Cazarabet conversa con... Lucas Marco,
autor de “Simplemente es profesionalidad. Historias
de la Brigada Político Social de València” (Institució Alfons el Magnànim)
Lucas Marco edita
con la Institució Alfons el
Magnànim un libro dentro de la colección periodisme/1 que es un ejercicio de periodismo de
investigación.
Aquello que nos
explica el libro, la sinopsis:
La Brigada Político
Social, la policía política del franquismo, persiguió incansablemente al
conjunto de la oposición a la dictadura, que denunció sistemáticamente las
torturas en comisaría. Desde la inmediata posguerra fue un instrumento
fundamental de la represión franquista pero sus principales agentes, lejos de
ser apartados tras la llegada de la democracia, fueron catapultados por los
primeros gobiernos democráticos a los más altos puestos de responsabilidad en
el Ministerio del Interior.
Esta investigación periodística –basada en materiales de archivo inéditos,
testimonios de policías y de detenidos, autobiografías y sumarios judiciales–
narra por primera vez quiénes eran los componentes de la Brigada Político
Social en València, cómo actuaban y qué fue de ellos
tras la dictadura.
El autor, Lucas
Marco:
Es licenciado en
Sociología y en Ciencias Políticas por la Universitat de València
y máster en Historia Contemporánea y Mundo Actual por la Universitat de
Barcelona. Ha colaborado en medios como el diario Público o el digital
linformatiu.com, entre otros.
Cazarabet
conversa con Lucas Marco:
-Lucas, ¿qué es lo que te hizo investigar y
escribir acerca a las actuaciones de la Brigada Político Social de València?. Explícanos, por favor, qué es lo que te lleva a
ello y por qué eliges la BPS y por qué la ubicación de València—
-Vivo en Valencia y
me interesa mucho la historia de la ciudad, especialmente el periodo que
comprende la Segunda República, la Guerra Civil y la posguerra. Además, ya
había trabajado el tema de la Brigada Político Social en algún reportaje. Me
presenté a la I Beca Josep Torrent de periodismo de
investigación que otorga la Unió de Periodistes Valencians y me puse a investigar y a escribir el libro.
Sin la beca hubiese sido imposible.
-Cuando
se disuelve la BPS de València los policías que la
integraban, ¿dónde van a parar?
-Los más relevante,
como Manuel Ballesteros, Benjamín Solsona, José de Oleza o Tomás Cossías llegan a
comisarios y son destinados a jefaturas superiores de varias ciudades —Solsona a Palma, Oleza a Sevilla
y Cosías a La Coruña— o, en el caso de Ballesteros, al puesto de mando de la
lucha antiterrorista. El cargo de Manuel Ballesteros era uno de los puestos más
importantes en la Policía de aquella época. Me gusta mucho una anécdota que
cuenta un guardia civil procesado por el 23F en el juicio: Ballesteros entró al
Congreso con todo el arco parlamentario secuestrado abrazando a Tejero y
gritando “¡Ya era hora!”. Tras el golpe, el comisario dijo que se presentó en
el Congreso porque pensaba que era un atentado de ETA. Se ve que ya que pasó
por ahí, se quedó a saludar a Tejero...
-¿Se
hace “borrón y cuenta nueva” de todos sus actos?, no, ¿verdad?.
¿Cómo asume estos actos una sociedad que debió de
“rendir cuentas a la justicia” de los abusos de la dictadura y que no lo hizo
ni en los altos cargos ni en el brazo primero de la represión que era la BPS.
-A partir de la muerte
de Franco (y antes también), sólo los partidos de izquierda y los sindicatos
clandestinos de Policía piden que se depuren las fuerzas y cuerpos de seguridad
del Estado, al menos a los más destacados miembros de la BPS. Una petición
razonable, si tenemos en cuenta la experiencia portuguesa en 1974, aquí al
lado, en Lisboa... También es cierto que la historia del Ministerio de la
Gobernación (lo que hoy es el de Interior) y de la Brigada Político Social
desde la Restauración da muchas claves de su carácter militarizado y
jerarquizado y de las transiciones que sortearon a lo largo del siglo XX. Las
más importantes, desde mi punto de vista, las de 1931, cuando se proclama la II
República, y en 1975, tras la muerte del general Franco. En general, la Brigada
Político Social afrontó con éxito todo cambio de régimen en la España del siglo
XX.
Dicho esto, tanto
la UCD como a partir de 1982 los sucesivos gobiernos del PSOE se enfrentan a
una compleja situación de violencia descontrolada de ETA y los Grapo y, en
general, con graves amenazas a la seguridad del Estado. Y eso, lo que
habitualmente llamamos lucha
antiterrorista, es algo que justificó el reciclaje de todos estos
personajes turbios. Obviamente, en España a nadie se le escapaba a qué se
dedicaba esta gente. Es algo poco estudiado pero sabido.
-Todo
esto, no hay que olvidarlo, fue bastante similar en la justicia (relevantes
jueces del TOP que se habían hinchado a condenar a presos políticos pasaron a
puestos más altos tras la muerte de Franco) y en el Ejército.
-Por decirlo
rápido, creo que la sociedad española digirió bastante bien este reciclaje
porque el ítem ‘lucha antiterrorista’ predominó por encima de todo. Muchas
veces por encima de la decencia o de los derechos humanos, también es cierto.
Lo que se puede afirmar, porque me lo han contado, es que todos los que pasaron
por comisaría durante el franquismo lamentan que fuera posible reciclar a estos
personajes. La gente que entrevisté que militaba en el antifranquismo
en los 60 y 70, en algunos casos se volvía a cruzar por la calle muchos años
después con estos agentes de la Brigada Político Social, ya jubilados. Y
hablaban de vez en cuando en este tipo de encuentros rápidos y fortuitos... Son
escenas tremendas que encierran muchas claves, casi literarias, de la
transición en España, de la memoria, del miedo...
-Tenían mucho a esconder, a callar, pero, a la
vez, eran los integrantes—me estoy refiriendo a miembros de la BPS de València-- la primera línea de batalla de la dictadura ante
la calle por eso sabían mucho sobre los “enemigos verdaderos de la dictadura”
que algunos pasaron a ser recelosos, muy recelosos con la transición y los
primeros años de la democracia….pero , a la vez, también sabían mucho sobre
quienes los mandaban a realizar acciones que, en democracia, serían vistas como
delito…¿qué nos puedes comentar?
-Sí, básicamente
sabían mucho de toda la izquierda pero luego resulta que algunos de aquellos
pasan a ser sus jefes. Concretamente todos los ministros del PSOE. Pero es que
ni siquiera necesitarían sacar trapos sucios. Cuando llega el Gobierno del PSOE
se encuentran con que sus nuevos jefes quieren destinarlos a un solo negociado:
ETA (y, en menor medida, los Grapo). Son dos actores insólitos (los ex de la
Brigada Político Social y el PSOE) pero que se necesitan mutuamente.
-Aunque
seguían siendo muy útiles, ¿no?...por
eso se les encajó dentro de la transición y de la democracia… ¿Cómo y de qué
manera?
-Fueron útiles pero,
si hacemos un balance más meditado, tuvo consecuencias desastrosas, como la
guerra sucia y otros desmanes similares, y no fueron demasiado efectivos. Creo
que la policía política en la historia de España no ha sido nunca demasiado
eficaz. Ten en cuenta que las raíces de la Brigada Social vienen de finales del
siglo XIX cuando se crea una brigada anti-anarquista en la Policía. Sólo se
centraban en el anarquismo, que tenía una fuerza descomunal, ese era su único
negociado. Bueno, pues tres presidentes se cargaron los anarquistas. Pues
sinceramente, no me parece un balance demasiado brillante...
-Qué
diferencias de perfil llegó a tener la BPS respecto a altos cargos dentro del
Ministerio de Interior de muchos de sus integrantes que no cambiaron nombre, ni
cara….solo de “tempus2 y de chaqueta…
-Hay aspectos que
son difíciles de conocer a pesar del tiempo transcurrido pero por lo poco que
sé, en general las relaciones entre los altos cargos de Interior y los ex de la
Brigada Social en antiterrorismo eran buenas, tenían un enemigo común llamado
ETA y el tema del franquismo se quedaba más para las anécdotas del postre y el
café.
-¿Su
comportamiento, su manera de hacer cambió?... ¿Cierta represión, aunque llevada
de otra manera, se siguió manteniendo?; ¿se hacía mucho uso, por ejemplo, del
escarmiento?
-No descubro nada
si digo que tras la muerte de Franco se produjeron excesos. Otra gente, como la
Comisión del Gobierno Vasco sobre los abusos policiales, habla más abiertamente
de torturas. Sea como sea a nadie se le escapa que el comisario Manuel
Ballesteros, aunque fue finalmente absuelto, tuvo un papel bastante relevante
en materia de guerra sucia.
-¿Cómo ha sido tu trabajo de documentación e
investigación en torno a la actuación de la BPS y digamos a “su herencia”?.No
habrá sido nada fácil porque todavía quedan, por decirlo de algún modo como
herederos en activo…
-He consultado
todas las fuentes policiales que he podido y he consultado archivos públicos
(fundamentalmente el de Interior), sumarios, hemerotecas, libros de memorias...
Un poco de todo. También he entrevistado a una decena de detenidos que
conocieron bien a estos personajes. De todas maneras, todas las fuentes
policiales que accedieron a hablar lo hicieron con algunas reticencias pero
siempre fueron cordiales. He de decir que, a pesar de muchas cosas, la Policía
en España ha cambiado mucho.
-¿Con
qué escollos te has encontrado con más frecuencia en esta tarea?; ¿qué lectura
sacas de todo esto de esta experiencia de la investigación en torno al comportamiento
de la BPS de València?
-Es lamentable la
falta de acceso a algunos archivos públicos. Es algo que complica la vida de
cualquier investigador. Ten en cuenta que el archivo más importante de Portugal
tiene los fondos de la PIDE, la policía política de Salazar. Aquí ni siquiera
sabemos qué pasó con gran parte de la documentación de la Brigada Político
Social. Siempre se ha especulado con que fue destruida a partir de 1975 pero yo
sospecho que quedan muchos papeles que no han salido a la luz. Estarán en cajas
en los sótanos de las jefaturas o en el archivo del Ministerio. Pero el
problema es que sólo puedes acceder a los expedientes de los agentes —si han
pasado 25 años desde su muerte— y el resto de documentación permanece, a
efectos prácticos, inaccesible. Porque el catálogo del archivo de Interior no
es público... Es un asunto complejo (entiendo que es material delicado) pero en
la práctica, insisto, impide abrir nuevas vías inexploradas de investigación...
Y, en general, no puede ser que tantos años después aún estemos tan limitados
en esta materia. Mira el ejemplo de Portugal...
-Porque,
luego, la metodología de trabajo obedece
a la utilizada en un trabajo periodístico, ¿no?
-Sí, por supuesto.
Aunque he usado mucho material más propio de los historiadores (papeles
antiguos de archivo y cosas así) y también he tenido siempre rondando un enfoque más relacionado con la criminología. Son cosas que
siempre me han interesado y las meto intencionadamente en un trabajo
periodístico. He intentado que todas y cada una de las afirmaciones que
contiene el libro sean comprobables documentalmente y contrastadas. Y, en
general, escribirlo con un poco de agilidad.
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