La
Librería de El Sueño Igualitario
José Ramón Villanueva Herrero se acerca a la
figura de este cenetista de Ejulve, narrando sus
pasos para la colección de Comuniter La Casa del
pueblo.
El libro cuenta con la colaboración y respaldo
de la Fundación Bernardo Aladrén.
Lo que nos dice la editorial sobre el libro:
El recuerdo de una vieja
fotografía esconde una tragedia familiar, silenciada durante años: la muerte de
Paulino Herrero Ortín, un jornalero de Ejulve, militante de CNT, fusilado un 6 de mayo de 1940.
Este es el relato de una historia que el tiempo y los silencios casi
borraron de la memoria: la trayectoria vital de los hermanos Paulino y José
Herrero Ortín. A partir de este hecho, se
reconstruye, con dolor y tristeza, la memoria difusa de Paulino, a la vez sirve
para reflexionar sobre el desgarro humano y social que supuso aquella guerra
fratricida. De este modo, el presente libro, intenta, desde su modestia,
plantear preguntas y buscar respuestas sobre una historia familiar, triste y
dramática y, por ello, se suma humildemente a la tarea colectiva emprendida
desde diversas entidades, asociaciones, historiadores y colectivos de
familiares de víctimas, con objeto de acercarnos al drama humano que, para
tantas familias, supuso la tragedia de nuestra guerra de 1936-1939, seguida por
la larga noche de la dictadura franquista.
Nosotros ya hemos conversados
dos veces con este autor:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/pruneda.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/xixyveinte11.htm
Cazarabet
conversa con José Ramón Villanueva:
-
¿José Ramón de dónde sale la inspiración para escribir este libro que son las memorias de Paulino Herrero?
-Recuperar la memoria de Paulino
Herrero Ortín, que era mi tío-abuelo, era una
cuestión y un objetivo que deseaba realizar desde bastantes año atrás pero que,
por múltiples circunstancias, se fue dilatando, demasiado, en el tiempo.
El motivo fundamental para
escribir este humilde y a la vez emotivo relato familiar era el de conocer la
trayectoria vital de Paulino, un joven
jornalero de Ejulve, militante de la CNT, que fue
fusilado en Zaragoza un 6 de mayo de 1940. Se trataba de un tema silenciado por
el dolor en mi familia y, por ello, del que nunca se hablaba. Se trataba, pues,
de un reto personal el intentar romper, después de
tantos años, esa cortina de silencio y dolor que ocultaba la memoria de
Paulino, una víctima más, como tantos miles de nuestros compatriotas, de la
sinrazón y barbarie que supuso la Guerra de España de 1936-1939 y de la
posterior e implacable represión franquista sobre los vencidos. Este reto,
siquiera en parte, considero que se ha logrado con la edición de este libro.
-
¿Por qué memoria difusa? ¿se evaporó la memoria de
Paulino Herrero Ortín?
-El título tiene su explicación en
el hecho de que ciertamente se trata de una “memoria difusa”, recogida a
retazos, de forma fragmentaria en base a los testimonios, lamentablemente
escasos, que recogí de mi abuelo José Herrero Ortín,
el hermano de Paulino. Siempre sentí, con dolor, no haber podido conversar más
con él, al principio por temor a reabrir un relato que, como ya he dicho, era
silenciado y doloroso en mi familia, un tema tabú del cual nunca se hablaba y,
después, porque la enfermedad del Alzheimer ganó la partida a mi abuelo y sus
recuerdos personales se perdieron para siempre. Quedó, pues, una memoria
difusa, reconstruida en parte a través de la documentación conservada en los
Archivos de Zaragoza y de Teruel, que es la que me permitió conocer la
trayectoria vital y, sobre todo el periplo penitenciario de Paulino, el cual
concluyó de forma dramática con su ejecución en las tapias del Cementerio
zaragozano de Torrero.
-El
principio básico era o es, de alguna manera todavía, querer guardar memoria de
ciertos acontecimientos históricos?
-La idea fundamental que pretendo
destacar es la del valor de la memoria, no sólo en el ámbito de este relato
familiar, sino en el contexto histórico que la envuelve, esto es, en el trágico
período de nuestra contienda de 1936-1939 y la implacable dictadura franquista
que arrasó tantas vidas y esperanzas de todos los españoles que soñaban con los
ideales de la Segunda República, esto es, con una sociedad democrática, laica y
guiada por la justicia social.
De este modo, reivindicar la
memoria supone no sólo una reafirmación de todos estos valores con los cuales
la dictadura quiso acabar de forma brutal sino, también, y al mismo tiempo, estar alerta ante cualquier
atisbo de intolerancia o de actitudes fascistas
que, como ocurrió en el pasado, pudiera rebrotar en nuestra sociedad
actual.
Por todo ello, la historia y la
memoria de Paulino es un ejemplo, como lo son los de otros tantos miles de
represaliados, de lo que supuso la más negra página de nuestra historia
reciente. Este es el valor de la memoria democrática, también en el caso
concreto y humilde de aquel jornalero anarquista llamando Paulino Herrero Ortín.
-¿Por qué ser o haber sido de la CNT era o es visto como un
estigma o un ser o haber sido un ¿apestado/a”?
-Cualquier partidario del ideal de
regeneración política que supuso la llegada de la Segunda República contó con
la aversión frontal de los sectores sociales representantes de la vieja y
rancia sociedad española de la época: el caciquismo, el clericalismo y el
militarismo autoritario.
Esa aversión, ese estigma, fue
todavía mayor contra el movimiento libertario de la CNT, contra los
anarquistas, puesto que su modelo social y revolucionario, su sueño
igualitario, iba mucho más allá que el de una República democrática burguesa y
ese peligro lo percibieron con nitidez las clases sociales dominantes, las
derechas, que, en consecuencia, sofocaron la revolución libertaria a sangre y
fuego.
Ese peligro, ese encono visceral
al cambio social, quedó todavía más patente en el medio rural aragonés, sobre
todo en aquellos lugares que, como fue Ejulve, se
puso en marcha en los primeros meses de la guerra, el comunismo libertario, las
colectividades anarquistas, proceso en el cual participaría Paulino. Por ello,
la victoria militar franquista y la reacción ante los excesos y crímenes cometidos durante este
proceso revolucionario, que también hay que decirlo, desataron una irrefrenable
ola de venganzas y represión como nunca se había vivido en las tierras de
España.
-¿Por
qué la memoria es simplemente molesta o muy molesta al cabo de tantos años?
-Ya lo hemos dicho antes, la
memoria es, en este sentido, revolucionaria porque recuerda lo que algunos pretendían
ocultar de forma deliberada, esconder o en otros casos minimizar y hasta
legitimar la magnitud de los crímenes franquistas los cuales, no lo olvidemos
nunca, tienen, con arreglo a la legislación penal internacional, la consideración de crímenes contra la
humanidad. Asistimos pues, al drama que supuso un genocidio sistemático y
programado para exterminar a los que se alinearon en defensa de la Segunda
República y que, tras tres años de lucha desigual contra los rebeldes
franquistas y sus aliados, la Alemania hitleriana y la Italia fascista,
perdieron la guerra.
Por ello, frente a los que
pretenden que sigamos sumidos en una especie de amnesia colectiva, aliada
necesaria de los neorevisionismos de corte filofascista, y también frente a una excesivamente
idealizada Transición democrática, la memoria nos recuerda la historia tanto
personal como colectiva, tal cual fue…aunque no guste, aunque resulte hiriente
y dolorosa, pero es la única forma sincera y honesta de acercarnos a nuestro
pasado traumático.
-¿Qué
te hizo acercarte a la figura, en concreto, de ese jornalero de Ejulve y no de otra persona?
-Como decía al principio de la
entrevista, conocer la trágica historia familiar que se escondía tras la figura
de mi tío-abuelo Paulino, un tema que sentía que debía de estudiar, conocer y
sacar a la luz.
A través de la figura de Paulino
he podido aproximarme a conocer, en parte, cuestiones tales como el proceso
revolucionario colectivista, los avatares de la guerra, la magnitud de la
represión fascista, con nombres y apellidos,
no sólo en Ejulve sino también en Alcañiz, así
como el asfixiante ambiente represivo de la posguerra y quiénes fueron sus
instigadores. Ciertamente, temas duros y dolorosos.
-¿Cómo ha sido el proceso de documentación para confeccionar este
libro? Y, en concreto, ¿qué se te ha resistido más?
-Además de los testimonios orales
“difusos”, como ya dije, ha sido fundamental la consulta de las fuentes
documentales, las cuales dejan perfecta constancia del metódico e implacable
aparato burocrático-represivo del franquismo. En este sentido ha sido
imprescindible la consulta de la documentación relativa a temas tales como los
Consejos de Guerra, los expedientes de responsabilidades políticas y las hojas
de filiación y antecedentes políticos-sociales de los represaliados que se
conservan tanto en el Cuartel de San Fernando de Zaragoza relativa al Tribunal
Militar Territorial Tercero y en los Archivos Históricos provinciales de
Zaragoza y de Teruel.
Hay que señalar que la
digitalización de algunos de estos fondos documentales permite una ágil
consulta de los mismos. Este ha sido el Caso de la Causa General, accesible a
través del Portal de Archivos Españoles (PARES), así como también lo es la
sección titulada “Víctimas de la Guerra Civil y Represaliados del franquismo”.
No obstante, no pude obtener
información ni en el Archivo General Militar de Ávila ni en su homónimo con
sede en Guadalajara, relativa a Paulino,
que durante la guerra figuraba como soldado-camillero en la 101 Brigada de la
46 División del Ejército Popular republicano. Lo mismo me sucedió en el caso de
su hermano José, mi abuelo materno, que, como carabinero republicano que
era, estuvo encuadrado en la 152 Brigada
Mixta en el frente de Madrid hasta el final de la contienda.
-Poner
orden en la documentación consultada y en lo que nos quieres transmitir debe no
ser apto para taquicárdicos, ¿verdad?, a mí me daría
palpitaciones; sobre todo por no dejarte cosas que contarte y además…
-La verdad es que la documentación
consultada, siendo como era totalmente parcial y con una deliberada intención
inculpatoria para con los vencidos, obligaba a un ejercicio de sincera
objetividad, intentado suponer la desazón que producía tanta arbitrariedad,
tanto ensañamiento, tanto odio, que afloraba en dichos documentos.
Especialmente doloroso resultaba
en este sentido constatar la farsa de los Consejos de Guerra, en concreto, al
que fue sometido Paulino y que tuvo como consecuencia fatal su condena a
muerte. En dicho proceso, como en tantos otros en los que fueron condenados
miles de republicanos por parte de los tribunales militares franquistas, se
percibe la absoluta indefensión del reo, la parcialidad de quienes los
juzgaban, el empleo de acusaciones cuya veracidad no interesaba comprobar, la
imposibilidad de que Paulino pudiese carearse, tal y como solicitó, con sus
acusadores, la dificultad de un “rojo”
obtuviese avales y testimonios a su favor, etc.
Todos estos hechos me han
resultado especialmente penosos de constatar y, me produjeron un profundo dolor.
Ese mismo dolor que se puede percibir en la lectura y transcripción de las
cartas que Paulino remitió a sus padres durante su estancia sucesiva en el
Campo de Reconcentración de La Merced de Pamplona, en la Prisión Provincial de
la capital navarra y, finalmente en la Prisión Provincial de Zaragoza, en la
Cárcel de Torrero, última etapa de su margo periplo penitenciario.
-¿Qué
puntos de confluencia como historiador has encontrado en Ejulve,
el pueblo de nuestro protagonista, de los tiempos previos a la guerra: la II
República respecto a otros pueblos…?
-Hasta donde he podido llegar a
conocer, la situación en Ejulve no era muy distinta a
la de otros muchos pueblos del Aragón rural del primer tercio del s. XX: una
sociedad agraria, con una desigual distribución de la propiedad de la tierra,
en la cual el poder político era detentado por una serie de propietarios
agrarios, donde se constata un elevado número de jornaleros (Paulino era uno de
ellos). En este contexto como telón de fondo, con la llegada de la II
República, se emprendieron una serie de cambios políticos que cuestionaron el
hasta entonces orden político y social existente. De este modo, surgió en Ejulve un núcleo republicano de izquierdas, que más tarde
se adscribiría al partido Izquierda Republicana (IR) de Manuel Azaña y, sobre
todo, una fuerte implantación de la CNT, del movimiento libertario.
Resulta significativo que, como
ocurrió en otros pueblos aragoneses, en concreto en el valle del Jalón,
diversos militantes de IR evolucionarían más adelante hacia el anarquismo,
pasando en la fase final de la II República a integrarse en la CNT. Este fue el
caso de Paulino Herrero y de otros miembros del Comité Revolucionario de Ejulve, el cual detentaría el poder local durante los
primeros meses de la guerra.
-¿Y
en tiempo de guerra y revolución?
-Pues el proceso ocurrido en Ejulve es muy similar también a lo que ocurrió en la mayor
parte de los pueblos de las comarcas aragonesas que, como fue el caso de las
turolenses del Bajo Aragón, Matarranya y Mestrazgo,
quedaron en la zona leal a la República:
Creación de un Comité
Revolucionario, mayoritariamente de filiación anarquista, que se hace con el
poder local. Durante este período hallamos a Paulino como Delegado de Abastos,
puesto para el cual fue nombrado por el citado Comité.
Implantación del comunismo
libertario, la colectivización de las tierras,
Represión de los elementos
derechista locales e incautación de sus bienes. Esta represión causaría varias
víctimas en Ejulve, tema éste que no he obviado, pues
considero que los excesos cometidos por militantes libertarios desacreditaron la causa legítima
de la República, además de ser utilizados hábilmente para justificar
internacionalmente su golpe liberticida, así como también para desencadenar una
posterior represión inmisericorde contra todos aquellos vecinos que
simpatizaron con la República o que apoyaron la experiencia revolucionaria que
significó el sueño igualitario anarquista.
Posteriormente, se constata que,
tras asumir Juan Negrín la presidencia del Gobierno republicano y la disolución
de las colectividades, no sin enfrentamientos, también en Ejulve,
el poder local pasó a los Consejos Municipales, esta vez con el apoyo de otros
partidos del Frente Popular, entre ellos, el PCE.
Por todo ello, la historia se
repite, como digo, de forma muy similar a lo ocurrido en muchos de los pueblos
del Aragón republicano.
-El
capítulo tres lo dedicas a la venganza de los vencedores, una venganza muy
larga, sufrida y trágica que iba desde las represalias de todo tipo a hacerles
el vacío a los vencidos. Cuéntanos sobre ella haciendo un poco de parón en la
que sufrió nuestro protagonista…
-Este es uno de los capítulos más
dolorosos del libro porque refleja la crudeza de la situación padecida por los
vencidos y que singulariza en el caso de Paulino.
Nuestro protagonista, tras su
captura por las tropas franquistas en el frente del Ebro en octubre de 1938,
concretamente en Corbera d’Ebre,
fue conducido al Campo de Reconcentración de la Merced en Pamplona. Estando
allí preso, fue acudado por una denuncia de haber
participado en el asesinato de varios derechistas de Ejulve,
algo que Paulino siempre negó y que nunca se pudo demostrar de forma fideligna. Hay que indicar que esta denuncia envenenada la
hizo otro ejulvino, por aquel entonces preso en un
penal de Santoña y que había sido miembro del Comité
revolucionario de Ejulve y que, como Paulino, también
militaba en la CNT.
A partir de este hecho, se puso en
marcha todo el proceso penal que conduciría a un Consejo de Guerra que
finalmente condenaría a Paulino a la pena de muerte. Durante este
procesamiento, se constata con nitidez, como en tantos otros a los que fueron
sometidos los vencidos, múltiples irregularidades, la patente indefensión de
Paulino al cual se le negó su petición de poderse carear con sus acusadores
para probar su inocencia, especialmente con el Jefe de FET-JONS de Ejulve, que le tenía una enemistad personal al jornalero
anarquista, hecho éste que dejó patente Paulino en el Consejo de Guerra, una
enemistad que se remontaba a bastantes años atrás cuando ambos tuvieron una
pelea, supuestamente por una cuestión amorosa, una riña por el amor de una
muchacha ejulvina.
A lo largo de su procesamiento,
Paulino va intuyendo el desenlace fatal que le espera y de todo ello resulta
muy emotivo el texto de las cartas que fue remitiendo desde prisión.
-Tristemente,
además, Ejulve fue cuna de algunos que conocieron el
horror nazi
-Así es, y como ha estudiado en
profundidad el historiador Juan Manuel Calvo Gascón, por cierto, natural
también en Ejulve, entre la marea del exilio
republicano disperso por Europa tras la derrota republicana y, como
consecuencia de la posterior ocupación por parte de las tropas hitlerianas de Francia, varios miles de nuestros compatriotas
fueron deportados a los campos de exterminio nazis, especialmente al de
Mauthausen, entre ellos, 5 ejulvinos: Joaquín Moya
Braulio, Juan Toribio Pascual Pascual, José Brumos
Tello, Juan Pablo Calvo Asensio y Emmanuel Ardid, de los cuales solamente
sobrevivieron a la barbarie nazi los dos últimos.
-Juicio,
cárcel… ¿qué garantías podía tener un defensor de la II República, además de
cenetista, de encontrar un poco de justicia, un atisbo de ella?
-Ya lo he comentado anteriormente,
la llamada “justicia de Franco” fue implacable con los vencidos, inmisericorde
con todos aquellos que se habían significado a favor de la causa republicana.
En consecuencia, una inmensa farsa rodeaba los millares de juicios y sentencias
que se dictaron durante aquellos años por los tribunales militares franquistas.
Ya hemos aludido a las múltiples arbitrariedades y absoluta falta de garantías
jurídicas, a la descarada parcialidad de las sentencias, al nulo interés por
esclarecer la veracidad de los hechos inculpatorios: los “rojos” estaban condenados
de antemano y así ocurrió en la inmensa mayoría de las sentencias que se
dictaron contra los que la dictadura consideraba representantes de la
“anti-España”.
La única opción que le quedaba a
los procesados era la de tener la suerte de obtener una condena menor a la
solicitada por el fiscal militar que le librara de los pelotones de ejecución o
que le redujese el número de años de prisión.
Pero, para ello era imprescindible que el reo lograse conseguir algún aval
favorable firmado por personas de reconocida filiación derechista de su
localidad, algo que, en muchos casos, resultaba bastante improbable. Paulino no
tuvo suerte en este sentido y no logró, pese a su insistencia, los ansiados
avales en su defensa los cuales le hubieran dado una leve esperanza en su
futuro procesal y, tal vez, evitar la condena a la pena de muerte y poder
abrazar a su pequeño hijo Pablo, pero no lo consiguió.
-Amigo,
eres muy productivo como investigador que luego nos presenta sus obras ¿nos
puedes decir en qué estás trabajando en la actualidad?
-Pues, en la actualidad sigo
centrado en cuestiones relacionadas con la memoria democrática, el socialismo
democrático y la historia del movimiento obrero, pues hace años que asumí un
compromiso personal en esta materia, siendo fiel a aquello que decía Albert
Camus de que “uno no puede ponerse al lado de quienes hacen la historia, sino
al servicio de los que la padecen”.
Por otra parte, sigo, como
siempre, interesado en trabajar en diversos temas del siglo XIX, especialmente
los relativos al republicanismo federal español, un tema que siempre ha
despertado mi interés gracias a los artículos y libros que en su día dediqué a
la trayectoria política y personal de Víctor Santos Pruneda Soriano, una figura
histórica por la que siempre he sentido una especial fascinación.
25909
Paulino Herrero Ortín,
una memoria difusa. José Ramón
Villanueva
250 páginas
16.00 euros
Comuniter
El recuerdo de una vieja fotografía esconde una
tragedia familiar, silenciada durante años: la muerte de Paulino Herrero Ortín, un jornalero de Ejulve,
militante de CNT, fusilado un 6 de mayo de 1940. Este es el relato de una
historia que el tiempo y los silencios casi borraron de la memoria: la
trayectoria vital de los hermanos Paulino y José Herrero Ortín.
A partir de este hecho, se reconstruye, con dolor y tristeza, la memoria difusa
de Paulino, a la vez sirve para reflexionar sobre el desgarro humano y
social que supuso aquella guerra fratricida. De este modo, el presente libro,
intenta, desde su modestia, plantear preguntas y buscar respuestas sobre una
historia familiar, triste y dramática y, por ello, se suma humildemente a la
tarea colectiva emprendida desde diversas entidades, asociaciones,
historiadores y colectivos de familiares de víctimas, con objeto de acercarnos
al drama humano que, para tantas familias, supuso la tragedia de nuestra guerra
de 1936-1939, seguida por la larga noche de la dictadura franquista.
JOSÉ RAMÓN VILLANUEVA HERRERO (Alcañiz, 1959)
Licenciado en Historia Contemporánea. Miembro de la Fundación Bernardo Aladrén de UGT-Aragón. Autor de varios libros y diversos
artículos en revistas especializadas sobre la historia del republicanismo, el
socialismo y el movimiento obrero aragonés. Colaborador habitual de El
Periódico de Aragón y otros medios digitales en los cuales publica artículos de
opinión sobre temas históricos y de actualidad política.
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