La Librería de El Sueño Igualitario

corresponsales-portada-baja.jpgCazarabet conversa con...   Daniel Arasa, autor de “De Hemingway a Barzini. Corresponsales extranjeros en la Guerra Civil” (Stella Maris)

 

 

 

 

Un libro que se adentra en “la tribu de los que cubrieron la guerra española” para los medios extranjeros….desde la pluma de Daniel Arasa para la editorial Stella Maris.

Uno de los mejores libros de los últimos tiempos sobre corresponsales de guerra desde la mirada de un historiador veterano, Daniel Arasa, experto también, como periodista, en saber qué trataba y cómo lo trataba…

En este conflicto se dieron cita firmas, de excelente factura más allá del periodismo…eran auténticos “monstruos de la literatura” como Hemingway, Dos Passos, Orwell…que aprendieron cómo afrontar una guerra inminente que ya se estaba gestando en el corazón de Europa.

Si te agrada saber de cómo se hacía periodismo ,de qué manera, así como saber de la historia del periodismo, estás ante un libro imprescindible por el que te  encontrarás con un episodio tan importante como imprescindible de esta profesión que consistía, como consiste, en “contar historias” y en “saber cómo contarlas”…

Os adjuntamos la introducción del libro:

Introducción

1936: España centra la atención del mundo

La guerra civil española concentró en la piel de toro muchos de los más destacados periodistas de todo el mundo. No era una guerra civil más. España había sido una gran potencia en el siglo XVI pero desde entonces llevaba varios siglos en declive y pesaba muy poco en el escenario internacional, por lo que de tratarse solo de un enfrentamiento interno no hubiera suscitado un tan alto interés. Esta guerra era también una revolución en el territorio republicano y en la península Ibérica se libraba una guerra abierta entre las ideologías enfrentadas a nivel mundial en aquel momento. Por ello despertó de inmediato un sentimiento a favor de uno u otro de los contendientes. Quizás ninguna otra guerra de los tiempos modernos ha levantado tantas pasiones, tantas visiones parciales. Para unos era «cruzada» o «guerra santa», para otros la consecución del «paraíso proletario», la revolución que daba el vuelco a una historia milenaria con no pocas injusticias. Por ello un gran número de escritores, intelectuales y periodistas se trasladaron a España y ejercieron como corresponsales en los dos bandos. Un número mayor, ciertamente, en el bando republicano.

La mayoría de los historiadores estadounidenses coinciden en que, hasta 1936, ningún asunto del extranjero había impactado tanto a la opinión pública del país como la guerra civil española, y, por ello mismo, un alto porcentaje de los creadores de opinión pública y de intelectuales y artistas querían presionar a la Casa Blanca y al Congreso para que el país no adoptara una actitud neutral ante el conflicto y ayudara a la República.

Al mismo tiempo hay que poner en evidencia que los años treinta del siglo xx constituyeron un período de fuerte idealismo, de forma que una parte importante de los ciudadanos sentían ilusión por causas que entendían nobles y estaban dispuestos a sacrificarse por ellas. A pesar de todas las crueldades, torpezas, asesinatos, errores, mentiras… que afloraron y se han conocido. En este marco idealista hay que situar la llegada de miles de brigadistas internacionales en apoyo de la República y del alistamiento de miles de voluntarios en el bando franquista. Y, también, de la llegada a España de muchos corresponsales. Por el país circularon reporteros, fotoperiodistas, equipos de noticiarios cinematográficos, a quienes los responsables de propaganda de los dos bandos se encargaron de censurar, instrumentalizar, redirigir.

Muy pocos corresponsales intentaron ser neutrales, buscar la imparcialidad, acercarse a la objetividad al narrar los hechos. El eterno debate periodístico entre objetividad y vinculación y compromiso se agudiza en las guerras, y más en las de este tipo. La guerra civil española fue el paradigma, la apoteosis, de la no-objetividad en el campo informativo. Es difícil encontrar corresponsales de los que pueda decirse que intentaron ser imparciales.

George Orwell escribió lo siguiente:

Recuerdo haberle dicho a Arthur Koestler en algún momento: «La historia se detuvo en 1936» y él asintió con la cabeza de inmediato. Ambos estábamos pensando en los totalitarismos en general pero especialmente en la guerra civil española. Hacía ya tiempo que había visto que los periódicos nunca dan las noticias de forma objetiva pero fue tras la guerra civil en España cuando caí en la cuenta, por primera vez, de que los reportajes periodísticos no guardaban relación alguna con aquella realidad…

[…] (Pude) leer reportajes sobre batallas inexistentes y comprobar silencios bochornosos ante enfrentamientos donde habían muerto cientos de hombres. (Pude) ver cómo a algunos soldados que habían luchado con bravura se les tachaba de cobardes y traidores, y cómo a otros que no habían disparado un solo tiro se les elevaba a la categoría de héroes en batallas imaginarias (Pude) también comprobar cómo se fabricaban estas mentiras en algunos periódicos londinenses y cómo intelectuales entusiastas fantaseaban con todo tipo de imaginería apasionada sobre hechos que nunca habían existido.

Uno de los más importantes teóricos de las guerras, Carl von Clausewitz, afirmó que «las informaciones que se dan en la guerra son muy a menudo contradictorias, ampliamente mentirosas y casi siempre inciertas»

Aquella afirmación del senador Hiram Warren Johnson, ya clásica en todas las facultades de periodismo de que «la primera víctima de la guerra es la verdad », que es válida para todos los conflictos, lo fue de manera especial en la guerra civil española. Antonella  Vicini dice que esta guerra había sido «una verdadera y propia cuenca fluvial, una especie de punto de no retorno en la historia del periodismo».3 Pero también es indudable que, con todos los defectos, hubo un gran romanticismo en la guerra española, incluidos los corresponsales.

Herbert Southworth, que bastantes años después de la guerra española escribía en The Washington Post y se convirtió en un experto en periodismo y propaganda, escribiría en relación a dichos corresponsales:

La guerra civil española afectó de forma directa solamente a una pequeña parte del globo, pero atrajo hacia España la atención del mundo entero. De hecho, la prensa que cubrió la guerra española fue, tanto en lo que se refiere a los actores como a sus interpretaciones, más variada que la prensa que cubrió la segunda guerra Mundial. Por ello durante la guerra civil el campo abierto a los propagandistas era amplio y diverso.

Los que nos dice la editorial, Stella Maris, sobre el libro:

¿Hubo neutralidad en la cobertura periodística de los corresponsales durante la guerra civil española? La guerra del 36 no solo fue la lucha abierta de las ideologías en ese momento enfrentadas en el mundo, sino la apoteosis de la no objetividad de los corresponsales que se trasladaron a España en pro de un bando u otro.

El autor, Daniel Arasa; un escritor, pero yo diría que antes que nada y sobre todo un periodista:

Daniel Arasa ha sido durante 26 años redactor jefe de Europa Press en Catalunya y ha publicado diversos libros sobre la Guerra Civil Española.

https://ca.wikipedia.org/wiki/Daniel_Arasa_i_Fav%C3%A0

Cazarabet conversa con...   Daniel Arasa, autor de "La batalla de las ondas en la Guerra Civil Española" (Gregal)

http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/arasa.htm

 

El autor:

(Tortosa, 1944) ha publicado más de veinte libros, en su mayoría  de investigación histórica sobre la Guerra Civil Española, los maquis y la participación de catalanes y españoles en la Segunda Guerra Mundial. Entre los más recientes, Maquis, espías y héroes y varios relacionados con la tensión religiosa en la Guerra Civil (Entre la Cruz y la República y Católicos del bando rojo) y la religión en la actualidad (Drets humans i religió a Catalunya y Cristianos entre la persecución y el mobbing).

Es doctor en Humanidades y Ciencias Sociales. Ha sido profesor de Periodismo en las universidades Pompeu Fabra y Abat Oliba CEU a lo largo de dieciséis años y ha ejercido como periodista en diversos medios durante más de cuarenta. De ellos, trabajó durante veintiséis como redactor jefe de la agencia Europa Press de Cataluña. En la actualidad, colabora en La Vanguardia, Barcelona Televisió, COPE, Ràdio Estel, Forum Libertas y L’Ebre.

Casado y padre de siete hijos, ha fundado diversas organizaciones familiares, sociales y culturales. Es presidente de la Plataforma per la Família Catalunya-ONU 2014 y del Grup d’Entitats Catalanes de la Família, y dirige CinemaNet.

Daniel Arasa es periodista y doctor en Humanidades y Ciencias Sociales. Ha sido profesor de Periodismo en las Universidades Pompeu Fabra y Abat Oliba.  Es autor de numerosos libros en castellano y catalán relacionados con la Guerra Civil española, la participación de catalanes y españoles en la Segunda Guerra Mundial, los maquis o el franquismo, entre ellos Años 40: los maquis y el PCE; La invasión de los maquis; Els catalans de Churchill; Los españoles de Churchill; Los españoles de Stalin; 50 històries catalanes de la Segona Guerra Mundial; La guerra secreta del Pirineu; Los españoles en la Guerra del Pacífico; Exiliados y enfrentados. El exilio español en Inglaterra (1936-1945); Maquis, espías y héroes; Por la gracia de Franco;  Entre la cruz y la república o Católicos del bando rojo.

 

 

Cazarabet conversa con Daniel Arasa:

LV_20150421_LV_FOTOS_D_5443.jpgDaniel, ¿qué te ha hecho acercarte con este libro al mundo, muy particular por cierto, a los corresponsales extranjeros en la Guerra de España?

-El origen inmediato está en la tesis doctoral que hice sobre “La información y la propaganda en la batalla del Ebro”. Sobre esta batalla tenía especial interés, por motivos familiares y la proximidad de mi tierra de origen, y trabajé desde hace bastantes años. De otro lado, he seguido a fondo varios temas de la Guerra Civil, como la propia batalla del Ebro, los medios de comunicación en la guerra, y la persecución religiosa. En este último aspecto también los católicos que siguieron a favor del bando republicano.

-¿Qué características comunes tuvieron, que denominador común atesoraron, estos corresponsales extranjeros?

-Entre ellos hay una gran variedad. Desde el profesional que se lo plantea como una tarea informativa hasta el que acude a España impulsado esencialmente por su espíritu y convicciones revolucionarias.  Además, muchos periodistas tuvieron lo que hoy en día denominamos “síndrome de Estocolmo”, identificarse con el bando en que estaban incluso si inicialmente se sentían contrarios a él.

-Dejas ya muy claro en las primeras páginas que no brillaban, por decirlo de alguna manera, por su objetividad, dado que los corresponsales digamos “de izquierdas” se iban a cubrir las noticias en la trinchera que defendía la República, y los “de derechas” se iban del lado de los sublevados, pero de eso a exagerar noticias, magnificar acontecimientos o inventarse cosas… hay un buen trecho. Explícanos por favor…

-Es bien sabido que en las guerras la primera víctima es la verdad. Toda la información se convierte en propaganda. Y en una guerra como la española, una guerra civil, aún más. Pero, además, aunque digas cosas que son verdad si das solo una parte de la realidad y ocultas otra ya estás falsificándola.  Y, si a ello unes que las fuentes de información que tienes claramente manipulan, vas aumentando el error de lo que trasmites. Y si le sumas que muchos de los periodistas eran claros militantes en favor del bando en el que estaban llegas a la conclusión de que la manipulación es importante. Eran suficientes ingredientes de deformación. No hacía falta inventar mucho,

 

arasa-(1).jpg-¿Qué diferencias impone la Guerra de España respecto a otras contiendas en el tratamiento de las noticias que depara la guerra?

-La Guerra Civil española es tan compleja que parece inacabable estudiarla. No fue una guerra civil más, sino que en ella se mezclaban, constituyendo un mix muy complicado, aspectos sociales, políticos, religiosos y territoriales. Súmenle a ello tensiones ancestrales, injusticias históricas y, a menudo, rencores y enfrentamientos personales. Era a la vez una guerra, una revolución, y una o varias contrarrevoluciones. Además de los complicados aspectos internos españoles se libraba una lucha entre las ideologías enfrentadas a nivel mundial en aquel momento.

Hay que tener cuenta también que las guerras civiles dejan heridas más profundas que las que se producen en conflictos entre países diferentes.

-Fueron tiempos de dar un paso adelante por parte de los corresponsales que competían entre ellos por una entrevista, un primer plano, en el mejor lugar de la vanguardia en la trinchera.

-En realidad, los periodistas casi en ningún momento estuvieron en las trincheras. En el libro se destina una gran parte a la batalla del Ebro y la actuación de los corresponsales en ella. Los del bando republicano informaban desde Barcelona, residiendo el hotel Majestic. No tenían más información que la que les “vendían” los responsables republicanos.

Tampoco los del bando nacional estaban en las trincheras. En el caso del Ebro una parte estaban en Zaragoza. Otros, sí, más cercanos al frente, pero tampoco en primera línea. Estaban cerca de los puestos de mando en Gandesa, el Coll del Moro, Caspe o Alcañiz. Tampoco estaban en el frente, pero sí más cerca de él.

-Por ejemplo, Hemingway llevó algunas de estas consideraciones a un plano como superior… Era una persona, a mi parecer, con grandes inseguridades, tímido y que para “salvar” todo esto se exponía en exceso, se exhibía, sobreactuaba, iba más allá de lo asumible y requería como más dosis de adrenalina… En resumidas cuentas, que caía en uno de los errores principales en los que se cae aún hoy, que el periodista quiere y se convierte más en noticia que la propia noticia. Coméntenos…

-Haces una auténtica disección psicológica del personaje. Como el lector podrá ver en el libro, el amplio capítulo dedicado a Hemingway se titula “El controvertido y mitificado Hemingway pasó dos períodos en el Ebro”. Evidentemente Hemingway es una figura que levanta pasiones tanto a favor como en contra, y es muy interesante lo que planteas. Era una persona ansiosa de protagonismo, también es verdad, como hoy en día no pocos periodistas., sobre todo en el mundo audiovisual. Hemingway fue un saco grande de virtudes y de defectos. Pero no podemos olvidar que corrió riesgos, se acercó al frente y por su labor despertó mucho interés por la guerra de España en los Estados Unidos.

b_RMD3206.jpg-Claramente John Dos Passos era su antítesis, tanto que vinieron siendo amigos para la realización de un film documental. Entre otras muchas cosas el “affaire Robles” les alejó hasta la enemistad.

-Aunque aparece en el libro su conflicto con Hemingway, no he estudiado a fondo la figura de John Dos Passos. Lo que sí es claro es que Hemingway cedió tanto ante los comunistas que justificaba todo lo que estos hacían. Los agentes comunistas secuestraron y eliminaron a Robles, amigo de John Dos Passos. Por ello éste se enemistó con Hemingway. Dos Passos actuó de forma adecuada.

-¿Cómo definirías en esta contienda el papel de esta especie de ‘sub tribu’ dentro de la ‘tribu’ de corresponsales de guerra de los fotoperiodistas…? Desde mi humilde punto de vista creo que es en esta contienda cuando se produce un antes y un después…

-Tienes toda la razón. Al igual que fue la primera guerra de la historia en que la radio tiene un papel fundamental en la propaganda, también es la primera en que el fotoperiodismo bélico tiene importancia.

Acuden a España una serie de importantísimos fotoperiodistas, como Robert Capa, David Seymour, Henri Cartier-Bresson, Gerda Taro y muchos más, aparte de los propios españoles.

Además de la audacia de los fotorreporteros tener en cuenta dos aspectos técnicos fundamentales: hacía poco se había diseñado y producido la máquina de fotos “Leica”, muy buena, que sería la que utilizarían todos ellos. Y también, en 1935, la invención de la telefoto, que permitía la transmisión de las fotos a distancia.

No quiero apartarme del tema, pero también te diré que muchas fotos de la guerra que hemos dado como auténticas en realidad eran montajes, recreaciones a posteriori.

-¿Qué lecciones, en lo positivo, crees que sacó al final de esta contienda el oficio de corresponsal de guerra (con ello incluyo a los fotoperiodistas y a los escritores  que escribieron de esta contienda visitándonos)?

-Las lecciones son muchas. En primer lugar, por defecto, es aprender que nunca hay buen periodismo de información sin un intento y compromiso a fondo de imparcialidad.

Se aprendió cómo trabajar en conflictos. Mejorar las técnicas de comunicación, envío de fotos, trabajo en equipo de los periodistas, aprender formas de saltarse la censura o buscar caminos alternativos para obtener información. Pocos recurrieron a todo ello, pero al menos algunos se dieron cuenta que había que intentar buscar otras fórmulas que fueran más allá de reproducir el parte oficial.

-¿Cómo actuaron las agencias que por aquel entonces ya eran parte importantísima en el universo periodístico?

-El papel de las agencias fue fundamental. Con el inconveniente del “silencio”, en el sentido de que el periodista del periódico “firma” y el de agencia no. Muchas veces las noticias de agencia son la base de toda la información pero nadie cita el origen, ni siquiera el nombre de la agencia.

Daniel-Arasa-Carles-Cardo-Memorial-Joaquim_TINIMA20121212_0699_5.jpgEn el caso de la guerra de España le citaré solo dos ejemplos. La prensa francesa fue la que más información dio del conflicto español de todo el mundo occidental democrático. Más que Gran Bretaña o los Estados Unidos. Sin embargo, los periódicos franceses destacaron pocos corresponsales y casi toda la información publicada fue de la Agencia Havas, la predecesora de la actual Agence France Press.

Y, otro ejemplo, el bombardeo de Guernica por los aviones alemanes aparece en todas partes como difundido a nivel mundial por el periodista George Steer, de “The Times”. Y lo dio, es cierto. Pero iba junto con otro periodista, Christopher Holme, de la agencia “Reuters”. Los dos dieron la misma información y la de Holme se publicó entera o parcialmente en muchos más medios. Pero resulta que todos reconocen a Steer y nadie a Home. Por la simple razón de que éste último no firmaba,

-Daniel, ¿qué se dejó por el camino el periodismo y su práctica en esta contienda? ¿Y qué se ganó?

-Dejó por el camino la imparcialidad. Si se ha aprendido la lección por parte de otros periodistas de la posteridad, ya es una gran ganancia.

-Los corresponsales extranjeros, ¿en qué se diferenciaban de los de aquí en el tratamiento de la noticia, en el enfoque, en la manera de acercarse a la misma, en la manera de contarla...?

-Es evidente que siendo tantos los corresponsales no se puede establecer al ciento por ciento una norma  general. Pero sí afirmo que, desgraciadamente, en conjunto los corresponsales extranjeros no se diferenciaron gran cosa de los españoles. Estos adoptaban y defendían la línea del bando en que estaban, pero puede considerarse normal. Sin embargo, la mayoría de los extranjeros hacían exactamente lo mismo. A ellos se les podía exigir más en este aspecto. También es cierto que la mayor parte de periódicos extranjeros tomaron partido en favor de uno u otro contendiente.

image.jpg-¿Cómo y de qué manera se acercaron los corresponsales extranjeros a unidades extranjeras, por ejemplo tropas del ejército italiano y del alemán que vinieron a ayudar a los sublevados, con Franco a la cabeza? ¿Y las Brigadas Internacionales? ¿Cuáles fueron más accesibles?

-Parte de los corresponsales extranjeros venían para informar de manera especial de las tropas de su país. El caso más definido es el de los italianos. Buena parte de ellos iban “incrustados” –ahora se llama “embebed”- en las unidades militares italianas. No fue así en el caso de los alemanes, que no informaban de la actuación de la Legión Cóndor. En el bando republicano hubo una priorización grande de la información sobre las Brigadas Internacionales. Así, por ejemplo, no había corresponsal que no entrevistara a brigadistas de su país, para la prensa respectiva.

En conjunto, hay una mayor accesibilidad de los corresponsales a las autoridades republicanas que en el bando franquista, pero tampoco hay que pensar que les dieran mejor información, al contrario. Como este bando perdía, “mentían” a tope.

-¿Cómo ha sido el proceso de documentación, amigo Arasa, para la realización de este libro, porque me da que ha sido apasionante…? ¿Y la metodología de trabajo?

-La base del libro está en una tesis doctoral muy extensa que hice sobre “La información y la propaganda en la batalla del Ebro”.  Entre las fuentes estaban diversos archivos españoles y extranjeros y algunos testimonios personales, pero el núcleo básico han sido las hemerotecas. Revisar miles de ejemplares de periódicos publicados a lo largo de los casi cuatro meses que duró aquella batalla, más los de las etapas inmediatamente anterior y posterior.

Sobre los corresponsales lo más importante ha sido buscar y analizar sus crónicas, sumado a referencias sobre su actividad y vida personal y profesional.

-Conociéndote como te conozco te preguntaría ¿qué tienes en mente? Y si nos puedes poner sobre la pista de algún trabajo en el que estés sumergido.

-Eres perspicaz y sabes por dónde van los tiros. Te anticipo un nuevo libro, porque ya está hecho y saldrá dentro de unos meses: de la misma forma que el libro “De Hemingway a Barzini (Corresponsales extranjeros en la Guerra Civil)” está dedicado a los corresponsales extranjeros en aquella batalla, el nuevo libro será la explicación que daba la prensa española. Evidentemente, expuesto de forma más detallada que la extranjera, periódico por periódico.

 

 

 

corresponsales-portada-baja.jpg22869
De Hemingway a Barzini. Corresponsales extranjeros en la Guerra Civil. Daniel Arasa
413 páginas       14 x 22 cms.
19,00 euros
Stella Maris



Año 1936. España se convierte, durante un tiempo, en el campo de batalla de las ideologías que marcaron el s.XX. Centenares de corresponsales de guerra siguieron los pasos de uno u otro bando; reporteros, fotoperiodistas y escritores que arriesgaron su vida para contar lo que estaba sucediendo en la Guerra Civil Española. Fue un periodismo de bandos. Uno contaba lo que veía bajo el
prisma de la facción que luchaba por los ideales en los que creía el medio para el que trabajaba. Las fronteras entre el periodismo y la propaganda se hicieron cada vez más difusas. Poco tenía que ver la crónica de un hecho que aparecía en el conservador The Times británico, con la del New Yorker. Fueron pocos los que no se dejaron llevar por un periodismo tendencioso y distorsionador.
Esa Guerra Civil, que de algún modo también se libró entre los periodistas internacionales que cubrieron el conflicto, es la que nos cuenta, en esta obra ampliamente documentada, el periodista y escritor Daniel Arasa. El autor nos hace un recorrido por las publicaciones que siguieron funcionando Por sus páginas desfilan primeras espadas de las letras, como Ernest Hemingway, John Dos Passos, André Malraux, George Orwell o Luigi Il grande Barzini. El mítico Robert Capa con su Leica a cuestas y la malograda Gerda Taro, que falleció al año de iniciarse la Guerra Civil.

El libro analiza, de forma exhaustiva, la labor profesional de los corresponsales que pisaron suelo español para cubrir el conflicto. De cómo los dos bandos, preocupados por la imagen internacional de su lucha, se esforzaron para atraer a los plumillas y los fotoperiodistas con la finalidad de que contaran la guerra desde su particular óptica.


Daniel Arasa (Tortosa 1944), periodista, doctor en Humanidades y Ciencias Sociales, ha publicado veinticinco libros, en su mayoría sobre la Guerra Civil Española, la participación de los españoles en la Segunda Guerra Mundial y el franquismo. Además, su tesis doctoral versó sobre La información y la propaganda en la batalla del Ebro. Varios de sus libros más recientes se centran en la tensión religiosa durante la Guerra Civil (Entre la Cruz y la República; Católicos del bando rojo). Fue profesor de Periodismo en las Universidades Pompeu Fabra y Abat Oliba CEU hasta su jubilación. Durante más de cuarenta años ha ejercido el Periodismo, veintiséis de ellos como Redactor Jefe de la agencia Europa Press de Catalunya y fue enviado especial a numerosos países de todo el mundo. En la actualidad colabora en La Vanguardia, COPE, Ràdio Estel, Forum Libertas y L’Ebre, además de participar esporádicamente en programas de radio y televisión. Muy comprometido en el campo social, familiar y cultural, ha fundado diversas organizaciones que trabajan en el ámbito público, como el Grup d’Entitats Catalanes de la Família, la Plataforma per la Família Catalunya-ONU o CinemaNet, o tribunas de debate como “Barcelona debat familiar”. Ha dirigido congresos de cine y educación, erigido el Monumento a la Familia, a la vez que ha promovido centenares de actividades en las líneas de defensa de la familia, de la vida y de la educación.

 

_____________________________________________________________________

LA LIBRERÍA DE CAZARABET - CASA SORO (Turismo cultural)

c/ Santa Lucía, 53

44564 - Mas de las Matas (Teruel)

Tlfs. 978849970 - 686110069

http://www.cazarabet.com/lalibreria

http://www.cazarabet.com

libreria@cazarabet.com