La
Librería de El Sueño Igualitario
Estamos ante uno de los mejores libros, todo un ensayo,
sobre el fenómeno de la Memoria Histórica desde la pluma de José Ignacio Lacasta-Zabala. El libro estimula y nos hace crecer como
lectores de libros que se manejan con la historia y la historiografía…
José Ignacio Lacasta-Zabalza se
sumerge, y nos sumerge, en el mundo de la Memoria Histórica desde varias
dimensiones: cómo la entendemos, desde qué perspectiva, porqué la entendemos
como la entendemos, desde dónde la entendemos…se trata de un ensayo que vuelve
la mirada muy atrás en este concepto que
“remira” casi, casi a la propia historia…
Edita este ensayo Pamiela
Ediciones que se ha convertido en una de las editoriales que trabaja con más
rigor frente a los conceptos que rodean a todo el trabajo que hace escribir la
historia y sus hechos y en los que se implica, también, la memoria…
Aquello que nos dice la editorial sobre el libro y sobre lo que
va trabajando, todo el rato, Lacasta-Zabala:
El escritor Tzvetan Todorov
ha fijado los principales problemas de la memoria histórica en el mundo, que
coinciden, entre otros, con varios monumentos a la barbarie humana: a) la
conquista de América en el siglo XVI y sus terribles consecuencias para los
pueblos indígenas, b) la esclavitud y la trata de esclavos negros de origen
africano durante casi cuatro siglos y c) el Holocausto nazi y los campos
nacionalsocialistas de concentración y exterminio de seres humanos durante el
régimen de Hitler.
José Ignacio Lacasta ha estudiado estas tres
dimensiones de la memoria histórica que están, además, las tres relacionadas de
manera muy directa con el Reino de España y su pasado. El libro también trata
de la actitud negativa ante la memoria histórica de los poderes públicos
españoles y de la Conferencia Episcopal, a pesar de los requerimientos de la
ONU y otros organismos internacionales. Hostilidad hacia la memoria que
presenta el caso español como una verdadera anomalía internacional.
El autor, José Ignacio Lacasta‑Zabalza es un pamplonica, catedrático
de Filosofía del Derecho de la Universidad de Zaragoza, en cuya Facultad de
Derecho imparte la docencia desde 1971. Ha participado con conferencias y
numerosas actividades docentes en el extranjero, en particular en Portugal,
Argentina, México y Colombia. Como investigador, tiene reconocidos
positivamente cuatro sexenios o tramos por parte de la Agencia Nacional de
Evaluación. Entre sus libros publicados destacan Hegel en España (1984), que es
su tesis doctoral editada por el Centro de Estudios Constitucionales; su obra
Cultura y gramática del Leviatán portugués que fue Finalista del Premio
Nacional de Literatura (Ensayo) de 1988; y Georges Sorel en su tiempo, que fue publicado
por editorial Talasa en 1994. Editorial Pamiela de Iruña publicó en 1999 su libro España uniforme,
que se reeditó y puso al día en gallego por Edicións Laiovento de Santiago de Compostela; obra que
significa la actitud crítica del autor –expresada en numerosos artículos- hacia
el nacionalismo español excluyente y antipluralista
de las últimas décadas y la defensa del pluralismo cultural y político
encarnado en las tradiciones republicanas (Pi i Margall,
Azaña y Castelao) junto a los derechos nacionales de Euskal Herria, Catalunya y Galiza.
Gran parte de la producción y trabajo de José Ignacio Lacasta-Zabalza
se ha dirigido hacia la defensa y promoción de los derechos humanos o
fundamentales desde una perspectiva netamente garantista y crítica de los
estados de excepción o emergencia como excusa para cercenar las libertades. De
lo que dan fe sus intervenciones periódicas en revistas como Jueces para la
Democracia, Derechos y Libertades, Sistema o Anuario de Filosofía del Derecho.
Esta trayectoria sostenida puede contrastarse desde sus primeras
investigaciones sobre los derechos del detenido en los años ochenta hasta su
último artículo titulado La excepción como regla, editado en el año 2006 por la
Universidad de la Rioja en un volumen colectivo sobre la tensión entre libertad
y seguridad coordinado por María José Bernuz y Ana Isabel Pérez. Idéntica actitud es la que le ha
llevado a criticar la Ley de Partidos, la violencia terrorista o la injusta
política de dispersión de las personas presas; a puntualizar sobre la amnistía
y posibles excarcelaciones de ETA o a denunciar los abusos en materia de
extranjería por parte de los poderes públicos en el Diario de Noticias de
Navarra, periódico en el que habitualmente colabora.
Ha dedicado no pocos esfuerzos a difundir la cultura portuguesa de la que es un
estudioso. Así, ha sido Secretario de la (Fundación con sede en la Universidad
Carlos III de Madrid).
En Euskal Herria, fue
miembro del consejo de la revista Hermes, con la cual ha colaborado; ha
trabajado también para la revista Eleria; es miembro
de la Sociedad de Estudios Vascos y socio de la sociedad Beterri
de Tudela, ciudad de la que es vecino en la actualidad. Desde el año 2000,
participa habitualmente en el programa de Radio Euskadi. También ha escrito
muchos años y veces en la acreditada revista Hika.
Cazarabet conversa con José Ignacio Lacasta Zabalza:
Desde Cazarabet ,
desde el Conversa con , apartado en el que nos ponemos en contacto con autores
a los que entrevistamos para poneros como “más cercanos” a ciertos libros nos
hemos acercado a José Ignacio Lacasta Zabalza para formularle
una serie de preguntas, siempre realizadas con la mayor naturalidad…Nuestro
interlocutor , muy amable y pacientemente, nos ha contestado con unas
reflexiones que, nosotros, las expondremos debajo de las preguntas. No es el
formato que utilizamos frecuentemente, pero, dadas las circunstancias y para no
liar más al lector con cambio de formato, ahí va, primero les facilitamos las
preguntas:
Las cuestiones:
-José Ignacio para hablar del concepto de Memoria Histórica,
hay que tener bien claro, supongo, cómo se ha escrito la historia, los hechos
históricos y cómo se ha interpretado la historia .¿Qué
piensas?
-¿Debería ser la Memoria Histórica, una asignatura o un
concepto a considerar a parte de la propia historia…?
-Pero es difícil encontrar que quien la escriba y la
explique, me refiero a la historia, sea objetivo, plenamente objetivo, me da
que la “objetividad plena” no existe…solo hace falta mirar muchos libros de
texto. La historia, querido amigo, la escriben los vencedores…siempre hay
alguien que te dirá que ciertos hechos o no están bien reflejados, o están
manipulados…
-Recuerdo algunas clases de historia casi como a modo de
dogma, los hechos históricos son hechos históricos, sí, pero luego deberíamos
entrar a enseñar historia: hablando, comentando, debatiendo. Es que la historia
es algo más que datos y cronología).¿Qué nos puedes
comentar?
-¿Por qué la memoria histórica depende tanto de los
políticos o mejor dicho de los gestores e instituciones…es que no hay una
política pública de la memoria? Me da que deberían haber programas que dejasen
hacer a los estudiosos, investigadores, historiadores que bastante tienen
cuando, supongo, se encuentran con sus ideas y con la interacción con lo que van encontrando en el baúl de los
hechos…
-Luego, nos encontramos con fenómenos que son un “atraco a
la historia” de los muchos que hay: el negacionismo
ante hechos tangibles, muchos de los cuales, la mayoría, impregnados de
dramatismo como puede ser el genocidio armenio por parte de los turcos a
principios del XX, algunos todavía niegan el Holocausto o parte del Holocausto…
-Pero otra vuelta de tuerca viene cuando se quiere sacar
crédito de estos dramas históricos que, a la vez, otros niegan…aquí nos
encontramos, otra vez, en cómo y de qué manera se lee y se trata, por ejemplo
al Holocausto judío…
-Mira, José Ignacio,
para este pasado 12 de Octubre se levantó mucho debate (para mí todo o
casi todo debate es positivo ) sobre la
idoneidad o no de celebrar la Fiesta Nacional Española en torno a esta fecha
que simboliza para unos el día en que empezó el expolio de un continente, el
exterminio indígena y de muchas culturas que allí ya convivían..¿Qué piensas?
-Y es que, además, tampoco se puede celebrar un
descubrimiento que no existe…se descubre algo cuando es para todos inexistente,
pero América era ya presente con una fuerza sin igual…
Las
reflexiones en torno a las cuestiones anteriores:
1.- Definición de Memoria Histórica. Ese concepto no
es sino una manera de hacer historia. Es historia en puridad puesto que habla
del pasado. Lo que ocurre es que tiene una carga ética muy fuerte, pues no
admite la impunidad y prioriza los derechos de las víctimas al recuerdo, a la
justicia y a la reparación. Es también una corriente historiográfica de
carácter mundial, que surge con fuerza a raíz del Holocausto y la Segunda
Guerra Mundial.
Como lo expongo en
mi libro La memoria histórica de Editorial Pamiela,
esta actitud, como lo analiza Tzvetan Todorov, tiene como fuentes diversos monumentos a la
barbarie conocida en todo el planeta: a) la conquista de América b) la
esclavitud (de manera primordial el tráfico de esclavos negros de África a
América) c) el nazismo, con el Holocausto y los campos de exterminio no sólo
para judíos. También añade Todorov, que es búlgaro de
origen, la política aniquiladora de Stalin y los campos de concentración
soviéticos.
Pero, si nos
fijamos bien: la conquista de América en el siglo XVI y la destrucción de la
población amerindia, el tráfico de esclavos negros (hasta 1886 cuando el Reino
de España abolió de manera muy tardía la esclavitud), y el nazismo (pues sin
Hitler Franco no hubiera ganado la guerra de 1936), tienen una relación
directísima con el Estado de España, su Corona y su Iglesia. Esta última se
pronunció en contra durante el siglo XIX de la abolición de la esclavitud en
Cuba.
Claro que hacer
hincapié en los tres aspectos nos lleva a una visión de la Historia que no es
la que se enseña de manera oficial, pues aquí aparecen, y en primer plano, las
víctimas.
2.- Objetividad, políticas públicas, negacionismo,
etcétera. A nadie de los que han reconstruido los crímenes, víctimas y
verdugos, ante la Comisión de la Verdad de Sudáfrica, le han dicho que lo suyo
es “subjetivo”. La Verdad se ha dado a conocer a través de los testimonios de
víctimas y verdugos, debidamente cruzados, y ese es un camino para resolver los
conflictos y para dar cohesión interna a una sociedad (lo que era una de las
lúcidas obsesiones de Nelson Mandela). España no ha castigado los crímenes del
franquismo, y los ha dejado impunes, pero tampoco ha adoptado esa vía a la
sudafricana para que se reconstruya la Verdad. La consecuencia es terrible. Al perdonar todos los crímenes de lesa humanidad la Amnistía
española de 1977 ha cegado las dos vías hacia el pasado y ha creado un caldo de
cultivo entre la clase política para que se piense que, si se han amnistiado
asesinatos y torturas, ¿por qué no absolver un delito económico, un fraude
fiscal que, al fin y al cabo, no mata a nadie? En España un delito económico
siempre será algo leve por comparación con lo hecho en el franquismo.
Rectificar todo
esto exigiría políticas públicas de la memoria y otro tipo de enseñanza de la
Historia, que añadiera, por ejemplo, el capítulo de la trata de negros en el
que el Reino de España tuvo arte y parte durante cuatro siglos como uno de los
principales beneficiados. Haced la prueba y preguntad, los que damos clase lo
sabemos bien, a ver si los estudiantes saben el nombre de algún abolicionista
español de la esclavitud. Ya veréis lo que pasa.
Y ya que preguntáis
sobre el negacionismo: en España lo hay a grandes
dosis sobre la dictadura de Franco. Mayor Oreja no hubiera dicho que ese
régimen era “amable” si no se hubiera sabido acompañado por una buena parte de
la población. El “Franco también hizo cosas buenas”, que todos hemos escuchado
en alguna ocasión, nos habla de una sociedad civil bastante incivil, compuesta
por aquellas personas que no piensan en los Derechos Humanos cuando hablan
positivamente de Franco, sino en el primer coche o lavadora que poseyeron
(comprados con su trabajo a lomo caliente, por cierto).
3.- El 12 de octubre. Habría que cambiar esa fecha de
resonancias nacionalcatólicas. Pero habría que buscar
otras en las que confluyeran los países iberoamericanos y el nuestro. Tenemos
mucho en común, más allá de conceptos inconvenientes como el de Madre Patria
(que por cierto usan no pocos latinoamericanos). El exterminio indígena, que sí
se estudia en mi libro, es de responsabilidad española (la Corona y la
Iglesia), pero también lo son las Leyes de Indias, la protección de los indios,
etcétera. No estoy de acuerdo con esa simpleza que usaba Chávez, y que aquí se
ha copiado, que dice que España nunca descubrió América. Si el mundo, y
si no repásese a los historiadores anglosajones y franceses, conoce algo del
estatus precolombino es por los escritos de Fray Bernardino de Sahagún, Fray
Toribio de Motolínea, Bernal Díez del Castillo, los
muchos jesuitas que administraron los resguardos y a los que debe Paraguay que
el guaraní sea una lengua oficial, etcétera. Y si hablamos de Venezuela (en mi
libro se estudia esto), hay que dar cuenta también de asturianos, vascos,
canarios, andaluces, gallegos, de varias generaciones, que con su trabajo
levantaron aquella sociedad y son hoy personas venezolanas.
En resumen: ni leyenda negra ni Madre Patria. Pueblos Hermanos como quiso el
mismísimo Simón Bolívar al referirse a los españoles. Eso requiere otra fecha
que el 12 de octubre.
21693
La memoria histórica. José Ignacio Lacasta-Zabalza
128 páginas
9,90 euros
Pamiela
El escritor Tzvetan
Todorov ha fijado los principales problemas de la
memoria histórica en el mundo, que coinciden, entre otros, con varios
monumentos a la barbarie humana: a) la conquista de América en el siglo XVI y
sus terribles consecuencias para los pueblos indígenas, b) la esclavitud y la
trata de esclavos negros de origen africano durante casi cuatro siglos y c) el
Holocausto nazi y los campos nacionalsocialistas de concentración y exterminio
de seres humanos durante el régimen de Hitler.
José Ignacio Lacasta ha estudiado estas tres
dimensiones de la memoria histórica que están, además, las tres relacionadas de
manera muy directa con el Reino de España y su pasado. El libro también trata
de la actitud negativa ante la memoria histórica de los poderes públicos
españoles y de la Conferencia Episcopal, a pesar de los requerimientos de la
ONU y otros organismos internacionales. Hostilidad hacia la memoria que
presenta el caso español como una verdadera anomalía internacional.
José Ignacio Lacasta‑Zabalza
(Iruña/Pamplona, 1946)
Es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Zaragoza, en cuya
Facultad de Derecho imparte la docencia desde 1971. Ha participado con
conferencias y numerosas actividades docentes en el extranjero, en particular
en Portugal, Argentina, México y Colombia. Como investigador, tiene reconocidos
positivamente cuatro sexenios o tramos por parte de la Agencia Nacional de
Evaluación. Entre sus libros publicados destacan Hegel en España (1984), que es
su tesis doctoral editada por el Centro de Estudios Constitucionales; su obra
Cultura y gramática del Leviatán portugués que fue Finalista del Premio
Nacional de Literatura (Ensayo) de 1988; y Georges Sorel en su tiempo, que fue
publicado por editorial Talasa en 1994. Editorial Pamiela de Iruña publicó en 1999 su libro España uniforme,
que se reeditó y puso al día en gallego por Edicións Laiovento de Santiago de Compostela; obra que
significa la actitud crítica del autor –expresada en numerosos artículos- hacia
el nacionalismo español excluyente y antipluralista
de las últimas décadas y la defensa del pluralismo cultural y político
encarnado en las tradiciones republicanas (Pi i Margall,
Azaña y Castelao) junto a los derechos nacionales de Euskal Herria, Catalunya y Galiza.
Gran parte de la producción y trabajo de José Ignacio Lacasta-Zabalza
se ha dirigido hacia la defensa y promoción de los derechos humanos o
fundamentales desde una perspectiva netamente garantista y crítica de los
estados de excepción o emergencia como excusa para cercenar las libertades. De
lo que dan fe sus intervenciones periódicas en revistas como Jueces para la
Democracia, Derechos y Libertades, Sistema o Anuario de Filosofía del Derecho.
Esta trayectoria sostenida puede contrastarse desde sus primeras
investigaciones sobre los derechos del detenido en los años ochenta hasta su
último artículo titulado La excepción como regla, editado en el año 2006 por la
Universidad de la Rioja en un volumen colectivo sobre la tensión entre libertad
y seguridad coordinado por María José Bernuz y Ana Isabel Pérez. Idéntica actitud es la que le ha
llevado a criticar la Ley de Partidos, la violencia terrorista o la injusta
política de dispersión de las personas presas; a puntualizar sobre la amnistía
y posibles excarcelaciones de ETA o a denunciar los abusos en materia de
extranjería por parte de los poderes públicos en el Diario de Noticias de
Navarra, periódico en el que habitualmente colabora.
Ha dedicado no pocos esfuerzos a difundir la cultura portuguesa de la que es un
estudioso. Así, ha sido Secretario de la (Fundación con sede en la Universidad
Carlos III de Madrid).
En Euskal Herria, fue
miembro del consejo de la revista Hermes, con la cual ha colaborado; ha
trabajado también para la revista Eleria; es miembro
de la Sociedad de Estudios Vascos y socio de la sociedad Beterri
de Tudela, ciudad de la que es vecino en la actualidad. Desde el año 2000,
participa habitualmente en el programa de Radio Euskadi. También ha escrito
muchos años y veces en la acreditada revista Hika.
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