La
Librería de Cazarabet Indignado
Francisco
Delgado, presidente de Europa laica, aboga, otra vez, por la laicidad imprimiendo otra vuelta de
tuerca a sus reflexiones y expresiones.
Lo que nos
dice Akal Ediciones de este libro que está dentro de
la colección A fondo:
A pesar de la creciente secularización de la sociedad española, la Iglesia
católica, con la complicidad de una parte importante del poder político,
participa activamente en las instituciones del Estado. Los centros educativos
no son una excepción. Todo lo contrario; el clero católico, donde más ejerce su
influencia, es en el ámbito de la enseñanza. La cruz en las aulas trata
de analizar y explicar cómo es esa presencia y cuál es su origen. Salvo en el
breve periodo de la II República, el peso católico en las instituciones
educativas ha sido una constante. Cuando en el siglo XVIII, Condorcet
abogaba por un modelo laico de enseñanza en Francia, en España la Constitución
de 1812 institucionalizaba la catolicidad de la instrucción pública. Y hasta
hoy. Aunque la Constitución de 1978 proclama la no confesionalidad del Estado
en el ámbito de la enseñanza, se dejan –deliberadamente– muchas puertas
abiertas para que, tanto en materia simbólica como curricular, la Iglesia
católica mantenga, y aun prolongue, una endémica y poderosa presencia.
El autor, Francisco Delgado Ruiz:
Nacido en
Albacete en 1949. Maestro de Artes
Gráficas y psicólogo industrial. Fue diputado en 1977 y senador en 1979. Fue
concejal del ayuntamiento de Albacete, durante un mandato (1991-65). Fue
presidente de la Confederación de Española de AMPAS (CEAPA) y durante 15 años
miembro del Consejo Escolar del Estado. Formador de adultos. Autor de diversas
publicaciones, entre ellas “La escuela pública amenazada (1997. Ed. Popular”,
“Hacia la escuela laica” (2005. Ed. Laberinto) y coautor
en varias publicaciones relacionadas con la Educación, los derechos de la
infancia o el deporte en la edad escolar. En la actualidad preside la
asociación Europa Laica.
Su anterior
libro fue editado y publicado por Cultiva Libros, siendo coautor junto con Juan
Carlos Tedesco:
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/evanescencia.htm
La colección A Fondo de Akal:
Vivimos tiempos en los que nos sentimos aplastados por
tanta información; saturados de noticias en papel, en televisión, en radio, en
internet. Elaboradas por los periodistas de forma precipitada para ser los
primeros, breves porque saben que no tenemos mucho tiempo para dedicarle,
superficiales porque con tantas tecnologías simultáneas ya hemos dejado de
concentrarnos. Como resultado, en los temas de actualidad complejos y que
necesitan un seguimiento y unos antecedentes, nos sentimos perdidos. Leemos
noticias de apenas una columna o un titular y vemos imágenes de veinte
segundos, pero no logramos abarcar el asunto en toda su perspectiva y
contexto.
Por ello nace la colección de libros A Fondo. Sobre asuntos que todos los días
están en los medios, pero que requieren que rompamos el ritmo trepidante que
nos imponen para acercarnos con la suficiente perspectiva, extensión y
elaboración tranquila. Los profesionales mejor conocedores del caso, en su mayoría
periodistas, se encargarán de exponer los temas en un lenguaje accesible, con
el contexto y los antecedentes necesarios. El lector descubrirá la información
primaria que se perdió en la dinámica de los medios, la profundidad que no
permitían los diarios ni la televisión, el rigor que la precipitación del
periodismo actual impide.
A Fondo incorpora al ensayo una actualidad desacostumbrada en los libros, y al
periodismo, una profundidad y un rigor que estábamos perdiendo.
Cazarabet conversa con Francisco Delgado Ruiz:
-Francisco creo que no…pero ¿todavía existen cruces,
presentes físicamente, en las aulas?
-El título más que una metáfora algo llamativa
para causar cierto impacto, fue sugerida por la editorial y así se me lo
encargó el director de la colección AFONDO-AKAL: Pascual Serrano. La realidad es que en los primeros años de la
democracia (formal) se retiraron muchos crucifijos y otros elementos religiosos
de las aulas, (finales de los setenta y década de los ochenta del siglo pasado)
eso sí, dependiendo del talante de los equipos directivos y del claustro de
turno. Y lo hacían cuando retiraban los cuadros de Franco y José Antonio, e instalaban
el del reyPero sin embargo conforme ha ido pasando el tiempo se han
ido incrementando crucifijos y otros elementos ornamentales católicos, en
algunos centros, no en exceso pero si significativamente por presiones
fundamentalistas de algunos sectores del profesorado y de las personas
designadas por los obispados para impartir religión confesional y hacer
proselitismo católico como objetivo básico. Al mismo tiempo que se han ido
poniendo de moda actos y folclore católico como belenes, procesiones,
advocaciones marianas, etc. Sin que la administración educativa haya hecho nada
por evitarlo y la mayoría de los equipos directivos y Consejos escolares y
claustros prefieren no tener “problemas” con la gente más fundamentalista
católica, ya sean profesorado o padres y madres. Recordemos que no hace mucho
tiempo de forma puntual a denuncias de profesorado o familias en distintos
ámbitos se iniciaba loa que algunos medios conservadores y católicos
calificaban (nada más y nada menos) que de “guerra de los crucifijos” , de
“intolerancia” laicista” que acababa -en algunos casos- en los juzgados. Ahí
está, entre otros muchos, el caso más llamativo del CEIP Macías Picavea de Valladolid, con un
largo proceso, en donde la judicatura dio una solución algo ”salomónica”,
insuficiente para un Estado de derecho y no confesional.Aunque desde hace años (años ochenta) que la administración
educativa MEC y Consejerías) no envían en el pack del mobiliario a los centros ornamentos religiosos, todavía
existen en bastantes centros de enseñanza de titularidad pública este tipo de
simbología en aulas y espacios comunes. Pero sobre todo que el Estado financia centros dogmáticos
católicos, cuya simbología religiosa (de todo tipo) forma parte la decoración
principal.
-De todas formas digo y pregunto por las cruces
presentes físicamente porque subliminalmente sí que creo que, de alguna manera,
se educa con esa cruz en las aulas… ¿cómo y de qué manera?
-Claro, los símbolos (himnos, banderas,
estandartes, bustos, cuadros de líderes políticos o jefes de Estado,
presidentes de república, cruces, imágenes..) significan pertenencia, grupo identitario, poder, comunitarismo...etc.
ya sea deportivo, religioso, político, social... Eso lo saben muy bien los
nacionalistas (de todo pelaje y color) y, sobre todo, las corporaciones
religiosas. Es una forma ideológica de ejercer: PODER, ya sea de forma expresa o subliminal. Los símbolos que unen
a todo un grupo o colectivo mayor o menor, pueden tener un carácter público (de
todos) nos guste más o menos y privado de quienes voluntariamente lo eligen y
se identifican con ello. Alguien entendería que un masón o grupo de masones
mayoritarios en un centro (sólo como un ejemplo) colocara en el aula y espacios
comunes su símbolo (la escuadra y el compás) en lugar preferente o los
seguidores de un partido político el suyo y así sucesivamente... No, son
asociaciones privadas y por lo tanto sólo de ese ámbito. Los centros de
titularidad pública (e incluso los financiados con fondos públicos)... son de
todos, asisten personas de multitud de ideologías y convicciones, por ello no
es adecuado colocar en lugares preferentes símbolos ideológicos que son
privados. Las religiones (todas) son entidades privadas, en suma son
asociaciones de creyentes de una determinada fe, sólo eso, por muchas personas
que estén adscritas a ellos.
-Supongo que en materia de laicidad el Estado Español
suspende desde las aulas hasta casi que cualquier acontecimiento social…
-Rotundamente: SI. La Constitución de 1978
expresa: “Ninguna confesión tendrá
carácter estatal”. Sin embargo -en la práctica- podríamos considerar que
estamos en un Estado confesional católico, ya que los privilegios simbólicos,
económicos, tributarios, políticos y en materia de Enseñanza y servicios
sociales de los que disfruta la Iglesia católica son enormes. El Concordato de
1953 y los Acuerdos con la Santa Sede de 1979, constituyen el cuerpo jurídico
que permite esa situación.
-Pero supongo que todo esto arranca de la Educación
bajo la bota de la religión, de la católica mayoritariamente…
-Claro durante siglos la religión católica fue
la religión del Estado y eso genera un ADN político y social que lo inunda
todo. Hasta hace escasas cuatro décadas (salvo en el brevísimo periodo de la II
República y en algunos pocos años liberales del siglo XIX) se necesitaba la
partida de bautismo y el libro de familia cristiana por poder acceder a un
centro escolar o empadronarse, por ejemplo... e incluso hubo momentos que se
necesita un certificado del cura párroco. En la última dictadura (la franquista
nacional católica) en los centros de enseñanza del Estado, no sólo se enseñaba
dogma católico, sino que se obligaba a ir a misa... hasta muy avanzados los
años setenta. Si nos remontamos años atrás, durante siglos y hasta finales del
XIX se exigía “pureza de sangre” (católica) para poder ser maestro, profesor o
ser funcionario del Estado. Certificado que se exigía en los primeros años de
la Dictadura de Franco. Hay que tener en cuenta que mientras la laicidad de las
instituciones se empieza a dar en Francia, Gran Bretaña o EEUU, también en las
independencias de Latinoamérica, producto -básicamente- de la Ilustración. En
España se aprobaba una Constitución liberal católica y Fernando VII
re-establecía -durante años- la Inquisición que había sido abolida por
Napoleón. Otras religiones fueron perseguidas hasta bien entrado los años
sesenta del s.XX, al igual que masones, ateos, etc.
-¿Cómo la religión católica se fue metiendo en las
aulas?
-De acuerdo con la pregunta anterior. La
Enseñanza es el espacio más apetecido por las religiones, esencialmente las
monoteístas o abrahámicas, el judaísmo, cristinas en sus cientos de versiones y
musulmanas en su diversidad. La católica en España ha sido la religión de la
Enseñanza estatal. La Institución libre de Enseñanza o la Escuela Moderna o los
Ateneos anarquistas, o las escuelas laicas desde finales del siglo XIX y hasta
1939, surgieron desde la iniciativa privada laica... Porque el catolicismo
controlaba la gestión y el currículo de la Enseñanza del Estado. Pasada la
dictadura en 1977, con la Constitución de 1978, se establece una cierta
laicidad formal en la Enseñanza. Pero sin embargo los poderes públicos han
mantenido la religión confesional en el conjunto del Sistema, así como la
simbología y financian un alto porcentaje de enseñanza dogmática católica. La
mayoría de los libros de texto -de todas las materias- los elaboran editoriales
católicas... Las más de 15.000 personas designadas por los obispados para
impartir religión, ejercen de verdaderos delegados y delegadas diocesanas en
los centros cuya “misión” es hacer proselitismo religioso y tratar de evangelizar
la vida de los centros. Y ello nos cuesta a todos (creyentes o no) más de 600
millones de euros. Ya fuera el PSOE o el PP en mayoría, han mantenido y
agrandado esos privilegios y el poder de la Iglesia en la Enseñanza, desde
1979, hasta ahora.
-¿Podremos disfrutar, algún día de una escuela laica o
esto se nos está escapando?
-La
sociedad española se ha secularizado muchísimo. Según el CIS último (julio
2015) el 69% se declaran católicos (culturales). Pero hace algo más de tres
décadas pasaban del 90%. De todas formas, el CIS se refiere a
encuestados de todas las edades. Hay
gente que tiene más de 70 años y se considera católica por tradición, pero no
porque vayan a misa o cumplan con los preceptos católicos. Si nos fijamos en
una franja de edad que bascule entre los 20 y los 40 años, las cifras
descienden a por debajo del 50% los que se dicen católicos. Esto significa que
nos estamos acercando, en cuanto a secularización de la sociedad, a la media
europea. En Europa (la comunitaria, por ejemplo), las personas que dicen
pertenecer a una organización religiosa son tan solo un tercio de media. España
se está aproximando a esa situación. Es más (y esto es lo importante) cuando
preguntan a ese 69% si cumple con los preceptos católicos, son algo más del 20%
los que dicen que van a misa habitualmente o que cumplen con dogmas habituales.
Un indicativo, muy fiable, son las personas que señalan la casilla en la
Declaración del IRPF, para que se financie la Iglesia católica, año tras año no
pasan del 35%. Las personas que se declaran ateos o agnósticos, ya superan el
25% y entre los menores de 40 años superan el 40%. Otro dato interesante es que
-según la Conferencia episcopal española-, en 2013 se bautizaron sólo al 58% de
los niños que nacieron. A pesar de ser una especie de rito de paso, de manera
pagana o religiosa, ya hay más de un 40% de los niños que no se bautizan. Es un
paso importante, el de la secularización de la sociedad, que debe ser el
precedente de una auténtica separación entre Iglesia y Estado. El Estado debe
ser laico y no mezclarse en ninguna religión concreta. El Estado debe ser
neutral ante las convicciones. Si ello lo trasladamos a la Enseñanza, a
pesar de las presiones que se ejercen en los centros sobre las familias para
que éstas matriculen a sus hijos e hijas en religión. En el curso pasado
2014-15. El número de alumnado que asistía a clase de religión en el conjunto
de las etapas y del Estado, en los centros de titularidad pública, no pasaba
del 45%. Si nos atenemos a toda la Enseñanza, incluida la católica las cifras
aumentan, lógicamente. Y si nos centramos en el alumnado de secundaria (cuando
los chavales pueden decidir por ellos mismos), las cifras descienden muchísimo.
No pasan del 25% de media en el conjunto del Estado y en la Enseñanza pública. Ello nos conduce a dos reflexiones. Lo haga o no el
poder político. A religión cada vez asisten menos alumnos y alumnas. Luego
tendrán que sacarlo del horario lectivo... por pura lógica. En cuanto a la
enseñanza cultural y curricularmente laica, para ello queda más tiempo y
dependerá no sólo de la presión de una sociedad secularizada, sino de unas
mayorías políticas que cumplan la Constitución. Y que entiendan que la
enseñanza es para saber y no para creer. Por ello la “Campaña por una escuela pública y laica. Religión fuera de la escuela” que promueven más de
50 organizaciones sociales y sindicales de todo el Estado, desde hace más de 20
años y cuyo texto del último Compromiso, figura al final del libro.
-¿Y la actual
crisis económica,
financiera y de renacer potente de los fundamentalismos como
está influyendo…cómo piensas
que puede influir en una Europa que debería viajar hacia lo laico?
-Aunque
a lo largo del libro se hacen referencias continuas a los “nuevos peligros” que
acechan a los sistemas educativos públicos, no sólo al español, sino a los del
otros países, el capítulo VII del libro se dedica a reflexionar -muy
brevemente- sobre ello, cito un trozo de la página 127.“El neoliberalismo
educativo se basa en la teoría del capital humano, donde se prioriza a la
educación, como un “bien de inversión”, que se ajuste a los procesos de
interacción de la economía, bajo los esquemas de libre mercado y libre elección de centro. Bajo
ese concepto, la Educación que adquieren los individuos es asumida
ideológicamente por éstos y sus familias, también por un batallón de profesores al servicio del
neoliberalismo, como una norma que posibilita la mejoría del precio relativo de
la fuerza de trabajo, de los sujetos en el mercado. Bajo la fórmula “costo-beneficio”,
donde los trabajadores maximizan su ingreso de renta real, debido a la
inversión realizada en “Educarse” para un determinado modelo de sociedad. Estas
y otras teorías del mercado están calando profundamente en el ámbito
universitario y se traslada, poco a poco, a la Enseñanza no universitaria,
destruyendo el modelo soñado de Escuela Pública y Laica. La
“doctrina del miedo”, también afecta a la Enseñanza. Consiste en lanzar
mensajes sobre la falta de recursos, las deficiencias del Sistema público, el
fracaso escolar, la educación para la competencia y a lo largo de toda la vida,
la alienación con el modelo capitalista y liberal, la inestabilidad del empleo
de los docentes, la burocracia y el control, las evaluaciones permanentes… “Y
yo añado en esta respuesta, también los fundamentalismos religiosos forman
parte del “paquete”. Las escuelas y universidades se convierten así en
verdaderos laboratorios para las religiones y otros grupos ideológicos, donde
infundir odio al otro, nacionalismos excluyentes, temor a Dios... ...Y sobre
todo, aprovechándose de que en las primeras edades del individuo, (en la
enseñanza infantil y primaria) es más fácil penetrar en sus mentes con estos
mensajes y esas fantasías, ya que sus conciencias (que nacen libres) se está conformando todavía. Europa
(comunitaria y no comunitaria) no se libra de todo ello. Religiones oficiales
(y sus lados más oscuros e integristas) y el capitalismo depredador (y
-también- su lado más liberal) utilizan la Escuela, pero también las redes sociales
y las tecnologías de la información, la televisión y otros medios. Todo vale,
para difundir “doctrina de alienación del ser humano” a un determinado Sistema
competitivo, de odio o temeroso de cualquier dios. El aumento de los fanatismos
nacionalistas, económicos y religiosos es un hecho en todos los Estados
europeos y de otras partes del mundo. Se levantan muros y fronteras para los
seres humanos (aunque no para el capital, ni la religión). Por lo tanto, entramos en una
nueva era, en donde los Derechos Humanos (si casi su nunca se respetaron)
comienzan a ser “papel mojado” para Gobiernos y poderes facticos. De
ahí que una renovada movilización social internacionalista de clase, sería lo
único capaz de reconducir esta situación, si no estamos avocados a nuevas
catástrofes aun mayores de las que ya tenemos y tuvimos en siglos pasados. De todas formas nunca
hay que perder la esperanza, ni el coraje. Y para eso hay quienes luchan desde
múltiples trincheras, como lo hicieron siempre (desde hace siglos) mucha gente,
de ahí, de esa luchas, surgieron los pequeños avances en derechos y libertades,
emancipadores.. etc.
20552
La cruz en las aulas. Francisco Delgado Ruiz
160 páginas 14 x 22 cms.
7.50 euros
Akal
A pesar de la creciente
secularización de la sociedad española, la Iglesia católica, con la complicidad
de una parte importante del poder político, participa activamente en las
instituciones del Estado. Los centros educativos no son una excepción. Todo lo
contrario; el clero católico, donde más ejerce su influencia, es en el ámbito
de la enseñanza. La cruz en las aulas trata de analizar y explicar cómo es esa
presencia y cuál es su origen.
Salvo en el breve periodo de la II República, el peso católico en las
instituciones educativas ha sido una constante. Cuando en el siglo XVIII, Condorcet abogaba por un modelo laico de enseñanza en
Francia, en España la Constitución de 1812 institucionalizaba la catolicidad de
la instrucción pública. Y hasta hoy.
Aunque la Constitución de 1978 proclama la no confesionalidad del Estado en el
ámbito de la enseñanza, se dejan –deliberadamente– muchas puertas abiertas para
que, tanto en materia simbólica como curricular, la Iglesia católica mantenga,
y aun prolongue, una endémica y poderosa presencia.
Francisco Delgado Ruiz (Albacete, 1949) es maestro de Artes Gráficas y
psicólogo industrial. Fue diputado en 1977 y senador en 1979. Fue presidente de
la Confederación Española de AMPAS (CEAPA) y, durante 15 años, miembro del
Consejo Escolar del Estado. Formador de adultos. Autor de diversas
publicaciones, entre ellas «La escuela pública amenazada» (1997), «Hacia la
escuela laica» (2005) y «Evanescencia de la escuela pública» (2013), y coautor
en varias publicaciones relacionadas con la educación, los derechos de la
infancia o el deporte en la edad escolar. En la actualidad preside la asociación
«Europa Laica».
Índice
Presentación (Pascual Serrano)
Introducción
I. Breves apuntes sobre la religión católica en España
II. La religión católica en la escuela española, desde el siglo XIX
III. Más allá de la escuela: los múltiples privilegios de la Iglesia católica y
la realidad social (secularización). La coartada de los Acuerdos con la Santa
Sede de 1979
IV. La cruz en las aulas. El devenir de la legislación en la enseñanza y las
actuaciones políticas y sociales desde 1978. Financiación pública de la enseñanza
confesional
V. Segregación por motivos de religión e «imposición» de la moral católica. La
enseñanza al servicio de la religión, donde se transmite patriarcado, sexismo,
homofobia, exclusión…
VI. Más allá de las fronteras: «Todo el monte no es orégano»
VII. El debilitamiento paulatino de la escuela de titularidad pública surge en
paralelo al crecimiento de la enseñanza privada, que en España es
mayoritariamente católica
VIII. De la escuela nacional-católica a la escuela laica. La libertad de conciencia
en la enseñanza
Algunos testimonios y opiniones de padres y madres sobre lo que ocurre con la
religión en la escuela
Epílogo, a modo de conclusión
Apéndice I. Artículo: Siete lustros de los Acuerdos con la Santa Sede (agosto
de 2014)
Apéndice II. Último documento de la «Campaña por una Escuela Pública y Laica:
Religión fuera de la Escuela» (2015)
Breve bibliografía (o para saber más)
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