Cazarabet conversa con... Guada Caulín, autora de “Teruel: vestigios de resistencia” (Instituto de Estudios
Turolenses)
Guada Caulín consigue plasmar,
foto a foto, cómo es Teruel desde sus entrañas, las que engloban el continente
y el contenido. Con edición del Instituto de Estudios Turolenses.
Un libro cuyas
fotos tienen y retienen una fuerza descomunal.
El libro también
presenta textos de Vega Latorre,
David Esteban, Javier Sabe, David Alegre y Mario Hinojosa
El libro es un camino de trabajo de la fotógrafa y escritora
de más de cinco años que fue realizado
por la España despoblada y que fue
elaborando , como paralelamente a otro proyecto, Enraizadas, en esta otra ruta Caulín viajaba para conocer, fotografiar e investigar sobre
las mujeres que pueblan esta tierra y territorio y que Guada
reconoce como “enraizadas”; de hecho, tiene ya la exposición en marcha con el
nombre de Enraizadas ,acompañada y
acompasada por los poemas de la poeta
turolense del Jiloca Vega Latorre .El proyecto huye de los estereotipos como
“más victimistas” en torno a la mujer en el mundo rural que, fruto de la
realidad, quizás “pequen” (y con razón) de cierto “pesimismo” ,de este proyecto
expositivo procuraremos hablar, desde la
presentación que es de este libro Teruel: vestigios de resistencia desde
nuestro Conversa con…porque también nos llega la intuición desde la primera
visita al libro de que el libro también es alentador quizás no tanto por lo que somos en el presente en
algunos lares y lo que seremos en el futuro sino por lo que fuimos…un pueblo,
con sus ciudadanas y ciudadanos, son también la historia que fueron y dejaron y
que, a veces, por diferentes circunstancias no puede continuar siendo en la
misma senda y debe varias de la misma…quizás no siempre , por lo que presiento
y sabiendo de Enraizadas, no siempre
haya que pensar que la imagen de un lugar asolado por el polvo, el silencio, el
despoblamiento y el abandono sean o tengan que ser sinónimo de tristeza y
desolación…sí, ya sé, que las más que las veces sí que nos lo parece y lo es
(por desgracia), pero no siempre es así y hay miradas, preñadas de vitalidad,
que creo nos quieren mostrar que en todo lo malo y desde todo lo malo podemos
llegar a extraer matices y constantes
buenas….es por eso que emplea la palabra “resistencia” como si se agarrase a
“todo lo bueno” que hay en esos lugares, en estos lugares, estén más o menos
poblados, despoblados y casi desarraigados por años y años de falta de latido
humano…
La sinopsis del
libro:
Hay proyectos
capaces de traducir la realidad del tiempo y el espacio al lenguaje misterioso
de las emociones, y de amalgamar los hechos tangibles en un cóctel fronterizo
entre lo onírico y lo telúrico. Y es así como Guada Caulín alumbra un libro que más que un conjunto de hojas
ordenadas es un inquietante artefacto en el que se cartografían las huellas
agónicas de un cosmos mutante entre lo corpóreo y lo espiritual, una visión
desasosegante, el espejismo y las pisadas sonoras de los muertos vivientes que
se levantan en un fascinante paradigma de tenacidad.
Caulín construye con voluntad férrea un edificio de
páginas épicas a las que se asoman imágenes y textos en una dialéctica fluida,
de una proverbial polinización de ideas y sensibilidades que logran el
escalofrío inmediato en el espinazo del lector, y que además proyectan, como
una radiación, un trasunto in media res de la historia de la provincia de
Teruel, donde los silencios de los objetos y su decadencia avanzan como una
bomba de relojería, mientras que sus habitantes y en especial los niños, como
personajes de Alberto Uderzo, resisten con un
intensidad inefable que en el fondo empuja una corriente subterránea de
esperanza.
Los niveles de
lectura, de indagación, de búsqueda, de análisis crítico que ofrece la autora
aquí se convierten en un mapa temporal en el que pasado, presente y futuro
establecen complejos diálogos por la conquista de las características dejan de
soñar, no se repliegan ante nada y ante nadie, y se enfrentan a las
incertidumbres y desafían sin ambages al miedo. Como ese enigmático
protagonista de The Straight
Story, la película de David Lynch, Guada Caulín va hasta el final de
los problemas y hurga en las heridas para lograr cauterizarlas, radiografía con
una precisión quirúrgica este espacio mágico que es Teruel, y como Sísifo y su
eterno y obstinado empeño demuestra que los corazones cicatrizados todavía
tienen una oportunidad para seguir latiendo.
Cazarabet
conversa con Guada Caulín:
-Guada,
amiga, ¿qué nos has querido trasladar con el libro Teruel: vestigios de
resistencia?
-Con
este fotolibro pretendo, por una parte, hacer un
homenaje a la tierra que tanto me ha dado, a nivel personal y profesional, y también
mostrar que si la gente une fuerzas, realmente se
puede conseguir que una tierra herida no se convierta en un erial.
-¿Eres más, la que aquí se presenta, la Guada
escritora o la fotógrafa o una piel no puede desprenderse de la otra?
-En
realidad no me considero ni una cosa ni la otra.
No
soy escritora. O lo soy, pero una escritora frustrada, de ahí que naciera mi
pasión por la fotografía, ya que ésta me permite expresar lo que realmente
quiero narrar, lo que quiero mostrar.
Y,
no, tampoco me considero fotógrafa, sino una simple observadora. Una aficionada
a robarle al tiempo y al espacio una imagen efímera con una intención que tan
solo mi mirada encuentra.
Lo
que sí puedo decir es que, el hecho de ser Intérprete de lengua de signos me ha
ayudado a ser más observadora, a mirar el detalle. Y, por otra parte, el ser
educadora social me ha animado a recorrer esta provincia con el fin de
investigar la despoblación y la actuación de la población ante ella.
-Me parece, tanto por lo
que leo de tu proyecto Enraizadas por lo del giro que quieres darle a
Teruel: vestigios de resistencia que huyes de los planteamientos que son más
pesimistas…cuidado no digo que no existan y que no estén ahí, pero que son más
pesimistas como por naturaleza, ¿no? ¿por qué; porque simplemente querías
mostrar y demostrar que hay otra cara…otra cara de la despoblación?, coméntanos
por favor…
-Hace
años empecé a formarme en fotografía en una provincia tan maltratada como la
nuestra, en Guadalajara.
Mi
condición aventurera y mi ansia de conocimiento del territorio donde resido me
llevó a descubrir que Guadalajara no es la Campiña, sino que Guadalajara es lo
que es Teruel: pueblos que empiezan a asfixiarse, muchos discursos derrotistas,
pero también gente que decide enclavarse en un lugar donde ve que sus vecinos y
vecinas abandonan y cierran puertas, pero que hay otros que se unen a su
resistencia.
Teruel
me ha enseñado que hay un movimiento muy grande y potente de gente joven que
apuesta por el medio rural. Un movimiento gravitatorio que va cogiendo a gente
como si de un huracán se tratara.
Ese,
para mí, es el claro ejemplo de una realidad que no se ve y que tiene que
conocerse.
¿Por
qué, a pesar de la falta de recursos y medios, hay gente que se queda en su
pueblo? ¿Por qué esta oleada de gente joven?
Creo
que es a esta gente a la que hay que escuchar, ayudar y apoyar para lograr los
recursos que dignifiquen su vida.
-Pero Guada, ¿desde un primer momento siempre ha sido así,
siempre has querido mostrarnos ese lado más “ameno” de la España y en este caso
del Teruel despoblado?
-No,
no siempre fue así.
El proyecto
empezó sin ser proyecto. Simplemente fotografiaba aquellos parajes abandonados,
algunos inhóspitos, otros de ensueño. Pero encontraba en las ruinas una forma
diferente de hacer foto. En muchas ocasiones las utilizaba para hacer foto
nocturna.
Y poco
a poco fue surgiendo la idea de hacer un proyecto, por lo que planifiqué cuatro
bloques, uno por cada reflejo de una sociedad: patrimonio, medios de
transporte, trabajo y vivienda… Y el resultado fue tan demoledor que lo dejé
aparcado en un cajón.
Hasta
que no conocí a Miguel Sebastián, fotógrafo de Ojos Negros, y vi su obra, no
retomé este proyecto.
Ahí
fue cuando dije que no quería un resultado más que nos encogiera el corazón al
verlo. Que quería investigar e ir más allá, como bien había hecho Miguel.
Y
así fue como apareció el quinto bloque, que además le da nombre a la obra.
-No
quieres confundirnos y que la gente lectores y contempladores de tus
fotos relacionen, siempre y automáticamente, la foto y el texto con una
nostalgia que viaje hacia la tristeza…buscas y rebuscas la fuerza de la
resiliencia o de esa resistencia que da la tierra
-No
quiero más discursos agoreros.
Sé,
y así me lo han calificado, que los textos están edulcorados, pero soy de la
opinión de que, para contrarrestar un pensamiento anquilosado de negativismo y
victimismo tan solo se puede combatir con mantras realistas que nos hagan abrir
los ojos.
Nunca
soy tan “dulce” en mis textos. Pero esta obra creo que lo requería. A pesar de
que hay algún otro que no es tan positivo.
-Las imágenes son
contundentes, algunas llegan casi como un puñetazo, otras se asemejan más a una
caricia…pero todas son contundentes, desde una perspectiva u la otra, todas te
dejan como sin aliento para lanzarte a pensar…
-Es
difícil encontrar un encuadre que muestre lo que se pretenden mostrar, pero,
como amante de la poesía, creo que esa influencia finalmente se puede apreciar
en la fotografía.
-A
pensar hasta que lees su pie de foto…este libro no sería el mismo sin los
textos. Por favor, háblanos de ellos….
-Salvando
totalmente las distancias, el libro de Castro Prieto, “Cespedosa”
me cautivó desde que lo abrí por primera vez. Y siempre imaginé que,si llegado el momento, me atrevía a publicar
algo, este tendría que ir acompañado de letras.
Y,
como bien he dicho antes, soy una escritora frustrada, así que, qué mejor que
pedir colaboración a aquellas personas que parece como si tejieran las
palabras.
-Le
das mucho protagonismo como fotógrafa a tus fotografías a la piedra, pero me
sorprende, gratamente, cómo te manejas con los cielos….
-Quien
me conoce sabe que no salgo a fotografiar naturaleza si no hay nubes.
No
encuentro una vestimenta mejor que acompañe a la tierra, y sí, las nubes son
tan protagonistas en mis obras como lo es el fotografiar en blanco y negro.
-¿Nos puedes explicar el
porqué de la estructura del libro en cinco partes: Huellas del patrimonio, Tren
sin vías; Venas subterráneas; Retazos de hogar, Vestigios de resistencia…me da
que cada parte va viajando, ”in creciendo” hacia esa visión más vitalista, un
poco más optimista…?
-Como
bien decía antes, surgieron los cuatro primeros bloques en representación de
cualquier sociedad, en este caso de la nuestra. Pero no fue hasta que llegó el
quinto bloque que no vi cerrado el círculo.
En
el último bloque se presentan ejemplos de resistencia de los ámbitos de los
cuatro primeros bloques.
Personas,
asociaciones, parques temáticos… cada uno de ellos me ha enseñado paciencia y
me ha ayudado a alejarme de la nostalgia, viendo el pasado como un aprendizaje
del presente, no como una pérdida.
-¿En qué ha influido tanto en Enraizadas como aquí en Teruel:
vestigios de resistencia tu procedencia albaceteña ,me da que te reencuentras
con tu tierra de manera especial…?-Te acercas, también a pueblos y gentes que
se prestan mucho a la inspiración creativa y artística, aunque soy de las que
piensa que la inspiración, si es que existe, hay que trabajársela desde cero y
en cada momento…es como otro latido o una jarca de pensamiento paralelo que
cabalga, sin riendas, a tu lado. Así nos presentas, nos muestras y se escriben
con palabras e imágenes Cuevas de Cañart, Perales del
Alfambra, Escucha, Utrillas, Montoro de
Mezquita…cinco escenarios que se mecen, como paralelos, a las cinco propuestas
que nos proponías…no creo mucho en las casualidades…y se muestran como a manera
de poner toda una cúpula de cerezas, como a forma de guindas, en el
pastel… ¿Lo ves más o menos, así?
-No
sé qué hubiese hecho si no hubiese parado este proyecto en su día.
Cuando
comenzó a tomar forma, este proyecto era uno más sobre despoblación y no
contaba nada que no supiésemos ya.
El
vivir una temporada en Montalbán y poder disfrutar de Cuencas Mineras y
Maestrazgo de una forma tan solitaria e intensa me hizo ver que tenía delante
de mis narices esas guindas que comentas.
La
lucha por la resistencia, por dar a conocer la tierra, por apostar por ella
acompañándote esa espada de Damocles que no sabes si caerá y tendrás que
abandonar o te dejará seguir luchando.
-La
edición es muy, muy cuidada…llega muy adentro es un libro para leer, disfrutar
y por supuesto contemplar, pero detrás habrá habido mucho trabajo, coméntanos…
-Detrás
de esta cubierta tan bien cuidada hay años de carretera, de diálogos, de
fotografías y de bandas sonoras.
Y sí,
bandas sonoras porque en este proyecto quise ir un paso más allá y no solo ir
sola a los lugares, sino también contar con canciones y autores que me
inspiraran durante la búsqueda de cada fotografía.
Así,
Joaquín Carbonell, al cual le hago un pequeño guiño al final, Paco Ibáñez,
Serrat, “Te recuerdo Amanda” cantada por Sole Giménez o canciones de Raimon,
rememorando mi época de Valencia, han sido, junto a otras muchas cantantes,
algunas de esas inspiraciones que antes mencionabas que había que trabajarla.
Para
mí, la inspiración no es más que la alimentación de otras disciplinas
artísticas. Eso, y permitirte mirar con el alma, en vez de con los ojos.
Y
bueno, carretera y manta, que se dice.
Han
sido muchos viajes. Muchas entrevistas. Algún que otro susto y muchos “pasos de
bailarina” cruzando los dedos para que el suelo que pisaba no se derrumbara.
-¿Qué relación tiene este
libro con tu exposición(acompañada de los poemas de Vega Latorre)
Enraizadas porque van como acompasadas en el tiempo de construcción y esto casi
se deja ver, todavía, ahora….?
-Enraizadas nació de la necesidad
de hacerle justicia a Teruel: vestigios de resistencia.
En
este segundo proyecto no había protagonistas con nombres y apellidos. No había
retratos ni el punto de vista estaba puesto en la vida de una o varias personas
o el motivo que había hecho que se enraizara en Teruel.
Este
proyecto ni siquiera tenía formato todavía, pero sabía que no tendría nada que
ver el uno con el otro en el momento que me ofrecieron hacer Enraizadas
para la Feria de la Cosmopueblita en Burbáguena, Teruel.
Las
fotos de Enraizadas, vestidas con los textos de Vega, surgieron de una
necesidad puntual y se tuvieron que hacer en un tiempo récord para llegar a la
exposición, pero se les dedicó tanto tiempo y cariño como el mismo proyecto
merecía.
Tras
Enraizadas, Teruel: vestigios de resistencia cogió todavía más
fuerza. Fue otro impulso más, como el dado tras conocer a Miguel Sebastián.
-Amiga
Guada, ¿hablar de resistencia de esos vestigios de un
territorio como es Teruel…es hablar de vida?,¿para ti resistir es vivir?
-Para
mí resistir es mucho más que vivir.
Resistir
es darle valor al patrimonio. Es reconocer un problema demográfico. Es invitar
a la gente a la reflexión. Es vivir concienzudamente, pero sin la certeza de un
futuro. Es apostar por los valores, las tradiciones y la gente de la tierra.
Resistir
es un proyecto de vida. Y le agradezco enormemente a la gente que me ha enseñado
que su empeño ha hecho que no mueran lugares y, por tanto, que han colaborado a
que haya un legado.
Quién
sabe si ese testigo lo recogerán generaciones venideras… pero, por lo menos,
que hoy las paredes todavía se mantengan en pie.
-¿Cómo ha sido trabajar
con estas plumas y sus textos? ¿y con el Instituto de Estudios Turolenses?
-Sinceramente,
en esta ocasión he sido egoísta y he contado con la colaboración de amigos y
gente cercana, incluso de familia, ya que el libro arranca con un texto de mi
hermano, que también pasó bastante tiempo en Teruel y lo conoce bien.
Además,
si hay algo que tengo claro al pedir colaboración, es que he de dejar libertad
plena para el resultado y en este caso creo que acompañan muy bien a la esencia
que emana de este fotolibro.
-¿Te apetece contarnos en qué estás metida ahora?
-Bueno,
en estos momentos ando pensando en mil cosas y en ninguna.
Al
aparecer el covid persistente, la cámara se quedó en
un segundo plano, y tan solo ahora la he cogido para grabar los vídeos de la
exposición “Cultura turolense accesible”, un proyecto que me ha dado fuerza
para seguir insistiendo en el tema de la accesibilidad, pero sin dejar de lado
mi otra pasión: la cultura.
Aquí,
José Antonio Córdoba, Lucía Villarroya, el grupo de rock EFFE, David Esteban,
Ángeles Pérez, Elena Castillo, Elena Soriano y Las Bodas de Isabel han sido los
y las protagonistas, pero en esta ocasión me he atrevido con el ámbito
audiovisual.
Tras
esto… pues no sabría decir qué surgirá. Desde luego, espero que colaboraciones
con las personas que me han acompañado en este último proyecto, porque he
conocido a gente maravillosa.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)