Cazarabet conversa con... José María Tamparillas, autor de “Zaragoza turbia” (Pregunta)
José María
Tamparillas, desde la Edición de Pregunta, nos acerca, desde un abanico de
relatos, a un mundo que se sumerge en las tripas más enrevesadas de una ciudad
de interior, azotada por un viento enigmático y traidor, el cierzo…y
bañada, de manera serpenteante, por un río emblemático como es la vertebración
de aguas dulces que es el Ebro.
Este zaragozano le
da un ritmo especial a los relatos desde cada una de las historias desde los
personajes, a la trama y pasando por el escenario…
Se suma Tamparillas al resurgir del género del relato que ha
resurgido, y no poco, ya no desde la creación sino desde la edición… las
editoriales ya no tienen ni retienen tanto miedo a la hora de publicar y tomar
la decisión de publicar libros de relatos desde plumas más o menos
desconocidas… más o menos conocidas.
Tamparilla
con este libro de relatos regresa, después de otros libros en otros campos y de
otras colaboraciones, a una literatura o narrativa más corta y “más apócrifa”.
Lo que nos dice la
Editorial sobre el libro:
Edificios que se
fueron y vuelven, músicas augures y músicos singulares, seres elongados, espejos desertores, rosas que se desangran,
resucitadoras, libélulas, sembradores de sombra, el padre Ebro y el cierzo,
siempre el cierzo.
Zaragoza turbia, el nuevo libro de relatos de José María Tamparillas que verá la luz muy pronto en
Pregunta, es la mirada que se cuela por las grietas en una realidad que
va más allá de lo evidente; una visión hermética de la ciudad, sus rincones y
gentes. Un conjunto de historias que alumbran la poética perturbadora de esa
otra Zaragoza que, subterránea, elusiva e insólita, siempre nos acecha.
El autor de este
libro que es una “reunión” de relatos:
Este escritor ha
publicado más de una veintena de relatos en diferentes revistas y antologías.
Tiene, además, publicados un libro de cuentos oscuros: “Carne de mi carne” y
una novela, “Alma y el poeta”. Dos de sus cuentos han sido galardonados con el
Premio Nocte. Este escritor zaragozano ha sido,
además, sus pinitos dentro de la literatura infantil y juvenil con “Pancracio,
el niño batracio” y en “La Dama, el duende y el Rey. Tres leyendas aragonesas”,
obra infantil editada, también por esta editorial de la capital del Ebro,
Zaragoza que cuenta, además con la coescritura de Roberto Malo y Daniel Tejero y con la
inestimable pluma ilustrativa de David Guirao.
Este escritor, en
la actualidad, vive en Zaragoza, la ciudad del cierzo y del Ebro, …esa ciudad que retrata en cada uno de estos relatos y
como dice la editorial” desde su lado más turbio e enquistado, con su mujer y
sus dos perras, sus críticas más
feroces.”
Cazarabet
conversa con José María Tamparillas:
-José María los libros compuestos de muchas
historias que se abren y se cierran son bien especiales. Bueno, de entrada como
lectora o lector, te tiene que gustar este género, ¿verdad?.
¿Tú, por qué y de qué manera haces por acercarte a los relatos?
-Las distancias
cortas poseen un encanto y una dificultad… una textura propia, tanto para el
lector como para el creador. No hay una razón especial por la que acercarme
como lector a ese género; base decir que: si se trata de buena literatura, con
eso es suficiente.
-Cada
relato, ¿es como un nudo interior que se deshace?
-Desde la
perspectiva del autor, la mía propia, es más como un impulso. No hay que
desatar nada, no hay enigmas, hay puertas, grietas abiertas. Hay una especie de
reto interno, una suerte de disparador, ya sea una frase, una imagen, un
rostro, un gesto…, que te infecta, que siembra el germen de la historia en ti y
no te deja hasta que no llegas al final del texto.
-Pero
para este conjunto de relatos que editas con PREGUNTA ediciones, Zaragoza
Turbia, lo envuelves todo de cierta impaciencia, cierta neblina entre triste y
desanimada… un poco desesperante, pero hay una especie de salida que cada
lectora y lector debe saber ver, de manera particular, ¿no?, ¿qué nos puedes
decir?
-Zaragoza, como
toda ciudad, es trasparente, al menos a primera vista. Un trasparencia hecha de
rutina, conformismo, urgencias,
pragmatismo y deseo. La labor del autor en un libro así es la de observar esa
trasparencia y descubrir —o crear, si es
necesario— las grietas por las que lo turbio, o como yo también digo, la
extrañeza de lo fantástico se cuela o se puede colar. Cuando aparecen las
grietas la trasparencia se cubre de una neblina como la que me dices, una capa
turbia se solapa sobre la atmósfera cotidiana…, y los lectores tienen la posibilidad,
a la luz de la narración de conjura, si lo desean, una salida, o por el
contrario, que es lo que trato de lograr, un sometimiento a las nuevas reglas
de lo extraño.
-¿Qué
pretendes como escritor detrás de esta reunión de relatos?
-De alguna forma lo
tienes explicado en la anterior cuestión. Como autor pretendo un acercamiento
al género fantástico sin llegar a sumergirme por completo en las reglas, usos,
costumbres y necesidades del género fantástico más puro, más manido. Trato de
colar la irrealidad, la extrañeza, de forma sutil, o no tan sutil, en lo
cotidiano para producir un cierto escalofrío, una cierta sacudida mental en los
lectores. El mundo se hace más «real» cuando la literatura le da una ligera
pizca de especia fantástica
-El
escritor debe documentarse en todas las facetas de su tarea y en todos los
géneros… cuéntame cómo lo has hecho para con este libro de relatos… quizás no
lo has hecho, no sé, tú mismo…
-No soy un autor
que se documente demasiado. Y en este caso mucho menos. Los relatos provienen
de un impulso, de una emoción acuñada en cientos de paseos por la ciudad viendo
rincones y gentes que despertaban ecos, ecos que me guiaban a una frontera
entre lo real y lo extraño. A veces, una vez terminada la primera escritura, en
el proceso de repaso y consolidación, si veo necesario añadir algún elemento de
investigación, que sustente un poca más la narración, que la haga más
accesible, lo hago, pero son pequeños puntos, especias que salpimentan
y que potencian el sabor propio del relato
-Hay
muchas convergencias de ideas, muchas inspiraciones que recoges en un bloc,
servilleta, papelito… ¿no?
-Ojalá… No, no he
logrado adquirir esa maravillosa costumbre. Lo fío todo a la memoria, al
impulso del momento. Por eso, a veces, muchas ideas maravillosas se esfuman… y
luego los lamentos son ensordecedores. Pero uno no cambia de costumbres tan
fácilmente. Eso te define.
-La calle, las caras, los caminos, los cruces de
caminos o de vidas…todo suma, nada resta y más en las pequeñas historias que se
van reuniendo…
-Escenarios,
historias y protagonistas diversos. Como ya os he dicho, en los paseos una
descubre maravillosos disparadores de los mecanismos y la propia narración
-A
veces, solo a veces, cada vez menos (porque se cultiva más desde la redacción a
la lectura y a hablar en torno a ellos), se desmerece un poco al género de los
relatos cortos, ¿por qué?; pero el relato exige mucho desde la escritura…
-No lo sé. Cada
escritor tendrá sus razones. En mi opinión es a causa de diversas cuestiones.
Desde incapacidad, pereza, hasta por un simple hecho de economía de esfuerzo.
Muchos escritores se lanzan al proceloso mundo de la novela porque es el género
de moda, el que vende, el que les pude dar visibilidad o ese empujón… que los
ponga en el candelero.
-Y
este género es precioso y, particularmente, a mi me entretiene mucho… Amigo,
¿en qué relatistas, cuentistas te has fijado?, si es
que has tenido referentes…
-Borjes, Cortazar, Sciascia… Hay tantos. Para este libro he recuperado las
lecturas de Algernon Blackwood
y sobre todo de Vernon Lee y Robert Aickman, al que
califico como el maestro de lo extraño
-Por
ejemplo como lectora me han entretenido mucho la literatura de relatos de
norteamericanos, relatos cortos rusos… te pongo dos ejemplos, seguro que tú nos puedes iluminar más y mejor…
-Yo recomendaría Aickman y a ese gran desconocido que es Leonardo Sciascia.
-Además, es de los géneros de los que se aprende
de manera continua y continuada, verdad?, te lo
decimos como lectora, lector…pero imagino que, más o menos, debe ser lo mismo
como escritor…
-Los mecanismos son
intercambiables con cierta precaución. En el relato uno debe pulir al máximo,
por ejemplo, el uso del diálogo, algo que luego es muy útil en una novela.
Aunque el dibujo de personajes debe ser sucinto…, algo que en la novela, a
veces no es adecuado.
-De
todas formas, tú eres un escritor que cultiva muchos campos… ¿Cómo te has
encontrado en este en particular reuniendo los relatos pensando en esa Zaragoza
turbia?
-Siempre me he
encontrado muy cómodo en las distancias cortas. Fue con ellas con las que hice
mis primeros pinitos en esto de juntar letras. Todo comenzó con un blog en el
que iba creando las historias que se me venían a la cabeza en algunos paseos
por la ciudad junto a mi mujer y mis perras. Fue ganando empaque, contenido y
coherencia… Y al final parecía estar pidiendo ir más allá de lo virtual. Cosa
que sucedió gracias a la buena gente de Pregunta Ediciones, que arriesgaron.
-Zaragoza
turbia, esconde a su manera, muchas realidades, muchos pálpitos de hoy y casi
de ahora, ¿verdad?, aunque, a veces, “neguemos la mayor”…
-Esconde las
irrealidades, extrañezas, fantasías, debilidades, filias y fobias del propio
autor. Si os refería a la posibilidad de que la ficción contenga posos de
realidad paranormal… No, lo paranormal es un buen sustrato para lo literario;
en ese universo imaginativo actúa el pensamiento mágico, la metáfora mágica, la
visión mágica del mundo. Pero en mi caso es algo que solo concierne a la
creatividad y a la curiosidad por las costumbres y supersticiones que, todavía
nos moldean como especie. Curiosidad intelectual…
-En
qué piensas, amigo José María, mientras compones relatos?..Porque
me da que eres de los que compone…de los que escribe componiendo… ¿qué nos
puedes decir?
-En dejarlos lo más
acabados posible. En cerrar el círculo, en forjar una narración sólida, pero
ligera y fascinante
-José
María, ¿en qué estás trabajando en la actualidad?, ¿nos puedes dar alguna
pista?
-Corrigiendo un par
de novelas. Una ya prácticamente acabada y otra por completar.
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