Cazarabet conversa con...   Francisco Gragera, autor de “La maraña” (Muñoz Moya)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pues sí, como reza la sinopsis de este libro de Muñoz Moya Editores, muchas veces la realidad supera la ficción, pues aquí, desde esta lectura, lo experimentarás desde el minuto uno.

Francisco Gragera realiza un ejercicio de valentía llevado a la escritura con una novela que rinde homenaje a la memoria histórica.

Lectura elegante, directa, parca y más que necesaria…

La sinopsis: Con frecuencia se dice que la realidad supera a la ficción y eso es lo que les ocurre a los personajes de La Maraña. La sublevación militar de julio de 1936 pilló por sorpresa a los habitantes de Bienvenida, un municipio agrícola situado en el sur de Badajoz. Sus habitantes optaron por huir o esperar acontecimientos, quedando atrapados en una gigantesca telaraña a disposición del destino, imaginario arácnido que decidiría a quién clavarle los quelíceros para inyectar mortal veneno, y quién sería puesto en libertad, sujeto por una indestructible tela de araña. Tras la derrota de la República en la Guerra Civil Española, familias enteras de Bienvenida vieron como sus miembros se desperdigaban por los campos de prisioneros a la espera de los consejos de guerra que ofrecían de todo menos una mínima garantía de celebrar un juicio justo. Morir al alba, fusilado en las tapias del cementerio, siguió estando vigente hasta muchos años después de haber terminado el conflicto bélico. La victoria de los sublevados trajo consigo la epidemia de hambruna, la humillación de la clase trabajadora estigmatizada por haber comulgado con las ideas marxistas, la huida a la sierra de los rebeldes y el miedo atroz que invadió hasta el último rincón de los hogares más humildes. Lejos de Bienvenida, los exiliados en territorio francés sufrirían otro calvario tras la invasión del ejército nazi. De nuevo caerían en la telaraña de la que parecían haber escapado. Lo imposible se hizo posible y aquellos españoles de a pie fueron declarados apátridas y puestos a disposición de una terrible araña con una cruz gamada grabada en el abdomen. La Maraña es una historia de vencedores y vencidos, de reencuentros y despedidas, de justos y pecadores, de desconocidos que se entrecruzan para bien o para mal, de ignorantes que caen en la red sin ser conscientes del peligro que corren y de idealistas que juegan a la ruleta rusa sabiendo de antemano cual puede ser su destino. Y también una lección de esperanza. Todas y cada una de las personas citadas en la novela desempeñaron el papel que la vida, el destino, les tenía reservado. Ninguna de ellas llegó siquiera a soñar, en la peor de sus pesadillas, que tantos trágicos acontecimientos tendrían lugar en un pueblo aparentemente pacífico como Bienvenida.

Descubramos o redescubramos a este autor muy prolífico, Francisco Gragera: Nació en Almendralejo (Badajoz) en 1958 y en la actualidad reside en la provincia de Málaga. Una parte de los conocimientos adquiridos durante años en el campo extremeño vieron la luz en sus primeros libros: Las aves de presa en la provincia de Badajoz (Ayuntamiento de Zafra, 1994), El lobo ibérico en la Baja Extremadura (Universitas Editorial, 1996), De San Pedro a Sierra Morena (Diputación de Badajoz, 1999) y El legado del lobo (Editora Regional de Extremadura, 200 I ), un estudio antropológico sobre la difícil convivencia entre los seres humanos y el cánido salvaje que obtuvo una crítica excelente y se agotó enseguida. Su estrecha vinculación con el lobo le llevó a organizar la exposición El Hombre y el Lobo (Zafra, 1996), además de colaborar en Amigo Lobo: Leyenda y realidad del lobo ibérico, expuesta en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid (2003-2004), y en los documentales Pacto con lobos (TVE -2006), Barruntando al lobo (Canal Extremadura TV - 2013) y Los ojos del lobo (Víctor Gutiérrez - 2015). La inmersión en los archivos en busca de datos antiguos del lobo le condujo a centrar su atención en la historia más reciente, concretamente en las personas que vivieron y sufrieron la Guerra Civil Española y sus secuelas de forma directa. Así surgieron Los quintos del pelargón (Oberon Grupo Anaya, 2004 y 2006; RBA, 2005) y Rumbo a Rusia (Raíces, 2007), sobre los extremeños enrolados en la División Azul en el transcurso de la II Guerra Mundial. Como narrador obtuvo en 20 l4 el Accésit en el XXVII Certamen Literario "Joaquín Lobato" de Vélez Málaga y ha publicado casi un centenar y medio de artículos de temas muy diversos.

Ya tuvimos ocasión de conversar con Francisco Gragera sobre su libro “Pájaros y pajareros. Retrato de una época” (Tundra)

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/pajarosypajareros.htm

 

 

 

Cazarabet conversa con Francisco Gragera:

-Amigo, ¿qué te ha llevado a escribir esta obra narrativa, La Maraña?,   vemos que no es la primera vez que escribes, viniendo también de escribir otras muchas obras centradas en el lobo e investigándolo y después te vas adentrando con obras, bajo la investigación, que se van adentrando en la memoria histórica y la huella de los lugareños…

 

-Es cierto que antes de publicar La Maraña había escrito diversas obras de temario muy variado comenzando por la zoología, la naturaleza, la antropología relacionada con el lobo, la guerra civil española y la posguerra, planteándome en estos dos últimos casos el reto de investigar desde la perspectiva de lo que don Miguel de Unamuno definió como la intrahistoria. Es decir, huir de planos generales para centrarme en lo cotidiano, en la vida diaria de los protagonistas de aquellos convulsos años. Lo novedoso de La Maraña fue que por primera vez escribía un relato en forma de novela en lugar de ensayos.

 

-Bienvenida es un pueblo, de la provincia de Badajoz, que, de veras, existe…que palpita que está y estuvo entre nosotros en la historia… ¿hay algo en ti, como escritor, que no te deja huir de “cierta dosis de realidad” ?, cosa que encuentro muy bien…y que tiene, bueno yo siempre los veo, más “pros” que “contras” …

-Bienvenida es un municipio de la provincia de Badajoz, el eje principal, aunque no el único porque aparecen otras localidades españolas y extranjeras a lo largo de las páginas de La Maraña. Sin duda soy un investigador meticuloso que intento ajustarme a eso que llamáis “cierta dosis de realidad”, que yo describiría como narrar los acontecimientos lo más ajustado posible a la verosimilitud añadiendo lo indispensable de mi bolsillo para hacer más amena la lectura o rellenar huecos que no fue posible encontrar en los archivos.

-Porque estamos ante una narrativa de no ficción, ¿no?; en la que lo que fue, lo que pasó, le gana la partida a la imaginación, ¿verdad?

-Efectivamente. En La Maraña se recogen datos reales extraídos principalmente de los expedientes de sus protagonistas localizados en archivos nacionales como el General de la Administración en Alcalá de Henares, Militar de Ávila y de Guadalajara e Histórico de Defensa en Madrid, sin olvidar el archivo municipal y el registro civil de la propia localidad de Bienvenida o la embajada de España en París, entre otras fuentes.

-Los hechos que narras aquí; esta narración con un escenario que existe y que, de entrada, lo hace todo tan potente, con unos hechos que pasaron, directa o indirectamente, en la la Guerra Civil y la posguerra; con unos perfiles humanos y sociales que bien pudieron darse de alguna manera, ¿verdad?

-Así es. Los hechos narrados abarcan una década (1936 – 1945) que podríamos calificar como maldita puesto que comenzó con el estallido de la guerra civil española, luego con el exilio obligatorio de los perdedores en tierras francesas, donde fueron acogidos en unas condiciones penosas y donde serán testigos y víctimas del arrollador avance del ejército alemán y de su posterior derrota por los Aliados. Los protagonistas principales de La Maraña se mueven en un escenario donde la tramoya cambia de manera vertiginosa en un breve espacio de tiempo.

-Pero trabajar en la no ficción, con un escenario tan potente y contándonos cosas que todos sabemos que pasaron, te debe someter a cierta presión como escritor, como ser humano y, en cierta manera, como extremeño, ¿es así?

 

-Aquello de que la realidad supera muchas veces a la ficción no es un cuento y de no haber leído los documentos originales a veces costaría creer que tantas penalidades pudieron recaer sobre determinadas personas. Escribir sobre ellas, aunque personalmente no las conociera, supuso un esfuerzo mental que a veces afectó al ánimo porque ellos representan a los millares de extremeños que vivieron en primera persona las calamidades de la guerra y la posterior hambruna durante la posguerra.

 

-¿Qué es para ti la narración como un ejercicio de investigación que logras embridar bajo la escritura?

-En mi caso ocurre todo lo contrario porque la escritura se convierte en la válvula de escape para sacar a la luz y compartir todo el material encontrado durante la investigación previa.

-En tus creaciones, amigo Francisco, ¿qué papel quieres darles a los personajes porque, aquí, son como “seres deambulantes” que nos van contando una historia llena de historias, a manera de muñeca rusa…?,

 

-Según la RAE deambular significa caminar sin dirección determinada y es eso precisamente lo que hacen los personajes de La Maraña, que una vez huyen de Bienvenida, su pueblo natal, será el azar quién los dirija en una u otra dirección. ¿Quién le iba a decir a alguno de ellos que acabaría internado en el campo de concentración nazi de Mauthausen situado en Austria?

 

-La trama, podría ser como una parte del escenario…Bienvenida en la posguerra inmediata cuando todos los sentimientos de venganza, odio, resignación, los que se deshacen en la humillación, todavía están ahí como a flor de piel…y donde cada cual, a su manera, solamente busca una cosa, sobrevivir y que el dolor se vaya atenuando, se vaya marchando, se vaya sepultando…

-Para responder a esta pregunta voy a citar un fragmento extraído de mi libro Los Quintos del Pelargón (2004): “El recuerdo de la guerra civil seguirá estando presente en los hogares españoles, tanto de los vencedores como de los vencidos, durante muchos años más, el tiempo necesario para que desaparecieran de nuestra vista los últimos herederos de aquel conflicto: las viudas, los huérfanos, los mutilados y los presos”. La necesidad que tenemos todos los seres humanos de sobrevivir, de pasar página ante cualquier varapalo –como nos ocurre con la actual pandemia- quizá fuera el principal motivo de que nuestros padres y abuelos fueran muy reacios a recordar aquellos trágicos años.

-Mientras otros, quizás, todavía busquen saciarse con el nuevo “status” que le da la victoria ante la mirada hundida de quienes o lo han perdido todo o casi todo…es como una especie de confrontación de los vencedores frente a los vencidos, ¿lo viste así y lo quisiste transmitir de la misma manera?

-Es indudable que los vencidos tuvieron que agachar las orejas, como habitualmente se dice, y que el miedo estuvo instalado en los hogares donde se hablaba en voz baja por temor a que las paredes escuchasen.

-En esta obra narrativa confluyen (como si se diesen cita) de una manera bestial:  la posguerra, las personas que la habitan y Bienvenida. Me paro en Bienvenida…en un escenario inédito porque cada enclave, con la gente que lo habita, es único y tiene su propia idiosincrasia, ¿verdad?; si no fuese Bienvenida, ¿sería lo mismo esta obra narrativa? ¿por qué?

 

-La elección del municipio de Bienvenida no fue casual. Durante la investigación desarrollada para escribir el libro Rumbo a Rusia (2007) junto a Daniel Infantes descubrimos la historia de los hermanos Jesús y Faustino Pérez Ortiz, oriundos de Bienvenida, que por circunstancias del destino uno terminó prisionero en Mauthausen mientras que el otro se alistaba en las filas de la División Azul para luchar en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué habría ocurrido en el seno de aquella familia para que dos de sus miembros terminasen en lugares tan opuestos? Descubrir aquel enigma se convirtió en un reto y estuve tirando casi ocho años de aquel imaginario hilo que terminó transformándose en una auténtica tela de araña.

 

-Porque parece, normalmente, que el papel de la trama siempre es el eje sobre el que gira todo lo demás---hasta la paciencia, satisfacciones e insatisfacciones del escritor o escritora--, ¿verdad?, pero, a veces, la ósmosis entre personajes y trama es tan fuerte que interaccionan de una manera…

 

-Nunca sospeché que la historia de los hermanos Pérez Ortiz traería consigo tantas historias paralelas de personas que entrecruzan sus vidas para bien o para mal, de sucesos que repercuten en el vecindario de Bienvenida sin importar que hayan tenido lugar en las cercanías del mismo pueblo o a miles de kilómetros de distancia. Hubo momentos en que los datos puestos sobre el escritorio se transformaron en un auténtico galimatías complicado de digerir. Esos problemas añadidos e inesperados suponen el mejor estímulo para el escritor.

 

-¿Cuál y cómo es el papel que le otorgas al escenario, esa localidad pacense, en el que se pasean los personajes y se desarrolla la trama que bien podría “pasearse” y desarrollarse en cualquier otro rincón de la geografía del Estado ?

-Yo había visitado Bienvenida en diversas ocasiones mucho antes de que surgiera la idea de escribir La Maraña. Me crie en Almendralejo, otro pueblo de Badajoz, que comparte con Bienvenida encontrarse en un terreno llano dedicado a la agricultura de secano, en especial el viñedo y el olivar, donde antaño abundaron los jornaleros. Por su similitud no resultó complicado retratar el escenario por donde deambulan los personajes de la trama.

-Me vuelvo a parar aquí. Porque, me da, que las gentes, su idiosincrasia, su manera de vivir y socializar…cómo interaccionan e interaccionaban antes de la guerra, durante y…harán que reaccionen de una manera u de otra, ¿verdad?; harán, entre otras cosas, que se vean o no atrapados en esa “tela de araña2 en la que se debieron de convertir ciertos lugares, rincones de una España cuyos pueblos y gentes estaban atrapados por el horror de una guerra civil, el hambre, el miedo, el escarmiento…

-La reacción de Juan, uno de los protagonistas de La Maraña, retrata la ansiedad que padecieron los españoles durante la posguerra: “Con dos años de presidio a sus espaldas cruzó el umbral de La Colonia (un edificio noble de Almendralejo que fue transformado en cárcel) mirando de reojo a la garita instalada en la puerta principal. Tomó la dirección de la calle Reyes Católicos y ayudado por la pronunciada pendiente aceleró el paso, primero con disimulo y luego sin el menor recato, deseoso por escapar, sin sospechar que la totalidad de España se había transformado en un presidio de proporciones gigantes”.

-Francisco, ¿por qué me da que Extremadura, y muchos de sus pueblos, viajó mucho sobre el miedo al estar escarmentada desde aquel verano del 36?

-Por razones geográficas la provincia de Badajoz, colindante con la de Sevilla, fue la ruta elegida por los militares sublevados para alcanzar Madrid desde la capital hispalense. Por esta causa los municipios situados en el trazado de la antigua carretera nacional Sevilla-Gijón, conocida por Vía de la Plata, fueron los primeros en ser conquistados por las tropas africanas provocando a su vez la estampida de una parte de la población civil temerosa de sufrir represalias. Aquello que ocurrió en Extremadura por vez primera se repetiría en el resto del territorio español a medida que el frente iba avanzando y supondría un ejemplo a pequeña escala de lo que estaba por venir en Europa pocos años después.

-Amigo, ¿nos puedes hablar del proceso de documentación, búsqueda de fuentes, lectura de libro y demás que hay detrás de este libro? Período apasionante, pero muy afanoso y trabajoso que, a veces, incluso nos puede sumergir en cierta ansiedad..

-La Maraña es fruto de los dos libros anteriores: Los quintos del pelargón y Rumbo a Rusia. Escribir una novela fue un gran reto para un autor acostumbrado a los ensayos. La experiencia previa acumulada durante años para escribir las dos obras anteriormente citadas fue de gran ayuda a la hora de elegir la bibliografía y los archivos más idóneos donde recabar información. También fueron muy valiosas, desde el punto de vista humano, las entrevistas que hice años atrás a los ancianos, antiguos excombatientes de los dos bandos enfrentados durante la guerra civil. Sus testimonios, alejados de los fríos datos aportados por las obras genéricas, me permitieron retratar a unos personajes a los que no llegué a conocer de manera física pero que sin duda compartían sentimientos y motivaciones con los entrevistados por haber vivido situaciones muy similares. Siempre ocurre que a lo largo de la investigación uno termina padeciendo ansiedad por no ser capaz de localizar un dato determinado o por no poder acceder a una fuente concreta. De todos modos, como se suele decir, cuando menos lo esperas salta la liebre y ese golpe de suerte te permite proseguir con el proyecto.

-¿Y cómo ha sido el día a día de trabajo, tu metodología de trabajo para construir este libro narrativo?

-Nunca me he dedicado a la literatura de manera profesional. Se trata de una afición vinculada a la pasión por la lectura desde la infancia. He dedicado todo el tiempo libre posible para investigar, una tarea muy laboriosa en la que siempre he contado con el apoyo incondicional de mi esposa y de algunos buenos amigos dispuestos a realizar determinadas gestiones o acompañarme a los archivos. Una vez recopilada toda la información llega el momento de estructurar la obra y de cribar los datos, entre otras cosas, para luego ponerme a escribir de manera ininterrumpida, pero a tiempo parcial por tener que compaginar la escritura con la actividad laboral. En ese último tramo de la obra uno se convierte en un autómata para desesperación de los que te rodean y en ese estado cataléptico permanecerás días, semanas, meses, buscando y rebuscando el mejor adjetivo o el sinónimo más adecuado para una determinada frase, dándole vueltas a lo que en un principio te pareció una idea maravillosa que con el transcurrir del tiempo se transformó en una auténtica pesadilla que parece no tener fecha de caducidad.

-Este trabajo, ¿te ha abierto la mente y la curiosidad a indagar más sobre algunos de los aspectos tratados en el mismo?; ¿nos puedes hablar de trabajos en los que estás sumergido ahora?

-La sorprendente historia de los hermanos Pérez Ortiz no fue la única sorpresa que apareció en el transcurso de la investigación. A día de hoy estoy metido de lleno en dos proyectos literarios: un ensayo sobre los acontecimientos ocurridos durante la posguerra en una determinada comarca de Badajoz y una novela centrada en la biografía de una persona real a la que podríamos calificar como la oveja negra de su familia.

 

 

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