La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Carmen
Martínez Brugera, autor “Robledo de Chavela, 1931-1945. Desaparecidos,
asesinados, detenidos y depurados” (El Garaje)
Un libro, un
estudio, de ensayo, investigación y memoria
histórica sobre los desaparecidos, asesinados, detenidos y depurados que
escribe Carmen Martínez Brugera para ediciones El
Garaje.
Aquello que nos
dice la editorial sobre el libro:
Robledo
de Chavela 1931-1945
Desaparecidos, asesinados, detenidos y deportados, un trabajo con el que
la escritora madrileña afincada en Robledo de Chavela
desde hace varios años Carmen Marínez Bruguera,
pretende dar a conocer a todos sus lectores lo terrible que fue la Guerra Civil
Española y la Posguerra en el municipio robledano,
además de conocer testimonios y cicatrices que aún se pueden sentir en la
localidad.
Carmen Martínez Brugera:
Carmen
Martínez Bruguera es licenciada en Historia y experta en Gestión de
Documentación, Bibliotecas y Archivos, así como en las Fuentes Archivísticas de
la Guerra Civil de Robledo de Chavela, ya que este
fue el tema que eligió para realizar su trabajo final de Master.
Cazarabet conversa con Carmen Martínez Brugera:
-Carmen, ¿por qué te
has fijado en Robledo de Chavela para realizar este
libro? ¿Es por qué desde hace bastantes años que resides en ese municipio
madrileño?
-Cuando me jubilé decidí volver a la
Universidad y hacer el doctorado. Me matriculé en la facultad de Ciencias de la
Documentación, Bibliotecas y Archivos. Necesitaba formarme en unos
conocimientos técnicos: funcionamiento de los archivos, tipos, legislación de
acceso, etc.
Para terminar el máster era imprescindible
hacer un trabajo de investigación de mi especialidad, la archivística. La vida
se me complicó con la enfermedad de mi madre y me vine con ella a vivir a
Robledo. Decidí cambiar el tema del trabajo, para poder acabar el máster y se
me ocurrió hacerlo sobre el archivo histórico municipal del pueblo. Allí me encontré
con que la única serie documental
completa eran las actas municipales, toda la demás documentación: libro de
Quintas, contabilidad, correspondencia, beneficencia, etc. habían desaparecido,
no me quedó más remedio que hacer el trabajo sobre las actas municipales.
-¿Qué fue aquello
que te llamó más la atención?
-Lo primero que pensé fue: pero bueno ¿en este pueblo no pasó nada? ¿en
1931 no votaron? ¿dónde está el resultado electoral? ¿
por qué los concejales resultantes del 14 de abril son
las mismas personas que ya estaban? ¿es normal que todos los acuerdos de los
plenos se tomen por unanimidad?.
Al final comprendí que el poder político del
ayuntamiento seguía estando en manos de la derecha y que sólo durante el
gobierno del Frente Popular, Robledo había tenido un ayuntamiento de
izquierdas. Cuando el pueblo fue tomado por el ejército sublevado lo primero
que hizo el Gobernador civil, un militar, por supuesto, fue formar una gestora
compuesta por los mismos apellidos de toda la vida, eran los hijos o los
hermanos de los que siempre habían estado gobernando Robledo, como si se
tratara de un patrimonio familiar, una herencia que por derecho les
correspondía. Y así se siguió hasta mediados de
los años ochenta.
-Cuéntanos,¿ cómo ha
sido el trabajo de documentación para llevar a cabo este estudio e
investigación?
-Terminado el máster decidí seguir investigando
pero ya sin las prisas de cumplir los plazos académicos, aparqué la idea de
hacer el doctorado y seguí por mi cuenta. En las actas había encontrado nombres
por los que podía empezar. Trabajé en el registro civil de S. Lorenzo de El
Escorial, cabeza de partido de la zona, también en el de Ávila porque hasta que
no acabó la guerra, Robledo pasó a depender administrativamente de esta
provincia; en el archivo de la guerra civil de Salamanca, en el Judicial
militar, en el AGA, en la cárcel, en las hemerotecas, etc. Un nombre te lleva a otro y ese a otro y
poco a poco pude responder a las preguntas que me llamaron tanto la atención.
-¿Te ha costado
mucho, me refiero tanto a dar con pistas, seguirlas y a atar cabos, acercarte a
las víctimas de la represión, directas e indirectas?
-Acercarme a las víctimas ha sido prácticamente
imposible, los familiares o no saben la historia o les da miedo hablar de
“eso”, es como si el espanto y la sinrazón de la represión que vivieron los
abuelos se haya transmitido de
generación en generación. En las
casas no se hablaba y muchos de los familiares han conocido que sus antepasados
estuvieron en la cárcel o fueron asesinados al leer mi libro.
-¿Y en el plano
psicológico y emocional, cómo te ha ido porque estos trabajos de investigación
llevan a cabo mucho desgaste emocional?
-Yo leo bastantes trabajos de historia y libros de testimonios o biografías
de personas que pasaron por la cárcel o por los campos de concentración,
por ellos he conocido los múltiples
castigos que padecieron las víctimas
pero el impacto emocional que te produce el ver una ficha carcelaria o un
consejo de guerra ha sido nuevo para mí. Especialmente me conmovieron los que
venían cruzados en la portada por la palabra ejecutados porque antes de leer el
expediente ya sabes el final. Los expedientes judiciales son todos tan
injustos, tan parecidos entre sí que
nunca sabes por qué con las mismas acusaciones a unos les condenan a
muerte, a otros a treinta años y a otros
a veinte lo que demuestra la falta de
criterios judiciales y la indefensión en
la que se encuentra el encausado.
-¿Qué
particularidades o hechos diferenciales tuvo la Guerra Civil, la posguerra y la
represión en Robledo de Chavela que en otros lugares?
-No sabría decirte, aquí prácticamente no hubo
guerra, la autoridades municipales se mantuvieron fieles al Gobierno, no
apoyaron el golpe. Durante tres meses mantuvieron el orden, el abastecimiento
de la población y protegieron a las personas de derechas. Pero esto no fue una
excepción, ocurrió en el noventa por ciento de los pueblos porque las
autoridades republicanas y los líderes de los partidos así lo reclamaban una y
otra vez, a diferencia de los militares sublevados que incitaban a la violencia
y a la violación de las mujeres.
-Con este libro
parece que queda constatado que, con independencia de violencia por parte de
los defensores de la república, siempre hubo represión por parte de los que defendieron
el golpe y la dictadura, ¿no?
-Aquí no hubo ningún tipo de violencia hasta
que no entró en el pueblo el autodenominado Ejército de Ocupación, el ejército
fascista a las órdenes del coronel Santa Pau, el jefe militar de la zona,
entonces se desató el terror. El primer día se fusiló entre 8 o 10 prisioneros
que están enterrados en una fosa enfrente de la parroquia. Luego la represión
siguió.
-En concreto, ¿cómo actuaron en Robledo de Chavela?
-Dos días después de tomar por la fuerza el
pueblo llegó la Guardia Civil, diez números al mando del comandante del puesto, Valentín García
Solera, desertor del Ejército republicano que se había pasado a las líneas
fascistas desde el frente de Guadarrama. Éste buscó la colaboración de los
vecinos ya que desconocía los nombres de los izquierdistas, lo encontró en la
persona del alguacil que “me delató a todos”. Detuvieron y llevaron a la cárcel
de Ávila y Cebreros a vecinos acusados de ser “peligrosísimos por la apatía
ante nuestros triunfos”, o “por no contribuir suficientemente al mantenimiento de nuestro ejército” pero
además dos vecinos, Modesto Álvarez e Ignacio León, ni siquiera llegaron a
Ávila, a cinco kilómetros de Robledo fueron bajados de la camioneta y asesinados,
los enterraron allí mismo. Al finalizar la guerra las personas que habían huido
al Escorial, que fue zona republicana hasta el final de la guerra, fueron procesadas en consejos de guerra
sumarísimos de urgencia, normalmente
colectivos, cuya duración era de nueve minutos para cada uno de los encausados.
-Y lo más triste es
que todavía se respira el sabor de que la injusticia porque no se ha pedido
perdón, ni se han reparado los crímenes cometidos por el franquismo…
-En Robledo hemos iniciado un proceso, como
consecuencia de la aparición de los nuevos partidos del cambio, que tiende a
restablecer la memoria de los que lucharon por la democracia, en concreto el
año pasado el Pleno municipal nombró hijo predilecto a un superviviente del
campo de concentración de Mauthausen, Santiago Ventosinos
Conde, y este año otro vecino del
pueblo, Gregorio Sánchez Agudo, miembro del comité, un líder natural del
pueblo, también ha sido nombrado hijo predilecto y se le pondrá una calle a su
nombre. Y lo importante es que esto se ha hecho desde la institución municipal,
no ha sido una asociación particular. Son pequeños pasos pero importantes que
vienen a recuperar el espacio público para los demócratas y acabar con la
memoria franquista en las calles.
La dictadura franquista debe estudiarse en las
escuelas y en los centros de interpretación de la memoria histórica, tal como
se ha hecho en otros países europeos, pero sin el homenaje que representa tener
calles o monumentos en su honor.
-Carme, cuando se
escribe sobre estos temas queda claro que no a todos no va a gustar ver
reflejadas muchas cosas de las que allí se escriben, describen, ¿ qué has
experimentado desde que ha salido a la luz esta investigación en Robledo de Chavela?
-No tengo ninguna queja de nada, todo lo
contrario, los vecinos que han leído el libro me han dicho que gracias a él han
podido conocer la historia de su familia y se sienten agradecidos y
reconfortados. No hay que olvidar que la dictadura franquista no sólo los llevó
a la cárcel, también les injurió, les difamó, trató de quitarles la dignidad,
les presentó como delincuentes y durante
años ellos y sus descendientes soportaron este peso de deshonra en silencio.
Son estas personas las que deben de
estar en los callejeros, ellos son
nuestros referentes democráticos, víctimas inocentes y sus historias
deben de explicarse en las escuelas si queremos consolidar la democracia y
ampliar los Derechos Humanos. Por eso
son tan importantes los actos públicos de rehabilitación, de resarcirles moral
y socialmente, de reparar en lo posible una injusticia.
24066
Robledo de Chavela, 1931-1945. Desaparecidos, asesinados, detenidos y
depurados. Carmen
Martínez Brugera
292 páginas
15,00 euros
El Garaje
El 17 de julio de 1936 la vida cotidiana
de los españoles se vio interrumpida bruscamente. Durante tres meses Robledo
siguió en manos del ayuntamiento republicano; la Guardia Civil no estaba y el
golpe no triunfó en el pueblo. Siguiendo las órdenes del gobernador civil de
Madrid se formó un comité que se encargó de vigilar las entradas del pueblo y
de asegurar el abastecimiento de la población; se repartieron escopetas de caza
y se arrestó a los propietarios de derechas más importantes: treinta vecinos
que no fueron vejados ni maltratados, según sus propias confesiones y que, más
tarde formarían la Comisión informadora encargada de declarar en los consejos
de guerra de los vencidos.
Carrión, García-Prieto, Bernaldo de Quirós, Herranz, Alberquilla,
León, Sánchez, Sevilla, Quijada, Villeta o Ventosinos, son algunos de los ciento diecinueve robledanos de izquierdas que serían perseguidos, procesados
y encarcelados; doce morirían en la cárcel, en el paredón o en las cunetas por
el único "delito" de haber votado al Frente Popular. La lectura de
este libro nos permitirá confirmar que la represión que se ejerció en Robledo
no fue la respuesta a ninguna violencia republicana sino el mismo plan de
exterminio que se siguió en todo el país con un único fin: acabar con las
bases.
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