Cazarabet conversa con... Víctor Guiu, autor de “Lo rural ha muerto,
viva lo rural. Otro puñetero
libro sobre la despoblación”
(Dobleuve Comunicación)
Víctor Guiu
reflexiona y “se desmelena” ante un fenómeno que ve, observa y vive en primera persona
porque él mismo es rural y vive en el entorno rural.
El libro lo edita Dobleuve
Comunicación, editorial turolense hermanada con Verde Teruel.
La sinopsis del libro que nos llega desde
Verde Teruel—Sergio Grao--:
La despoblación está de moda. Todos tienen
respuestas para ganar el partido.
O van con la pregunta contestada, o
pocos preguntan a jóvenes y paisanos, que tienen claro dónde les encamina la
cultura imperante.
A través de imágenes cotidianas de los que
nadan en este mar inmenso, se nos muestran puntos de vista donde la hibridación urbano-rural ha
transformado lo que creíamos “rural”.
Combinando literariamente anécdotas y
estudios, el autor exprime lo que sucede diariamente por nuestros pensamientos
híbridos. Porque ahora que todo esto es producto, se nos olvida que nadie
cambia el discurso del remedio. Y los remedios, como los niños que imaginan el
mundo viendo la pantalla de un móvil, no tienen mucho que ver con lo que nos
cuentan.
Lo rural… Y eso ¿qué es?: la España vacía,
vaciada, interior… ¿España, mi querida España?
Hasta el día de hoy bastaban unos cuantos topicazos para salir airoso. Nada más lejos de la realidad.
La complejidad que encierra la respuesta requiere hacer encaje de bolillos.
Este libro no busca respuestas; las teje. Pero sí se hace preguntas,
muchísimas, para que el lector extraiga sus conclusiones ya sea repartidor,
poeta, ingeniero o pastor.
Abordando puntos de vista diferentes con humor
y valentía, recopilados vital y profesionalmente durante décadas, el libro
exprime el languidecer de un mundo que nos toca de lleno. Todos tienen remedio,
aunque el discurso del remedio es en esta historia lo que menos ha cambiado.
El siglo XXI es el vademécum de la modernidad.
En estos tiempos líquidos de: ¡queremos todo y lo queremos ya!, la fina sombra
de la parca se intuye en la lejanía y quizás no haya vuelta atrás.
Los ciudadanos, las entidades, los gobiernos…
todos están en el tablero y cada uno mueve sus fichas como puede o le dejan.
Pero la partida tiene truco.
Rigor, seriedad, ironía y acidez, se dan cita
en este libro tan esclarecedor y tan limpio, para que no olvidemos el motivo
cultural que envuelve la despoblación y contra el que es casi imposible luchar.
La nostalgia hiere, pero la desidia es letal.
Como quien espera entre la docilidad y el
cabreo, asistiremos al sepelio de cuerpo presente, aunque nunca nos hayan dado
vela para este entierro. Y después, por supuesto, nos quejaremos… ¿o no?
El autor, Víctor Guiu
Aguilar: Licenciado en Historia, postgraduado
y con estudios en unas cuantas cosas, lleva veinte años trabajando en
varias comarcas y recopilando anécdotas, proyectos y cuentos .En el pueblo ha
sido un poco de todo: técnico, profesor, gestor, fundador de centro de
estudios…Y sobre todo poeta. Reflejando los paisajes y paisanajes donde ha
vivido y donde ha querido vivir. A lo largo de la vida ha publicado numerosos
artículos relacionados con la despoblación. Participa en prensa local de cuando
en cuando y ha publicado algunos libros de poemas. El último “Poesía líquida” en
2015.Es miembro del grupo de poli poesía “La Europa del Aborigen” y padre
En este libro el autor nos sumerge en ese
mundo tan particular de la despoblación, visto desde un prisma crítico y puro,
sin ningún tipo de condescendencia. En él nos desvela todos los actores
principales, que son muchos….y todos los actores secundarios que deberían de
ser más…Ahora que la palabra “despoblación” suena en tertulias, telediarios y
congresos, las soluciones vienen tarde para muchos, pero a tiempo para varias
generaciones.
Cazarabet
conversa con Víctor Guiu:
-Víctor,
amigo, ¿qué es lo que te lleva escribir este libro? ¿Una especie de hartazgo
ante ver, sentir que casi cualquiera y cualquier cosa se reviste de
“acercamiento a lo rural” porque está como de moda?
-Mientras estuve vinculado profesionalmente a
eso tan raro que llaman "desarrollo local" o "desarrollo
rural" estuve formándome académicamente en sociología, demografía y otras
disciplinas siempre vinculado al medio rural y a la despoblación. Pero me di cuenta
que lo que se escribía y analizaba académicamente no correspondía a la forma y
el fondo con lo que yo contaba los temas relacionados.
El propio subtítulo (incluso el título) es
como bien dices un reflejo de ese hartazgo sobre la moda del medio rural, que
perversamente se relaciona directamente con la despoblación. Es una moda. Y
todas las modas tienen demasiado postureo y muchos
lugares comunes.
-“Lo rural” y la
despoblación van casi de la mano---aunque no debería de ser así de manera
automática--….cansa tanto discurso oportunista que huele a asamblea de
parásitos que primero plantan tendidos de alta tensión—por ponerte un
ejemplo---y se cargan el paisaje del interior, vaciándola de
servicios para evitarse protestas para luego patrocinar anuncios bucólicos o
poner columpios en las poblaciones…
-Tampoco estoy de acuerdo con el término de
vaciado. Ni vacío, porque vive gente, ni vaciado, que se relaciona con el
victimismo. No hay una teoría de la conspiración, como si fuera expediente X,
con unos políticos que se dedican a poner y quitar gente de un lugar. Es cierto
que en determinados casos ha podido suceder, como en los pantanos, pero desde
luego no tiene nada que ver con la realidad o con la generalidad. Lo del paisaje
daría para mucho, desde luego, y no tiene razón de ser. Ahora y siempre el gran
problema es la ordenación del territorio. Nadie en los pueblos está en contra
de la energía renovable, pero ... ¿tiene sentido lo que quieren hacer?. En el fondo esto se debe a que somos el espacio de lo
urbano. Somos subsidiarios de sus intereses y la gente se vender por cuatro
duros. Entre otras razones porque hemos comprado el discurso neoliberal,
también en el pueblo. Los valores han cambiado y no todos los valores de lo que
fuimos eran peores.
-Una manera de
despoblar es, por ejemplo, dejar entre 24 y 48 horas sin servicios básicos ante
un temporal…sí sabemos que el último conocido por Gloria nos ha pegado de lleno
y que ciertos efectos secundarios son inevitables…pero, supongo, hay muchos
peros….
Estamos de acuerdo que lo que ha sucedido con
el temporal es extraordinario. El problema no es tanto que en una situación
extraordinaria suceda, sino que haya comarcas en la que todos los años suceda
lo mismo, con cortes de comunicaciones, luz, etc...
Porque los derechos son iguales vivas donde vivas. Nadie debería marcharse de
un lugar por estas razones, pero equivocamos el diagnóstico si pensamos que la
gente abandona los pueblos por estos detalles. El abandono del medio rural es
un hecho cultural. Por supuesto que hay que reclamar y no reblar nunca, por
supuesto que hay que generar empleo y tener buenas infraestructuras, pero
no se sigue vaciando el medio rural por ello. O mejor dicho, no es el
hecho fundamental de su abandono, sino la escusa y el lugar común más demandado
por el imaginario popular.
-Víctor, ¿habla
demasiado—o incluso escribe-- a la ligera mucha gente de la despoblación; no sé
casi como si hablase de la cría del mejillón cebra?---perdona la pregunta es un
poco cínica, pero es que al final si a esto no le ponemos cinismo…
-La ironía nos hace afrontar el problema de
una manera más graciosa. Hay que reírse de uno mismo, desde luego. Como decía
antes la despoblación está de moda. La literatura ha creado libros de referencia
en torno al tema. El libro de Sergio del Molino incluso puso la España interior
en el candelero. Es un libro excepcional. No entiendo los ataques que desde
ciertos sectores y movimientos del medio rural recibe. La revuelta de la España
vaciada no se llamaría así si Sergio no hubiese escrito antes ese ensayo.
Cuando una cosa te llega al corazón esperas que la gente que escribe de ello te
de soluciones. Y cuando haces un ejercicio literario no estás obligado a dar
soluciones.
Sí que estoy de acuerdo en que se habla mucho
y desde el conocimiento. Y lo que es peor, la propia gente de los pueblos
hacemos las mismas reflexiones que en la ciudad. Hay mucho escrito, y más que
se escribirá, y seguimos en los mismos lugares comunes.
Una de las razones para escribir el libro es
precisamente que quizás hay que reflexionar y aportar desde el propio pueblo.
Si no quieres que escriban de tí o no estás del todo
de acuerdo con lo que escriben, escribe tú, joder. Otra cosa es la repercusión
y difusión que los escritores humildes y con pocos medios puedan llegar a
tener.
-Sabemos
de ti, pero puede que muchos de nuestros lectores no…a ti todas tus
experiencias te han vinculado desde lo profesional a lo emocional, pasando por
lo intelectual con “lo rural”, ¿verdad?.Explícanos por
favor…
-Yo he vivido casi toda mi vida en el pueblo.
Pero vivo también en la ciudad. En el libro lo expongo con la idea de que
ahora, las generaciones actuales son híbridos urbano-rurales. Y más que lo
serán. Nuestros adolescentes no dejan de ser niños de su tiempo, con sus pros y
sus contras que en lugar de vivir en una ciudad viven en un lugar con poca
gente. Un joven de ahora se parece más a un joven de Nueva York o París que a
mí cuando era de su edad. La globalimbecilización ha
llegado para quedarse.
Cuando acabé la carrera me volví al pueblo
porque no quería vivir en Zaragoza. Y trabajé de muchas cosas. Decidí hacerlo.
Desde entonces he hecho ya un par de veces el viaje de ida y de vuelta.
Yo he pasado por muchas épocas, y más que
espero pasar. He sido técnico en desarrollo rural, he fundado asociaciones, he
sido concejal y camarero y por encima de todo soy de mi pueblo y de mi gente.
Lo siento así y aunque me fuese a vivir a Pekín así lo sentiría. Cuando escribo
pienso en lo rural, cuando como, cuando grito, cuando quiero y cuando
bebo.
-Tampoco se trata
de intentar paliar la despoblación con medidas que llamen a hacer de esta
tierra de entretenimiento de fin de semana, puentes y períodos vacacionales
para el desahogo del urbanita….ostras que el territorio no es un Parque de
Atracciones ni una manera de ir a hacer lo que no puedo hacer en urbes de
cierto tamaño a toda hora y con total desahogo…oye, que para que nos rompan la
paz ya están los noticiarios…
-Somos subsidiarios de lo urbano. Cualquier
cosa que haces en el pueblo tienes que “ponerla en valor”. Como si no tuviera
valor lo que haces. Yo para que nos convirtamos en un parque de atracciones o
en una tienda gigante de productos gourmet prefiero que se vaya todo a tomar
por el culo.
-Lo rural ha
muerto, ¿hay solución?, te lo preguntas, nos lo preguntas desde la solapa del
libro… ¿cómo lo ves?
-El libro está lleno de anécdotas e incluso de
situaciones contradictorias que lo que llaman es a reflexionar, a hacernos
preguntas y a huir de los lugares comunes. Si tuviese la solución estaría
diciéndolo a diestro y siniestro. En el libro hay un capítulo que titulo
"Soluciones efervescentes". Aquí todo Dios tiene algo que decir
aunque no sepa lo que diga. Oyes cada cosa que te echas a temblar. Y por
supuesto según qué contestas eres políticamente incorrecto. En una época en la
que nos hemos vuelto idiotas y se echa en falta el sentido común habría que
leer más y tuitear menos.
Lo que conocimos como lo rural está en agonía.
Como si fuera el último bucardo. En diez o veinte años otra cosa se habrá
construido. Habrá que ponerle nombre cuando lo veamos, si lo vemos.
-Yo, enlazando
con la pregunta anterior te pregunto:¿conviene que
haya “según qué tipo de solución” para los que sentimos” muy de veras ser y
vivir en el entorno rural?---que no es lo mismo que tener en “lo rural” la casa
del abuelo para venir treinta días al año---
-Aquí como en el fútbol cada uno "echa la
suya". Las necesidades del agostero que viene solo para fiestas son unas.
Las del que vive todo el año son otras. Las del que está tres o cuatro meses
muy distintas. Y así con todo. Lo peor es que, al perder valores tan
importantes de lo rural como aquellos que nos vinculaban como colectivos,
cuando oyes hablar a la gente oyes hablar a soluciones urbanas porque ya nos
hemos convertido en híbridos.
Y no debemos perder el norte. En un mundo
global donde los países se han urbanizado tanto la despoblación no es un
problema. Su problema precisamente es lo contrario. Que ahora se haya puesto de
moda en España es una oportunidad para decir y hacer cosas. Pero si hablas con
alguien que vive en la Castellana o en la Diagonal, o en cualquiera de esas
urbanizaciones de extrarradio la despoblación no es un problema real.
-¿Crees que las
“macro infraestructuras”, “los AVES” es la medicación que debe de darse a “lo
rural” para paliar la despoblación?
Yo lo que creo es que debemos tener servicios
dignos. Pero si convertimos todo en vertebración con autopistas y AVES los
pueblos serán solo urbanizaciones de la capital. Lo digo en el libro y lo
repito en todas mis charlas. Una vez un abuelo me dijo: "si la carretera
es muy mala no viene ni Dios; si es muy buena nos marcharemos todos". Y
así sucede. Date una vuelta por los pueblos cercanos a autovías. Pregunta en el
corredor Zaragoza-Teruel, en Daroca por ejemplo. Hay
que tener un tren digno en Teruel, sí, pero si haces un AVE la mitad de los
funcionarios vivirán en Valencia y Zaragoza. Porque el problema es cultural, no
depende tanto de las infraestructuras que tengas.
En cuanto a otros macroproyectos
relacionados con macrogranjas, macrovertederos,
etc... pues qué te voy a
contar. Volvemos a lo mismo de antes. Venderse por cuatro duros, ingresos para
el ayuntamiento, luchas entre municipios para quedarse con una cosa u otra....
Si fuese verdad que haciendo alguna de estas cosas revertirías la
despoblación... pero tampoco es cierto. Y yo, como con lo de los parques
temáticos, si eso va a ser la solución prefiero agonizar en mi casa mientras
leo.
-Es que , me parece,
que si hay una autovía para comunicar ciertas zonas con los habitantes que hay
y lo que faltan son servicios básicos para la zona rural…lo que favorecemos es
que se utilice la autovía para ir y venir de unos lugares a otros, pero no para
poblar lo despoblado…¿qué me puedes explicar?
-Así es, como ya te he dicho en la pregunta
anterior. Que nadie crea que esas autopistas las hacen para favorecer
determinadas zonas. En general (siempre habrá excepciones, que aquí nos gustan
mucho las autovías) suelen construirse para unir polos de desarrollo. Si pasan
cerca de tu casa es por casualidad, no porque pensaran en ti.
-Dices
en uno de tus capítulos, bueno lo titulas:”La tierra” no se vende”. Vale, de acuerdo,
pero de ella los hay que sacan un partido que roza el expolio, cuando no es
expolio directamente…
-Ese es el capítulo que más me gusta. Habla
del cambio de valores en el medio rural. Ahí es donde se nota, y mucho, el
cambio de paradigma y la muerte de lo que fuimos. Esas tierras que fueron de
nuestros antepasados y que como en la película de "El Olivo" de Bollaín no son nuestras por mucho que las hayamos
heredado.
Es algo que nos penará en su día. Pero cuando
uno acaba desvinculado de su pueblo y pasa de él, con toda la libertad, para
qué preocuparse de aquello que no vale nada. Y nos penará. En África grandes
estados y multinacionales compran millones de hectáreas de tierra que no vale
nada para producir. Cuando en nuestra España interior la tierra sea de cuatro
lloraremos. Pero el propio ayuntamiento vende tierra cuando puede para
construir servicios que dudosamente necesitamos pero que, como híbridos
urbano-rurales que somos, nos hemos creado.
-Todas y todos
somos responsables de lo que le está ocurriendo al medio rural desde los que
“lo vivimos” los 365 días al año hasta los que simplemente solo lo quieren para
“chuparle las entrañas”…desde esa responsabilidad: ¿qué podemos hacer los que
aquí estamos y resistimos para revertir cierta situación?
No tengo ni la más remota idea de qué podemos
hacer más. Hay gente que vive todo el año en el pueblo y no hace nada y otros
que van quince días y se ganan tener su nombre en un par de calles.
El problema es la narrativa neoliberal de la
sociedad. Y ahí solo tenemos un sitio subsidiario. ¿Tan distinto es el discurso
en un lugar o en otro? Mientras es discurso sea imperante lo tendremos difícil.
Yo ya solo me conformo con no sentirme cómplice de determinadas situaciones.
-Porque, no sé,
salvo excepciones, con los segundos que vienen a “lo rural” a hacer negocio, no
podemos contar mucho en cuanto a compromiso…
-Yo conozco a muy poca gente que no se
vendería por cuatro perras. No hace falta que vengan de fuera para observarlo y
darte cuenta. Para muchos el compromiso con su pueblo sería llevarle una macro
granja y lo siente así de verdad, y además hay mucha gente con mucho compromiso
que piensa así. ¿Quién es el que tiene razón? ¿Qué es el compromiso? ¿Quién
tiene la razón?
-Amigo ¿qué nos
puedes decir sobre qué te parecen tantos libros, espacios que rellenan espacios
de radio o televisión y que hablan, y hablan….reflexionan y analizan sobre el fenómeno de la despoblación?
-Pues puestos en la tesitura que estoy lo que
me gustaría para mí y para la editorial es rellenar el hueco que me
corresponda.
-¿Se ha hecho
tarde, ya, en muchas cosas?
-Peor sería no llegar. Aunque sí, en eso soy
pesimista. Pero habría que definir a qué hemos llegado tarde exactamente. Se ha
centrado el desarrollo rural en la subvención y en la infraestructura y como he
dicho a lo largo de la entrevista el diagnóstico era otro. En la mayoría de los
pueblos vemos las casas y calles arregladas, vemos servicios que hace cuarenta
años ni imaginábamos, y sin embargo… Estoy generalizando, sí, pero solo hay que
darse una vuelta. Ni el pesimismo y el victimismo tradicional en lo rural, ni
el paternalismo insípido y político de las capitales.
-Amigo Víctor… ¿cómo
es tu día a día en “lo rural”?
-Como te decía he ido y he vuelto unas cuantas
veces. Este año estoy en Híjar y doy clase en
Valderrobres. Mi familia está en Zaragoza y nos vemos los fines de semana.
Algunos fines de semana estoy aquí o estoy allí. En verano y vacaciones paso
largas temporadas en Noviercas, en Soria.
Mi día a día es como el de cualquiera. La
gente urbana se piensa que estamos viendo los pajaricos y dando vueltas
buscando tranquilidad. Yo trabajo por la mañana, me echo la siesta y escribo y
leo por la tarde algún día a la semana. Y sí, no me escondo, estoy más en el
bar de mi amigo Carlos que en una biblioteca.
-¿Estás ahora en
algún proyecto, estudio, investigación…nos puedes contar alguna cosa?
-Siempre estoy en algo. Ahora con lo del libro
te van surgiendo artículos y proyectos, pero no me preocupo tanto como antes.
Tengo varias obras empezadas, colaboro con algunas colecciones de poesía y
siempre, siempre, tengo mi puerta abierta para ayudar a alguien, porque eso es
lo que me ha dado más recompensas y amigos en muchos sitios.
-¿Cómo ha sido
trabajar con Dobleuve?
-Dobleuve es una
empresa centenaria. Los hermanos Perruca nunca me han
dicho que no a nada de lo que les he ofrecido. Algunas veces ha salido el
proyecto, como ahora, otras se ha quedado en la nebulosa de Orión. Son gente
comprometida. Que una revista como VerdeTeruel
exista, se mantenga y, lo más importante, se venda, es un logro que algún día
les tendrán que reconocer. Están editando obras muy interesantes con escritores
de calidad, implicados en el terreno como Victo Lacambra
o Vicente Aupí. Y con esta pareja empiezas una cosa y
piensas en hacer tres. Eso es lo que hay que hacer, como decía. No sentirse
cómplice. Pensar pero sobre todo, hacer. Que si esto se convierte en un
puñetero erial nadie te pueda decir que no hiciste algo para que no
sucediese.
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