La
Librería de El Sueño Igualitario
Óscar Martín Estallo escribe una crónica, a
modo de cronista, un relato excelente sobre las características de una época y
de un mundo muy, muy particular.
El autor, Óscar Martín Estallo consiguió con
este libro el Premio Félix de Azara 2016.
El galardón Félix de Azara premia, o más bien
reconoce, la defensa y conservación del medio natural.
Enlaces que te pueden ir bien:
Premio Félix de Azara:
http://www.dphuesca.es/galardon-y-premios#gsc.tab=0
¿Qué son las pardinas?.
Sinónimo de borda, cabaña, choza…
Otra persona que se ha acercado a las
pardinas, Antonio Urbieto Arteta:
file:///C:/Users/Pc1/Downloads/Dialnet-LasPardinas-108353.pdf
Río Asabón:
¿Quién fue Félix de Azara?.
Consultamos la wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%A9lix_de_Azara
Lo que nos dice la sinopsis del libro:
Hubo un tiempo en que los
monjes de San Juan de la Peña dominaban la mayoría de pueblos al sur de su
monasterio, incluyendo gran parte de la cuenca del río Asabón.
Con el paso de los siglos, muchos de aquellos
lugares se transformaron en pardinas, cuyas tierras continuaron siendo
trabajadas por gentes que vivían en la soledad de la montaña, a cambio de
extraer el fruto de sus pastos y labradíos.
Aquellos pardineros,
procedentes mayoritariamente de Bailo, Paternoy, Longás, Salinas de Jaca, Villalangua,
Santa María de la Peña, Ena o Centenero, siguieron
conservando su forma de vida ancestral; hasta que la nueva sociedad industrial
arrasó aquel mundo, borrándolo del paisaje y de nuestras mentes con tal
ferocidad que parece que nunca hubiera existido.
Pero sí existió. Ésta es su historia.
Cazarabet
conversa con Óscar Martín Estallo:
-Óscar,
¿a quién va dirigido este libro tan arraigado a la
tierra como a sus gentes…?
-En un principio, el libro estaba dedicado a
las gentes que vivieron ese mundo y dirigido a todo aquel que quisiese saber un
poco más de ese tipo de hábitat disperso.
Fue en la propia investigación y elaboración del libro donde las
conexiones de ese mundo se expandieron a gran cantidad de ámbitos, de manera
que lo considero imprescindible para todo aquel que quiera conocer la historia
de nuestros montes o comprender la misma existencia del Prepirineo
occidental altoaragonés.
-Porque las
Pardinas como tales son un edificio que albergan, sobretodo muchas historias
humanas, de otro tiempo, otra manera de pensar y hacer…
-Las pardinas eran cotos redondos, cuyos
recursos eran generalmente explotados desde una casa construida en medio de sus
tierras (por eso, popularmente se acabó asimilando “pardina” = “casa”). El final de aquel mundo pardinero
fue contemporáneo al inicio de la industrialización en España, por lo que sus
comunicaciones, dimensiones, su estilo de vida, etc,
se ven ahora anacrónicos. Pero, con
diversos matices, era una manera de vida que podía encontrarse en cualquier
provincia de la Península. La única
manera de explotar los recursos en las zonas serranas.
-Porque, es
verdad, el libro parece rendir homenaje a una tierra y a todos sus habitantes
de un rincón como olvidado o semi olvidado ¿Cómo
andan las tierras Pre pirenaicas de olvidos?
-De olvido andan sobrados, por parte de la
Administración pero también por gran parte de la población. Hoy en día, para mucha gente el Prepirineo es una barrera a cruzar antes de llegar a las
pistas de esquí o las cimas de renombre.
En muchos casos, una carretera tediosa y llena de curvas, que nos separa
de nuestro destino pirenaico. La
despoblación en el Prepirineo ha sido tan intensa
que, en la actualidad, en muchos casos permanece incluso al margen del
turismo. Afortunadamente, las cosas
están cambiando en muchos lugares, con iniciativas locales basadas en deportes
de aventura si el territorio lo permite (barrancos, descenso de ríos, BTT…);
aunque hay una gran cantidad de Prepirineo, con mucho
potencial, que permanece olvidado.
-¿Por qué te
aproximas a Las Pardinas y al río Asabón?
-Soy oscense y mi familia política proviene de
Ayerbe. También trabajé algún tiempo en Agüero. Es decir, que por una u otra razón, siempre
he dirigido mis pasos hacia esa zona.
Agüero es un lugar con una gran tradición pastoril, y donde más de un
pastor te podía contar historias relacionadas con las pardinas que había más
allá de la Osqueta (el paso tradicional hacia
Salinas). Aquellos nombres tan
evocadores comenzaron a despertar mi curiosidad y descubrir aquellos caserones
en mis excursiones hizo el resto. El Asabón es un río muy curioso, desconocido para mucha gente
a pesar de haber estado docenas de veces bañándose en sus pozas.
-Aún para estas
composiciones uno busca o encuentra cierta dosis de inspiración. Dinos, amigo
Óscar, dónde, cómo y de qué manera o explícanos cómo te ha ido en particular
eso de ir inspirándote? (quizás con solo soltar las
piernas por el escenario ya inspira)
-Cualquiera que haya estado en Salinas “viejo”
cruzando la Foz o haya subido a la cima del Pico de
Santo Domingo un buen día de primavera, divisando todas las pardinas a sus
pies; sabe que no hace falta nada más para que surja la inquietud de conocer
mejor esa tierra. Si a eso le añadimos
el aderezo de una buena historia contada por alguno de sus antiguos habitantes,
al calor de un café en la cocina; ya tenemos una inquietud que se te escapa de
las manos, como fue mi caso.
-Te conformas si
en el lector levantas esa curiosidad que le aproxime a esos lugares a los que
te acercas o en despertar en algunos y algunas curiosidades adormecidas,
sabiendo o sintiendo el pálpito de esta tierra que por estar tan cercana a
veces es como ignorada…
-Me doy por satisfecho con mejorar el
conocimiento que la gente tiene sobre la historia y particularidades de su
propia tierra. Cada lector se acercará a
este libro con un grado distinto de conocimiento, pero creo que es un mundo tan
desconocido y tan olvidado, que a todos les aportará algo nuevo. Si además provoco a alguien a conocerlas
sobre el terreno, miel sobre hojuelas.
Como dice la frase atribuida a Cervantes, “el que lee mucho y anda
mucho, ve mucho y sabe mucho”.
-Porqué,
¿qué es más alevoso: olvidar y esconder en la memoria o ignorar?. De todas formas serían dos factores a combatir, me
refiero al olvido y a la ignorancia…
-La ignorancia es un factor a combatir siempre
y el olvido, en este caso, también. La
opción de aquel que ha decidido olvidar no puedo juzgarla, porque yo no viví
aquel tiempo y aquella situación y no sé cómo hubiese respondido. Pero es verdad que por distintas razones, más
de uno no quiere recordar, o se siente incluso un poco avergonzado. Porque el cambio en la sociedad ha sido tan
brutal, que a cualquier lector nacido a finales del s.XX
muchas historias le pueden parecer novelescas.
Y ahí enlazo con el tema de la
ignorancia. No puedo entender que
personas nacidas a escasos 20 kilómetros de pardinas no sepan ni siquiera de
qué estamos hablando. Pero la rotura de
la transmisión oral en muchos casos es total.
Y supongo también que es por la misma razón. La sociedad ha
experimentado un cambio tan profundo que a los más jóvenes estas historias,
este mundo, no le interesa. Me gustaría que, con un poco de pedagogía,
pudiéramos revertir este problema.
-Las Pardinas son
lugares donde ir y reencontrarse en parte de un pasado compartido, coméntanos
por favor…
-Eso es indudable. Aunque cualquiera puede entender la
diferencia entre visitar un museo con o sin guía. En las pardinas pasa lo
mismo, que sin un guía nos vamos a perder la inmensa mayoría de las
apreciaciones, por el cambio tan grande que el abandono de su explotación ha
provocado en el paisaje. Espero que este
libro pueda ser también una especie de guía, para leer e imbuirnos de su
atmósfera antes de preparar una visita.
-Un lugar que
recogía esfuerzos de ganaderos, de agricultores en una época en que, de alguna
manera, parece que se respetaba más a la naturaleza, al entorno, quizás porque
se trabajaba más a compás de la misma ¿Qué nos puedes decir?
-Personalmente no considero que en aquella
época hubiese más respeto (como concepto asumido colectivamente) por la
naturaleza. En muchos casos diría que simplemente carecían de los medios con
que labrar más, mejorar rendimientos o cortar más árboles. Hay que pensar que
estamos hablando de una época en la que gran parte de la población vivía con
grandes carencias, por lo que la prioridad era sacar la familia adelante como
se pudiese.
Es decir, pienso que son conceptos totalmente
distintos. Ahora, en general, hablamos de respetar a la naturaleza, pero
vivimos en la ciudad, consumimos como nunca y vemos a la naturaleza como algo
externo, casi delimitable. Antaño no se
hablaba de respetar a la naturaleza, porque se vivía en y de ella, te daba de
comer y en ocasiones te quitaba. Y el
ser humano hacía frente únicamente con sus propias manos, por lo que en muchas
ocasiones salía perdiendo.
-Pero la
industrialización, la explotación del territorio rompe todo equilibrio y
deshace la idiosincrasia hasta de Las pardinas. ¿Qué nos puedes reflexionar?
-Es lo que estoy comentando. En cuanto la industrialización introdujo la
maquinaria en el campo, las cosas empezaron a cambiar. Pero igual que cambiaban
en el campo, lo hacían en la ciudad. Me
atrevería a decir que con la industrialización las ciudades comenzaron a ser ciudades,
y no pueblos grandes. Se ofrecía comodidad y salarios fijos a cambio de una
jornada de trabajo limitada, por lo que el éxodo fue masivo en pueblos y
pardinas. Ahora todos vemos o hablamos
de los pros y contras de aquel cambio, pero al comentar las malas condiciones
de vida en aquellas ciudades uno de los pardineros me
contestó con toda razón: “sí, sí, pero no volvió ninguno”.
-Y si hablamos de
los ríos….bueno, si hablamos de los ríos ellos son de los grandes sufridores de
nuestras acciones y comportamientos. Tú como conocedor de su sentir y latido
por que trabajas muy en contacto con ello, ¿qué nos puedes decir?
-En el Pirineo todos los grandes ríos, salvo
el Ara, están regulados. El Asabón es más discreto pero discurre por un paisaje muy antropizado, por lo que también ha sufrido desde muy
antiguo las actuaciones humanas (pesca, regulación en su tramo final con el
embalse de La Peña, etc). No obstante, el abandono de población sufrido
durante las últimas décadas y el turismo relativamente bajo de la zona, hacen
que este río se conserve mejor que otros.
En este sentido, no querría que el Asabón
acabase víctima de su éxito turístico, como sí ha sucedido en Bierge (por poner un ejemplo prepirenaico)
u otros lugares.
-Amigo,
¿cómo fue el trabajo de documentación y “de paseo” por las diferentes Pardinas?
-La documentación sobre los tiempos antiguos
fue en base a visitas por distintos archivos (Archivos Históricos Provinciales
de Huesca y Zaragoza, Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza, Archivo
de la Casa de Ganaderos…) y la más moderna en base a visitas por los domicilios
actuales de los antiguos pardineros, en las que
comentar, contrastar informaciones, etc.
Fue un trabajo arduo pero muy gratificante.
El “trabajo” de visitar por las pardinas fue
también muy largo, porque siempre hay un ángulo desde el que hacer mejor una
foto, un detalle que te cuentan y no has observado en tu visita….Pero es
cuestión de encontrar tiempo. No podría
nunca denominar “trabajo” al trabajo de campo.
-El ir a
visitar las Pardinas, el tocarlas, caminar entre las sendas que las comunica,
teniendo como eje el río Asabón, debió ser algo
especial…
-Cualquier persona que haya visitado un
despoblado conoce cuan sugerente puede ser este paisaje. Así que visitar estos parajes conociendo
previamente historias de sus antiguos habitantes tenía doble interés. He pasado jornadas muy agradables por estas
pardinas.
-Hablando de
especial, ¿qué tiene de especial el río Asabón?
El encanto de lo pequeño. La soledad del paisaje. La sensación de lejanía. Los despoblados de Paternoy
o Salinas “viejo”. La magnificencia de
lugares como la Foz de Salinas….
-¿Cuál es su
estado y para que se utilizan en la actualidad? ---me refiero a las Pardinas—.
-Muchas de las pardinas (al menos en esta
zona) fueron compradas por el Patrimonio Forestal del Estado, por lo que
actualmente pertenecen a la Comunidad Autónoma de Aragón. El Gobierno de Aragón es el que gestiona los
aprovechamientos de pastos, caza y madera; y el que ha ido realizando arreglos
en distintas casas como Pequera, Corralón o Javarraz. En otras
como Cercito, Nueveciercos
o Nofuentes la ruina de la casa es absoluta.
También hay un grupo de pardinas que siguen
siendo propiedad particular, como Montañano, Ferrera, Rompesacos, Esporret, Visús, Samper… En estos casos, predomina un aprovechamiento
u otro pero a nivel general, hablamos también de pastos o caza. Hay alguna saca de madera, pero en menor
medida. Y en este grupo también nos
encontramos con casas en perfecto estado y algunas en triste ruina, como la
antaño impresionante Rompesacos.
-Lo que sí serán
son un lugar de silencio, sosiego donde deberíamos preguntarnos muchas cosas
porque, casi casi si ponemos la mano rozando sus
paredes estas nos contarán historias conmovedoras….
-Estamos en el corazón del Prepirineo,
y eso generalmente es sinónimo de soledad y silencio. Como ya hemos comentado, los lugares
deshabitados son siempre muy sugerentes, así que queda a cargo de la
sensibilidad de cada uno el sentir estas viejas historias.
-Podrían ser el
eje de actuación de algún programa, estudio de recuperación o hermanamiento con
nuestro entorno natural…no sé como el hilo del que tirar para educar, dar a
conocer y concienciar en torno a temas que tengan a ver con el respeto con el
medio….
-De hecho, Samper Alto (que no es propiamente
una pardina) ya es usada como residencia en campamentos juveniles. También Lagé tuvo
ese uso, hasta que nuevas limitaciones en las normativas relativas a lugares de
acampada hicieron inviable su continuidad.
Tal vez precisamente su ubicación en medio de vastísimos pinares hacen
recelar de su uso ante posibles incendios, pero es verdad que se podría valorar
algún potencial uso recreativo o turístico.
Desde luego, siempre siendo respetuoso con el medio y consciente de
donde nos encontramos: El epicentro de un mundo desaparecido.
25278
Las pardinas del río Asabón. Crónicas de un mundo olvidado. Óscar Martín
Estallo
216 páginas
17.00 euros
Diputación de Huesca
_____________________________________________________________________
Cazarabet
c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069