La
Librería de El Sueño Igualitario
Comuniter,
de la mano del investigador y estudioso Luis Antonio Palacio Pilacés que le proporciona
a las memorias un exhaustivo estudio en la introducción, lo pone en el
contexto histórico, social y le “imprime” una notas..
Aquello
que nos dice La Editorial Comuniter:
Transcurridas
casi dos décadas desde su muerte, el legado de José María Arqué, su implacable
testimonio sobre la crueldad sin límites que se apoderó de España en aquel
determinante verano de 1936, resuena poderoso en nuestras conciencias. No ya
porque continúen vivos muchos españoles que pueden considerarse víctimas
directas del franquismo por su condición de hijos o nietos de los
represaliados, ni por su inestimable valor como evidencia directa sobe unos
hechos que algunos siguen negando con empeño, sino porque en estos tiempos de
mediocridad y confusión que nos ha tocado vivir, su capacidad para sobreponerse
a todas sus desdichas, a la maldad desplegada contra la inocente figura de un
simple muchacho, constituye un alentador alegato por el hombre nuevo necesario,
libre de obscenas servidumbres e imbatible en sus más íntimas convicciones.
El autor
Luis Antonio Placio Pilacés:
El autor
ha estado con nuestros Conversas en:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/palacio.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/alforjero.htm
OTROS LIBROS DE LUIS ANTONIO PALACIO PILACÉS EN EL CATÁLOGO DE LA
LIBRERÍA DE CAZARABET
Cód. |
Título |
Autor |
Pág. |
Precio |
Enlace |
22166 |
El horizonte infinito. Los cuatro
nacimientos de Isidoro Lahoz |
Luis Antonio Palacio Pilacés |
302 |
18.00 |
Comuniter |
22168 |
Un zuerano
tras las rejas del fascismo. Memorias |
José María Arqué Guallar.
Estudio introductorio, contextualización y notas de Luis Antonio Palacio Pilacés |
220 |
15.00 |
|
13636 |
Tal vez el día. Aragoneses en la URSS
(1937-1977). El exilio y la División Azul. |
Luis Antonio Palacio Pilacés |
1272 |
39.00 |
|
11622 |
Caballos de hielo. El doble crimen
del Alforjero |
Luis Antonio Palacio Pilacés |
228 |
15.00 |
|
8545 |
Carbón rojo. Crónica del crimen de
los carboneros |
Luis Antonio Palacio Pilacés |
176 |
12.00 |
|
6087 |
La nación del olvido. El exilio
republicano en el norte de África y los aragoneses. |
Luis Antonio Palacio Pilacés |
400 |
15.00 |
|
1431 |
Rueda, rueda, palomera. Recuperando
la memoria histórica y oral de Zuera. |
Raúl Mateo Otal,
Luis Antonio Palacio Pilacés |
1600 |
35.00 |
|
1111 |
De hombres y sueños.
Recuperando la memoria histórica y oral de Almudébar |
Raúl Mateo Otal, Ana Oliva Garín y Luis Antonio Palacio Pilacés |
565 |
24.00 |
Raúl Mateo Otal,
Ana Oliva Garín y Luis Antonio Palacio Pilacés |
Cazarabet conversa con Luis Antonio Palacio Pilacés:
-Amigo
Luis, ¿qué diferencia este relato de otros sobre personas reprimidas en guerra
y más allá de ella?-Detención, interrogatorios, torturas, internamiento en
condiciones infrahumanas, separación de su ambiente y de los suyos durante
largo tiempo….todo esto recuerda a las prácticas de las peores dictaduras
fascistas que destruyeron la Europa del SXX---salvo la franquista—hasta la
represión Estalinista…¿Qué nos puedes comentar?
-En mi
opinión el elemento definitorio, el más importante de la historia de José María,
es que es una de las pocas personas que nos ha ofrecido una visión completa de
la primera represión sangrienta de los golpistas. Su relato se extiende desde
el primer día -fue detenido el 22 de julio de 1936- hasta los primeros años
cuarenta, cuando lo peor de la masacre ya se había consumado y se percibían los
primeros indicios de un intento de “normalización”. Si es que podemos utilizar
esa palabra para un estado de cosas en el que todavía eran asesinadas
centenares de personas cada semana… En un primer momento, cuando le detienen y
le conducen a la prisión de Torrero, todo aquello no parecía ser sino una
operación masiva de arresto de militantes de izquierda, sin embargo, casi sin
saber cómo, los reclusos se vieron inmersos en una masacre de dimensiones
inconcebibles, en un horror absoluto. Y José María vivió aquello desde el
primer día y sobrevivió para contarlo, algo que muy pocos tuvieron la suerte de
poder decir. Sin olvidar que en el momento de su arresto tenía sólo 17 años. Su
extrema juventud es otro elemento de suma importancia en el relato. José María
no era ningún militante curtido y convencido, sólo un adolescente que apenas
comenzaba a posicionarse en el plano ideológico. Es difícil imaginar cómo pudo
vivir inmerso en esa pesadilla un crío de su edad…
-Pero
claro, lo que lo hace incomprensible es que el fascismo y su maquinaria, toda
su maquinaria represora se ensañaron con un joven de 17 años…
-Por
supuesto que tienes razón. Pero mira, a mí el hecho mismo de que se ensañaran
de ese modo con un chaval de su edad no es algo que me haya sorprendido
demasiado: en algunos pueblos de Aragón fueron asesinados a sangre fría chicos
y chicas que aún no habían cumplido los 16 años, e incluso he conocido tres o
cuatro casos en los que no pasaban de los 14. Si te paras a pensarlo la
crueldad del fascismo con los menores de edad, los ancianos o las mujeres no es
ninguna novedad, ¿no? Ahora mismo recuerdo el caso de dos hombres bastante
entrados en años que fueron ejecutados a pesar de que se veían obligados a usar
una pierna de madera; uno de ellos, por cierto, un héroe de la guerra de
Filipinas. Lo que sí me ha sorprendido de veras es que las autoridades
permitieran que José María sobreviviera, siendo como era un testigo de primera
fila que podía atestiguar la muerte de quién sabe cuántas personas… Quizá las
personas “sacadas” de la cárcel de Torrero alcanzasen las dos mil… Quizá más.
-En
el fascismo y el franquismo, ¿estaba todo estudiado hacia el escarmiento,
utilizado este término como “arma”? ¿Quería, pretendían y dieron miedo para que
mucha gente no tomase ciertas iniciativas contra la dictadura?
-Querían,
lo pretendían y lo consiguieron, qué duda cabe de ello… No es ya que
consiguieran aterrorizar a la gente para que no tomasen las armas contra la
dictadura o para que no se declarasen en huelga, es que consiguieron que una
gran parte de la población se mostrara reacia a hablar incluso muchos años
después de la muerte del dictador. Si uno se para a pensar en lo difícil que es
dominar las conciencias hasta ese increíble extremo se da cuenta del nivel de
terror que el régimen franquista tuvo que desatar sobre buena parte de la
población. Ese silencio es enormemente revelador; tan revelador como los
múltiples testimonios que se han recogido en los últimos veinte años.
-¿Por
qué en el tiempo más infante del protagonista, incluso muchos años después, en
los hogares abundaba más la aspereza que el cariño?
-Bueno,
es que hablando claro, por duro que suene, la verdad es que sólo las sociedades
ricas pueden permitirse el lujo de mostrarse cariñosas y protectoras hacia los
niños. José María se crio en una España, en un mundo, en el que los niños
comenzaban a trabajar a los ocho o nueve años; y lo hacían duramente, llevando
y trayendo las caballerías, colaborando en las tareas de la siega y otras
lindezas por el estilo. ¿Es que acaso los padres de entonces eran más crueles
que los de ahora? En absoluto, sencillamente vivían en un mundo en el que la
vida consistía básicamente en un trabajo duro y embrutecedor que a cambio te
daba la posibilidad de sobrevivir y poco más.
Yo creo que eso endurecía la vida de tal modo que dejaba muy poco margen
para las expresiones de cariño. Por lo demás, si te paras a pensar que todavía
hoy en día muchos hombres encuentran dificultades en su interior a la hora de
expresar sus sentimientos, ¿cómo podríamos esperar que hombres crecidos en
aquel contexto de supervivencia pura y dura pudieran haberlo hecho mejor?
-En
cambio casi me sorprende la amplitud de ideas, respecto al papel de la mujer y
a los ideales de su madre…
-Sí, a mí
también. Pero es que “mamá Eufrasia”, como la llamaba siempre José María, no
era una mujer “normal” en el sentido en que podía serlo una mujer de esa época
en el ámbito rural. Realmente me parece que era una persona muy avanzada en
términos de pensamiento. Leyendo las
obras de José María me he preguntado a veces de dónde sacaría un ama de casa zuerana de esas primeras décadas del siglo una ideología
política tan bien definida y una fuerza interior tan profunda. Uno de los
momentos más desgarradores de las memorias de José María es cuándo se para a
describir la transformación experimentada por el carácter de su madre a raíz de
su paso por la cárcel y de los muchos sufrimientos como tuvo que padecer
durante aquellos años. Una mujer vitalista, alegre y llena de fortaleza se
había convertido en una sombra de sí misma, siempre seria y cariacontecida… Da
mucha pena, y uno podría pensar que en cierto modo ese cambio en su carácter
era un reflejo de la transformación experimentada por todo el pueblo de Zuera y
por todo el conjunto del pueblo español.
-Eran
los padres hosteleros, un oficio muy abierto a la gente ¿Cómo crees que esto
pudo influir, de alguna manera en la educación de José María Arqué?- Luego,
dejan a la hostelería y marchan a Barcelona, concretamente a Hospitalet donde el padre trabaja en el ”activo”
ramo de la imprenta ¿Le da otra vuelta de tuerca, todo esto, al carácter que
irá acumulando la familia y el protagonista?
-Pues yo
creo que las vivencias de la infancia marcan mucho a la gente, claro que sí.
Aprender a dar los primeros pasos, vivir la primera infancia dentro de la barra
de un bar, como quien dice, observar el constante trasiego de gente que viene y
va, tuvo que proporcionarle un caudal enorme de experiencias a un niño como
José María, con un espíritu tan lleno de curiosidad por todo cuanto le
rodeaba. Lo mismo que el viaje a
Cataluña, su nueva casa, su nuevo pueblo… Todo eso era como ir abonando una
tierra fértil. De todo eso sólo podía salir algo bueno, un espíritu cultivado…
-¿Cómo empieza a tomar conciencia político-social…. ¿Le viene
parte de Catalunya , aunque el punto que marca un antes y un después es la
huelga de Telefónica del 33 en Zaragoza?- ¿Crees que en parte cierta influencia
le viene de la madre que, en su día, enarboló por las calles la bandera
republicana?
-Yo creo
que a nivel político Cataluña le influyó muy poco o nada. No es que pretenda
minusvalorar el papel fundamental que esa región jugó en los aconteceres
políticos de la primera mitad de nuestro siglo XX, es que, sencillamente, José
María era un niño muy pequeño cuando se trasladó allí, y lo seguía siendo
cuando la familia regresó a Aragón. Además ten en cuenta que su estancia
coincidió con el periodo más férreo de la dictadura de Miguel Primo de Rivera,
cuando los sindicatos estaban prohibidos y los centros obreros permanecían
clausurados. Quiero decir con esto que ni siquiera tuvo ocasión de ser testigo
de movilizaciones obreras, o de manifestaciones callejeras. Lo de Zaragoza fue
distinto: cuando llega allí sólo tiene 12 años, es todavía un chiquillo, pero
ya es consciente de lo que se cuece en torno suyo. Además la ciudad era un
hervidero de actividades anarquistas, su combatividad no tenía parangón:
durante gran parte del periodo republicano Zaragoza estuvo en constante “estado
de fronda”. Piensa en la huelga general que paralizó toda la ciudad durante 34
días… Ni siquiera en Barcelona podía plantearse algo semejante; Zaragoza era un
bastión libertario en toda regla. Eso fue determinante para forjar las ideas de
un chaval que justo estaba entrando en la adolescencia. Y lo que me dices de la
influencia de su madre sobre la ideología de su hijo, pues en mi opinión eso
está por encima de toda duda. Yo creo que Eufrasia era más bien republicana,
pero los rasgos combativos de su carácter y su afán de justicia se los
transmitió a su hijo en su integridad.
-Pasa,
de la mano de su abuela a trabajar en un Comercio Mercantil del Barrio del
gancho en Zaragoza. ¿Qué aprende en la
“gran ciudad”?-Vuelve a Zuera, también de la mano de la abuela, por miedo a que
se descarriase... ¿Crees que “el nuevo joven con ideas libertarias” se siente
enjaulado, encadenado?.- Esto no debió sino que
engrandecer, aún más ese ideario, el de La Idea…-Vive la alegría de la victoria
del Frente Popular y su activismo en la
CNT, pero creo que él sigue siendo demasiado ingenuo…
-Su
abuela debía ser una mujer tremenda, todo un carácter, ¿verdad? Yo creo que lo
primero que aprende al llegar a Zaragoza, lo primero de lo que toma
consciencia, es de sus propias limitaciones. Lo digo en el mejor sentido de esa
expresión. Se da cuenta de que en comparación con su compañero de trabajo, más
joven que él, era como si aún fuera un niño. El otro se había criado en las
calles de la ciudad y eso proporcionaba unas enseñanzas a las que él no había
podido acceder en el pueblo. A su manera yo creo que la figura de ese chico fue
para él una especie de “modelo a seguir”. Me gustaría saber qué fue de él en
los años tremendos que se avecinaban. .. Sin duda su regreso forzado a Zuera
tuvo que vivirlo como si ante su destino se cerrase de golpe una puerta que
acababa de empezar a entreabrirse. Claro que no regresó de vacío: se llevó
consigo de regreso al pueblo los “primeros conatos” de una forma de ver el
mundo -porque eso era en realidad la ideología anarquista- que ya no le
abandonaría hasta el día de su muerte. Y por último, lo de su ingenuidad… Está
claro que era un ingenuo, pero ¿quién podría reprocharle que no fuera capaz de
prever lo que iba a ocurrir? Líderes políticos y sindicales de enorme talla
intelectual no fueron capaces de preverlo. ¿Pecaron de ingenuidad? Yo pienso
que no: lo que la derecha golpista estaba preparando era tan enorme que muy
pocos hubieran podido preverlo en toda su verdadera dimensión.
-Salva
la vida tras el alzamiento, el Golpe Militar del 36, pero es presa de la
represión cruel y encarnizada…de eso hablamos al principio, pero no de cómo
retoma la vida, después de tanta represión. Cuéntanos.
-Él lo relata
con mucha normalidad, pero la verdad es que toda esa parte de su relato está
teñida de una tristeza que lo impregna todo: ya he dicho aquí cómo habla de su
madre, pero es que cuando habla del pueblo, de esas calles de Zuera llenas de
mujeres enlutadas, de los amigos que ya no están porque se fueron y nadie sabe
si viven o mueren o por dónde andan, cuando se refiere a los asesinados que
sobrevuelan la vida del pueblo como una sombra… Seguro que sentía alivio por
verse libre después de tanto tiempo, pero su juventud no fue ningún periodo
alegre. Para nada. Lo que me asombra -y no es el primer caso parecido que
conozco- es su asombrosa capacidad para perdonar, para vivir sin odio. No
permitió que su vida se envenenara para siempre odiando; ni siquiera a quienes
eran los responsables de su desgracia y de la de su familia. Supongo que se
trata de un esfuerzo de voluntad admirable, aunque debo reconocer que yo nunca
he tenido claro que sea positivo perdonar a quien jamás ha pedido perdón.
¡Ojo!, eso no significa que pretenda juzgar la decisión de José María, ni
muchísimo menos.
-Su
salida, puede que sea la escritura y, por tanto, el libro sobre el que has
tenido el placer de trabajar, ¿qué nos puedes comentar?
-Pues os
puedo comentar que este libro no es más que la punta del iceberg. José María
escribió desde muy temprano; escribió casi sobre cualquier cosa y prácticamente
a diario durante muchos años. El material que se conserva en la biblioteca de
Zuera es muy voluminoso. Por supuesto su calidad literaria no siempre es
excelente, como se corresponde con el trabajo de una persona que nunca tuvo
acceso a una educación literaria formal.
José María lo aprendió todo por sí mismo, a golpe de bolígrafo y de
folio en blanco. Cuando tuve ocasión de revisarlo todo hace años con motivo de
la investigación sobre la historia reciente de Zuera, ese material proporcionó
numerosos datos de gran valor. Por lo demás, hablando específicamente sobre el
libro que nos ocupa, te puedo decir que es un documento ágil, de un extraordinario
valor histórico pero que se lee con facilidad. Su lectura no proporciona ningún
placer, más bien produce rabia y amargura, pero eso demuestra que José María
consiguió plasmar con éxito sus recuerdos y sus sentimientos más íntimos
respecto a lo que había visto, oído y soportado.
-Marcha
a Brasil pero no es lo que esperaba, vuelve a Francia…para mucho después volver
a España ¿Cómo fue “su encuentro” con un país que le había quitado tanto…?-¿Por
qué crees que decide no instalarse nunca de nuevo en Zuera?
-Al igual
que para muchos exiliados españoles, su relación con su país natal siempre
estuvo teñida de una cierta
ambivalencia. España era el país que amaban, en el que habían luchado, en el
que seguían muchos de los suyos y al que ansiaban regresar con una
desesperación que tenía algo de épico. Sin embargo, aunque no les gustase
debían admitir que España también era el país de los vencedores, del
nacionalcatolicismo, del Caudillo bajo palio y la Sección Femenina…. Cuando se
decidían a regresar después de muchos años de exilio la sensación de hostilidad
hacia un pueblo que parecía haberse resignado les llevaba a rechazar a un país
y unas gentes que se habían convertido en la antítesis de lo que ellos habían
soñado. Y eso no era nada fácil de
sobrellevar, porque amaban tanto a su país, anhelaban de tal modo el regreso,
que no podían resignarse a ignorarlo sin más. No podían limitarse a
integrarse en sus distintos países de
acogida olvidando para siempre aquella España que para ellos fue más madre y
madrastra de lo que lo pudo serlo nunca para ninguno de
sus hijos.
22168
Un zuerano tras las rejas del fascismo. Memorias. José María Arqué Guallar. Estudio introductorio, contextualización y notas
de Luis Antonio Palacio Pilacés
220 páginas
15.00 euros
Comuniter
Transcurridas casi dos décadas
desde su muerte, el legado de José María Arqué, su implacable testimonio sobre
la crueldad sin límites que se apoderó de España en aquel determinante verano
de 1936, resuena poderoso en nuestras conciencias. No ya porque continúen vivos
muchos españoles que pueden considerarse víctimas directas del franquismo por
su condición de hijos o nietos de los represaliados, ni por su inestimable
valor como evidencia directa sobe unos hechos que algunos siguen negando con
empeño, sino porque en estos tiempos de mediocridad y confusión que nos ha
tocado vivir, su capacidad para sobreponerse a todas sus desdichas, a la maldad
desplegada contra la inocente figura de un simple muchacho, constituye un
alentador alegato por el hombre nuevo necesario, libre de obscenas servidumbres
e imbatible en sus más íntimas convicciones.
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