido a analizar la repercusión
literaria internacional de la contienda. Aunque hasta ahora nos habíamos
centrado fundamentalmente en la literatura testimonial, estudiando los textos
legados por los testigos directos de la contienda, con esta obra hemos querido
ofrecer una mirada panorámica, ocupándonos de narraciones diversas -algunas
autobiográficas, otras literarias- que se han ido publicado a lo largo de todo
el siglo XX sobre la Guerra Civil española. En consecuencia, en el libro hay
capítulos dedicados a autores que vivieron la guerra, pero también a escritores
que no estuvieron en España o que nacieron décadas después de su estallido, y
que por tanto se acercan literariamente a la guerra de formas muy diferentes.
En definitiva, lo que intentamos es ofrecer una mirada poliédrica y heterogénea
sobre los diferentes modos a través de los que ha contado la guerra en el
exterior de España, analizando cómo el relato y la representación ha sido
diferente dependiendo de las condiciones política y socio-históricas de cada
país, de la relación de cada autor con el conflicto y, claro está, de la época
en la que se ha acometido. De ahí que en el libro haya capítulos dedicados a
autores Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Costa Rica,
Chile… y a obras escritas y publicadas en diferentes momentos del siglo XX e
incluso del XXI.
-¿Lo más difícil del mismo fue el
seleccionar a las plumas que nos narran la Guerra Civil Española?
-La selección partió de dos criterios.
Por un lado, no queríamos caer en los tópicos, pues siempre que se habla de la
dimensión literaria internacional de la contienda aparecen los mismos nombres
(Hemingway, Orwell, Dos Passos, Neruda, Malraux,
etc.), a pesar de que fueron muchos y de formas muy diferentes los que
escribieron sobre la guerra. Por eso los capítulos se dedican fundamentalmente
a autores poco conocidos, ausentes en muchos casos del canon literario. Por
otro lado, queríamos que la selección de autores fuera diversa a todos los
niveles: en el origen geográfico, en la tradición literaria la que pertenecen,
en la época en la que vivieron, en el modo en que afrontaron la representación
de la guerra, etc. Partiendo de estas dos premisas, se fue confirmando la
selección de autores, que incluye nombres como Langston
Hughes, Marta Gellhorn, Amanda Vaill,
C. J. Sansom, David Ebsworth,
Hermann Kestenn, Ilsa Barea-Kucsar,
Carlos Morla Lynch, Rubén Gotay Montalvo, Micaela Felman Etchebehere,
Paul Nothomb, Lydie Salvayre o Fabrizia Ramondino.
-No es lo mismo ver--o no, porque los
hay que no lo vieron porque no lo vivieron---, vivir y escribir sobre la Guerra
Civil Española si se es de alguno de los países del cono Sur del continente
americano; de Centroamérica, de un país anglosajón, de países europeos como
Francia, Alemania, Italia… ¿no?
-Efectivamente, el libro intenta
demostrar que la representación de la guerra no solo varía en función de la
relación que los autores tuvieron con ella, o de la ideología desde la que la
interpretaron, sino también en función del país de procedencia. Es cierto que
la Guerra Civil tuvo una indudable repercusión internacional, pero también lo
es que esa repercusión no fue igual en todos los lugares. La historia nacional
de cada país, así como sus circunstancias políticas, fueron modelando el relato
de la contienda española de forma diferente, tanto en los propios años treinta
como en el desarrollo del siglo XX. Así se demuestra en algunos de los
capítulos del libro, que analizan, por ejemplo, la influencia que el anticomunismo
de mediados de siglo en Estados Unidos ha tenido en la representación que desde
entonces se ha hecho de la Guerra Civil; el impacto, grande pese a ser
desconocido en líneas generales, que la contienda tuvo en los países
hispanoamericanos; la inevitable comparación de lo sucedido en España con los
acontecimientos vividos en Alemania e Italia en el contexto de la II Guerra
Mundial…
-Enlazo con la pregunta anterior
porque, aunque se vean y se vivan los mismos acontecimientos, solamente por ser
la escritora o el escritor—corresponsales muchos en aquellos días—de un lugar u
otro varía cómo se explique, pero ¿por qué?
-Los acontecimientos son los mismos pero quien los percibe no. Quienes vivieron la guerra
partían de una perspectiva concreta, formada por su propia singularidad como
autores y como individuos, pero también por su cultura, su formación y, en caso
de los autores extranjeros, su relación con España y su conocimiento de lo que
estaba pasando. De ahí que, tal y como hace el libro, sea necesario estudiar
tanto el "quién" como el "qué".
-Después están, además, las diferentes
miradas según las diferentes maneras de escribir, según los estilos narrativos,
por la manera de poner ficción arrancando de un relato histórico que fue lo que
fue… ¿no?, pero digamos que eso ya es harina de otro costal, ¿verdad?
-Hay muchas formas diferentes de
aproximarse literariamente a la guerra. Simplificando mucho, se podría decir
que las primeras miradas, llevadas a cabo por testigos que estuvieron en España
y que participaron activa o pasivamente en la contienda, son básicamente
testimoniales y que tienen una clara función propagandística. Se escribe para
contar lo que se ha vivido, pero también para influir en la comunidad
internacional apoyando a uno de los bandos en lid. A medida que va pasando el
tiempo, y que la relación de la guerra con los autores va cambiando, aparecen
más narraciones ficcionales, casi siempre con base histórica o vivencial, en
las que se va sustituyendo la urgencia de relatar lo que fue la guerra por un
interés de profundizar en ella de modo reflexivo, interpretando lo sucedido
gracias a la perspectiva que da el tiempo y el conocimiento de la tradición
historiográfica y literaria que poco a poco se fue forjando.
-Javier, tú seguro que no--porque eres un experto en
la materia--,pero yo desde la lectura de este libro he experimentado el descubrimiento o
redescubrimiento--en otros casos-- de obras, plumas… porque ante la vida
acelerada que también afecta a la literatura a veces ésta también lo sufre y este libro, La mirada
extranjera, es como una especie de estudio incisivo, muy concreto, hasta
diría que “resumido”, pero que pone las exclamaciones precisas… parece que con
la edición de este libro Comares y tú nos queráis introducir en el mundo y la
particular manera de los escritores y escritoras ante lo acontecido versus
contado con la guerra de España…
-Sí, como comentaba antes, la idea de
prestar atención a autores y a obras no especialmente conocidos era
fundamental. Está bastante extendida la idea de que ya está todo dicho sobre la
Guerra Civil, y creo que no es del todo así. En el ámbito literario y
testimonial, lo que ocurrió en España entre 1936 y 1939 tuvo una repercusión
muy importante, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo: se publicaron
muchas obras, con características muy diferentes y desde lugares muy diversos.
Es de justicia recuperarlas todas y demostrar que no todas las historias han
sido contadas. Solo así podremos disponer de un relato plural y completo de lo
que la contienda.
-¿La guerra contada por escritores
españoles con qué otra literatura que haya contado la guerra de España se
parece más o crees que tiene más puntos en común?
-Puede haber similitudes concretas en
algunos aspectos, pero tengo la sensación de que el acercamiento de los autores
españoles a la guerra es diferente, y por eso el modo de estudiarlo ha de serlo
también. De ahí que, por ejemplo, en uno de mis anteriores libros (Arde Madrid.
Narrativa y Guerra Civil), me centrara en autores nacionales y prescindiera de
los foráneos para estudiar la evolución de la narrativa sobre la guerra. No
solo es una cuestión de implicación emocional, pues es evidente que los autores
españoles sentían que en la guerra se dirimían cuestiones que les apelaban de
forma directa, sino que también afecta mucho el conocimiento de todo lo que
implicaba la contienda. A los autores extranjeros les interesa la guerra en
cuanto a confrontación ideológica, política y social, pero muchas veces carecen
de la capacidad para juzgar lo que estaba pasando de forma concreta en España:
aunque hubo excepciones, por lo general desconocían el idioma y la cultura, y
no tenían un dominio exhaustivo de la historia de España, por lo que su mirada
es inevitablemente diferente, teñida de cierto extrañamiento propio de quien
está ante un mundo que no conoce, pero también de cierta lucidez propia de quien
juzga la realidad sin tantas anteojeras como quien forma parte de ella.
-¿Qué denominadores comunes presentan
estos escritores con sus diferentes narraciones?. ¿Y qué diferencias presentan?
-Aunque resulte obvio, el denominador
común es la Guerra Civil. Las obras autobiográficas y literarias de los autores
que aparecen en el libro se ocupan de la contienda. A partir de ahí, las
diferencias son múltiples, y se manifiestan tanto en la representación (hay
aproximaciones panorámicas, pero también obras centradas en acontecimientos
concretos) como, sobre todo, en la forma en la que la llevan a cabo, que
provoca que en el libro aparezcan como objeto de estudio diarios, novelas posmemoriales, novelas históricas, etc.
-Escribir desde “tiempos
contemporáneos” desde el presente mirando hacia atrás les da a los escritores
la ventaja de la perspectiva, de saber cómo ha ido todo y de cómo fue, además
de haber leído, ya, muchos libros y de estar más documentados, ¿no?; ¿cómo lo
valoras?
-Claro, es evidente que escribir desde
tiempos contemporáneos implica aproximarse, más que a la guerra en sí, a la
configuración que de la guerra se ha hecho en el imaginario colectivo. Por eso
resulta tan importante, en mi opinión, analizar la representación de los
acontecimientos históricos a través de la historia de la literatura: porque
ayuda a conocer cómo se va forjando su imagen para las nuevas generaciones.
-¿Cómo ha sido el proceso y la tarea
ardua de investigación que, además, tiene mucho a ver con el proceso de
documentación?
-Al tratarse un libro colectivo, lo
primero que hubo que hacer fue seleccionar el listado de colaboradores. Se
buscó a especialistas de diversos ámbitos y diversas tradiciones literarias que
tuvieran en común su interés por la Guerra Civil. Así, sin ánimo de
exhaustividad, en el libro hay capítulos de hispanistas estadounidenses como Sebastiaan Faber, germanistas como Georg Pichler o Juan Manuel Martín, estudiosos de la literatura
francesa e inglesa como, respectivamente, André Benit
o Alberto Lázaro, o autores con una larga tradición en el estudio de la
representación literaria de la guerra como Aníbal Salazar Anglada o Cynthia Gabbay. Se trataba de disponer de una nómina de
colaboradores heterogénea y completa, que pudiese rastrear la repercusión internacional
de la guerra desde formas muy diferentes. Una vez seleccionado el listado de
autores, cada uno propuso un autor y una obra sobre la que trabajar, partiendo
de las premisas antes señaladas de no elegir referentes canónicos y con el
objetivo común de que el resultado final del libro estuviera marcado por la
diversidad.
-¿Y en qué proyectos te encuentras
ahora? ¿Sigue el interés por la guerra?
-Seguimos interesados en la temática guerracivilista, y acabamos de poner en marcha la segunda
etapa de la colección "Armas y Letras", dedicada a recuperar
testimonios extranjeros, inéditos o apenas difundidos hasta la fecha. A partir
de ahora, la colección se inserta en el catálogo de la editorial de la
Universidad de Salamanca, en la que ya han aparecido los dos primeros números:
Nuestra guerra en España, una guía que recoge, a modo de diccionario, a todos
los voluntarios angloparlantes que escribieron sobre la guerra y Vida y lucha
de otro norteamericano en las trincheras de la guerra de España, una edición de
las cartas que escribió desde España el brigadista estadounidense Paul Wendorf.
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Cazarabet
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(Teruel)