La
Librería de El Sueño Igualitario
La última aportación de Eloy Fernández
Clemente a la reflexión desde la literatura, siendo, ésta, su primera novela, editada
por Doce Robles..
La sinopsis del libro:
"El portugués llegó a España el 3 de
agosto de 1870 para administrar unas minas de Santa Eufemia, en Córdoba; tenía
entonces veinticinco años y una curiosidad insaciable. En su país de origen, el
portugués pertenecía a una joven generación de escritores, filósofos e
intelectuales que pretendían cambiar el mundo con las ideas. Y nuestro
portugués, Joaquim Pedro de Oliveira Martins, era quizás el más entusiasta de todos ellos.
Estuvo cuatro años en España, el tiempo suficiente para absorber la esencia de
un país vecino que amó con devoción. De vuelta en Lisboa, se convirtió en uno
de los historiadores, filósofos e intelectuales más importantes de la historia
de Portugal.
El portugués, de Eloy Fernández Clemente, es una novela didáctica, epistolar y
periodística, escrita en primera persona, por lo que nos resulta más cercana y
creíble. Aporta impagables conocimientos sobre la realidad política, social,
cultural y económica de España y Portugal en el último tercio del siglo XIX;
vivimos con fervor los encuentros de Oliveira Martins con destacados personajes de la época: Juan Valera,
Joaquín Costa, Benito Pérez Galdós, Pablo Iglesias, Francisco Giner de los Ríos, José Martí, Francisco Pi i Margall, Santiago Ramón y Cajal. ...
La primera novela de Eloy
Fernández Clemente nos transporta a una época tan fascinante como familiar: la
de una península Ibérica que seguía buscando su identidad. Como hoy. Como hace
siglos."
El autor que siempre ha estado con nosotros:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/eloy.htm
Cazarabet
conversa con Eloy Fernández Clemente:
-Eloy,
¿qué es lo que te ha llevado a escribir este libro sobre este personaje que,
digamos, se sale un poco de su época, lo que "se podría entender"
como ser un avanzado? Preguntado de otra manera siempre hay un resorte que te
hace fijarte en una historia y en un personaje, ¿qué fue o qué te inspiró a
ello?
-Más de treinta años de viajes y estudios
sobre Portugal. Un país que admiro y quiero mucho, quizá porque me acerqué
desde la Galicia de mi mujer, lo que me facilitó leer mucho en su lengua,
viajar por allí. Los años 1870-1874 son relativamente una época lejana (apenas
siglo y medio, en años muy intensos en acontecimientos, ideas, nacimiento de la
modernidad, etc.) y quizá el libro es demasiado erudito y denso, pero yo no
quise hacer un best seller.
-Ya es hora,
además, que a nuestros vecinos de poniente se les empiece a "mirar"
de otra manera, ¿no? Y quien dice mirar, dice admirar...
-Sí, es un país discreto, sencillo, con una
mitad de su población muy culta y educada (y la otra pobre pero dignísima).
Lleno de grandes escritores, artistas, científicos. Déjame citar a mis
preferidos: entre los ya desaparecidos o muy mayores Pessoa, Miguel Torga,
Saramago (he leído toda su obra, que me encanta), Cardoso Pires, Lobo Antunes… y entre los más jóvenes, Vasco Graça
Moura, David Mourão-Ferreira,
Peixoto, Gonzalo Tavares o Cachapa (a quien presenté
hace unos años en Cálamo), estos últimos, sobre todo Tavares, editados con
primor y entusiasmo por Xordica.
-Porque tenemos,
también, que aprender mucho de ellos y, de entrada, nos costará menos que de
hacerlo de un islandés---aunque hay que aprender de todos y todas--. ¿Qué nos
puedes comentar?
-Que es un vecino al que se ha menospreciado,
olvidado, salvo para breves excursiones gastronómicas y de compras… Pero los
que van a un rápido viaje a Lisboa vuelven entusiasmados de su vitalidad, su
paisaje urbano y marítimo, sus gentes. Y quienes pueden viajar varias veces y
adentrarse en el mundo rural o en pequeñas ciudades además de las también
emblemáticas Oporto y Coimbra, como Guimarâes y Braga, Aveiro y Viseu, Évora o Faro, comienzan
a buscar, leer, ver su cine, escuchar con respeto los fados…
-Por qué eliges
la figura del pensador Joaquim Pedro de Oliveira Martins, también ensayista e historiador...algo debió de
llamarte la atención de este humanista del siglo XIX...
-La figura esplendorosa de Joaquim Pedro de Oliveira Martíns, equivale a
nuestro Joaquín Costa, quizá el principal intelectual portugués del siglo XIX.
Supe de sus casi desconocidos cuatro años al cargo de unas minas de plomo en
Córdoba, una historia fascinante, que me daba juego para contar (o inventar, a
veces) sus relaciones con grandes figuras de la época, en España y Portugal,
viajes, libros que escribe, etc.
-Bueno, no es la
primera vez que te acercas a Portugal, ya lo hiciste con Portugal en los años veinte. Los orígenes del
Estado Novo…bueno, digamos que le haces muchos guiños a esta tierra vecina y
que tiene con nosotros muchísimas más cosas que nos acercan de las que
pensamos…Aunque me da que somos o nos comportamos “altivos” con ellos, tal como
no nos gusta, por ejemplo, que se comporten los franceses con nosotros..
-Sí, de acuerdo. Pero las cosas están
cambiando. Hay buenas relaciones por ejemplo en el mundo de los negocios, el
comercio ha pasado de casi nada a muy importante en ambos sentidos. Los
intercambios universitarios son magníficos, aunque no tan amplios. Allí se
conoce bien a España, se sigue, con cierto recelo por ese comportamiento
tradicional, todo cuanto sucede aquí, ven nuestra televisión, entienden el
español. En eso nos llevan mucha ventaja. Salvo algunos gallegos, no se lee en
portugués, una lengua bellísima.
-Finales
o mediados del siglo XIX este es el "tiempo cronológico" en el que
centras esta obra de narrativa. Antes de seguir adelante me gustaría comentarte,
¿por qué eliges esa manera de contar la historia en
forma de diario, de primera persona...¿dominas más, en esa primera
persona, la situación o situaciones? ;
Pero a la vez, es como escribir biografía, hay que ser muy, muy minuciosos,
sumergirse muy, muy bien en el entorno histórico, social, económico,
cultural...
-Sí, lo entendéis muy bien. He buscado, y lo
digo en una especie de preámbulo, citando al gran escritor argentino fallecido
hace poco, Ricardo Piglia: “La forma del diario me
gusta mucho, la variedad de géneros que se entrevelan,
los distintos registros. El diario es el híbrido por excelencia, es una forma
muy seductora: combina relatos, ideas, notas de lectura, polémica,
conversaciones, citas, diatribas, restos de la verdad. Mezcla política,
historias, viajes, pasiones, cuentas, promesas, fracasos”. Así, he podido
enredar de muchas maneras, no sé si gustará.
-Por no hablar
del miedo o del vértigo al hablar por boca del protagonista....
-Es un personaje con el que me pasa como con
nuestro Costa, que me entusiasma, me identifico en cierto modo, en sus estudios,
buscas, escritos magníficos, también dudas e inseguridades. Nada es blanco o
negro.
-La zona geográfica que describes en aquel
momento estaba tranquila en cuanto a que, aunque ya había muchas explotaciones
mineras....todavía no asomaban o supuraban los efectos de explotar de esa
manera a la tierra en busca, por ejemplo de plomo...Leyendo se me iba la mente
a cómo está en la actualidad y ni los parches pueden tapar la cruda realidad:
que la avaricia humana, a fuerza de la explotación de vecinos y vecinas, se ha
saciado de la madre tierra para luego dejarla a su suerte...¿Qué nos puedes
comentar?
-Bueno, lo habéis captado muy bien. Una clase
de Historia económica sobre la minería del XIX resulta bastante plúmbea (y
nunca mejor dicho en este caso). He querido
representar en vivencias y diálogos algo que teóricamente es demasiado duro,
quizá. Buscar este otro modo de explicar las cosas, que creo es más accesible,
para muchas personas, estudiosas y cultas o no necesariamente tanto.
-Pero tu obra
tiene mucho de "médula cronista", ¿no?
-Sí, he querido integrar todo, lo que pasa
allí, microhistoria, con lo que está pasando en España y Portugal, y en Europa,
como la guerra francoprusiana y sus trágicas
secuelas, o el auge de los Estados Unidos.
Y he querido mezclar lo económico, lo social, lo político, lo cultural,
porque en la vida real no andan separados por biombos, todo ocurre de modo
integral, inter-relacionándose, influyendo unas cosas en otras. Ideas y
conversaciones profundas, pero también la caza y la rica gastronomía de la
época en ambos países, el paisaje y las lecturas.
-El
protagonista, Joaquim Pedro de Oliveira Martins , tenía una gran virtud, su insaciable curiosidad que
siempre ha sido un arma de doble filo... cómo lo ves y más remontándonos a
aquellos años...
-Puede parecer exagerado mi enfoque,
inverosímil, pero había personas como esta y otras muchas, que procuraban
conseguir todo tipo de información… y procesarla, analizarla, sacar
consecuencias. No había internet, pero había bibliotecas, amigos que prestaban
o regalaban sus libros, muchísima prensa, ateneos y círculos obreros. Y hacía
poco que casi estaban terminadas las principales líneas ferroviarias, lo que le
permite al personaje plantarse en “sólo” veinte horas en Lisboa, Madrid, o poco
más en Zaragoza, y menos en las grandes ciudades andaluzas. Eso es un adelanto
enorme, justo en ese momento.
-Un humanista—en
todas las dimensiones--- desde su trabajo, a las acciones como ser humano hasta
su intelecto, ¿lo ves también así?
-Bueno, sí. Yo creo que él no es soberbio, no
se lo plantea así. Es amigo de todos los grandes escritores de su país (Antero
de Quental, Herculano, Eça de Queirós, etc.) y del
nuestro, con el mundo obrero emergente y las gentes krausistas del Ateneo de Madrid;
pero lo encuentra normal, son de su tiempo. Y es aún muy joven, poco más de
veinticinco años, algo que hoy asombra pero era corriente que a esa edad ya
trabajaran, publicaran, etc. La vida era
acelerada y luego corta (él muere con 49 años tras haber sido ministro y gran
personaje cultural). Y luego, como ya he dicho, le da vueltas a todo, tiene un
profundo sentido ético. ¿Para qué sirve todo lo aprendido, además del placer
personal de saber y comprender?
-Lo que
personalmente me daría ansiedad, y no poca, es el hecho de que cómo sigues con
la trama, y más siendo a modo de diario, si ya llevar en primera persona un
diario debe ser muy faenoso y arduo, más lo debe ser
metiéndote como te has metido en la piel de otro
-He trabajado con mucho orden, mucho tiempo,
miles de fichas, una técnica que debe más aún al mundo de la investigación
académica que al de la pura novela, quizá eso lastre un poco el texto. Procuré,
y quizá se note mucho el “truco”, descargar cuando había mucho relato político
o cultural, sacar a pasear al caballo, enfermar al perro, dar una buena comida
a los personajes, hacer llegar las cartas de los amigos… o surgir un amor muy
hermoso y complicado, como creo que eran entonces las cosas.
-Pero amigo esta
es, aunque sea a modo de diario narrativo, tu "primera novela", ¿cómo
te has sentido en este género?
-Muy novato, con dificultades para los
diálogos, me temo que algo rígidos. Y luego, me salió un texto muy largo, del
que finalmente recorté, a petición muy cortés del editor de Doce Robles, un tipo estupendo, en más de 25.000 palabras. Pero he
disfrutado, en los dos años dedicado a eso, muchísimo. Buscando en todo tipo de
libros, revistas, fuentes informáticas, registros en muchas bibliotecas de los
dos países y también de universidades norteamericanas, etc. Me lo pasé muy
bien. Quería encontrar ese modo de adentrarme en un mundo, unos problemas, unas
mentes, complejos pero apasionantes. Y ver si así se explican mejor las cosas,
que a veces, en poco tiempo, con lenguaje muy económico y social, no terminan
de interesar o de ser entendidas por alumnos y por lectores generales.
-Pero
“le haces coincidir” con otros personajes históricos y de peso en el campo del
ensayo y del pensamiento como son Juan
Valera, Joaquín Costa, Benito Pérez Galdós, Pablo Iglesias, Francisco Giner de
los Ríos, José Martí, Francisco Pi i Margall,
Santiago Ramón y Cajal…..personajes que van de las ciencias más puras al
activismo político, pasando por la escritura, la crónica, la pedagogía…¿Crees
que en aquellos años “el o los conocimientos” en una persona eran como “ más
transversales” eran menos
“especializados” que ahora y que eso hacía que entre unos y otros crecieran las
interacciones en todos los sentidos?
-En cierto modo, sí. Cada uno tenía una
profesión, un oficio, pero se interesaban por lo que ocurría en su entorno, los
más comprometidos leían muchísimo, discutían en tertulias y reuniones, no por
el poder y los cargos sino por las ideas, en profundidad.
-¿Qué hemos
perdido de aquellos pensadores que deberíamos, a tu parecer, recuperar porque
nos recuperaría de cara a afrontar un presente para construir un mejor futuro?
-Hemos perdido (porque las circunstancias
agobian con frecuencia, en generaciones ya maduras, de los cuarenta, cincuenta,
sesenta y pico de años), una participación más decidida, entregada, generosa.
Sí, hay oenegés, hay muchos escritores y profesores,
pero muchos van a hacer lo mejor posible sus asuntos, pero sin esa sensación de
que esto lo hemos de mejorar y aun salvar entre todos.
-Amigo, nos puedes
decir en qué estás trabajando ahora? No sé, darnos
alguna pista....
-A mis 75 bien cumplidos, con una salud
frágil, desplazamientos difíciles y dolorosos por la intensa artrosis, procuro
administrar con cierta usura mi tiempo, mis escasas energías. Aun así, aunque
dosificando, atiendo peticiones de prólogos, presentaciones, conferencias,
algún breve viaje, congresos, etc. Paso muchas horas ante la pantalla, viendo y
respondiendo el correo, la prensa y revistas virtuales, libros. También leo
muchos libros en papel, de todo tipo: novela, ensayo, poesía, informes. Siempre
con buena música de fondo, y Marisa a mi lado, que me cuida muy amorosamente.
Pequeños paseos, buen cine, muy buenos amigos también con los que tener
tertulia. No me puedo quejar (aunque dicen que me quejo mucho…) ¿Y proyectos?
En cuanto amainen unos cuantos escritos menores, artículos, reseñas, etc., y
encarrile la posibilidad de que se traduzca y edite en portugués esta biografía
novelada (mi sueño), me gustaría “obedecer” a mis hijas y nietos, que me
regalaron un equipo de acuarelas, y acaso con mucha calma, si me queda tiempo,
pensar en un libro de relatos, mucho más corto, claro.
26604
El portugués. Eloy Fernández Clemente
360 páginas
20.00 euros
Doce Robles
Eloy Fernández Clemente ha
elegido para su primera novela una figura que conoce muy bien, Joaquim Pedro de
Oliveira Martins, el más
interesante historiador y uno de los principales ensayistas y pensadores del
Portugal del siglo XIX. El autor se centra en la estancia de Oliveira Martins en España
durante cuatro años (1870-1874) para administrar una explotación de mineral de
plomo al norte de la provincia de Córdoba. Con apenas 25 años era ya un
respetado escritor en relación con los más ilustres de la moderna literatura, el
pensamiento, la política, de su país.
El portugués es una historia
novelada, pero los personajes principales, tanto portugueses como españoles,
existieron en esa época. Tanto la cronología como la mayor parte de sus
palabras se reproducen con exactitud; sólo algunos viajes y algunos personajes
pertenecen a la ficción, “pero son verosímiles: pudo haber ocurrido así, y en
ese momento”, explica Eloy Fernández Clemente.
Un laborioso trabajo de
documentación (incluidos cinco ensayos académicos) durante años se oculta en
esta novela didáctica, epistolar y periodística, escrita en primera persona,
por lo que resulta más cercana y creíble. Aporta impagables conocimientos sobre
la realidad política, social, cultural y económica de España y Portugal en el
último tercio del siglo XIX. Apasionadamente rica en descripciones literarias,
geográficas, gastronómicas, industriales, ideológicas y de todo tipo, Eloy
Fernández Clemente nos transporta a una época tan fascinante como familiar: la
de una península Ibérica que seguía buscando su identidad. Como hoy. Como hace
siglos.
El autor aporta a la novela
décadas de conocimientos, de estudios y de erudición. Maneja con tal soltura la
Historia que a través de sus páginas vivimos con fervor los encuentros de Oliveira Martins con destacados
personajes de la época: Juan Valera, Joaquín Costa, Benito Pérez Galdós, Pablo
Iglesias, Francisco Giner de los Ríos, José Martí, Francisco Pi i Margall y Santiago Ramón y Cajal, entre otros.
Eloy Fernández Clemente (Andorra, 1942),
doctor en Filosofía y Letras y catedrático de Historia Económica en la Facultad
de Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Zaragoza, es
periodista titulado, investigador histórico y uno de los intelectuales más
sobresalientes que ha dado Aragón. Entusiasta impulsor de iniciativas
culturales, en 1972 fundó la revista Andalán,
de la que fue director durante diez años. El carácter reivindicativo del
semanario le llevó por unos días a la cárcel de Torrero en 1975. También
dirigió la Gran Enciclopedia Aragonesa y la Biblioteca
Cultural de Aragón y fue presidente de la Fundación Gaspar Torrente,
institución dedicada a la investigación y el desarrollo del aragonesismo. En el
plano político, Eloy fue uno de los fundadores del Partido Socialista Aragonés
(PSA).
Considerado como uno de los dos
grandes expertos mundiales en la figura de Joaquín Costa, junto con el
británico George J.G. Cheyne, a él le dedicó diversos
ensayos, como Educación y revolución en Joaquín Costa (1969), Costa
y Aragón (1979), Joaquín Costa, regenerar España (1986)
o Un siglo de obras hidráulicas en España: de la utopía de Joaquín
Costa a la intervención del Estado (2000).
Autor de numerosos ensayos,
artículos y escritos, entre su extensa obra destaca: La ilustración
aragonesa (1973), Gente de orden: Aragón durante la dictadura
de Primo de Rivera, 1923-1930 (1997) o Estudios sobre la
Ilustración aragonesa (2005). También ha escrito libros en colaboración con
otros autores, como Aragón, nuestra tierra (1977), Estudios
de Historia contemporánea de Aragón (1978), Historia de la
prensa aragonesa (1979) o Aragoneses en América (2003).
Su colaboración en obras colectivas es, además, abundante: Movimiento
obrero, política y literatura (1974), Aragón, constante
histórica (1978), Estudios sobre Historia de España (1981)
o Enciclopedia temática de Aragón (1988).
Es premio Caesaragusta
del Ayuntamiento de Zaragoza, que también le nombró hijo adoptivo en 1997; I
Premio Aragón de las Letras, en 1995, académico de la Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas, miembro de honor del Rolde de Estudios Aragoneses y, entre
otros reconocimientos, hijo predilecto de Andorra.
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