Cazarabet conversa con...   José Arturo Salgado Pantoja, autor de “Raíces en la piedra. Arte románico en los despoblados de Guadalajara” (Fundación Santa María la Real)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Fundación Santa María la Real con su Centro de Estudios del Románico edita un libro sobre el arte románico en los pueblos despoblados de Guadalajara desde la pluma y la mirada de José Arturo Salgado Pantoja que, en esta publicación, une su saber y admiración por lo románico que explica con palabras con las reflexiones sobre los despoblados que albergaron a ese arte románico y con su mirada gracias a la fotografía.

El libro paso a paso recorre toda la provincia de Guadalajara bajo dos denominadores comunes que convergen: los pueblos despoblados y el arte románico

El libro también tiene dibujos desde el trazo Amador Ayuso Cuevas, así como un mapa provincial, para poder localizar bien esos enclaves, elaborado por Agustín Santamaría Duque.

El libro lo abre el prólogo con la pluma de Miguel Cortés Arrese (del que hay que tener en cuenta, https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=74809 ).

Con este enlace de “la enciclopedia de enciclopedias” nos podemos adentrar en qué es arte románico, vale la pena.- https://es.wikipedia.org/wiki/Arte_rom%C3%A1nico

Cerca de casa, de nuestra casa, de donde nace Cazarabet.- https://www.turismo-prerromanico.com/viajes/recomendados/160/

Lo que nos cuenta el libro:

Cuando una aldea desaparece, comienza a evaporarse de la historia. Poco a poco, las huellas se borran de sus caminos, las zarzas ocultan sus regatos y las piedras que componían su silueta retornan a la tierra, a las raíces, para conciliarse y comulgar con ellas. Ese tránsito poético y natural, estímulo de plumas, pinceles, objetivos y acordes, concluye cuando el silencio impone su ineludible señorío.
Este libro pretende dignificar y perpetuar el recuerdo de más de un centenar de localidades establecidas al calor de la repoblación cristiana, en pleno siglo XII, y fenecidas a causa de los azotes de la crisis bajomedieval, los puntuales escollos de la Edad Moderna o el masivo éxodo rural de la pasada centuria. Lugares únicos e irrepetibles, dotados de su propia idiosincrasia, que no solo componen el mapa alternativo, inverso, de la actual provincia de Guadalajara, sino que además comparten la particularidad de atesorar un extraordinario patrimonio románico en riesgo inminente de desaparición.
Desconocidos o casi olvidados, cuando no perdidos, los cuantiosos testimonios que reúne el presente estudio resultan fundamentales para conocer con mayor rigor la actividad artística desarrollada en estas tierras durante los siglos XII y XIII, pero al mismo tiempo, permiten reflexionar sobre el carácter efímero de la existencia y la necesidad de valorar, respetar y salvaguardar la herencia recibida del pasado.

El autor José Arturo Salgado Pantoja:

José Antonio Salgado Pantoja es Doctor en Historia del Arte y profesor de dicho Departamento en la Universidad de Castilla-La Mancha desde 2011. Ha participado asimismo en el Plan de Intervención Románico de Guadalajara, desempeñando el cargo de Director Técnico Arqueológico. Es autor de los libros Pórticos románicos en las tierras de Castilla (2014) y Todo el románico de Guadalajara (20t8), así como de numerosos artículos de investigación, capítulos en obras colectivas, fichas para catálogos de exposiciones y otras publicaciones de carácter científico. Ha impartido conferencias en prestigiosas instituciones como el Museo Nacional de Escultura, el CSIC, el Museo del Traje o la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, y ha desarrollado estancias de investigación internacionales en la Queen's University of Belfast, la Université de Pau et des Pays de l'Adour y el Centre d'Études Supérieures de Civilisation Médiévale de Poitiers.

Algún enlace que nos parece interesante:

https://www.petrifyingwealth.eu/2019/03/26/entrevista-al-profesor-salgado-pantoja-uclm/

http://reddebibliotecas.jccm.es/intrabibl/index.php/recomendaciones-bpe-cr/local-categorias/item/8462-todo-el-romanico-de-guadalajara-jose-arturo-salgado-pantoja

https://reunido.uniovi.es/index.php/RAHA/article/view/9501

 

La muestra en la Sala de Exposiciones Virtual de Cazarabet:

http://www.cazarabet.com/exposiciones/raicesenlapiedra/index.htm

 

 

 

Cazarabet conversa con José Arturo Salgado Pantoja:

- José Arturo, ¿qué te hizo escribir, visitar, fotografiar y catalogar el arte románico en los pueblos despoblados de Guadalajara?; ¿fue esa conjunción tuya de Historiador del Arte con la faceta de “ser hijo” de Guadalajara una provincia truncada por la despoblación?

-El motivo principal de este proyecto fue el de saldar una vieja deuda pendiente con mi tierra o, mejor dicho, con la tierra de mis ancestros. Cuando recibes tanto de un lugar y sus gentes, no puedes permanecer inmóvil, así que escribir sobre unos lugares abocados al olvido me pareció un regalo apropiado. La idea campeaba por mi mente desde la adolescencia, pero su puesta en marcha era algo muy complejo, que requería largo tiempo de estudio y mucho trabajo de campo. Una vez que defendí mi tesis doctoral y obtuve mi plaza en la Universidad retomé la idea y me puse manos a la obra, pero la vida me demostró que la elaboración de este estudio requería aún más esfuerzo y dedicación de la que había pensado. Diez años sin tregua lo avalan.

-El título, Raíces en la piedra es muy, muy sugerente y “hasta bello” si se me permite decirlo, ¿cómo se te ocurrió y por qué?

-El título fue una ocurrencia sobre el terreno. Vino un día, de repente. Caminando por un despoblado medieval ya desierto, sin restos visibles, caí en la cuenta de que cuando un pueblo se borra de los mapas y sus construcciones desaparecen, los cimientos de lo que una vez existió siguen ahí, bajo la tierra, en algún sitio que escapa a nuestra vista. A falta de arqueólogos que los exhumen, los árboles y matorrales crecerán sobre ellos, pero sus raíces no tendrán más remedio que aferrarse a las viejas piedras soterradas y comulgar con ellas.

-¿Cómo te planteaste este trabajo que va desde la documentación a sobre todo el estudio a ras de tierra, el trabajo de campo?

-Mercedes Sosa cantaba aquello de “Todo cambia” y no le faltaba razón. La vida conlleva cambio, y mi proyecto fue madurando conmigo. La idea inicial, allá cuando estrenaba la veintena, era realizar un catálogo de despoblados, sin más, pero resulta que eso ya lo hicieron otros de algún modo. Mi interés fue mudando entonces hacia algo más creativo y profesional; hacia algo que me permitiese hilar un discurso homogéneo y alcanzar unas conclusiones representativas. Agradezco haber terminado este libro a los 35, porque de lo contrario, hubiese sido algo bien distinto. Me queda la duda de cuál habría sido el resultado si lo hubiese publicado, pandemia mediante, dentro de otros quince. Quizá tendría otra vuelta de tuerca, porque siempre estamos evolucionando. Ya lo decía Valle-Inclán: “toda la vida es mudanza hasta ser muerto”.

-¿Una aldea un poblado, cuándo desaparece a tu parecer?, ¿ cuándo se despuebla de almas humanas?

-Solo en el nomenclátor. Luego, unos años más tarde, se borra de los mapas. El recuerdo en el imaginario social dura más, aunque dado el terrible vacío de nuestra España interior, lo más probable es que dentro de medio siglo apenas queden personas que evoquen aquellos lugares. Las últimas generaciones que han vivido intensamente en sus pueblos se están agotando. Dado este panorama, en este momento actual resulta fundamental que el investigador trabaje para poder legar a las futuras generaciones algún testimonio fidedigno de esa faceta tan frágil de nuestro pasado. Yo mismo me he dado cuenta de que si mi trabajo se hubiera hecho hace sesenta años en vez de ahora, el caudal informativo oral, documental y fotográfico recopilado hubiera sido aún más copioso.

-Pero lo que se mantiene en el tiempo entre el paso de vientos, soles quebradizos, heladas, lluvias, nieves…como todo este arte que has visitado, fotografiado y nos enseñas en este libro…está ahí, vivo como imperecedero, triste porque está solo, abandonado, muchas veces a su suerte, quieto y casi sombrío, pero vivo, un poco de esperanza también se desgrana entre estas páginas… ¿qué nos puedes reflexionar? -Solo haría falta que lo mirásemos y lo cuidásemos como patrimonio

-La esperanza es lo último que se pierde. Faltaría más que dijese lo contrario, siendo la Virgen de la Esperanza la patrona de mi querido pueblo de Durón. Pero si bajamos de lo celestial a lo terrenal, las expectativas no son resultan muy halagüeñas. Me congratula ver que hay cierta implicación en ciertos sectores de la sociedad y que el tema de la España “vacía”, “vaciada” o “abandonada” (llámese como se prefiera) empieza a penetrar con timidez en las agendas políticas. En cualquier caso, yo sigo viendo mermar el padrón en los municipios de mi comarca. También he visto caer los muros de muchas iglesias, viviendas, fortalezas o molinos en estos diez años, porque la soledad no implica quietud. Veremos si podemos decir lo contrario, o al menos introducir matices optimistas, de aquí a una década.

-Aunque es verdad, que solo que estuviésemos al otro lado del Pirineo mucho de este arte estaría puesto en más valor y aquí yace solo, ¿qué es lo que diferencia el trato que se da al arte, en este caso románico, de un lugar a otro? ---me viene a la memoria que en Francia esto estaría como muchísimos más valorado y cuidado---

-Creo que no estoy en condiciones de contestar a esta pregunta con total solvencia. Es un tema complicado, así que más que dar una respuesta tajante, haré unas pequeñas reflexiones. En España se hacen grandes esfuerzos, faltaría más, aunque nuestro idilio con el patrimonio es mucho más joven y tierno que el de los franceses. Ellos llevan años súper implicados y eso se nota. He vivido en Francia y comprobé que allí se dedicaban unas importantes partidas del presupuesto público a la dignificación, conservación y divulgación del patrimonio cultural, fuese cual fuese su tipología o estilo. Pero no es cuestión solo de dinero. En Francia, por ejemplo, las iglesias de las más mínimas aldeas suelen estar abiertas y en ellas hay carteles explicativos y folletos. De lo contrario, te prestan la llave en el ayuntamiento. Todo son facilidades. También la gente parece más proclive a mostrar los monumentos de su pueblo, quizá porque mientras que al francés le han enseñado a enorgullecerse de lo que tiene y a la necesidad de darlo a conocer al mundo, a los españoles nos han contado que a veces la gente va a los pueblos a robar y que las cámaras de fotos son inventos demoniacos. No digo que no sea cierto, porque suceder sucede, pero también sé que han sido robadas impunemente muchas obras de arte que no estaban catalogadas o fotografiadas. Ahora vaya usted a buscarlas…

-¿Por qué te atrae poner tu atención y mirada en el arte románico más que en cualquier otro…?; por qué te da más, por ejemplo, por el arte románico que por el gótico?

-Esa es una cuestión de vocación y, como tal, difícil de explicar. Sucede en cualquier profesión. Unos médicos se interesan por los ojos, otros por el aparato digestivo y otros son especialistas en dermatología. Yo me incliné por el arte románico, lo cual no excluye mi interés por otras parcelas, si bien es cierto que ninguna me cala tan hondo.

-¿Y vas a los pueblos despoblados porque es ahí donde este arte necesita de ser visto, valorado, conocido….?.- ¿Partes de la premisa de que lo que no conocemos es imposible que lo podamos amar?

-En cierta medida sí. Voy porque considero que dejarlos en el olvido, teniendo la opción de evitarlo, sería una completa irresponsabilidad. Siempre habrá investigadores que escriban sobre el Pórtico de la Gloria y el claustro de Santo Domingo de Silos, y bien que hacen, pero tengo serias dudas de que haya muchos aventureros que salten de ruina en ruina, de zarza en zarza, para rescatar del olvido los despoblados. Aparte de esto, no puedo ocultar que lo hago porque me gusta. Porque me llena a nivel emocional. Incluso en épocas de zozobra, una de mis mayores alegrías ha sido precisamente desenterrar el recuerdo de estas viejas aldeas.

-Las despoblaciones en la Baja Edad Media que dejaron edificaciones románicas abandonadas eran por razones muy diferentes a las que se produjeron en tiempos contemporáneos…pero en el fondo todas obedecen a razones geopolíticas, ¿es así?

-Sobre ese tema hablo en extenso en el libro. En efecto, las cuestiones geopolíticas siempre han tenido una incidencia muy relevante en estos procesos de despoblación, aunque las causas, la intensidad del fenómeno y las consecuencias han variado mucho a lo largo del tiempo. Como idea básica, puede decirse que los factores causantes del masivo abandono de los núcleos habitados fueron mucho más variados y complejos entre los siglos XIV y XVI que en la última centuria.

-Esas piedras han visto pasar los tiempos más agitados, bien, además los han vivido… Si las piedras, nunca mejor dicho, pudiesen hablar… ¿Qué contarían algunos de los rincones visitados por ti?, (quizás nos puedas describir algún hecho histórico acaecido entre ruinas románicas hoy despobladas)

-Contarían muchas tragedias, porque al final de cuentas, los despoblados están más marcados por la desdicha que por la ventura. Luchas señoriales, incendios, saqueos, inundaciones, brotes pestíferos, fuentes que se secaron… Promesas de progreso que causaron ríos de lágrimas. Abandonados los pueblos, muchas de las iglesias terminaron por ser saqueadas o incluso se utilizaron para indecencias. Me viene a la memoria un documento del siglo XVIII en el que el sacerdote de Castilmimbre se rasgaba las vestiduras porque había comprobado que la antigua parroquia del despoblado de Ferrueña, aparte de ser empleada como cantera, se utilizaba para encerrar el ganado y estaba repleta de estiércol. Otros pueblos, como Modojos, fueron arrasados por el rey de Aragón a mediados del siglo XV como represalia por las demasías del IV conde de Medinaceli.

-Conocemos más el arte románico que está conservado y en muy buen estado porque está rodeado de habitantes que, en mayor o menor medida, se sienten identificados y lo llegan a estimar, lo cuidan y demandan de que, entre todos y todas, lo cuidemos, lo restauremos, lo conozcamos, lo valoremos. Eso es relativamente fácil…lo difícil viene cuando hay que aprender a valorar al arte románico en lugares abandonados, despoblados…y de lo uno y lo otro no solamente hay en Guadalajara, también más allá, ¿verdad?, háblanos un poco porque estudiando lo de Guadalajara, también te habrás enterado de otros lugares en los que haya arte románico que pase como desapercibido por tratarse de zonas deshabitadas…

-El románico está presente en centenares de rincones de la mitad norte peninsular. La despoblación, como bien es sabido, también. Numerosas provincias castellanas y aragonesas, así como de otras regiones, presentan ejemplos de este románico en despoblado que he querido dar a conocer a través de Raíces en la piedra. En el libro lo comento y animo a otros investigadores a emprender trabajos similares para evitar que ese importante legado cultural se evapore para siempre. Yo mismo pretendo seguir indagando en esta misma dirección, aunque de momento necesito un pequeño descanso, pues la labor ha sido agotadora y el impacto emocional de lo que he visto y vivido me ha dejado un gran poso de melancolía. Necesito un tiempo muerto.

-¿El románico de las zonas que has recorrido, estudiado y documentado para este libro tiene o guarda características diferentes y diferenciales respecto a otras manifestaciones de arte románico en la Península Ibérica?

-Una de las conclusiones a las que he llegado es que el románico de los despoblados no conforma una parcela distinta en el estudio del estilo, sino más bien un eslabón que había pasado inadvertido y que permite entender todo de una manera más certera. Es posible rastrear tipologías arquitectónicas o modelos decorativos, por ejemplo, en las pilas bautismales, que encuentran unos evidentes nexos en el románico de otras localidades pobladas cercanas. Así pues, la del despoblado de El Pozuelo, tristemente desaparecida, era casi idéntica a las de los vecinos pueblos de Laranueva, Renales o Torrecuadradilla. De igual modo, las ruinas de algunas iglesias del siglo XII que no sufrieron ampliaciones, debido a su temprano abandono en el XIV, permiten saber cuáles eran los diseños planimétricos o los materiales constructivos que se empleaban preferentemente en estas zonas geográficas. Por ejemplo, las iglesias románicas de los despoblados del alfoz de Almoguera se hicieron con un modestísimo tapial de piedra y yeso. Quizá por ello, todos los pueblos del entorno sobrevivieron al siglo XV las demolieron e hicieron otras de fábrica más amplia y potente.

-Amigo, ¿cuáles fueron las mayores dificultades o retos con los que te topaste?; ¿qué te resultó más difícil y qué más fácil?

-La mayor dificultad fue la amplitud del proyecto y la dispersión de los testimonios físicos, orales, documentales, etc. Fue muy complicado establecer una metodología que me permitiese avanzar con paso firme y que pudiese aplicarse con relativo éxito a todos los casos recogidos. De hecho, estuve dos años pensando en cómo secuenciar y organizar el trabajo. Viví incluso tiempos de bloqueo, y no pocos, en los que pensé en archivar todo el material y dedicarme a otros menesteres.

-Se nota que te lo has pasado muy bien escribiendo, recorriendo, viendo, contemplando, palpando esta piedra que es arte románico en los pueblos abandonados de Guadalajara… ¿qué nos puedes reflexionar?

-Cuando se trabaja y escribe algo por gusto, en vez de por encargo o para mayor gloria de otros, se suele transmitir el entusiasmo. Creo que eso se nota mucho en este libro. Las páginas no solo hablan de la historia de los despoblados. Tampoco se centran únicamente en las formas y decoraciones del románico. Hay retazos del paisaje, de la tierra y sus caminos, pinceladas legendarias y muchas miradas al paisanaje. Admito que soy mi mayor censor, pero en esta ocasión estoy totalmente en paz conmigo mismo.

-¿Qué metodología de trabajo empleabas porque primero, creo, trabajabas y te documentabas desde la mesa de trabajo, el escritorio…utilizando no poca documentación y luego ,ya, cogiendo carretera, ¿no?; aunque quizás en alguna ocasión el  camino fue el contrario…¿qué nos puedes decir?

-Así es. Tras muchos devaneos, establecí un método de trabajo que procuré seguir sin demasiadas fisuras para que el resultado final fuese lo más homogéneo posible. En primer lugar, llevé a cabo una ardua labor de documentación, no solo en mi escritorio, sino también visitando numerosos archivos. A partir de ahí realicé un mapa donde señalé todos los lugares catalogados. Con él en la mano, o mejor dicho en el portátil, emprendí una meticulosa labor de campo, anotando datos, tomando fotografías y vídeos, recopilando testimonios orales, etc.

-¿Cómo ha sido colaborar con el Centro de Estudios del Románico y con la entidad editora que es la que además acoge al organismo anterior, la Fundación Santa María la Real?

-Son casi de la familia, pues mi relación con la Fundación Santa María la Real se remonta a mi época de estudiante universitario. Año tras año, asistía como alumno a sus cursos de primavera y verano en Aguilar de Campoo. De repente, en 2009, me llamaron para dirigir el Plan del Románico de Guadalajara. Desde entonces, mi vinculación con ellos ha sido constante. En 2014 editaron con todo lujo de detalles mi libro Pórticos románicos en las tierras de Castilla y en 2018 hicieron lo propio con Todo el románico de Guadalajara. El volumen del que he hablado aquí ha sido el tercero que me publican, y si nada se tuerce, en 2022 verá la luz, con el apoyo editorial de esta misma institución, un nuevo trabajo en el que ya estoy trabajando.

 

 

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