Cazarabet conversa con... David Jorge,
coordinador del libro “Tan lejos, tan cerca. Miradas contemporáneas entre
España y América Latina” (Tirant lo Blanch)
David Jorge coordina un libro desde diversas miradas,
perspectivas y colaboraciones que reflexionan, todas ellas, sobre las
diferentes y diferenciadas miradas contemporáneas entre España y América
Latina.
Lo edita, Tirant lo Blanch en su colección de
Humanidades.
El libro está compuesto de reflexiones y
estudios a lo largo y ancho de las relaciones entre España y América Latina,
indagando en muchos campos y buscando el pulso o las pulsaciones sobre no pocos
interrogantes. Para tratar este libro se
ha hecho reflexiones que se han condensado en
cuatro bloques y un epílogo: el primer bloque sobre Proyecciones
nacionales e hispanoamericanismo; el segundo bloque sobre Perspectivas
históricas, diplomacia y política exterior; el bloque tres se dedica a indagar
sobre el Exilio, academia e intelectuales y el cuarto y último bloque que se centra en las perspectivas bilaterales. A
todos estos bloques que se bifurcan en varias reflexiones hay que sumar el
epílogo.
Las plumas participantes son las siguientes: Tomás Pérez Vejo que escribe acerca de
“Naciones y nacionalismo en España y la América española: experiencias comunes
y divergentes” ; José Antonio Piqueras que reflexiona con “Operación
hispanidad: políticas del pasado y verdad española en el primer franquismo”; Sebastian Faber que reflexiona
sobre el siguiente titular “Podemos e Hispanoamérica: legados hispanistas” ; Andreu Espasa escribiendo sobre “ ¿Bolívar
en Europa?. La influencia de América Latina en la
nueva izquierda española”, todos estos temas son tratados en el mencionado
primer bloque.
José Carlos
Fernández Ramos indaga, ya, en el segundo bloque, sobre “El 12 de octubre y la
navaja de Ockam: percepciones, presunciones e
interpretaciones; Agustín Sánchez Andrés
lo hace sobre “La historia de las relaciones entre España e Hispanoamérica. Un
Estado de la cuestión”; el historiador Ángel Viñas hace su aportación con “América Latina y la ampliación a doce de la
entonces comunidad Europea “; Miguel Martín Bosch escribe sobre “Un sabático en el consulado de
México o en Barcelona”.
En el tercer
bloque participan las siguientes firmas que tratan…”Dos exilios .Dos
experiencias: México y Cuba” desde la pluma de Luís de Azcárate;
“Una memoria personal: del exilio a la creación del Cide”
desde la pluma de Trinidad Martínez Tarragó; “Del
contacto con el exilio español” desde Álvaro Matute; “Entre Latinoamérica y
España. ¿Un viaje literario de ida y vuelta? Desde la pluma de Conrado J
Arranz.
Desde el cuarto
bloque participa Adela M Alija con
“España y Cuba: unas complicadas relaciones de familia” ;
José Manuel Azcona con “Violencia política contemporánea. En Uruguay y España
.De Tupamaros a ETA”; Francisco José Rodríguez Luelmo
escribe acerca de: ” ¿Una influencia decisiva?. España
y la recuperación económica de América Latina: los casos de Argentina, Colombia
y Perú”; Misael Arturo López Zapico escribe acerca de “La inversión directa
española en Chile. Buscando los orígenes de su conversión en destino destacado
1973-2001”.
Ya el epílogo,
todo él corre a cargo de David Jorge que realiza un trabajo minucioso para que
este libro de reflexiones no deje, casi, puntada sin hilo.
Lo que nos explica el libro:
La
obra busca profundizar en la naturaleza heterogénea y compleja de dichas
relaciones de tal modo que las redimensiona y abre nuevas vías de exploración.
Y lo hace a través de aportaciones de calidad hacia la comprensión del pasado,
tanto remoto como reciente, y sus posibilidades de proyección presentes y
futuras
El
coordinador, el historiador David Jorge:
Es
profesor-investigador de El Colegio de México y coordinador académico de la
Cátedra México-España. Doctor en Historia por la Universidad Complutense de
Madrid, ha sido profesor en diferentes universidades de Estados Unidos, México
y España. Es autor del libro "Inseguridad colectiva: La Sociedad de
Naciones, la Guerra de España y el fin de la paz mundial" (Tirant lo Blanch,
2016) y coordinador de "Tan lejos, tan cerca: Miradas contemporáneas entre
España y América Latina" (Tirant lo Blanch, 2018).
Cazarabet
conversa con David Jorge:
-David, ¿desde dónde surge este libro;
qué necesidad hay para haber llevado a cabo este libro que es una confluencia
de miradas, tratando los temas que se acercan a las relaciones contemporáneas
de España y América Latina?
-En mi
etapa en la UNAM me plantearon llevar a cabo un proyecto uniendo a gente que,
desde España y México, hubieran trabajado, o incluso protagonizado, aspectos de
la relación entre ambos países, o incluso ampliar el marco al conjunto de
América Latina. Le di pocas vueltas, pues me pareció pertinente unir a gente
cercana, sobre todo en los medios académicos español y
mexicano, que podría aportar cosas relevantes, a la par que concebí una
coherencia entre las diferentes aportaciones que podían tener cabida en un
trabajo colectivo. No quería que fuese otro totum
revolutum, característica de un porcentaje considerable de libros
colectivos. Y, sobre todo, me decidió la posibilidad de rescatar experiencias
que conocía parcialmente de forma oral, pero que nunca se habían puesto por
escrito. Entre ellos, estaban los de tres personas extraordinarias, que fallecieron
en el corto espacio de poco más de un año: el embajador Miguel Marín Bosch, el
historiador Álvaro Matute Aguirre y la economista Trinidad Martínez Tarragó. Sus últimos trabajos están recogidos en este
libro. Aunque sólo fuera por ello, esta iniciativa ya habría merecido la pena
con creces.
-Podemos decir y afirmar que el libro anda dividido en
cuatro bloques y por un epílogo… Cuéntanos, por favor, cómo ha ido o cómo fue
esa división de temas; la división de los temas a desgranar e investigar por
diferentes plumas…
-En unos
casos, yo mismo sugerí temas o ámbitos sobre los cuales poder trabajar. En
otros casos, pregunté a los potenciales colaboradores si veían algún tema en el
que ellos pudiesen aportar algo. Todos los participantes eran gente conocida, y
la mayor parte de hecho muy cercana. Las respuestas fueron inmediatas y el
plazo de elaboración del libro, razonablemente corto.
-Amigo, debe ser difícil trabajar con tantas firmas y
lograr que todo cobre como un bloque final tan bien hilado… ¿cómo lo ves?
-Para mí
es fundamental el respeto al trabajo de los colegas a los que se invita a
colaborar en algo, máxime habiendo nombres con la agenda más que cargada o con
una obra propia de primera; es decir, gente cuya trayectoria profesional podría
seguir transcurriendo con el mayor de los prestigios sin la aceptación de un
compromiso de este tipo. Y, en una instancia posterior, también está el respeto
al lector. Las publicaciones se suceden a un ritmo en el que la selección de
lecturas debe ser cada vez más estricta, pues es imposible abordar todo lo que
va saliendo.
Por lo
tanto, creo esencial valorar el sentido que tiene un trabajo antes de
emprenderlo, y decidir si el tema va a ser una aportación novedosa desde el
punto de vista académico, estimulante desde el punto de vista intelectual y
relevante o sugerente desde el punto de vista social. Si es importante a la
hora de decidir el abordaje de una investigación a título individual, dada la
dedicación que seguirá al tema en cuestión, tanta o más responsabilidad existe
cuando se involucra a otras 16 personas, como en este libro.
-¿Qué temas son los que querías o
pretendías que quedasen “solucionados” desde la lectura del libro?
-Este libro
no pretende dar una ‘solución’ final a ninguna problemática planteada. Es un
mosaico, creo que coherente, que busca contribuir a los debates acerca de las
relaciones entre España y América Latina a través de perspectivas novedosas y
trabajos originales.
-¿Cuáles de estos temas imprescindibles
costaron un poco más a ser solucionados, quizás por su complejidad?
Eso
habría que preguntárselo a cada autor. Hay trabajos de naturaleza muy
diferente, y con problemáticas de naturaleza también diferente. No es lo mismo
un ensayo fruto de investigación documental que un ensayo memorialístico
o un balance crítico historiográfico. En dos casos, las contribuciones tuvieron
la dificultad de que sus autores habían perdido la vista en grado prácticamente
total (caso de Luis de Azcárate) o muy considerable
(Trinidad Martínez Tarragó). En el primer caso, es
admirable el manejo de nuevas tecnologías por alguien que está próximo al siglo
de vida, y ciego desde hace más de una década. En el segundo caso, dado que
acudía a visitarla con mucha frecuencia, la solución más sencilla fue
elaborarlo a cuatro manos. Con dos tardes fue suficiente. Fue muy sencillo por
el perfecto orden de sus recuerdos y su extraordinaria capacidad relatora.
-¿Qué relaciones de diálogo, desde la diplomacia, se
van estableciendo entre el Estado Español y Latinoamérica…? ¿Desde cuándo? Y
¿cómo y de qué manera?
-Para
algo parecido a un diálogo de España con la región como tal, y al más alto
nivel institucional, hubo que esperar a la puesta en marcha de las Cumbres
Iberoamericanas, iniciativa fundamentalmente española y mexicana en su origen.
Es decir, un foro que aún no llega a las tres décadas de edad. Las siempre
difíciles relaciones interamericanas, con sus rivalidades -que llegan a límites
nada sanos entre países fronterizos-, no son un factor que contribuya
precisamente a esta sintonía. Por no hablar de los drásticos giros ideológicos
regionales, que muy a menudo se dan en bloque, y apuestan por cambiar de raíz
el rumbo de sus países y sus relaciones.
A este
respecto no deja de llamar la atención cómo, desde hace un siglo, la
orientación político-ideológica de México -con sus implicaciones económicas,
sociales y de posición en y ante el mundo- ha ido en permanente contrasentido a
las corrientes regionales. No obstante, la especificidad mexicana dentro del
marco regional va mucho más allá. Sus propias estructuras nacionales,
institucionales y políticas, su idiosincrasia sociocultural, más de 3.000
kilómetros de frontera compartida con los Estados Unidos -con las implicaciones
que ello deriva, empezando por el tráfico en sentido inverso de drogas y
armas-… todo ello, y más factores, hacen que en realidad el istmo
centroamericano sirva como frontera que difumina muchas conexiones entre dos
mundos latinoamericanos.
-Estos libros, gracias a las diferentes firmas que
participan hacen que os realimentéis en las reflexiones, ¿verdad?; ¿aprendéis
los unos de los otros…?
-Se
buscó de forma consciente, a través de las perspectivas desde las que fueron
concebidos los diferentes trabajos que integran el libro, lograr un grado de
pluralidad y de interdisciplinariedad cuyo resultado fuese sugerente y
novedoso.
Cada
trabajo tiene su propia entidad, lógicamente, pero a mi juicio del conjunto de
aportaciones se extraen unas conclusiones ricas, que arrojan luces comunes
aplicables a las relaciones de España con la región, como conjunto, y con los
diferentes países, a nivel bilateral.
En este
sentido, se extraen patrones de comportamiento resistentes al paso del tiempo y
a los cambios de gobiernos, e incluso de regímenes, claves para comprender y
explicar mejor las sintonías y disonancias en las dos dimensiones que se
entrelazan -de forma natural, lo cual es significativo en sí mismo- a lo largo
del grueso del volumen: la regional y la estatal-nacional.
Ello no
implica que los particularismos sean a su vez un factor clave. Y, de hecho, la
mirada regional desde España no tiene un interlocutor tan claro desde el otro
lado del Atlántico. Desde América, en las miradas hacia España, y en la
búsqueda de miradas españolas, ha sido más que predominante una marcada
voluntad de diferenciación. En unos casos con mayor éxito que en otros. La
geografía juega un papel, claro: no se pueden poner en diálogo de iguales las
relaciones con Nicaragua y con Chile. Pero, a nivel de las grandes potencias
regionales, la comparación sí resulta más pertinente, en tanto que superadora
de condicionantes que pasan a ser secundarios ante la envergadura global de
dichos países. Las diferencias en los casos de México y Argentina son muy
representativas en tal sentido; me parece claro que en el primer caso, la
voluntad de especificidad ha tenido un éxito mucho mayor. Los factores que lo
explican son complejos, muy heterogéneos y con raíces superpuestas en diferentes
niveles históricos.
-¿En qué puntos se embarran más estas
relaciones entre España y Latinoamérica?
-Reposar
las relaciones de forma tan marcada en el ámbito de los intercambios
comerciales y financieros, y limitar el grueso de las mismas al ámbito de las
grandes empresas y corporaciones transnacionales, resulta insuficiente para
lograr un peso global acorde con las posibilidades de una relación
transoceánica que no tiene comparación. Es necesaria una política de Estado más
amplia y ambiciosa, en objetivos y recorrido. Por el lado español, creo que es
ya urgente dejar de lado tics paternalistas y, desde luego, voluntades
hegemónicas sin sensibilidad; para ello los países latinoamericanos ya cuentan
con un vecino continental como los Estados Unidos, que a través de la Doctrina
Monroe -en sus diversas expresiones, con mayor o menor grado de hostilidad- han
marcado la trayectoria de los países latinoamericanos desde sus mismos orígenes
como Estados independientes hace dos siglos. Es preciso un soft power por parte española basado en lo mejor del pasado
compartido y los lazos mantenidos. Volvemos a aquello de ‘no perder Cuba por
segunda vez’. Debe haber buenas dosis de curiosidad, comprensión mutua y
autodescubrimiento. Más si cabe en un mundo multipolar,
asimétrico e interconectado como el actual. La demografía debe ser unos de los
ejes sobre los que pivote el futuro de las relaciones. Las nuevas generaciones
han ido ampliando el carácter de los lazos, y cada vez son más los sujetos
binacionales.
-¿En qué momento, hablando de las relaciones entre un
país y Latinoamérica, nos encontramos en la actualidad?
-No veo
grandes cambios o diferencias de fondo. Lo cual no es sino reflejo de la falta
de comprensión del escenario internacional actual por parte española, sin
aprovechar las implicaciones de vacío que para el Hemisferio Occidental generan
unos Estados Unidos aislacionistas en política exterior y con un soft power que no
termina de permear en el resto del continente, pese a un trabajo al respecto
mucho mayor al llevado a cabo por España. China puede ocupar espacios
económicos, pero no tendrá unas relaciones socioculturales del calado de las
que puede tener España con la región, las cuales también tienen grandes
implicaciones económicas y políticas.
-No sé, me da que no puede haber normalidad en las
relaciones cuando un país celebra con “gran fanfarria” el 12 de Octubre
que, al fin y al cabo es el día en que sí, quizás se descubrieron unas “nuevas
tierras”, pero se inició el genocidio de muchos seres humanos, pueblos y
culturas…
-Para el
pasado compartido, no puedo sino remitir a dos trabajos incluidos en el libro,
con criterio fundado y argumentado, como son los de Tomás Pérez Vejo y José
Carlos Fernández Ramos. Para las reelaboraciones interesadas de tal pasado ya
en el siglo XX, está el capítulo de José Antonio Piqueras, o el de Sebastiaan Faber. Y también hay
otro ámbito de las relaciones, las labradas por el exilio, que presentan otra
cara más de unas interacciones poliédricas. Y que también recogen varias
contribuciones del libro. En este sentido, un relato como
el de Trinidad Martínez Tarragó brinda percepciones,
sensaciones y reconstruye atmósferas de forma que no trasluce en documentación
de la época o en otro tipo de memorias.
-Conociéndote como te conocemos, seguramente que ya
estás trabajando en algo nuevo, ¿qué nos puedes comentar?
-Bueno,
este libro colectivo fue una forma de tomar un respiro de los temas y el
período en que había estado sumergido durante años. Sigo vinculado a la
relación entre España y México a través de la Cátedra México-España, junto a
colegas magníficos como Clara Lida y Tomás Pérez Vejo, y del marco académico
general. Pero en términos de investigación, estoy de nuevo dedicado al período
de entreguerras y a la dimensión internacional de la Guerra de España.
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