Cazarabet conversa con... Juan José García Izquierdo, traductor de “El libro del té” (Quaterni) de Kakuzō Okakura
Una exquisita edición, con anotaciones e ilustraciones con cubierta
de Roger Navarro que nos lleva de viaje por las sendas del mundo del té.
Kakuzō
Okakura relata y narra cómo es todo el universo del
té, aunque cada uno, desde nuestra experiencia, con él, debamos formarnos el
nuestro.
El libro es algo más que una historia narrativa en torno al
té—hay que leerlo casi que de forma imperativa o como receta de humildad--…el
autor, de manera tan sutil como
contundente, hace casi , casi un alegato de una manera de vivir, de una cultura,
de una manera de ser…prejuiciada demasiado a menudo por nosotros como pobres e
insolentes occidentales que miramos a oriente como por encima del hombro y si
ahora todavía hay como esa sensación…imaginaros hace años…esos pueblos, esas
gentes, no solo Japón, tienen su “orgullo”, como humanos, como seres dignos que
comparten un planeta….y el escritor, ya en su tiempo, hace un alegato dignísimo
del que deberemos tomar buena nota.
Para los que somos amantes del té, el libro es una auténtica
delicia más allá de lo narrativo y de lo que nos cuenta…porque nos acerca más
al arte de estar enamorada de degustar cada sorbo de esta bebida que es algo
más que una bebida, es un acompañamiento y un modo de vida que se establece
dentro de ti ;para los que desconozcáis
esta infusión o, mejor dicho, bebida con
muchas propiedades…lo siento ,pero os veréis tentados, desde esta narrativa, a
degustarlo y probablemente caigáis en su particular embrujo o magia. Para los
que no os guste, os apenará no hacerlo porque el libro es, sin lugar a dudas,
excelente.
De
una forma u otra Quaterni nos ha reconciliado de
dentro a fuera y de fuera a dentro, con la armonía con la que solamente puede
hacerlo el té.
El libro, editado exquisitamente, por Quaterni
incluye el clásico chino de Lu Yu, El Sutra del té.
Entrevistamos para el Cazarabet conversa con a Kakuzō Okakura
al traductor, Juan José García Izquierdo.
La sinopsis del libro: Un clásico imprescindible de la
literatura japonesa en una nueva traducción completamente actualizada, anotada
e ilustrada con láminas de ukiyo-e.
A los ojos de un extranjero, un gaijin, Japón sigue siendo aún hoy el lugar más
exótico e insondable del planeta.
El respeto de sus gentes por la naturaleza, su concepción
del arte, su sentido estético, su percepción de la belleza, la influencia de la
religión y la filosofía en su vida diaria, la búsqueda de la armonía y la
importancia de la espiritualidad y de la contemplación, conforman una cultura y
unos valores muy alejados del sentir occidental.
La ceremonia del té (cha-no-yu),
un ritual en el que cada detalle es esencial en la búsqueda de la perfección
estética y espiritual, refleja mejor que ninguna otra celebración, la verdadera
esencia de Japón.
Preparar un té exige una atención exquisita por cada
detalle: armonía, elegancia y destreza en los movimientos de quienes lo
preparan, generalmente mujeres, y una atmósfera perfecta en la que nada se deja
al azar. Todo aquel que disfrute de esta milenaria bebida debe alcanzar un
estado espiritual de profunda serenidad.
Escrito en 1906 por Kakuzō Okakura, El libro del té constituye un acercamiento sin
igual a lo más profundo del pensamiento y filosofía de vida de los habitantes
del Lejano Oriente.
Esta edición, además de ilustrada, anotada y comentada,
incluye El Clásico del Té de Lu Yu, que trata sobre
el cultivo, preparación y forma de beber el té. La lectura de ambos tratados
es, no solo complementaria, si no también necesaria, pues si una de ellas
constituye una lectura mística, la otra es mucho más terrenal.
Kakuzō
Okakura: desde la Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Okakura_Kakuz%C5%8D
Cazarabet conversa con Juan José
García Izquierdo:
-¿Cómo es el papel de un
traductor en una obra como esta, El libro del té de Kakuzō
Okakura?
-Imagino que la traducción de una obra como esta puede
suponer un reto si no estás muy habituado al tipo de escritura o al tema del
que trata. Por suerte para mí, en este caso yo ya había leído El libro del té
con anterioridad, por lo que estaba familiarizado con el tema y con cómo se
expresan las cosas.
-Normalmente,
¿veis vuestro trabajo compensado…os sentís compensados por el colectivo de
lectores?
-Personalmente, pienso que gran parte de las personas que
nos dedicamos a la traducción no lo hacemos por la compensación de la misma.
Evidentemente, es un trabajo y tiene que verse retribuido, pero en cuanto a
reconocimiento lo cierto es que no se nos conoce ni siquiera una pequeña parte
en comparación a los autores de las obras. La traducción es un trabajo que,
aunque requiere dedicación y tiempo, no tiene la fama que puede tener un
escritor.
-Cuando
una persona se dedica a la traducción, ¿a qué se condena para bien y para mal?
-Como parte positiva, una persona que se dedica a la
traducción se condena a trabajar con las palabras, se acostumbra a la necesidad
de estar investigando constantemente. Como parte negativa, toca lidiar con la
frustración de atascarse en un mismo párrafo o frase durante horas, hasta que
por fin encuentras la manera que consideras más perfecta de hacer la
traducción.
-¿Una traductora o un traductor
se especializa en temas y en determinadas plumas?; ¿cómo ha sido en el caso de
sumergirte en la traducción de El libro del té de Kakuzō Okakura?
No tengo una trayectoria tan amplia como para haberme
especializado en algún tipo concreto de libro. Y personalmente, creo que no me
gustaría. Me apasiona la lectura y la escritura, y poder traducir libros de
todos los ámbitos creo que sería muy enriquecedor.
-¿Cómo es el proceso de
documentación de los traductores?; ¿cómo ha sido en esta ocasión?, me imagino
que debes de documentarte sobre el té, pero sobre todo sobre el escritor.
-Sí, cuando una editorial te encarga un trabajo, lo primero
es documentarse sobre quien es o fue el autor, la repercusión que tuvo el libro
en su momento y, por supuesto, saber lo más posible acerca del libro. En mi
caso, siempre me gusta hacer una primera lectura de la obra para conocer el estilo
y afianzar el tema antes de empezar a traducir.
En cuanto a la documentación sobre el té, como mencionaba
anteriormente, ha sido relativamente sencillo, puesto que es un tema que me
interesa desde hace tiempo y ya había leído la obra.
-¿Qué características especiales
presenta el escritor Kakuzō Okakura?
Más allá de su excelente estilo narrativo, me llama
especialmente la atención la manera en la que Kakuzō
Okakura se refiere hacia el té, hace de este no solo
un hilo narrativo, sino que su discurso se basa en la apreciación del arte del
mismo.
-Juan
José ¿bebes más té, ahora?, si eres “bebedor de té” lo saboreas, lo “casi
contemplas de otra manera”
Hace tiempo que dejé de beber café y me pasé al “club del
té”. Fue entonces cuando leí por primera vez el libro del té, y he de decir que
he tenido momentos verdaderamente agradables mientras lo traducía con una taza
de té reposando en la mesa.
-Háblanos
de la relación con los editores porque son ellos los que te contratan,
¿no?
En primera instancia sí, son los editores los que te
encargan la traducción de una obra. En mi caso soy autónomo, por lo que no
tengo un contrato de trabajo con una editorial, sino que estas realizan un
contrato por obra traducida.
A partir de que se establece una relación con el editor, los
traductores podemos realizar propuestas de libros a los editores, que ellos
valoran y deciden si la realizan o no.
-¿Cómo es el día a día en el
trabajo de un traductor?
-Si lo enfocamos desde la parte bonita y positiva, creo que
es un muy buen trabajo, que puedes realizar en tu ordenador y ponerte tus
propios horarios (siempre con constancia y responsabilidad), y trabajar con los
textos a los que otros han dedicado bastante tiempo es algo maravilloso. Si lo
enfocamos desde el punto de vista negativo, el trabajo de traductor genera
bastante incertidumbre. Nunca sabes si vas a tener obras para traducir todos
los meses, y como los plazos de cobro son bastante amplios, resulta complicado
tener una estabilidad económica si es tu única actividad.
-Explicadnos
todos o todas sois en su mayoría filólogos, ¿no?; ¿cuál es el perfil de las y
los que se dedican a la traducción porque ya hay muchos que han estudiado para
“ejercer el oficio de traductor”?, explícanos, por
favor…
-No sé si sabría responder con certeza a esta pregunta. En
mi caso sí, soy filólogo, y empecé a traducir hace unos años. Como también soy
escritor, mi contacto principal es con textos en español, pero no quería perder
el contacto con la lengua inglesa, por lo que trabajar con los textos en inglés
de otros autores fue la idea que más me gustó para poder realizar las dos cosas
que más me gustan, el inglés y la literatura.
-¿Qué manías tienes como
traductor?
-Supongo que las mismas que cualquier persona que se dedique
a escribir. Tener tiempo y espacio, silencio, pocas distracciones y un buen té
al lado. En cuanto al texto se refiere, siempre me gusta leérmelo antes de
empezar a traducir, y siempre que termino una parte de la traducción me gusta
revisarla antes de pasar a la siguiente; y una vez finalizada toda la obra, una
nueva lectura para supervisar errores, porque siempre hay alguno.
-Amigo,
¿en qué consiste el trabajo de traductor porque es mucho más que “traducir” tal
como lo entendemos…requiere mucho más de lo que aparentemente se ve, aunque
quedéis en un tercer plano…? Trabajo que requiere, además de una metodología
exigente, ¿verdad?
-Creo que la labor del traductor radica en entender qué es
lo que quiere el editor y qué es lo que quieren los lectores. Podemos traducir
literalmente las obras, pero eso suele generar confusiones en muchas ocasiones.
Pese a que se intervenga en cierta parte del texto, los traductores debemos
adecuar algunas expresiones para que esas rarezas lleguen de la menor manera
posible, especialmente con libros como “El libro del té”, pues la literatura
oriental dista mucho de la literatura occidental a la que estamos
acostumbrados.
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Cazarabet
Mas de las Matas
(Teruel)