Cazarabet conversa con...   Pello Guerra Viscarret, autor de “El diario de Mola” (Pamiela)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pamiela desde la pluma de Pello Guerra Viscarret nos acerca a la figura del General Mola con una novela narrativa, con guiños de diario porque los diarios de este militar son como un personaje más de la trama que se abra, simplemente porque desaparecen....

La novela de este escritor y periodista os atrapará como si fuese un “puro thriller”.

Pello tiene una pluma magnífica y una manera, casi a modo de crónica, se nota que es periodista, que hace que te quedes atrapada en la lectura como un pajarillo en una jaula.

La sinopsis del libro:

Junio de 1937, Mola muere al estrellarse el avión en el que viajaba a Burgos. Treinta minutos después de conocerse la noticia, desaparecen los diarios personales que el general guardaba tanto en su Cuartel General de Vitoria como en el Gobierno Militar de Pamplona. Esos documentos atesoraban información sensible que su viuda, Consuelo Bascón, quiere recuperar a toda costa, porque pueden servirle para proteger su vida y la de su familia. Bascón siente que están en peligro, convencida de que la muerte de su marido ha sido un asesinato y no un accidente, como sostiene la versión oficial. Para localizar, al menos, el diario guardado en Pamplona, la viuda de Mola acude a Raimundo García, Garcilaso, director de Diario de Navarra, quien emprenderá la búsqueda de una información especialmente comprometida para los impulsores del Alzamiento, entre los que figura el propio periodista. De esta manera comienza una investigación que llevarán a cabo un carlista, Fermín Subiza, y un falangista, Javier Liberri, que desvelará hechos que han permanecido ocultos y que se desarrolla en una capital navarra marcada por la represión desatada por los sublevados en julio de 1936. El cura Marino Ayerra, Galo Vierge, Félix Maiz y la madame La Turca son algunos de los testigos de aquella época que desfilan por esta trama en la que ficción y realidad se entremezclan para recrear una etapa que, 86 años después, sigue marcando el presente.

El autor, Pello Guerra Viscarret: Licenciado en Ciencias de la Información, compagina su profesión como periodista y su ocio de escritor –tanto de novelas como de trabajos de divulgación– con una de sus pasiones, la historia de Navarra.

Comenzó su actividad creativa en 2004 con Réquiem por Navarra, posteriormente traducida al francés. Su primera novela dio inicio a una tetralogía sobre la conquista del reino pirenaico en el siglo XVI integrada también por El libro de la Navarra perdida, Muerte a la reina de Navarra y Jaque mate al rey de Navarra. Cuatro obras que abarcan de 1512 a 1610, cien años en los que se muestra el empeño de los navarros por recuperar la independencia perdida. En general, sus novelas combinan la investigación historiográfica con la recreación literaria de la época, el contexto y los personajes reales.

Nos parece interesante compartir esto con vosotros: https://www.youtube.com/watch?v=tiial6AXwvQ

Puede que este enlace te vaya bien en esta novela que mezcla tan sigilosa como minuciosamente la ficción con lo que realmente aconteció:

https://es.wikipedia.org/wiki/Raimundo_Garc%C3%ADa_Garc%C3%ADa

https://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Mola

 

 

 

 

Cazarabet conversa con Pello Guerra Viscarret:

-Pello, amigo, ¿qué te ha llevado a escribir esta obra que mezcla tan minuciosamente la ficción y la no ficción?

-Sobre todo recordar los acontecimientos terribles que se vivieron en Navarra a raíz del golpe de Estado de 1936 y hacerlo de una manera que resultara atractiva a los lectores. En la novela se recoge la brutal represión desatada por los sublevados en Iruñea y en el conjunto de Navarra, poniendo el acento en algunos casos especialmente dramáticos para ofrecerla en todas sus dimensiones.

-Porque yo que pensé que me acercaba Pamiela, con tu firma, a “los diarios de Mola”... y no, esta historia mezcla muy bien ficción con no ficción y eso, al menos personalmente, lo percibo como un ejercicio muy, muy difícil... ¿cómo lo percibes?

Lo más complicado era conseguir ese equilibrio. A partir de la sorprendente e histórica desaparición del diario de Mola, iniciar una investigación ficticia que va acercando a los lectores a aquella época y a todo lo que sucedió desde las perspectivas de los dos bandos, buscando el contraste entre ambas. No ha sido fácil, aunque he hecho todo lo posible para lograrlo.

-¿Por qué eliges esa fórmula, la de mezclar ficción con no ficción para acercarnos a la historia que rodeó a Mola y a sus seguidores  con sus traiciones, lealtades...?

-Lo hago para intentar conseguir que la historia resulte atractiva a los lectores. La ficción me permite llevar la trama por aquellos lugares y momentos que más me interesa precisamente para intercalar los acontecimientos y los hechos reales. Y como todo se entremezcla, me parecía muy importante añadir a la novela una “Nota de autor”, en la que dejo claro qué es ficción y qué historia, porque algunas veces la realidad es tan sorprendente que puede parecer fruto de la imaginación desbocada del escritor.

-¿Qué pretendías con esta novela, a la que percibo como un “puro thriller político”?

-Además de poner de relieve la represión vivida esos años en Navarra, quería mostrar cómo todo apunta a que esa sed de poder que tenían los sublevados, y especialmente quienes les dirigían, no se calmaba solo con la abundante sangre derramada de sus enemigos, sino que tampoco les temblaba la mano si tenían que quitar de en medio a gente de su bando que en un momento dado suponía una amenaza a sus intereses. No había piedad en ningún sentido.

-Aunque sea solamente la lucha vil, casi me atrevería a decir, por el poder ...más de lo de siempre como Julio César y los Idus de marzo con Bruto con su estocada final con el principio de su propio fin...

-En el caso de Bruto, este quería acabar con César porque buscaba restaurar la República en la antigua Roma frente a un hombre al que veía como un tirano que quería darle la puntilla al ancestral régimen romano y crear una especie de nueva monarquía, como, paradójicamente, terminó sucediendo con la implantación del imperio. Era un choque entre dos modelos políticos, mientras que en el caso de “El diario de Mola”, podía existir un trasfondo con ciertos paralelismos, pero mucho más alejado. Franco quería el poder para él, convertirse en dictador, como terminó sucediendo, mientras que Mola parece que buscaba que se decidiera qué régimen instaurar tras la Guerra del 36. Pero, eso sí, después de haber acabado físicamente con los que defendían la República vigente, como el propio Franco. Así que, en el fondo, tampoco eran tan diferentes, ya que, aunque con visiones diferentes sobre cómo quedarían las cosas después de la guerra, ambos querían acabar con la Segunda República y sus defensores a toda costa.

-Creo que la lectora o el lector tiene momentos vitales, dentro de la lectura, para todo... A veces preferimos o tenemos, no sé, como el cuerpo más por una obra de ensayo, otra más la novela, la narrativa... ¿te pasa lo mismo como lector y como escritor a la hora de querer contarnos una historia?

-Como escritor, intento ensamblar un relato que me engancharía como lector. Para ello, recurro a personajes con distintos perfiles, con unos que tienen muy claro lo que persiguen y no dudan en emplear todos los medios a su alcance para lograr esos objetivos, y otros que no lo tienen tan claro. Estos últimos también quieren conseguir unas metas, pero no están dispuestos a cualquier cosa con tal de lograrlas. Esa parte psicológica he procurado que estuviera muy presente en la obra, además de la más histórica. Así que estamos ante una especie de híbrido en el que aparecen partes más propias del ensayo que se entremezclan con otras que son pura novela.

-Lo que no puedes quitarte, ni creo que lo pretendas, es tu piel de periodista, ¿verdad?... el libro tiene mucho de crónica, ¿verdad?

-El periodismo es mi modo de vida, así que, aunque en determinados momentos me visto la piel de escritor, el informador está siempre muy presente cada vez que me pongo a escribir. Me parece una buena combinación, ya que la literatura me permite saltarme los límites de la realidad que siempre marcan mi labor como periodista, pero, a la vez, mi condición de informador me permite otorgar a esa ficción los necesarios visos de realidad para hacerla creíble.

-Lo que me daría vértigo, ya te advierto que la mezcla, casi alquímica, de ficción y no ficción me produciría casi taquicardia, pero en cuanto pones a los personajes esto se eleva a la enésima potencia y me produce vértigo... ¿cómo te lo haces porque “juegas” casi, casi a la ruleta con la trama que es y vas manejando y con personajes reales...?

-Lo hago documentándome lo máximo posible sobre los personajes reales. A los de ficción, les doto de la vida que más me interesa para llevar la trama por donde quiero que fluya, de tal manera que se ajuste a la vida de los personajes históricos. Pero sobre estos últimos, busco toda la información a mi alcance para que en la narración aparezca una forma de pensar y actuar acorde a cómo eran en la realidad. En este sentido, de muchos de ellos se conservan textos que escribieron, lo que facilita esa labor, ya que en ellos dejan muy claro cuáles eran sus pensamientos, sus ideas políticas y cómo actúan en determinadas circunstancias.

-Es fácil vivir en Navarra, concretamente en Iruña, y escribir sobre la guerra civil allí... cuando el golpe de Estado ganó a primeras de cambio con la represión; Mola como director del golpe, los requetés y carlistas…

-Sin duda, a la hora de escribir una novela así, ayuda conocer de primera mano los escenarios que van a aparecer en la novela. No deja de ser sorprendente cómo una ciudad pequeña como Iruñea terminara siendo el epicentro de una sublevación que iba a condicionar el devenir del Estado durante tantos años. Los carlistas ya estaban trabajando en esa dirección, pero el destino quiso que Mola recalara aquí y le diera el impulso definitivo a esa sublevación desde el centro de la capital navarra. Fue una broma macabra del destino y muchos navarros y navarras terminaron sufriendo las dramáticas consecuencias de esa carambola histórica.

-Porque, seguramente, tal como anduvo la dictadura con sus cuarenta años de imposición, con el miedo, el silencio que anduvo muchísimo más atrás y el no hablar por escarmiento o miedo es muy fuerte, ¿verdad?... porque fue una tierra que sufrió mucho desde un primer momento y estas historias son como descorrer el pesado telón del silencio, ¿no?

-Efectivamente, tiene ese componente de hacer aflorar algo que todo el mundo sabía en su momento, pero sobre lo que cayó un telón de silencio. Incluso tantas décadas después, todavía hay gente que conoció esa época a la que le cuesta hablar de todo aquello. Ha llevado mucho tiempo, pero todo el sufrimiento infligido sin medida por los sublevados cada vez es más conocido a pesar de que algunos se empeñan en seguir echando tierra sobre lo ocurrido recurriendo al manido y perverso argumento de no reabrir heridas. Como si estuvieran cerradas…

-Pero Pello, amigo, ¿qué te ha llevado a escribir esta obra narrativa?,¿hubo algún incentivo?,¿algo que te empujó a ello?

-El germen de todo fue la posibilidad de escribir un ensayo sobre lugares de memoria relacionados con esa época. Tenía ciertas nociones sobre lo ocurrido en la Guerra Civil, pero documentarme para ese posible trabajo hizo que profundizara en todo lo ocurrido entonces. Y en ese proceso es cuando surgió la trama de la novela, que terminó imponiéndose al ensayo.

-¿Qué es para ti ,Pello, la narración?

-Un instrumento maravilloso, casi alquímico, para compartir historias, sentimientos, sensaciones… Un mundo sin límites en el que puede aparecer la historia más real, cruel y dura, o la ficción más deslumbrante, insólita y atractiva. Pocas sensaciones son tan placenteras como empezar a leer una novela e iniciar de esa manera la aventura de sumergirte en un universo paralelo donde todo es posible y donde pueden aflorar los sentimientos más contrapuestos, desde las lágrimas hasta la risa más contagiosa.

-¿Crees que El diario de Mola va a levantar ampollas o algunas ampollas?

-Es muy posible, ya que se centra en determinados aspectos de personajes históricos que ahora se intentan mantener en la sombra. Me resulta muy interesante comprobar cómo lo que en aquella época hacía que algunos sacaran pecho por su participación en la sublevación y la represión subsiguiente, ahora se busque camuflar por parte de sus descendientes o de quienes se encargan de preservar su memoria. Y, desde la perspectiva contraria, que se recupere y se haga lo más pública posible la historia de aquellas personas que sufrieron tanto en aquella época y que durante décadas no pudieron ni siquiera mostrar su dolor.

-En tus creaciones, nos centramos en esta El diario de Mola, ¿qué papel quieres darles a los personajes…?,¿prioritario frente a la trama y al escenario?

-Digamos que los personajes son los que nos van llevando al fondo de la trama, los que van haciendo aflorar lo sucedido en la Guerra del 36, en la represión que se vivió en Navarra en aquella época. Es un proceso paulatino que va mostrando poco a poco todo ese dolor en el escenario en el que se produjo. Además, en muchas esquinas, en muchos rincones de la parte más antigua de Iruñea, emerge una historia terrible relacionada con esos acontecimientos, así que tanto los personajes como el escenario real de la novela, nos van mostrando en toda su dimensión la trama.

-Porque parece que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo demás---hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o escritora--, pero a veces la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que interaccionan de una manera…

-Todo está relacionado y, como decía, son los personajes, tanto históricos como de ficción, los que van desarrollando la trama, los que van contando lo sucedido, los que van situando al lector y a la lectora, y le van narrando la historia.

-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al escenario en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama?

-Un papel muy relevante, ya que, como decía, muchos lugares están vinculados a una historia de esa época. Son escenarios donde se gestó la sublevación, como Capitanía; donde se ejerció esa brutal represión, como la cárcel de Iruñea, el fuerte de Ezkaba o el campo de prisioneros de La Merced, o las mismas calles que compartían aquellos que decidían sobre la vida o la muerte de sus vecinos, y los que habían perdido a sus seres queridos a manos de esa gente.

-Se nota, diría, que te lo has pasado muy bien escribiendo, creando e imaginando, en la medida que has podido, esta historia, ¿no?

-He disfrutado dando forma a todos esos conocimientos que había ido recabando en la fase de documentación. Recrear esa Iruñea de 1937, dotarla de vida, mostrando a las personas que vivían en ella y la atmósfera tan irrespirable que se llegó a crear a todos aquellos que no compartían los ideales del régimen implantado por la fuerza de las armas. Porque incluso ahora, con tanta información disponible, cuesta creer que se llegara al punto que se alcanzó. Combinarlo todo no era sencillo, pero he hecho todo lo que ha estado en mi mano para lograrlo y ofrecer al lector una visión lo más completa y realista de aquella época.

-¿Son personajes que muestras y haces desfilar en tu historia que  han ido cambiando tal como los pensaste en un inicio bajo el influjo de la trama o es más bien algunos rasgos de la trama los que cambian bajo el influjo, influencia o enamoramiento al que te someten, como escritor, algunos de los personajes?

-Con los personajes históricos he buscado ser especialmente respetuoso con sus ideas y formas de actuar. Otra cuestión son los personajes de ficción, en los que he buscado condensar y plasmar impresiones y sensaciones que he podido recabar de personas que formaron parte de ambos bandos. Algunos sí que tienen unos ideales políticos inamovibles, pero para otros no todo es blanco o negro, y he buscado recoger esa gama de grises.

-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso de documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libro y demás que hay detrás de este libro? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad…

-Es un proceso especialmente laborioso, pero muy enriquecedor y que hace que la trama de la novela que va surgiendo en la mente del escritor en algunos momentos dé giros, ya que, como decía, la historia muchas veces nos sorprende. Además, se trata de una tarea que, aunque en general es previa al momento de escribir, se prolonga también durante la redacción de la novela, ya que muchas veces, a la hora de recrear ambientes, situaciones, descubres que necesitas más detalles, más información, por lo que hay que seguir tirando del hilo, buscando más y más datos. Y ahí entra el trabajo que desarrolla el escritor por su cuenta en los archivos y toda la información que han rescatado los historiadores en sus ensayos y que tanto ayuda al escritor a la hora de ensamblar su relato. Por ese motivo, me parece de justicia incluir una Bibliografía, donde recoger todos esos trabajos históricos de los que me he servido para escribir la novela. Para que ese trabajo sea conocido y reconocido por el público.

-¿Y cómo ha sido el día a día de trabajo, tu metodología de trabajo para construir esta novela?

-Básicamente, intentar sacar tiempo de donde no hay. Lo ideal es escribir todos los días una vez que se ha empezado. Pero no siempre resulta fácil. El trabajo, la familia, las obligaciones varias del día a día nos ocupan mucho tiempo y conseguirlo para escribir no siempre resulta sencillo. Así que cuando empiezo a escribir una novela, asumo que va a ser una tarea que me va a llevar años, incluso aunque la inicie después de la fase de documentación. Es una especie de maratón mental que pone a prueba la paciencia, ya que, cuando se está en pleno proceso creativo, lo que te piden el cuerpo y sobre todo la mente es seguir, añadir un párrafo más, no parar hasta llegar al punto final. Algo que no siempre es posible.

-Este trabajo, ¿te ha abierto la mente y la curiosidad por indagar más sobre algunos de los aspectos tratados en el mismo?; ¿nos puedes hablar de trabajos en los que estás sumergido ahora?

-Llega un momento en el que tienes que terminar la novela, pero, en cierto modo, es un punto y seguido, sobre todo cuando se publica. Una vez que llega a manos del público, van surgiendo comentarios alrededor de la trama, aspectos desconocidos, que, según van llegando, incrementan la curiosidad del autor. Así que, en cierto modo, sigo inmerso todavía en la historia de “El diario de Mola”, lo que hace que vaya postergando futuros proyectos. Ideas no me faltan, así que espero que más pronto que tarde me siente de nuevo ante el teclado para iniciar una nueva aventura como escritor.

-¿Cómo ha sido trabajar con Pamiela?

-Una gozada. Son muy cuidadosos con todos los aspectos de la edición y siempre compartiéndolos con el autor. Es un trabajo codo con codo que me ha resultado muy enriquecedor. Así que la experiencia ha sido muy positiva y gratificante.

 

 

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