Cazarabet conversa con... Luis Iribarren, autor de los
textos de “Trashumancia en la provincia
de Huesca” (Prames)
Prames lo presenta
en su apartado “Paseos por la historia” de la colección Losa Mora con textos de
Luis Iribarren.
Cazarabet conversa
con Luis Iribarren:
-Amigo,
¿qué es lo que te llevó a investigar sobre el fenómeno de la trashumancia en la
provincia de Huesca?
-Ser descendiente de pastores jacetanos y navarros
que trashumaban y llevaban rebaños comunales por parte de padre y madre. Mi
abuelo paterno estuvo también 10 años entre Nevada y California y, hasta que
cortó secuoyas, tres años fue ovejero.
-Desde
las zonas altas o altiplanos, de los valles más intrincados y elevados hacia
donde bajaban….
-Depende de las zonas, generalmente a tierra plana
–que se dice en Huesca- que podían ser ya la franja oeste-este que va por
Bardenas, Cinco Villas, Hoya de Huesca y Monegros Sur hasta los desiertos de
los términos de Ontiñena y Fraga, la Serreta Negra. En verano, pastaban en cara
norte de Prepirineo y los pueblos más ricos de frontera con Francia en sus
pastos con hierbas y flores alpinas.
La conexión Binéfar-Maestrazgo es propia y curiosa
por otros aspectos, debido a que los turolenses vendían en la importantísima
Feria de Barbastro caballar y asnos, cruzando en Ebro por Mequinenza y subiendo
por las cabañeras de Sobrarbe.
-¿Cómo eran esos viajes y cómo era volver a subir en
tiempos de bonanza?
-Para ellos eran lo
normal, también conocían chicas en tierra baja y hay que considerar que no eran
los hermanos mayores herederos. Así que estaban destinados a salir de un modo u
otro. Desde los 60, se dejó de trabajar así con el comienzo de la despoblación
agraria rural en Huesca (hacia Barcelona comúnmente) y abundaban ya tractores y
camiones.
-¿En
qué comarcas de Huesca se da más el fenómeno de la trashumancia?
-En toda la montaña,
pero es especialmente parte del imaginario en Jacetania y valles navarros
cercanos, Roncal y Salazar. Debido a que nutrieron la emigración de pastores al
oeste americano. Al este de Sabiñánigo se cortaba esa vía de reclamo y tienen
más relación con la Casa de Ganaderos de Zaragoza.
-¿Hay
o hubo algún incentivo qué te ha hecho sobre esto?
-Ninguno, creo que mi
forma de narrar es poética y en este caso vivida.
-Se
trata, también, de un estudio etnológico porque la memoria de este trabajo de
trabajos, dentro de la ganadería y su cuidado, mueven una cultura de culturas,
especial…podemos hablar, ciertamente, de una “cultura pastoril”, ¿no?
-La hubo, por desgracia no se transmite a las
nuevas generaciones que vienen solamente los veranos a las piscinas. Toda la
gastronomía aragonesa de aprovechamiento del pan, setas y elaboración de quesos,
pero, lo más importante, la transmisión de folklore, útiles y narraciones
incluso desde el primer Neolítico aragonés fue ganadera.
Dar de comer a los maquis, el cuidado del monte y
habitarse en masadas en el altiplano turolense, el contacto en Huesca con los
ganaderos de puerto franceses, el propio idioma de fusión occitano-patués… Sigue estando allí, como lo están las casas con
patio que han sido felizmente rehabilitadas.
-¿Qué
destacarías de la misma?
-La memoria de transitar por el territorio que ha dejado
en Aragón, de disfrutar de los espacios abiertos y conocimiento de plantas,
animales, perros etc. es superior en Castilla, Extremadura o interiores que en la costa, donde lo importante es el puerto como
comercio. Ello obliga a políticas expansionistas y agresivas, a ocupar. En el
interior, se mantiene.
-Conocemos,
además, a todo el tipo de ovejas que allí se dan en esa trashumancia, ¿verdad?...
la verdad es que a veces no te haces la idea de que haya tantos tipos…
-Bueno, son todas primas hermanas de dos grandes
familias. Pero lo curioso es que la rasa fuera la oveja celta y la churra, más
cercana en aspecto a la capra hispánica de los Ports de Beseit, sea por pelo y
antigüedad la oveja de los iberos.
Hay que pensar en que todo un mundo de combinar
leches o denominar quesos está por hacerse.
-También puede haber una cultura del paisaje porque
una cosa son los paisajes que rodean a los rebaños en el estío y otras desde el
otoño a bien entrada la primavera son bien diferentes…
-Efectivamente, se está perdiendo la referencia de
transmitir el paisaje en distintas épocas del año a los hijos de los visitantes
urbanos. Las granjas escuelas no son suficientes, es un día como tirarse por
una tirolina. Una vez que de adulto te educas en ocupar tu lugar humilde en el
espacio, con eso solo ya eres un gran viajero y persona viajada. Sin necesidad
de salir de tu polis y paisaje.
Una mirada compasiva, que sufra con la sequía y
descubra a cambio la flor de la almendrera no se educa, es demasiado poco
urgente. Y recordemos que a quien no nace con ciencia –con conciencia-
Salamanca no se la presta.
-Estos
viajes pueden inspirar para muchas cosas, seguir al pastor es, sin duda, una
lección de lecciones, ¿verdad?
-Al final un pastor es una persona tan conectada al
móvil y sus aplicaciones o más que un habitante urbano. Eso es así y ya se
constató con Miguel Hernández o cuando la vocación del escultor Orensanz se la transmitieron en el monte de mi pueblo un
grupo de maquis artistas.
Quizá no haya que aspirar a tanto, simplemente a
que llenemos más el paisaje con usos no consuntivos como la caza etc.
Porque si no lo llenamos con una mirada tierna,
luego no nos quejemos de que se especule con molinos o plantas solares. Somos
la entera sociedad la que ha pasado a desvalorizarlos.
-¿Cómo ha sido el proceso y la tarea ardua de
investigación que, además tiene mucho a ver con el proceso de documentación?
-Información parcial existe, quizá menos en Huesca
que en Castilla o Extremadura. Por ejemplo, en Soria hay una cultura superior
de trashumancia. No en vano está en su escudo, fue “Cabeza de extremadura” significando tal nombre en minúsculas extremo
de trashumancia y nada más. Lugar hasta el que se dirigen las cabañeras.
En mi caso concreto, lo pasé muy bien hablando con
los últimos trashumantes por necesidad de Sobrarbe y Ribagorza. Toda vez que a
los occidentales los conozco hasta por el nombre de la casa y aún hoy usan las
cabañeras de mi valle en dos casos: la real ansotana.
-Aquí el trabajo de contextualizar todo esto ha
viajado de la mano de contar lo imprescindible y de compaginarlo, a la vez, con
la compañía de las mejores fotos de varios autores…una coordinación, a tres
bandas, enriquecedora, pero nada sencilla…
-Colaborar con Prames es un lujo, yo me siento
lleno precisamente por el proceso de montaje y con qué cuidado lo abordan. En
eso creo que son la mejor editorial europea, y lo digo sin rubor.
-Os
ha quedado como un manual de ir de viaje y de llevar con nosotros en un próximo
viaje desde los valles de descanso invernal a los altos valles o altiplanos
estivales…
-Efectivamente, la cuestión desde el Camino de
Santiago y del Cid, que eclosionaron sobre cabañeras, es que una vez
realizados, hay un ingente número de personas que pasean y hacen BTT. Del mismo
modo que sucede con la vía verde de Val de Zafán o la
de Ojos Negros. Presentarles alternativas donde incluso pueden entrar en
contacto con rebaños y pastores, con cultura, es en todo caso una iniciativa
excelente. Sin inversión, atiende a lo ya existente: más desde la pandemia, la
pasión por andar sin mascarillas en un entorno seguro.
-La
investigación, la recopilación de documentación, el contrastar todo ello…el
aproximarse a testimonios más o menos directos sobre este trabajo…es una tarea que
requiere de mucho tiempo, minuciosidad, pero también de mucha gratificación
cuando ves el resultado final… ¿qué nos puedes decir?
-Que es una responsabilidad positiva pero que el
corazón más que la cabeza todo lo puede y ordena.
-¿Y
qué metodología de trabajo se ha seguido?
-Utilizar las fuentes de Prames propias, las
entrevistas referidas –que más que tales es que una parte de mí forma parte de
ello, de criar ovejas y cabras-, otras publicaciones y también revisé en la
Biblioteca de Aragón fuentes nacionales. Hay mucho escrito sobre la Mesta y
menos sobre la Casa de Ganaderos de Zaragoza.
-¿Se ha trabajado sobre un guion de cuestiones y/o
preguntas sobre las que ir encontrando respuestas o, más bien, sobre un largo
reportaje?
-Mi forma de escribir adolece de mucho método y es
más periodística y documental: doy rienda suelta. Por consiguiente, es un
reportaje. Al final me voy empapando, pero soy yo quien siente y padece.
-Os
decía que este libro nos puede acompañar de viaje por ahí y así que se agradece
el tamaño del mismo, pero la fotografía que hay integrada ¿no creéis que lo
haría atractivo para poder llegar a ser un trabajo más grande, exposiciones o… no
sé…?
-Seguramente daría para ello y divulgarlo, sí.
Por calidad de imágenes es claro y evidente. Faltaría una publicación turolense
al respecto.
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