Cazarabet conversa con... Fernando Rivarés, autor de “Declive” (Pregunta)
La segunda novela
de Fernando Rivarés llega con contundencia, descaro y
un planteamiento de nuestra dignidad humana desde Editorial Pregunta.
Retrata , desde la situación
que plantean y viven unos personajes no tan distantes---porque , por desgracia,
muchos nos son muy cercanos por sus situaciones—unas disyuntivas sociales que
se están convirtiendo en algo demasiado cotidiano…tan cotidiano que “nos hemos
acostumbrado”, cuando deberíamos estar más cercanos a la náusea o del asco…
La sutileza de este
escritor vuelve como reafirmándose y abriendo la mente de lectoras y lectores.
Rivarés
nos acerca a varias persona, de perfiles muy diferentes y diferenciados, que
hacen muy, muy atractiva la lectura.
Editorial Pregunta
se sigue reafirmando con “apuestas” como esta y con historias tan valientes
como variadas desde el contenido de las historias al contenido porque sus
ediciones son, ya, muy atractivas desde fuera. En este caso la ilustración de
la portada se la ha realizado el artista Óscar Sanmartín Vargas con el que
este proyecto de Difusión Cultural ya ha tenido una intensa relación, ya que
gracias a us generosidad es uno de los más visitados
de nuestra Sala de Exposiciones Virtual:
Qué nos dice la
Editorial Pregunta sobre el libro:
Un joven idealista
que okupa una fábrica abandonada, siguiendo las enseñanzas de Thoreau en Walden. Una
cajera de supermercado en la que nadie repara. Una mujer adinerada desbordada
por los ansiolíticos. Un guardia de seguridad a punto de quedarse sin empleo.
Una madre soltera y su hijo, desahuciados. Estos son algunos de los personajes
que podréis encontrar en Declive, la nueva novela de Fernando Rivarés: un completo retrato social de nuestros días,
personas reales que se mueven entre la esperanza y la decepción, azotadas por
la crisis económica y de valores. El fracaso de la utopía reflejado con grandes
dosis de dureza, ternura y referencias poéticas.
El autor, Fernando Rivarés:
Fernando Rivarés (Zaragoza, 1970) ha trabajado como periodista
durante casi treinta años en radio, prensa y TV, dirigiendo, presentando y
escribiendo. Ha sido editor, ha trabajado en un teatro y es activista por el
cambio en casi todos los modos posibles y por casi todos los sueños posibles.
En la actualidad es concejal en el Ayuntamiento de Zaragoza. Ha
publicado Victoria (Tropo Editores,
2015). Declive (Pregunta, 2018) es su segunda novela.
Cazarabet conversa con Fernando Rivarés:
-¿Qué te
hizo escribir este libro de historias corales que tienen como denominador común
el “declive”---como bien dice el título del libro-- o el
desmoronamiento social, desde la
perspectiva de “lo humano”?. ¿Qué pretendes mostrarnos que si no
nos concienciamos un poco, aunque sea un poco, este mundo, desde la conjunción
de lo humano no lo vamos a rescatar?---de lo que se trata es de “vivir
mejor, desde lo humano”---hacer una mejor convivencia..
-La percepción de que esto se viene abajo
supongo que es sencilla para cualquier ser sensible. Paseando por mi
ciudad junto a un comedor social que aparece en la novela constate en imágenes
reales algo que llevaba años diciendo y escribiendo: los pobres económicos de
hoy no son homeless de película, son gente como tú y yo, o como cualquiera que
hace quizá uno o dos o tres años tenía una casa a medias con el banco o en
alquiler, comida en la nevera y un ingreso estable pero que hay hace cola para
comer de la beneficencia, llevan los labios pintados con los restos de su barra
de la labios, peinados, duchados y vestido con la camisa o el vestido que
comprobaron en Zara hace 4 años. Pero su situación económica es miserable. A
partir de ahí y me mi obsesión con el filosofo estadounidense Thoreau y su Walden
compuse un retrato social híper- realista de como económica, social y
emocionalmente nos vamos al carajo. No solo en los años más duros de lo
que llamaron crisis, sino aun ahora. Porque yo no creo que sea una crisis
sino una estafa, más bien una guerra que hemos perdido la mayoría, los de abajo,
y que han ganado los poderosos. Y auguro que a la vuelta de nada, el otoño,
volverán con esa cantinela de la recesión o nueva crisis, pero será una nueva
batalla de esa guerra que nos deja con menos derechos y perores condiciones
vitales y que consentimos. Eso se puede revertir, claro, hay que pelearlo, pero
eso se hace en red y con la convicción de que no hay progreso material sino lo
hay intelectual y espiritual y si la conciencia no nos hace ver que a solas se
puede trepar pero evolucionar en colectivo.
-En todas las historias hay como un ”aura””,
una neblina de tristeza en todo, casi desde el inicio de la situación histórica
hasta la vivencia de Yo,…el joven, lleno de ideales, pero también de
escarmientos neoliberales, que intenta buscar su sitio emulando la historia de
la cabaña, de Walden bajo las enseñanzas de Thoreau?
-En la vida se aprende con llantos y con risas.
Ojala hubiera más risas pero aprendemos de las dos cosas. Yo no veo la tristeza
tan abundante, creo que siempre brilla la esperanza aun cuando aparece que no
porque siempre hay un resquicio, una grieta, un meandro por el que seguir para
mejorar la vida de uno o de todas. Desde luego que el régimen, el sistema,
ciertos valores impuestos y asumidos y ese debilitamiento por acumulación del
relato que nos llueven cada día permite y justifica
escarmientos, es la trampa. Pero hasta Yon aprende,
en el camino, que tenía razón pero que solo no va a cambiar nada, que eso
necesita red y deja un poso que se presume largo en toda la gente que se acerca
a él de un modo u otro: por convicción o acciones que propone, por necesidad de
alojamientos, por colaborar, por afectos, por inconsciencia...y es de eso de lo
que aprende Yon y lo que expresa la novela. Eso, y
que como seres interdependientes que somos, esto va de que todo es causa y
consecuencia y de que las cosas no pasan sino que las hacemos pasar.
-Somos, en Cazarabet, de Thoreau, pero me temo que lo “abandonamos”, como
sociedad,¿ estamos a tiempo de retomarlo y de rendirle
cierto homenaje: sincero ,tomándole la palabra desde el ejemplo?
-Siempre estamos a tiempo. Walden
fue mal visto en su época, radical, insumiso, delincuente, disidente...fue
encarcelado por negarse a pagar impuestos para la
guerra. Formó parte de las redes de evasión de esclavos, escribió sobre la
desobediencia y lucho contra el capitalismo que le tocó vivir. Fue un neo
rural, hoy sería un defensor del decrecimiento. Yon
pretende eso pero confunde el siglo, cambia la cabaña por la okupación de una fábrica abandonada y su diario por un
blog, pero olvida la circunstancia actual y olvida la red. Yon
no fracasa, es un eslabón del éxito que no tiene fin. Si has de cambiar este
punto, ponte en el pellejo de otros, cambia tu conciencia y crece pero haz eso
a la vez que los otros mientras tejes la red. No es solo que estemos a tiempo,
es que lo hacemos o el declive seguirá hasta el fin.
-De todas
formas, amigo, creo que quedan o hay más “”Thoreau´s”” de los
que creemos, de los que pensamos, aún en los que se quedan encajados entre el
sofá, la televisión y la indignación ante la vida que le ha envuelto con este
neoliberalismo y el capitalismo más salvaje o escapándose entre aficiones que
nos tienden a aislar….
-Una de las grandes victorias del sistema y de su
neoliberalismo brutal que quiere parecer moderno y democrático es haber
conseguido que creamos que las cosas son lo que dicen ser, y no lo que de
verdad son. Luego está la verdad publicada. Luego está la realidad. Y luego
está la percepción que cada quien tiene de la realidad. En la mezcla de estos
niveles hemos de movernos como un pez en aguas llenas de nitratos. Eso cuenta Declive,
una realidad que no se ve mucho en la tele ni en los periódicos pero que cualquiera
vive en su piel o en la de sus amigos o su familia o sus vecinos. Los
personajes de Declive no existen más allá de que todos y todas son
un poco yo, pero estoy seguro de que cualquier persona les puede
poner nombre porque los conoce o los ha visto pasar en su vida. A veces la
soledad es una opción sabia y comprensible, pero la pelea más eficiente y la
supervivencia están en la red.
-Para ello realizas o te acercas
desde diferentes personajes; todas y todos con ese tinte de tristeza y a los
que desde la lectura es como si pretendieses que la lectora o lector
ayudase.-Los dibujas muy bien, casi como un ilustrador, ¿será
porque los conoces bien? Y los conoces bien, desde tu trabajo como periodista,
pero, me imagino, también, desde tu trabajo presente como concejal de una “gran
urbe”… ¿qué nos puedes decir?
-Son reales porque los ves cada día en el bus, en
el tranvía, en la escalera, en la tienda, en el trabajo si lo tienes, en la
calle, en la “mani”...en el campo con un perro. Solo
hay que querer verlos y que no pasan como si fuera de celofán delante de ti. La
economía descriptiva que resulta tan clara es posible que se deba a mis 30 años
escribiendo y contando cosas en la radio sobre todo y un poco en la tele. La
literatura no tiene que explicar sino mostrar. Somos nosotras, las de abajo, el
99%, la mayoría.....incluso quien se cree clase media solo por ser clase obrera
bien pagada. Intenté ponerme en la piel de cada uno y asumir su mirada y su
lenguaje.
-Aunque una “gran
urbe” nos lleva muchas veces, Fernando, a “despersonalizarnos” y a que “nuestras vidas”, historia de
historias e intrahistorias, pasen como desapercibidas, ¿no?
-Una urbe es también ficción, realmente vives en
tu barrio, en tu trayecto laboral o educativo habitual, en tus bares, en tu parque.
En una gran urbe hay más de todo, en una pequeña población hay de todo, aunque
solo sea, digamos, un ejemplar.
-Todas las historias me imagino están
inspiradas por circunstancias que has ido viendo, observando, viviendo de
manera , más o menos, directas, ¿no?, ¿qué nos puedes
decir?.Aunque la realidad y esta vez me duele, siempre acabe superando la
ficción…
-No es la vida de la mayoría como digo, la historia
real no publicada. Es hiperrealismo lo que no significa que exista cada uno de
esas personas ni sean prototipos sino que existen las circunstancias que nos
expulsan y las oportunidades en red que podemos aprovechar. Y bueno, mirar,
miro mucho.
-En esta narrativa creo que los personajes están por
encima del escenario, pero muy a la par con un mundo degradado que hace que
ellos y ellas estén atrapados y atrapadas, todo en una espiral…
-Veo una
progresión desde tu anterior novela y desde tu narrativa una
progresión que ha crecido---y no soy aduladora—(Cuidado no pretendo comparar
Victoria que publicabas con Tropo con esta novela,
pero si noto cierta “progresión” desde el reivindicar
ciertas situaciones sociales).He notado que has crecido, que has progresado que
escribes lo que quieres y que te has quitado muchos pesos, prejuicios de esos
que tenemos antes de escribir noto
como si escribieses estas historias desde lo más hondo, desde tus tripas cómo y
desde donde quieres, sin prejuicios Me da la impresión que como, desde el
trabajo presente, os dan de palos como los niños a una piñata, pues aquí en el
ejercicio narrativo llegas y te descargas de manera natural Lo he
reflexionado, así de primeras. Casi sin corregir. ¿Qué nos puedes comentar?
-Creo que Victoria gustó mucho y me
hizo muy feliz pero que Declive es mejor, más madura. Victoria la
escupí y esa sí que era yo y mis referencias femeninas. Esta la escupí con
rabia y con la fluidez que da la convicción. En ambas hay perspectiva
social pero en esta es más obvia quizá porque narra situaciones contemporáneas
de principio a fin. Y en ambas, algunos cabrones que aparecen son una
forma de liberación personal, sí, están en mis manos. Pero también digo que
algunos personas de Declives cobraron vida propia, no los llevo donde quise,
caminaron solos.
-Bueno, tu tarea presente es para
prender a una falla sin fuego ni combustible para terminar de los nervios, como
prefieras, pero si de vez en cuando te queda tiempo
para escribir estos retratos humanos y sociales tan buenos como desgarradores.
Permíteme que nos pongamos egoístas y que dure… ¿Qué nos puedes reflexionar?
-Gracias. De madrugada, los sábados noche, los
domingos tarde...estaba pergeñada en 2015 y la he terminado en estos tres años
tan duros y con tan tanto tiburón alrededor. Todos los chupópteros de la
política que son tan abundantes me han enseñado tretas y paciencia y la
literatura es otro modo político, de denunciar y mostrar. Bueno, y que soy
hiperactivo de nacimiento.
-La portada, desde la ilustración de
Óscar Sanmartín, transmite muy, muy bien aquello que nos quieres contar, ¿cómo
ha sido trabajar o “vértelas” con el ilustrador?
-Me llegó por wp y
flipe, Sanmartín es la pera. Me encanta su obra.
-¿Y trabajar con Pregunta Ediciones?.Aún con tu agenda repleta, tu trabajo ingente como
concejal, tu deambular como ser humano…¿te
quedarán minutos para compartir con nosotros otras historias .Aunque
tengan que pasar varios años….con eso ya contamos?
-Si, antes muerto que callado, quieto y sin leer y
sin escribir. Es mi necesidad.
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