La
Librería de El Sueño Igualitario
La poesía desde la mirada de Ramiro Gairín Muñoz.
Conversamos con este ingeniero metido a poeta
con tres poemarios, editados y publicados por Prensas Universitarias de
Zaragoza.
Sus tres poemarios, editados por Prensas
Universitarias, se encuentran englobados dentro de la colección La Gruta de las
Palabras que ya cuenta con un centenar de títulos.
Tenemos en nuestras manos: Lar, Que caiga el
favorito y Por merecer el día.
Su blog: http://haciaotrasaventurasmashermosas.blogspot.com.es/
Cazarabet conversa
con Ramiro Gairín Muñoz:
-Amigo
Ramiro: tus poemas, tu concepción de la poesía, ¿desde dónde surge? ¿Qué te
inspira a escribir poesía, tu poesía?
-Vida y obra, en mi caso, son
indisolubles; aunque no sean lo mismo, se retroalimentan, hay mucho de diario
en verso en mis libros. Esa es la idea de la línea principal de mi poesía, mi
poética si lo queremos decir así, recogida de momento en los tres libros
publicados hasta ahora en la colección “La gruta de las palabras” (Prensas de
la Universidad de Zaragoza), de los que hablo más abajo.
Mis otros libros, que escapan un poco
a esta poética y se van alternando con ella, siguen siendo, sin embargo, libros
que escribe un peatón, que camina y reflexiona (por ejemplo en Andar,
el ebook que publiqué con Sabara Editorial en 2014),
que se deja abordar por lo que los sentidos reciben, que interioriza el mundo y
lo digiere en forma de poemas, en ocasiones más limpios, en ocasiones difíciles
de asir completamente.
-Tengo
en mis manos: Por merecer el día, Que caiga el favorito y Lar, tres de tus poemarios, todos ellos
editados por Prensas Universitarias. Supongo, por lo que voy leyendo, que en
cada uno de ellos reflejas momentos temporales diferentes y diferenciales; que
en cada uno de ellos estás pensando y reflexionando en una cosa y que no
siempre lo trasladas al papel de la misma manera y con la misma intensidad…
¿Qué nos puedes decir?
-Estos tres libros cuentan una
historia que sigue en marcha; poetizan una relación, una historia de amor en la
que los amantes son los sujetos poéticos, en la que tratan de explicarse la
realidad a través de ese amor y de los poemas que le ofrece. Aunque los poemas
los escriba él, los protagonistas hacen del amor, en estos libros, una teoría
del conocimiento, se van descubriendo a sí mismos y al mundo a la vez, van
haciéndose un hueco en él.
Son poemas que hablan de la
cotidianidad, del amor doméstico, de la búsqueda de un lugar, de un refugio, de
una forma de vivir de la que se pueda hacer bandera.
-Escribir
poesía es como andar, a menudo, por una especie de fina línea roja. Es un
ejercicio de volcar en la escritura pensamientos frágiles, casi fugaces,
directos o no, sensibles o ásperos…. pero, ante todo es un ejercicio de sensibilidad
muy plena, ¿no? ¿Qué nos puedes decir?
-Me gusta, en mi caso, pensar en la
poesía como una manera de cuidar del mundo, queriéndolo y escribiéndolo. Una
manera de estar de acuerdo con la vida, aunque nos lo ponga difícil. Por eso en
mi línea poética principal, los tres libros ya mencionados, busco encontrar
momentos de plenitud, de sentir cierta sabiduría, de felicidad, que puedan ser
preservados y compartidos, para que en ellos se pueda encontrar una experiencia
universal. Para ello, claro, hay que saber abrir los ojos, dejarse recorrer por
el momento, por el instante… En general, saber recibir los aware, como los haijin. De hecho, uno de mis libros, Aguanieve, es un libro de
haikus.
-En Por merecer el día, ¿hay como un
anhelo en vivir el momento, pero mirando al futuro de manera
en que lo cultivamos?
-De los tres, es el libro en el que
hay más peso de lo emocional, en el que seguramente más descarnada esté
reflejada la experiencia vital. La pareja tiene que enfrentarse a la enfermedad
desconocida, aún sin nombre, tiene que
enfrentarse al miedo al futuro, a la incertidumbre. Algo que no
esperaban tener que hacer tan pronto. Se impone más vivir el momento, por
supervivencia, pero no se deja de mirar al futuro, aunque sea con la conciencia
de que, quizá, haya que merecerlo primero.
-En
cambio, en Que caiga el
favorito encuentro más como la vida reflejada a golpes del tiempo,
del tránsito por la vida, de una vida con mucho peso en el pasado, pero con
fuerza desde el presente para mirar al futuro…
-Es el primer libro de la serie, la
relación está empezando, el mundo está recién pintado (que diría Sabina). Es el
libro indudablemente más feliz, que contradice la imagen del poeta atormentado
que tantas veces se parodia. Es un poemario feliz, casi de principio a fin, y
más espontáneo, seguramente, que los que vinieron después. Son poemas muy
naturales, frescos.
-Hablas,
bueno, escribes mucho de la vida y, no sé, es como si se te notase que estás
muy pegado a la tierra y preocupado por la naturaleza…
-Soy cada vez más consciente, intento
aprender eso de las filosofías orientales, el Tao está en mi mesa permanentemente. Pero es que, además, tengo una
formación científica relacionada con el territorio y el medio ambiente, soy
Ingeniero de Montes. Y es algo que, desde mis primeros libros, aparece mucho en
mis poemas, de forma inconsciente. En la presentación de mi
primer libro, Pintar de azul los días
laborables, libro tremendamente urbanita, Javier Delgado, que lo presentó,
encontró sin embargo más de sesenta referencias ambientales en el libro: nombre
de árboles, de pájaros, de otros animales, de corrientes de agua… El agua, de
hecho, está muy presente siempre en mis libros (en Aguanieve, por ejemplo),
los ríos, las orillas, y eso está muy relacionado con mi desempeño profesional,
como técnico hidráulico de proyectos de infraestructuras. Y con el hecho de
haber vivido casi siempre en el arrabal zaragozano, y cruzar varias veces al
día el Ebro. Como te decía antes, en mi caso, vida y obra son indisolubles.
-Pero
también por la naturaleza humana…
-Eso también, claro. Pero por el
simple hecho de que vivo en sociedad, vivo en comunidad, y me intereso (casi
hasta el punto del cotilleo) por las vidas de mis semejantes. Me gusta
enterarme de sus cosas, imaginar las que sólo adivino… Soy observador e
introspectivo, tímido en las relaciones con otras personas cuando no tengo
confianza, pero también me interesan mucho, las observo con atención y teorizo
sobre ellas.
-Lar, es tu última incursión en la
poesía, ¿es tu cuaderno poético más intimista artísticamente hablando?; ¿es tu
obra más sosegada, la que tiene los pies más en la tierra?
-Es la más sosegada porque los amantes
se lo han propuesto, al menos el poeta que escribe. Es más sosegada porque han
pasado por experiencias traumáticas en Por merecer el día, porque arrastran
secuelas y todavía el mal sin nombre, y deben aprender a convivir con él y
ellas. Es más sosegada porque se apoya en la filosofía de la búsqueda de la
felicidad en lo pequeño, en lo cotidiano (taoísmo, epicureísmo). Dialoga
bastante con la tradición, no solo con estas filosofías, también la literaria,
porque el poeta lee mientras convive con el amor, y todo ello se refleja:
también sus lecturas le ayudan a
comprender lo que está pasándoles a los dos a la vez que le sirven para
expresarlo.
-¿Cómo
lo vas trabajando lo de escribir poesía; qué metodología de trabajo utilizas?
-El poema viene muchas veces
caminando, son un par de versos al principio, un final tal vez, como por
resorte. A lo largo de una tarde o de la mañana se convierten en ocho o diez.
Luego hay que sentarse a escribirlos, anotarlos en la libreta o el móvil, dejar
fijada esa pequeña huella. Y luego empieza el trabajo: completarlo, reducirlo,
darle vueltas, leerlo, releerlo, guardarlo y recuperarlo para verlo con otros
ojos… Intentar crear una rutina diaria, trabajar todos los días algún poema…
Pasados a limpio los repaso mil veces, los reordeno, los desecho. Rumio mucho
los poemas, muchísimo, a pesar de ser breves y parecer intuiciones o golpes de
inspiración.
-Soy
de las que piensa que, a su manera, el poeta también se documenta: ¿qué crees?,
¿cómo lo haces si es que procedes así?
-En primer lugar, yo uso mucho el
diccionario. Los poemas son breves porque quiero decir mucho con poco, los
términos deben ser precisos pero también inteligibles, el lector los debe
reconocer. Y soy una persona que lee como bebe agua, leo muchísmo,
por placer, pero es otra manera de documentarse, al igual que estar al tanto de
la actualidad… Aunque esto me gusta cada vez menos. Quiero intentar, como dice
Esquirol en La resistencia íntima,
librarme de la tiranía y la demagogia de la actualidad. Cada vez leo menos
periódicos (aunque están tan a mano en internet…) y vemos más series (si pueden
ser, ya finalizadas, como las primeras de HBO…) y menos telediarios.
-Tienes
más poemas: Pintar de azul los días
laborables, El mar en el buzón, Andar y Aguanieve…
muy brevemente, ¿no puedes hablar de estos cuadernos?
-Pintar de azul los días laborables
fue mi primer
libro; en él creo que pesan mucho las lecturas de Neruda, Vallejo, de Ángel
González, la música de Sabina… Es un libro con cuatro secciones muy
diferenciadas, alguna prefigura mi línea poética posterior, pero otras
secciones son más irracionalistas, poesía más difícil y hermética.
Con El mar en el buzón di un
paso hacia la claridad, componiendo un libro de poemas en prosa de estructura
consciente y completamente diferente al anterior, porque los poemas y las
secciones en las que se agrupaban formaba un todo unitario con un claro arco
narrativo.
Aguanieve es un libro de hace dos años, en el
que todos los poemas están formados por tres haikus
encadenados, que se pueden leer como poema unitario o como haikus
independientes (de hecho, diferentes reseñas que se hicieron hacían diferentes
lecturas). Aquí la depuración, por el formato de poema elegido, era ya máxima.
-Amigo,
¿escribir poesía se ha convertido en una especie de necesidad para ti?
-Lo es. Soy una persona que escribe
poesía, eso me define. Me define vivir en Zaragoza, trabajar de ingeniero,
tener la familia que tengo, amar a la persona que amo, tener unas determinadas
ideas políticas y sociales, y escribir poesía. Claro que sí.
-Además
has publicado relatos y, por supuesto poesía, en diferentes publicaciones
especializadas en literatura como Turia, Rolde, Isla de Siltolá y Eñe. ¿Cómo ha sido ese viaje por estas
publicaciones?; ¿cómo lo llevas a cabo y cómo lo vas confeccionando?
-Soy una persona ajena al “mundillo” o
la escena literaria, incluso la de mi ciudad de provincias (y eso que creo que
Zaragoza ahora es un polo de la literatura nacional); trabajo en algo ajeno a
esto completamente y mi formación también lo es. Por ello, mi
participaciones en revistas y publicaciones colectivas han venido siempre
porque se me han solicitado, y yo he estado encantado siempre de aportar, me
halaga saber que se quiere contar conmigo para revistas tan prestigiosas, e intento
que los poemas que envío estén a la altura. Relatos realmente sólo he publicado
uno en la revista Eñe; lo envié dentro de una convocatoria y lo publicaron.
-Pero
también has participado en antologías: Poesía española. Una
propuesta. De la generación del 68 a la del 2000 (Víctor Pozanco,
Barcelona, 2009) y Locus amoenus. Poesía y música en Alcañiz. ¿Cómo es
participar en esta especie de “reunión de poetas”; qué supone que ha supuesto
para ti?
-Como te he dicho, me hace ilusión que
se me quiera incluir en estas publicaciones, como ocurrió el año pasado con la
antología Parnaso 2.0 y este año con Amantes. Me da la sensación de
pertenencia a algo más grande, de que mi trabajo se reconoce y de que, en un
futuro, alguien puede empezar a conocer mi obra por ahí, por esos
recopilatorios.
-¿Nos
puedes explicar si estás trabajando en algo en la actualidad?
-Poemas, de momento, no faltan. La
carpeta que contiene los poemas de la línea poética de mis libros principales
sigue recibiendo piezas de las que destila esta historia, nuestro paso por el
mundo como pareja, y en el futuro espero que se conviertan en una nueva
entrega. Y por otro lado, tengo ya muy perfilada una colección de poemas
diferentes, de otro tono, que cuentan mi mundo desde una perspectiva diferente,
que espero ver publicados el año que viene. Es decir, seguimos en camino.
26044
Lar. Ramiro Gairín
Muñoz
68 páginas 13 x 19 cms.
10,00 euros
Prensas de la Universidad de Zaragoza
26045
Por merecer el día. Ramiro Gairín
Muñoz
66 páginas 13 x 19 csm.
14,00 euros
Prensas de la Universidad de Zaragoza
26046
Que caiga el favorito. Ramiro Gairín
Muñoz
56 páginas 13 x 19 cms.
13,00 euros
Prensas de la Universidad de Zaragoza
Lar
Lar añade una nueva colección de pequeños poemas a la obra en marcha que se
inició con Que caiga el favorito y cogió vuelo en Por merecer el día, en la que
se convierte a los amantes en sujetos poéticos y a su amor en una teoría del
conocimiento. Lar se funda sobre las diferentes acepciones del término que lo
titula: los amantes han llegado a su lugar en el mundo, el hogar compartido, y
a su vez la amada desempeña el papel de los lares, antiguas divinidades
domésticas, dando sentido a ese hogar.
Por merecer el día
Este libro arranca tras el epílogo de
Que caiga el favorito, con el que forma un díptico. Aquellos poemas limpios y
luminosos se encuentran ahora con la sombra, los dedos amarillos del miedo, el
desasosiego del por qué nosotros; y obligan a los amantes a ser más conscientes
de que lo son, de lo que les rodea, de las lecciones de amor a la vida que
deben dictarse el uno al otro cada día.
Que caiga el favorito
Este poemario tiene vocación de libro pequeño. Pequeño en extensión, pequeños
los poemas que contiene, sencillas las palabras que utiliza, las hazañas que
cuenta, deliberada la falta de grandeza de los gestos que lo mueven, ojalá
sabia la vida que va reuniendo a cada verso. Este libro es un comienzo; habla
del principio del tiempo, quiere atrapar el prodigio, fijar la luz, la certeza,
el temblor del asombro diario de amar. Este libro habla de vivir así, de
aprenderse en ella.
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