Cazarabet conversa con... Sven Tuytens, autor de “Las mamás belgas. La lucha de un
grupo de enfermeras contra Franco y Hitler” (El Mono Libre)
La editorial El Mono Libre se presenta hasta
nosotros con una crónica que refleja la lucha de un grupo de enfermeras contra
Franco y Hitler.
El libro es, nos viene dado y dispuesto desde
la pluma de Sven
Tuytens que pretender reivindicar la memoria de las mujeres que plantaron cara
al fascismo en España desde la bota de Franco y del que afectó A Europa con el
nazismo y Hitler a la cabeza.
Para reivindicar esa memoria rescata del cajón
de la historia a un grupo de mujeres que lucharon contra Franco y contra
Hitler, ellas fueron conocidas como “las mamás belgas” y son recordadas, hoy,
todavía así…dignificando la lucha contra el fascismo y el nazismo más allá del campo
de batalla y de las trincheras…porque ellas, estas “madres belgas” eran
enfermeras.
La sinopsis desde El Mono Libre:
1 de Mayo de 1937, un grupo de voluntarias
procedentes de la Europa del Este se hace un retrato en Barcelona –en portada-
antes de salir con destino a un hospital de guerra en Onteniente. A todas les
une la misma causa: combatir el fascismo en la guerra de España. El hallazgo de
esta fotografía es el punto de partida de la investigación de Sven Tuytens, corresponsal belga en España, que ha
reconstruido la vida de estas brigadistas buscando sus huellas. “Las mamás
belgas” fue el nombre cariñoso que les dieron los heridos de guerra. Algunas de
estas enfermeras lucharon en la resistencia armada durante la II Guerra Mundial
y otras fueron asesinadas en campos de concentración por su solidaridad,
sacrificio y entrega. Este libro rescata su historia de la indiferencia y el
olvido.
El autor, Sven
Tuytens: es, desde 2010, el corresponsal en España de la radio televisión
pública belga (VRT). Tiene una larga experiencia como periodista, director y
realizador de programas de televisión, documentales, contenidos para programas
educativos y series documentales de divulgación histórica y social.
Ha sido director y presentador de un programa
cultural durante siete años en la televisión pública de la región de Bruselas.
Es autor de varios libros en neerlandés, entre los que destaca, la biografía
del Brigadista Internacional Belga, Piet Akkerman; un monográfico sobre las brigadas internacionales
en la batalla de Brunete y Las mamás belgas. Su
documental Las mamás belgas fue reconocido con Premio de Mejor
Documental en la Mostra Internacional de Cinema Documental de Montaverner.
Cazarabet conversa con Sven Tuytens:
-Sven, ¿qué es lo que te llevó a
centrarte en este grupo de enfermeras, conocidas como “Las mamás belgas”?; ¿Qué
te acercó a “las mamás belgas”?.¿Cómo te encuentras con esta historia?
-Supe de ellas a través de una
foto que en Bruselas me dio el historiador belga Rudi
Van Doorslaer. La tenía desde los años 80. No estaba
en ningún archivo. Estaba en un sobre en su despacho. La foto me impactó. Son
mujeres que posan en la Plaza Catalunya de Barcelona, ante una fachada con una
gran foto de Stalin y la pancarta “Internacional Juvenil Socialista”. Es el 1
de mayo de 1937. Llevan meses esperando ese momento. Viven su sueño: ¡ayudar a
la República contra el fascismo! Les comprometía su ideal.
-La
historia no les rindió ni cumplida memoria, ni recuerdo… ¿es así? o es mi
impresión, puede que muy crítica y excesivamente exigente…-Así es difícil muy
difícil que “su acción y lucha” puedan ponerse sobre la mesa para que hoy
podamos mirarnos en ellas, ¿no?, ¿cómo lo ves?.-
Mujeres que estaban dispuestas a dar su vida y que tienen que rescatarse desde
el “baúl del olvido”.
-Han sido olvidadas dos veces:
por su lucha antifascista en España y después por su papel como miembros de
resistencia armada durante la Segunda Guerra Mundial en Bélgica. Y han sido
olvidadas por ser mujeres. Conocemos a Dalí, García Lorca y Buñuel, pero quien
conoce los nombres de las sin sombreras?. Quería honrar estas vidas generosas que la
riada de la historia arrastró al olvido.
-¿Cómo
ha sido el viaje que te ha debido de llevar por un cuidadoso y
costoso trabajo, siempre minucioso, en torno a la documentación e
investigación—teniendo en cuenta que la fotografía tiene un protagonismo muy
definido---?; aunque todo bajo la disciplina que tiene todo un periodista, ¿es
así?
-Al principio ha sido un viaje
en solitario pasando por varios archivos. Los periodistas hoy en día tenemos
poco tiempo para investigar a fondo un tema porque por ejemplo un reportaje
para el telediario habitualmente dura 1minuto 30 y uno largo 1 minuto 45. He tenido
la suerte de trabajar codo con codo con dos historiadores muy rigurosos con los
que he compartido largas conversaciones (en Bélgica Rudy Van Doorslaer y en España, Jesús Rodríguez Morales). Después
conocí a varios descendientes de las Mamás belgas con los que establecí un
contacto muy estrecho y para mi supuso aún una mayor responsabilidad de contar esta historia con el mayor rigor
posible.
-¿Cómo se unieron este grupo de mujeres enfermeras para luchar
contra el fascismo de Franco y contra el nazismo que casi doblega a todo el
continente europeo, del nazismo con Hitler a la cabeza?
-El grupo de 21 chicas
veinteañeras que vinieron como voluntarias se conocieron en la Kutur Farain de Amberes, una
asociación de inmigrantes judías provenientes de Europa del Este, la mayoría de
Polonia. Eran comunistas que soñaban con un mundo sin fronteras y creyeron en
una solidaridad obrera. Rechazaban el sionismo por ser una ideología
colonialista.
-¿Nos
puedes hacer un perfil de estas mujeres? Muchas de ellas jóvenes enfermeras
belgas voluntarias y holandesas, aunque estas, ya, profesionales y judías
(muchas de ellas, la mayoría, refugiadas de países de Europa del este)…
-Las “Belgas” que eran polacas,
rumanas, húngaras y rusas no tenían ninguna formación como enfermeras. Antes de
marcharse recibieron un curso de primeros auxilios y algunas nociones de
español. Viajaban de manera clandestina. El caso de las holandesas era
distinto. La mayoría no eran judías y en cambio todas eran profesionales que
tenían el visto bueno del gobierno holandés.
-Llegan
en mayo del 37 y se instalan en un hospital, el de Ontinyent, ¿con qué se
encuentran?, ¿podríamos decir que muchas de ellas “verdaderamente aprenden” en
plena acción y con el día a día? ¿Cómo eran esos día a día?.¿Cómo
se las apañaban en un país en guerra con un idioma desconocido…?
-Eran las primeras enfermeras
que llegaban. Rachel Luftig, una de las mamás belgas
contaba en una entrevista que hubo también una doctora judía, la única. “Así
empezamos de inmediato a ocuparnos de los heridos. Todas estábamos detrás de
ella y mirábamos cómo había que hacerlo. Nos fuimos acostumbrando poco a poco a
las heridos y a la sangre.”
En Ontinyent, las mamás belgas
consideraban parte de sus obligaciones la atención a los miles de refugiados
que habían llegado a la localidad. Antes de salir para España estuvieron en
Bélgica a expatriados procedentes de Alemania y sabían muy bien lo que era ser
un refugiado, ya que sus propias familias habían tenido que huir de Polonia,
Rumanía o Hungría.
-¿Cómo fue que se vinieron; por el apoyo de la Internacional y
teniendo especial participación la Internacional belga y al Partido Socialista
belga, ayudando en la financiación de ese hospital y en su equipamiento?
-El hospital debía cumplir una
función propagandística y procurar visibilidad a la amplia campaña de
solidaridad con la República Española, que organizaban la Internacional Obrera
y Socialista (IOS) y la Federación Sindical Internacional (FSI). El doctor
Albert Marteaux, diputado socialista por Bruselas en
el Parlamento belga fue una de las fuerzas motrices que impulsó la creación del
hospital militar de Ontinyent. A Marteaux le
indignaba la pasividad de las democracias europeas, con la política de no
intervención de los dirigentes socialistas que iba en contra de una de las
piedras angulares del movimiento y era cuestionada por muchos militantes. Es
gracias a las buenas relaciones del doctor Marteaux
con los comunistas belgas que las voluntarias de Amberes y Bruselas pudieron
trabajar en el hospital militar socialista.
-¿Qué
huella va dejando estas “mamás belgas”?; ¿Cómo es su paso por la guerra desde
este Hospital base alejado del frente, aunque conforme avanzaba la contienda
más se les acercaban los frentes?
-Establecieron amistades fuertes
con las enfermeras españolas como el caso de Adela Korn y Teresa de Azcárate. Se reencontraron después de la Segunda Guerra
Mundial en París. Teresa como exiliada, Adela como sobreviviente de Auschwitz. De hecho, la hija de Adela que vive en Bruselas
se llama… Thérèse en honor a su amiga.
-¿Gracias
a las mamás belgas se formaron algunas enfermeras de aquí?-Lo de “las mamás” es
un término muy, muy cariñoso…”mamá” no se le llama a cualquiera…
-Todavía hoy los mayores de
Ontinyent se refieren a estas voluntarias con la expresión valenciana “les Mamàs belgues”. En aquella época,
lo más natural del mundo era llamar a las enfermeras de guerra “mamás”, un
término entre familiar y cariñoso, pues para los soldados, que a veces eran muy
jóvenes, estaban lejos de casa y habían vivido cosas terribles, la mujer que
los atendía en el hospital era mucho más que la persona que les controlaba la
fiebre cada día y les curaba las heridas. La enfermera aportaba un poco de
humanidad a su dura existencia y, probablemente, alguna vez les
recordara a su propia madre.
-¿Cómo y de qué manera cuenta la experiencia belga de la I
Guerra mundial?. ¿Avanzó la medicina de emergencias y
de guerra en la Guerra Civil Española?
-En
Ontinyent también se realizaron trabajos innovadores en el terreno de la
cirugía plástica gracias a la experiencia de cirujanos belgas que habían
operado en Flandes durante la Primera Guerra Mundial. Se construyó una piscina
terapéutica para los soldados convalecientes (Sigue todavía en uso).
-Cuando
la contienda por parte del Bando que defendía la República se ve perdida tienen
que marchar:¿cuándo se deciden y cómo lo hacen?
-En febrero
de 1939, el fin era inminente. Quien estuviera todavía en Ontinyent sabía que
no podría huir de España por tierra y la huida por mar era muy arriesgada
debido al bloqueo de la Marina italiana. Además, quien estuviera bien
informado, sabía que no había suficientes barcos para todos los que huían.
La tensión
en el hospital aumentaba y una mañana, sin previo aviso, no se presentaron las
enfermeras extranjeras. Habían desaparecido discretamente de madrugada sin
despedirse siquiera de sus compañeras españolas. La despedida resultó dolorosa.
Eran consciente de que probablemente no volvería a ver nunca más la ciudad ni a
las personas que habían conocido allí. Fueron conducidas a un aeródromo y desde
allí con los últimos aviones de la República salieron para aterrizar en Orán,
en la Argelia francesa.
-Previo
paso por Orán a bordo de un barco vuelven a Bélgica, a Holanda. ¿cómo les reciben? Y ¿cómo se encuentran ellas a esos países
ya muy amenazados por el nazismo?; todas ellas poco después se quedarían
desprotegidas porque Bélgica fue pasto del nazismo y estas mujeres estaban en
el punto de mira…
-Los nazis tomaron Bélgica en mayo de 1940, pero la oposición
británica, la lucha en la Unión Soviética desde junio de 1941, la entrada en la
guerra de Estados Unidos, las medidas racistas contra los judíos, la escasez de
alimentos, la privación de la libertad y el trabajo obligatorio en Alemania,
contribuyeron a hacer crecer la resistencia belga. Muchos judíos, además de
otros belgas que se negaban a trabajar para los alemanes y tenían que
mantenerse ocultos en la clandestinidad, empezaron a colaborar con la
resistencia.
Muchas mamás belgas eran miembros del Frente de Independencia (OF), una de las
organizaciones que apoyaron la lucha contra los nazis durante la Segunda Guerra
Mundial y que fue fundado por iniciativa del Partido Comunista de Bélgica
(KPB).
-Algunas terminan en los
Campos de Concentración y algunas perecen en los mismos. Coméntanos un poco por
favor, Sven…
-Ellas
pueden simbolizar la resistencia ante la locura nazi. Pues los números hablan
por sí solos. De las veintiocho, si sumamos a las veintiuna enfermeras
auxiliares voluntarias procedentes de Bélgica y las siete enfermeras
profesionales de los Países Bajos, veinte se unieron a la resistencia armada. Su
ideología y la manera en que estaban organizadas consiguieron que estuvieran
mucho mejor preparadas cuando lo peor hizo acto de presencia. La experiencia de
España las había hecho mucho más fuertes psicológicamente y el paso a la
clandestinidad al principio de la Segunda Guerra Mundial, casi un acto reflejo
en la mayoría de ellas, consiguió retrasar su llegada a los campos. En muchos
de ellos, también en Auschwitz, la cohesión y
solidaridad de los comunistas ayudaron a proteger mejor a su gente. Sus
posibilidades de supervivencia fueron, por todo ello, indudablemente mayores.
De las trece voluntarias de Ontinyent deportadas a los
campos de concentración sobrevivieron nueve. Las otras cuatro fueron
asesinadas.
-Amigo,
¿es esta una historia de compromiso solidario?
-Estas mujeres enseñan compromiso y entrega.
Hoy hacemos un cómodo “me gusta” en Facebook y ya nos
sentimos muy comprometidos con una gran causa… ¡Pero ellas entregaban su vida
entera! Son mujeres caídas de las páginas de los libros de historia. Y yo no
quiero olvidarlas.
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