Cazarabet conversa con... Maite Sota Virto, autora de “La soledad de la higuera” (Pamiela)
Editorial Pamiela
edita un libro con mucha fuerza interna, en lo humano, otra vez desde la pluma
de la muy explícita y sin complejos escritora, Maite Sota.
La naturalidad de Sota se traslada en
su escritura de una manera que requiere una facultad que también tiene esta
escritora….es descaradamente desinhibida y lo hace con un desparpajo.
La manera en cómo se aproxima a los
personajes es pletórica como una especie
de sombra y de esta manera el planteamiento de la trama le es más fácil…Sota,
como escritora, viaja mucho subida en una especie de ola de la que se sabe
aprovechar y lo hace para facilitarnos una lectura como más llana, fácil de leer …
Ella sabe lo que quiere contar y
escribe sin estridencias es muy práctica y, a la vez, elegante.
Una lectura muy atractiva que tiene
una horquilla de “comunidad lectora” muy amplia en lo que hace a las edades
como a los gustos lectores.
La sinopsis del libro:
Maite Sota desarrolla en esta nueva
novela temas como la memoria, la guerra desatada en el 36, los vencedores y los
vencidos, lo rural, la pérdida, el duelo o el
nacimiento, con una mezcla de lo íntimo, lo histórico y lo dramático,
a la manera de El informe Ulises, su anterior libro.
La soledad de la
higuera tiene por
protagonista a Teresa, quien trata de reponerse del accidente que le arrebató
a su hijo pequeño y a su compañero.
Las cartas de amor encontradas en una vieja carpeta familiar le llevan a los años de la guerra y a conocer la historia de su
familia, pero también le ofrecen una
oportunidad de agarrarse a algo, más allá de la mera supervivencia tras el infortunio.
El contenido de un extraño
pendrive con la investigación
periodística llevada a cabo por su recién desaparecido compañero,
desata el miedo y la ira, y produce una reacción
en cadena donde la amistad y el amor llevan a Teresa, junto con Amalia y
Jacques, de Pamplona a Burdeos para desenmascarar la corrupción
impune que sustenta la esclavitud de los burdeles.
Las incógnitas
que surgen sobre el accidente y el pánico que
se extiende como las ramificaciones de una pesadilla, desaparecerán
del todo cuando la higuera, que tan importante es en la trama de la novela, no
proyecte más sombra que la de sí misma.
Nosotros estuvimos muy a gusta, ya en
su día, conversando con ella con el libro El
informe Ulises: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/informeulises.htm
Recordemos una pincelada de la
escritora.- La autora, Maite Sota Virto: Es licenciada en Medicina y Cirugía, y médica
especialista en Pediatría (Zaragoza, 1997). Ejerce su profesión en Iruña desde
1997 en el ámbito de la Atención Primaria.
Ha escrito poemas y
cuentos infantiles, de los que ha editado un cuaderno de cuentos y una novela
dirigida al público juvenil. Colabora con la revista Ezkaba.
Publica su primera novela
en 2012, Necoleto Pambí. Historia de una vida insípida, a la que
siguen El ser encadenado (2013), El perfume de la
higuera (2016, inédita) y El informe Ulises (Pamiela, 2017).
Cazarabet conversa con Maite Sota Virto:
-Maite,
¿qué es lo que te hizo escribir esta historia que me da, por lo que estoy
leyendo, es una novela que quiere contribuir a la recuperación digna de la
memoria histórica?, aunque va más allá porque es una novela como a dos tiempos…
- Esta historia parte de unas cartas antiguas
encontradas por casualidad entre viejos papeles, misivas, de amor, que
correspondían al carteo entre mis abuelos durante la guerra por el
procedimiento de las “madrinas de guerra”. A partir de ahí surge la idea de
novelar una historia real acaecida en esa época tan incierta como cercana. El
soporte de la novela se equilibra con otra historia, ésta actual, de
características dramáticas y con unos lazos que, a lo largo de las páginas, se
van estrechando entre ambas.
-Memoria de vencedores, pero
también de vencidos…memoria al fin y al cabo, ¿no?, que debería de ser
compartida y tratada como “de cara”, pero nunca lo fue y ahora recuperar lo
perdido es casi imposible porque la memoria se nos muere y mientras se muere
toda la memoria se vuelve como muy quebrada, ¿verdad?…
-La memoria debe permanecer para que
el ser humano aprenda de sus errores y recuerde lo bueno y lo malo de nuestra
especie. Es interesante, necesario y bonito traer al presente el pasado
familiar y colectivo. No hay que temerlo, ni esconderlo, no somos herederos de
los errores de nuestros abuelos, pero sí de nuestras mentiras y ocultaciones.
-La memoria es tratada, mirada y
recordada de forma muy diferente o “tratada de manera diferente”, según quién
la mire, ¿verdad?.Supongo que eso es inevitable,
¿verdad?
- Es verdad que según quién y cómo la historia
haya tratado a los nuestros y los demás tenemos una percepción y un relato. A
nosotros nos compete la responsabilidad del negacionismo
o el avanzar en una sociedad valiente que se mire en el espejo para aprender.
La Tierra seguirá siendo redonda por mucho que se reprima para mantener la
falacia de que es plana.
-¿Tú cómo la sientes?; ¿te
planteas mientras escribes, a menudo, ponerte en el papel de la lectora o
lector?
- Hay tantos lectores como sensibilidades,
afectos y creencias, sería imposible acertar a complacer, alertar o conmocionar
a todos. Yo escribo desde mi sinceridad, que nunca es total pues existe la
autocensura, pero pretendiendo mostrar una historia verosímil, enternecedora,
entretenida y con un mensaje de compromiso con la historia pasada. De cada
lector es la tarea de extraer sus propias conclusiones.
-La educación debería, en todo
esto, jugar un papel más que importante, pero no lo juega—al menos así lo
veo---Además es que educar no solamente es cosa de las aulas, es cosa de todas
y todos de las familias, de todas y todos, de nosotros…
- Las familias tenemos el deber y la grata
tarea de legar, ya sea por tradición oral, en actos o por escrito, la memoria
de nuestros antepasados, ya sean familiares o vecinales.
-Es
más cómodo educarnos desde el silencio y la callada como respuesta; el:” no te
metas con eso que no sacarás nada”; el: “mejor dejar atrás lo pasado, que
pasado es…”
- De lo contrario no habremos aprendido nada.
El miedo es bueno para huir de los lobos pero si sirve para permanecer en la
ignorancia te conduce directamente a su guarida.
-Hasta que el pasado se topa con
el presente de manera brusca y entonces resulta que los años pasados no son
tantos porque digamos que “lo maligno” continúa siendo parte de lo mismo y
tirando del hilo…-Es lo que les pasa a tus personajes, ¿verdad?..que , de
repente, y en el presente se ven envueltos en una trama enmarañada desde un
ovillo que tira de prácticas abusivas y eso se puede remontar en la noche de
los tiempos, ¿qué nos puedes reflexionar?
- La novela arranca con el despertar de una
pesadilla, porque eso es lo que son los dramas, pesadillas reales. El presente
de la protagonista es tan doloroso que solo volviendo los ojos al pasado
familiar, a una historia de amor que empezaba en medio de una convulsión, una
guerra, es capaz de reconocer los pequeños pasos hacia la mejoría, el cambio o
la renovación. Luchar por la memoria de una historia que de lo contrario
quedaría impune (la de los abusos y la explotación sexual) le ayuda, le
acompaña en su sanación.
-Tus personajes siempre me gustan,
muy naturales, sin prejuicios, de los que andan por este tiempo…aquí en LA
SOLEDAD DE LA HIGUERA andan muy “narcotizados” por el dolor y el dolor suele
llevar ---en la mayoría de los casos----- al silencio(otra vez, el
silencio)…¿te centras en recoger, para la composición de los personajes, una
parte de aquí otra de allá para componer un mismo personaje?; ¿te ayudas
al estar muy en contacto con otras
personas para recoger retazos y, al fin, componer perfiles humanos?. -La trama
de esta nueva novela es un poco como más imaginativa, aunque la realidad
siempre supera la ficción, ¿no?. ¿Cómo te lo has
hecho?
- Mi profesión me obliga a ver el lado más
emocional, en cuanto a desvalimiento, a la dependencia que los seres humanos
tenemos de la sociedad. A mirar de frente y buscar una salida un camino a una
demanda de ayuda. Esa es mi labor. Si no tengo la respuesta busco la vía más
sensata (esa es mi preparación) para que el paciente, o la persona que me
solicita ayuda, o entre los dos encontremos la mejoría. Eso me ayuda a
construir personajes cercanos a la gente real de carne y hueso. Pretendo
alejarme del estereotipo y buscar la singularidad de cada cual. Las personas de
verdad no son malas o buenas, son de todo un poco o un mucho.
-Si indagásemos en las cartas,
comunicaciones o tuviésemos acceso a las conversaciones de nuestras familias,
nuestro presente no parecería, a menudo, lo que es, más bien lo asociaríamos a
algo fruto o asociado a “cosa del azar”, de cierta casualidad---aunque no creo
mucho en las casualidades--…no sé si me explico, a menudo nada es lo que
parece, ¿verdad?.-Además, es que nos vamos moldeando nuestra propia historia a
nuestra conveniencia, para esconder lo que no nos gusta, para disfrazar a
nuestros antepasados si es que sentimos hasta como vergüenza de lo que fueron y
de lo que todavía son (con ese olor a naftalina)…tanto moldearse la historia al
final no nos reconoceremos ni a nosotros, ¿no?
- Es una novela más intimista porque hablo de
personas reales que vivieron, sufrieron y gozaron una época. Personas, muchas,
que pertenecen a mis recuerdos más entrañables y eso requiere poner más de una
misma en la narrativa.
-¿Por
qué el ser humano prefiere guardar silencio, tapar en todos los sentidos,
callar…antes que sentarse y hablar, compartir lo que fue el pasado para
afrontar el presente; afrontarnos a nosotros , soportar y soportarnos…?, ¿por
qué viajamos, muy a menudo, cara a la autodestrucción?-¿El silencio da menos
trabajo?-Porque todos y todas vemos o sospechamos lo que pasa, por ejemplo, en
los burdeles (otra vez lo de la realidad que neutraliza a la ficción) y la corrupción
que desde allí nos salpica a todos y todas porque si cerramos los ojos somos,
de alguna manera, cómplices…
- A menudo disfrazamos nuestra vida para
hacerla más atractiva a los ojos propios y ajenos, y el pasado lo disculpamos,
lo justificamos, como los historiadores también lo han hecho porque es una
herramienta de subsistencia o de victoria perfectamente comprensible: La
propaganda. Lo que hay que procurar es que, con los ojos de la distancia, esto
no sirva para engañar, enriquecerse o pisotear a otros, como casi siempre
ocurre. Necesitamos documentos para ello, sacarlos a la luz y que después cada
cual tome sus decisiones o construya sus opiniones en función de su moralidad u
otros factores socioculturales, educacionales, etc.
-No hace falta, por desgracia,
cruzar ninguna frontera para dar con casos como el que, más o menos,
explicas…todas y todos conocemos a alguien que está aquí pasando por lugares, escenarios y circunstancias que le han hecho vender desde su cuerpo hasta
casi te diría su dignidad y a ver cómo reconstruimos esto…a ver cómo estas
personas son educadores y partes de una sociedad que, además, ha abusado de
ellos y ellas por acción y/o omisión…¿qué nos puedes reflexionar?
-Este libro, amiga Maite, queda más lejos de tu literatura infantil y juvenil… no
tanto de tus poemas que me da siempre van , desde cada cosa que nos cuentas,
más en sintonía de tus ideas..En estos momentos, ¿en qué andas trabajando?(en referencia a lo de los poemas, perdona, no te he leído
como poeta, pero te lo pregunto como persona que sí escribe poesía)
- Tratar a las personas que han sido víctimas
de abusos, ya sea por explotación sexual, por empleos esclavistas u otras
formas de violencia, de forma correcta, justa e igualitaria es difícil sin
entrar en caridades de confesionario. Se necesita un gran sentido de la
justicia y la democracia del que la sociedad hoy por hoy por hoy todavía
adolece.
Mi próxima novela, ya en vías de
corrección, trata sobre la sexualidad, el goce, las experiencias, los abusos
que viven ocho mujeres a lo largo de unos pocos meses cogidos al azar, un corte
temporal en la vida de unas personas muy diferentes entre sí, ya sea cultural,
social, económico, incluso generacionalmente hablando. Expresión clara,
lenguaje actual, pocos o ningún tabú para escribir de sexo.
No escribo poesía, es una prosa con
toques de lirismo o más metafórica que otras novelas de género negro pero lejos
del poema.
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