La
Librería de El Sueño Igualitario
Un libro de actualidad socio sanitaria, pero
que invade el campo de lo económico desde la colaboración de varias plumas con
el prólogo de Rafael Huertas García-Alejo.
Las plumas que “concursan” en este libro que
ponen el dedo en la llaga de la enfermedad mental, están: Ángeles Maestro,
Enrique González Duro, Guillermo Rendueles, Alberto
Fernández Liria e Iván de la Mata.
Para leer este libro tenemos que considerar o
tener en cuenta la definición de salud
como dentro de la filosofía o manera de entender la vida holística e
integral….y en el cual la salud se encuentra como un elemento más dentro del
sistema productivo, consumista, capitalista y neoliberal en el que nos
encontramos sumergidos hoy en día.
Lo que nos explica la editorial de este libro:
Salud mental y capitalismo es una compilación
de cinco artículos en los que se analiza la historia reciente de la psiquiatría
y su relación con el devenir de la sociedad del riesgo, el desarrollo de la
industria farmacéutica y las consecuencias sociales y políticas que de ella se
derivan. La medicalización de los problemas sociales supone unos ingresos
anuales estratosféricos para el oligopolio farmacéutico, que es uno de los
principales beneficiados de la desintegración de las estructuras comunitarias.
En un contexto social en el que la respuesta
política brilla por su ausencia, se nos propone como modelo a seguir la figura
del emprendedor, el «hombre hecho a sí mismo», la representación legítima del
éxito en nuestra época. De igual manera, el sistema nos ofrece su particular
solución para facilitar la pesada digestión de nuestros fracasos y frustraciones:
la interiorización individual del desempleo, la precariedad o la frenética
flexibilidad laboral generan niveles de estrés y sufrimiento que son tratados
como trastornos mentales a base de ansiolíticos y otros psicofármacos, para
consuelo de los grandes laboratorios.
En definitiva, el propósito de esta obra es
ofrecer un análisis crítico acerca de la retroalimentación entre la industria
farmacéutica y la psiquiatría en un contexto de individualismo, desigualdad y
crisis de los movimientos sociales. Como señala Rafael Huertas en el prólogo
del libro: «Hablar de salud mental y capitalismo no es solo denunciar las
consecuencias de la privatización y los recortes en relación con los recursos
asistenciales; es también advertir de las falacias «culturales» del sistema, y
es, cómo no, insistir una y otra vez en las consecuencias demostradas de la
crisis económica, de la pobreza y la precariedad, en la salud mental».
Este es el continente del libro:
Prólogo //
Rafael Huertas García-Alejo
El grito: capitalismo y enfermedad mental // Ángeles Maestro
Capital, individualismo y salud mental // Enrique González Duro
Surfeando en las heladas aguas del cálculo
egoísta // Guillermo Rendueles
Apuntes para una crítica de la psiquiatría y
de la «salud mental» // Alberto
Fernández Liria
Salud mental y neoliberalismo // Iván de la Mata
Cazarabet conversa con Guillermo Rendueles:
-Todos
los factores que rodean la salud están dentro del sistema productivo y la salud
no se libra, ni, claro está, los elementos que la influyen…porque todos están
como retroalimentándose, ¿no?, ¿qué nos podéis reflexionar?
- Entre salud y sistema productivo hay muchas mediaciones que no
caben eludir, la genética por ejemplo en base de las poblaciones que pueden
enfermar o no. Por otra parte, los intereses generales en salud pueden no tener
contradicciones de clase: aumentar la esperanza de vida interesan a todos por
igual. Por otro lado el capitalismo es un sistema no solidario y un capitalista
pude querer pagar lo menos posible a sus trabajadores –pongamos que coca cola
–pero que durex pague lo más posible a los suyos para
que compre coca cola. Hay capitalistas que quieren mejorar la salud general de
la población para que trabajen más tiempo y otras no. O sea que no
conviene generalizar y hacer análisis
concretos.
-La salud
entendida desde un punto de vista integral y holístico se ve influenciada por
muchos factores, elementos….puede que sea la salud una de las piezas que más
vulnerabilidades guarda, tiene y/o retiene, ¿no?, ¿Por qué?
- La salud entendida holísticamente es difícil de saber porque se
influyen, pero el capitalismo no le interesa más que lo científico concreto:
busca medicina contra la cirrosis pero no le interesa los factores generales
que perjudican el hígado. Lo que pasa es que el socialismo no creó al hombre nuevo y el capitalismo sí.
-Y es que es
mucha la presión que ejerce el sistema capitalista ante las personas y sus
sensibilidades como esas que podríamos calificar como de más humanas, ¿no?
- El capitalismo logra modificar las necesidades de la gente de
forma que deseen lo que la industria quiere en cada momento y se olviden de sus
necesidades reales y busquen su mal con coches que los matan o consumos que los
enferman.
-Este sistema que
nos envuelve en un mundo competitivo, dentro de la rueda constante a la
“invitación” del consumismo, necesita constantemente de “gasolina”, o sea que
ganemos constantemente dinero y que lo volvamos a inyectar en el sistema que
encuentra, enseguida, nuevas maneras de retorcerse para que consumamos…Esto
solo de pensarlo genera una fuerte aceleración y, seguramente estrés, ¿no?
- El estrés es un término vago, lo específico del capitalismo post
moderno es que no reprime los deseos de la gente sino que incita a la gente al
gozo: gozad, gozad malditos es el nuevo superyo que
crea culpa en quien no lo pasa bien con el sistema que supuestamente tiene todo
lo necesario para el bienestar.
-Y el excesivo
estrés puede llevar, seguramente, a procesos ansiolíticos o incluso procesos
depresivos….-Encontrar el momento de parar y de saber cuándo y cómo es uno de
los secretos para conseguir cierta estabilidad, ¿no?
- Más que parar es librarse de esas
necesidades artificiales y buscar las necesidades reales de amores, sabores y
solidaridades que anticiparía el hombre libre del socialismo
-Si a eso le
sumamos que, de entrada, hay muchas personas que ya acarrean una enfermedad
mental, nos encontramos con mucho combustible y de diferente naturaleza para
una misma hoguera y eso es muy perjudicial para el bienestar social…
-La pregunta es una tautología como decir que lo peor para los ojos
es tener la vista mala. No hay una
sociedad del bienestar en la que los enfermos mentales sean una anomalía del
sistema sino una sociedad del malestar que afecta de distinta forma a cada
individuo en cuyo extremo están los enfermos mentales y en el otro los
excepcionales hombres felices.
-Aunque el
sistema en las enfermedades mentales han encontrado una especie de “mina de
oro”….Y es que el sector farmacológico se está forrando a merced de muchas de
estas enfermedades, ¿no?
- Los psicofármacos son la mercancía ideal porque los consumen mucha
gente enferma o no, cuestan lo que mandan la industria sin tener que mostrar
como las antivirales su eficacia. La gente desde luego prefiere pastillas que
esfuerzo en cambiar sus vidas y sosegarse y buscar una vida buena para todos.
-Y es que,
desgraciadamente, es más fácil para todos tomar pastillas, aún a costa de nuestra
salud integral, que muchas veces guardar un poco de tiempo para aprender a
parar, a sosegarse a ganar un poco menos para obtener mucho más al
final.-Porque las enfermedades mentales generan muchos más gastos, directa o
indirectamente, de los que vemos a
priori, ¿no es así?, así se convierte la enfermedad mental en un negocio, ¿no?
- Desde el punto de vista capitalista todo es negocio. En Asturias
el primer yacimiento de empleos son los viejos necesitados de asilo y cuidados.
La salud mental como es tan general, es evidentemente un negocio como todos
porque cuenta con muchos clientes que buscan bienestar en una píldora y no en
unas relaciones buenas.
-Otra cosa: una
cosa es tener una enfermedad mental y otra es tener ocasionalmente un proceso
depresivo o de ansiedad, ¿no?, qué pasa
cuando lo segundo se quiere transformar en lo segundo y lo pregunto
pensando en la idiosincrasia del libro…
- Los trastornos mentales
ocasionales son frecuentes y no precisan más cuidados que los que
siempre se le dieron. Lo que pasa es que esos remedios tradicionales se han
perdido, por ejemplo antes el duelo, la pena por la muerte de alguien querido
se contenía en la vecindad o la iglesia y hoy se trata con medicinas o
psicólogo. La gente ha perdido su resistencia y sus lazos sociales. El individualismo y la falta de redes
solidarias hace que esas penas se cronifiquen y se
traten como enfermedades mentales.
-Pero
al capitalismo le va bien que la salud mental, como otras no vaya muy bien
porque el capitalismo se “alimenta”, en parte, de que muchos sectores vayan
mal…
- Ya he comentado que a unos capitalistas les va bien que haya mucha
gente depresiva para venderles pastillas, pero a la industria del espectáculo
no porque no gastan dineros en fiestas. Lo importante es que la falta de
solidaridad entre los de abajo hace que sean no sujetos de su salud sino
objetos inertes en manos del capital. A mi me caen
mal los quejicas que se lamentan de los malos que son los capitalistas y no se
defienden con redes solidarias. El capitalismo es peor que malo, es amoral en
su búsqueda de beneficios y unas veces les vendrá bien que la gente tenga salud
mental y otras no. El pueblo que no descubre y defiende sus intereses camina
por sendas de servidumbre voluntaria al mercado y el estado, que es lo peor
para la salud mental.
-Y el
neoliberalismo es una manera más de dar como otra vuelta a la tuerca, ¿no es
así?
- El liberalismo ha conquistado el corazón de la gente que se ve
como individuos que invierten sentimientos en otros tratando de sacar lo más
posible de los otros en cada relación y de dar o menos posible desde el mercado
a la cama. Es el triunfo del liberalismo que conquista la intimidad de cada uno
que razona como un ejecutivo de empresa con cada persona que se encuentra.
-Las guerras hacen
que muchas industrias y bolsillos sin escrúpulos se llenen de dinero y con la
salud se juega de manera, también, muy poco ética e inmoral…
- El capitalismo no tiene moral sino intereses y la llamada bioética
son adornos a esas vidas en el helado mundo del cálculo egoísta que es como el
manifiesto comunista define la sociedad del capital.
-¿Dónde empieza y
dónde acaba o debería empezar o acabar
un verdadero código deontológico que debería de hacer el derecho a una salud,
un verdadero derecho universal, igualitaria,
digna de todos y de todas y para todos y para todas como algo “sagrado”?
- Debería aceptar cubrir las necesidades reales de todos desde lo
económico y facilitar unas redes solidarios donde cada uno debe ganar o perder
su felicidad que nunca puede ser garantizada desde el estado, pero que se
trataría de no impedirla por
sufrimientos más cercanos a lo animal –hambre, frio, falta de calor o casa –
que de lo humano (sufrir mal de amores o por la muerte de alguien).
25288
Salud mental y
capitalismo. Ángeles
Maestros, Enrique González Duro, Guillermo Rendueles,
Alberto Fernández Liria, Iván de la Mata. Prólogo de Rafael Huertas
García-Alejo
164 páginas 14 x 21 cms.
10.00 euros
Cisma
Salud mental y capitalismo es
una compilación de cinco artículos en los que se analiza la historia reciente
de la psiquiatría y su relación con el devenir de la sociedad del riesgo, el
desarrollo de la industria farmacéutica y las consecuencias sociales y políticas
que de ella se derivan. La medicalización de los problemas sociales supone unos
ingresos anuales estratosféricos para el oligopolio farmacéutico, que es uno de
los principales beneficiados de la desintegración de las estructuras
comunitarias.
En un contexto social en el que la respuesta política brilla por su ausencia,
se nos propone como modelo a seguir la figura del emprendedor, el «hombre hecho
a sí mismo», la representación legítima del éxito en nuestra época. De igual
manera, el sistema nos ofrece su particular solución para facilitar la pesada
digestión de nuestros fracasos y frustraciones: la interiorización individual
del desempleo, la precariedad o la frenética flexibilidad laboral generan
niveles de estrés y sufrimiento que son tratados como trastornos mentales a
base de ansiolíticos y otros psicofármacos, para consuelo de los grandes
laboratorios.
En definitiva, el propósito de esta obra es ofrecer un análisis crítico acerca
de la retroalimentación entre la industria farmacéutica y la psiquiatría en un
contexto de individualismo, desigualdad y crisis de los movimientos sociales.
Como señala Rafael Huertas en el prólogo del libro: «Hablar de salud mental y
capitalismo no es solo denunciar las consecuencias de la privatización y los
recortes en relación con los recursos asistenciales; es también advertir de las
falacias «culturales» del sistema, y es, cómo no, insistir una y otra vez en
las consecuencias demostradas de la crisis económica, de la pobreza y la
precariedad, en la salud mental».
Índice
- Prólogo // Rafael Huertas García-Alejo
- El grito: capitalismo y enfermedad mental // Ángeles Maestro
- Capital, individualismo y salud mental // Enrique González Duro
- Surfeando en las heladas aguas del cálculo egoísta // Guillermo Rendueles
- Apuntes para una crítica de la psiquiatría y de la «salud mental» // Alberto
Fernández Liria
- Salud mental y neoliberalismo // Iván de la Mata
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