La
Librería de El Sueño Igualitario
Carlos Taibo, acompañado de las ilustraciones de Jacobo
Pérez-Enciso nos traslada al particular mundo al que se tuvieron que enfrentar el
anarquista, “los olvidados e los olvidados”.
Y es que
los anarquistas y el anarquismo fueron “los apartados” los “secundarios entre
los secundarios” de entre los análisis, los estudios y las investigaciones de
buenas parte de los estudiosos de la historiografía acaricida en este último
siglo y medio.
El libro es
ameno, directo y descarado como nos tiene acostumbrados Carlos Taibo y su pluma, pero lo es más dado que está acompañado
de las ilustraciones de Jacobo Pérez-Enciso.
La sinopsis
del libro:
https://www.catarata.org/libro/los-olvidados-de-los-olvidados_80345/
Los olvidados
de los olvidados es una breve historia del anarquismo español, con textos de
Carlos Taibo e ilustraciones de Jacobo Pérez-Enciso.
Aunque el libro tiene una franca vocación pedagógica y divulgadora, incorpora
una consideración crítica de debates relevantes. Es el caso de los que se
interesan por las explicaciones que dan cuenta del peso del anarquismo en
España, por la naturaleza de fondo de este último, por su dimensión de
articulación de una sociedad alternativa, por las discusiones que se hicieron
valer, durante la guerra civil, al calor de la participación en las
instituciones o, en suma, por la propia actualidad del pensamiento y de las
prácticas libertarias.
El autor,
Carlos Taibo:
Profesor de Ciencia Política en la Universidad
Autónoma de Madrid. Entre sus obras se cuentan Repensar la
anarquía (Los Libros de la Catarata, 2013), ¿Tomar el poder o
construir la sociedad desde abajo? (Los Libros de la Catarata,
2015), Anarquismo y revolución en Rusia (1917-1921) (Los
Libros de la Catarata, 2017) yLibertari@s. Antología
de anarquistas y afines para uso de las generaciones venideras, y de las que no
lo son tanto (Los Libros de la Catarata, 2017).
Para saber más, quizás debamos
preguntar o entrar en la Web: http://www.carlostaibo.com
Sobre el
ilustrador y dibujante, Jacobo Pérez-Enciso:
Es dibujante, ilustrador, diseñador gráfico, de
espacios y escultor. Ha dibujado asiduamente en publicaciones como El
País, El País Semanal o Vogue y ha
ilustrado varios libros. Además, ha realizado carteles y logotipos, ha diseñado
exposiciones y es profesor de diseño gráfico de varias escuelas.
Para saber más sobre este
dibujante, podemos acercarnos a la Web: https://www.pinterest.es/jacobopenciso/
Cazarabet conversa
con Carlos Taibo:
-Carlos, creo recordar que no es la primera vez que
incides sobre la historia del anarquismo, escribiendo sobre la misma desde
diferentes perspectivas y ángulos. ¿Te gusta escribir e incidir sobre la
historia del anarquismo porque crees que, normalmente, se ha escrito “muy poco
objetivamente” sobre él mismo?
-En algún
caso, como el del libro en el que estoy trabajando ahora –“Anarquismos de
ultramar”-, es así, pero en el de este texto prima la voluntad de explicar con
sencillez, o con algo parecido, cuál ha sido el derrotero del anarquismo entre
nosotros. Es verdad, con todo, que ese ejercicio nace, en un grado u otro, de
la identificación de lo que entiendo que son carencias, a menudo graves, en el
discurso que la “cultura de la transición” ha producido en relación con el
anarquismo y el anarcosindicalismo.
-Me refiero a que se ha hecho, con normalidad, desde
el “lado vencedor” una especie de pedagogía “demonizando al anarquismo” y
a los librepensadores, de manera que a estos solamente les faltan cuernos y
rabo… ¿Lo ves así?
-Ésa es,
ciertamente, una de las modulaciones del discurso dominante, tanto más
relevante cuanto que no sólo alcanza a sus manifestaciones conservadoras:
impregna también muchas de las que convencionalmente se consideran de
“izquierdas”. Pero el discurso dominante disfruta también de otras
posibilidades. Si una es, simplemente, el olvido –los anarquistas, sin más, no
existían-, la otra consiste en subsumirlos en el magma general de “los
republicanos”, de la mano de una manifiesta manipulación. Nunca se subrayará lo
suficiente que los anarquistas no eran republicanos.
-O desde el lado “perdedor”, mirando, ahora, a todo el
abanico de tendencias políticas que defendieron la República, pero que
consideraron al anarquismo como a “los malos entre ellos”…
-Ésa fue la
estrategia argumental maestra desplegada por el PCE. Creo que la realidad, sin
embargo, la desmiente: la CNT-FAI fue, desde el otoño de 1936 hasta el final de
la guerra civil, una fuerza infelizmente leal que cumplió, pese a las diatribas
padecidas, con sus compromisos. Gracia tiene que fuese precisamente el PCE,
supuesto adalid de la unidad del bando republicano durante la guerra, el que se
entregase a una permanente y eficiente tarea de división: acabó con el POUM, le
restó progresivamente protagonismo a la CNT, partió en dos el PSOE y marginó a
los nacionalistas catalanes, para al cabo mostrarse incapaz de generar
mecanismos eficientes que permitiesen ganar la guerra.
-¿Por qué esa “inquina” por parte de los que
“compartieron—de alguna manera—trinchera”…?, ¿meros
celos por ser los secundarios?. Entonces la CNT era la referencia sindical
entre los trabajadores y trabajadoras del Estado Español…Creo que podemos
afirmar que este sindicato llegó a ser la fuerza sindical que más mantenía el
pulso en la calle, en la protesta y reivindicación.
-Supongo que
las razones son varias. Una de ellas, acaso la principal, la aportó el hecho de
que, y vuelvo al caso del PCE, éste era una fuerza política en buena medida
teleguiada desde fuera, desde la Unión Soviética. La URSS estaba obviamente
interesada en cortar la hierba por debajo de cualquier experimento –así, el de
las colectivizaciones- que demostrase que era posible articular un modelo de
socialismo, o de comunismo, no burocrático y no jerarquizado. Otra la
configuraron los intereses de muchos de los desplazados por las
colectivizaciones, que encontraron en el PCE un partido de orden. Una tercera,
en fin, no exenta de paradojas, llegó de la mano de la colaboración efectiva de
la cúpula confederal, que a mi entender, y con claridad, no estuvo a la altura
de las circunstancias. Pareciera como si en aquellos meses los integrantes de
esa cúpula –con frecuencia anarquistas confesos- hubiesen renunciado a sus
convicciones en provecho de la integración en las instituciones, mientras, por
el contrario, los militantes de base, que en muchos casos no eran anarquistas,
o eran eso que se llama “anarquistas sin saberlo”, se entregaron a la
realización de una genuina revolución social. Este último fenómeno hizo que una
organización, o un cuerpo de organizaciones, el de lo que entonces se llamaba
CNT-FAI, perdiese, en su cúpula, buena parte del contacto con una base que en
buena medida era, en efecto, espontáneamente revolucionaria y
antiautoritaria.
-Carlos esta vez La Catarata y vos
os acompañáis, ¡y con mucho gusto!, de las ilustraciones de Jacobo
Pérez-Enciso…eso le da una “fuerza particular” al libro y al contenido,
¿verdad?; ¿por qué creíste conveniente acompañar tus textos de la ilustración?
-En origen el
libro estaba pensado, en un grado u otro, para su lectura por jóvenes. Con el
paso del tiempo –esto ocurre con frecuencia- perdió ese carácter y asumió un
perfil algo más sesudo. La trama original dejó su huella, aun sí, de formas
varias. Si una de ellas la aportaron, en efecto, las ilustraciones, y en
general el diseño gráfico, otra se manifiesta a través de un número alto de
capítulos, cuarenta, que en su mayoría son –no podía ser de otra manera- breves.
-¿Cómo ha sido para ti colaborar con un ilustrador? ,
¿Cómo ha ido la experiencia?
-No era la
primera vez que colaboraba con un ilustrador. A Jacobo le costó arrancar, pero
al cabo lo hizo con su talento habitual. Creo, en cualquier caso, que el
resultado es bueno. Por no decir, y hablo de lo que no me toca, que muy bueno.
-¿Cómo analizas o puedes explicarte y/o explicarnos
que el anarquismo, la idea librepensadora, encontrase el caldo de cultivo
perfecto para desarrollarse en el estado Español…?. Además, de manera
diferencial en cuanto a la acción respecto a otros países como Italia, Francia.
-Debo decir,
antes que nada, que el escenario español no fue tan diferente, como con
frecuencia se ha afirmado, de otros como el francés, el portugués o el
italiano. No sólo eso: a menudo perdemos de vista que hasta la década de 1930
hubo anarquismos con peso singular en un puñado de países del Sur del planeta.
Dicho eso, creo que el éxito del anarquismo entre nosotros mucho le debió a su
capacidad para ensamblar de manera abierta y no dogmática muchas de las
prácticas “libertarias” que pervivían, con carácter comúnmente colectivista, en
el campo y en la ciudad, un conjunto de percepciones espontáneamente federales
y los contenidos del ideario anarquista. El resultado asumió la forma de un
puñado de organizaciones, en lugar singular la CNT, que aportaron respuestas
efectivas a los problemas de las clases más desfavorecidas del momento. No
había, o apenas había –lo siento por Hobsbawn-, ni
infantilismo ni milenarismo.
-En esa implantación jugaba también un papel
importante ese trabajo, como “infiltrado”, desde la escuela y su planteamiento
o el planteamiento como muy abierto ya partiendo de la educación de todos los
campos y se mira mucho, en todo esto…
-Ciertamente,
las semillas se fueron plantando poco a poco, y no sólo en el terreno sindical.
El movimiento libertario registró una presencia social muy sólida que se reveló
en los barrios, en las escuelas racionalistas, en los ateneos y, de manera más
general, en el desarrollo de una genuina cultura alternativa que a mi entender
tuvo un carácter modélico. Hablo, por lo demás, de un movimiento de obreros y
campesinos desheredados –los olvidados de los olvidados-, muy lejos de lo que
representaban, por ejemplo, los políticos y los intelectuales
republicanos.
-Geográficamente hablando, ¿en qué zonas del Estado
Español se implantó con “más facilidad” el anarquismo y por qué?
-En Cataluña,
en Andalucía, en Valencia y en Murcia, en partes significadas de Aragón, de La
Mancha y de Extremadura, en la Galicia occidental y en La Rioja, con núcleos
importantes, por añadidura, en Madrid, Asturias, el País Vasco y los dos
archipiélagos. Creo que la explicación
de porqué se asentó mejor en unos lugares que en otros llega de la mano de esa
síntesis de elementos –tradición colectivista, federalismo, anarquismo- que he
mencionado al intentar responder una pregunta anterior.
-El anarquismo tampoco obedece a tener un compromiso
formal con ningún sistema político, aunque se hubiese alcanzado la II República
con sus valores y todo lo que esta conlleva….¿esto es
lo que se puede “leer” de tu reflexión? Coméntanos, por favor.
-Aunque la
segunda república fue, claro, un régimen preferible al franquismo, creo que
tenemos que liberarnos de los tópicos idealizadores que la rodean en el
discurso del grueso de la izquierda española. Recordaré que se trataba de una
república burguesa en la que no faltaron los espasmos jacobinos, que se mostró
manifiestamente incapaz de sacar adelante una reforma agraria creíble, que
desarrolló perfilados instrumentos de represión contra los trabajadores y que,
y por dejarlo ahí, se vio encabezada por muchos dirigentes que hasta el último
momento prefirieron negociar con los militares golpistas antes que entregar
armas a los sindicatos.
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