La
Librería de El Sueño Igualitario
Cazarabet conversa con... Enrique Sarasa
Bara, autor de "Manuel Sender y el
republicanismo oscense" (Instituto de Estudios Altoaragoneses)
Enrique Sarasa Bara escribe, bajo
la edición del Instituto Estudios Altoaragoneses, un retrato de un hombre tan
vinculado a Huesca como al ideal pleno del republicanismo…es, hoy todavía, casi
un desconocido entre muchos oscenses, aragoneses….pero fue y es un hombre de
peso en la política y entre el pensamiento político de su época y tiempo que
terminaron abruptamente con su asesinato bajo las balas de un fusilamiento
franquista, uno más, que se llevó , a la vez, la vida del entonces alcalde
republicano, Mariano Cardedera. Manuel Sender Garcés fue,
además, un hombre dedicado a los suyos, entregado a la causa de las personas
desde las más cercanas a la de los ciudadanos comunes, sus conciudadanos
oscenses….por algo fue alcalde de esta ciudad…Enrique Sarasa nos acerca, como
pocos, a su historia traspasado, incluso como de puntillas, el peso de Ramón J.
Sender el hermano mayor de Manuel y el que más ha cargado con el apellido
“Sender”, pero a cada cual se le impone un tiempo y unas acciones
Aquello que nos dice el Instituto de Estudios Altoaragoneses:
Aunque de tanto en tanto se le tribute algún tímido homenaje, todavía Manuel
Sender Garcés (1905-1936) es un total desconocido para la mayoría del público
oscense. Su labor, sin embargo, resulta trascendental para entender el devenir
político de la provincia en los años treinta. Abogado de profesión, fue un
destacado organizador de las secciones oscenses del Partido Radical, Acción
Republicana e Izquierda Republicana, así como uno de sus más activos
dirigentes. En 1932, con veintisiete años, accedió, además, a la alcaldía de la
capital altoaragonesa, en donde trató de aplicar un programa reformista y
marcadamente republicano. Esta obra ofrece su trayectoria vital, pero también
busca contextualizarla, ayudando a entender un poco mejor una época y todo aquello
que se teje en torno a la idea de las dos Españas, el republicanismo nacional y
local y su conjunto de axiomas, filosofías y prácticas: todo aquello que se vio
arrumbado al olvido con la Guerra Civil y que Manuel, como muchos otros hombres
y mujeres de su generación, simboliza con su vida. -
Nos acercamos al autor , Enrique
Sarasa, desde su propio blog, un verdadero tesoro y placer:
Enrique Sarasa Bara nace en Huesca
en el año 1977. Tiene las licenciaturas de Humanidades e Historia y en la
actualidad está ultimando su tesis doctoral La
generación de 1917. El socialismo histórico en Aragón en la Universidad de
Zaragoza. Ha dedicado sus estudios al mundo del pensamiento, a la historia de
los movimientos sociales y a la Europa de entreguerras. Es autor de biografías
como Sigmund Freud. Arquitectura de un mito (Edimat, 2004) o Julián
Borderas Pallaruelo. Una
historia del socialismo y del exilio español (1899-1980) (Gobierno en
Aragón-CAI, 2009), por la que ganó el VII Premio de Ensayo e Investigación de
la Delegación del Gobierno en Aragón. Es también autor del libro El socialismo histórico altoaragonés. El PSOE y la UGT desde sus orígenes a los
inicios del franquismo (IEA, 2012). Ha escrito diversos artículos y ha
participado en distintas obras conjuntas. Es también miembro del comité
editorial de la colección Iter: investigación y
territorio.
https://hermeneutico.wordpress.com/
Leer, de inmediato, para situarse y resituarse:
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=11668
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Sender
Interesantísimo:
file:///C:/Users/Pc1/Downloads/Dialnet-ManuelSenderYMarianoCardederaDosAlcaldesQueRegener-573070.pdf
http://www.exiliorepublicano.net/mexicans-a-catalunya/pdf/los-buenos-vecinos-huesca.pdf
http://www.republicahuesca.org/18-Julio-36/Libro.html
Hay que saber un poco para situarse:
Partido Radical:
https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Republicano_Radical
Acción Republicana:
https://es.wikipedia.org/wiki/Acci%C3%B3n_Republicana
Izquierda Republicana:
https://es.wikipedia.org/wiki/Izquierda_Republicana
Cazarabet conversa con Enrique Sarasa Bara:
-Enrique, nuestra primera
pregunta es imprescindible:¿qué es aquello que te ha
llamado la atención de Manuel Sender
para acercarte a él y dedicarle un libro…?
-En primer lugar, me interesé en él porque sabía que su
estudio me permitiría acometer un proyecto que hacía tiempo que tenía en mente:
conocer un poco mejor el republicanismo en Huesca y explicar la diversidad
interna que ofreció como movimiento. Ahora bien, también tuve en cuenta que
Sender ofrecía una serie de vivencias personales que, como historiador, me
parecían especialmente atractivas. Así, su biografía me permitía estudiar
temáticas tan distintas como las circunstancias políticas de la Huesca de los
años veinte y treinta, la sociedad de la época, la diversidad ideológica de
cada movimiento o, entre otras cosas que son consustanciales al género, la
influencia que había tenido Manuel en la obra literaria de su hermano, el
escritor Ramón J. Sender. En resumen, quería vertebrar una serie de cuestiones
a través de un hombre que tuvo gran relevancia en esta ciudad y que, sin
embargo, todavía a fecha de hoy resulta un total desconocido.
-Los
valores, me refiero a los valores plenos del republicanismo son imprescindibles
para acercarse a este personaje porque se trata de un personaje que está entregado
a “la causa republicana”…¿Qué nos puedes comentar?
-Efectivamente, sin tales valores no se entiende la
trayectoria de Sender. Ni la de él, ni la de muchos que entonces se asomaron al
ámbito político. Algo que, quizá, hoy día puede llamar la atención, pues es
habitual entender las ideologías como un mero catálogo de frases devaluadas que
sirven de complemento a otras cuestiones mucho más pragmáticas. Pero hay que
recordar que hubo un tiempo en que esto no fue la tónica: en 1931 todavía
muchos grupos entendían el valor la utopía y no faltaron los hombres y mujeres
que creyeron que era posible hacerla realidad. Y es algo que caló en muy
distintos grupos políticos y sindicales, que buscaron modificar el presente y
responder a la realidad económica y social a través de una serie de formas
alejadas de las prácticas anteriores. Claro, que tampoco hay que pecar de
ingenuos: no faltaron quienes concibieron la política como una forma más de
lograr la medra personal. Eso sí, hubo muchos que, como Sender, no parece que
actuaran de ese modo. De ser así, por ejemplo, a Manuel le habría bastado con
servirse de los contactos que su padre tenía en el ámbito de las derechas para
acceder a algún cargo durante el periodo de la Dictadura de Primo de Rivera. Y
es que, desde luego, el republicanismo tenía poco que ofrecer en Huesca en
aquellos años. Todavía en 1929 seguían siendo sus representantes un reducto de
escasa influencia sin otra aspiración que la de lograr unos pocos ediles en las
próximas elecciones municipales.
-Pero
puede que todo ello “le venga y le salga” de esa entrega a la humanidad y a los
suyos, empezando por los más cercanos…
-Sí. Tienes razón. Es aquello que se resume en ese verso de
William Wordsworth que dice que el “niño es el padre del
hombre” y que, creo, debería constituir una máxima para todo biógrafo. Así, no
hay duda de que lo que vivió en su infancia influyó significativamente en su
concepción de los deberes, pues, aunque no le determinó, sí le ayudó a adquirir
desde pronto un sentido de la responsabilidad que le iba a llevar a hacer
muchos sacrificios en aras del bienestar común. Hay que recordar que los Sender
fueron una familia muy extensa, que el padre era un hombre atareado y que la
madre, por sus problemas de salud, vivía algunos meses del año alejada de Huesca. Todo eso hizo que sobre los hijos mayores
recayeran muchas responsabilidades y que Manuel ejerciera como tutor de algunos
de sus hermanos, más aún, tras la muerte de la madre. Hay una anécdota que
recuerda Ramón J. Sender, en la que comenta que, en una ocasión, ya de adultos,
este había comentado a Manuel que había sido el único de los hermanos que nunca
se había escapado de casa. A lo que este le había respondido: “no sé si sabrás
que más de una vez tuve la mano en la cerradura de la puerta”. Creo que en esa
frase hay también mucho de lo que fue su concepción de la política.
-Háblanos
de cómo era la relación, sobretodo, con ese hermano mayor de tanto peso, Ramón
J. Sender….
-Hay que recordar que Ramón J. Sender definió a su hermano,
en una frase que desde luego resulta poco habitual en él, como “el hombre más
noble y puro que había conocido en vida”. Y aunque quizá en esta afirmación,
como en otras muchas similares que realizó, Ramón se dejó llevar por la
melancolía y el complejo de culpa, lo cierto es que entre ellos siempre hubo
una relación muy estrecha. Y es que ellos no sólo habían compartido los juegos
de la infancia, también habían estudiado en el mismo instituto y habían
compartido piso en Madrid durante los años de la Dictadura de Primo de Rivera. Y aunque eran muy distintos, llevaban
su complementariedad con gusto y mostraban en cuanto tenían ocasión el orgullo
que sentían por las labores del otro. Después de que muriera Manuel, Ramón
regresó a él, a través de su obra literaria, en varias ocasiones, a veces de
forma directa, otras veces, de un modo más sutil, pero siempre con la misma
devoción. Así, por ejemplo, quien lea Réquiem
por un campesino español y conozca la vida de Manuel, comprobará que para
Ramón esa obra fue, entre otras muchas cosas, un tributo callado hacia la
figura de su hermano.
-Con el padre, la relación de
los Sender hijos fue un poco particular, Manuel Sender:
¿cómo la experimentó?
-Creo que todos los que hemos leído Crónica del alba nos hemos acabado construyendo una imagen muy
cruel del padre de los Sender. Sin embargo, con Manuel la relación no parece
que fuera tan tirante, en parte, porque este último siempre consideró que era
necesario hacer algunos sacrificios para lograr la armonía familiar. No es que
Manuel fuera un hombre que tuviera miedo de expresarse y defender sus ideas,
pero en las relaciones con su padre siempre buscó una cierta templanza. De
hecho, alguna vez he tenido la sensación de que Manuel estudió Derecho más por
contentar al progenitor que por un deseo personal. Además, aunque es cierto que
le fue muy rebelde en lo político, no por ello dejó de mostrarse dialogante con
él en este tipo de asuntos. Al punto de que consiguió que su padre, pese a
estar totalmente vinculado a los grupos derechistas de la ciudad, mantuviera
colgada en determinadas fechas, a la vista de todo el mundo, una bandera
republicana en la ventana de su cuarto. Es en detalles así donde se ve una
mayor empatía entre padre e hijo; algo que, por otra parte, permite también que
caiga un tanto esa imagen tan negativa y fría que del
progenitor pintó Ramón.
-Empieza,
políticamente hablando, a formar parte
del Partido Radical de Alejandro Lerroux y acaba formando parte, finalmente, de
Izquierda Republicana:¿ a qué es debida esa evolución
y por qué tiene lugar de esa manera en Manuel Sender?
-Cuando Manuel se une al Partido Radical, es Lerroux quien
encarna la versión más conocida del republicanismo. Es más, para muchos, y más
en Huesca, el de Lerroux es el único republicanismo posible. No en vano, este
tenía tras de sí una carga simbólica difícil de esquivar, al punto de que
muchos oscenses colgaban con pleitesía retratos de este líder político en sus
casas. Muchos recordaban los discursos incendiarios que había pronunciado en
Barcelona, la lucha que había emprendido en contra de la monarquía y los
tiempos en que había logrado englobar a la mayoría republicana. Por lo tanto,
para un joven como Manuel, que deseaba ante todo el cambio y la mejora de
España, sumarse al Partido Radical parecía la única opción posible. Todo eso
iba a cambiar, sin embargo, con la llegada de la República, cuando comprendió
este que el lerrouxismo guardaba en su seno muy
distintos modelos republicanos y que estos no podían convivir fácilmente entre
sí. Así, las posturas progresistas de Sender chocaron enseguida con el grupo
director del partido en Huesca, que era mucho más conservador, y aunque es
verdad que tal lucha se entendió al principio como un asunto interno de la
política oscense, vinculado no sólo a modelos distintos, también a
animadversiones personales, la realidad es que acabó siendo una más de las
manifestaciones de un proceso divisorio muy complejo que compitió en su
conjunto a la realidad nacional del Partido Radical.
-Del
Partido Radical sí que procedieron personalidades muy republicanas, pero que
luego, en otros “campos” y ámbitos del pensamiento político, había
sensibilidades muy diferentes, dispersándose por diferentes partidos republicanos: unos muchos más conservadores
que otros…unos muchos más a la izquierda del tablero político….
-Sí, como te decía, el republicanismo a la altura de los
años 30 es, ante todo, Lerroux. Él era en realidad el único que tenía historia
y prestigio antimonárquico, pese a que hubiera en su biografía algunos
episodios de acercamiento hacia Alfonso XIII que empañaban un tanto su
recuerdo. El problema es que cuando llegó la República, Lerroux emprendió una
serie de estrategias que, aunque lógicas, no gustaron a muchos de sus
seguidores. Por ejemplo, muchos no le perdonaron que buscara el apoyo de los
grupos conservadores, y mucho menos, que aceptara los constantes elogios que le
dedicaban en la prensa aquellos que, pese a haber sido monárquicos, veían en él
al único político de relevancia con capacidades para mantener el orden. De
hecho, considero que es en esa dificultad para hallar un espacio político
propio en donde residen las claves del éxito y posterior fracaso de Lerroux.
Por ejemplo, los sectores progresistas que abandonaron el Partido Radical de
Huesca en 1932 esperaron durante largo tiempo que Lerroux decidiera disolver la
sección oscense y les llevara de nuevo a las cúspides del partido, convencidos de que su ideario todavía se ajustaba a los
principios radicales. Hubo de pasar algún tiempo para que se desencantaran del
todo y mostraran abiertamente su rechazo por su antiguo líder. Y es que la
estrategia de Lerroux de tratar de mantener de su lado tanto a los grupos
conservadores como a algunos sectores progresistas, hizo que en cuanto estos
hallaron a unos representantes mucho menos ambiguos, como lo eran, por ejemplo,
la CEDA o Unión Republicana, el Partido Radical acabara reduciéndose a la
mínima expresión. Así que, es verdad que en el Partido Radical había personas
de muy distinta ideología, pero, tras un tiempo, estas acabaron derivando hacia
aquellos grupos en los que podían identificarse mejor.
-Después
de estar “ligado” al Partido Radical de Lerroux, aunque yo no consideraría
nunca que Manuel Sender estuviese jamás ligado a nada salvo a su ideario
republicano (aquel que se acerca a lo más humano) …pasa
a Acción Republicana que con los años y las fusiones termina
integrada en Izquierda Republicana, ambos esos dos “sellos políticos” muy del
rumbo de Azaña…¿cuánto de Azaña había en Sender cómo influyó ese político en el
oscense…?
-Así es. Sender tenía una concepción ideal del
republicanismo que no le impedía ser cauto ante las etiquetas. En Azaña
encontró la vía política que él había tratado de hallar en el Partido Radical:
un republicanismo que atendía especialmente a su lado humanista y social y que
quería ir más allá de los conceptos que los grupos antidinásticos habían dado
en el pasado. También, un republicanismo que se acogía a las medidas y teorías
sociales y políticas de la izquierda pero que en ningún momento llegaba a
aceptar las consignas marxistas porque se consideraba tan obrero como burgués.
Además, este, como movimiento, ofrecía a las nuevas generaciones una novedad y
una frescura que, salvo el Partido Radical Socialista, no parecían mostrar los
otros grupos contrarios al rey, especialmente, el lerrouxista.
De hecho, Azaña acabó encarnando mucho mejor que Lerroux los cambios que
llegaron tras 1931, entre ellos, por ejemplo, la Constitución de diciembre de
ese mismo año o las medidas rupturistas que se asociaron al nuevo régimen y que
tantos enemigos le iban a granjear entre las filas conservadoras. Además, creo
que en Manuel ejerció gran atractivo el hecho de que Azaña formara parte del
mundo intelectual. Así, al final, decidió apoyarle, aún a sabiendas de que
sumándose a su partido iba a formar parte del grupo de izquierdas más
minoritario de Huesca. Es más: le siguió siendo fiel aún después de que el
grupo progresista del Partido Radical de Huesca se separara definitivamente de
sus correligionarios y fundara el Partido Republicano Autónomo, el cual, políticamente, a priori
parecía estar en una posición mucho más ventajosa en la ciudad que el de Azaña.
-¿Cómo y bajo qué
circunstancias fue elegido alcalde de Huesca (recordemos que fue elegido dos
veces, en la Segunda República)….?
-La primera fue en 1932, después de que renunciaran al cargo
los dos anteriores alcaldes. En esa ocasión, fue el candidato más votado, y
todo, pese a que Manuel Gómez, el líder del Partido Radical oscense, con quien
Sender había protagonizado sonoros enfrentamientos, parecía un sucesor mucho
más lógico para tal cargo. De hecho, creo que la llegada de Sender se explica
por una circunstancia que es muy similar a la que había elevado a Azaña a la
presidencia del gobierno pocos meses antes. Esto es, se vieron favorecidos,
además de por sus propias facultades, por el rechazo que despertaban quienes a
priori parecía que estaban en una mejor posición para ocupar los cargos. Claro,
que la elección de Sender no iba a evitar que desde entonces se viviera en el
Ayuntamiento una desesperante lucha interna que acabó minando, y mucho, sus
fuerzas.
En cuanto a la segunda vez que ocupó el cargo, fue en 1936,
cuando el gobierno decidió retornar a sus cargos a aquellos que habían sido
apartados de los ayuntamientos y diputaciones tras los hechos de octubre de
1934, pues como bien se sabe, la caída del PSOE y la UGT tras la revolución
arrastró igual a los otros grupos de izquierda. Y todo pese a que en ciudades como
Huesca apenas se había dejado sentir esta movilización. De hecho, Sender hizo
lo posible para que no tuviera lugar en la ciudad ningún incidente de
importancia.
-¿Es
su idea del municipalismo algo especial porque parte, como siempre, de ese
ideal republicano que lo abarca todo, pero que sobretodo le hace sitio a lo
humano, lo social…?
-Sí. Él sabía que el municipalismo era una de las bases de
la República. Que en España no se introduciría realmente el nuevo régimen hasta
que llegara su programa a todas las poblaciones. Así, estaba convencido de
que los cambios que iban a llegar tanto
entre los poderes nacionales como los locales repercutirían directamente en la
vida de la sociedad, cambiándola y dinamizándola hasta alcanzar una armonía en donde todos los habitantes del
país se considerarían, simplemente, ciudadanos, y no súbditos ni miembros de
una clase social. Esto es, sus ideas se enmarcan dentro de las que mostraron
ese grupo de políticos que llegaron a la República teniendo en cuenta, sobre
todo, los aspectos idealistas de su programa y que creyeron que en base a unos
pocos cambios se podría operar una modificación profunda del país. La realidad
se encargó de demostrar que hacía falta algo más complejo, pero, desde luego,
hombres como Sender ayudaron a que, pese a las adaptaciones, se tratara de
tener en cuenta siempre las bases sociales que habían defendido.
-Explícanos
un poco su paso por la alcaldía oscense y a las relaciones que mantuvo con los
principales vínculos culturales y sociales de Huesca?
-Como señalaba antes, su paso por la alcaldía, a la que
accedió con sólo 27 años, fue muy difícil. Él pretendía aplicar las medidas del
programa de Azaña y a eso se encaminó junto a quienes le
eran afines. Su desempeño allí fue una pugna constante por modernizar la vida
de la ciudad, republicanizar Huesca, laicizar el espectro municipal y, sobre
todo, solventar las problemáticas económicas que sufría la población. Y todo,
tratando de llegar a una armonía entre los distintos grupos de la localidad, tanto
con los más conservadores y tradicionales como con los más rupturistas. Pronto
comprendió, sin embargo, que para cumplir el programa que tenía en mente y
acabar con las taras que, según los republicanos, tenía el país, no bastaba con
desplazar a los poderes anteriores. No en vano, al hecho de que las
dificultades económicas fueran retrasando o incluso imposibilitando muchos de
los proyectos que se habían planificado, se sumaba el que en la ciudad fueran
sucediéndose movimientos de protesta y acción colectiva, tanto desde la derecha
como desde la izquierda, que fueron debilitando su posición. Pese a todo, él lo
intentó, consciente además de que su ubicación social le permitía conocer muy
distintos círculos. Así, por
ejemplo, por el padre había conocido bien a los grupos conservadores, y él
gozaba de una buena posición dentro de la burguesía local progresista, al punto
de que llegó a ser, en 1936, presidente del Casino de Huesca. Y no olvidemos que tenía amistad con
los grupos moderados del socialismo y que, por su oficio de abogado, pudo
contactar y defender a individuos de muy distintas capas sociales, incluidos, varios anarquistas que
habían protagonizado, cuando él fue alcalde, la famosa huelga de diciembre de
1933. Creo que todo ello permite dibujar un poco la personalidad de Sender, e
incluso entender algunas de sus actitudes en el Ayuntamiento.
-¿Y
con el mundo republicano oscense…?
-Siempre estuvo en contacto con los distintos grupos que
tenía la izquierda republicana en Huesca y su provincia. Y es que, aunque ocupó
la alcaldía, Sender no renunció a seguir laborando por su partido. Como hombre
destacado para la oratoria que era, prestó su voz en distintos mítines y actos
políticos que tuvieron lugar en varios puntos de la provincia. E igual, llevó a
cabo labores de difusión y tutela en varias comarcas; de allí que muchos de sus
correligionarios acostumbraran a escribirle o que se presentaran directamente
en su casa para preguntarle en torno a distintos asuntos. Igualmente, no debe
olvidarse que colaboró económicamente con su partido y que llegó a ser director
de El Pueblo, el órgano de prensa que
tuvieron los partidos republicanos de izquierda en Huesca. Fue, por tanto, un
actor principal en la difusión del ideario azañista
por la provincia.
-No
puedo dejar de preguntarte por las relaciones con otro represaliado como Ramón Acín?
No me consta que hubiera una gran amistad, pero, desde
luego, eran dos hombres que se tenían afecto. Más aún, si consideramos que
ambos eran amigos (y cuñados) de Joaquín Monrás. De
lo que no cabe duda es de la admiración que sintió Manuel por el artista, que
extendió siempre a todo aquel que estuviera vinculado con el ámbito cultural,
aunque, como era el caso de Ramón, mostrara una concepción política distinta.
Hay, además, un par de circunstancias que los unen trágicamente: durante las
reuniones que celebraron en el Gobierno Civil las distintas autoridades de la
ciudad tras el golpe de Estado del 18 de julio, ambos se manifestaron en contra
de que se armara a la población, pues temían las violencias y desórdenes que
algo así podría provocar en la ciudad. Un gesto que de nada les iba a servir,
pues, al poco del golpe de Estado, ambos serían ejecutados por los sublevados.
-Con
todo y aún dejándose la vida por sus ideas…¿cómo es
que es tan desconocido entre la ciudadanía: desde la propia oscense hasta la
aragonesa…?
Esa es la pregunta que nos hacemos muchos cuando
retrocedemos a los años treinta y nos encontramos con personajes que pese a
encarnar unos valores que podrían calificarse como modernos y ejemplarizantes,
han permanecido décadas y décadas olvidados para la mayor parte de la sociedad.
Sender, por ejemplo, representa muy bien las premisas que hoy día vinculamos a
la práctica y al pensamiento democráticos, pero claro,
entre algunos sectores su figura resulta menos atractiva que la de otros que
resultan menos polémicos, aunque, en algunos casos, sus biografías poco tengan
que ver con los valores que en teoría representan. En realidad, creo que todo
tiene que ver con los usos que desde las instituciones se suele dar a la
historia y a los mecanismos con que, a partir del pasado, se ha tratado de
construir la identidad colectiva. Y es que todavía hablar de Sender, para
muchos, es apelar a una época incómoda, que reabre crispaciones y heridas, así
como debates que no les resultan convenientes. Señal, por otra parte, de que
seguimos viviendo en un mundo poco dado a la empatía y al entendimiento de los
razonamientos ajenos. Por fortuna, los investigadores tenemos la posibilidad de
escapar de todo ello y hacer nuestro trabajo sin apelar a otra razón que a la
del conocimiento de nuestro pasado, aunque ello implique que no podamos contar
siempre con el apoyo de las instituciones.
20817
Manuel Sender y el republicanismo oscense. Enrique Sarasa Bara
230 páginas
15,00 euros
Instituto de Estudios Altoaragoneses
Aunque de tanto en tanto se le
tribute algún tímido homenaje, todavía Manuel Sender Garcés (1905-1936) es un
total desconocido para la mayoría del público oscense. Su labor, sin embargo,
resulta trascendental para entender el devenir político de la provincia en los
años treinta. Abogado de profesión, fue un destacado organizador de las
secciones oscenses del Partido Radical, Acción Republicana e Izquierda
Republicana, así como uno de sus más activos dirigentes. En 1932, con
veintisiete años, accedió, además, a la alcaldía de la capital altoaragonesa,
en donde trató de aplicar un programa reformista y marcadamente republicano.
Esta obra ofrece su trayectoria vital, pero también busca contextualizarla,
ayudando a entender un poco mejor una época y todo aquello que se teje en torno
a la idea de las dos Españas, el republicanismo nacional y local y su conjunto
de axiomas, filosofías y prácticas: todo aquello que se vio arrumbado al olvido
con la Guerra Civil y que Manuel, como muchos otros hombres y mujeres de su
generación, simboliza con su vida.
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