La
Librería de El Sueño Igualitario
La editorial Pepitas de Calabaza, afincada en
Logroño, edita material muy bueno, literalmente
hablando, además de comprometido, ofreciéndonos, ahora, esta narrativa
excelente.
Lo que nos dice la editorial del libro, la
sinopsis:
Nadie duerme es
un vómito, un alarido. Quiere hablar de lo que duele, de la cara oculta de la
luna en las relaciones con los otros. El sexo, el cuerpo como prisión, como
condena. La imposible comunicación, la mentira de la pareja, los miedos, el
miedo. La violencia estructural que se ejerce con saña en el más débil, la
mujer, el inmigrante... Este es un relato alucinado, marginal y onírico que
busca retorcer los tópicos, llevarlos al extremo, volverlos insoportables.
Sordidez y poesía, una visión enferma en la que resuenan las voces de Bataille, Lorca, Koltés, Volodine, Jelinek, Liddell, Perec, Cunqueiro… Detrás, el deseo de nombrar lo oscurecido, una
voz que descuartiza el cuerpo.
«Nadie duerme: Un “huis clos”
en el que la puerta cerrada se revienta bajo el ariete literario de Xina Vega, una jaula que se abre, que se destripa, que se
desparrama, que se desborda, que se eyacula y que se dispara sobre la condición
humana. Un encuentro que nos recuerda que Macbeth (“Sleep
no more”) siempre acaba de matar al rey y que el príncipe desconocido de Turandot (“Nessum dorma”) acaba de proscribir, para siempre, el dormir. Un
sórdido pastel de carne que se nos corta en la boca, que nos quiebra los
molares y que nos impedirá, esa noche, conciliar el sueño».—Valérie Tasso
La autora,
Xina Vega:
Xina Vega es escritora y
profesora universitaria. Como novelista ha publicado Cardume(2007), que mereció el
prestigioso premio Xerais de las letras gallegas, y Dark Butterfly (2012). Ha
ejercido la crítica teatral en la revista El Público y la crítica
literaria paraQuimera, Zurgai, Anuario de Estudos Galegos, Grial o Tempos Novos, entre otras publicaciones. Ha sido también colaboradora
habitual de la sección «El trujamán» del Centro Virtual Cervantes. Es Premio Stendhal y finalista del Premio Nacional de Traducción por
la obra de Georges Perec La Disparition
/ El secuestro (Anagrama). Actualmente es profesora del Departamento de Lengua
Española en la Universidade de Vigo. Sus líneas de
investigación se centran en la lexicografía bilingüe, el análisis del contacto
de lenguas en la autotraducción literaria y la obra
de Álvaro Cunqueiro, autor sobre el que es reconocida
como una de sus mejores especialistas.
Cazarabet
conversa con Xina Vega:
-Xina, esta es una novela que dice mucho, o
cuenta, de la sociedad en la que “nos movemos” ¿es así?
-Lo que es difícil es no
hablar del presente cuando escribes. Aunque los personajes son tratados como
tipos, con ese deseo de representar de una manera un tanto atemporal, lo cierto
es que buena parte de las actitudes en relación con el cuerpo y con el otro las
marcan la violencia de este presente en el que debajo
del discurso social de aceptación hay otra cosa…
-Se ven como “retratadas” muchas miradas,
muchas perspectivas sociales y, sin censura, te sale de dentro y lo muestras
como tal. ¿Qué nos puedes comentar lo pensaste de esta manera?
-Este libro sale como
un vómito, como una catarsis. Nunca sabes cómo llegan a ti las historias, pero
lo que sí creo es que aquí están mucho de las confidencias de gente próxima, de
relatos que me llegaron mediante la red (habría que hablar de este nuevo lugar
que se abre como vía potentísima para indagar en el espacio íntimo de las
relaciones) y también, claro está, de la propia experiencia vital y literaria.
-Tu narrativa es como muy poética, nace mucho de las tripas para
desparramarse entre las miradas lectoras de tantas maneras como mentes la leen,
¿no?-Un ejercicio narrativo muy, muy libre….
-Esa es la idea, si te
fijas, mi relato está sustentado en elipsis, en huecos que cada lector debe
completar, el lenguaje poético deja lugar a un marco de interpretación que es
necesariamente personal. Mi idea era crear un “artefacto” que potencie el que
cada uno pueda escarbar en sus propias heridas. No hay nada que entender en el
texto. El sentido está en la lectura.
-Tu tarea como filóloga, ¿hasta qué punto influye en esta novela?,
porque en ella parece que trabajas mucho el lenguaje y el léxico como tal.
Cuéntanos, por favor.
-Yo he sido
lexicógrafa muchos años, para mí cualquier palabra de despliega en un sinfín de
acepciones, de sinónimos, de términos afines, de variantes sociales. El juego
con los registros, la búsqueda de la mayor precisión está en mi manera de jugar
con el lenguaje. Hay también otra cosa. La novela está escrita originalmente en
gallego, intenté comunicar algo de la extranjería de esa lengua en el
castellano al que me autotraduje. Así, a veces,
puedes observar un cierto aroma de algo que el castellano puede asumir, pero
que convoca cierta resistencia, como un doblarse, como un eco de algo que no es
de aquí.
-Además, rompes como muchos “tabús”, ¿lo ves así?; pocas escritoras, aún
hoy por hoy, se atreven a escribir o a describir escenas, sentires dentro de
“lo sexual”; pocas mujeres manejan con esa libertad lo que somos y cómo somos y
sentimos la mayoría de las mujeres. ..Pero tú lo haces, desde el minuto cero,
de manera firme y como natural. ¿Es así?
-Esa era la apuesta.
Una de las cosas que me sorprendió mientras escribía era la sensación de ir sin
apenas referentes, hablando de cosas de las que apenas hay registro literario. Recuerdo
pensar en cómo era posible que apenas tuviese modelos para narrar experiencias
tan importantes como el aborto, por ejemplo. En este sentido, este libro quiere
intentar un discurso radicalmente femenino sobre el cuerpo, sobre el gozo,
sobre el miedo. Intenté ir a la búsqueda de lo que me resultaba insoportable
pensar, algo así como escribir contra el ego que atenaza, contra la
construcción cultural que nos silencia.
-Al margen de los libros que los hay,
“hechos a medida”, “encargados”, “diseñados o prediseñados” para
presentarse a los Premios Literarios—aunque de todo hay en esto último y no hay
que meterlo todo en un mismo saco—pero me refiero que al margen de todo ello
hay una literatura pujante, muy personal, con un sello muy, muy particular…una
literatura muy, muy fuerte y valiente que infiere un ritmo que le da calidad,
además de seguir reivindicarse, ¿verdad?
-Sí, el problema es
que el espacio literario, o lo que hasta ahora entendíamos por “literario”,
está contrayéndose. La visibilidad en literatura está hoy mucho más relacionada
con obras para “todos los públicos”, obras con lenguaje directo y sencillo,
obras que puedan entrar en el sistema escolar… La marginalidad de lo
“off”, de lo raro o arriesgado, se vio potenciado con la crisis económica. Yo
recuerdo el panorama de los ochenta, de los noventa, de parte del dos mil, la
cultura “dura” tenía su espacio de prevalencia en las instituciones, en los
suplementos. Eso ha desparecido. Ahora hay más territorio underground
que se ha quedado sin circuitos.
-Al menos, tú como “contadora de historias”
nos cuentas lo que tú quieres o sientes y desde tu propia manera de expresarte.
No necesitas como de edulcorantes. Creas y brindas las historias como crees que
deben ser contadas desde tu propia manera de ver, sentir como escritora, pero
sin mayores pretensiones, ¿no?
-Como te comentaba
arriba, yo no quiero moralizar, no quiero ofrecer una visión cerrada ni dirigista. No quiero ningún discurso maniqueo. En este
libro intenté buscar la mayor autenticidad, observar sin filtros aquello que
duele. En ese sentido es una propuesta radical y son este tipo de propuestas
las que acaban siendo la más políticas ¿no crees?. No
me resisto a citar aquí una declaración de Bataille a
propósito de su libro La literatura y el mal: “En la literatura la angustia está implicada y la angustia
siempre está fundada sobre algo que va mal” y también: “La literatura no nos
deja vivir sin hacernos notar las cosas humanas en su perspectiva más violenta,
es también la literatura la que permite ver lo peor y hacerle frente”.
-¿Hasta qué punto
tiene influencia que te editen, ver publicada tu historia?.
Seguro que hace una ilusión bien especial, pero no por ello “hay que venderse”
a escribir sobre “lo que se lleva”, sobre lo que “más se lee”, “más se compra”
o “más se edita”…una escritora como tú se debe a su manera de escribir, sin más
y la recompensa no está tanto en el “éxito” como en hacer lo que te gusta y
como te gusta, ¿es así?
-El primer libro que
publiqué mereció el premio Xerais de narrativa en
lengua gallega, el más importante de esta literatura. Eso significa entrar en
todo el espectáculo mediático, prensa, televisión, en el sistema escolar como
lectura obligatoria, en los saraos culturales en los que te piden que opines de
lo divino y lo humano. Podría haber seguido por esa línea amable, que me
reportaba visibilidad, pero solo entiendo la práctica de la escritura como un
ejercicio de desestabilización. Escribo para conocerme, escribo también para
desaparecer.
-Señalas mucho al miedo, a los miedos. Creo que es el peor de los enemigos
que tenemos tanto a nivel personal como a nivel global…-Del miedo se alimenta
lo peor de nosotros y luego es como desplomar una pieza de dominó, todo
va desparramándose como a nuestros pies, ¿no?
-El miedo hay que
nombrarlo, hay que ser valiente. Solo eso tiene sentido. Como indicaba más
arriba en la cita de Bataille, analizar el mecanismo
de la angustia es, en cierta medida, derrotarla. En este libro me propuse
sintonizar con el aullido del mundo, y, sí, todos aullamos.
-Miedo y mucha violencia y hay muchas maneras, además, de ser o mostrarse
bajo el influjo de la violencia, ¿verdad? , además de programarse “como
un cultivo” continúo de la misma. ¿Qué nos puedes reflexionar?
-Es lo que te
comentaba antes, uno puede ver las cosas en su perspectiva más violenta para
sanarse. Lo que está mal es una anomalía que deberíamos hacer desaparecer de
nuestra mente. Se trata siempre de una proyección que interiorizamos.
-¿Es más ésta que construyes una narrativa “de situación” que de
personajes?
-Exacto, mis
personajes son tipos, me interesa captar la manera en la que nos relacionamos
nuestros fantasmas y los fantasmas de los otros.
-Los gallegos y gallegas no sé, no soy psicóloga ni quiero serlo, pero me
da que os caracterizáis por “ir haciendo como hormiguitas, sin demasiado ruido”
y “de repente, va y se irrumpe”…como “a la chita callando”… ¿hay algo de esto
en tu narrativa o forma de hacer?
-Me resulta difícil
habitar los tópicos nacionales porque siempre hay una simplificación terrible
en ellos. Esa idea de los gallegos como gente sumisa va en contra de mis
vivencias diarias en el país. Piensa, por ejemplo, en Valle-Inclán o en Manuel
Antonio o en Eduardo Blanco Amor. Hay una Galicia combativa que no recoge el tópico.
-Eres una filóloga especialista en la vida y obra de Álvaro Cunqueiro ,
¿qué es lo que te atrae de él; ese permanente estilo de renovación en todo lo
que hacía(el permanente guiño al vanguardismo)?
-Cunqueiro,
como Calvino, el escritor al que más se le parece, es un ejemplo de literatura
vuelta sobre la literatura, toda su producción es un tratado sobre el modo de
representación, sobre la manera en la que el texto y el discurso cultural se
fragmenta. Cunqueiro, en realidad, era un dinamitero.
27105
Nadie duerme. Xina Vega
96 páginas 14,5 x 21 cms.
14,00 euros
Pepitas de Calabaza
Nadie duerme es un vómito, un alarido. Quiere hablar de lo que duele, de la
cara oculta de la luna en las relaciones con los otros. El sexo, el cuerpo como
prisión, como condena. La imposible comunicación, la mentira de la pareja, los
miedos, el miedo. La violencia estructural que se ejerce con saña en el más
débil, la mujer, el inmigrante... Este es un relato alucinado, marginal y
onírico que busca retorcer los tópicos, llevarlos al extremo, volverlos
insoportables. Sordidez y poesía, una visión enferma en la que resuenan las
voces de Bataille, Lorca, Koltés,
Volodine, Jelinek, Liddell, Perec, Cunqueiro… Detrás, el deseo de nombrar lo oscurecido, una
voz que descuartiza el cuerpo.
«Nadie duerme: Un “huis clos” en el que la puerta
cerrada se revienta bajo el ariete literario de Xina
Vega, una jaula que se abre, que se destripa, que se desparrama, que se
desborda, que se eyacula y que se dispara sobre la condición humana. Un
encuentro que nos recuerda que Macbeth (“Sleep no
more”) siempre acaba de matar al rey y que el príncipe desconocido de Turandot (“Nessum dorma”) acaba de proscribir, para siempre, el dormir. Un
sórdido pastel de carne que se nos corta en la boca, que nos quiebra los
molares y que nos impedirá, esa noche, conciliar el sueño». —Valérie Tasso
Xina Vega es escritora y profesora
universitaria. Como novelista ha publicado Cardume
(2007), que mereció el prestigioso
premio Xerais de las letras gallegas, y Dark Butterfly (2012). Ha
ejercido la crítica teatral en la revista El
Público y la crítica literaria para Quimera, Zurgai, Anuario de Estudos Galegos, Grial o Tempos Novos, entre otras publicaciones.
Ha sido también colaboradora habitual de la sección «El trujamán» del Centro
Virtual Cervantes. Es Premio Stendhal y finalista del
Premio Nacional de Traducción por la obra de Georges Perec
La Disparition / El secuestro (Anagrama). Actualmente
es profesora del Departamento de Lengua Española en la Universidade
de Vigo. Sus líneas de investigación se centran en la lexicografía bilingüe, el
análisis del contacto de lenguas en la autotraducción
literaria y la obra de Álvaro Cunqueiro, autor sobre
el que es reconocida como una de sus mejores especialistas.
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