Cazarabet conversa con... Francisco Espinosa, autor de “Por la sagrada causa
nacional. Historias de un tiempo
oscuro” (Crítica)
Francisco Espinosa publica un ensayo
en Crítica que tomando a Badajoz como ejemplo nos aproxima a una realidad mucho
más global, la de las historias oscuras acaecidas entre 1936-1939
El libro de temática de Historia de
España se encuentra dentro de la colección Contrastes.
El libro se acerca a 48 episodios de
represión que cuentan cómo fue la represión durante la Guerra en España,
tomando el pulso de Badajoz y provincia.
La sinopsis del libro:
Por la sagrada causa nacional nos
muestra con detalle la situación a que quedó reducida la provincia de Badajoz
tras las matanzas practicadas por los golpistas desde julio a diciembre de
1936. Y lo hace a través de documentación judicial militar que permite asomarse
a hechos y asuntos locales que de otra forma ignoraríamos por completo.
Asomarse con nombres y apellidos a través de militares, falangistas,
propietarios, autoridades locales, testigos, simples vecinos y, sobre todo,
víctimas. Todo ello a través de sesenta expedientes representativos a nivel provincial e instruidos por lo general entre 1937 y
1939. Pequeñas historias que van encajando en apartados relativos a la
represión, los conflictos internos entre las fuerzas vivas, la irracionalidad
del Nuevo Orden, la violencia contra la mujer, el oscuro mundo de las
denuncias, el saqueo de los vencidos, los relatos de la lucha por la vida y los
conflictos a que dio lugar la consolidación de la guerra tras el fracaso ante
Madrid a comienzos de noviembre de 1936. Lo que aquí se cuenta desde el ámbito
local permite ver al mismo tiempo el nivel de degradación de la vida al que se
llegó en solo unos meses y sobre qué bases se erigió la dictadura
franquista.
El autor Francisco Espinosa:
(Villafranca de los Barros, Badajoz, 1954) es historiador y Doctor en Historia.
Fue coordinador científico del proyecto Todos los Nombres y autor del Informe sobre
la represión franquista que se unió a la causa abierta por el juez
Garzón y miembro de la comisión que le asesoró. Sus investigaciones se han
centrado en la Segunda República, en las consecuencias del golpe militar de julio
de 1936 en el suroeste español y en la lucha permanente entre la memoria y el
olvido de aquellos hechos. Entre sus obras cabe destacar La guerra
civil en Huelva (1996); La justicia de Queipo (2000; revisada y ampliada,
Crítica, 2009); «Julio del 36. Golpe militar y plan de exterminio», ensayo
incluido en la obra colectiva coordinada por Julián Casanova, Morir, matar,
sobrevivir (Crítica, 2002); La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de
Sevilla a Badajoz (Crítica, 2003); Contra el olvido. Historia y
memoria de la guerra civil (Crítica, 2006); La
primavera del Frente Popular. Los campesinos de Badajoz y el origen de la
guerra civil (marzo-julio de 1936) (Crítica, 2007); Callar al
mensajero. La represión franquista, entre la libertad de información y el
derecho al honor (2009); Violencia roja y azul. España, 1936-1950 (Crítica,
2010); Guerra
y represión en el Sur de España (2012) y Lucha de
historias, lucha de memorias. España 2002-2015 (2015).
Otros libro en Planeta de Francisco
Espinosa:
La
columna de la muerte, también es un libro, como el presente, editado en la
colección Contrastes: La dura realidad de la fase inicial de la guerra civil española, hasta las sangrientas batallas de Badajoz.
La
columna de la muerte no solo nos descubre la dura realidad de la fase inicial
de la guerra civil española, hasta las
sangrientas batallas de Badajoz, con un estudio minucioso y desmiti
cador realizado pueblo a pueblo y con la aportación de nuevas evidencias documentales, sino
que renueva los estudios sobre la represión, llevándolos más allá del debate sobre las cifras, para ahondar en su
naturaleza. Espinosa nos muestra que la represión
no fue una consecuencia de la guerra, sino una de sus razones explicativas
fundamentales y que su aparente irracionalidad cobra un nuevo sentido cuando
advertimos que la violencia formaba parte del proyecto inicial de los
insurgentes. Es la naturaleza de la represión,
mucho más que sus cifras, por terribles que
resulten, lo que hace de Badajoz un anticipo de Auschwitz.
Callar al mensajero en la colección
Atalaya Pequeño. Este libro tiene la siguiente sinopsis: Mensajeros son
aquellos que nos han transmitido el pasado oculto dando voz a quienes nunca la
tuvieron durante la dictadura. Son esas voces del pasado, lejanas, las que se
han intentado silenciar llevando ante los tribunales a los que las habían
recogido. En el fondo lo que se pretende -y en buena parte se ha logrado por la
vía del miedo- es cerrar la puerta a la historia oral en relación con la represión
franquista. Los casos más conocidos provienen de estos años de recuperación de
la memoria pero, como era de esperar, su rastro se puede seguir hasta la
transición. He aquí doce casos, descritos con precisión por Francisco Espinosa,
doce impresionantes testimonios contra el olvido, que permiten adentrarnos en
una zona oscura de nuestra historia reciente.
Francisco Espinosa ya ha estado con nosotros:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/columnamuerte.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/columnamuerte.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/casorocio.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/luchadehistorias.htm
Cazarabet conversa con Francisco Espinosa
Maestre:
(fotografías
de José Luis Tirado)
-Querido
amigo, ¿qué es lo que te ha llevado o te ha motivado a escribir este libro, Por
la Sagrada Causa Nacional?
-En mis visitas al Archivo
del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla a lo largo de los años
(1997-2018) fui reuniendo una serie de procedimientos dedicados a asuntos ocurridos en la provincia de Badajoz con
idea de hacer algo similar a lo que ya hice en 2000 con La justicia de Queipo sobre Sevilla y provincias colindantes. La
razón de que dicha documentación se encuentre en Sevilla y no en la región
militar a la que pertenecía Extremadura se debe a que al ser ocupada desde
Sevilla la documentación generada quedó en los archivos de la Segunda Región
Militar.
-¿Por qué lo centras y pones tu mirada
inquisitiva, así como tus investigaciones y demás, en los pueblos de la
provincia de Badajoz?
-Mi interés por lo
ocurrido en dicha provincia viene de que procedo de allí (Villafranca) y ya he dedicado varios
trabajos anteriormente a cuestiones como su papel protagonista en la reforma
agraria de la II República o a su ocupación por columnas facciosas enviadas
desde Sevilla durante el verano de 1936 a las pocas semanas del golpe militar.
-Pueblos que sufrieron serias consecuencias
del paso de los militares sublevados contra la II República... consecuencias en
forma de asesinatos, todo tipo de violencias, torturas, saqueos...¿qué radiografía nos puedes hacer?
-Badajoz, como toda la
zona occidental del país, pertenece a la España donde no hubo guerra alguna
sino solo un terrible golpe militar que arrasó con la experiencia republicana y
segó la vida de miles de personas. No había ninguna revolución en marcha sino
un proceso reformista iniciado tras el triunfo electoral del Frente Popular en
febrero de 1936 y dirigido por partidos dispuestos a poner en marcha medidas en
beneficio de la sociedad española, caso de la reforma agraria, que sin eliminar
el derecho de propiedad, hubiera cambiado la faz de Extremadura al ofrecer un
medio de vida a esa inmensa mayoría que formaban los que el mexicano Arturo
Azuela denominó Los de abajo.
-Y eso fue al principio de la guerra, dinos
¿en qué situación quedaron estos pueblos?
-No podemos hacernos una
idea de lo que aquello supuso. Hay que tener en cuenta que en todo lugar se
procedió a detener a los derechistas más significados por orden del Gobierno
Civil. Hablamos de miles de detenidos. Salvo contadas excepciones fueron
encontrados con vida a la llegada de los fascistas. Pero como el plan de
exterminio trazado por los sublevados era ajeno a lo ocurrido anteriormente
todos los pueblos y ciudades sin excepción sufrieron un proceso represivo que
atravesó varias fases: primero la matanza de carácter ejemplarizante llevada a
cabo por las fuerzas de ocupación orientada por la oligarquía local; en segundo
lugar la eliminación selectiva realizada por las fuerzas vivas de cada
localidad, que llegó hasta fines de 1936 e incluso comienzos de 1937; después una
tercera fase hasta el final de la guerra canalizada por la maquinaria judicial
militar, con consejos de guerra sumarísimos de urgencia a aquellos que fueron
detenidos posteriormente y, para terminar, la depuración final tras la
reclusión de los vencidos previo
traslado a sus provincias respectivas, fase que se prolongó hasta 1944. No
obstante, no hay que olvidar que la resistencia antifranquista perduró en
Badajoz hasta finales de los años 50. Hablamos pues de un ciclo de quince
largos años.
- Una vez pasa este ciclón de violencias,
¿cómo quedan los pueblos y sus moradores?
-Quedaron hundidos y con
amplias capas de la población reducidas a la mera supervivencia. Hay detalles
que resultan difíciles de creer. Las viviendas de los izquierdistas fueron
saqueadas y algunas de ellas fueron marcadas en sus fachadas para que no se
olvidara a quién pertenecían. Numerosas calles con salida al campo fueron
tapiadas para controlar entradas y salidas. El terror marcó la vida diaria de
los vencidos, señalados allá por donde iban y expulsados de la vida en común.
La vida se había convertido en un terror para muchos y en el soñado paraíso
para pocos; por medio discurrían los que sin ser de un lado ni de otro se
habían librado de los múltiples zarpazos que podía dar el Nuevo Orden.
-¿Cómo y de qué manera afrontan el resto de
días de guerra?
-La nueva situación
supuso un retraso tal para la vida de la población jornalera que los trasladó a condiciones de
vida y trabajo ya superadas hacía tiempo. Las condiciones en que quedaron
remitían al título de la novela de José Más El
rebaño hambriento en la tierra feraz (1935) La extrema situación a la que
quedaron sometidos solo pudo liberarse con el inicio del ciclo migratorio en
los años 50, que llevó a cientos de miles de extremeños a las regiones elegidas
por la dictadura para el desarrollo industrial y a varios países europeos. Así
fue como Extremadura, al igual que otras regiones, fue relegada al papel de
proveedora de materia prima y de mano de obra barata para el nuevo ciclo desarrollista
abierto en los años cincuenta.
-Este libro por lo que estamos leyendo es o ha
sido posible gracias a tu tesón con la investigación de la documentación
judicial militar que permite asomarse a hechos y asuntos locales....pero que no
los conocíamos nadie o casi nadie ¿por qué?; ¿estaban clasificados? o ¿si no
los vas a buscar expresamente no existen?
-La documentación
judicial militar se abrió a la investigación en 1997, es decir, once años
después de lo que le hubiese correspondido legalmente. Y por si fuera poco la
mayor parte de esos fondos estaba en total estado de abandono, por lo que hubo
que proceder a su limpieza y catalogación, lo cual llevó otros pocos de años. Y
aun así, siguen existiendo documentos de gran importancia que continúan estando
vetados para la historia. Pienso en todo lo relativo a los servicios de
información militar (Segunda Bis), canalizados por los gobiernos militares
desde el final de la guerra y que más tarde daría lugar al CESID.
-¿Por qué desconocemos esa documentación por completo;por qué, de alguna
manera, no se hace pública?---esta pregunta se parece a otra, pero tiene un
matiz un poco diferente, como complementaria--
-Podría decir que no la
conocemos porque los militares son reacios a su consulta y no les gusta que
salgan sus antecedentes a la luz de la historia, pero lo que diré es que la
causa principal de que tanto esa documentación como otros fondos judiciales y
eclesiásticos sigan cerrados a la investigación es de los diferentes gobiernos
que lo han permitido. Pensemos que incluso se cedió ante el deseo de los
militares de que la documentación judicial militar quedara fuera del Sistema
Archivístico de Defensa. Dado el modelo de transición, puedo entender que las
instituciones que constituyeron la base de la dictadura, como el Ejército, la
Iglesia o la Justicia, quieran ocultar su pasado a la mirada de la historia,
pero no que gobiernos democráticos lo acepten.
-Háblanos un
poco de tu metodología de trabajo ante un trabajo tan ingente...
-Es muy simple: 1º. Revisión
de todos los procedimientos relativos a Badajoz existentes en el archivo
militar y selección de los más indicados para el objeto del trabajo; 2º.
Recopilación de las investigaciones realizadas en las localidades aludidas por
la documentación; 3º. Consulta de los trabajos que sobre esta misma
documentación y período histórico se hayan hecho en otros lugares del país, y
4º. Preparación de los diversos materiales y redacción final.
-Los 70 expedientes digamos que van
construyendo, si escarbamos y miramos como debemos, 70 pequeñas historias que
son las que le dan forma al estudio de la guerra, ¿no?; ¿estas historias son
las que mejor cuentan la historia de lo que realmente pasó en torno a la
represión y a los derrotados?
-Son las que mejor
representan lo que pasó en relación con el material existente, ya que en la
mayoría de los casos los hechos ocurridos en cada localidad no daban lugar a
apertura de diligencias ni a procedimiento alguno. Es más, ignoramos por qué
unos casos daban lugar a un expediente y otros similares o peores no. Así como
también queda fuera de nuestro alcance los giros radicales que un procedimiento
daba en plena instrucción. Y es que la documentación judicial militar viene a
ser la parte visible del un iceberg. Hay otra parte detrás a la que no
accedemos. En ocasiones han sido las propias familias de las personas afectadas
las que, al leer estos trabajos, han aportado esa otra parte oscura.
-Me pregunto ¿cómo viven los vencedores con y
ante tanta desolación?
-Se trataba de una situación
límite y debió haber de todo, desde personas implicadas y beneficiadas por todo
este proceso de terror hasta otras que, en la medida de lo posible, trataron de
ayudar a sus familiares, amigos y vecinos que habían quedado en situación
extrema, pasando naturalmente por los que siguieron adelante sin mirar ni oír lo que pasaba a su alrededor.
Hay que pensar que de un modo u otro mucha gente se vio implicada en las
diversas tareas represivas y que, dado que la vida seguía, lo más práctico era
mirar solo adelante. Todos sabían y todos callaban.
-Pero también hay historias que
cuentan los conflictos entre las fuerzas vivas...la Falange contra franquistas;
los nacionalcatolicistas contra la Falange; los
Carlistas contra los Falangistas.
-La destrucción de toda
la estructura política que venía de fines del siglo XIX y que tuvo su eclosión
durante la II República dejó un desierto en el que solo cabían los militares
sublevados, Falange y Requeté, los representantes de la oligarquía y ciertos
elementos procedentes de la tradición de derechas antidemocráticas. Entre ellos
se llevaban mal, ya que cada uno pensaba que tenía más derecho que los demás a
ocupar el poder. El resultado fue que Franco los unificó en abril de 1937. El
origen de la clase media franquista está aquí: era mucho el botín a repartir y
todo estaba a disposición de los afectos al Nuevo Orden.
-¿Estos pueblos de Badajoz constituyen un tubo
de ensayo, un campo de experimentación que sirve para el resto del Estado?
-El trabajo de Ángel Iglesias
Ovejero sobre Salamanca (La represión
franquista en el sudoeste de Salamanca, 1936-1948) muestra que en las zonas
rurales se actuó de un modo similar, por más que la violencia se cebase más en
una provincia como Badajoz por el predominio total de las fuerzas de izquierda
y por el avance de la reforma agraria. Lo más que podemos decir ante la
ausencia de otras investigaciones es que en el territorio ocupado en los meses
que siguieron a la sublevación se actuó de un modo similar.
-A los militares que ejercieron esas
masacres, a los que delataron a unos u otros, a los que apoyaron o incitaron a
estas violencias, a los que dieron las órdenes, a los que pudiendo pararlo no
lo hicieron...¿a esos qué justicia les mira?
-Dada la larga duración
de la dictadura y el férreo control que los grandes poderes (económicos,
judiciales, financieros) ejercieron sobre el proceso de transición, no puede
plantearse ni siquiera la posibilidad de que esa gente pasara por justicia
alguna. Por si hubiera alguna duda la Ley de Amnistía de 1977 borró los
crímenes del fascismo español. Conviene no olvidar que en griego “amnistía”
significa “olvido” y que su antónimo no era “recuerdo” sino “verdad”. Y esta
verdad es la que está siendo recuperada lentamente y superando todo tipo de
trabas desde hace cuatro décadas.
-¿Cuánto es de importante el ponerle nombres a
los que sometieron a la población a las masacres, torturas, saqueos, amenazas,
violaciones, escarmientos constantes y miedos de por vida...?
-A estas alturas poner
nombre a los de arriba y a los de abajo sirve para dos cosas: para recuperar
una realidad que nadie, ni siquiera los que la sufrieron, pudo contarnos –no
digamos ya los que la provocaron– y para conocer mejor nuestro presente, cuyas
raíces vienen de allí.
-Porque el escarmiento y el miedo viajan de la
mano hasta constituirse en algo peor... es el silencio, la callada por
respuesta, “el comulgar con ruedas de molino”... ¿qué clase de ciudadanas y
ciudadanas salen de esto?
-El resultado es un país
al que se le ha practicado una lobotomía social y política que ya nunca
recuperará lo que perdió. Lo que sale de la transición es un país enteramente
ajeno al destruido por el fascismo. Aunque se mantengan las siglas de algunos
partidos nada tienen que ver. Desde esta perspectiva se entiende que remitan el
origen de la democracia a la Constitución de 1978 sin hacer mención alguna al
ciclo histórico 1931-1977. Contribuyen así a que se consolide la versión de la
equidistancia: todos fueron culpables.
- ¿Qué poco se ha
hablado abiertamente de la violencia ejercida sobre la mujer, de esas
violaciones, del acoso constante... ¿por qué?
-Si la capa de silencio y
olvido afectó a los hombres asesinados y desaparecidos, en el caso de las
mujeres fue aún peor. Sus familias quedaron marcadas. Y si no todos los hombres
fueron inscritos en los Juzgados, menos aún lo fueron las mujeres. Aunque en el
caso de los hombres también se dieron escenas de escarnio público (pasearlos
por el pueblo atados, maltratarlo públicamente, mostrar sus cadáveres...) en el
de las mujeres se buscó la humillación rapándolas, haciéndoles recorrer el
pueblo tras obligarlas a ingerir ricino, violándolas o finalmente
asesinándolas. De esta manera el fascismo vengó su activismo durante la
República, su frustración por no haber capturado a sus padres, maridos o hijos,
y su odio y desprecio hacia aquellas mujeres que, a consecuencia de lo
ocurrido, quedaron en total indefensión.
-Amigo, conociéndote como te conocemos, seguro
que ya estás preparando alguna otra
cosa, ¿qué nos puedes decir?
-Quiero cerrar mis
investigaciones sobre Badajoz adentrándome en la década de los cuarenta y
llegar casi al momento en que con el fin de la autarquía la gente pudo librarse
de aquella olla a presión que fue la España rural surgida del golpe militar, la
represión, la guerra y la dura posguerra.
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