La
Librería de El Sueño Igualitario
Prensas Universitarias de Zaragoza
ha sacado un ensayo que puede “levantar” no pocas , digamos, “como ampollas”
porque esto es lo que se desprende del trabajo de Francisco Javier Ramón Solans: destripar el
efecto del culto mariano( en este caso el culto de los cultos, el que se rinde
a la Virgen del Pilar) para hacer de él una herramienta política y nacional y ,
con ello, influir sobre la sociedad y sobre todos sus integrantes porque el
culto mariano a la Virgen del Pilar desentrama no pocas concepciones y, claro
está, conceptos que podamos tener hasta el momento. Porque, seamos claros:¿qué
empuja a la gente a centrarse en el culto mariano y a “doblarse”(por decirlo de
alguna manara) ante él ante muchos de los problemas que, de manera directa o
indirecta, nos acucian?. A ésta y a otras preguntas trata de contestar este
excelente trabajo de Francisco Javier Ramón Solans.
El libro, de entrada os puede parecer una cosa…algo como “sesudo2 y “pesado”,
pero nada de nada es muy entretenido y redescubres muchas cosas….lógicas y
mareas que nos suelen llevar de un sitio a otro…a veces, sin más. Hasta que
llega alguien, como este estudioso y su libro y nos hacen preguntarnos no pocas
cosas. A ello, gratitud inmensa.
En el paisaje sentimental de los zaragozanos, la Virgen del Pilar ocupa un
lugar especial. Lejos de la ilusión de inmovilidad que caracteriza los relatos
de la tradición, su significado ha cambiado a lo largo del tiempo, adaptándose
a las diversas coyunturas históricas. Desde la guerra de la Independencia hasta
el franquismo, su imagen ha sido utilizada para legitimar discursos políticos,
suscitar emociones,
señalar al enemigo, movilizar a la población o construir una visión de la
comunidad nacional. Entre los usos de la Virgen del Pilar sobresale el realizado
por el nacionalcatolicismo, que se sirvió de esta devoción para apoyar
proyectos autoritarios como los de Primo de Rivera o Franco.
Francisco Javier Ramón Solans
Doctor por la Universidad de Zaragoza y Paris 8 con una tesis sobre la Virgen
del Pilar que obtuvo el premio extraordinario, el accésit del premio Miguel
Artola y el Georges Watt Prize. Investigador en el Institut d’Histoire de la Révolution française, ha
realizado diversas estancias de investigación en París y Nueva York. Sus
trabajos se han centrado en el papel que desempeña la religión en la
construcción de identidades políticas y nacionales, publicando los resultados
en revistas como Historia y Política o Ayer. Autor de la
traducción, edición e introducción de Albert Mathiez,
Los orígenes de los cultos revolucionarios (1789-1792).
Cazarabet
conversa con Francisco Javier Ramón Solans
-¿Por qué ha estado siempre tan vinculada la
religión en el Estado? ¿Y en concreto los cultos marianos? ¿Qué tiene aquí de
particular la devoción mariana a la Virgen del Pilar?
-Las religiones no han llegado a asumir completamente la tradicional
división entre esfera pública y privada, su ambición es constituirse en marco
normativo de toda la sociedad ya que parten de principios ultramundanos que
trascienden la política. Además, la difusa delimitación entre lo terrenal y lo
espiritual crea una tensión irresuelta que permite a la Iglesia legitimar su
participación en política.
Desde finales de la Edad Media existe una fuerte identificación popular
entre las advocaciones marianas y las comunidades locales o regionales. Esta
vinculación se ha construido fundamentalmente a través de la atribución a la
Virgen de poderes milagrosos así como la progresiva identificación con la
ciudad a través de por ejemplo las fiestas patronales. Así, por ejemplo, los
ayuntamientos pasaron desde muy pronto a participar en al
difusión e identificación de la ciudad con la patrona de la ciudad.
Más que un rasgo particular lo que caracteriza la devoción del Pilar es
la fortaleza de la construcción nacional de su símbolo, un proceso tan sólo
equiparable al de la Virgen de Guadalupe en México.
-El
término nación, como fuerza, ¿por qué se toma tan a fuerte o va tan de la mano
de la religión (en este caso católica)?
-Durante mucho tiempo, la religión ha formado parte, y en menor medida
lo sigue haciendo, de la legitimación del poder político. En los inicios de
revoluciones liberales como la francesa o la española, prácticamente todos los
proyectos políticos incluían al catolicismo como un importante instrumento al
servicio del Estado, identificando religión y nación, todo ello a cambio de que
la Iglesia aceptara una serie de reformas. Su resistencia a aceptar dicha
renovación produjo la progresiva consolidación de opciones políticas que planteaban
una completa separación de la esfera religiosa y la esfera política. Sin
embargo, en toda la historia de España, sólo encontramos tres momentos en las
que estas ideas tuvieron una plasmación constitucional, el Bienio progresista,
el Sexenio democrático y la Segunda República, tres proyectos políticos que
fueron truncados por tres golpes de estado.
Además, esta identificación entre nación y religión se ha visto
reforzada por el hecho de que en España, a diferencia de otros países, no ha
existido nunca una opción de derechas “laica” (quizás tan sólo dentro de una
parte del falangismo) lo que implicaba que cada vez que la derecha llegaba al
poder intentaba reforzar esta identificación entre nación, catolicismo y
conservadurismo.
-¿Qué
efectos del nacionalcatolicismo que se impregnaron dentro del culto
mariano a la Virgen del Pilar ( que llegaron con la dictadura de Franco y con
la Falange) todavía tenemos hoy?
-Afortunadamente, desde finales del franquismo, buena parte de estos
contenidos nacionalcatólicos han ido desapareciendo, asumiéndose una versión
más folclórica y popular de la devoción al Pilar, una versión más apta para el
turista. Sin embargo, existen todavía algunos sectores tradicionalistas que
siguen defendiendo una lectura nacionalcatólica del
Pilar. Además, persisten algunos elementos de esta interpretación que son
difícilmente eliminables. Por ejemplo, el espacio simbólico zaragozano sigue
articulándose en torno al Pilar, la reforma urbanística realizada durante el
franquismo pretendía crear un espacio de celebración de masas en el que el
Pilar destacará por encima del resto de las construcciones, ningún nuevo
edificio podría hacerle sombra. Para ello se destruyó una parte importante del
centro de Zaragoza, realizando de paso una importante operación inmobiliaria.
Para hacernos una idea conviene recordar que la antigua plaza tenía la longitud
de la plaza de la catedral. Sin embargo, frente a estas construcciones
nacionalistas, la ciudadanía puede reapropiarse de los espacios y dotarlos de nuevos
significados como por ejemplo se pudo apreciar durante las manifestaciones
contra el trasvase del Ebro o el movimiento del 15M, cuando la plaza se
convirtió en un foro para la ciudadanía.
-Vamos a
hablar del culto mariano, en particular (porque lo del culto Mariano
tiene como un punto y aparte). ¿Qué es lo que impulsa a mucha gente, que
podíamos decir que están ya como “apartadas” de la religión del día a día y del
culto…qué es aquello que les impulsa a estar todavía tan vinculados al culto
mariano?
-Desde los años 70, algunos científicos sociales comenzaron a percibir
un proceso de folclorización de la religión, es decir
la asunción de toda una serie de elementos culturales religiosos sin la
necesidad de compartir las creencias que subyacían a ellos. Un japonés podía
disfrutar de la música gregoriana sin tener ningún tipo de vinculación con el
cristianismo. Con la globalización, este proceso se fortaleció creando
productos listos para el consumo de todos como el rock cristiano o la halal fast food.
En el caso del Pilar, además entran en juego otros factores, su rol en
la construcción de una identidad local y regional, su asociación a tradiciones
como pasar a saludar a la Virgen o a ritos de paso como pasar a los niños por
el mano del Pilar, su omnipresencia como símbolo de la ciudad de Zaragoza (sólo
hay que dar un paseo por las tiendas de souvenirs),
etc. Durante muchos años se ha insistido en la postal de la silueta de la
basílica del Pilar, el Ebro y dos joteros bailando, en el imaginario colectivo
este paisaje pasaría a representar la quintaesencia de lo aragonés y lo
español. Además, existe una serie de intereses turísticos en asociar la imagen
de la ciudad a dicho culto.
Por último, estos cultos marianos se desarrollan en un terreno muy
fértil para la articulación de identidades colectivas ya que conectan con
formas simbólicas como al maternidad, fácilmente reconocibles por el grupo y
cuyos orígenes se pueden rastrear hasta los albores de la humanidad.
-¿Qué es
lo que tiene, en particular, la Virgen del Pilar….porque arrastra a mucha
gente, incluso de fuera de Aragón…?
-La existencia de una vinculación emocional de la población y una
interpretación populista que ha intentado canalizar esta imagen para sus
propios intereses políticos. Esto ha hecho que se haya privilegiado esta
devoción frente a otras y se haya construido en torno a ella un espectacular
aparato propagandístico.
En algunos momentos la jerarquía eclesiástica ha querido combatir esta
dimensión “excesivamente” popular que se apreciaba por ejemplo en el uso del
diminutivo cariñoso “Pilarica” o en la frase “soy ateo pero devoto de la Virgen
del Pilar”. A pesar de estos intentos, nunca han llegado a controlar estos
significados, no han podido reprimir completamente estas manifestaciones populares.
-¿Qué
fuerza se le imprime al culto de la Virgen del Pilar cuando ésta y éste (me
refiero a la Virgen del Pilar y al culto que se le rinde) van acompañando,
siempre, al Cuerpo de la Guardia Civil , al Ejército, al día de la
Hispanidad….y todo , en conjunto, hasta la propia nación que en su
Constitución “se dice” laica?
-Bueno más bien la nación se define como aconfesional. Si fuera laica no
daría trato de favor a ninguna religión. En España todavía persiste una
interpretación concordataria de las relaciones Iglesia y Estado que favorece la
existencia de una serie de prerrogativas educativas, simbólicas, etc. Esta
dimensión es todavía más llamativa en instituciones como el Ejército o la
Guardia Civil, dónde la vinculación con el catolicismo no sólo se limita al
simbolismo del patronato sino también a la celebración de ceremonias religiosas
o la existencia de figuras como el capellán castrense.
-¿Qué
factores históricos crees que han creado como más “aureola” detrás de la figura
de la Virgen del Pilar y de su culto?
-La atribución de poderes milagrosos y su utilización durante los Sitios
de Zaragoza ha sido uno de los elementos fundamentales para la consolidación de
su culto. Durante el asedio de la ciudad, los zaragozanos veían la mano de la
Virgen en cada detalle del combate.
-¿Qué
utilización han dado a la Virgen del Pilar en los diferentes escenarios de
guerra?
-Asociada al poder, la Virgen del Pilar ha sido utilizada para defender
las más diversas causas. Durante la Guerra de la Independencia, su culto fue
utilizado para legitimar el poder por parte de las autoridades absolutistas,
afrancesadas y liberales. Después, durante las guerras carlistas, el Pilar se
convirtió en un elemento de legitimación de la causa isabelina ya que a pesar
del carácter contrarrevolucionario del clero zaragozano, la ciudad era
eminentemente liberal. Probablemente, este sea el último conflicto en el que
fue empleada en un sentido progresista. Durante las campañas en el Rif adquirió
una impronta militarista e imperialista, acentuando su dimensión nacionalista.
Más tarde durante la Guerra civil, se utilizó para legitimar una dictadura que
los sectores católicos venían reclamando desde hacía mucho tiempo.
-¿Dirías que durante el siglo XX la Virgen del
Pilar y su culto han vivido su “particular” “Siglo de Oro”, aunque haya
habido mucho de “la letra con sangre entra…” y de mucho: “repetición y
repetición…”?
-Fruto de la alianza entre buena parte de la élite económica y social
zaragozana y la Iglesia católica, la devoción del Pilar vivió una auténtica
época dorada durante el siglo XX. Durante aquellos años se realizaron todo tipo
de iniciativas para difundir su culto y convertirlo en un centro de devoción de
masas. Con un fuerte aparato propagandístico, esta amalgama contrarrevolucionaria
incidió en una lectura nacionalista, regionalista, militarista e imperialista
de su devoción. Durante los primeros años de la dictadura, la basílica del
Pilar prácticamente copó todas las iniciativas simbólicas para legitimar la
dictadura de Franco.
Más que “la letra con sangre entra…” lo que hubo fue una violencia
simbólica que intentó erradicar cualquier rasgo que quedara de la Segunda
República. Frente a las diversas definiciones de la nación, se intentó imponer
una visión monolítica. El espacio público se saturó de ceremonias religiosas,
todo pasaba a estar íntimamente relacionado con el culto al Pilar. La violencia
llegó a tal punto que intentó modificar la geografía urbana, hubo un proyecto
que quería unir el paseo de la Independencia con la plaza del Pilar, pasando
por la Plaza España, el monumento a los mártires de la religión y la patria y
una enorme avenida que hubiera destruido el tubo, todo ello para reforzar esta
identificación entre el Pilar y la España de Franco.
-¿Se está
agotando ese culto mariano a la Virgen del Pilar o nada de nada…te lo digo
porque conozco a mucha gente que se declara atea y que va a la ofrenda con una
especie de devoción…es que hay cosas que no logro entender…?
-Tan sólo han cambiado sus formas, su significado. Las reacciones ante
la bomba que estalló el año pasado muestran perfectamente esta modificación de
significados. La idea del “Pilar no se toca” evidencia la consolidación de esta
lectura sentimental y “apolítica” del Pilar. En otra época, este atentado
hubiera producido romerías de desagravio, actos públicos de masas en defensa de
la religión y la patria, etc.
El caso de la ofrenda del Pilar, creada en 1958, además evidencia cómo a
pesar de ser presentados como tradiciones atemporales, estos rituales son
bastante recientes. Así, la ofrenda pasaba a representar una identidad
inmemorial zaragozana. Algo similar ocurre con los polémicos altavoces que
retransmiten la jaculatoria “bendita y alabada sea la hora” y que fueron
instalados en 1977. A pesar de su reciente instalación, la retransmisión de
este cántico pronto se convirtió para una parte de los zaragozanos en “algo muy
nuestro” que llevábamos escuchándolo
“toda la vida” a pesar de su reciente instalación.
El problema es que esta folclorización del Pilar
que reforzaba su identificación como símbolo de la comunidad implica la
asunción acrítica de su historia. Es decir, el hecho de que desde finales del
franquismo, su imagen haya sido despolitizada, convertida en un inocente
símbolo local a través de ceremonias más asépticas, aptas para el turismo,
implica olvidar la intensa politización del Pilar, su uso “espurio” por parte
de una élite política para intentar imponer su propia visión del mundo.
17450
La Virgen del Pilar
dice... Usos políticos y nacionales de un culto mariano en la España
contemporánea.
Francisco Javier Ramón Solans
469 páginas 15 x 21 cms.
28,00 euros
Prensas de la Universidad de Zaragoza
En el paisaje sentimental de
los zaragozanos, la Virgen del Pilar ocupa un lugar
especial. Lejos de la ilusión de inmovilidad que caracteriza los relatos de la
tradición,
su significado ha cambiado a lo largo del tiempo, adaptándose a las diversas
coyunturas históricas. Desde la guerra de la Independencia hasta el franquismo,
su imagen ha sido utilizada para legitimar discursos políticos, suscitar
emociones,
señalar al enemigo, movilizar a la población o construir una visión de la
comunidad
nacional. Entre los usos de la Virgen del Pilar sobresale el realizado por el
nacionalcatolicismo,
que se sirvió de esta devoción para apoyar proyectos autoritarios
como los de Primo de Rivera o Franco.
Francisco Javier Ramón Solans (1983)
Doctor por la Universidad de Zaragoza y Paris 8 con una tesis sobre la Virgen
del
Pilar que obtuvo el premio extraordinario, el accésit del premio Miguel Artola
y el
Georges Watt Prize. Investigador en el Institut d’Histoire de la Révolution française,
ha realizado diversas estancias de investigación en París y Nueva York. Sus
trabajos
se han centrado en el papel que desempeña la religión en la construcción de
identidades
políticas y nacionales, publicando los resultados en revistas como Historia
y Política o Ayer. Autor de la traducción, edición e introducción de
Albert Mathiez,
Los orígenes de los cultos revolucionarios (1789-1792).
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