La
Librería de El Sueño Igualitario
Iñaki Anasagasti escribe, desde editorial
Pamiela, un ensayo testimonial que se
adentra en la historia contemporánea vasca.
Se fija y se centra en la figura política de Santiago Aznar.
Nosotros conversamos con Iñaki Anasagasti,
desde la base, de la persona de Santiago Aznar
Lo que nos dice la editorial Pamiela sobre
este libro:
Iñaki Anasagasti hace aflorar en estas
páginas el primer conflicto identitario entre
nacionalistas y socialistas, surgido cuando ambos eran socios de un gobierno en
el exilio. Sorprende que, en vísperas de la II Guerra Mundial, una serie de
responsables vascos pusieran sobre la mesa el concepto de «obediencia vasca»
como imperativo de su acción de gobierno. Quizá́ discutieran sobre ese
extremo porque en aquellas circunstancias, con el territorio perdido, sin
medios y con una buena parte de la población vasca encarcelada, no tenían
ninguna perspectiva de recuperar la autonomía perdida.
El telón de fondo era una Segunda República cuyo presidente Azaña, había
dimitido y cuyos máximos dirigentes socialistas, Prieto y Negrín,
andaban a la greña. Los vencidos republicanos
quedaban a la intemperie, mientras que el Gobierno Vasco había organizado una
evacuación modélica.
Gracias a este libro, que contiene una
abundante y muy rica documentación epistolar, surgida del cruce dialectico
entre unos y otros, tenemos todos los datos de las tensiones habidas tras una
comida en Guéthary, tras plantear los
nacionalistas la necesidad de esa «obediencia vasca». En la actuación
de los tres consejeros socialistas –Aznar, Gracia y Toyos–
se adivinan las fricciones que se estaban dando entre ellos y el Comité Central Socialista de Euzkadi.
Un panorama incendiario en el que el lehendakari Aguirre hubo de actuar como
bombero, apagando los fuegos que de manera continua se producían entre ambas
familias.
El autor, Iñaki Anasagasti: Nació en Cumaná (Venezuela) en el exilio de sus
padres. Estudió el bachillerato en San Sebastián
y Bilbao y se licenció en Comunicación
Social en la Universidad Católica de Caracas. Dirigió la radio clandestina Radio Euzkadi (La Txalupa) y la revista
Euzkadi. Ha sido burukide
del EBB y BBB de EAJ-PNV, parlamentario vasco (1980-1986), miembro del Congreso
de los Diputados (1986-2004) y senador por Bizkaia.
Como senador fue secretario primero del Senado y presidió las Comisión de Asuntos Iberoamericanos y de
Investigación y Desarrollo y fue portavoz en las Comisiones de Exteriores,
Industria, Defensa y Mixta Europea.
Ha escrito Extraños en Madrid; Una Monarquía poco
ejemplar; La ruta de la derrota; Una
Monarquía protegida por la censura ; además con Josu Erkoreka a publicado :Dos familias vascas ; Somos vascos y Un jelkide en Nueva York
y con Koldo San Sebastián a firmado: Nuestro hombre en Bilbao; Los años oscuros y El otro Pacto de Santoña.
Es Premio Irujo y Anduriña
de Plata y participa, semanalmente, en Radio Euskadi, Cadena Ser, Info Radio, EiTB y es colaborador
de Deia.
El blog de Anasagasti: http://blogs.deia.com/anasagasti/2016/05/01/mi-libro-aquella-comida-en-guethary/
Para hacernos una primera idea: https://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_Aznar
Cazarabet
conversa con Iñaki Anasagasti:
-Iñaki, qué te parece si para seres
curiosos como yo, pero que somos bastante ignorantes en la historia de Euskadi
y de sus políticos empezamos con esta pregunta simple, ¿nos puedes acercar un
poco a la figura de Santiago Aznar, político vasco y, además, abuelo de tu
mujer? Lo podías conocer por activa y por pasiva bastante bien, ¿no?, pero
cuéntanos un poco. -Especialmente, me interesaría saber qué es lo que “lo
mueve”, por lo que has podido ir conociéndolo a posicionarse, desde la
ideología socialista, dentro de este partido en Euskadi y del sindicato UGT…
-Me llama
la atención que aquella discusión de 1939 sigue hoy viva. Él, junto con otros
socialistas, quería un socialismo español que respetase la identidad, en este
caso, la vasca. Él había sido el hombre de Prieto en Bizkaia
pero, siendo ministro de Defensa su antiguo jefe, vio con estupor cómo caía
Bilbao, fundamentalmente por falta de aviones y municiones. Eso para él fue
ilustrativo de cómo no se podía depender de un socialismo madrileño y, la
personalidad del entonces Lehendakari Aguirre, le había cautivado hasta el
punto de que entre Prieto y Aguirre, eligió Aguirre y eso le costó tener que
dimitir tras diez años en el gobierno vasco.
-¿Cómo “siente” el “ser vasco”?. Creo que todos
tenemos algo de “nacionalistas” o de “sentir desde nuestra tierra ese latido”.
¿Cómo crees que lo sentía él o cómo lo has captado tú mismo desde él…?
-Él
descubre ejerciendo su cargo de Consejero de aquel primer gobierno vasco de la
historia que los vascos en un año demostramos saber organizar una
administración de la nada y de cómo nos podíamos autogobernarnos sin
interferencias y tratando de ejercer un liderazgo cívico sin que se produjeran
los excesos propios de una guerra.
-Pisa exilio, ya, con Primo de Rivera, vuelve y es
presidente de la UGT, concejal de Bilbo—perdona estoy
escribiendo casi de memoria—y cómo “recibe” la llegada de la II República y su
proclamación…
-Su
compañero Toyos había sido uno de los que proclamaron
la República en Éibar el 14 de abril de 1931 habiendo sido los primeros
en hacerlo ,por lo que estaba absolutamente de acuerdo con derribar aquella
monarquía de Alfonso XIII corrupta y caprichosa.
-Participa de la Revolución del 34 y es detenido y
encarcelado. Cuéntanos un poco de esta experiencia.
-Recuerdo
que me dijo que se había escondido bajo la la cúpula de un edificio
en obras en El Arenal de Bilbao y que aquello le había costado muchos
problemas hasta que en 1936 gana las elecciones el Frente Popular y puede
rehacer su vida en Bilbao. Cuenta cómo fue él quien propuso a la ejecutiva
socialista organizar esa llamada revolución en octubre de 1934.Tenían miedo a
la llegada al poder de Gil Robles que a semejanza de Mussolini en Italia
con el apelativo de El Duce y en Alemania con el Furher,
él quería ser El Jefe en España y ante aquellos creen que lo mejor era
organizar aquella revolución.
-Pero cuando el Frente Popular gana es excarcelado y
él reemprende su trabajo en el Partido Socialista en Euskadi. Importante y
exigente tarea, ¿no?, ¿qué nos puedes decir de ella? -¿Qué planes tenía para
con este partido si nos ceñimos a mirar a Euskadi?
-Aquel año
36 fue una montaña rusa, una coctelera y los acontecimientos le fueron llevando
hasta tal punto que, una vez declarada la guerra, él trabaja muy activamente en
el Comité de Defensa de Bizkaia.
-Pero, claro, es de suponer que la llegada de la
Guerra Civil lo desbarata todo. ¿Cómo “pilla” a Santiago Aznar?-Sin pensárselo
de dice que “sí” al Lehendakari José Antonio Aguirre que le nombra Consejero de
Industria, ¿no?; ¿por qué Aguirre—dirigente del PNV—le confía esa cartera que a
mí me parece tan “sensible” a un “hombre de cuna socialista”?. ¿Qué tareas
puede realizar dentro del Gobierno Aguirre?
-Porque él
había sido secretario general de la UGT de Bizkaia y
la fuerza estaba en la industria, la construcción naval y las cuencas mineras.
Era una cartera hecha para un socialista involucrado en la lucha obrera que
tenía que convertir en lucha guerrera.
-Pero cae Bilbo y debe
marchar por Santoña a Francia para volver a Barcelona
para seguir con el Gobierno en el exilio de Aguirre, ya en Barcelona…
-Cae
Bilbao y simultanea su trabajo entre Barcelona y Paris ya que estaba al tanto
de lo que le ocurría a toda la flota pesquera vasca.
-Santoña. Ya te he dicho
Iñaki que no estoy muy, muy ágil en todo esto, pero la curiosidad me puede y
siempre cuando se menciona Santoña delante de mí han
saltado discusiones: que si los batallones vascos pactaron con las fuerzas
franquistas, dejando descolocados a anarquistas, socialistas… ¿Qué nos puedes
explicar desde la perspectiva, además de que tienes escrito un libro sobre este
pacto?
-Lo que
ocurrió fue que los italianos que ayudaban a Franco en la guerra a pesar del
Comité de No Intervención, proponen a los vascos una rendición civilizada y los
vascos que temían a Mola por ser un militar sanguinario pactan con los
italianos la rendición, pero Franco no la tolera y encarcela a los dirigentes y
a medio ejército y fusila a todos los que puede. La traición de Santoña fue la de los italianos a los vascos.
-La guerra pasa y se pierde y Santiago
Aznar se instala, otra vez en el exilio en Marsella: me da que más de uno—me
refiero entre los miles y miles de exiliados-- debió de ver en el exilio un
trayecto largo…que veía en la recién extremada dictadura algo que iba a durar,
¿era él de estos o mantenía la confianza de que cuando estallase el conflicto
europeo, resuelto éste se resolvería el “tema español?
-No, en
aquel momento, iniciada la guerra mundial y estando dividida Francia en dos, lo
único que se imponía, para no ser repatriados y entregados a Franco era marchar
a América que es lo que hicieron, pero con muchas dificultades.
-El caso es que le toca huir ante la llegada de los
nazis…el siempre angustioso laberinto del exilio. Angustioso, doloroso y
cuántos desengaños; digo lo de doloroso y desengaño porque es
expulsado del PSOE, no debe de ser fácil que “te barran” de un partido. ¿Por
qué ;qué se le explicó ---si es que se le explicó algo--y cómo reaccionó?. Hombre, lo más normal era apoyar al Lehendakari si él
había confiado en ti y corresponderle con tus acciones y demás…y creo que él
sigue con gestiones desde el exilio. Coméntanos.
-Se
produce una lucha ideológica en Francia y en México a cuenta de la obediencia
vasca de los consejeros socialistas .Prieto les pide abandonar el Gobierno
Vasco y Aznar se opone. Prieto quería acabar con todas las instituciones del
exilio, entre ellas con el Gobierno Vasco, pero la negativa de Aznar le impide
lograrlo. Aznar gana la batalla pero tiene que dimitir.
-Es de presumir que ya estaban bien asentados no pocos
personalismos—bien egocéntrico--, ¿verdad? De esos que empañan la convivencia
dentro de un mismo partido político, familia, círculo de amigos. Aunque me da
que le salpica a Santiago Aznar la “lucha interna entre los diferentes
sectores” dentro del PSOE y esto le da de lleno. ¿Qué nos puedes explicar?
-Que hay
que comprender que perdida la guerra, fusilados compañeros, sin medios casi
para sobrevivir, todas las miserias del carácter humano afloran y se hacen
motivo de desgaste y peleas personales.
-Porque los vascos, todos los que lucharon
contra el franquismo, ¿cómo se organizaron parar ponerse a salvo de
las garras del dictador…?
-Los del
exilio pudieron rehacer sus vidas, no así los que trabajaron en el Interior que
fueron detenidos, encarcelados y torturados.
-¿A qué se debe “esa obediencia vasca”?; ¿para “salvar
el direccionismo” del PNV y del nacionalismo
vasco se “tragó”, a juicio de los socialistas, con qué, se sentían
traicionados, pero por qué?
-Fundamentalmente
a solicitar que el Gobierno vasco no tuviera partidos de obediencia exterior a
lo vasco y que todos los partidos deberían ser de Obediencia Vasca.
26658
La obediencia vasca.
Santiago Aznar y aquella comida en Guéthary (1940). Iñaki Anasagasti
384 páginas
22.00 euros
Pamiela
Iñaki Anasagasti hace aflorar en estas páginas el primer conflicto identitario
entre nacionalistas y socialistas, surgido cuando ambos eran socios de un
gobierno en el exilio. Sorprende que, en vísperas
de la II Guerra Mundial, una serie de responsables vascos pusieran sobre la
mesa el concepto de «obediencia vasca» como imperativo de su acción de gobierno. Quizá
discutieran sobre ese extremo porque en aquellas circunstancias, con el territorio
perdido, sin medios y con una buena parte de la población
vasca encarcelada, no tenían ninguna
perspectiva de recuperar la autonomía perdida.
El telón de fondo era una Segunda República cuyo presidente, Azaña,
había dimitido y cuyos máximos
dirigentes socialistas, Prieto y Negrín,
andaban a la greña. Los vencidos republicanos
quedaban a la intemperie, mientras que el Gobierno Vasco había
organizado una evacuación modélica.
Gracias a este libro, que contiene una abundante y muy rica documentación
epistolar, surgida del cruce dialéctico entre
unos y otros, tenemos todos los datos de las tensiones habidas tras una comida
en Guéthary, tras plantear los nacionalistas la
necesidad de esa «obediencia vasca». En la actuación
de los tres consejeros socialistas –Aznar, Gracia y Toyos–
se adivinan las fricciones que se estaban dando entre ellos y el Comité Central Socialista de Euzkadi.
Un panorama incendiario en el que el lehendakari Aguirre hubo de actuar como
bombero, apagando los fuegos que de manera continua se producían
entre ambas familias.
Iñaki Anasagasti Olabeaga (1947)
Nació en Cumaná (Venezuela) en el exilio
de sus padres. Estudió el bachillerato en San Sebastián
y Bilbao y se licenció en Comunicación
Social en la Universidad Católica de Caracas.
Dirigió la radio clandestina Radio Euzkadi (La Txalupa) y la revista
Euzkadi. Ha sido burukide
del EBB y BBB de EAJ-PNV, parlamentario vasco (1980-1986), miembro del Congreso
de los Diputados (1986-2004) y senador por Bizkaia.
Como senador fue secretario primero del Senado y presidió las Comisión de Asuntos Iberoamericanos y de Investigación y Desarrollo y fue portavoz en las
Comisiones de Exteriores, Industria, Defensa y Mixta Europea.
Ha escrito Extraños en Madrid, Una Monarquía poco ejemplar, La ruta de la derrota, Una Monarquía
protegida por la censura y con Josu Erkoreka Dos familias vascas, Somos vascos y Un jelkide en Nueva York. Junto con Koldo
San Sebastián Nuestro hombre en Bilbao, Los
años oscuros y El otro Pacto de Santoña.
Premio Irujo y Anduriña de Plata, participa
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